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«Balder sonríe levemente. Contempla las sonrosadas y grises moles de los rascacielos respaldados por una noche tan espesa que las tinieblas fingen un morro perforado por agujeros luminosos. Súbito oscurecimiento de un letrero blanco y violeta. Silbatos de locomotoras distantes. Pasan hombres de gorra y blusa. -Sí, la ciudad es linda». En Roberto Arlt, El amor brujo, op. cit., p. 611.

 

12

Roberto Arlt, El amor brujo, Buenos Aires, Carlos Lohlé, p. 543.

 

13

Roberto Arlt, Los lanzallamas, en Obras completas, t. 1, Buenos Aires, Carlos Lohlé, 1981, pp. 471-2.

 

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La serie de estudios sobre el city-block ocupa a Wladimiro Acosta entre 1927 y 1935. Sobre Acosta, véase el catálogo de la exposición realizada en Buenos Aires y los artículos allí incluidos de Pancho Liemur («Wladimiro Acosta y el expresionismo alemán») y Anahí Ballent («Acosta en la ciudad: del city-block a Figueroa Alcorta»): Wladimiro Acosta 1900/1967, Homenaje realizado en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo, UBA, 1987.

 

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Wladimiro Acosta, «Serie de estudios sobre 'city-block'». En: Vivienda y ciudad, p. 140. Compárese con el rascacielos imaginado por Balder en El amor brujo.

 

16

Véase especialmente en la introducción de Acosta al volumen citado y su fundamentación de la necesidad del city-block (op. cit., p. 134 y 135).

 

17

Roberto Arlt, El amor brujo, O. C., p. 566.

 

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Anahí Ballent señala el carácter exterior de la intervención de Acosta, el hiato entre la realidad urbana de Buenos Aires y las diferentes versiones del city-block: «Se trata de edificios que no se incorporan a tejidos urbanos existentes. El propio desarrollo del city-block es sintomático: desde la primera propuesta de planta cruciforme, su carácter alternativo al desarrollo de la ciudad es manifiesto. Pero aun así, mantiene como base las dimensiones que podrían asimilar a la manzana de Buenos Aires, no modifica la estructura de la trama. El city-block integral, en cambio, se basa en el reconocimiento de que la sujeción al damero no puede conciliarse con los objetivos de las nuevas propuestas» (art. cit., p. 33).

 

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En el estudio ya citado, Liemur escribe: «La hipótesis que aquí se propone consiste en entender que, efectivamente, la búsqueda del 'Sur' constituye el móvil principal de la obra y la trayectoria de Acosta -al menos hasta 1940-; y que a lo largo de una 'larga marcha' el suyo configuró un episodio geográficamente extremo de la literal persecución del sol y la Luz que definía al sector de las vanguardias artísticas con las que se vinculó en aquellos años alemanes» («Wladimiro Acosta y el expresionismo alemán», op. cit., p. 19).

 

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Los city-block integrales se dividen en dos tipos: A y B. Los del tipo A «tienen las siguientes características fundamentales: 1. Yuxtaposición de los lugares de vivienda y trabajo; 2. Orientación uniforme electiva de ambos: asoleamiento máximo para las viviendas, iluminación difusa uniforme para los lugares de trabajo; 3. Continuidad de los espacios verdes. Formación de grandes parques; 4. Diferenciación de la circulación y supresión de cruces a nivel. La edificación, en cada city-block integral, está constituida por un gran bloque lineal de viviendas, de 100 metros de altura, orientado al norte, y cuatro cuerpos de oficinas, de dirección perpendicular a aquel y menor altura [...] Piso bajo y entrepiso están ocupados por comercios. Una calle longitudinal de acceso corre paralelamente al bloque de viviendas, pasando por debajo de los cuerpos de oficinas que forman puentes sobre ella. Los locales de comercios del entrepiso pasan, asimismo, por encima de las calles transversales de acceso. De esta manera se forma, dentro de cada city-block integral, una red de calles internas a alto nivel, para peatones» (op. cit., p. 152). Los de tipo B son una versión perfeccionada de los A con las siguientes particularidades: «1. Circulación totalmente diferenciada. Separación no sólo de las calles de acceso y de tránsito veloz, sino, además, de vías de vehículos motorizados, a alto nivel, y para peatones, a nivel del suelo. La tierra pertenece por entero al peatón. 2. Continuidad absoluta de vías protegidas para peatones. 3. Acortamiento y elevación del cuerpo de oficinas. Disminución consiguiente de la superficie de tierra ocupada por éste en beneficio de los espacios libres, sin cambio de su capacidad. 4. Formación de grandes locales con iluminación cenital para fábricas, talleres, salas, aulas, cines, teatros, etc.» (op. cit., p. 156).