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En 1987 el director de Cinematografía era Fernando Méndez-Leite (Miró dimitió en el 85), pero su línea de actuación fue continuista respecto a ésta.
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Es importante tener en cuenta el éxito de una película como Los santos inocentes (Mario Camus, 1982), con reconocimiento incluso en el Festival de Cannes para sus intérpretes; película que sirvió como patrón para este pretendido cine de qualité, basado en clásicos literarios.
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De hecho, no fueron muchos los espectadores que gozaron con el film de Bigas Luna en cine; tan sólo 134.000, generando una taquilla de poco más de 42 millones. Cifras pobres para una película que encuentra su sentido (como todas, pero ésta más si cabe) en una sala de cine.
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Caparrós Lera, J. M., El cine español de la democracia (Barcelona, Anthropos, 1992), p. 341.
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También Tim Burton tiene un cortometraje de animación que plasma en imágenes la historia del arenero.
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Recordemos, a su vez, el trágico destino de Edipo, que al saber que ha asesinado a su padre y se casa con su madre, se arranca los ojos.
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Tampoco es difícil notar la alusión a Psicosis (Psycho; Alfred Hitchcock, 1960) (película muy presente en Angustia), al encontrarnos con un hijo psicópata-asesino muy influenciado por la figura de la madre: allí, ausente; aquí, muy presente.
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Bigas Luna en «Mitjanit amb angoixa»: «Siempre me ha apasionado la relación entre la ficción y la realidad, y conseguir que aquello que ocurre en la sala sea también ficcionado; ése es el objetivo de este proyecto.»
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Así llamó Bigas Luna a su proyecto de espectáculo interactivo, concebido con unos actores y utensilios que rimarían con determinadas situaciones de la ficción.
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Otras ideas del director eran: soltar pájaros, cerrar las puertas del cine, que algunos figurantes le tocaran la coronilla a los espectadores...