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La tartamuda o la media caña

Que cantó un corneta porteño para que la bailaran en sus cantones los defensores de Buenos Aires en la noche víspera del 3 de febrero de 1853, cuando amenazó el ex-coronel Lagos que tomaría a viva fuerza la plaza de Buenos Aires


A salú de los Batallones de Línea de la Guarnición.



ArribaAbajo    Co... co...mo soy tartamudo,
       pueden dispensar,
    si llego en ciertas coplas
       a tarta... mudear.
Centinela, ¡alerta! -se oye en el cantón  5
a la primera güelta. -Oído y atención,
       cadena y bailar:
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    que yo con mi changango
       me voy a explicar.

    Oigan la media caña,  10
       que las puebleras
    bailan al tiroteo
       de las trincheras.
A la media noche -o al amanecer,
los de afuera dicen -que entran... a morder.  15
      ¡Tum... tum!... ¿qué es eso?
    de los Italianos
      algún bostezo.

    ¡La pu...u...jan...za en la gente
       cruda y amarga!  20
    que al per..dío..sa..cra..mente
      sale a la carga...
al trote, de frente: armen bayoneta,
ruempan el cartucho, ceben cazoleta.
       Dejen, muchachas,  25
    que espanten de los güecos
      las cucarachas.

   Ma... ma... tías - Tragaldabas,
      también de chulo
    diz que viene a tragarnos:  30
       miren que cu...
...que cuco tan fiero - se nos quiere hacer;
si se habrá olvidao - que lo hicimos per...
—460→
       per... der el rumbo,
    haciéndole de atrás  35
       chiflar un chumbo527.

    ¡Tu..ru..tum...tum!... ¡Ah, hijitos!
       Bailar, muchachas...
    que las guerrillas de HORNOS
       a las vizcachas...  40
por que no hagan daño, -al oscurecer,
de esas castañetas- les suelen hacer.
       ¡Oído!... ¡Bro..co... tón...!
    ¡Ah, comendante Sosa,
      siempre rezongón!  45

    ¡Qué ruido... voto al diablo!
       a media noche.
    Es la organización
      que dentra en coche.
Que no me la espanten - de la batería,  50
que los teruteros528 - no armen gritería.
       Ya se han callado,
    y la cómo se llama
    se ha empantanado.

    ¡Ah, mathaya, ese tal  55
       Goyobotija
—461→
    puntiara!... pe... pero... ¿cuándo
       larga manija?
Pues, mientras no engorde del todo y peleche,
y en el pueblo siga - escasa la leche...  60
       dicen los flaires
    que no ha de entrar el hombre
       en Buenos Aires,

    Doma-gogos nos llaman,
       y ya sabemos  65
    y ya eso quiere decir
       doma Supremos.
¡Alto ahí! artilleros, - cartucho al cañón;
pie a tierra, y recule la organización,
      que desde Montiel529  70
    nos trai el heredero530
       de don Juan Manuel.

    ¡Pu...cha, gauchos mulitas
       esos de Lagos!
    haciéndose aujerear  75
       en estos pagos:
aonde diariamente me los difuntean,
mientras que sus jefes holgados cuerean531.
       Y siga el bureo,
—462→
    y la federación  80
       del manoteo.

    Cuatro diablos sostienen
       esta pendencia,
    porque andan los paisanos
       a la obedencia...  85
de los revoltosos - que arman las custiones
por darle a la hacienda532 cuatro manotones,
       como están dando,
    mientras los gauchos lerdos
       andan galguiando.  90

    Y acá cuando se viene
       cualquiera de esos,
    por lo pronto le largan
       quinientos pesos...
y lindas cacharpas, - sables, tercerolas,  95
cuando traen de ajuera apenas las bolas;
       porque no he visto
    gauchos mas desaviaos,
       ¡por Jesucristo!

    Y de yapa, ahí los tienen  100
       meses enteros,
    rondando a la ciudá
       Como tahuneros533,
—463→
a güeltas y al trote sobre un pingo flaco,
y sin aflojarles - ni olor a tabaco;  105
       pues dice Urquiza
    que les dan demasiado
       con la devisa.

    ¡Siquiera allá esos jefes
       tan gamonales  110
    al mes se les vinieran
       con cuatro riales!...
a esa montonera de guachos tamberos,
gritones... ¡ahi -juna! más que teruteros:
       como si a gritos  115
    quisieran aturdirnos
       los compadritos534.

    Rotosos, que pretenden...
       ¡Miren qué fachas!
    entrar a manosiarlas.  120
       ¡Oído, muchachas!...
¿Se ríen? me gusta; - ríanse, hacen bien;
pues dice Melchora - que dice Belén,
       que los puebleros
    no quieren que las pinchen535  125
       los teruteros.
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    Que al verle a una porteña
       la cinturita,
    hay nacional que todo
       lo facilita.  130
¿Quién vive? ¡La patria!... ¿Qué gente? ¡El amor!
Querelos, mi vida - haceles favor.
       Sí, mi alma, dales
    todo lo que te pidan
       los nacionales.  135

    Esos mozos merecen
       por guapetones,
    que les pongan blanditos
       los corazones.
Zarandiate, mi alma, - lucí la cadera,  140
hacétele un arco, - porteña embustera.
       Ahora mesmito,
    en el betún536 largale
       un cariñito.

    A esa rubia rosada,  145
       por darle un beso,
    le pondría a sus plantas
       todo el Congreso.
Ahora que me acuerdo... ¡Qué fatalidá!
Escuchen la infausta - triste novedá...  150
       ¡Jesús, qué pena!
—465→
    Atención, atención,
       y hagan cadena.

    Antiyer un sujeto,
       que particulo,  155
    me dijo cierta cosa
       con disimulo...
y ya rebenquié - a la calle Larga,
porque en ese rumbo - sentí una descarga;
       y allí por junto,  160
    topé un carro cargado
       con un dijunto...

    Hasta encima del lecho537,
       lleno de barro,
    y amarrao con torzales  165
       venía el carro.
¡Barajo... qué olor! - cuando me arrimé
al muerto jediondo - que de Santa Fe
       venía tieso,
    y el carrero me dijo:  170
       ¡Es el co... con... greso!

    Al fin, con la noticia
       del tal mortuorio,
    se me va apichonando538
       el auditorio.  175
—466→
¡Jesús, qué tristura! - basta de bailar:
que ya la guitarra voy a destemplar;
       y me despido,
    porque también me siento
       enternecido.  180

    Conque, será, patrones,
       hasta mañana;
    y ahora que los cantones
       tocan la diana...
juerte, vida mía: gritá, corazón,  185
¡que viva!, ¡que viva la federación!
       Vuelta redonda:
    todo el mundo a ese grito...
       ¡Viva! responda.

Buenos Aires, enero 8 de 1853.



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La sorpresa



ArribaAbajo    ¿No ha visto, amigo Fajardo539,
del campo en la quemazón,
el susto con que un ratón
sale del güeco de un cardo540
como bala de cañón?  5

    ¿Y el terror que la domeña,
del fuego en la orilla, ha visto
cuando una víbora, ¡Cristo!,
topa con una cigüeña
y no halla un aujero listo?  10

    Y un reyuno, si el latón
llega a oír o la corneta,
¿no ha visto cómo se inquieta
y dispara el mancarrón
que ni le diablo lo sujeta?  15
—468→

    Pues ni ratón, ni reyuno,
ni víbora habrá pasao
susto igual al que me ha dao
usté al soltarme su albuno541,
para que un improvisao...  20

    Le haga yo, como si fuera
el destripar una laucha,
o pelar solo una chaucha,
concertar a la ligera
cualesquier versada gaucha.  25

    Con todo, de espantadizo
no me ha de acusar ninguno,
ni jamás dirá su albuno
que al verlo me hice el petizo.
De balde usté de improviso  30
por coplas me busca el fallo;
para hacer versos no es payo
ni sabe hacerse perdiz,
aunque es un gaucho infeliz...
su amigo  35

Aniceto el Gallo.





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ArribaPoesías inéditas

  —[471]→  
Que Aniceto el Gallo conservaba olvidadas en su cartera


En la guerra que sostuvo por nueve años la República Uruguayana contra la invasión devastadora y sangrienta del ejército de Rosas, cuando en campaña los jefes del partido de la libertad obtenían algunos triunfos parciales sobre las divisiones invasoras, en Montevideo los guardias nacionales algo gauchos decían: «El jefe tal le ha soplado la viruta en tal parte a tal o cual jefe rosista». Por ese refrán el Gaucho Aniceto hizo las décimas siguientes en 1848.


Las virutas



ArribaAbajo    Como del río Uruguay
sacan petrificaciones
de los postes y raigones
—472→
de tala y de ñandubay542,
andan diciendo por ahí  5
que alguno había sacado
de un tala petrificado
una viruta muy ancha:
la que TAJES543 en Cagancha544
a Moreno545 le ha soplado.  10

    Dice el bravo coronel
Silveira que, por fortuna,
a Olid546lo espantó con una
virituta de laurel.
En esto aparenta aquel  15
una equivocacioncilla...
en cuanto a la virutilla
y el palo, pues el muy pillo
bien sabe que de espinillo547
le atracó toda una astilla.  20



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Solicitud

De Aniceto el Gallo ante el ministro de la guerra de quien era edecán en 1853, pidiéndole, una montura para su caballo


Señor general ministro.



ArribaAbajo    Siendo adecán titulao,
muento548 a caballo, señor,
en un apero cantor549
tan ruin y descangallao,
que adonde bajo el recao  5
queda en montón la polilla;
mientras veo a una tropilla
de ayudantes charabones550
cargados de relumbrones
con pistoleras y en silla551...  10

    Bien pues, si soy adecán,
como me han hecho entender,
de juro552 he de merecer
lo mesmo que a otros les dan;
—474→
y, como dice un refrán  15
que «mama todo llorón»,
me lamento esta ocasión
a ver si saco mi astilla
y me largan una silla;
que es toda mi pretensión.  20

En febrero de 1853, el general Urquiza, con su ejército entre-riano y una escuadra de buques de guerra, sitiaba por mar y tierra a la bien defendida y atrincherada ciudad de Buenos Aires, entonces disidente y segregada de la Confederación Argentina presidida por el referido general, quien tenía reunido su congreso de diputados en la provincia de Santa Fe.

A bordo de uno de los vapores que hacían el bloqueo hallábase de cirujano un don León Fuentes, natural de Buenos Aires, enemigo de su provincia y por consiguiente muy partidario del general sitiador.

A ese cirujano Terutero se le interceptó una carta que escribió desde el vapor a un amigo suyo, diciéndole, que, sin falta ninguna, desde el día 2 hasta el 5 de ese mes de enero, el ejército urquizista atacaría las trincheras y entraría a Buenos Aires.

A esa carta el gaucho Aniceto el Gallo le contestó con las décimas que siguen; y para mayor broma Aniceto se dijo ser primo hermano de don León Fuentes de Chichipea, porque este apellido tenía un gallego medio loco que andaba en Buenos Aires, siempre borracho y bullicioso.

Véase pues la carta de Aniceto al primo León.



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Carta de Aniceto a su primo Chichipea

Buenos Aires, 6 de enero.



ArribaAbajo    Primo553: ayer de un chavalongo554
cuasi me has hecho espichar555,
esperándote a almorzar
morcilla fresca556 y mondongo.
De sol a sol como un congo,  5
arriba de una azotea
en el güeco de Lorea557,
pasé el día en mi cantón
por pegarme un atracón
a tu salú... ¡Chichipea!  10

    Y al salir de centinela
cuando iba ya a escurecer,
como estaba sin comer
—476→
me le afirmé a la cazuela,
diciendo: «ya no se cuela  15
el primo como desea;
a bien que él se saborea
a costa del Director»;
pues dicen que en el vapor
estás gordo... ¡Chichipea!  20

    Pero te alvierto, León,
que de este año, en ningún mes,
por el dos ni por el tres
no entrarás, no, comilón;
por el SIETE, un arrejón  25
quizá más fácil te sea,
sin que yo espere ni crea
de tu entrada una palabra,
aun cuando el siete se te abra
la dentrada558... ¡Chichipea!  30

    ¡Y, cómo... si las entradas
al redor de la ciudá
están con temeridá
fuertemente atrincheradas!
y allí, de las esplanadas  35
ni el demonio se menea;
porque tienen por tarea,
los que mandan los cañones,
de aventar los comilones
al infierno... ¡Chichipea!  40

    Siendo ansí, será mejor,
primo, ya que sos porteño,
—477→
que con blandura y empeño
le digás al Diretor,
que nos devuelva el vapor559  45
si acreditarse desea,
porque es cosa dura y fea
tragarse un vapor ajeno
un general que está lleno
de vapores... ¡Chichipea!  50

    Hacé, pues, la cosa en calma,
y si el negocio promete
te aguardaré por el siete,
querido primo del alma;
y así con laurel y palma  55
o con bozal y manea560,
de cualquier modo que sea,
te soplás, acá, León,
sin hacer un arrejón
por el siete... ¡Chichipea!  60

    ¿Qué es eso, primo, qué es eso?
pues aquí se suena que
anda ya por Santa Fe
medio frunciendo el Congreso.
¡Valor, primo, y rabo tieso!  65
que un León no se asusta al cuhete561;
como toruno acomete
—478→
sin recelo que te aflija;
y dentrarás a la fija,
¡por el siete, por el siete!  70

Aniceto.




La luz de Aniceto el Gallo

En febrero de 1859, el barón de Maúa hizo un empréstito a la República Argentina, y con ese motivo el gaucho Aniceto escribió estrofas, siguientes.

El ruido y barullo de las gateada562ha inspirado a Aniceto la versada siguientes



ArribaAbajo    ¡Cancha!563que ahí viene la luz
con el barón de Maguar,
—479→
platudo que le va a dar
a la Bolsa en el tus-tuz564.
Ya verán el repeluz565  5
que de moneda-papel
hace, sin darles cuartel
el hombre, con las manadas
de amarillas y gateadas
que va a soltar de tropel.  10

    ¡Oiganle a los corredores
zaguanes o pasadizos,
que les compran a chorizos
onzas a los bajadores566!...
Veremos si esos pintores  15
que sueñan con la invasión
terutera, de un tirón
y en cuanto les dueble el codo;
no los piala567 allá a su modo
y los revuelca el barón.  20

    Falta ahora que un tal Bilbao
que anda allá por San José,
bailando y mamandosé
—480→
en el convite mentao,
venga de nuevo alumbrao  25
por don Justo Terutero,
y nos diga que el lucero
viene atrás del avestruz
presidente... y que no es luz
la del barón brasilero.  30



  —481→  
Maldita credulidad pavuna

Cuando el Presidente de la Confederación Argentina, doctor don Santiago Derqui, sucesor del general Urquiza en esa Presidencia, invadió con un gran ejército a la provincia de Buenos Aires, que estuvo siete años segregada de la Confederación Argentina, y cuyo ejército invasor fue completamente derrotado por el de Buenos Aires, en la batalla de Pavón, el 17 de setiembre de 1862, se dijo antes de esa invasión que el general Urquiza, ansiando ya volver a ocupar la presidencia, había instigado mucho al señor Derqui para que emprendiera esa campaña, de la cual salieron descalabrados ambos; es decir, el señor Derqui a quien Aniceto el Gallo en su periódico gaucho le llamaba el presidente PAVO, y el expresidente Urquiza a quien también Aniceto le llamaba por epíteto: el general TERUTERO.

El ejército de línea y la guardia nacional de Buenos Aires, formando un personal de 15,000 hombres de las tres armas, al mando del brigadier general don Kirtolomé Mitre, venció con gran denuedo al ejército del brigadier general don Justo Urquiza, fuerte de 18,000 hombres, tomándole a la bayoneta 31 piezas de artillería, 11 banderas y 1,800 prisioneros, etc.

La mencionada derrota de Pavón dio mérito a los versos siguientes.



ArribaAbajo    Diz que a un pavo un terutero
celoso le dijo un día,
de que, gauchando podría
gobernar el mundo entero.
Creyó el pavo chacarero  5
lograr empresa tamaña,
pero no se dio la maña
que el terutero se dio,
hasta que al fin lo sacó
a desplumarlo en campaña.  10

    Por último, cegatón568
el triste pavo emplumando569,
dicen que juyó galguiando
de los campos de PAVÓN,
adonde estaba flacón  15
de comer sólo salitre
¡chasco será que algún bruitre,
por ahí le suma la bolla,
—482→
después de escapar de la olla
de los soldados de MITRE570!  20




Al señor Sarmiento

Poco antes o después de 1844, el señor Sarmiento, actual presidente de la República Argentina, le regaló en Montevideo su retrato al señor Ascasubi, quien veinte años después, en un banquete que tuvo lugar en París, el 4 de julio 1867, le presentó ese su retrato al mismo señor, saludándolo gauchamente como sigue.

Caballeros y madamas.


ArribaAbajo    Un cuarto de siglo hará
a que cerca de la Pampa
me dio un amigo su estampa
como prenda de amistá;
pues ese amigo aquí está...  5
y en prueba de que les cuento
la verdad, velay presento
su figura con placer,
para lucirla y beber
a la salú de Sarmiento.  10



  —483→  
Al señor Castelar

En igual de fecha 1867, y en el mismo banquete, Aniceto el Gallo le dirigió al señor don Emilio Castelar las décimas que van más abajo, y en razón de que dicho señor había tardado algo en devolverle un paraguas que le prestó el primero.



ArribaAbajo    Con el cuchillo en la mano
y ojo listo a una botella,
por si acaso me atropella
cierto petizo gitano,
voy a echarle a lo paisano  5
un brindis, sin recelar
que me quiera desafiar
en seguida don Emilio...
contra el cual no pido auxilio
si me saliere a peliar.  10

    Señores: mucha salú
le deseo a Castelar,
y no volverle a prestar
ni el güeso de un caracú;
porque tiene la habitú  15
mesma de un tal Olascagua,
—484→
vizcaíno que era en Rancagua
un rigular pagador...
pero muy empacador
para volver un paragua.  20




Cuentos mitológicos gauchi-versistas para el álbum de ***

París, agosto 31 de 1868.



ArribaAbajo    Porque una noche de invierno
lira en mano se entró Orfeo,
sin permiso (según creo),
a calentarse al infierno,
furioso el rey del Averno  5
ya iba a morderlo a la puerta,
cuando Orfeo, erguido, cierta
melodía preludió,
que al Demonio lo dejó
con tamaña boca abierta.  10

    Y añaden que el cancevero,
aquel feroz animal
que del abismo infernal
es el terrible portero,
mansito como un cordero  15
—485→
vino a Orfeo, lo lambió;
y luego que te expresó
su encanto a miradas tiernas,
con el rabo entre las piernas
el mastín se retiró.  20

    Así, de tal lira al son
divino, los condenados
fueron también encantaos
todos; y por conclusión
de fiesta el fiero Plutón,  25
después que tomó una tranca
con chicha y cerveza blanca,
salió a refrescarse en coche,
y a los diablos esa noche
les hizo dar puerta franca.  30

    Tales encantos allá
cuentan... de que Orfeo solo
no los hizo, pues Apolo
dicen que fue otra deidá
ante quien no hubo beldá  35
que a su lira resistiera:
pues, a Venus que le hiciera
de indiferencia una mueca...
le haría la zamacueca
bailar, aunque se frunciera.  40

    ¡Qué mágicos!... así fue
el rey David, aquel mentao
—486→
arpista, que, encamotao
por una tal Bersabé,
le anduvo atrás hasta que  45
por ingrata la encantó,
cierta ocasión que la vio
bañándose en una tina,
donde con su arpa divina
el rey le hizo... qué sé yo.  50

    Llorar pienso que sería...
lo que le hizo a Bersabé
David, como al piano usté
sentir al mesmo lo haría:
y además yo apostaría,  55
para ganar, por sabido,
que, a David, como a Cupido,
al diablo, a Apolo y a Orfeo,
usté los haría creo
llorar a moco tendido.  60

    En fin: por si alguno ignora
el deleite sobrehumano
con que usté, al tocar el piano,
embelesa y enamora,
digo que la encantadora  65
Santa Cecilia bendita
no tendrá, y que necesita...
para el coro celestial
una artista angelical
como es usté, Margarita.  70



  —487→  
Invitación

Que en París, a fines del año 1871, le hizo el gaucho Aniceto el Gallo a un amigo suyo, para que este, con su familia viniese a comer en casa del gaucho Aniceto


A mi amigazo el manco.



Arriba    Por gusto, amigo Rufino,
traime la muchachería
mañana, a hacer medio día571
con un puchero argentino;
y, como no beben vino  5
doña Chepa572ni Justita,
ese ahorro me facilita,
(¡como quien no dice nada!)
darles también carbonada,
arroz con leche y humita573.  10

    De ahí, Manco, por gusto voy
a darte un choclo cocido,
—488→
tiernito y muy parecido
a los que da Chivilcoy574;
y es ralo575, a fe de quien soy,  15
el ver un choclo en París,
como si a la emperatriz
allá en el teatro Colón
la vieses con Napolión
bailando el gato mis-mis576.  20

París, setiembre 27 de 1871.