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Ib.. 472.



 

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Los resultados de esta actitud en la reflexión de Jovellanos sobre el marco de la naturaleza han sido estudiados por J. ARCE: «La sensibilidad prerromántica de Jovellanos», Boletín de la Biblioteca Menéndez Pelayo 36 (Santander 1960) 174-76; J. CASO GONZÁLEZ: «El sentimiento de la naturaleza en Jovellanos», Poética de Jovellanos (Madrid 1972) 156 y ss.; «El castillo de Bellver y el prerromanticismo de Jovellanos», Homenaje a la memoria de D. Antonio Rodríguez Moñino (Madrid 1975) 147-57 (en este artículo, Caso reconoce que Jovellanos se inicia literariamente en plena época rococó) y A. DEL RÍO: «El sentimiento de la naturaleza en los Diarios de Jovellanos», Nueva Revista de Filología Hispánica 7 (1953) 630-7.



 

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L. A. CUETO: Poetas líricos... I, 111. El subrayado es mío.



 

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«The Essay on man was among the most popular readings in Salamanca during the late 18th century» (A. FORCIONE: «Meléndez Valdés and the Essay on man», Hispanic Review 34 -1966- 291). Cf., también N. GLENDINNING: «Influencia de la literatura inglesa en el XVIII», en «Literatura española del siglo XVIII y sus fuentes extranjeras», Cuadernos de la Cátedra Feijoo 20 (1968) 72 y ss. y J. H. R. POLT: Jovellanos and his english sources (Philadelphia 1964).



 

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Cf.: F. RODRÍGUEZ DE LA FLOR: «El poema didáctico Las edades», en «Fray Diego González...», 202-8.



 

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Por ejemplo, la Descripción de las cuatro estaciones del año y las cuatro edades del hombre, de Francisco Gregorio de Salas. Para la influencia ejercida por Thomson en España, cf. A. KENWOOD: «The Seasons and some of their sources in Meléndez Valdés», Australian Universities Language and Literature Association (1971) 464-83 y N. GLENDINNING: «Influencia de la literatura...», 85 y ss.



 

106

Cit. en L. A. CUETO: Poetas líricos..., I, p. CXI.



 

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Iriarte, que salió derrotado en este concurso, escribía sobre esta égloga de Meléndez: «¡Ay Bodas de Camacho, ay sin ventura, / Y mísera y mezquina y malhadada / Fábula pastoril! ¡Ay me, cuitada, / Llena de languidez y de tristura». Para las vicisitudes del estreno y fracaso de esta obra, cf.: E. COTARELO y MORI: Iriarte y su época (Madrid 1897) 290 y ss. Para la polémica desencadenada en torno a sus virtudes y defectos, cf.: J. N. GALLEGO: Examen del juicio crítico de los principales poeta españoles de la última hora (Valencia 1840) 74 y ss.



 

108

«Idilio y realismo social en la poesía dieciochesca», Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos 80 (1977) 443-453.



 

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Jovellanos, a la muerte de Delio, recordará en una carta a Liseno este poema y las esperanzas puestas en él: «Aconsejábale yo -escribe Jovellanos- que escribiese sus poemas sobre las Edades del Hombre, del que le di la idea y aun el plan del libro que aplaudió entonces. Su timidez y las ocupaciones en que se vio empeñado le desalentaron tanto que ya me hablaba de esta empresa como abandonada» (Cit. por G. GÓMEZ DE LA SERNA: Jovellanos el español... I, 86).



 
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