La antigua costumbre de los mareantes santanderinos de celebrar la
Buena Gloria acabó a fines del siglo XIX, desterrada por el progreso y
perseguida por los anatemas de los moralistas. La costumbre se conoce por haber
llegado hasta nosotros un
Entremés de la Buena Gloria escrito y
representado a fines del XVIII. Sin embargo, esta obra ni se ha impreso ni se
ha difundido quizá por haberse juzgado de carácter popular e
infraliterario, y probablemente también por el escaso aprecio que
mostraron Amós de Escalante y Pereda, los primeros que se refirieron a
ella.
Como curiosidad, y para probar la antigüedad de tal
costumbre, incluía un pasaje del
Entremés de la Buena Gloria,
«manuscrito rancio y ahumado» de autor anónimo. La obra se
dio en Santander el 30 de Agosto de 1783, el día de los Santos
Mártires363.
Pocos años más tarde, en 1873, publicó
Amós de Escalante el artículo de costumbres «La
montañesa», en el que se refería a este mismo sainete y
daba varios fragmentos, aunque sin mencionar a Pereda364. El texto que vio Escalante, también
manuscrito, se titulaba
Las buenas glorias de Baco y en la portada
decía que se representó en marzo de 1783, con ocasión de
los Carnavales. Daba como autor a don Pedro García Diego, «oficial
mayor y vista de la real aduana» de Santander. A juzgar por los
fragmentos que han llegado hasta nosotros de ambos manuscritos, las variantes
son de menor cuantía365.
Debió de ser obra muy popular en su tiempo y que se
pondría en escena en época de fiestas como lo indican las
representaciones en los Carnavales, y en el día de los Mártires,
abogados de la gente marinera. También parece que circuló mucho
en forma manuscrita pues Pereda se refiere a un texto, con prólogo del
autor y a «otras copias, que yo no he visto, del mismo
entremés»366. Amós de Escalante usó de otra
versión, prologada también, y en la Biblioteca Menéndez
Pelayo de Santander, Sección de Fondos Modernos, en la Colección
Pedraja, se conservan otras dos bajo las signaturas MS1221 y MS43367.
Respecto a su antigüedad, Antón, uno de los personajes
del entremés, da por muy sabido que la Buena Gloria venía desde
sus tatarabuelos, y Justo, otro personaje, aseguraba que tuvo su origen en las
Saturnales.
En los primeros tiempos de la Iglesia y en días de fiesta
tenían lugar unos ágapes llamados caridades que compartían
pobres y ricos. Con el tiempo, estos convites se celebraron tan sólo en
los funerales y Lasaga Larreta añade que la costumbre perduraba en su
tiempo pues se llamaba
caridades en los pueblos a la reunión
que tenía lugar, después del entierro, en el atrio de la iglesia,
donde se colocaba un crucifijo encima de una mesa. Allí se
descubrían todos, se rezaba por el difunto y por sus parientes y luego,
a intervalos, se servían tres vasos de vino a cada uno de los
asistentes369.
El mismo autor escribía en 1902 que los únicos
vestigios de esta costumbre eran ya los dos o tres vasos de vino que tomaban
los pasiegos al volver de los entierros, a la puerta de la iglesia
después de rezar por el alma del que había fallecido, y
añadía que había visto también «a los
pasiegos de las cabeceras de Selaya dar y tomar las caridades a la puerta de la
taberna, rezando en medio de la cambera»370.
Los banquetes fúnebres dieron lugar a
«desórdenes escandalosos» ya entre los primeros cristianos
por lo que la autoridad eclesiástica procuró en todo tiempo
combatir la costumbre. Lasaga Larreta cita una prohibición hecha a los
cofrades del Rosario, de las Caldas, en el siglo XVII, de hacer tales convites
«ni dar las bebidas que llamaban
caridades»371, y Pablo de Gorosábal menciona una Real Provisión
de 1771 que prohibía «convites, juegos ni concurso de gentes en la
casa del difunto, ni a los sacerdotes que concurriesen a los entierros se les
diese en ella de comer»372.
El primer obispo que tuvo Santander, don Francisco Javier de
Arriaza (1755-1761) trató de acabar con la Buena Gloria y lo mismo
hicieron sus sucesores además de los predicadores y los moralistas; y
don Pedro García Diego, autor del sainete en cuestión, lo
escribió con el propósito de «hacer irrisible este
uso». Sin embargo perduraba en 1864 cuando Pereda publicó las
Escenas montañesas y aunque
Amós de Escalante daba por desaparecida la costumbre en 1873,
todavía dudaba Pereda en una nota a la edición de las
Escenas de 1876, sin comprometerse a afirmar
que «se ha desterrado enteramente».
Por aquellos años estaba en su apogeo el sainete;
recordaremos que entre 1786 y 1791 apareció, en vida del autor, la
edición en diez volúmenes de los que llevaba escritos don
Ramón de la Cruz, que en 1800 murió a los 37 años Juan
Ignacio González del Castillo, quien llevó a las tablas las
costumbres populares de Cádiz, y que también
—277→
por
entonces escribieron sainetes Manuel Fermín de Laviano, Comella,
José López de Sedano y otros muchos. Para estudiar
La Buena Gloria habrá que tener en
cuenta lo que escribió Cotarelo refiriéndose a los sainetes de
Cruz, en los que «vive y palpita una sociedad entera, hoy desaparecida,
pero que, gracias a tales obras, podemos reconstruir casi con la misma verdad
que si, por un milagro cronológico, retrocediéramos a la
España del reinado de Carlos III»373.
La composición de nuestro entremés puede
determinarse con bastante exactitud entre Enero de 1783 y marzo del mismo
año, cuando se representó en los Carnavales santanderinos. En el
texto hay referencias a una guerra que es la de la Independencia
norteamericana. En ella se enfrentó Inglaterra con su antigua colonia a
la que ayudaron Francia y más tarde España (junio 1779). Entre
sus incidencias se recordarán la toma de Menorca, el sitio de Gibraltar
y la ocupación de la Florida por los españoles. Gran
Bretaña reconoció la independencia de los Estados Unidos en 1782
y, a poco, ingleses y franceses hicieron las paces (enero 1783). Los
españoles no aceptaron las considerables reclamaciones territoriales de
sus adversarios pero, modificadas más tarde, Floridablanca hubo de
aceptar la no devolución de Gibraltar y al fin se firmó la paz
entre Inglaterra y España en septiembre de aquel mismo año.
El ejemplo del movimiento independentista en el Norte y los abusos
cometidos por los corregidores provocaron levantamiento en algunas colonias
españolas y en 1780 hubo graves alzamientos de indios en el Perú
encabezados por Tupac Amaru. La rebelión se extendió a Buenos
Aires, donde adquirió grandes proporciones hasta que se logró la
pacificación total mediado ya el año 83. Los pescadores tienen
vagas noticias de estas cosas a través de parientes que sirven en los
barcos del Rey destacados allí. La inquina que muestran estos pescadores
contra los ingleses indica cuánto se hacía sentir la presencia de
la marina británica en las costas del Cantábrico.
Desde el punto de vista estructural, a la acción propia del
sainete antecede un cumplido diálogo entre el forastero Prudencio y su
amigo santanderino Justo. Sirve de introducción o de marco y en
él, aparte de las alabanzas a la ciudad propias de las loas, se explica
lo
—278→
que son las reuniones de la Buena Gloria y Justo lleva a su
amigo a presenciar una. La detallada acotación escénica indica la
colocación de los personajes: los hombres reunidos a un lado, las
mujeres con la viuda y unos niños a otro, mientras que Justo y Prudencio
quedan entre bastidores.
A partir de entonces hablarán los hombres entre ellos y
después las mujeres y así alternativamente (siete veces unos y
ocho las otras), con dos intervenciones de los dos amigos, al paño. La
obra concluye a palos, final muy propio de entremés, con la
reunión de todos los personajes, y de dos alcaldes de barrio que llegan
a poner paz.
La introducción, a cargo de Justo y Prudencia, está
en endecasílabos pareados, así como los primeros versos dichos
por los hombres (vs. 1-76). Desde entonces la versificación, en romance
é-o, no varía hasta llegar al desenlace moralizador cuando todos
los personajes vuelven a expresarse en pareados endecasílabos (vs.
772-829).
Sin embargo la obra debió de gustar, y mucho, a un
público local de todas las clases sociales al que posiblemente
interesaba menos la intención reformadora del sainete que el contemplar
puesta en solfa en las tablas la imagen viva y exacta de sus convecinos. En
esto radican el interés -y la calidad- de una obrita que supo reflejar
con gran acierto el modo de ser y de expresarse de un grupo social,
«pintoresco» ya entonces para los demás santanderinos.
García Diego era versificador mediocre y no sabía mover a sus
personajes en escena, pero en cambio tenía grandes dotes para la
observación y para expresar lo que veía. Prestó gran
atención al color local y al indicar cómo se había de
representar la obra escribía: «Se procurará imitar en
cuanto se pueda el tono de habla, acciones y gestos que se ven
comúnmente en esta clase de mujeres, pues en esto consiste la gracia del
Entremés».
Estas líneas indican que para entonces el personaje de la
pescadora era ya un tipo costumbrista, y que, para su autor, la gracia del
—279→
entremés era principalmente verbal374. Este carecía de conocimientos lingüísticos y
recogió lo mejor que supo las particularidades propias del habla de lo
que ya entonces era una sub-cultura.
El texto del MS1221 muestra numerosas discrepancias en el modo de
escribir palabras, puestas a veces en boca de un mismo personaje. Así,
enjunto y defunto, arenquis y jarenquis. No
pueden tenerse muy en cuenta estas variantes fonéticas pues los
diferentes mss. que conocemos son copias del texto original y muestran las
variantes debidas a diversos amanuenses.
A juzgar por los textos, el habla de aquellos marineros
tenía algunos rasgos fonéticos que hoy sólo aparecen en
las zonas rurales del interior de Cantabria. Me refiero a dialectalismos como
el cambio de la
e final no acentuada en
i:
dici por
dice, y de la
o final no acentuada en
u:
hechu por
hecho. Características que
podrían explicarse por el hecho de que los mareantes se dedicaban
también a la labranza de viñas en un Santander de reducidas
dimensiones circundado por tierras de labor, como el resto de las demás
villas de la costa.
Otros vulgarismos que se hallaban tanto en el interior como en la
costa serían los casos de metátesis:
probe por
pobre; de disimilación:
denguno por
ninguno,
mártiles por
mártires; de asimilación:
dicis por
dices; de contracción:
lido por
leído, o de pérdida de la
d intervocálica en sílaba
final:
bocao por
bocado.
García Diego quiso representar los hechos tal y como eran
aun que añadió rasgos caricaturescos para dar carácter
cómico a una situación originalmente lacrimosa. La acción
tiene lugar en época contemporánea, los actores van vestidos como
los mareantes en días de
—280→
ceremonia, hablan de asuntos que
resultaban familiares a todos los presentes y se expresan con una naturalidad y
una gracia comparables a las de los personajes de Cruz o de González del
Castillo. El proceso de la engarra entre pescadoras, que comienza por una
nadería, sufre varios altibajos matizados de reticencias y de pullas
hasta desencadenar una tempestad de acusaciones y de insultos. Acaba en un
combate en el que intervienen uñas, bocas, pelos, manos y pies.
Riñas y gentes como las de esta Buena Gloria del siglo XVIII reprodujo
Pereda en su propia versión del velorio o en
Sotileza, casi un siglo más tarde.
Quienes como yo hayan conocido todavía la vida marinera que
bullía en la calle de Tetuán y en Puertochico recordarán
las barquías, boniteras y parejas que traían el pescado a la
Almotacenía para la subasta, y que llenaban la dársena, los
carros de mano pintados de rojo o de azul cruzando por delante de
La Austríaca, y las ferias del Carmen,
plantadas todos los años al principio de Castelar, donde estaba la
Comandancia de Marina. Recordarán también las engarras de las
pescadoras, épicas e interminables, calcadas casi de aquellas del siglo
XVIII y en las que se usaban, con renovada furia, expresiones e insultos
centenarios. Seguro que tales insultos -bribona, puta, pellejo,
alcagüetona, borracha, recochina- hicieron torcer el gesto a los
moralistas pero García Diego, quien los usó aquí
precisamente para moralizar, se excusaba al advertir en una nota sobre uno de
ellos que aunque «esta palabra no es limpia se pone por ver si se
destierra de entre los mareantes, que la dicen a cada paso».
Criticaba aquél las Buenas Glorias por juzgar que daban
ocasión a quienes participaban en ellas de gastar en bebidas un dinero
que a veces no tenían y a emborracharse. Como no eran dueños de
sus actos escandalizaban, reñían, se pegaban y eran
víctimas de la lujuria y del desenfreno. Además criticaban y
quitaban la honra a sus semejantes, daban mal ejemplo a los niños que
llevaban a tales ceremonias y acababan arruinando a sus familias. Al final del
entremés, el honrado artesano Francisco aparece para defender a sopapos
la institución matrimonial; le respalda moralmente un Alcalde de barrio
quien recomienda, muy serio, como panacea para la esposa levantisca: «que
sienta después lo que es el pino / rompiéndola los huesos a
trancazos».
Parece que las Buenas Glorias no eran ya lo que fueron antes al
decir de la Manuela («perdiendo... se va ya la caridá») y de
la Lucía («Me alcuerdo... no faltaba antes un alma» vs.
186-191), sin embargo, el moralista reconocía que no había manera
de acabar con la costumbre pues con la gente de mar no se podía.
El texto contiene numerosas referencias a la vida local del
momento, la mayoría de gran interés por referirse a sucesos y
costumbres de Santander y en una época sobre la que hay
escasísimos testimonios literarios.
Los mareantes viven en su propio mundo y sus conversaciones giran
en torno a incidencias de la pesca, a rivalidades de oficio con los del Cabildo
de Arriba (llamados también los de Puerta la Sierra) y a la marcha de la
guerra con los ingleses por lo que ésta afecta su vida o la de sus
familiares y amigos embarcados. Relatan anécdotas de temporales y
naufragios, y los que han servido en Cádiz recuerdan con nostalgia el
pan, el vino y el clima de aquella tierra y los comparan con los de la propia.
Tanto llueve en Santander que al descontentadizo Simón le parece vivir
«en el orinal del mundo» (vs. 473).
Las pescadoras usaban saya, falda y jubón y se
cubrían con mantillas, y los mareantes capa cuando iban de ceremonia.
Todos eran amantes del mosto y los hombres, al menos los del Cabildo de Abajo,
solían tomar vasos de vino blanco en una taberna «junto al antiguo
Correo» y, antes de ir a la mar, echaban la parva una o más veces
donde la Tomasa. Para merendar tomaban queso, arenques, nueces y percebes, que
serían de poco precio entonces, acompañados de gallofas, un pan
muy estimado siempre en Santander.
En el «Entremés de la Buena Gloria» hay
también ecos del cambio de vida que experimentaba la ciudad por
entonces. Sabido es que durante la primera mitad del siglo XVIII Santander era
una pequeña villa de escasos recursos y ocupada principalmente por
marineros y labradores. Contaba con un barrio en alto agrupado en torno a la
iglesia Colegial de los Cuerpos Santos y con otro en la parte baja, ambos
comunicados por un puente. Desde el Alta había terrenos en declive hasta
cerca del agua principalmente dedicados al cultivo del maíz y de las
vides, de las que sacaban el «vino patrimonial» o chacolí,
un vino ácido de pocos grados375. A estas faenas solían dedicarse las mujeres mientras los
maridos estaban en la mar, o éstos mismos cuando no podían salir
de pesca. La entrada a Santander era por Becedo, camino
—282→
real
bordeado de chopos que a principios del XIX quedó ampliado para hacer
allí la Alameda Segunda376.
La vida monótona y patriarcal de aquel lugarón
cambió rápidamente con la apertura del camino hasta Burgos
(1748-1753) para la exportación de lanas a Europa. En 1755 Santander
alcanzó el rango de Ciudad y de Obispado; más tarde,
después de promulgarse el Real Decreto de 1778, el puerto quedó
habilitado para el comercio con Ultramar y tuvo más preeminencia el
camino a Palencia, pues desde allí venían la harina y el trigo
para América. Santander contaba ya con una burguesía poderosa de
comerciantes y armadores377; desde 1765 había comenzado el saneamiento y
ampliación de la dársena y en 1787 fue elegido Regidor el conde
de Villafuerte, que tanto hizo por el adelanto de la ciudad378.
Tanta prosperidad atrajo en pocos años a muchos inmigrantes
llegados desde los pueblos del interior y de la costa379, desde otras provincias y
aún desde fuera de España. Según Martínez Vara380 en 1753 Santander contaba con 2.700 habitantes y en 1782
tenía ya 4.752. Un escrito dirigido por el Ayuntamiento a Carlos IV en
1800 señalaba que la población de Santander «no se compone,
como otras, de vecinos arraigados, connaturalizados y constantemente
establecidos, siendo en la mayor parte venidos allí de veinte o pocos
más años a esta parte, atraídos por la ventajosa
situación de su puerto...»381.
Para esta edición he seguido el texto del manuscrito MS1221
pues me ha parecido el más fidedigno. Señalo con un
asterisco382 las variantes
halladas en el manuscrito MS43, que es el otro completo que conozco. He
recogido también aquellas que afectan al sentido del texto y que
aparecen en los fragmentos del sainete reproducidos por Pereda
—283→
(P) y por Amós de Escalante (JPL). También he puesto al
día la ortografía y la puntuación.
Entremés de la Buena
Gloria
|
PERSONAS
|
| FRANCISCO,
Artesano de
Santander. | | JUSTO,
Vecino de Santander. | | PRUDENCIO,
Amigo suyo
forastero. | | SIMÓN,
Marinero. | | ANTÓN,
Marinero. | | EMETERIO,
Marinero. | | ANTONIA,
Vecina de Santander. | | ANA VIUDA,
Vecina de
Santander. | | MANUELA,
Parienta de Ana. | | LUCÍA,
Parienta de Ana.
| | TOMASA,
Parienta de Ana. | | Dos niños | | Dos Alcaldes de Barrio | |
|
|
Salen
PRUDENCIO y
JUSTO.
|
PRUDENCIO | Amigo, Santander es reducido | | pero es un pueblo alegre y muy pulido. | |
|
|
JUSTO | Conque, vamos ¿te gusta aqueste puerto? | |
|
|
PRUDENCIO | Yo creí que venía a algún desierto | | sin trato racional y sin cultivo / | 5 | mas, a fe, que mi engaño era excesivo | | porque he visto las cosas tan en punto | | como en las demás partes. |
|
|
JUSTO | Y pregunto | | ¿qué es lo particular que aquí te
agrada? | |
|
|
PRUDENCIO | Todo, amigo. No he visto hasta aquí nada | 10 | que no sea conforme a un pueblo grato: | | mucha atención, política en el trato, | | en las damas también mucha belleza, | | agrado, discreción y gentileza. | |
|
|
|
PRUDENCIO | Nada menos: | 15 | políticos, afables, en fin, llenos | | de nobleza. Sí, amigo, voy prendado, | | el comercio le veo muy medrado383 | | y si la guerra cesa brevemente | | podrá llegara estado floreciente. | 20 |
|
|
—284→
|
JUSTO | Y entre cuanto aquí has visto y advertido | | dime cuál singular te ha parecido. | |
|
|
PRUDENCIO | He visto varias cosas | | que sin duda hay bastante primorosas. | | Me ha servido de gusto esa calzada | 25 | que de árboles se mira y ve cercada | | por una y otra parte del camino. | | La Catedral es rara, yo imagino | | que a caso será sola por fortuna, | | viéndose tres iglesias en sólo una384. | 30 | Los muelles son capaces y seguros, / | | los aires muy templados, sanos, puros, | | la ría, playa amena y anchurosa, | | la entrada defendida, vista hermosa; | | el castillo parece fue palacio | 35 | y esto es lo que me falta ver despacio. | | Si no tienes que hacer, vente conmigo, | | serás mi introductor. |
|
|
JUSTO | Vamos, amigo... | | pero espera, ¿es preciso verle ahora? | |
|
|
PRUDENCIO | ¿Preciso? No por cierto, a cualquier hora, | 40 | mañana o cuando quieras. |
|
|
JUSTO | Muy bien, deja, | | que la fortuna aquí nos apareja | | la mejor ocasión de divertirnos | | que se pueda ofrecer para reírnos. | |
|
|
|
JUSTO | Verás lo que es en breve | 45 | y quedará cumplida según debe | | vuestra curiosidad de tal resulta | | Has de saber que en esta ciudad culta, | | cuyo racional trato es distinguido, | | hay desde tiempo antiguo introducido | 50 | cierto hábito385 con
nombre de antigualla | | que llaman Buena Gloria, y que se halla386 | | solamente entre algunos artesanos, | | que más que de ciudad aun son aldeanos. | | Cuando alguna persona entre éstos muere | 55 | (sea anciano, sea niño, o el que fuere) / | | se juntan en la casa del difunto | | habiéndole enterrado (pues es punto) | | y ha de ser por la tarde, no te asombres. | | Acude una caterva en tropa de hombres | 60 | y un ejército fiero de mujeres, | | abandonando todos sus quehaceres; | | |
—285→
| no queda pariente ni allegado, | | conocido, compadre, ni un ahijado, | | madrastras, nueras, tías y sobrinas, | 65 | cuñadas, compañeras y vecinas, | | lo mismo que un enjambre de ratones | | aparecen allí por los rincones. | | Tú acaso no sabrás a qué se juntan | | y tal vez pensarás387
que allí tributan | 70 | algún diario388 sufragio
para el muerto. | | Pues sábete que en todo este concierto | | no hay otro fin, impulso ni motivo | | que el deseo bendito y compasivo | | de llenarse de vino; así se hace, | 75 | cada cual a su antojo se resarce | | y como hay para todos puerta franca | | nadie sale de allí sin una tranca. | |
|
|
|
JUSTO | ¡Oh! ¡Qué dislate! | | Esas tan sólo mojan el gaznate | 80 | pero a tres azumbritas, en limpieza | | suele salir de allí cada cabeza. | |
|
|
PRUDENCIO | ¡Jesús! ¡Válgame Dios!
¿Cómo es posible/ | | que una costumbre vil tan reprensible | | que de barbarie casi poco dista, | 85 | bajo de ningún título subsista? | |
|
|
JUSTO | Entre gente común sólo sucede | | porque con las razones no se puede | | sacar partido bueno, y se tolera. | |
|
|
PRUDENCIO | ¿Cómo? ¿Qué? ¿Una insolente
borrachera | 90 | an pública, tan vil, escandalosa, | | y en mujeres ¡Oh Dios! tan perniciosa, | | se puede permitir? |
|
|
JUSTO | ¿Sabes de dónde | | proviene esa costumbre? |
|
|
|
JUSTO | Sabe, amigo, que viene nada menos | 95 | que del rito gentil: mira qué buenos | | créditos la antigualla esa reserva, | | pues costumbre pagana aún conserva. | |
|
|
PRUDENCIO | Esto es cierto y constante | | porque de un modo igual muy semejante | 100 | hacían los paganos también juntos | | las fúnebres exequias de difuntos. | | Llamaban a estas fiestas Saturnales, | | donde con los excesos más cabales | | llegaban a perder razón y juicio, | 105 | dejando al vino hacer todo su oficio. | | A esta disolución y extrema furia | | seguía por sus pasos la lujuria | | con total abandono y desenfreno. | |
|
|
—286→
|
|
PRUDENCIO | ¡Oh, qué bueno! | 110 | ¿Después que estén de vino bien repletos
/ | | te parece estarán para respetos? | | Y esas mujeronazas, cubas viejas, | | después que hechas estén unas pellejas... | |
|
|
JUSTO | Cabal. Ni más ni menos así pasa, | 115 | hay veces que no pueden ir a casa. | |
|
|
PRUDENCIO | ¿Pues que extraño será que éstas
se entreguen | | a cuantos no conozcan, mas que lleguen | | de Londres, de Ginebra o de Turquía? | | Buena está, ya se ve, su sacristía | 120 | para andar en reparos. Es vergüenza | | decirlo, cuanto más, y que no venza | | una sana razón que el juicio alumbre | | semejante desorden o costumbre. | |
|
|
JUSTO | Todo cuanto propones es debido, | 125 | mas se halla de tal forma introducido | | que por más que se ha hecho y declarado389
| | nada se ha conseguido ni logrado. | |
|
|
PRUDENCIO | Pues qué, ¿no se ha encontrado modo o medio | | de poder aplicar algún remedio? | 130 | ¿Remediar? Eso sí. Lindo despejo. | | Más que les desollasen el pellejo | | no podrían quitarles las costumbres | | de echar por cada muerto seis azumbres390. | |
|
|
PRUDENCIO | ¿No quitar? Sí, a fe mía. |
|
|
|
PRUDENCIO | ¿Pues hay más que al primero que sea
hallado | | en una buena gloria, de caliente, | | darle un par de semanas de presente / | | a pan y agua en el cepo? |
|
|
JUSTO | ¡Brava prueba! | | ¿Y que remediarías? | Que no se beba | 140 | en esas Juntas feas, detestables. | | ¿Y no hay otros arbitrios? |
|
|
|
JUSTO | Pues ved el mismo mal; si dan en eso | | cuanto juntar no puedan el congreso | | buscarán para hacerlo cobertera391 | 145 | y todos se pondrán como tambores. | |
|
|
—287→
|
PRUDENCIO | Si cuando alguno de éstos se juntase392 | | y en forma, de una vez, se escarmentase | | dándole juntamente un buen castigo | | viéranle393 remediado. |
|
|
JUSTO | ¡Ah! Amigo, amigo, | 150 | lástima si te oyesen, te tendrían | | en la Puerta la Sierra. |
|
|
|
JUSTO | Se ve bien que no sabes lo que es esto, | | y me alegra conozcas lo que es presto. | | En esta misma casa, hacia ese lado | 155 | un hombre esta mañana se ha enterrado | | que mujer y seis hijos mantenía, | | y ha sido tal el ruido y gritería | | que a cuenta de los lloros del difunto | | no pude sosegar anoche un punto | 160 | Ahora están a vísperas394,
mas creo / | | no tarden en venir (a lo que veo) | | a hacer su buena gloria por el muerto, | | y desde el otro cuarto, a lo cubierto, | | verás lo que se estila en tales casos. | 165 |
|
|
PRUDENCIO | No dejarán de ser bien lindos pasos, | | déjalo, que el oírlo me aborrece. | |
|
|
JUSTO | Ya llegan los del duelo, me parece, | | porque ruido se siente. | |
|
|
|
JUSTO | Ya la gente | 170 | sube por la escalera. Ven, entremos, | | que a gusto desde allí lo observaremos. | |
|
|
|
(Retíranse los dos al otro extremo
del paño y van saliendo los hombres con capas y velas en las manos,
según van a los entierros. Luego las mujeres cubiertas con sus
mantillas; formarán dos corrillos395 separados los hombres de las mujeres. En el de éstas se
pondrá la viuda toda cubierta a un rincón. Se procurará
imitar en cuanto se pueda el tono de habla, acciones y gestos que se ven
comúnmente en esta clase de mujeres, pues en esto consiste toda la
gracia del entremés.)
|
SIMÓN | Ya, tiu, no hay sino tener pacencia396
397. | |
|
|
JUAN | Dios le presti al dejunto398 su
prasencia. / | |
|
|
ANTÓN | Compadre, Dios lo ha hechu, es escusau. | 175 |
|
|
—288→
|
EMETERIO | En paz esté su espíritu sosegau. | |
|
|
|
(Sigue ahora el coro de las mujeres.)
|
|
|
TOMASA | Veremos: | | Una, dos, tres, cuatro, cinco...399 | |
|
|
MANUELA | Mojuer, Tomasa, ¿qué es esto? | 180 | ¿No hay más a esta buena gloria? | |
|
|
TOMASA | Mojuer, todavía hay tiempo. | |
|
|
MANUELA | No saben de obligacionis: | | para un empeño como éstos, | | aunque empeñara la falda. | 185 | Hija, escusao es, perdiendo | | se va ya la caridá. | |
|
|
LUCÍA | Hija, dicís bien, me alcuerdo400 | | que en habiendo buena gloria | | aunque fuese un probe el muerto | 190 | no faltaba antes un alma. | |
|
|
TOMASA | ¿Y ahora a cuánto escutaremos? | |
|
|
LUCÍA | A dos y medio401 de plata. | |
|
|
MANUELA | ¡Eh! ¡Golosa! | | Para espenzar no tenemos. | 195 | A seis riales402... ¿Qué lo quieres? | | ¿Que te lo lleven los403
nietos? | | Anda con Judas, que te lleve | | a ti y tou tu dinero | | ¿No tienes quien te lo gane? | 200 | ¡Si fuera yo! ¡Probe! |
|
|
LUCÍA | Cierto / | | que puedes quejarte. Vaya, | | a seis riales404
405
escotemos. | |
|
|
MANUELA | Bien, hijas, ahí va mi escoti. | |
|
|
|
(Tienden una mantilla en el suelo y
allí echa cada una su pitanza.)406
|
|
TOMASA | Ya tengo | 205 | achau. Echa tú, Tona407. | |
|
|
|
|
LUCÍA | Tomasa, ve por el vino. | | ¿Sabes tú dónde lo hay güeno? | |
|
|
—289→
|
TOMASA | Mi comadre la María | 210 | (según ayer me dijeron) | | vendi un vino tan hermoso | | que puedi arder en un jueu408
409. | |
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MANUELA | Pues, hija, antis que sacabi | | veti, por Jesús, corriendu. | 215 |
|
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TOMASA | ¿Será güeno? | | Que traiga catorce azumbres. | | A dos por cabeza. |
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MANUELA | ¡Enfierno! | | ¿Siempre has de ser estrujera?411 | 220 | No sabes codiar tu cuerpo. | | Y algunos niños, si vienen, | | ¿no han de probar algo de ello? | | Que traiga veinti y dos412 justas, / | | en ocho más no paremos, | 225 | hijas, más vale que sobri | | que no que falti. |
|
|
LUCÍA | Anda luegu; | | y también trai diez gallofas413. | |
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|
TOMASA | ¿Y hemos de comer pan seco? | |
|
|
MANUELA | Pues trai también diez arenques | 230 | y libra y media de queso. | | Mira si hay algunas nuecis | | porque percebias414
no es tiempo. | | Ve, que estamos aquí secas. | |
|
|
|
(Vase
TOMASA.)
|
MANUELA | ¿A quien enviasti por ellu? | 235 |
|
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MANUELA | | | Lus diablos te lleven luegu, | | a buena parte a dar fuisti. | | Ya sacará bien primero | | antes que güelva el escoti416. | 240 |
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—290→
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LUCÍA | ¡Eh! Mojuer, no digas eso. | |
|
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MANUELA | ¿Aquélla? No la conoces, | | bien remojará el coleto | | a cuenta nuestra esta tarde. | |
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JUSTO | (Al paño.) | ¿Ves cómo se honran los muertos | 245 | en las buenas glorias? Pues | | así se hacen sus entierros. | | Atiende a esas bribonazas | | que están esperándo ahí dentro | | como almas del Purgatorio | 250 | que las llegue el refrigerio. / | | Pasemos aquí, a los hombres, | | verás qué concilio entre ellos. | |
|
|
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(Sigue el coro de los hombres.)
|
EMETERIO | Juan, a seis riales es poco; | | semos cuatro y cuando meno | 255 | beberemos doce azumbris. | |
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ANTÓN | Simón, dice bien Miterio. | |
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|
SIMÓN | ¿Y no ha de haber también algo | | para atizar el rodezno?417 | |
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|
EMETERIO | Algo de acompaño, sí. | 260 |
|
|
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|
ANTÓN | Mejores son cuatro arenquis | | pues sin otro surtimiento | | somos los cuatro abonados | | para soplar un pillejo418. | 265 |
|
|
JUAN | Pues bien, vengan los jarenquis. | |
|
|
EMETERIO | Démosle antes el escote; | | a ocho riales será güenu. | |
|
|
ANTÓN | Pues bien, échalo en el suelu, | | que ésta es una cirimonia | 270 | que nuestros tataraguelos | | mus419 dejaron
prevenío | | se oservase con respeto | | en toas las guenas glorias. | |
|
|
|
(Tienden una capa y echan sus escotes en
ella.)
|
EMETERIO | Toma, Juan, ese dinero | 275 | y hasta donde te alcanzare | | trae. |
|
|
—291→
|
ANTÓN | Pero güelve lueu / | | porque queda sin vitualla | | este probe regimiento. | |
|
|
|
(Vase
JUAN. Sale
TOMASA y con ella dos niños que
traerán un botijo o calderón, pan, queso y lo demás que
dicen los versos.)
|
MANUELA | ¡Válgate Satanás! Tanto | 280 | como has tardado en traerlo. | | Ya estamos secas de puro | | esperarti: no lo siento | | por mí, por la probe viuda | | que está sin tomar sustento. | 285 |
|
|
TOMASA | ¡Hija! ¡Si vieras qué prisa! | | Más había de duscientus | | que esperaban420, y
por mucho | | favor, a mí me lo dieron. | |
|
|
MANUELA | Trae, echa acá ese botiju | 290 | (Le destapa.) | ¡Jesús! Este no está lleno. | |
|
|
TOMASA | Algo se balducaría421, | | como vini tan corriendu. | |
|
|
MANUELA | Mejor te lu habrás echao | | en el camino al coletu. | 295 |
|
|
TOMASA | ¡Eh! ¡la grande desollada!422 | | No viene mi casta de esu; | | borracha serás tú. |
|
|
ANTONIA | Calla. | | No riñáis ni alborotemos, | | tened lástima a la viuda | 300 | que ha enterrao su consuelo. | |
|
|
|
LUCÍA | Hija, encomendarle a Dios. 423 | |
|
|
|
MANUELA | Arrecemos | | por los que han muerto en la calle. | | (Murmullan entre sí en tono de
rezar.) | Por todos los que han muerto | 305 | en el servicio del Rey424, | | Pater noster425... | |
—292→
| Arrecemos | | por el que se hace el ufragio426 | | para que Dios le haya hecho | | la güena427
partida a su alma. | 310 | Pater noster... | |
|
|
VIUDA | ¡Ay, probe!428
¡Qué sin consuelo | | he quedao, sola y triste | | sin mi amado compañero! | | (Aráñase.) |
|
|
TOMASA | Hija, vaya, no sea tonta, | 315 | no llores; aquél ya es muerto, | | no te mueras tú. Manuela, | | echa de beber. |
|
|
|
|
TOMASA | Dale a la viuda primero; | 320 | trae acá vino. Toma429,
hija, | | come ahora. |
|
|
VIUDA | ¡Ay! Que no puedo | | atravesar un bocao. | | ¡Ay, Santos Mártiles viejos!430 | | ¡Qué desamparada y sola | 325 | me habéis dejao! ¡Qué negro431 | | fue este día para mí! | | ¡Ay, desdicháa! |
|
|
MANUELA | Ya de eso, / | | hija, ni432 te has de
alcordar, | | mañana iremos lo mesmo. | 330 | Toma de beber, que no has | | metío nada en el cuerpo. | |
|
|
VIUDA | ¡Que no lo puedo pasar! | | ¡Ay, mi Juan! Mi compañero, | | ¿cómo podré yo olvidarte? | 335 | (Bebe.) |
|
|
LUCÍA | Echa de beber ¿Qué hacemos? | |
|
|
MANUELA | Hija, no eches en la jarra | | de medio cuartillu, quiero | | que me eches en la de azumbre. | |
|
|
|
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—293→
|
TOMASA | ¡Eh! ¡Mira las borrachonas! | | Que vus traigan un pillejo, | | el diablo os lleve. Tomad | | hasta que reventéis, cueros. | |
|
|
|
| (Dales la jarra y beben.) |
JUSTO | (Al paño.) | ¿Has visto tal insolencia | 345 | ni tan público desuello? | |
|
|
PRUDENCIO | Varias provincias he andado, | | he estado en diversos reinos, | | en Londres, Ginebra, Holanda, | | y te afirmo desde luego | 350 | que no he visto en parte alguna | | semejante desarreglo | | ni disolución igual | | en mujeres por extremo | | como éste. |
|
|
JUSTO | Pues no es nada / | 355 | para lo que verás luego. | | Atendamos a los hombres | | que están en otro hemisferio. | |
|
|
|
(Sigue ahora el cuartel de los hombres, que
para este tiempo han sacado su correspondiente vitualla como las
mujeres.)
|
SIMÓN | A que Dios nos junte a tous | | con el enjunto en el cielo. | 360 | (Bebe.) |
|
|
EMETERIO | O todos pues o denguno, | | compadre. |
|
|
|
|
SIMÓN | Un433 buen hombre era el defunto | | ¡Qué pacífico! Yo puedo | | decir que en decisiete años | 365 | que navegué con él, dentro | | de la
Capitana en Cáiz | | no tuvimos un encuentro. | |
|
|
JUAN | Muy434 amigo de sus amigos; | | no hubo día en este invierno | 370 | que no hiciésemos vesita | | a la Tomasa435. | (Bebe.) |
|
|
EMETERIO | ¡Qué atentu! | | No iría a la mar jamás | | aunque emportase un emperio | | sin echarse de aguardiente | 375 | cuatro parvas436 por lo menos. | | (Bebe.) |
|
|
—294→
|
ANTÓN | Ay, mi compadre benditu, | | alcuérdate desde el cielo | | cuantas veces juimos juntus | | allá, a un lao del Correo437. | 380 | (Bebe.) |
|
|
|
(Siguen las mujeres.)
|
MANUELA | Echa por acá esa jarra, | | Locía. |
|
|
TOMASA | | | quereis volver a beber, | | desolladotas sin suelo, | | que no venís sino a hartaros; | 385 | tenéis buen embucadero. | |
|
|
MANUELA | ¡Mira tú la borrachona! | | Ya van seis veces arreo439 | | que has bebido y yo una sola. | | ¡Venga esa jarra! |
|
|
TOMASA | No quiero | 390 | que ha dado por ahí440 la güelta | | sieti veces por lu menos. | |
|
|
MANUELA | También441
como tú lo pago. | |
|
|
ANTONIA | ¡Eh! No tenéis miramiento. | | Tenéis a la probe viuda | 395 | sin beber con vuestros cuentos. | | Dale de beber. |
|
|
TOMASA | Toma, hija, | | Dios te de salud y esfuerzo | | para incomendarle a Dios. | | Yo quedé viuda lo mesmu / | 400 | que tú, de venti dos años, | | que se me ajuegó y por eso | | no me ha faltao hasta aquí | | Su Majestá. | (Bebe.) |
|
|
MANUELA | Yo lo mesmo. | | Quedé con cinco familias | 405 | sin más amparo que el cielo | | y los he criao a todos. | | (Bebe.) |
|
|
VIUDA | Ay, hijas, que yo no pueu | | olvidar a mi Juan, que era | | el probecito tan güeno442 | 410 | que aunque yo viniese a casa | | a deshora en cualquier tiempo | | jamás me dijo palabra. | | Era un bendito, un cordero. | | |
—295→
| ¡Ay, dondi encontraré otro! | 415 | ¡Oh, Virgen de los Remedios! | | ¡Qué sombra me fue de casa! | | (Bebe.) |
|
|
ANTONIA | Majuer, ten intendimientu; | | espántome de tus cosas. | | Dios no falta en dengún tiempo. | 420 | (Bebe.) |
|
|
|
(Siguen los hombres.)
|
JUAN | Simón, dicin que ya hay paces. | | (Bebe.) |
|
|
SIMÓN | Así se corre por cierto. | | (Bebe.)443 |
|
|
ANTÓN | Yo lo que oí ayer mañana / | | a mi primo, fue que el herno444 | | tuvo carta de su hijo | 425 | en que le dici eso y esto. | |
|
|
|
ANTÓN | Que ganamos | | aquellu, que no perdemos. | |
|
|
|
ANTÓN | Yo he oído que habemus hecho | 430 | muchas cosas por allá | | en América, muy lejos, | | donde se llama... haya diantres, | | entre los dientes lo tengu... | |
|
|
|
ANTÓN | Sí, | 435 | allá hacia Montevideu, | | donde vusté estuvo, compadre, | | cuando aquel barco de cueros. | |
|
|
JUAN | Allí parece que ha hubío | | muchas morcillas y que esos | 440 | perros de ingleses llevaron | | para peras. |
|
|
EMETERIO | | | que esos bribionis no vienin | | por acá más que a traernus | | pesadumbris y trabajus. | 445 |
|
|
ANTÓN | En poniéndose del puerto | | a la vista naide puedi | | ganar un cuarto, pues lueu | | como piratas acudin | | y hasta el barco y aparejo447 | 450 | roban. / | |
|
|
SIMÓN | ¡Pícaros, canallas! | | (Muy enfadado.) | No estaría satisfecho | | hasta que los viese a tous | | tendidos y patitiesos. | 455 |
|
|
—296→
|
|
SIMÓN | Murdiendo la arena | | del Puntal o el Sardinero. | |
|
|
ANTÓN | ¡Viva Simón! que merece | | otro trao más por eso. | |
|
|
|
(Bebe y siguen las mujeres.)
|
MANUELA | Bebe, hiju mío. Pepucu448, | 460 | (Habrá dos niños que no
hablan.)449 | toma pan, arenqui y queso. | |
|
|
TOMASA | ¡Eh, diablus! ¿Tenéis más hijos | | que trayer para acá drento? | | Trayed también al marío,450 | | Satanás us llevi. |
|
|
MANUELA | ¡Quieru! | 465 | Deja las probis criaturas... | | tragonazas, que estáis creyendo | | que vus ha de faltar: tumad | | aunque451 reventéis con ello. | |
|
|
|
(Siguen los hombres.)
|
SIMÓN | Hombre, ¿hay sol en esta tierra | 470 | o se le ha tragao el cielo? | |
|
|
JUAN | ¿Por qué lo dice, compadre? | |
|
|
SIMÓN | ¿Por qué ha de ser? Si esto creo | | que es el orinal del mundo. | | ¡Aun no he visto un día bueno | 475 | desde que vine a esta tierra! | | Aquí debe mear el cielo. / | |
|
|
ANTÓN | ¡Cuánto mejor era Cadi!452 | |
|
|
SIMÓN | Como Cadi453 ni aun
el cielo. | | Mire vusté qué pan éste454: | 480 | éste en Cáiz ni los cerdos, | | con perdón, lo mirarían. | | Aquí un hombre, no hay remedio, | | se ha de morir o comer | | lo mismo que los de Cueto. | 485 |
|
|
|
—297→
|
SIMÓN | Para aquí, bastante, pero | | ¿dónde está aquél que mus
daban | | en la Carraca?455 Todo esto | | es lo propio que una escoria; | 490 | pasa aquí un hombre por ello | | porque es fruto de la tierra. | |
|
|
ANTÓN | Simón, si dura este tiempu | | no ha de matar uno un pez. | |
|
|
SIMÓN | No tienes conocimiento: | 495 | el año de mucha boga, | | mucha pesca, estate en eso. | |
|
|
JUAN | Compadre, a cesta y jareta | | vengan hombres. |
|
|
SIMÓN | Yo me atrevo | | si voy a la mar de muerta456 | 500 | una sardina y un muergo | | besugo perro al instante457; | | cada cuerda nuevecientos. / | | ¿No es verdad? |
|
|
JUAN | Sí, y echa un trao | | que lo mereces por eso. | 505 | (Bebe.) | Vales más que todos juntos | | los de ara la puerta458459. |
|
|
EMETERIO | Ello | | lo dirá. Vusté, compadre, | | habla mucho y hace menos. | |
|
|
JUAN | Yo sé más que no vusté. | 510 | Sí. Yo lo dío, y que tengo | | más obligación también. | |
|
|
EMETERIO | ¿Qué ha de tener? Que ni el remo | | sabe coger en la mano | | ni meterle en el estrepo460. | 515 |
|
|
JUAN | Pues vusté ni naide acaso, | | con todo que osté es más viejo, | | me han de enseñar el oficio. | | |
—298→
| ¿No me había yo primero | | de ensuciar en toa el alma?461 | 520 |
|
|
ANTÓN | Simón, hombre, aquí no es tiempo | | de que habléis en esas cosas, | | comendad a Dios al muerto | | y dejarvos de desputas. | |
|
|
SIMÓN | Eso, bien. Un trao luego, | 525 | que en lo que es obligación | | denguno hasta aquí me ha puesto | | delante el pie. |
|
|
|
EMETERIO | ¿Otra vez volvéis a eso? | | ¿No miráis en dónde estáis? | 530 | ¿Ni que ha salido hoy un cuerpo | | de esta casa? |
|
|
SIMÓN | Dicis bien. | | Venga un trao en señal de eso. | | (Bebe.) |
|
|
|
(Siguen las mujeres.)
|
LUCÍA | ¿No han venío las mis hijas? | | ¡Ay, probetucas!462
Partiendo | 535 | me están aquí el corazón; | | este pocucu de quesu | | he de guardar, las mis probis, | | que se estarán deshiciendo. | |
|
|
|
LUCÍA | Mojuer, tres, | 540 | pero las dos no hay remedio | | de que proben un bocao, | | alguna alma mala463
temo | | que me las va hiciendo mal. | |
|
|
ANTONIA | Hija, a la mi Paca464
tengo | 545 | yo de la misma manera. | |
|
|
LUCÍA | Yo tantísimos remedios | | les he hecho, mojuer, que más | | de diez pesos duros llevo | | gastados, y no sé qué es, | 550 | que se me van consumiendo | | y yo tengo mal escajo. | |
|
|
TOMASA | ¿La han lidu los Evangelios?465 | |
|
|
|
—299→
|
TOMASA | Pues no seas tonta, | | no la hagas otro remedio / | 555 | que ése es mal de fuera claro466. | | (Bebe.) |
|
|
|
(Siguen los hombres.)
|
JUAN | Ya le he dicho a vusté ya | | que denguno de la Puerta | | me ha de venir a enseñar | | lo que es el oficio a mí. | 560 | ¿Cuándo será vusté capaz | | de verse como me he visto? | | Venir un golpe de mar | | contra el barco por la proa | | y sin poder gobernar | 565 | virarse toda la quilla | | y yo firme por detrás. | | Si vustedes no son hombres | | más que en casa. |
|
|
SIMÓN | ¿Eso no más? | | Cuando he salío yo a congrio | 570 | nueve o diez veces allá | | he estado si quedo, Antón ¿eh?... | | Cuando Pepe, el de Colás, | | se ajuegó467. ¿Se alcuerda vusté? | |
|
|
ANTÓN | Y me he de alcordar468 jamás | 575 | que aquel día fui a echar juera | | una freata469, y al dar | | güelta para el puerto a poco | | semos ánimas. |
|
|
|
ANTÓN | Nunca he visto / | 580 | mayor marejáa, el mar | | mus quería comer vivus. | |
|
|
SIMÓN | Pues yo andaba por allá, | | que mus cogió sobre Suancis | | al venir, un temporal | 585 | de forma. Mire vusté, | | al primer golpe de mar, | | palo trinquete y escota, | | todo fue con Satanás. | | ¡Aquello si que era! |
|
|
|
—300→
|
ANTÓN | A navegar | | donde estén470
los de aquí, vamos, | | no son gente los demás. | | (Bebe.) |
|
|
|
(Siguen las mujeres.)
|
TOMASA | Mojuer, dame aquellos riales | | que me debes, que ya es tiempo, | 595 | y estoy yo en necesidá | | sin mi Francisco saberlo. | |
|
|
MANUELA | ¿Eh? ¡Diablo! ¿No tienes más | | que echarme en cara más presto? | | ¿No tenías otra parte | 600 | donde pedirlo? |
|
|
TOMASA | No tengo | | de estar sin ellos por ti. | |
|
|
MANUELA | Pues yo ahora no los tengo. | |
|
|
TOMASA | Buscarlos.471 El Judas de ella | | que se anda de mí escondiendo. | 605 | Si es para ir al vino blanco | | no te falta a ti dinero. | |
|
|
MANUELA | Borracha lo serás tú | | y tu casta, pues no vengo / | | yo de eso. ¿Oyes, Locía? | 610 | Ven, ven, huéleme472 el aliento. | | El diablo la borrachona | | que es capaz de echarse entero | | un cuartillo de aguardiente | | sin alentar473 en
el cuerpo | 615 | y tiene que decir. |
|
|
TOMASA | Oyes, | | has de saber que no vengo | | yo de casta que me topen | | borracha nunca en el suelo, | | ni que me traigan a casa. | 620 | Cabalito, sí. Y no es cuento. | |
|
|
MANUELA | Oyes, mira bien lo que hablas, | | que no eres en dengún tiempo | | tú para puesta conmío. | | Has de saber que yo tengo | 625 | parientes, y muy honrados, | | que han metido barba drento | | de cáliz474, lo que tú no; | | |
—301→
| y este jugón475, aunque viejo, | | has de saberte que tiene | 630 | mucha honra, que aquí no hay mico476477. | |
|
|
TOMASA | ¡Eh! ¡Mira la fanfarrona! | | Has de saber que tan güenos | | o mejores que los tuyos | | tengo yo parientes, pero | 635 | no los doy478
tanto a entender. | |
|
|
MANUELA | ¿Como los míus? ¡Un cuerrr...no... | | para tí! |
|
|
|
MANUELA | En tu vida, ni tú ni ellos. | | Anda, vete noramala | 640 | ¡Deslenguada! Que te dejo | | como lo que eris no más. | |
|
|
TOMASA | Has de saberti que echo | | bien el pie y que cuando salgo | | a la calle voy derecho, | 645 | que en sacudiéndome así | | (Sacude la saya.) | todo tras de mí lu dejo. | |
|
|
MANUELA | También yo, que has de saber | | que en la cara y frente llevo | | mucha honra; eso sí, cabal, | 650 | cabal, cabal que la tengo; | | que a denguno de los míos | | le han topao en dengún tiempo | | debajo la cama hurtando | | las calderas479, como han hecho | 655 | a los tuyos. |
|
|
|
|
|
LUCÍA | No vendréis481 aquí a poneros | | así; mirad a esta probe. | 660 |
|
|
ANTONIA | Vaya, vaya, dejad eso. | | Echad un trao. Tomasa, | | venga la jarra. |
|
|
—302→
|
|
|
(Siguen los hombres.)
|
SIMÓN | En lo que toca al trinquete, | | virar de bordo, izar remos, | 665 | la mesana, subir gavias / | | y el codo482,
vengan hombres. | | (Bebe.) |
|
|
ANTÓN | Ya me alcuerdo | | cuando en Santander no había | | más que el barco de mi güelo. | 670 | (Bebe.) |
|
|
EMETERIO | Todos esos seis petates | | que de ayer acá vinieron | | son unos trastos que yo | | los conocí a todos ellos | | sin camisa. | (Bebe.) |
|
|
JUAN | ¡Qué gran muestra | 675 | tienin las viñas, Miterio! | | (Bebe.) |
|
|
|
(Las mujeres.)
|
|
LUCÍA | Hija, dicis bien, es cierto | | que las solteras de agora | | andan en483 tanto
desuello | 680 | que es una mala vergüenza. | | (Bebe.) |
|
|
VIUDA | No era así en nuestro tiempo. | |
|
|
MANUELA | ¿Visti hoy la hija de la Juana? | |
|
|
|
|
TOMASA | Sí, por cierto. | | Hija, me dejó espantada. | 685 | ¡Qué saya! ¡Qué jubón nuevo!
| | ¡Yo no sé de dónde sale! | | Porque un probe marinero | | no puede dar para tanto. | | (Bebe.) |
|
|
VIUDA | ¡Ay, bobas! No va muy lejos | 690 | a buscar quien se lo dé. | |
|
|
|
VIUDA | Un galleo | | que anda ahí capitán de un barco, | | el cual ni vivo ni muerto | | sale de su casa484.
Aquí | 695 | antes de ayer me dijeron | | si estaba o no dél preñada: | | |
—303→
| lo que me han dicho vus cuento. | | (Bebe.) |
|
|
JUSTO | (Al paño.) | Mira cómo andan las honras | | entre estos demonios fieros. | 700 | Pues en todas pasa así | | ¡Ved qué buenas glorias! |
|
|
PRUDENCIO | ¡Cielos! | | ¿Qué infame cátedra es ésta | | de maldad y de veneno? | |
|
|
MANUELA | Mojuer, echa de beber. | 705 |
|
|
|
MANUELA | ¿Cómo ha síu estu? | | ¿Mojuer, dónde ha ido ese vino? | |
|
|
|
LUCÍA | Oyes, debajo la saya | | (Aparte.) | he visto estar escondiendo | 710 | una jarra a la Tomasa. | |
|
|
MANUELA | ¡Hola, Tomasa! ¿Qué es eso? | | ¿Dónde echaste la otra jarra? | |
|
|
TOMASA | ¿Pues acaso yo la tengo | | ni la he visto, deslenguada? | 715 |
|
|
MANUELA | Sí, tú la tienes ahí dentro. | |
|
|
|
MANUELA | La borracha tú y tu güelo | | lo seréis, y se ha de ver | | quien la ha hurtado. |
|
|
|
(Agárranse las dos del pelo.)
|
|
MANUELA | No te ha de valer, bribona, | | alcagüetona. El gargüero | | te he de arrancar, dalo aquí. | | Mirar si tiene algo dentro | | de la saya. |
|
|
|
(Levántase y la registran.)
|
|
MANUELA | Te aseguro y te prometo, | | pillejona sin vergüenza... | |
|
|
|
MANUELA | La tengo | | de beber la sangre aquí. | |
|
|
SIMÓN | Hombre, que se matan creo | 730 | las mojueres. |
|
|
—304→
|
EMETERIO | No ¡Maldita! | | No tengas por eso mieo, | | se darán cuatro cachetes | | y se arañarán el pelo | | pero nada más. |
|
|
TOMASA | | 735 | que me ajuegan, venid presto, | | estas pícaras borrachas. | |
|
|
JUAN | ¿Qué tenéis? ¿Por qué es
aquesto? | |
|
|
|
(Continúan riñendo en tono
alto.)
|
|
|
|
SIMÓN | Qué, ¿venís a alborotar? | | Idus noramala, enfiernos, | | ya es hora de ir a su casa | | cada cual. |
|
|
TOMASA | | | de ser hija de Antón López, | 745 | cuando antes de muy presto | | los hígados no te saque. | | Ladrona, puta, pellejo, | | alcahuetona, borracha. | |
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MANUELA | Recochina, te protesto | 750 | que no has de... |
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SIMÓN | ¿Queréis dejalo | | o que vos muela los huesos? | | ¡El diablo de las mojueres! | | ¡Qué calientes están! Luego | | vamos a casa. Haya Judas | 755 | de ganao tan perverso | | que donde están jamás puede | | haber quietud y silencio. | |
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(Métenlas y se entran todos. Por la
otra parte salen
JUSTO y
PRUDENCIO.)
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PRUDENCIO | Amigo, a no haberlo visto | | te aseguro y te protesto, | 760 | no pudiera persuadirme | | que bajo ningún pretexto | | la disolución llegase | | a este escandaloso extremo. | | ¿Esto llaman buenas glorias? | 765 | Digan juntas del Infierno | | porque esto es una gavilla | | de borrachos. |
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—305→
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PRUDENCIO | ¡Y no haya una alma piadosa | | que movida de buen celo | 770 | de cuenta a los superiores | | para que pongan remedio! | |
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(Dentro,
FRANCISCO.)
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FRANCISCO | Te juro a bríos, borracha ya curtida / | | que no te he de dejar costilla a vida. | |
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TOMASA | (Dentro.) | ¡Vecinos, acudir, que aquí me matan! | 775 |
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JUSTO | Acudamos allá a poner remedio. | |
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(Entranse y sale
FRANCISCO dando de palos a la
TOMASA.)
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FRANCISCO | Te he descuartizar de medio a medio, | | la falda has empeñado, gran demonio. | | ¿Dónde la tienes? | (Dándola.) |
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TOMASA | ¡Por San Antonio, | 780 | vecinos, acudid! |
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FRANCISCO | Tráela, malvada, | | que a palos hoy sino quedas tronzada. | |
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TOMASA | ¡Ay, que me matan, Virgen! |
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FRANCISCO | Suelta ese pelo | | ¿Fuiste a la buena gloria? | 785 | Te ha de quedar, por Dios,488 de
ella memoria. | |
(TOMASA, en ademán de
borracha.)
| ¡Pero si está pasada, Virgen mía! | | ¡Que se consienta aquí esta picardía! | |
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(Salen dos Alcaldes de Barrio.)
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ALCALDE 1º | ¿Qué alboroto? ¿Qué ruido | | estás causando así. ¿Qué ha
sucedido? | 790 |
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FRANCISCO | ¿Qué he de tener, señor, si este
demonio | | de mujer que me cupo en matrimonio489 | | después de haber vendido mi pobreza, | | colchas, mantas y toda mi limpieza490, | | hasta la misma falda hoy ha empeñado? / | 795 | Veisla aquí, | (Muéstrala.) | que ha un instante me la han dado. | | |
—306→
| Se la dejó empeñada en la taberna | | por seis reales con que pagó la terna | | para ir a un barrabás de buena gloria, | | cuya maldad, señor, es bien notoria, | 800 | de donde hecha una cuba toda viene. | | Mirad, señores, qué consuelo tiene | | un pobre que a la noche viene a casa | | después que el sol y frío le traspasa | | para ganar la vida491, y ve
a su espalda | 805 | que la mujer le vende hasta la falda | | para ir a emborracharse. ¿Habrá paciencia | | que pueda tolerar tal insolencia? | |
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ALCALDE 2º | ¿Qué492
respondes a esto? | |
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TOMASA | Señor, mire vusté | (Como borracha.) |
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TOMASA | Murió el tiu Juan Santos, que era hermano | | de la majuer de Quico el italiano, | | que es primo de una tía de mi güela | | por parte de mi madre la Miguela. | |
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ALCALDE 1º | ¿Y qué tenemos con eso? | 815 |
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ALCALDE 2º | Está pasada. Dejadla | | con los diablos. |
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FRANCISCO | Ya será buena granizada | | la que caiga en tu culo, gran taimada. / | |
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ALCALDE 1º | Déjala dormir el torbellino | 820 | y que sienta después lo que es el pino | | rompiéndola los huesos a trancazos | | porque sinó te empeña hasta los cazos. | |
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FRANCISCO | Eso haré y te aseguro | | que la pondré su cuerpo bien maduro. | 825 |
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TOMASA | ¡Vaya! No ti enfaes, Quico de mi vida. | | (Como borracha.) |
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FRANCISCO | Yo te aseguro estarás bien divertida | | y puedes, desde luego, prepararte... | | Vamos a casa que allí como otra parte | | he di quitarte el polvo a la camisa. | 830 |
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(Vanse.)
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TODOS | Vaya, que sido lance de gran risa. / | |
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