131
A. G. I. 2-2-5/10 R. 38. V. G. Col. Patronato, 13, Doc. XVI. (N. del A.)
132
Cabildos de Quito, 1573-1574, Vol. IV, pág. 159. (N. del A.)
133
Sínodo de 1570. A. G. I. 2-2 5/10 R. 40. V. G. 1.ª Serie, Patronato, V. 13, XVIII. (N. del A.)
134
No tenemos una relación contemporánea que nos permita justificar las circunstancias de este relato con una cita. Pero estamos convencidos que en toda la América española no se diferenciaba gran cosa el ritual popular para las fiestas. Véase si no es una costumbre nuestra la que cuenta fray Toribio de Benavente (Motolinía) de los indios primitivos de México: «Adornan sus iglesias muy pulidamente con los paramentos que pueden haber, y lo que les falta de tapicería suplen con muchos ramos, flores, espadañas, juncia que echan por el suelo, yerbabuena...»
. (N. del A.)
135
Libro de Cabildos, Vol. IV, ps. 22 y 23. Cabildos, Vol. VI, pág. 75. Lib. II, Tomo I, pág. 124. (N. del A.)
136
Cabildos de Quito, Vol. VI, pág. 130. (N. del A.)
137
A. G. I. 77-1-27. Vac. Gal. 3.ª Serie, Vol. 7. (N. del A.)
138
Historia de Sto. Domingo y de su Orden de Predicadores por D. fray Juan López, Obispo de Monópoli. Valladolid 1621, Parte V, Lib. III, Cap. LXXIII. (N. del A.)
139
Jiménez de la Espada: Relaciones Geográficas de Indias, Tomo III, págs. 36 a 53. (N. del A.)
140
Se señala a Diego Torres «un asiento para sus caciques ques dende una cruz questa de aquel cabo de Señor San Francisco ques de la Cofradía, etc.»
Lib. I de Cabildos. (N. del A.)