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351

«Et quanquam secundum pudicitiae gradum teneat», p. 171. (N. del A.)

 

352

Joaquín Gimeno Casalduero, «Berceo: composición y significado de la Vida de Santo Domingo de Silos», en La creación literaria de la Edad Media y del Renacimiento, Madrid, Porrúa Turanzas, 1977, pp. 12-13. (N. del A.)

 

353

No se mantiene esta regla cuando se habla de los mártires, quizá por no haber personajes actuales que utilizar en la proximidad del monasterio. Acude entonces Berceo a San Esteban -es posible que por su calidad de protomártir- y a dos santos españoles (San Lorenzo y San Vicente) de los que había hablado en otras obras, y que acaso por eso podrían servir al propósito que con la técnica actualizadora se buscaba. Es cierto que en la elección de los tres personajes pudo haber otras razones que los introducirían en el ámbito de Oria. Leemos, por ejemplo, en la Vida de San Millán: «Cerca es de Cogolla, de parte de orient, / dos leguas sobre Nágera, al pie de Sant Lorent [...] / y nació sant Millán, esto sin falliment» (estr. 3). De ahí que afirme Dutton -apoyándose en la descripción geográfica que de San Millán hace Fray Prudencio Sandoval (Las fundaciones de San Benito, Madrid, Luis Sánchez, 1601)-, y en relación con el Martirio de San Lorenzo: «Tengo la fuerte sospecha de que tanto la fuente perdida como las coplas que faltan [...] contenían los milagros póstumos del santo [...] y que entre ellos había un portento que relaciona al santo con San Millán y da su nombre a la montaña» (p. 166). De esa manera, decimos nosotros, San Lorenzo vendría a ocupar, en lo que a relación actualizadora se refiere, un puesto similar a los que ocupan los otros contemporáneos de la santa que aparecen en el cielo. Lo mismo podría suceder con San Vicente y San Esteban. (N. del A.)

 

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Sobre la relación del mester de clerecía con unas fuentes escritas véase el trabajo de Antonio Prieto, «En el mester fermoso de Berceo» en Coherencia y relevancia textual (De Berceo a Baroja), Madrid, Alhambra, 1980, p. 40. (N. del A.)

 

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«Cum uero de regno Christi, de futura beatitudine, de gloria coeperit adnuntiare uentura, uideas cunctos moderato suspirio et oculis ad caelum leuatis intra se dicere: ‘Quin dabit mihi pinnas sicut columbae, et uolabo et requiescam?’», p. 198. (N. del A.)

 

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Véase John K. Walsh, artículo citado. (N. del A.)

 

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«Vnde cotidie ad eos qui per scalam Iacob somniante descendunt loquitur Deus: ‘ego dixi: dii estis et filii altissimi omnes. Vos autem sicut homines moriemini, et tamquam unus de principibus cadetis’», pp. 160-161. Recuérdese, por otra parte, que aparece a menudo la escalera como elemento típico de las visiones; especialmente desde la Visión de Perpetua. La escala de Jacob es también frecuente. Véase Howard Rollin Patch, El otro mundo en la literatura medieval, trad. Jorge Hernández Campos, 1950, reimpresión, Madrid, Ediciones F. C. E., 1983. (N. del A.)

 

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Edición citada de Brian Dutton (II, 1971). Los versos utilizados pertenecen a las estrofas 2 y 19. En adelante indicaré la estrofa junto a la cita. (N. del A.)

 

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«Meditare ut columba, sanctissima uirgo, et mente pertracta quae in futuro te maneat gloria. [...] Age ergo cogitare, praesume intelligere quibus te amplexibus cupiat Christus, quae mundi calcasti inlecebras; quo te desiderio corus ille expectat uirgineus; quam ipsis gradibus properantem caelorum ardua uidet, quibus cohors ipsa uirginalis peruenit ad Christum. Gaudet et Maria mater Domini, apex et specimen uirginitatis, incorruptionis mater, quae uos exemplo suo genuit et manet integra, suo uos documento peperit et dolores nesciuit. Genuit Sponsum et uirgo est. Parit cotidie sponsas et uirgo est. [...] Excitet te flamma ignis huius et coros illos uirgineos, prosequentes Mariam, oculo mentis suspice: ipsis comitare coris, ipsis te animi desiderio iunge. Ibi festina, ibi propera, ibi ‘reposita est corona iustitiae, quam reddet tibi Dominus iustus iudex in illa die’», Regula Sancti Leandri en Santos Padres Españoles, II, Madrid, BAC, 1971, pp. 27-28. (N. del A.)

 

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Hay un argumento más en favor de nuestra teoría. Existe en la Real Academia de la Historia un códice del siglo XI que contiene el tratado de San Leandro y que procede de San Millán de la Cogolla (Aemilianensis, códice 53, fols. 1r-24v). Es decir, un códice del monasterio en el que escribió Berceo y en el que escribió Muño, y que por su fecha tuvo que ser conocido tanto por Muño como por Berceo. Códice que explica, a nuestro juicio, la relación con San Leandro. (N. del A.)