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ArribaAbajoHistorias (1908-1912)




ArribaAbajo- 39 -


La carbonerilla quemada


ArribaAbajo-En la siesta de julio, ascua violenta y ciega,
prendió el horno las ropas de la niña. La arena
quemaba cual con fiebre; dolían las cigarras;
el cielo era igual que de plata calcinada.
...Con la tarde, volvió -¡anda, potro!- la madre.
El pinar se reía. El cielo era de esmalte
violeta. La brisa renovaba la vida...
La niña, rosa y negra, moría en carne viva.
Todo le lastimaba. El roce de los besos,
el roce de los ojos, el aire alegre y bello:
-«Mare, me jeché arena zobre la quemaúra.
Te yamé, te yamé dejde er camino... ¡Nunca
ejtubo ejto tan zolo! Laj yama me comían,
mare, yo te yamaba, y tú nunca benía!»

Por el camino -¡largo!- sobre el potrillo rojo,
murió la niña. Abiertos, espantados, sus ojos
eran como raíces secas de las estrellas.
La brisa jugueteaba, ensombrecida y fresca.
Corría el agua por el lado del camino.
Ondulaba la yerba. Trotaban los pollinos,
oyendo ya los gritos de los niños del pueblo...
Dios estaba bañándose en su azul de luceros.




ArribaAbajo- 40 -


ArribaAbajoIgual que una magnolia
tronchada es tu cabecita helada.
Cual los azucenones por abril,
con la muerte has crecido, en una trájica
primavera de nieve.

-Todo te está más corto...-
      Y en la candida
caja, falso regazo de celindas,
yaces, como pintada
-un carbón de no sé qué pintor triste-;
¡ay, solo negra y blanca!

... Di, ¿por qué te deshaces,
porvenir de belleza, que ya estabas
en la ilusión del mundo?
¡Forma en ruinas, ruina de la esperanza!

... Solo un hálito errante
de descomposición ahogada
por esencias agudas...
Solo un albo silencio,
unas horas más largas,
que tornarán a ser
cual las otras, mañana...
¡Y tú, fría, tendida,
apagada, borrada!...

Luna caída, dime:
si no es el alma, ¿qué es lo que te falta?




ArribaAbajoLibros de amor (1911-1912)




ArribaAbajo- 41 -


(Marthe)


ArribaAbajoEn la tarde de lluvia, primaveral y sola,
que ponía las rosas pesadas con sus perlas,
entre la risa familiar, en la terraza,
te burlabas de mí, fantástica y perversa.

Andabas como yo, te empinabas lo mismo
que yo diciendo versos... Tu gracia francesa era
de un encanto tan grande, que yo me desdeñaba
también, perdido, absorto en tu farsa traviesa.

De vez en cuando, en un jesto rápido y único,
que me tornaba náufrago de tu hermosura tierna,
tras una agudizada sonrisa, me quitabas
todo lo hecho con una mirada seria...

-Del otro parque, en la suntuosidad lila
del crepúsculo igual, una voz limpia y llena
colmaba de su plata apasionada todo
el jardín silencioso, fino de hojitas nuevas.

Y los trajes lijeros, hijos del paisaje
mate, daban a la hora un contajio de eterna
fugacidad sin nombre, que después volvería
a la nostaljia, como una belleza en pena-.

¡Oh, cosas que pasaron; que no hicieron camino
por nuestro corazón!... ¿Qué mudez, verdadera,
qué mirar de verdad, y a quién, Marthe, darás
esta tarde española de primavera fresca?




ArribaAbajo- 42 -


ArribaAbajoHermana: Deshojábamos nuestros cuerpos ardientes
en una profusión sin fin y sin sentido...
Era otoño y el sol -¿te acuerdas?- endulzaba
tristemente la estancia de un fulgor blanquecino...

Luego -los ojos grandes, rojos como carbones-
te arreglabas la toca, el velo... y sin ruido
te ibas como una sombra, a la capilla aquella
perdida entre opulentos rosales amarillos...

Venían días tristes en que te recojías...
mi amor se hacía más inmenso y más sombrío
y cuando tú surjías, más pálida que el agua,
encontrabas mi pecho como un pájaro el nido...

Te creías que Dios te miraba... En las tardes
de huracán y tormenta, temblorosa de frío,
te ibas por los claustros, pegada a las paredes,
el corazón sin alas como un niño perdido.




ArribaAbajo- 43 -


ArribaAbajoSus pechos blancos eran pequeños y distantes
pero duros, lo mismo que dos pechos de piedra;
los pezones agudos, rosas, se levantaban
con una gracia inesperada, alegre y fresca.

Cabían en el hueco de mis sedientas manos...
y aquel otoño frío de horas amarillentas
entibiaron mi vida estéril, como blancos
corazones de una mustiada primavera...

Eran la permanencia de un abril retardado,
en el cuerpo marchito y débil de su dueña...
olían como rosas de un cementerio alegre,
al lado de unos brazos que sabían a tierra...




ArribaAbajoDomingos (1911-1912)




ArribaAbajo- 44 -


Inverosimilitud


ArribaAbajoSí, la inactualidad. Vivir siempre una vida
de después o de nunca, poniente de este puerto.

Amor en ropas y costumbres venideras.
Sentido diferente, más allá, de los besos.
Salidas lívidas, en madrugadas de lluvia,
de bailes de ciudades que aún no están en el tiempo.
Retornos con mujeres sin nacer aún -¿qué muelles?-,
en el sol amarillo de ¿qué tardes de invierno?
Suspiros dobles al jardín, por galerías
que aún son peña, en el canto de alondras que aún son sueños.
Veladas pensativas bajo ¿qué nuevas lámparas?
que encenderán, para otros ojos, otros dedos...

Sí, la inactualidad. Vivir siempre una vida
de después o de nunca, agua de este desierto.




ArribaAbajo- 45 -


La madre


ArribaAbajoEl oleaje de lo ignoto, hijo,
te trae y lleva, mar sin fin.
¿Dónde, por fin, te dejará?

¿Te reclaman allí, otra alma mía,
con tanto afán
como aquí yo; dudan llorando,
como yo allí, si tú te quedarás
aquí, por fin y siempre?
    ¡Oh, mar;
cójeme a mí también, y déjame,
con él, aquí o allá!




ArribaAbajoEl corazón en la mano (1911-1912)




ArribaAbajo- 46 -


ArribaAbajoGracias, amor, por esta serena desventura.
¡Qué bien hallado estoy con mi desesperanza!
-¡Cuán fácilmente, en ella, vuela mi nave pura!-
¡Oh, qué mar tormentosa tan llena de bonanza!

¿Dónde la pasión loca se ha sepultado? Todo,
desde que la aulaga ha clavado su espina
en mi ilusión, parece, riendo, de otro modo:
¡la noria, tan alegre; tan verde la colina!

... Pero un remordimiento de mi misma tristeza
lo anega todo, a veces, en olas de quebranto.
Siento que mi dolor me toca de belleza,
¡y me apenumbro de esta felicidad de llanto!




ArribaAbajo- 47 -


ArribaAbajoComo una blanca rosa, a la que el viento arranca
la esencia y, sin embargo, no pierde su existencia;
entre el jardín profuso de mis tristezas, blanca,
mi alma perfuma el mundo sin consumir su esencia.

Rosa blanca, alma mía; ¿qué misterio mantiene
la gracia renovada de tu esencia infinita?
¿Una raíz de amor y de esperanza tiene
bajo tu cáliz puro la eternidad bendita?

¿Es el seno materno que nutre tu esperanza
la misma gloria a que suspira tu perfume?
¿Estás entre dos glorias; esa que no se alcanza,
y esa, quizás la única, que nunca se consume?




ArribaAbajoBonanza (1912)




ArribaAbajo- 48 -


ArribaAbajoBelleza cotidiana -amor tranquilo,
¡qué bella eres ahora!

¡Sí, en todo vives tú! ¡Mata que fue
esqueleto sin luz, hoy todo es rosas;
vereda que te ibas, como el enterrador
al cementerio, por la gavia roja y apestosa
de perros muertos y de almejas malas;
cómo vienes a mí,
clara, saltona
igual que un niño! Agua muda y verde
de mis penas, hoy límpida y sonora
de mi alegría, ¿qué ruedas de oro y plata
le das a mi ventura misteriosa?
Y me iré -aurora hermosa y triste-
hacia más plenitudes. Pero toda
mi vida vieja será ya columna de ascua
-cual la palmera de Moguer,
sobre el poniente con la gloria-,
seguro, en lo mejor, de que tú estabas,
¡de que puedes estar,
cual Dios, yo niño, estuvo en cada cosa!




ArribaAbajo- 49 -


ArribaAbajo¡Cómo sangra la herida
que me han abierto todos!

Mas pienso en tí, Señor,
la sangre se hace de oro
bajo la mano y hallo rosas
tibias en vez de abrojos...

Tú me dices que pague
con bien el mal, pago, te oigo,
y abro un dulce sonreír
en los labios del odio,
mi cólera incendiada
con lágrimas sofoco...
Me hago más dulce, cada vez, más sua-
vemente melancólico...

Pero... ¿y si fuera un sueño,
Señor, tu vida?
       ¿Si yo sólo
pusiera la mejilla
para las bofetadas? ¿Si este oro,
que cuando pienso en ti dejo en mi sangre,
en vez de un cielo azul hallara el lodo?

¡Oh, sostenme ilusión! ¡Quiero ser bueno!
¡Hazte verdad para mí solo.




ArribaAbajoLa frente pensativa (1912)




ArribaAbajo- 50 -


Canción de otoño

ArribaAbajoPor un camino de oro van los mirlos... ¿Adónde?
Por un camino de oro van las rosas... ¿Adónde?
Por un camino de oro voy... ¿Adónde,
otoño? ¿Adónde, pájaros y flores?




ArribaAbajo- 51 -


Canción de invierno


ArribaAbajoCantan. Cantan.
¿Dónde cantan los pájaros que cantan?

Ha llovido. Aún las ramas
están sin hojas nuevas. Cantan. Cantan
los pájaros. ¿En dónde cantan
los pájaros que cantan?

No tengo pájaros en jaulas.
No hay niños que los vendan. Cantan.
El valle está muy lejos. Nada...

Yo no sé dónde cantan
los pájaros -cantan, cantan-,
los pájaros que cantan.




ArribaAbajoPureza (1912)




ArribaAbajo- 52 -


ArribaAbajoNo es amor, no es amor el tuyo,
ser que mueves nuestras vidas;
no es amor este estar a tu merced
sin admitir reproche.
Yo no quiero ser tierra
-no es amor, no es amor-;
lo grito, ciego, al aire puro
y tu respuesta no me llega
y el aire me devuelve el pobre grito
seco ya de esperar, sin el rocío
alto de tu palabra.
¡Yo no quiero ser tierra!




ArribaAbajo- 53 -


Nocturno (ciudades)


ArribaAbajo¡Anda, cielo, dime que sí!

El cielo,
como una adolescente enamorada,
dejándome su mano entre las mías,
dice que sí y que no con sus estrellas.
-Y se sonríe y llora,
mostrándome la espléndida hermosura
de la inseguridad.-

¡Oh, qué duda, qué afán, qué insomnio,
este no abandonar mi ilusión bella,
este no querer más que esperar, loco,
este no saber nada de las rosas
de la futura primavera;
de este presente casi cierto!

¡Y pasan noches, noches, noches,
sin dormir, yo, saliendo
yo, desvelado, a ver el cielo
verde de madrugada; estático, esperando
el sí suyo a mi alma!




ArribaAbajoEl silencio de oro (1911-1913)




ArribaAbajo- 54 -


ArribaAbajoLa hermosura de la tarde
me ha herido en el corazón.
¡No puedo más. Aquí estoy,
caído, muerto de amor!

Mi sangre se une a la sangre
de un ocaso de pasión.
¡No puedo más. Aquí estoy
-no estoy- muerto de amor!




ArribaAbajo- 55 -


ArribaAbajoAunque se tenga todo, ya,
aunque nada se pierda,
¿ qué es, otoño divino, lo que ofreces,
qué, di, lo que te llevas?

La luz en la hoja última
es no sé qué promesa
y qué amenaza dulce.
Ha sido nuestra y va a ser nuestra.

Otoño fiel, pasado bello
o bello porvenir, tristeza
de una alegría que se fue
... o que quizás no venga.

(1917).




ArribaAbajoIdilios




ArribaAbajo- 56 -


Pureza negra


ArribaAbajoMe puso sus dos ojos sobre
mis dos ojos. Y todo
lo vi ya negro... Las estrellas
enlutaron, con el jazmín de agosto,
en un fondo infinito de Sevilla,
Giraldas, con crespones alegóricos.

¡Sombra que encandilaste
mi corazón! ¡Serenos, negros ojos,
que, en un tranquilo juego de osadías
y dulzuras, trocasteis el tesoro
mejor del mundo!

    ¡Ojos, lo puro
es ahora negro, por vosotros!




ArribaAbajo- 57 -


Cuarto al jardín


ArribaAbajoAquí se desnudaba y se vestía
ella, cantando, estos días alegres
en que ha vivido con nosotros.

Ahora, por los rincones encalados,
¡qué solo el sol, qué solo,
verdeamarilla de las hojas nuevas
del castaño del patio su luz de oro!

¡Solitario diálogo
del cuarto mudo y de la tarde clara,
hablando de ella,
que yo, sin ella, pensativo, oigo!




ArribaAbajoMonumento de amor (1913-1916)




ArribaAbajo- 58 -


ArribaAbajoSin ti nada es la vida.
Estoy mirando
el sol y vibra sin sentido;
el campo verde y oro
es fúnebre y vacío.
Estoy mirando el cielo azul
y me parece absurdo y aburrido.
¡Ay, sólo tú, divina, humana,
lo eres todo!
Tranquilo,
sobre tu corazón, yo dejaría
el mío
y hoy, que no estás aquí,
jadea, ardiente y triste, como un perro
perdido...

No supe lo que eras
hasta que huiste. Lírico
era, contigo, el tiempo,
el aire cristalino
corría todo lleno, ante tus ojos de oro,
en claro ilusionismo...
¿Nostaljias o demencias?
Te has ido, sí, te has ido.
Ni la flor tiene aroma
ni trino el pajarillo,
ni castidad la nube,
ni miel la fruta, ni frescura el río...

Como en un viernes santo perdurable
la muerte viva tiende un velo umbrío
sobre la soledad crucificada
del campo florecido.
Quieto, mudo, doliente,
clavado estoy en este laberinto.
Ciego, no sé tomar
ningún camino.

Y solo espero el sueño que no acaba
para acabar con este escalofrío.




ArribaAbajo- 59 -


Zenobia


ArribaAbajoMe he convertido a tu cariño puro
como un ateo a Dios.
¿Lo otro, qué vale?
Como un pasado oscuro y andrajoso
puede todo borrarse.

¡Borrarse, sí! Las rimas bellas
que no cantan tu amor; sus matinales
alegrías sin ti; sus tardes líricas
en cuya paz no me miraste;
las noches cuya clara luna llena
no deslumbró tu candoroso ánjel.
El cielo de tu gracia
será el comienzo y el final. En balde
quieren los lobos asaltar la cerca
en donde tus ovejas blancas pacen.
No quiero más que un oro y es el oro
que emanan tus sentidos inmortales.
¡Solo tú, solo tú! Sí, solo tú.
Yo no he nacido, ni he de morir. Ni antes
ni después era nada, ni sería
nada yo sino en ti.
Y los rosales
que has colgado en mi alma -¡con qué encanto!-
a este sol viejo y nuevo me entreabren
sus rosas en que el cielo se repite
cándido y múltiple en sus cálices.




ArribaAbajoSonetos espirituales (1917)




ArribaAbajo- 60 -


Nada


ArribaAbajoA tu abandono opongo la elevada
torre de mi divino pensamiento;
subido a ella, el corazón sangriento
verá la mar, por él empurpurada.

Fabricaré en mi sombra la alborada,
mi lira guardaré del vano viento,
buscaré en mis entrañas mi sustento...
Mas ¡ay! ¿y si esta paz no fuera nada?

¡Nada, sí, nada, nada!... -O que cayera
mi corazón al agua, y de este modo
fuese el mundo un castillo hueco y frío...-

Que tú eres tú, la humana primavera,
la tierra, el aire, el agua, el fuego, ¡todo!,
...¡y soy yo sólo el pensamiento mío!




ArribaAbajo- 61 -


A mi alma


ArribaAbajoSiempre tienes la rama preparada
para la rosa justa; andas alerta
siempre, el oído cálido en la puerta
de tu cuerpo, a la flecha inesperada.

Una onda no pasa de la nada,
que no se lleve de tu sombra abierta
la luz mejor. De noche, estás despierta
en tu estrella, a la vida desvelada.

Signo indeleble pones en las cosas.
Luego, tornada gloria en las cumbres,
revivirás en todo lo que sellas.

Tu rosa será norma de las rosas,
tu oír de la armonía, de las lumbres
tu pensar, tu velar de las estrellas.




ArribaAbajoEstío (1916)




ArribaAbajo - 62 -


ArribaAbajoNo os quitéis la pasión
del momento. Que el grito
de la sangre en los ojos
os rehaga el sentido
tierra, un punto, de fuego
sólo, sobre el sol ígneo.

    ¡No! Ciegos, como el mundo
en que miráis... lo visto,
cuando veis lo que veis;
tal vez con el instinto
uno y fuerte, un momento
vayáis hasta el destino.

    Tiempo tendréis después
de alargar los caminos
vistiendo, hora tras hora,
el desnudo bien visto.

    ¡Con qué segura frente
se piensa lo sentido!




ArribaAbajo- 63 -


ArribaAbajo    Yo no sé cómo saltar
desde la orilla de hoy
a la orilla de mañana.

    El río se lleva, mientras,
la realidad de esta tarde
a mares sin esperanza.

    Miro al oriente, al poniente,
miro al sur y miro al norte...
Toda la verdad dorada
que cercaba al alma mía
cual con un cielo completo,
se cae, partida y falsa.

    ... Y no sé cómo saltar
desde la orilla de hoy
a la orilla de mañana.




ArribaAbajoDiario de un poeta recién casado (1917)




ArribaAbajo- 64 -

5 de febrero.




Mar

ArribaAbajoParece, mar, que luchas
-¡oh desorden sin fin, hierro incesante!-
por encontrarte o porque yo te encuentre.
¡Qué inmenso demostrarte,
en tu desnudez sola
-sin compañera... o sin compañero
según te diga el mar o la mar-, creando
el espectáculo completo
de nuestro mundo de hoy!
Estás, como en un parto,
dándote a luz -¡con qué fatiga!-
a ti mismo, ¡mar único!,
a ti mismo, a ti sólo y en tu misma
y sola plenitud de plenitudes,
... ¡por encontrarte o porque yo te encuentre!




ArribaAbajo- 65 -

7 de febrero.




Cielo


ArribaAbajoTe tenía olvidado,
cielo, y no eras
más que un vago existir de luz,
visto -sin nombre-
por mis cansados ojos indolentes.
Y aparecías, entre las palabras
perezosas y desesperanzadas del viajero,
como en breves lagunas repetidas
de un paisaje de agua visto en sueños...

Hoy te he mirado lentamente,
y te has ido elevando hasta tu nombre.




ArribaAbajo- 66 -

13 de junio.




¡El mar acierta!

ArribaAbajoNo sé si es más o menos. Pero sé que el mar, hoy, es el mar. Como un
orador sin paz, que un día llega a su plena exaltación, y es él ya para siempre,
porque la ola de su fervor rompió su vaso, así, hoy, el mar; como un
pintor que acertase a dar en una sola pincelada la luz del color de la aurora
primera; como un poeta que se hace en su alma una estrofa mayor que el
mundo, así, hoy, el mar; como una primavera que abre su flor mayúscula...
Hoy el mar ha acertado, y nos ofrece una visión mayor de él que la que
teníamos de antemano, mayor que él hasta hoy. Hoy le conozco y le sobreconozco.
En un momento voy desde él a todo él, a siempre y en todas partes él.
Mar, hoy te llamas mar por vez primera. Te has inventado tú mismo y
te has ganado tú solo tu nombre, mar.




ArribaAbajoEternidades (1918)




ArribaAbajo- 67 -


ArribaAbajoYo no soy yo.
Soy este
que va a mi lado sin yo verlo;
que, a veces, voy a ver,
y que, a veces, olvido.
El que calla, sereno, cuando hablo,
el que perdona, dulce, cuando odio,
el que pasea por donde no estoy,
el que quedará en pie cuando yo muera.




ArribaAbajo- 68 -


ArribaAbajo¡Intelijencia, dame
el nombre exacto de las cosas!

... Que mi palabra sea
la cosa misma,
creada por mi alma nuevamente.
Que por mí vayan todos
los que no las conocen, a las cosas;
que por mí vayan todos
los que ya las olvidan, a las cosas;
que por mí vayan todos
los mismos que las aman, a las cosas...

¡Intelijencia, dame
el nombre exacto, y tuyo,
y suyo, y mío, de las cosas!




ArribaAbajoEllos (1918-1923)




ArribaAbajo- 69 -


ArribaAbajoAntes, yo era la flor
y tú la sombra.
¡Sé tú la flor ya para siempre,
que quiero ser la sombra,
para siempre, yo!




ArribaAbajo- 70 -


Domingo


ArribaAbajo¡Confusiones de acentos,
en el cariño,
de las cosas del cielo y de la tierra!

¡Nombres de allí, que vienen a la boca,
entre flores y luces,
para nombrar seres de acá!
¡Formas de aquí,
que se van, por las nubes, a su casa!
¡Penetración inmensa e inefable
de cruzadas venturas,
en las que todo ocupa, en nuestra alma
(trocado dulcemente),
los mejores lugares infinitos,
los más bellos lugares terrenales!

¡Tierra, cielo del cielo;
cielo, tierra de la tierra!

¡Qué ser de la creación sabe el misterio;
el pájaro, la flor, el viento, el agua?
¡Todos están queriendo decirme lo inefable,
-sólo verdad en la alegría
del alma con su carne, tan gozosas
de esperar, sin cansancio y sonriendo,
esta promesa múltiple de amor
inmenso e impotente,
alba eterna = y mejor
en su imposible afán = de un ¡pobre! día,
... que no se abrirá nunca!-




ArribaAbajoPiedra y cielo (1919)




ArribaAbajo- 71 -


Nostaljia

ArribaAbajo¡Hojita verde con sol,
tú sintetizas mi afán;
afán de gozarlo todo,
de hacerme en todo inmortal!




ArribaAbajo- 72 -


Perro divino


ArribaAbajo¡Aquí está! ¡Venid todos!
¡Cavad, cavad!

    ¡Mis manos echan sangre,
y ya no pueden más!

¡Aquí está!

    ¡Entre la tierra húmeda,
qué olor a eternidad!

¡Aquí está!

    ¡Oíd mi aullido largo
contra el sol inmortal!

¡Aquí está! ¡Venid todos!
¡Cavad, cavad, cavad!




ArribaAbajoPoesía (1923)




ArribaAbajo- 73 -


ArribaAbajo¡Concentrarme, concentrarme,
hasta oírme el centro último,
el centro que va a mi yo
más lejano,
el que me sume en el todo!




ArribaAbajo- 74 -


ArribaAbajo¿Cómo, muerte, tenerte
miedo? ¿No estás aquí conmigo, trabajando?
¿No te toco en mis ojos; no me dices
que no sabes de nada, que eres hueca,
inconsciente y pacífica? ¿No gozas,
conmigo, todo: gloria, soledad,
amor, hasta tus tuétanos?
¿No me estás aguantando,
muerte, de pie, la vida?
¿No te traigo y te llevo, ciega,
como tu lazarillo? ¿No repites
con tu boca pasiva
lo que quiero que digas? ¿No soportas,
esclava, la bondad con que te obligo?
¿Qué verás, qué dirás, adónde irás
sin mí? ¿No seré yo,
muerte, tu muerte, a quien tú, muerte,
debes temer, mimar, amar?




ArribaAbajo- 75 -


La mano contra la luz

ArribaAbajoNo somos más que un débil saco
de sangre y huesos,
y un alfiler, verdad, puede matarnos;
pero corre en nosotros la semilla
que puede dejar fuera de nosotros
la mariposa única,
de luz sólo y de sombra sólo y sólo nuestras,
sin piel, red ni armadura,
ni posibilidad de ser cazada
por nada humano ni divino;
el ser invulnerable,
inmaterial, tan largo como el mundo,
que colma, libre, lo infinito
y se sale de él a lo imposible.




ArribaAbajoBelleza (1923)




ArribaAbajo- 76 -


ArribaAbajo¡Crearme, recrearme, vaciarme,
hasta
que el que se vaya muerto, de mí, un día,
a la tierra, no sea yo; burlar honradamente,
plenamente, con voluntad abierta,
el crimen, y dejarle este pelele negro
de mi cuerpo, por mí!
      ¡Y yo, esconderme
sonriendo, inmortal, en las orillas puras
del río eterno, árbol
-en un poniente inmarcesible-
de la divina y májica imajinación!




ArribaAbajo- 77 -


Cenit


ArribaAbajoYo no seré yo, muerte,
hasta que tú te unas con mi vida
y me completes así todo;
hasta que mi mitad de luz se cierre
con mi mitad de sombra,
-y sea yo equilibrio eterno
en la mente del mundo:
unas veces, mi medio yo, radiante;
otras, mi otro medio yo, en olvido.

Yo no seré yo, muerte,
hasta que tú, en tu turno, vistas
de huesos pálidos mi alma.




ArribaAbajo- 78 -


Inmortalidad

ArribaAbajoTú, palabra de mi boca, animada
de este sentido que te doy,
te haces mi cuerpo con mi alma.




ArribaAbajo- 79 -


Alerta


ArribaAbajo    La tierra duerme. Yo, despierto,
soy su cabeza única.

    ¡Si ella pudiera,
con todo su tesoro malgastado,
obedecerme! ¡Si, de pronto,
la fuerza de una frente nueva -de mi frente nueva-
fuese mayor que la del cuerpo inerme!

    -¡Día sereno
en que el insomnio de la frente nueva
pueda mover el mundo;
hacer que se despierte, con la aurora,
dueño de la verdad libre y eterna!-




ArribaAbajoLa realidad invisible (1917-1923)




ArribaAbajo- 80 -


El presente


ArribaAbajo¡Cómo me siguen
en fila interminable
todos los yos que he sido!

¡Cómo se abre el ante mí
en infinita fila
para todos los yos que voy a ser!

¡Y qué poco, qué nada soy yo,
este yo, de hoy
que casi es de ayer,
que va a ser todo de mañana!




ArribaAbajo- 81 -


ArribaAbajoHablaba de otro modo que nosotros todos,
de otras cosas de aquí, mas nunca dichas
antes que las dijera. Lo era todo:
Naturaleza, amor y libro.

Como la aurora, siempre,
comenzaba de un modo no previsto,
¡tan distante de todo lo soñado!
Siempre, como las doce,
llegaba a su cenit, de una manera
no sospechada,
¡tan distante de todo lo contado!
Como el ocaso, siempre,
se callaba de un modo inesperable,
¡tan distante de todo lo pensado!

¡Qué lejos y qué cerca
de mí su cuerpo! Su alma,
¡qué lejos y qué cerca
de mí!

... Naturaleza, amor y libro.




ArribaAbajo- 82 -


ArribaAbajo... Cantan pájaros únicos, no sé si en estos árboles
o en los de la otra orilla (el paraíso).
El aire tiende puentes,
de todo a todo;
y el corazón va y viene, en paz, por ellos,
loco, juguetón, libre.
¡Y qué olores lo pasan,
de flores conocidas
y desconocidas!




ArribaAbajoUnidad (1918-1923)




ArribaAbajo- 83 -


ArribaAbajoLas cosas están echadas;
mas, de pronto, se levantan,
y, en procesión alumbrada,
se entran, cantando, en mi alma.




ArribaAbajo- 84 -


Naturaleza


ArribaAbajo    Todo infinito a que yo aspiro,
-belleza, obra, amor, ventura-,
es, en el acto, yo.

    Y sigue igual el infinito.




ArribaAbajoHijo de la alegría (1918-1923)




ArribaAbajo- 85 -


Madrugada (Entresueño)


ArribaAbajo    Vamos llegando en el tren.
Oscuro frío tranquilo.

    Y parece
-en un trastorno constante-
que llegamos a la vida,
de la muerte; que llegamos
a la muerte, de la vida.

    Cantan gallos, no se sabe
si en la vida, si en la muerte,
-en un trastorno constante-.
Oscuro frío tranquilo.




ArribaAbajo- 86 -


5 y 1/2 de la mañana


ArribaAbajoDe pronto, sólo un mal sabor
de... ¿boca?
¿El amanecer?
-¿Somos
el primer hombre?-
Tierra,
¡te cojimos tu embuste en tu traslumbre,
en tu trasombra, -antes
de que saques el sol para cegarnos,
ya sin la venda llena de estrellas!-

    Por toda tú,
trasparente de engaño,
se ve lo negro de esa nada
llena de piedras mitad rojas,
mitad negras, -juego triste
de ¿verdad? y ¡mentira!-

    ¡Soledad! ¿Soledad?
¡No, Tierra, no eres nada nuestro,
no somos nada tuyos;
eres estraña, estraños somos; solos somos, sola eres!
Y eso otro que nos acecha, feo,
desde la infinita estrañeza solitaria,
escondiéndose entre astros, mitad negros,
mitad rojos,
¿qué más podría hacernos que... ¿matarnos?
que vivirnos?

    ¿Qué es, entonces, el miedo? ¿Qué tememos?
¿Hay algo más que vida y muerte,
que luz y sombra?

¿Estamos muertos?
¿Somos -¡mujer, verdad!, ¿y la mujer?-
el hombre último?




ArribaAbajoFuego y sentimiento (1918-1923)




ArribaAbajo- 87 -


Auroras de Moguer


ArribaAbajoEl negro toro solo surje, neto y bello,
sobre la fría aurora verde, alto en el peñasco azul.
Muje de sur a norte, rempujando
el hondo cenit cárdeno, estrellado todavía
de las estrellas grandes,
con su ajigantado testuz.

    -La soledad inmensa se amedrenta;
el silencio sin fin se calla.
¡...!-

    El toro -roca desgajada- baja contra
el barranco frondoso.
       No quedan más que él, que ¿se va? negro,
y ¡viniendo!, blanca y rosa, la luz.




ArribaAbajoLuz de la atención (1918-1923)




ArribaAbajo- 88 -


ArribaAbajo¡Pensamiento revuelto, encabritado,
que no encuentras presencia a la que darle
recto, gozoso, tu virtud!
-Tu agua de fuego,
en vez de abrirse a un río nítido, y de engrosarlo,
y de echarlo, frenético, al evidente mar,
salta, jira en redondo torbellino oscuro,
¡y no sale de ti!-
Torrente mío,
¿en dónde pararás? ¿Cuándo, en qué sol,
se te pondrá delante, como un rayo,
la desnudez erguida e indudable,
y tú la guiarás directo,
-con tu embriagado y decisivo ímpetu-,
al infinito reino igual en luz -y en sombra-
de lo sólo?




ArribaAbajo- 89 -


ArribaAbajo¡Esfinje salteadora,
férrea virjinidad de cortas redondeces,
espantadora altiva de los pobres hombres;
yo sabré, -¡dura, estéril!-, tu secreto frío,
yo ganaré mi día eterno contra ti;
y te echarás al mar, -¡horrible!-,
y te hundirás en la insondable sombra!




ArribaAbajoLa mujer desnuda (1918-1923)




ArribaAbajo- 90 -


La mujer desnuda


ArribaAbajoHumana fuente bella,
surtidor de delicia entre las cosas,
tierna, suave agua redonda,
mujer desnuda: ¿un día,
dejaré yo de verte;
te tendrás que quedar
sin estos asombrados ojos míos,
que completaban tu hermosura plena,
con la insaciable plenitud de su mirada?

(¡Estíos; verdes frondas,
aguas entre las flores,
lunas alegres sobre el cuerpo,
calor y amor, mujer desnuda!)

¡Límite exacto de la vida,
perfecto continente,
armonía formada, único fin,
definición real de la belleza,
mujer desnuda: ¡un día,
se romperá mi línea de hombre,
me tendré que espandir
en la naturaleza abstracta;
no seré nada para ti,
árbol universal de hoja perene,
eternidad concreta!




ArribaAbajoLa muerte (1919-1923)




ArribaAbajo- 91 -


ArribaAbajo¡Breve definición la de la muerte,
y exacta! En dos palabras,
todo está terminado.
Y nada
hay que oponerle ya, ni rosa ardiente,
pretendido retorno al sol de aquella boca
que se quedó en la sombra para siempre;
ni estrella pura,
pretendido retorno de los ojos
que ya nunca verán a las estrellas...
¡Triste consuelo
este argumento del espíritu
que es sólo, sólo para el que se queda,
que el que se fue no pudo ver, no pudo
besar: estrella, rosa!




ArribaAbajoForma del huir (1919-1923)




ArribaAbajo- 92 -


ArribaAbajoA veces, siento
como la rosa
que seré un día, como el ala
que seré un día;
y un perfume me envuelve, ajeno y mío,
mío y de rosa;
y una errancia me coje, ajena y mía,
mía y de pájaro.




ArribaAbajo- 93 -


¡Amor!

ArribaAbajo    Todas las rosas son la misma rosa,
¡amor!, la única rosa;
y todo queda contenido en ella,
breve imajen del mundo,
¡amor!, la única rosa.




ArribaAbajoEl vencedor oculto (1919-1923)




ArribaAbajo- 94 -


El desvelado


ArribaAbajo    ¡Mis ojos abiertos!
¡Llevadme a la mar,
a ver si me duermo!

    Mientras estén lejos,
no se han de cerrar
mis ojos abiertos.

    Llorarán recuerdos,
hasta hacer un mar
de llanto y deseo.

    Un mar sin consuelo,
que me ha de llevar
al desvelo eterno.

    No imitan los besos,
ni el dulce cantar,
la ola y el viento.

    ¡La ola y el viento!
¡Llevadme a la mar,
a ver si me duermo!




ArribaAbajoLa Obra (1919-1923)




ArribaAbajo - 95 -


ArribaAbajoSé que mi Obra es lo mismo
que una pintura en el aire;
que el vendaval de los tiempos
la borrará toda, como
si fuese perfume o música;
que quedará sólo de ella
-sí arruinado en nóes-
el gran silencio solar,
la ignorancia de la luna.

    -¡No, no; ella, un día, será
=borrada= existencia inmensa,
desveladora virtud;
será, como el antesol,
imposible norma bella;
sinfín de angustioso afán,
mina de escelso secreto...!-
¡Mortal flor mía inmortal,
reina del aire de hoy!




ArribaAbajoEntretiempo (1919-1923)




ArribaAbajo- 96 -


Suavidad

ArribaAbajo    ¿Sostiene la hoja seca
a la luz que la encanta,
o la luz
a la hoja encantada?




ArribaAbajo- 97 -


Anteotoño


ArribaAbajo    ¡Sol quincallero,
cales azules!
¡La acera, pura
de bellas luces!

    -¡El ciclón fresco
limpiando absorto
el leve prisma
del mundo de oro!-

    ¡Qué de recuerdos,
-cuantos colores-!
¡Qué bien, belleza,
te descompones!




ArribaAbajoMiscelánea (1920-1923)




ArribaAbajo- 98 -


¡Ay!


ArribaAbajo    ¡Instantes en que el mañana
no vale nada; en que es hoy
el fin; y estamos dispuestos
a todo, no importa qué,
ni con qué!

¡Cómo se alza
nuestro ser; qué grandes somos,
entonces! ¡Qué solos somos!

    ...¡Y qué poquísima falta
nos hace el hombre, ni el dios!



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