Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
Indice


 

101

Ibid., p. 877.

 

102

Cf. Hinterhäuser, op. cit., pp. 191-92. El ejemplo típico del nouveau riche de esta época de advenedizos sociales, es el de Salamanca, quien por sus conexiones políticas y especulaciones e inversiones en los ferrocarriles y en el estanco de la sal, llegó a ser uno de los grandes banqueros españoles. Su fortuna, como la de muchos otros, se vino abajo con la crisis económica y la revolución del 68. De Salamanca dice un diplomático extranjero que es «the Spanish Monte Cristo», The attaché in Madrid or Sketchds of the Court of Isabella II, New York, Appleton & Co., 1856.

 

103

OC, Narváez, T. II, p. 1615. Ya estamos lejos de la entusiasta manifestación de Galdós de 1885: «Del 68 acá una juventud estudiosa ha llevado a la política la nueva savia, y las dotes del entendimiento tienen más parte que antes en lo que se llama el juego de los partidos», OI, T. VI, pp. 297-298.

 

104

Ibid., p. 1540.

 

105

OC, La de los tristes destinos, T. III, p. 633.

 

106

Ibid., p. 732.

 

107

Cf. el ensayo de Rafael Altamira, «Terapéutica colectiva», en Ideario Político. Ed. Prometeo, Valencia, 1921. En estas páginas de 1900, Altamira dice: «La conciencia de los verdaderos intereses del país, de las cuestiones esenciales para su vida sólo se adquieren en el íntimo contacto, amoroso y lleno de celo casi familiar con la tierra madre, con tal de que no se olvide el peligro de empequeñecer las cosas reduciéndolas a proporciones de tribu y quitándoles todo valor humano». Esta reacción no es sólo castellana sino que parece ser característica de toda la Península: «La generació [catalana] del 1901 va sentir més aquest impacte com més enllà de l'Ebre encara persistia -malgrat els planys de molts castellans illustres- la inautenticitat d'un Estat que es recolzava en el caciquisme, les casaques de Palau, la cursileria de Campoamor i una administració deplorable», Jaume Vicens i Vives y Montserrat Llorens: Industrials i politics del segle XIX, Barcelona, 1961, p. 296. La diferencia entre la generación catalana y la castellana del 98 parece deberse, entre otras cosas a actitudes distintas: «[...] l'esmentada generació del 1901 [estaba formada por] uns homes que al pessimisme de la generació castellana del 98 oposaren un sa optimisme constructiu i saberen endegar la reacciò d'una bona part de llur poble. Ells tinguren fe i confiança en el poble català», Josep Benet, Maragall i la setmana tràgica, Barcelona, 1963, p. 12. Como señalamos más adelante, Galdós también se diferencia de sus compañeros más jóvenes por su actitud espiritual respecto a la crisis; a pesar de las ocasionales caídas en el pesimismo político tiene una fe ilimitada en la educación, el progreso y el futuro. Para él la solución está en acercarse más y más a los ideales de una Europa avanzada y abierta, libre y progresista, no en cerrar las puertas al mundo exterior, como predican algunos de los regeneracionistas más jóvenes.

 

108

Cf. Berkowitz, op. cit., pp. 368, ss. y 395, ss.

 

109

Olmet y García Carraffa, op. cit., p. 128.

 

110

Benito Pérez Galdós, Memoranda, Madrid, 1906, pp. 239-40.

Indice