Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
IndiceSiguiente


Abajo

Aún de noche alumbra el sol

Comedia famosa

Felipe Godínez



Hablan en ella las personas siguientes:
 

 
EL REY DON SANCHO,    barba.
EL PRÍNCIPE DON CARLOS,   su hijo.
DON JUAN DE ZÚÑIGA,    galán.
DOÑA SOL ABARCA,    dama.
DOÑA COSTANZA,    dama.
INÉS,   esclava.
DON JAIME DE ARAGÓN,   galán.
NEBLÍ,   gracioso.
Acompañamiento.





ArribaAbajoJornada primera

 

Salen DON JUAN ZÚÑIGA, galán y NEBLÍ, gracioso.

 
JUAN
Seas, Neblí, muy bien venido.
NEBLÍ
¡Ea!, Don Juan, ya me tienes
en Pamplona.
Galán vienes.
NEBLÍ
Eso siempre yo lo he sido.
JUAN
¿Cómo en la Francia te ha ido? 5
NEBLÍ
Bella ciudad es París.
JUAN
Ojalá su flor de lis
dé a España dichoso fruto.
NEBLÍ
Por tu ausencia visten luto
las damas de aquel país, 10
¿cómo te va de Costanza?
JUAN
Ya no puedo querer yo
a Costanza.
NEBLÍ
¿Por qué no?
JUAN
Porque con feliz mudanza
de Don Jaime, esa esperanza 15
que logra siempre conmigo,
la dejo; ya no la sigo,
y adoro a un sol. No te asombre;
sol digo, y Sol es su nombre;
ya me declaro contigo. 20
Mucho tengo que contarte:
casado estoy en secreto.
NEBLÍ
¡Jesús!, ¿tú eres el discreto?
¿tú, el valiente como un Marte?
¿tú, el navarro Durandarte 25
a quien vi en Francia llamar
el Non de España y no Par?
Aunque digo neciamente:
ahora eres más valiente,
pues te atreviste a casar. 30
Y¿a quién es de tantos modos
tan pesada compañía,
que si es fea, es sólo mía,
y si es hermosa, es de todos?
¿Yo metido hasta los codos 35
en empeños y cuidados?
Mas, tente allá tus enfados,
que yo, aunque me hables de ello,
o pienso decirte aquello
de suegros y de cuñados 40
JUAN
Calla hasta saber después
la mujer que yo elegí
¡Lo que he pasado, Neblí,
de penas en sólo un mes!
Mas razón es, razón es, 45
que cueste dificultades
bien de tantas calidades:
sol que sale, luna llena
y cielo en noche serena,
¿no son tres grandes beldades? 50
Pues mayor es la que adoro.
El sol es un rey tan bello
que de su mismo cabello
hace su corona de oro;
mas depone su decoro 55
en su ocaso, e introducen
astros que de noche lucen.
Si otras damas son estrellas,
mi Sol siempre luce, y ellas
siempre con él se deslucen. 60
La luna, luz plateada
del cielo, hermosa es sin duda;
pero hermosa que se muda,
porque es su beldad prestada:
ya está llena, ya menguada; 65
mas mi esposa celestial,
astro que está siempre igual,
es con luz propia, no ajena,
luna que está siempre llena
de su beldad natural. 70
Hermoso es todo ese velo
estrellado, mas no vive;
ser más perfecto recibe
cualquier viviente del suelo:
mi esposa también es cielo, 75
mas tan viva en cada acción,
que alma todas ellas son;
y así es con gloriosa palma,
supuesto que todo es alma,
cielo sin imperfección. 80
Luego tal belleza alcanza,
que es cielo y cielo viviente,
sol y sol sin occidente,
luna y luna sin mudanza.
Logróse, pues, mi esperanza, 85
y gozo, sin duda alguna,
tres hermosuras en una,
tan sin defecto y tan bella,
que se han enmendado en ella
el cielo, el sol y la luna. 90
NEBLÍ
Por Dios, que lo has dicho bien,
hayas hecho mal o no;
mas voy al caso, que yo
sé hablar de veras también:
¿qué sol es éste con quien 95
casado, Don Juan, te hallo?
JUAN
No sin causa te lo callo;
pero, en fin, ya estás aquí,
y aunque es tan secreto, a ti
y a Don Jaime he de fiallo. 100
Aquí vendrá, aquí le espero,
que a eso he venido a palacio;
a Don Jaime, pues, despacio
contar esta historia quiero.
Y así no te la refiero, 105
porque tú la oirás con él.
NEBLÍ
Jaime es tu amigo fiel;
mas él y Costanza vienen.
 

Salen DOÑA COSTANZA, con manto, y DON JAIME DE ARAGÓN.

 
JAIME
¡Ay, Costanza, igualdad tienen
en ti lo hermoso y cruel! 110
COSTANZA
Don Jaime, vos sois galán,
y os estimo de manera
que a vos sin duda quisiera
si no adorara a Don Juan;
todos los gustos están 115
contrarios, que él me aborrece
al paso que mi amor crece;
pero a vos os satisfaga
que quien vuestro amor no paga,
a lo menos lo agradece. 120
Con esto dadme licencia,
que a ver al rey sólo espero.
Allí está Don Juan, no quiero
hablarle en vuestra presencia;
no porque habrá competencia, 125
que eso puede asegurar
amistad tan singular,
sino porque de mi gusto
tendréis vos celos, y es justo
no daros este pesar. 130
JAIME
¿Podréis lograr el intento
de hablarle al rey?
COSTANZA
Yo tendré
orden de verle, aunque sé
su perpetuo encerramiento,
y que vuestro valimiento 135
podrá introducirme. Adiós.

 Vase. 

JUAN
Jaime, yo os espero a vos;
mas no llego cuando os veo
con Costanza, que deseo
no estorbaros a los dos. 140
JAIME
Don Juan, yo lo creo así.
Al rey quiere hablar ahora,
quizá de vos, que os adora
tan ciega como hasta aquí.
JUAN
No tengáis celos de mí, 145
que si ella en cruel ha dado,
yo os tengo ya asegurado.
JAIME
Ya sé, Don Juan, lo que os debo.
Decidme lo que hay de nuevo,
que me tenéis con cuidado. 150
JUAN
Escuchadme, pues, que es deuda
a obligaciones pasadas
en el peligro presente
hablaros con confianza.
Yo suelo amar tan secreto, 155
que esa fineza ordinaria
de no decírselo a nadie,
porque otros también lo usaban,
me pareció vil, y a solas
andaba yo dando traza 160
cómo poder esconderlo
de la mitad de mi alma;
y hallé el modo que un amante
que como yo se recata,
ni aun a vos su amor os dijo, 165
no porque de vos se guarda,
sino por poder preciarse
que el secreto de su dama,
si a la media alma lo fía,
a la otra media lo calla. 170
Casado estoy en secreto;
con esta primer palabra
os digo que ya, sin duda,
seréis dueño de Costanza.
No penséis que me he casado 175
secretamente por falta
de méritos en mi esposa,
que más urgente es la causa;
ni por ser tan desvalido,
que he visto apenas la cara 180
al rey Don Sancho, que hoy reina,
siendo yo Zúñiga, rama
de Íñigo Arista, y pudiendo
en mi capilla y mis armas
ser, por número de estrellas, 185
tantas lunas otomanas;
bien que al rey, por su retiro,
Castilla, Aragón y Francia
ya comúnmente Don Sancho
«el encerrado» le llaman; 190
y así, Don Carlos, su hijo,
con libertad más bizarra,
ya casi dueño gobierna
la corona aún no heredada.
Yo, Don Jaime de Aragón, 195
miré a Doña Sol Abarca,
a quien sabéis que dio sangre
la casa real de Navarra.
Vila, y fuéronse tras ella
los ojos que la miraban; 200
tras los ojos, los afectos;
tras los afectos, las ansias;
tras las ansias, los suspiros;
tras los suspiros, el alma,
y tras el alma, un deseo 205
de tener muchas que darla.
Sol, con ser sol de mi estrella,
quizá igualmente inclinada,
con un precepto inviolable
me dio licencia de hablarla; 210
porque me mandó imperiosa,
aunque cuerda y recatada,
que por forzosos respetos
que a nuestro amor importaban,
ni aun a vos os lo dijese; 215
era el caso de importancia,
y yo juré la obediencia;
si fue culpa, perdonadla.
Hablábame, pues, y viendo
la nota o la vigilancia 220
de unas vecinas curiosas,
quizá malintencionadas,
(que hay en las guerras de amor
quien sin trabajo y sin paga
se estará toda una noche 225
siendo posta a una ventana),
dejó de hablarme en la calle,
Y por una puerta falsa
me entró un amor verdadero
a clausura tan sagrada. 230
Es la ocasión entre amantes
áspid que muerde y halaga,
hiena que mata y que llora,
sirena que duerme y canta.
Yo, amante y favorecido, 235
ella, fina y obligada;
yo, importuno a los favores,
ella, a las porfías blanda.
La resolución postrera
no es menester declararla, 240
que hay sucesos que se dicen
con lo mismo que se calla.
Ya, pues, ambas voluntades
últimamente empeñadas
con favores, que a los fines 245
groseras dichas alcanzan,
supe que el príncipe (¡ay, triste!),
tan loco a Sol adoraba,
que habiendo de ser su esposa
la serenísima infanta 250
de Aragón, con quien están
sus bodas capituladas,
a pesar del rey su padre,
ni lo atiende, ni se casa
su alteza, pues que de noche 255
la misma calle rondaba,
porfiando amante o ciega
mariposa de su llama.
Supo mi amor, que una noche
me vio salir de su casa 260
de mi Sol, y conocióme,
pues luego, con voz turbada,
me dijo: «Don Juan, teneos,
el Príncipe es quien os habla,
hijo soy de vuestro rey. 265
Yo, yo adoro a Sol, ingrata;
yo no puedo más, yo muero.
Si alguna dicha os dio entrada,
Ícaro de tanto rayo,
el mismo príncipe os manda 270
que no volváis más a verla;
pues yo la adoro, olvidadla».
Aquí, Jaime, quedé muerto,
heláseme en la garganta
la voz y en la tierra inmobles 275
fueron de mármol las plantas;
mas ya, en fin, cuando en el pecho
respiró la vital aura
y usó de sus facultades
con el calor desatadas, 280
empecé a hablar, y atajórne
diciéndome: «Don Juan, basta,
esto ha de ser sin respuesta,
aunque más razones haya».
Fuese, y yo quedé sintiendo 285
violencia tan temeraria,
como deudor tan forzoso
de obligación tan honrada.
Díjele a Sol el suceso
y, temerosa, dio traza 290
en secreto a nuestras bodas,
por quedar asegurada.
Yo, por el Príncipe, quise
excusarme y excusarla,
temiendo quizá las quejas 295
aún más que las amenazas;
mas lágrimas de mujer,
sol con justicia tan llana...,
yo convencido, y la deuda
a honor de sangre tan alta, 300
caséme con tal secreto
que sola Inés, una esclava
de Sol, confidente, sabe
que está conmigo casada.
Adorámonos los dos, 305
y aunque son muy limitadas
mi hacienda y la suya, Jaime,
entre unas pobres alhajas,
estoy tan rico con ella,
que si es la mujer honrada 310
corona de su marido,
no envidio al mayor monarca;
y ¡vive Dios!, que a Castilla
dispusiera una jornada
por ver un deudo de Sol, 315
si no temiera dejarla.
Y si no me voy, porfía
su alteza con tal instancia,
que en celos averiguados
temo iras ejecutadas 320
y aun otros futuros males.
Figurad entre las ramas
que forman en una selva
verdes techos de esmeralda
dos pajarillos amantes 325
que con unas pobres pajas
van fabricando su nido
a los polluelos que aguardan,
y que un cazador astuto,
cuando todo el nido saca, 330
quita a los padres que vivan
y a los hijos que a luz salgan;
pues veis aquí mi retrato
en las verdes esperanzas
de un matrimonio secreto. 335
Deseo yo entre las alas
o los rayos de mi Sol
ver felizmente abrigada
sucesión dichosa, cuando
a estas prendas esperadas 340
conformemente, aunque pobres,
fabricamos nido o casa;
siguiendo al padre y queriendo
con ocultas asechanzas
coger la madre en el nido, 345
consorte amorosa y casta,
el Príncipe, que cruel
todo de una vez lo acaba,
hará a los padres que mueran
y a los hijos que no nazcan. 350
Yo vengo, pues, a pediros,
pues sois toda la privanza
del Príncipe, que si acaso
llega a saber lo que pasa,
que yo sé que está celoso, 355
nuestra antigua amistad haga
su oficio en las ocasiones,
pues ésta es tan apretada.
Tened lástima, Don Jaime,
si no de mí, que me agravian, 360
de una hermosura inocente,
de una virtud soberana.
Un desdichado dichoso,
que con tantas veras ama
y con tanto amor padece, 365
os ruega, y de vos se ampara,
cuando ya ampararme es deuda,
porque la nobleza hidalga
debe al ruego de justicia
lo que a la piedad de gracia. 370
JAIME
Don Juan, yo os buscaré luego;
idos, que ahora a esta sala
el Rey y el Príncipe salen,
y porque se persuada
que vos no me habéis hablado, 375
conviene a la misma causa
el que conmigo no os vea.
JUAN
Adiós, pues, hasta mañana.
Ven Neblí.
NEBLÍ
Vamos, que quiero
besar los pies a mi ama, 380
que si es Abarca y es Sol,
pienso que cuando levanta
ese mismo sol del suelo
dos átomos con que anda,
abarca de luz se ajusta 385
y rayos de oro se calza.
 

Vanse.

 
 

Salen el REY y el PRÍNCIPE.

 
PRÍNCIPE
Vuestra Majestad, Señor,
no me apure, que me cansa
todo lo que no es matarme.
REY
Toda esta vida es batalla 390
Don Jaime, ¿qué decís de eso?
JAIME
Digo, Señor, que me espantan
en un príncipe tan sabio
tristezas tan ordinarias.
REY
Carlos, yo os tengo casado 395
con Doña Violante, hermana
de Don Pedro el Cuarto, feliz
de Zaragoza y España;
y rey y padre, pues tengo
valor juntamente y canas, 400
tendré entre consejos cuerdos
resoluciones gallardas.
PRÍNCIPE
Yo la tengo de morir.
REY
Don Jaime, Doña Costanza
me refirió todo el caso, 405
y que Doña Sol Abarca,
que ama en secreto a Don Juan,
con quien de casarse trata,
la misma Costanza inquieta
al Príncipe, muy humana. 410
PRÍNCIPE
Hable vuestra majestad
de este Sol con más templanza,
que no es más puro el del cielo,
aunque a mí su luz me abrasa.
REY

 (Aparte.) 

¡Qué bien parece entre el regio 415
esplendor esta bizarra
generosidad! Que el hombre
que con sus celos infama
la mujer que quiere, y más
cuando no piensa dejarla, 420
o no tiene entendimiento,
o buena sangre le falta.
JAIME

 (Aparte.) 

Don Juan está en gran peligro.
REY
A caza saldréis mañana,
que quiero que os divirtáis. 425
PRÍNCIPE
Veré allí representada
en las fieras mayor fiera,
mas me entristece la caza.
REY
Id a la casa de campo.
PRÍNCIPE
Digo que iré donde manda 430
vuestra majestad, Señor.
REY
No me volváis las espaldas,
que os quiero más que a mi vida;
escribid porque se parta
el correo a Zaragoza, 435
que esto sólo es lo que aguarda.
PRÍNCIPE
Váyase sin cartas mías.
REY
¿Cómo ha de ir sin vuestras cartas?
PRÍNCIPE
Porque muero.
REY
Dios os guarde.
PRÍNCIPE
Vuestra majestad se vaya, 440
o yo me iré.
REY
Bueno está,
que arguye poca constancia
rendirse a pasión tan necia,
que por serio es porfiada.
Casaos, pues, y obedecedme 445
con el rigor y observancia
que debéis a un rey, y padre,
que más que a sí mismo os ama;
o por el siglo dichoso
de la reina, que, elevada 450
a mejor corona, pisa
zafir del supremo alcázar,
que a pesar de vuestro afecto,
que así la razón arrastra,
os castigue riguroso, 455
si no en vos, en quien lo causa. Vase.
JAIME
Señor, ved que vuestro padre...
PRÍNCIPE
Jaime, no me digáis nada;
yo estoy resuelto: Don Juan
de Zúñiga ha entrado en casa 460
del sol que adoro, después
que con paciencia excusada
le avisé que la olvidase,
pues que yo no la olvidaba;
traidor fue, pues volvió a verla: 465
su muerte es justa venganza
de mis celos. Ya es de noche:
id luego y ejecutadla.
JAIME
Señor príncipe, sois justo,
y a vos Don Juan no os agravia, 470
porque yo sé...
PRÍNCIPE
No sabéis
cosa que importe a mis ansias
ni a mis celos. ¡Vive Dios
que ha de morir!
JAIME
Si se igualan
la piedad y la justicia 475
en las deidades humanas,
como a tal...
PRÍNCIPE
Esta es sentencia
que pasó en cosa juzgada:
no ha lugar la apelación.
JAIME
Sí, mas hay cuando es contraria 480
súplica a vos de vos mismo.
PRÍNCIPE
Jaime...
JAIME
Señor, vinculada
os tengo a vos mi obediencia.
PRÍNCIPE
Pues no repliquéis palabra:
acabad su vida, o dad 485
la vuestra por acabada.
JAIME
Sí daré si se la quito,
pues en la suya están ambas.
 

Vanse.

 
 

Salen DOÑA SOL e INÉS, esclava.

 
INÉS
¿Qué es lo que escribe Costanza
en este papel?
SOL
Ignora
490
mi casamiento, en que ahora
ni de ella haré confianza,
y, así, me escribe que quiere
ser mi huéspeda unos días.
INÉS
Tú ¿qué respuesta le envías? 495
SOL
Inés, bien claro se infiere:
¿cómo he de tenerla en casa
siendo ya Don Juan mi esposo,
y el secreto tan forzoso?
INÉS
¿Tú no sabes lo que pasa? 500
Don Juan la quiso muy bien,
y pienso, si a casa viene,
que es de celos que de él tiene.
SOL
Yo lo presumí también;
mas Don Juan me satisface 505
tan leal, que mis recelos
aún no han llegado a ser celos;
con todo, si Don Juan hace
a Castilla su jornada,
traeré a Costanza conmigo, 510
aunque ignora, como digo,
que con él estoy casada.
Temo al príncipe, en efecto,
que no dudo, Inés, que acabe
la vida a Don Juan si sabe 515
que es mi marido en secreto,
pues dirá que se casó
a pesar suyo Don Juan.
INÉS
¡Ay!, señora, ¡qué galán
vi ayer al príncipe yo! 520
El suele decirme a mí
sus penas, y yo le digo
que pierde el tiempo contigo.
SOL
No, Inés, no ha de ser así.
INÉS
Luego, ¿gustas que le dé 525
alguna esperanza?
SOL
Necia,
en mí tuviera Lucrecia
menos flaqueza y más fe.
INÉS
A quejas muy repetidas
le despido yo; ¿qué quieres? 530
SOL
Inés, si al príncipe vieres,
no quiero que le despidas,
porque esto es llegarlo a oír,
sino que huyendo te vengas
tan apriesa, que no tengas 535
a quien poder despedir.
INÉS
En vano a su honor resisto.
Sufra el príncipe el desdén,
que no puedo más.
 

Salen DON JUAN y NEBLÍ.

 
JUAN
Mi bien,
un siglo ha que no te he visto; 540
habla a Neblí sin recelo,
que es un antiguo criado
de quien siempre me he fiado.
NEBLÍ
Neblí soy, pues al sol vuelo.
SOL
Por leal a tu señor 545
te estimaré.
NEBLÍ
Ahora sí
puedo llamarme Neblí
con alas de ese favor.
INÉS
¿Neblí se llama, galán?
NEBLÍ Y
con hambre eterna estoy 550
temblando siempre, que soy
Neblí pollo de Don Juan.
INÉS
¿Neblí pollo es todavía?
Pensé que mudado de aire...
NEBLÍ
La esclava tiene donaire 555
y es docta en volatería.
Dime tú tu nombre a mí.
INÉS
Inés me llamo.
NEBLÍ
Alto, pues,
garza parece la Inés
que ha de volar el neblí.560
INÉS
Luego es consecuencia clara
que algo quieres darme.
NEBLÍ
Niego
la consecuencia y el luego.
INÉS
¿No tiene Sol buena cara?
NEBLÍ
De limiste.
INÉS
Ella es mujer
565
de buena vida y costumbres,
mas sólo da pesadumbres.
NEBLÍ
Muy pobre debe de ser.
INÉS
No serlo, pues es tan bella;
¿date a ti mucho Don Juan? 570
NEBLÍ
Ya los señores no dan;
son muy pobres él y ella.
SOL
Don Juan, ¿no es aquél don Jaime?
 

Sale DON JAIME.

 
JAIME
¡Que desdichada hermosura!
Señora Sol, Dios os guarde. 575
Don Juan, mal se disimula
el sentimiento en los ojos.
JUAN
Gran mal su tristeza anuncia.
JAIME
Retírense esos criados.
JUAN
Salíos allá.
NEBLÍ
No me gusta
580
la prevención. Inés, vamos.
 

Vanse.

 
SOL
Don Juan, pues aquí te busca
Don Jaime, que soy tu esposa
le habrás ya dicho sin duda,
y si no, yo se lo digo, 585
porque menos se aventura
en revelar el secreto
que en juzgar él, si él lo juzga,
que pudo hallarte en mi casa
no siendo yo esposa tuya. 590
JUAN
Sol, ya Don Jaime lo sabe,
pero su tristeza es mucha,
pues a los ojos se viene.
JAIME
No sé, Don Juan, cómo cumpla
con tantos respetos juntos 595
entre penas tan confusas.:
su alteza manda que os mate,
y, aunque entre miedos y dudas
a tanta resolución
hice réplicas algunas, 600
quiso tomarlo a su cuenta,
cuando ve que si lo rehúso
se lo encargarán a otro
que fácilmente concluya
con mi vida y con la vuestra, 605
que ninguna está segura
si peligra la del otro,
pues es de ambos cada una.
El príncipe es el juez
que esta sentencia pronuncia, 610
y el delito es vuestro amor
(¡vive Dios, que es feliz culpa!),
y pienso que mi desdicha
es el fiscal que os acusa,
pues me han hecho a mí el verdugo 615
que la sentencia ejecuta.
Este es el caso; yo vengo
sin resolución ninguna
a ponerle en vuestras manos.
¿Vos calláis y Sol se turba? 620
Don Juan, muchas vidas tengo,
que ya la vuestra y la suya
tengo por propias, y ya
no es mi desdicha tan suma,
que no queréis que sean más, 625
que, porque será ventura
tener muchas que daros,
dejaré de tener muchas.
JUAN
Yo no sé, por Dios, Don Jaime,
con qué palabras reduzca 630
a brevedad tantas penas;
y, así, vuestra amistad supla
lo que falta a mi discurso,
que aunque la acción es injusta,
si vos para ejecutarla 635
no buscasteis coyuntura,
corréis peligro, y si dais
noticia al rey, se disgusta
con vos el príncipe, y veo
que el morir vos no se excusa. 640
Vos mirad por vos, Don Jaime,
viendo también esta lluvia
que tiene al sol tan nublado,
esas perlas de alba pura
que en azucenas y rosas 645
ni el mismo sol las enjuga.
No me pesa a mí por mí
esta verdad que se encumbra
sobre sí misma y tan alta
pisa fueros de fortuna; 650
siento no más que si muero
como tórtola viuda
que ahora con su consorte
tan dulcemente se arrulla,
no posará en ramo verde, 655
y entre las selvas oscuras
pedirá endechas prestadas
a las aves más nocturnas,
maldiciendo entre sus ansias,
entre sus penas y angustias, 660
los arroyos que lo ríen,
las fuentes que lo murmuran.
Esto quiero que os lastime;
a mí, sin nuevas consultas,
dadme a fieras que me coman 665
o a llamas que me consuman,
o echadme al mar, donde el sol
cada noche se sepulta
y cada mañana, en quien
de lo mortal se desnuda, 670
Fénix del agua renace
de entre las ondas profundas,
que allí a mi bien la fe viva,
si la esperanza difunta
en todo aquel alabastro 675
de infaustas cenizas urna,
consagrará monumentos
a las edades futuras.
SOL
Señor Don Jaime, en los ojos
donde la elocuencia es muda, 680
mucho mejor que en los labios,
oran dos almas ocultas;
sobre la gloria de darse
una por otra la usurpa,
cada cual tan ambiciosa 685
de hacer la fineza suya,
que en la misma resistencia
con que están luchando a una,
vienen a injuriarse al tiempo,
que obligarse más procuran; 690
mas no luchan disconformes,
porque si a luchar se juntan,
no se juntan por luchar,
que antes por juntarse luchan;
porque hay no sé qué linaje 695
de paz en la misma lucha,
pues los mismos que pelean
se abrazan cuando se injurian;
no las departáis, Don Jaime:
antes una misma punta 700
saque ambas almas la fuerza
de la mano más robusta.
De una vez rompa ambos pechos,
y si esto se dificulta,
y morir de un golpe solo 705
no pueden dos vidas juntas,
os ruega una desdichada,
pues la crueldad y la astucia,
quizá contra lo inocente
lo inexorable vinculan, 710
que cuando ya en ambos cuellos
deis dos heridas tan duras,
me deis a mí la primera
y a mi Don Juan la segunda.
JAIME
Don Juan, bien podrá en vos mismo 715
mataros quien lo procura,
pero no en Sol, vuestra esposa,
que estáis en su alma, en cuya
inmortalidad tenéis
otra vida no caduca 720
que, a par de la eternidad,
mayor que los siglos dura.
Salid de Pamplona luego,
que yo daré por disculpa
que érades ido a Castilla; 725
a los riesgos que resultan
me expongo yo.
JUAN
¿Vos sabéis
por qué el príncipe promulga
ley contra mí tan severa?
Pues, ¿cómo queréis que huya 730
y deje en peligro a Sol?
Si el cielo de piedad usa,
dad lugar a que la lleve.
JAIME
Dadle vos a que discurra
la razón y a que obre el tiempo, 735
pues ponéis en aventura,
si lleváis a Sol ahora,
nuestras vidas y la suya.
SOL
Pues Don Juan no ha de ir sin mí,
que quiero que nos conduzca 740
a un fin una misma vida
o una misma sepultura.
Figurad casa movible
del mar, a quien aseguran
los cabos que la apuntalan, 745
las áncoras que la fundan,
edificio tan viviente
sobre la salada espuma,
que impulso propio le alienta
y aura vital le estimula; 750
que ave de pino con alas,
bajel del viento sin plumas,
por regiones de agua vuela
y piélagos de aire surca;
tan movible albergue, cuando 755
de fino y leños se ayuda,
que va caminando siempre
con los mismos que la ocupan,
porque es a sus moradores
casa siempre tan conjunta, 760
que ellos no pueden mudarse
si ella también no se muda;
tan leal siempre y tan firme,
sin desampararlos nunca,
que hasta hundirse o deshacerse 765
no hay peligro que no sufra.
Pues, Don Jaime, yo y Don Juan,
en dos almas que son una,
somos nave y marinero
que en tanto golfo fluctúa, 770
yo soy la casa portátil
en que él vive y en que él triunfa
de tantas suertes de miedos,
de tantas olas de injurias.
En la tierra es ya mi llanto 775
océano que la inunda,
y a donde fuere yo ha de ir;
ya embarcación no se excusa,
y es fuerza que con él vaya
su pobrecilla chalupa 780
contra quien tanto elemento
en tanto mar se conjura.
Mas no importa, él vive en mí
y yo soy casa tan suya
que tengo de ir donde él fuere 785
a pesar de mayor furia;
porque no le he de dejar
hasta que en igual fortuna
las rocas me hagan pedazos
o los abismos me hundan. 790
JAIME
Ved, señora, que a quedaros
os obliga la cordura;
si os vais los dos, es fuerza
que os sigan y que os descubran,
y que Don Juan muera entonces. 795
JUAN
Don Jaime, nadie presuma
que el deseo de la vida
tan engañoso me adula
que yo me vaya sin ella
y deje mi honor en duda. 800
SOL
¿Cómo en duda? Luego, ¿en mí
son posibles las calumnias?
Luego, ¿este sol tendrá eclipses
por mudanzas de la luna?
Luego, ¿escuadrones formados 805
que vibrado fresno empuñan,
que ciñen luciente alfanje
y visten morisca aljuba,
Etna que incendios aborte,
nube que rayos escupa 810
con truenos que al firmamento
estremezcan las columnas,
osarán a mi constancia?
Vete y verás cuán segura
armadas huestes desprecia 815
y fuerzas de reyes burla.
Yo quedo conmigo misma.
Vete digo, y no atribuyas
este aliento a confianza,
ni este valor a locura. 820
JUAN
Muy bien dices, pero advierte...
JAIME
Don Juan, sin tardanza alguna
os habéis de ir.
JUAN
Yo iré donde
por unos días me encubra,
con que vos os encarguéis 825
de mi bien.
JAIME
Don Jaime os jura
ser guarda de su recato,
de atenta, tan importuna,
que, siendo ella sol y yo
águila que no se ofusca, 830
examinarán mis ojos
a rayos de sol tan pura.
JUAN
Pues yo buscaré, luz mía,
ocasión más oportuna
para llevarte conmigo; 835
tú verás qué poco dura
la ausencia. Abrázame ahora.
SOL
¡Ay, Don Juan, que el sol se anubla!
JAIME
Porque vuestra ausencia crean,
pudiera Sol con industria840
traer consigo a Costanza.
SOL
Sí, la traeré, que ella gusta
de estar conmigo unos días.
JAIME
Pues, Don Juan se vaya.
SOL
Suban
hasta el cielo mis suspiros: 845
¡justicia! ¡amor!, que me hurtan
el mejor tiempo a mi vida.
JUAN
En habiendo coyuntura
vendré a verte; adiós, mi bien.
SOL
Mira, que a mi centro acudas. 850
JUAN
Tú eres un sol que me abrasas.
SOL
Tú, un astro que al sol ilustras.
JUAN
Tú, la causa de mis dichas.
SOL
Tú, el dueño de mis venturas.
JUAN
Yo soy tu esposo y tu amante. 855
SOL
Yo, esposa y esclava tuya.

IndiceSiguiente