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Por ejemplo, Moratín, en la Derrota de los pedantes (1789), repudiaba ya la organización efectista del poema erótico pastoril: «Todos ellos o la mayor parte, ya se ve, era preciso, son alabanzas, quejas, favores, celos de mi Nise; y esta Nise, bendígala Dios es una dama ideal, compuesta de retazos, en la cual ha querido epilogar y unir cuantas perfecciones repartió en las demás la naturaleza» (Ed. Barcelona 1973, 61).



 

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Cf.: J. CALVO REVILLA: «El nuevo sentido del campo en la poesía de Meléndez Valdés», Ínsula 179 (1961) 6. La función «didáctica» que, según Calvo Revilla, Meléndez confiere a los poemas pastoriles, es evidente después de la fecha que arriba damos, pero no antes, ya que, tanto Meléndez como sus compañeros del Parnaso cultivan el género pastoril desde una estética plenamente rococó, en la que no entran, en un primer momento, los planteamientos realistas y críticos citados. Según Carnero: «El problema más especioso haya sido quizás el enjuiciamiento de los poemas de tema pastoril, concretamente los escritos por Meléndez» (Antología de la poesía prerromántica española -Barcelona 1970- 14). Alborg, por otra parte, considera que Meléndez no desecha nunca el género de la anacreóntica ni la poesía pastoril tal y como la había cultivado en los primeros años. Abundando en las opiniones expresadas por Calvo Revilla se encuentra el trabajo de B. Ciplijauskaite (Idilio y realismo social...). Froldi (Un poeta iluminista: Meléndez Valdés -Milán 1967-) dedica un capítulo entero (el quinto) al tema de la naturaleza y a la visión arcádica dentro de la poesía del XVIII, sin llegar a introducir matizaciones sobre este tema. En lo que a Forner y a su meditación sobre el lenguaje y actualidad de la égloga se refiere, cf.: F. LÁZARO CARRETER: «Las ideas lingüísticas en España durante el siglo XVIII», Revista de Filología Española -anejo- 48 (1949) 232-35.



 

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«De la poesía pastoril, idilio o égloga», Curso elemental de Retórica y Poética (Madrid 1847) 179.



 

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Cf.: V. LLORENS: «Una Academia literaria juvenil», Studí Hispánica in Honorem R. Lapesa II (Madrid 1972) 281-95.



 

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Alcalá-Galiano enjuicia la poesía pastoril producida por los poetas de la Academia particular de Letras Humanas, Arjona, Reinoso, Blanco y White..., bajo unos presupuestos que podrían ser aplicados enteramente a los poetas salmantinos: «Siendo casi todos ellos eclesiásticos, no por esto dejaban de componer y publicar versos amatorios, sin escrúpulo ni recelo de faltar al decoro; en lo cual se repara aquí, no para reprender en ellos una conducta impropia del carácter de que estaban revestidos, pues sin duda no hubo de pasarles por la imaginación hacer gala de faltar a una de sus primeras obligaciones, sino para mostrar que el arte con reglas engañosas, y no la naturaleza, los inspiraba, siendo fingidos sus amores, y no disimulándose la ficción, pues los enamorados pastores Albino, Fileno y Licio, eran quienes declaraban sus tiernos y apasionados afectos a las imaginarias Dorilas, Cloris o Filis [...]. De aquí se seguía ser fingidas las pasiones que expresaban, y que, como figuradas y no sentidas, apareciesen artificiosas, tibias o vagas y comunes, en lugar de ser vehementes e intensas; mero producto de las reglas de su doctrina, que les mandaban tener amores y cantarlos, indudablemente porque, como de los andantes decía el caballero de la Mancha, su famoso imitador, pensaban de los pastores imaginados que uno sin amores era árbol sin hoja y sin fruto, y cuerpo sin alma» (cit. por V. LLORENS: «Una Academia...», 294).



 

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Poesías de Meléndez Valdés, 53-56.



 

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De esta fecha -1794- es la última carta conservada de Jovellanos a Fernández de Rojas; el motivo de la misma es la muerte de Delio. La trascribe parcialmente G. GÓMEZ DE LA SERNA: Jovellanos el español..., I, 86.



 

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La relación por carta entre Meléndez y Jovellanos alcanza hasta el año 1798.



 

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Colaboran en el Diario Forner, Iglesias, Meléndez y Diego González (los dos últimos en calidad de «censores»). Cf.: G. DEMERSON: Don Juan Meléndez..., I, 250.



 

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«La tragedia característica del rococó literario es La Raquel de García de la Huerta, estrenada en 1778» J. CASO GONZÁLEZ: «Rococó, Prerromanticismo...», 20.



 
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