Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
 

231

Cf. «Canto personal. Carta perdida a Pablo Neruda (Fragmentos)», en Leopoldo Panero, Antología, Barcelona, Plaza & Janés, 1973, págs. 107-120. Selección, prólogo y notas de Juan Luis Panero. (N. del A.)

 

232

Antonio Colinas: «Entrevista con Pablo Neruda», en Revista de Occidente, núm. 111, abril-junio de 1972, págs. 255-266; aquí págs. 261-262. (N. del A.)

 

233

Cfr. la edición facsímil de Espadaña, León, Espadaña Editorial, 1978, págs. 637-639. (N. del A.)

 

234

Sobre la autoría de Pueblo cautivo, cfr. mi trabajo «Observaciones en torno a la poesía de posguerra. Conversación con Eugenio de Nora», en Ínsula, núm. 407, octubre de 1980, págs. 3-4. De Pueblo cautivo existe una edición accesible en Ediciones Peralta, Madrid, 1978, con prólogo de Fanny Rubio. (N. del A.)

 

235

Sobre la presencia de la poesía de Neruda en la poesía española de posguerra, cfr. Charles David Ley: «Influencia de Pablo Neruda y de otros poetas hispanoamericanos en la moderna poesía de España», en Carlos H. Magis (ed.), Actas del tercer congreso internacional de hispanistas, México, El Colegio de México, 1970, págs. 543-552. (N. del A.)

 

236

Hernán Loyola, Ser y morir en Pablo Neruda 1918-1945, Santiago de Chile, Editoria Santiago, 1967, pág. 171. (N. del A.)

 

237

Recordemos que en Amor América (1400), el primer poema de Canto general, la quinta estrofa empieza con el verso: «Yo estoy aquí para cantar la historia» (I, pág. 319). En el ensayo «Algunas reflexiones improvisadas sobre mis trabajos», Neruda recurre incluso al lexema cronista: «Aunque muchas técnicas, desde las antiguas del clasicismo, hasta los versos populares, fueron empleadas por mí en este Canto, quiero algunas palabras sobre uno de mis propósitos. Se trata del prosaísmo que muchos me reprochan como si tal procedimiento manchara o empañara esta obra. Este prosaísmo está íntimamente ligado a mi concepto de CRÓNICA. El poeta debe ser, parcialmente, el CRONISTA de su época. La crónica no debe ser quintaesenciada, ni refinada, ni cultivista. Debe ser pedregosa, polvorienta, lluviosa y cotidiana. Debe tener la huella miserable de los días inútiles y las execraciones y lamentaciones del hombre» (II, pág. 1120). (N. del A.)

 

238

«Que sepan los que te mataron que pagarán con sangre./ Que sepan los que te dieron tormento que me verán un día. / Que sepan los malditos que hoy incluyen tu nombre / en sus libros, los Dámasos, los Gerardos, los hijos / de perra, silenciosos cómplices del verdugo, / que no será borrado tu martirio, y tu muerte / caerá sobre toda su luna de cobardes. / Y a los que te negaron en su laurel podrido, / en tierra americana, el espacio que cubres [...]». Libro XII (Los ríos del canto), I, pág. 635. Cito siempre por la edición indicada en la nota 2. El lector recordará probablemente que las acusaciones de Panero y otros escritores y poetas españoles arriba aludidas tienen su origen principalmente en el Libro III de Canto general y en este poema a Miguel Hernández. En otro poema sobre Miguel Hernández, titulado «El pastor perdido», de Las uvas y el viento (1954), topamos con este pasaje referido a José María de Cossío: «Todos sabían, / en las cárceles, / mientras los carceleros / cenaban con Cossío, / tu nombre. / Era un fulgor mojado / por las lágrimas / tu voz de miel salvaje» (I, pág. 784). (N. del A.)

 

239

I, pág. 702. (N. del A.)

 

240

Las uvas y el viento, I, pp. 775-776. (N. del A.)