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241

Sobre la mnemotecnia en Cicerón, cf. F. A. Yates, «The Ciceronian Art of Memory», en Medioevo e Rinascimento, studi in onore di B. Nardi, Firenze, Sansoni, 1956, 878-881.

 

242

Cf. un estudio de estas obras desde el punto de vista mnemotécnico en F. A. Yates, El arte de la Memoria, Madrid, Taurus, 1974, págs. 43-69.

 

243

Una versión «filosófica» del Ars Mnemónica puede encontrarse, además de en Aristóteles (De memoria...), en Platón (Timeo, IV, 26 b), Séneca (De beneficiis, III, 2-5) y Alberto Magno (De bono, IV, 2). El «Scio plerosque Graecos, qui de memoria scripserunt», con que se abre la sección dedicada a la memoria artificial en la Rhetorica ad Herennium (III, 23), evidencia la presencia de esta técnica en la cultura griega, tema que ha sido tratado por: L. A. Post, «Ancient Memory Sistems», Classical Weekly, 15, 1932, 32-65; P. Laurad, «La mnémo-technie des anciens», en Manuel des études grecques et latines, París, Les Humanités, 1933 y J. P. Vernant, «Aspects mythiques de la mémoire et du temps», en Mythe et pensée chez les Grecs, París, Maspero, 1965.

 

244

Vindicación de la memoria que Artiga emprende no de modo solitario en el ámbito europeo, ya que los textos de J. Brancaccio, Ars Memoriae Vindicata, Palermo, Heredo di Perin Libraro, 1702; las Disertaciones Históricas de J. Custures, Mallorca, Miguel Capó, 1700; M. D’Assigny, The Art of Memory, T. Vautrollier, London, 1697; C. Knitte, Via regia ad omnes scientias et artes..., Pragae, J. C. Laurer, 1687, y J. B. Ptholomeo, Philosophia mentis et sensum..., s.l. [¿Roma?], s.i., 1696, van a asegurar la pervivencia de esta vieja técnica en el mundo cartesiano.

 

245

Con el Epítome de la elocuencia, Artiga se propone hacer una exposición «llana» de un artificio intelectual hasta entonces de uso muy restringido. Necesidad de aclarar, hacer saber, difundir, que va a presidir un siglo -el XVIII- en cuyos umbrales se sitúa esta obra: «Cuyo artificio verás / explicado, no en aquella / manera, que Lulio, Alstedio, / Bauxio, y Eschenkilio enseñan / de tanto enigma, anagrama, / línea, triángulo, y rueda / que no son proporcionadas / para todas las cabezas» (pág. 400).

 

246

En Discursos leídos en las recepciones públicas que ha celebrado desde 1847 la R.A.E., I, Madrid, Imprenta Nacional, 1860, pág. 375.

 

247

Sobre el pensamiento mágico y heterodoxo en los comienzos de la Ilustración, puede verse el libro de I. M. Zavala, Clandestinidad y libertinaje erudito en los albores del siglo XVIII, Barcelona, Ariel, 1978 y mi artículo: «Mnemotecnia y hermetismo luliano en el primer XVIII español», El Crotalón, 2 (en prensa). Para otro punto de vista más amplio sobre el tema, cf. G. Carnero, La cara oscura del Siglo de las Luces, Madrid, Fundación March, 1983.

 

248

Vid. supra, n. 236 [«7» en el original (N. del E.)].

 

249

Véanse referencias a estas obras, y, en particular, a la de Velázquez de Acevedo, en mi artículo «Mnemotecnia y Barroco: el Fénix de Minerva, de Juan Velázquez de Acevedo», Anales Salmantinos de Filosofía, XII (1985), 183-203.

 

250

Originado en parte por la edición Mainz de la Opera Omnia de Lull (1721-1742), el lulismo español del XVIII es avivado desde Mallorca (con el centro lulista del Colegio de N.ª S.ª de la Sapiencia, donde se hace, en 1744, una edición de la Opera parva) y mantenido por la existencia de cátedras lulistas en Salamanca y Valencia. La bibliografía sobre el tema en general es muy amplia, pero, en concreto, las relaciones entre mnemotecnia y lulismo en los comienzos del siglo XVIII han sido revisadas por J. Carreras y Artau, De Ramón Lull a los modernos ensayos de formación de una lengua universal, Barcelona, Ivern, 1946.