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Así, Luzán afirma que «las cosas se pueden pintar o imitar, o como ellas son en sí, que es imitar lo particular, o como son según la idea y opinión de los hombres, que es imitar lo universal» (Luzán, La Poética, op. cit., pág. 161), añadiendo que «el poeta, pues, queriendo representar a nuestros ojos la virtud en su mayor belleza (...) consulta a la idea más perfecta que ha concebido en su mente de aquel carácter o genio que quiere pintar...» (pág. 174). A propósito de la «enargía» y parafraseando a Monsignani, el crítico aragonés afirma que al igual que los pintores explican en sus lienzos «los conceptos de su idea», la excelencia de los poetas «consiste en representar también sus conceptos con tal invención y evidencia...» (pág. 166). Según Burriel la perfección de la poesía depende de si el poeta sabe «levantar su vuelo por los ayres, siguiendo sus propias invenciones e ideas» (Burriel, Compendio, op. cit., pág. 75), y refiriéndose a la imitación universal en la épica, opina que el poeta debe «trazar toda la acción según que en su idea la concibe» (pág. 20). Díez González, cuando estudia la «ficción», dice que «todo poeta tiene libertad de usar de la ficción también en el sentido vulgar de fingimiento, o cosa puramente ideal, que sólo existe en su mente» (Díez González, Instituciones, op. cit., pág. 7). Pero, repito, las anteriores citas no significan que sus autores concedan una especial relevancia en su teoría de la imitación, ni a la «idea» en el sentido platónico, ni a lo ideal en el sentido arteaguiano.

 

72

Arteaga, Investigaciones, op. cit., pág. 18.

 

73

Ibídem, pág. 35.

 

74

Luzán, La Poética, op. cit., pág. 166.

 

75

Ibídem, pág. 240. Estos y otros pasajes me permiten puntualizar las opiniones de José Jurado cuando escribía que el concepto de imitación en Luzán «en manifiesta oposición a los grandes pensadores helenos, toma el sentido realista más descarnado». Sin embargo, Luzán, como estamos comprobando, es favorable a un tipo de imitación que admite la modificación, selección y perfeccionamiento de la naturaleza, aunque no desecha, igualmente, un tipo de imitación realista, particular, a la cual se refería Jurado en un interesante artículo: José Jurado, «La imitación de la Poética de Luzán», en La Torre, año XVII, 63, 1969, págs. 113-124. La cita en pág. 120.

 

76

Arteaga, Investigaciones, op. cit., pág. 58.

 

77

Burriel, Compendio, op. cit., pág. 84.

 

78

Luzán, La Poética, op. cit., pág. 258. A propósito del estilo, afirma Luzán, «cuando la materia es tal que requiere un estilo grande y elevado, debe el poeta, en primer lugar, presentar los objetos por la parte mejor y la más noble, escondiendo al mismo tiempo, con arte todo lo que tuvieren de feo, de bajo y despreciable» (pág. 317).

 

79

Arteaga, Investigaciones, op. cit., pág.

 

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Sánchez Barbero, Principios, op. cit., pág. 160. Esta defensa de la selección y perfeccionamiento de la naturaleza según criterios subjetivos del artista, implica un reconocimiento, más o menos consciente, de la teoría idealista, que más que una imitación de la naturaleza propugna una imitación de la mente del artífice, es decir, el concepto de imitación cede su primacía al concepto de «invención», tal y como antes apuntábamos.