Acto segundo
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El antro de los sacrificios. Gruta tallada en la roca, alumbrada por teas que llevan los
soldados. Al levantarse el telón aparecen divididos en grupos los sacerdotes alanos,
arrojando sus varillas adivinatorias sobre un lienzo que les sirve de tapiz: el
sacrificador ostrogodo, rodeado de los arúspices rujos, y con las manos metidas en las
entrañas de una víctima, consultando las palpitaciones de ésta, y el hechicero de los
hunos blancos, evocando los espíritus de los muertos, al son del tambor mágico, que
tañe con una sola mano mientras que sus satélites, con los brazos extendidos
diagonalmente y en el éxtasis de la inspiración, giran en derredor suyo y sobre sí
mismos. En el fondo ATILA, sentado sobre un escabel, espía los menores movimientos
con febril ansiedad. A su lado están ARDARICO, los REYES y dignatarios. ILDICO a
sus pies, escucha resignada. |
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Escena I
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ILDICO, ATILA, ARDARICO, REYES, SOLDADOS, SACERDOTES, ARÚSPICES,
HECHICEROS. |
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ATILA |
No la suerte ya próspera o adversa |
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al destino interrogo de mis armas, |
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que a los pies de la paz quemando incienso, |
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del ocio en el sopor duerme mi espada. |
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Huérfano el cinto, la rodilla ausente |
615 |
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del flanco del corcel y el brazo en calma, |
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para luchar nacido en otras lides |
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con rudo encono el corazón batalla. |
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Por acallar de la justicia el grito |
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que bajo el muro resonó de Mantua, |
620 |
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hoy de Etzelburgo en el palacio regio |
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con Ildico mis bodas se preparan. |
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Mas de su muerte la feroz sentencia |
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mi amor repugna y mi piedad rechaza, |
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y en el antro profético os convoco |
625 |
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con voz doliente demandando gracia. |
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Sacerdotes, alanos, al destino |
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los secretos robadle del mañana: |
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arúspice ostrogodo, de tu víctima |
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sorprende la clemencia en las entrañas; |
630 |
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y tú, hechicero, de mis hordas hunas |
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que el parche hiriendo a los sepulcros llamas, |
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haz que los manes de los muertos sean |
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propicios a su vida amenazada. |
SACERDOTE |
Tres veces el enlace misterioso |
635 |
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sobre el blanco cendal pedí a la magia, |
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y las tres con fatídico presagio |
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los signos respondieron: ¡muere o mata! |
ATILA |
Oscuro enigma. Mas tu fallo espero |
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que revoque el arúspice. |
ARÚSPICE |
Te engañas: |
640 |
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en dos partido el corazón, presenta |
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la víctima a mis ojos, y nefasta |
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la ciencia del augur, la muerte pide |
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para librarte ¡oh rey! de la venganza. |
ATILA |
¡Los dioses me abandonan! |
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(Al HECHICERO.) ¿Son los muertos |
645 |
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implacables también? |
HECHICERO |
Sañudos rasgan |
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la nupcial vestidura, y su sudario |
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con sus rígidos huesos me señalan. |
ATILA |
¿El hado me es adverso? |
LOS TRES |
Sí. |
ATILA |
¿Su suerte |
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no os es dado cambiar? |
LOS TRES |
No. |
ATILA |
¡Desgraciada! |
650 |
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Suplícales también; que mienten diles |
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vengativa al juzgarte. |
ILDICO |
En vano clamas. |
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Déjame ser quien soy; a la impostura |
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no se humilla jamás la fe cristiana. |
ATILA |
Rogaré por los dos. Hecho pedazos |
655 |
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mi corazón mirad a vuestras plantas. |
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Yo os daré una hecatombe por su vida; |
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su hermosura y mi amor os lo demandan. |
LOS TRES |
¡Imposible! |
ATILA |
¿Perdón! |
LOS TRES |
¡Jamás! |
ATILA |
El polvo |
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por vez primera mi rodilla mancha. |
660 |
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¡Compasión para entrambos! |
LOS TRES |
¡Nunca! |
ATILA |
¿Nunca? |
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Pues bien, ya no os suplico: el rey lo manda. |
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Forzaros quiero a deponer las iras; |
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no amedrentan mi espíritu esas farsas |
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con que el miedo trocando en sacerdocio |
665 |
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al armado valor vencéis sin armas. |
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Yo soy mi religión; a mis pasiones |
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mi brazo altares por doquier levanta, |
|
y más númenes sacros no consulto |
|
que los tajantes filos de mi espada. |
670 |
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Oráculos, justicias, dioses, leyes |
|
los nombres fueron que la fuerza usaba; |
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mas la fuerza una vez llamose Atila, |
|
y Atila desde entonces se los llama. |
(Movimiento general de sorpresa. ARDARICO avanza solemne y dice a ATILA:)
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ARDARICO |
«Si a los preceptos que nos rigen vieras |
675 |
|
que alguien valido en su poder faltara, |
|
húndele tu puñal sin que tu mano |
|
vacile ni ante el pecho del monarca.» |
|
Así hablaste al poner sobre mis hombros |
|
y haciéndome oscilar del juez la carga. |
680 |
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No me digas tu nombre, no me importa; |
|
la justicia al herir vuelve la cara. |
(Desnudando el puñal.)
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|
¡Muere! |
ATILA |
(Aparte a ARDARICO, deteniéndole.) |
|
(De la obediencia del soldado |
|
el ejemplo del rey la norma traza; |
|
tu acción aplaudo y a fingir me obligo; |
685 |
|
la salud de mi pueblo me lo manda. |
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Mas si al deber sucumbo aquí en secreto, |
|
mi voluntad su vida te reclama; |
|
y yo sé que los cielos han de oírte, |
(Con irónica sonrisa.)
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|
porque mi fe y la tuya son hermanas. |
690 |
|
Prisionera la entrego a tu custodia; |
|
en su espíritu infunde la esperanza |
|
mientras yo ante esa imbécil muchedumbre |
|
disfrazo de dolor mis carcajadas.) |
(Alto a los demás.)
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Hechiceros, augures, sacerdotes, |
695 |
|
mudo es el crimen; mi silencio os basta; |
|
partamos. (¡En mi indómita bravura |
|
el ser vencido aun por ficción me espanta!) |
(Vanse ATILA y su séquito y la escena queda alumbrada por una sola tea, sujeta con
garfios a la roca.) |
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Escena II
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ILDICO, ARDARICO.
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ARDARICO |
(Llegó el momento: la emoción me agita |
|
y se anuda la voz en mi garganta. |
700 |
|
Inútil vacilar. Rugid, pasiones, |
|
y desbordad del pecho que os encauza.) |
|
Ildico, junto al tálamo el verdugo |
|
a cortar la existencia se prepara. |
|
¿No te asusta morir? |
ILDICO |
Para el creyente |
705 |
|
sólo empieza la vida cuando acaba. |
ARDARICO |
¿Y no temes acaso que al perderla |
|
se disipen tus sueños de venganza? (Con misterio.) |
ILDICO |
Siempre el tiempo al castigo otorga un día: |
|
que si la muerte el hombre del hoy salva, |
710 |
|
la eternidad para cumplir las deudas |
|
tiene un hoy sin ayer y sin mañana. |
ARDARICO |
Mas perder juventud, belleza, trono... |
ILDICO |
Torturarme imaginas y te engañas: |
|
el honor me devuelven, soy dichosa; |
715 |
|
me libertan de Atila, estoy vengada. |
ARDARICO |
¿Y si yo la segur de la justicia |
|
lograse detener con mi pujanza? |
(Pausa, durante la cual ILDICO le lanza una mirada escudriñadora.)
|
ILDICO |
Te escucho: el precio di; pero al hablarme |
|
mi faz observa y si enrojece, calla. |
720 |
ARDARICO |
A tus encantos la razón perdida |
|
juez inflexible condené tu causa, |
|
para poder ser dueño en este instante |
|
de encerrar en mi mano tu esperanza. |
|
Mía serás; mi voluntad lo ordena. |
725 |
ILDICO |
¡Cuánto en subir al rostro el rubor tarda! |
ARDARICO |
Yo te puedo salvar o aniquilarte. |
|
Entre amarme o morir, elige. |
ILDICO |
Mata. |
ARDARICO |
Eres de roca. |
ILDICO |
La materia impura |
|
al homicida hierro siempre es blanda; |
730 |
|
mas la virtud es aire que al herirle |
|
con el mismo puñal se le separa. |
ARDARICO |
Pues bien, mujer sublime, yo a tu acento |
|
en súplica trocando la amenaza, |
|
vengo a rogarte que tu amor me otorgues |
735 |
|
en cambio de mi mano y de mis lágrimas. |
(Sorpresa en ILDICO.)
|
|
De mis lágrimas, sí: tú no concibes |
|
que en mis mejillas por el sol tostadas |
|
pueda el dolor rodar fundido en llanto |
|
huyendo al ver la soledad del alma; |
740 |
|
mas tú no sabes que en oscura noche |
|
sume mi vida impenetrable gasa, |
|
y que la luz perdida en mi existencia, |
|
yo al ocaso pregunto si es el alba. |
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No conocí jamás ni la temida |
745 |
|
autoridad de un padre, ni la casta |
|
caricia maternal. |
ILDICO |
(Compasiva.) ¡Ah! ¿Los perdiste? |
ARDARICO |
¡Ojalá que perdidos los llorara!... |
|
En las hordas de Atila, como el viento |
|
barre el bosque y los gérmenes arrastra |
750 |
|
que la tierra fecunda, el hombre nace |
|
en los pliegues envuelto de una ráfaga. |
ILDICO |
(¡Oh! ¡Con igual acento de amargura |
|
el hijo llorará de mis entrañas!) |
ARDARICO |
¡Ámame por piedad! |
ILDICO |
Aunque ofendida, |
755 |
|
no me es dado mirarte ya enojada; |
|
mas tente, que si mi honra no se queja, |
|
más sensible otra fibra me desgarras. |
|
Por el dolor marchita mi hermosura |
|
rechacé tu niñez. |
ARDARICO |
¡Quimera vana! |
760 |
|
¡Ámame! |
ILDICO |
No lo intentes... (¡A medida |
|
que se va la mujer, la madre avanza!) |
ARDARICO |
No en mitad del camino me abandones |
|
de mi existencia triste y solitaria. |
ILDICO |
(¡Atrás, necia ilusión!) |
ARDARICO |
(Tomándole la mano.) ¡Ildico bella!... |
765 |
|
Responde. |
ILDICO |
(¡Aquí, honor mío!... ¡O hiero o callas!) |
(Arrebata el puñal a ARDARICO y se amenaza el pecho con él.)
|
ARDARICO |
¡Espíritu indomable!... ¿Qué pretendes? |
(Quitándole el puñal.)
|
ILDICO |
Tu silencio comprar. |
ARDARICO |
Oye, insensata. |
|
Pues ni los ruegos ni la fuerza logran |
|
triunfar de ti, mi vengadora saña |
770 |
|
a desbordarse corre, y del verdugo |
|
toma el amante la sangrienta plaza. |
ILDICO |
¡Qué importa! |
ARDARICO |
Mas no en brazos de la muerte |
|
trocando el nupcial velo por la palma |
|
del martirio, caerás con tu sonrisa |
775 |
|
insultando el rigor de la guadaña. |
|
¡Al tálamo no irás; quiero en tu rostro |
(ILDICO se horroriza.)
|
|
ver pintados los signos de la rabia, |
|
y saber que al morir, de la deshonra |
|
el caliente rumor te invade el alma! |
780 |
ILDICO |
¡Eso nunca!... ¡Piedad!... |
ARDARICO |
¿Y tú la tienes |
|
de mi acerbo sufrir? |
ILDICO |
¡Oh, desdichada! |
ARDARICO |
¡Tu amor! |
ILDICO |
¡Es imposible! |
ARDARICO |
¡Pues tu vida! |
ILDICO |
(¡Inspírame, Señor!) (Levantando los ojos al cielo.) |
ARDARICO |
(Amenazante.) ¡Mi acero aguarda! |
|
No vaciles, responde. |
ILDICO |
Ve mi angustia. |
785 |
ARDARICO |
Mi ansiedad mira tú. (Avanzando.) |
ILDICO |
Detén la planta. |
ARDARICO |
¡Pronto! |
ILDICO |
¡Atrás! (Retrocediendo.) |
ARDARICO |
Es inútil. |
ILDICO |
(Inspirada por una idea.) ¡Soy tu madre! |
ARDARICO |
(Deteniéndose anonadado.) |
|
¡Ah! ¡Mi madre! ¡Perdón! |
ILDICO |
(¡Dios mío! ¡gracias!) |
|
(Descansando de su lucha. -Pausa.) |
ARDARICO |
Ya no estoy solo: por la vez primera |
|
el rutilar de un astro me acompaña. |
790 |
|
¡Mi madre! ¡Cuál colúmpiase en mi oído |
|
la dulce vibración de esa palabra! |
|
Déjame verte: en tu segunda forma |
|
complácese mejor la vista avara. |
|
Déjame verte, que de cuatro lustros |
795 |
|
la deuda está cumpliendo la mirada; |
|
a tus maternos brazos las caricias |
|
que el tiempo me robó piden mis ansias. |
ILDICO |
¡Oh! ¿qué intentas? |
ARDARICO |
¿La madre lo pregunta? |
ILDICO |
(¡Voy a hacerme traición!) |
ARDARICO |
Mas... ¡cómo! ¿Pálida |
800 |
|
doblas la frente y en silencio gimes? |
|
¡Oh! ¡sospecha infernal! |
ILDICO |
¡De ti la aparta! |
ARDARICO |
No eres mi madre tú. |
ILDICO |
Lo soy; mas temo |
|
que aun del hijo el contacto arroje infamia. |
ARDARICO |
¡Horrible duda! Si a mis ojos quieres |
805 |
|
digna del nombre ser que me consagras, |
|
sin vacilar hasta mi frente llega |
|
y encima el labio pon: está sin mancha. |
ILDICO |
(¡Dios mío!) |
ARDARICO |
De otra suerte tu impostura |
|
con tu propio silencio me declaras. |
810 |
ILDICO |
(¡Valor!) (Avanza hacia él con paso lento.) |
ARDARICO |
(¿Iré a perderla?) |
ILDICO |
(¡No, no puedo!) |
|
¡Te he mentido! |
(Después de llegar hasta él y tras un esfuerzo inútil.)
|
ARDARICO |
(Con profundo dolor.) ¡Ah, cruel! |
ILDICO |
¡Mátame! |
ARDARICO |
¡Aparta! |
(Con amargura, mas sin violencia.)
|
|
¿Qué me importa tu vida, si ha venido |
|
la ventura a dar cuerpo a mis desgracias, |
|
como brilla el relámpago en el cielo |
815 |
|
para enseñar las nubes que te empañan? |
|
No temas ya a mi enojo, que en la mente |
|
la ilusión al pasar deja su traza. |
|
Cuál te hubiera yo amado a ser mi madre |
|
si el mentírmelo sólo me desarma. (Pausa.) |
820 |
|
Tus días salvaré. |
ILDICO |
Tanta nobleza |
|
la sangre acusa en ti de una gran raza. |
ARDARICO |
Fui la tuya un momento y yo te pago |
|
aprendiendo a ser digno de tu patria. |
|
Torno a mi soledad y redimido, |
825 |
(Tomando la mano a ILDICO.)
|
|
mi mano sella de amistad la alianza. |
ILDICO |
¿Quién te enseñó a vengarte? |
(Dándole la suya con gratitud.)
|
ARDARICO |
¿Quién? Tu Iberia |
|
al mandarme su aliento en una ráfaga. |
|
¿Pero qué ven mis ojos? ¡Este anillo!... |
(Reparando en el que lleva ILDICO.)
|
ILDICO |
(¡Cielos! ¡Perdida soy!) |
ARDARICO |
No temas; habla. |
830 |
|
¿Quién te le dio? responde: |
ILDICO |
Mas... |
ARDARICO |
No mientas. |
ILDICO |
Un general romano. |
ARDARICO |
Escio se llama. |
ILDICO |
¿Escio? |
ARDARICO |
Sí; que del mundo agonizante |
|
movido a compasión, la fiera saña |
|
va a aniquilar de Atila, y desde Roma |
835 |
|
la rebelión fomenta. De sus arcas |
|
el oro te entregó. |
ILDICO |
Medita... |
ARDARICO |
Entiendo: |
|
de mi lenguaje audaz la prueba falta; |
|
este anillo labrado a par del tuyo |
|
de testimonio sirva a mis palabras. |
840 |
(Mostrando uno.)
|
ILDICO |
Yo soy quien buscas. Mas ¿por qué tu brazo |
|
vengador sobre Atila se levanta? |
ARDARICO |
Donde tiranos hay no se pregunta |
|
por qué la libertad blande su espada. |
|
¡Cómo el destino por extrañas artes |
845 |
|
nos une en el deber! |
ILDICO |
Sí; mas repara |
|
que el derecho de herirle no me usurpen; |
|
es el precio que puse a mi embajada. |
ARDARICO |
En busca vuelo, pues, de mis parciales; |
|
y acaso el nuevo sol vertiendo galas, |
850 |
|
como brillar Judit lo vio en Betulia |
|
su cadáver alumbre y tu venganza. |
ILDICO |
Pronto, corre, que el tiempo a mi impaciencia |
|
no habrá dado jamás noche más larga. |
ARDARICO |
Parto. (Vase.) |
ILDICO |
¡Oh! las que lloráis mujeres todas... |
855 |
|
¡qué hermoso despertar tendréis mañana! |
|
Escena III
|
|
ILDICO, y a poco ZERCÓN, que aparece por una pequeña abertura practicada en el
suelo junto a la roca. |
|
ILDICO |
En mi intranquila emoción |
|
cada instante transcurrido |
|
traducen por su latido |
|
las fibras del corazón; |
860 |
|
y a querer de la impaciencia |
|
recoger mi pecho el fruto, |
|
toda entera en un minuto |
|
palpitara mi existencia. |
|
Seres que perdidos lloro, |
865 |
|
va a cumplirse vuestro plazo, |
|
mas si vacilara el brazo, |
|
prestadle ayuda, os lo imploro; |
|
y para impedir quizá |
|
que os cubra de odiosa afrenta: |
870 |
|
-¡Ildico, -gritadme, -alienta! |
ZERCÓN |
¡Ildico, alienta! (Con voz apagada.) |
ILDICO |
¿Quién va? |
ZERCÓN |
Yo. |
ILDICO |
¡Zercón! ¡Respiro! |
ZERCÓN |
¡Qué!... |
|
¿Temiste?... |
ILDICO |
Que fuera tarde. |
|
Soñaba que era cobarde: |
875 |
|
mas por fortuna soñé. |
ZERCÓN |
Pronto: esta oculta salida |
|
que con mis manos abrí, |
|
para llegar hasta ti, |
|
robe al verdugo tu vida. |
880 |
ILDICO |
¡Me propones!... |
ZERCÓN |
El furor |
|
de esos inicuos burlar. |
ILDICO |
Trajéronme a este lugar |
|
mi hijo, mi esposo y mi honor, |
|
¿y huyera en estos instantes |
885 |
|
traidora siendo a los tres? |
|
¿Si no he de hacerlo después |
|
por qué me lo exiges antes? |
ZERCÓN |
Evita su encono fiero. |
ILDICO |
Suplicas en vano. |
ZERCÓN |
Advierte... |
890 |
ILDICO |
Con la venganza y la muerte |
|
hice pacto y las espero. (Pausa.) |
|
Mas cuéntame. Desde el día |
|
funesto en que la desgracia |
|
entró en nuestro hogar de Tracia |
895 |
|
sembrando el estrago impía, |
|
hoy solos por vez primera |
|
logramos vernos. ¿En dónde |
|
su existencia mi hijo esconde? |
|
¿Sabe que mi amor le espera |
900 |
|
o abriéronle acaso allí |
|
junto a su padre la tumba? |
|
Habla, aunque al dolor sucumba. |
ZERCÓN |
Escúchame atenta. |
ILDICO |
Di. |
|
De tu esposo esclavo fiel |
905 |
|
secundando la pujanza, |
|
hallábame en la matanza |
|
de aquella noche cruel; |
|
cuando un grito dando Aspar: |
|
-«Volemos, Zercón! -me dijo- |
910 |
|
«la madre a salvar y el hijo |
|
del incendio del hogar.» |
|
Alas llevaron los pies; |
|
pero al entrar nos hirieron |
|
y esclavo y señor cayeron. |
915 |
ILDICO |
¡Ay, triste! |
ZERCÓN |
El señor después. |
|
Él allí encontró la muerte; |
|
yo la busqué, pero en vano. |
|
De pronto siento tu mano |
|
la mía estrechar inerte, |
920 |
|
y explicarte no sabré |
|
mi extraño presentimiento; |
|
pensé en el niño al momento |
|
y halleme al momento en pie. |
|
Tú, aunque exánime, la presa |
925 |
|
disputábasle a un gelón; |
|
yo al comprender tu aflicción |
|
quise auxiliarte en la empresa, |
|
pero mi sangre manaba; |
|
la angustia te consumía, |
930 |
|
y en tan horrible agonía |
|
el gelón se lo llevaba. |
|
Siendo ya inútil luchar, |
|
la guarnición esculpida |
|
por el fuego enrojecida, |
935 |
|
vi del acero de Aspar, |
|
y sobre el hombro desnudo |
|
de aquel ángel inocente |
|
la marca puso candente |
|
de vuestro bético escudo. |
940 |
|
Luego al dolor sucumbí; |
|
cautivo me desperté, |
|
y aunque el mundo registré |
|
jamás con su huella di. |
|
¡Pero tú!... |
ILDICO |
¿Qué me preguntas? |
945 |
|
¿Acaso en mi faz no ostento |
|
que a calmar voy el tormento |
|
de todas mis horas juntas? |
|
¿No adviertes en mi semblante |
|
cierta feroz alegría |
950 |
|
que nadie inspirar podría |
|
sino Atila agonizante? |
|
¿En tu pecho no retumba |
|
la ronca voz de mi encono |
|
al gritar que subo al trono |
955 |
|
para ver mejor su tumba? |
ZERCÓN |
¿Qué dices? |
ILDICO |
La rebelión |
|
Roma protege, y hoy mismo |
|
de la nada en el abismo |
|
le arrojará la traición. |
960 |
|
Un gozo siento infernal |
|
al pensar que en breve plazo |
|
tendré un puñal en mi brazo |
|
y su vida en mi puñal. |
ZERCÓN |
¿Mas si esta noche al festín |
965 |
|
debe suceder la muerte?... |
ILDICO |
En él con distinta suerte |
|
verá el monarca su fin. (Con misterio.) |
|
Junto a la gruta de Athel |
|
de la Pannonia en la vía |
970 |
|
hay un pastor, un espía; |
|
toma este anillo; con él (Le da el suyo.) |
|
dueño del oro te harás |
|
que reclaman los alanos, |
|
y de Ardarico en las manos |
975 |
|
sin tardanza lo pondrás. |
ZERCÓN |
Sí; mas salgamos los dos; |
|
¿de convencerte no hay arte? |
ILDICO |
Cállate, ejecuta, parte, |
|
y que nos proteja Dios. (Vase ZERCÓN.) |
980 |
|
No tiembles, mano, sé fiel |
|
al vengar a los que gimen: |
|
si verter sangre es un crimen |
|
no es un crimen verter hiel. |
|
De la conciencia insensata |
985 |
|
no acallo el grito severo; |
|
cuando le pregunto: ¿Hiero? |
|
siempre me responde: ¡Mata! |
|
¿Quién? (Viendo a ATILA.) (¡Mi víctima! Al furor |
|
voy la máscara a poner.) |
990 |
|
Madre serás; sé mujer: |
|
anda a ganarte el honor. |
|
Escena IV
|
|
ILDICO, ATILA.
|
|
ATILA |
Reposo dando a la ficción funesta |
|
que aquí me impuse de mi pueblo en nombre |
|
del monarca la púrpura depuesta, |
995 |
|
su pequeñez mostrando, llega el hombre. |
|
¿Es cierto, di, que en la ilusión te meces |
|
de mi sangre verter? |
ILDICO |
(Con fingida dulzura.) ¿Qué me preguntas? |
|
Si a la fe del oráculo obedeces, |
|
mi respuesta y tu fe no caben juntas. |
1000 |
ATILA |
Jamás la conocí. ¿Piensas que al hado |
|
mi indiferente condición perdona? |
|
Un adorno es mi fe que entrelazado |
|
en el cerco encontré de mi corona. |
|
Mas responde: ¿es verdad que de mi muerte |
1005 |
|
sólo el anhelo tu conducta guía? |
ILDICO |
¿Y para qué inquirirlo? |
ATILA |
Por poderte |
|
libertar del horror de la agonía; |
|
porque en mi duro pecho con violencia |
|
el amor encendiste con tus gracias. |
1010 |
ILDICO |
¿Qué importa que se apague mi existencia |
|
si al hacerme tu esposa el amor sacias? |
ATILA |
Importa, sí, que de letal quebranto |
|
el corazón sucumbe bajo el peso, |
|
y en ti no busco el voluptuoso encanto |
1015 |
|
que sólo dura el palpitar de un beso. |
|
Vuela tan alto el pensamiento mío, |
|
que sordo del placer al eco inmundo |
|
paréceme que aliento en el vacío, |
|
en el cual sólo tú formas mi mundo. |
1020 |
ILDICO |
¿Tanto me amas? |
ATILA |
¡Oh! sí: fundo mis goces |
|
en tu imagen soñar con rudo empeño: |
|
quiero a veces vivir; me llamo a voces, |
|
pero en mí ya no hay vida; todo es sueño. |
|
Ámame por mi amor, no por venganza |
1025 |
|
sacrifiques tu ser y mi ventura. |
|
Tu enojo al fin depón. |
ILDICO |
¿Y quién me lanza |
|
el estigma feroz de esa impostura? |
ATILA |
Los oráculos. |
ILDICO |
Mienten. |
ATILA |
¿Y el encono |
|
con que en tu faz brillando la delicia |
1030 |
|
las gradas escupiste de mi trono |
|
al ir a Italia a demandar justicia? |
ILDICO |
¿Y cómo tú, para quien nada existe |
|
secreto ante el poder de la mirada, |
|
en mí el dolor de la mujer no viste |
1035 |
|
que se cree siendo amante despreciada? |
ATILA |
¿Qué prefieres? Repítelo: mi anhelo |
|
entre la duda y la verdad vacila. |
ILDICO |
Pues ver te impide del pudor el velo, |
|
yo le rasgo a tus ojos: te amo, Atila. |
1040 |
ATILA |
¿Que me amas escuché? Supremo instante. |
(Extasiado.)
|
|
¡Oh! ¡si tú el corazón verme pudieras! |
|
Mas, ¿qué es esto que abrasa mi semblante? |
ILDICO |
¡Lágrimas! (Mirándole bañado.) |
ATILA |
(Secándoselas avergonzado.) |
|
Es la verdad. Son las primeras. |
|
Extraña condición, que de quebranto |
1045 |
|
se disfrace el placer. Yo no sabía, |
|
hasta que al ser feliz corrió mi llanto, |
|
que también hay dolor en la alegría. |
ILDICO |
Agitadas confúndense las heces |
|
cuando su cáliz la pasión apura. |
1050 |
|
¡Si supieras, Atila, cuántas veces |
|
se traduce en sonrisa amargura! |
ATILA |
¡Ildico mía! (Tratando de estrecharla entre su brazos.) |
ILDICO |
(Cruzando los suyos sobre el pecho.) |
|
Si por él no alientas, |
|
¿por qué amor me juraste, fementido? |
ATILA |
¿De él dudas? (Teniéndola estrechada.) |
ILDICO |
Sí, porque matarlo intentas |
1055 |
|
de un beso con el último latido. |
|
¿Esclava o reina soy? |
ATILA |
Reina y señora. |
ILDICO |
Pues déjame ser digna de mi altura. |
ATILA |
Del insensato afán que me devora, |
|
no me culpes a mí, si a tu hermosura. |
1060 |
ILDICO |
Harás que estrecha cuenta te demande |
|
de lo que iluso llamas tu heroísmo: |
|
no digas que venciste nada grande |
|
faltando que te venzas a ti mismo. |
ATILA |
¿Qué falta? |
ILDICO |
Nada. A tu valor me postro. |
1065 |
(En el colmo de la alegría.)
|
ATILA |
Esta noche por fin, esposa mía... |
ILDICO |
(¡Esta noche matar!) (Con alegría.) |
ATILA |
¿Vuelves el rostro? |
ILDICO |
(Con aparente rubor.) |
|
Trataba de ocultarte mi alegría. |
ATILA |
¡Cómo busca el espíritu agitado |
|
colocarse a nivel de tu belleza! |
1070 |
|
Cuando vuelvo la vista a mi pasado |
|
le hallo mezquino ante mi actual grandeza. |
|
Trono y conquistas y poder y gloria |
|
átomos son no más que barre el viento; |
|
cien mundos lleno yo de tu memoria |
1075 |
|
con cada pulsación del pensamiento. |
|
Impónme el sacrificio más terrible |
|
y al punto tu ambición verás colmada. |
|
Pídeme algo gigante, algo imposible: |
|
vivir sin batallar: rompo mi espada. |
1080 |
ILDICO |
Eso jamás: si mi pasión despiertas, |
|
si estrechar ambiciono nuevo lazo, |
|
si al entusiasmo al fin abrí las puertas, |
|
¿de quién es hijo iodo? De tu brazo. |
|
De ese brazo sin par, cuya pujanza |
1085 |
|
se recrea del orbe en el martirio; |
|
porque tu sed de sangre y de matanza |
|
la siento yo también. |
ATILA |
(Con salvaje gozo.) ¿Sí? |
ILDICO |
Es mi delirio. |
|
¡Cuánto debéis gozar en el instante |
|
de ver la presa a vuestros pies rendida, |
1090 |
|
consultando el puñal como un cuadrante |
|
que el límite encerrara de su vida! |
(ATILA la escucha con interés creciente.)
|
|
¡Y al clemencia pediros y negarla!... |
|
¡y al ahogar en insultos su lamento!... |
|
¡y la mano al crispar, y al levantarla! |
1095 |
|
¿y el momento de herir? ¡Ese es momento! |
ATILA |
¿Y es tanto tu valor, que del acero |
|
no oscilara al sentir el choque duro? |
ILDICO |
Si llega la ocasión, como lo espero, |
|
tú mismo juzgarás, yo te lo juro. |
1100 |
ATILA |
Tiemble la tierra, y a nutrir con llanto |
|
de dos sañas se apreste el apetito. |
|
Si sobrio me temió, ¿qué hará en su espanto |
|
al saber que un banquete necesito? |
|
Mas... corro a confundir en mis desprecios |
1105 |
|
de esa inmunda canalla la insolencia. |
|
¡Con qué placer a los augures necios |
|
arrancaré el perdón de su sentencia! |
|
¡Fuerza es al fin partir, Ildico bella! |
(Llegando a ella con los brazos abiertos. ILDICO para evitarlo se deja caer de
rodillas.) |
ILDICO |
A tus plantas, señor, mira a tu esposa. |
1110 |
|
Vida le das. |
ATILA |
Porque mi aliento es ella. |
ILDICO |
Parte. |
ATILA |
Alas llevo. ¡Adiós! |
ILDICO |
Adiós. |
ATILA |
(¡Qué hermosa!) |
(Vase ATILA sin dejar de mirar a ILDICO, que a su vez finge seguirle con enamorada
vista.) |
ILDICO |
Corre, que tu existencia en el ocaso |
|
el tibio resplandor último vierte: |
|
corre, que cuanto más vuela tu paso |
1115 |
|
más deprisa te acercas a la muerte. |
|
Escena V
|
|
ILDICO, ARDARICO, ZERCÓN, VALAMIRO, TEODOMIRO, VIDEMIRO.
|
|
ZERCÓN |
(A los que le siguen.) |
|
Entrar podéis; ya partió: |
|
Ildico, los conjurados. |
ILDICO |
¡Ah! |
TEODOMIRO |
¡Salud! |
ILDICO |
Salud a todos, |
|
mis amigos, mis hermanos. |
1120 |
ARDARICO |
Di; ¿contra cualquier sorpresa |
|
prevenidos nos hallamos? |
ZERCÓN |
Seis hombres a la salida |
|
de la gruta hay apostados |
|
y dos acechan ocultos |
1125 |
|
en la mina del palacio. |
|
Además, si en las tinieblas |
|
hay que explorar, yo me encargo. |
|
Mis ojos son dos antorchas. |
ARDARICO |
Pues el tiempo no perdamos |
1130 |
|
y cuentas demos del oro |
|
que han recibido los campos. |
|
Roma en Ildico está aquí |
|
y Roma es también del pacto. |
(Siéntase en el suelo alrededor del escabel de ATILA.)
|
|
Reyes todos sometidos |
1135 |
|
de Atila al potente brazo, |
|
de su afán juguete somos, |
|
de su poder tributarios. |
|
Su odio nos lanzan los pueblos |
|
al odiar a ese tirano, |
1140 |
|
y por corona ceñimos |
|
el vil dogal del esclavo. |
|
A hacer añicos el yugo |
|
van hoy por fin nuestras manos. |
|
¿Queréis ser libres? |
TEODOMIRO |
¡Sí! ¡sí! |
1145 |
ARDARICO |
¿Juráis venganza? |
TEODOMIRO |
¡Juramos! |
ARDARICO |
Pues bien, de la rebelión |
|
este es el plan, escuchadlo. |
|
Mientras en festín nupcial |
|
el rey y los dignatarios |
1150 |
|
solemnemente esta noche |
|
nos hallemos congregados, |
|
las auras de independencia |
|
vendrán el rostro a besarnos: |
|
del cuervo al primer graznido |
1155 |
|
que imitarán los alanos, |
|
sabréis que ya somos dueños |
|
de la guardia del palacio. |
|
Dado el alerta, esperad |
|
que suene de nuevo el canto; |
1160 |
|
entonces es que los gépidas |
|
tienen el hurgo cercado, |
|
y que rujos y ostrogodos |
|
al trotar de sus caballos, |
|
baten a las hordas hunas |
1165 |
|
sorprendidas en sus barrios. |
|
Ese es el momento: caiga |
|
cuanto nos impida el paso, |
|
y al frente de las legiones |
|
o triunfemos o muramos. |
1170 |
ARDARICO |
¿Y quién al rey ha de herir? |
TEODOMIRO |
Deja esa empresa a mi cargo. |
VIDEMIRO |
No; que la suerte decida. |
ARDARICO |
Ved que os afanáis en vano. |
|
Roma reclama ese honor. |
1175 |
VALAMIRO |
¿Quién lo llenará? |
ILDICO |
Mi brazo. |
TEODOMIRO |
¿Tú? |
ILDICO |
¡Yo! |
VIDEMIRO |
¿Una débil mujer? |
ILDICO |
Judit lo fue en igual caso. |
TEODOMIRO |
Mas si a su fuerza sucumbes... |
ILDICO |
He dicho que mato... ¡y mato! |
1180 |
ZERCÓN |
No temáis: mi previsión |
|
se lo entregará postrado. |
TEODOMIRO |
¡Cómo! |
(Se oye un silbido y todos se ponen en pie.)
|
ARDARICO |
Pero esa señal... |
TEODOMIRO |
¡Una sorpresa!... |
VALAMIRO |
Partamos. |
ARDARICO |
Pronto: apagad esa antorcha. |
1185 |
(La apaga uno de ellos, quedando la escena en completa oscuridad.)
|
ZERCÓN |
(Se acerca al fondo.) Un momento: no oigo pasos. |
|
Ilusión sin duda fue. |
ARDARICO |
Tal vez, pero hablemos bajo |
|
y a esta agitada asamblea |
|
demos fin en breve plazo. |
1190 |
|
¿Decías?... |
ZERCÓN |
Que cual copero |
|
del monarca, yo los vasos |
|
custodio de que él se sirve, |
|
en tosco leño vaciados, |
|
y un narcótico mortal |
1195 |
|
en el fondo he derramado |
|
que esta noche en el festín |
|
irá su ser devorando. |
ILDICO |
Mas si es mortal, mi venganza |
|
llegará tarde. Impidamos |
1200 |
|
que ese licor acreciente |
|
en vez de enjugar mi llanto. |
ZERCÓN |
Escucha, aunque no hay antídoto |
|
contra su terrible estrago, |
|
tarda es la muerte en llegar, |
1205 |
|
mas la víctima al letargo |
|
rinde las fuerzas y entonces... |
ILDICO |
¡Ah! ¡Comprendo!... |
|
Escena VI
|
|
DICHOS, ATILA.
|
|
ATILA |
¡La he salvado! |
|
¡Qué tinieblas! |
ILDICO |
¡A luchar! |
ATILA |
(¿A luchar?) |
ILDICO |
En breve espacio |
1210 |
|
vuestras penas y las mías |
|
para siempre habrán cesado. |
ATILA |
(¿No está sola?) |
ILDICO |
Piensa iluso |
|
que amor en mi pecho guardo |
|
y que compartir un trono |
1215 |
|
voy de sangre salpicado. |
|
¡Oh! no: la suya a raudales |
|
verteré con odio insano. |
(ATILA palidece de coraje.)
|
|
Y el hierro al blandir... |
ZERCÓN |
¡El Rey! |
(Tapándola la boca con la mano y con un horroroso y apagado grito. Terror general,
que se traduce por una inmovilidad completa.) |
ARDARICO |
Perdidos somos. |
VIDEMIRO |
¡Huyamos! |
1220 |
ILDICO |
Venid; vuestro acento ahogad. |
ATILA |
(¡Miserables! ¡Hablan bajo! |
|
¡Me han descubierto!) |
ZERCÓN |
Seguidme. |
(Llevándolos a todos por la abertura.)
|
ATILA |
(¡Crujen armas!) ¡Ah del antro! (Dando gritos.) |
|
¡Pronto! ¡Antorchas! ¡Aquí gente! |
1225 |
|
¡Ah del Rey! ¡Ah del palacio! |
(Suena el crujido de las armas por la abertura.)
|
|
Te hallaré. |
(ARDARICO, que pasó el último, retrocede con ILDICO de la mano al ruido de las
armas.) |
ARDARICO |
(¡Las armas chocan!) |
ZERCÓN |
(Aparte a ILDICO y ARDARICO, entrando por la abertura.) |
|
(No os mováis, que peleando |
|
nuestros parciales están; |
|
pues sorprendidos se hallaron |
1230 |
|
al salir, por una guardia |
|
de acatriras y hunos blancos.) |
ARDARICO |
(No hay remedio.) |
ATILA |
Te hallaré; |
|
conduce el furor mis pasos. |
ARDARICO |
(Blande el puñal y dice aparte a ZERCÓN sin ser oído de
ILDICO, cuya mano suelta.) |
|
Zercón, es fuerza matar: |
1235 |
|
Tú que ves, llévame el brazo. |
(ZERCÓN le toma de la mano armada y juntos van hacia ATILA.)
|
ATILA |
(¡Por aquí siento pisadas!) |
ILDICO |
(¿Do están?) (Buscándolos.) |
ARDARICO |
(Aparte a ZERCÓN.) (Al pecho.) |
ATILA |
(Llamando.) ¡Soldados! |
|
¿Ninguno acude? |
ZERCÓN |
(Guiando la mano de ARDARICO.) ¡Ahora hiere! |
(ARDARICO asesta un golpe al pecho de ATILA, pero el puñal se rompe sin herir.)
|
ATILA |
¡Miserable! |
(Le derriba al sentirse atacado y le sujeta con una fuerza hercúlea.)
|
ZERCÓN |
(Mirando el puñal.) (¡Roto!) |
ATILA |
¿Acaso |
1240 |
|
contra asesinos mi cota |
|
no templé? |
ILDICO |
(¡Qué oigo! ¡Ya alcanzo!...) |
ATILA |
¡Un hombre!... |
(Tratando de reconocer por el tacto a su asesino.)
|
|
¿Quién eres? di. |
ZERCÓN |
¡Silencio! (Aparte a ARDARICO.) |
|
(¡Y yo desarmado |
|
estoy!) |
ILDICO |
(¡Me vendieron!) |
(Desesperada al comprenderlo todo.)
|
ZERCÓN |
(¡Ildico!) (Aparte a ella.) |
1245 |
|
Tu puñal. |
ILDICO |
¡Si el tuyo aguardo! |
ATILA |
¿No me respondes? Pues bien; (A ARDARICO.) |
|
mientras al verdugo traigo |
|
para enseñarle quién eres, |
|
con este sello te marco. |
1250 |
(Desnuda su puñal y se lo deja clavado en lado izquierdo.)
|
|
Reyes, sacerdotes, pueblo... |
|
¿Cuándo Atila llamó en vano? |
(Vase dando desaforados gritos.)
|
|
Escena VII
|
|
ILDICO, ARDARICO, ZERCÓN.
|
|
ZERCÓN |
Ven en su auxilio: le hirió. |
ILDICO |
¿Muerto? |
ARDARICO |
¡No, desesperado! |
ILDICO |
Va a volver. |
ZERCÓN |
¿Pero esta herida?... |
1255 |
ARDARICO |
¿Qué importa? Primero huyamos. |
ZERCÓN |
¡Es imposible! Aún combaten. |
ARDARICO |
Pues aguardémosle impávidos, |
|
y al entrar, a nuestras plantas |
|
cadáver caiga el tirano. |
1260 |
ZERCÓN |
No hay más acero que el tuyo |
|
y hecho yace aquí a pedazos. |
ARDARICO |
Aún tenemos este. |
ZERCÓN |
¡Ah! ¡sí! |
ARDARICO |
Del hombro al momento arráncalo, |
|
que en su desnuda garganta |
1265 |
|
de hundirlo en la sed me abraso. |
ILDICO |
Sublime ardor, pero inútil: |
|
le cubrirán sus soldados. |
ARDARICO |
Las vestiduras destroza. |
(ZERCÓN las desgarra y arranca el puñal.)
|
ZERCÓN |
Bien se conoce su mano. |
1270 |
|
¡Mas cielos! ¿Qué ven mis ojos? |
ARDARICO |
¿Qué es ello? |
ZERCÓN |
No estoy soñando. |
ILDICO |
¡Habla! |
ZERCÓN |
¡El escudo de Aspar |
|
sobre su espalda grabado! |
ILDICO |
¡Mi hijo! |
ARDARICO |
¿Qué escucho? |
ATILA |
(Dentro.) ¡Seguidme! |
1275 |
ILDICO |
¡Ah, Zercón! ¡sálvalo! ¡sálvalo! |
|
¡Me lo viene a arrebatar |
|
cuando de encontrarle acabo! |
ZERCÓN |
¿Mas cómo?... (Buscando el medio.) |
ARDARICO |
¡Madre! |
ATILA |
(Dentro, más cerca.) ¡Venid! |
ILDICO |
Hijo, no busques mis brazos, |
1280 |
|
que aquí cuando el gozo asoma, |
|
ve al horror y huye espantado. |
ZERCÓN |
En esa abertura escóndete, |
|
y cuando lleguen al antro, |
|
sal como si tú con ellos |
1285 |
|
descendieras del palacio. |
|
Toma y cúbrete. |
(Dándole una especie de capote que lleva cruzado en bandolera.)
|
ILDICO |
¡Zercón!... |
|
¿Pero y después? |
ZERCÓN |
Los cristianos |
|
miran al cielo y esperan. |
ATILA |
¡Ildico! (Más cerca.) |
ILDICO |
¡Verdugo! |
ZERCÓN |
¡Vamos! |
1290 |
(Llevándole a la abertura y desapareciendo por ella con él.)
|
|
Escena VIII
|
|
LOS MISMOS, ATILA, seguido de multitud de soldados, con las espadas desnudas y
teas encendidas. |
|
ATILA |
Ildico... No, cruel; ese es tu nombre. |
|
¿Cabe en tanta beldad tanta impudencia? |
|
Pero sola te encuentro y busco a un hombre. |
|
¿Dónde está ese traidor? |
(ZERCÓN, al oír la pregunta de ATILA, sale de la abertura, recatándose de los
soldados y clavándose en el hombro izquierdo el puñal que arrancó a ARDARICO, se
presenta con los brazos cruzados a ATILA.) |
ZERCÓN |
¡En tu presencia! |
(Movimiento general. ILDICO y ATILA abundan en el mismo asombro, aunque con
diferente orden de ideas.) |
ATILA |
¿Tú fuiste? |
ZERCÓN |
Hable el puñal. |
ATILA |
Este es mi acero. (Pausa.) |
1295 |
|
A mis bodas te invito y a tu muerte. |
|
Provoca, histrión, mis carcajadas; quiero, |
|
pues tu sangre me das, corresponderte. |
(ZERCÓN hace un signo de desprecio.)
|
|
Y tú a libar el adorante camos |
|
ven, que el momento de tu fin retarda. |
1300 |
(A ILDICO.)
|
|
¡Alumbrad a la víctima! (A los soldados.) Partamos. |
|
¡El funeral banquete nos aguarda! |
(Abren paso, y ATILA, llevando de la mano a ILDICO y seguido de ZERCÓN, gana el
fondo a la cabeza del cortejo.) |
|
FIN DEL ACTO SEGUNDO
|