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Babar

Revista de literatura infantil y juvenil. Nº 26







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Sumario


Ilustración de portada: La Sirenita / Max. La Galera, 2000.

C/ Siete Picos, 414

28500 Arganda del Rey

MADRID

tel. 91 8712085 / 91 3662400

e-mail. revistababar@wanadoo.es

Consejo de Redacción: Antonio Ventura, Teresa García y Pablo Cruz. Han colaborado: Ester García, Emilio Velasco.

Depósito Legal M-6370-1999

Edita Grudilij

Imprime: EUROPRINT-2000
C/ Montes Urales, 514 Tirada 500 ejemplares
28500 Arganda del Rey (Madrid)
Tel. 91 871 34 63





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Entrevista a Agustín Fernández Paz




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Agustín Fernández Paz es un gallego de 53 años que ha dedicado su vida a los niños. Ha sido maestro de EGB, pedagogo, escritor, editor... A pesar del buen número de premios recibidos, de carácter literario o en reconocimiento a una labor educativa, Agustín sigue anhelándolo todo, con un espíritu de chaval que asombra. Su bibliografía, que incluimos al final de esta entrevista, es una muestra de su defensa del idioma gallego. Y éste es tan sólo uno de los rasgos que le pueden definir como escritor comprometido; sus opiniones acerca de lo que se nos avecina no son muy optimistas, pero guarda un rescoldo de esperanza, puesta fundamentalmente en sus lectores. A ellos va dirigido el mensaje que se intuye tras sus libros.



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Empezaste a publicar a los 42 años, una edad un tanto inusual. ¿Cómo fueron esos comienzos?

Es cierto que comencé a publicar tarde, aunque ya llevaba un tiempo escribiendo. En los años setenta, formaba parte de un equipo que realizó numerosos materiales didácticos para el aprendizaje de la lengua. Pues bien, la mayoría de los textos de lectura que aparecen en ellos, siempre sin firmar, son míos. Algunos, una vez reelaborados, los introduje después en varios de mis libros.

De cualquier modo, el escribir de un modo continuado fue una decisión tardía. Antes, además de estar dedicado de un modo intensísimo a la enseñanza, todo el tiempo libre se me iba en leer; fui un lector voraz, pero ahora soy bastante más selectivo.

¿Por qué todos tus libros se publican antes en gallego que en castellano?

Porque yo escribo en gallego, es mi lengua habitual y mi lengua literaria. Después, como es natural, hago todo lo posible para que mis libros se traduzcan. En castellano, desde que obtuve el premio Lazarillo con Contos por palabras, encontré una mayor receptividad por parte de las editoriales. Pero no es un camino fácil; en mi caso, una parte de mis libros permanece sin traducir.



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¿No has pensado nunca en traducir tus libros tú mismo, o en colaboración con alguien más, como hacen algunos autores?

Prefiero que sea otra persona la que se encargue de la traducción; si la hiciera yo, se convertiría en una labor de reescritura del texto original. De todos modos, debo añadir que siempre es un trabajo de colaboración entre quien me traduce (Rafael Chacón, la mayoría de las veces) y yo. Hacemos sucesivas revisiones, que acaban mejorando el texto de partida; y sólo damos por concluido el trabajo cuando a los dos nos satisface el resultado.

Defensa de la lengua, compromiso social, movimientos pedagógicos... ¿crees que todo escritor ha de aprovechar su posición para concienciar a sus lectores?

El principal compromiso que tiene un escritor es el de tratar de hacerlo lo mejor posible. Siempre se ha dicho, y yo lo comparto, que lo que salva a un texto es su calidad, no las buenas intenciones con que haya sido escrito. Pero, aceptado esto, lo cierto es que en mis libros aparecen, como tema o como telón de fondo, muchas de mis preocupaciones vitales. Intento escapar de personajes y temas repetidos hasta la saciedad en la LIJ, y mostrarles a los lectores otras facetas de la realidad.



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Quizás sea O centro do labirinto la novela en la que más directamente te implicas denunciando rasgos de la sociedad actual que te parecen peligrosos o destructivos, como la globalización, la uniformización, la pérdida del pasado, la tecnocracia... ¿No te parece que cada día que pasa el libro pierde lo que tuviese de ciencia-ficción y pasa a convertirse en una novela realista, incluso social?

Me parece muy acertada la visión que sugieres, no hay más que leer los periódicos cada día. Aunque persistan elementos escenográficos de anticipación, la verdad es que de lo que habla mi novela es de las grandes cuestiones sociales y culturales que la humanidad deberá enfrentar en los próximos años. Creo que, en este sentido, mi libro se inscribe dentro de una corriente de la ciencia-ficción que busca un distanciamiento temporal para poder hablar de un modo más libre de los problemas del presente.

O centro do labirinto es la novela que prefieres entre todas las que has escrito. ¿Para cuándo su publicación al castellano, después de tres años editada en gallego?

Me encantaría ver publicada la versión castellana de O centro do labirinto, que hasta ahora sólo se ha traducido al catalán. Estoy seguro de que le interesaría a un lector juvenil, y también a muchas personas adultas. Pero hasta ahora

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no he recibido ninguna proposición para editarla, así que supongo que tendrá que esperar su momento.

Hablando de este libro, fue uno de los que quedó finalista al premio nacional de literatura infantil y juvenil de 1998, que finalmente se llevó Elvira Lindo con Los trapos sucios. ¿Hasta qué punto crees que te habría afectado el conseguir este premio?

En el 92 ya había sido finalista otro libro mío, Contos por palabras, que me sigue pareciendo el más innovador, sobre todo en la forma. O centro do labirinto también lo fue, y eso ya representa una alegría, porque indica que los miembros del jurado se han fijado en tu obra. Supongo que, de haberlo conseguido, contribuiría a darme más seguridad en mí mismo, porque uno siempre tiene dudas sobre la validez de lo que escribe. Pero, en última instancia, lo único que yo puedo hacer es procurar escribir cada vez mejor; si después se recibe algún premio, pues miel sobre hojuelas.

Cos pés no aire, uno de tus mejores libros en mi opinión, que recientemente fue premio Raíña Lupa, será editado en castellano, con las ilustraciones de Miguelanxo Prado. ¿Cómo valoras tu colaboración con él, después de varios libros en común?



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Contar con Miguelanxo Prado para las ilustraciones de Cos pés no aire ha sido un privilegio, porque ha hecho un trabajo admirable. Admiro mucho su obra, desde antes de conocerlo, y creo que el lugar destacado que ocupa entre los autores europeos de cómic es más que merecido.

Son ya varios los libros en los que hemos colaborado, y sus ilustraciones siempre enriquecen el sentido de lo narrado. De todos ellos, quizá sean A néboa escura y Cos pés no aire los dos libros que yo destacaría.

¿Qué opinas de la situación actual del cómic para niños y jóvenes? ¿No crees que es un campo que ahora no está lo suficientemente aprovechado?

Cuando se hace una encuesta sobre preferencias lectoras de la infancia y la adolescencia siguen apareciendo los cómics como respuesta principal. En pleno apogeo de las múltiples pantallas que los convocan, sorprende la atracción que los cómics ejercen sobre los lectores jóvenes, máxime teniendo en cuenta que las muestras que tienen a su alcance no son precisamente un modelo de calidad.

En este sentido, creo que la situación actual dista mucho de ser la ideal. Habría que conseguir que los jóvenes lectores tuvieran a su alcance algo más que manga y superhéroes. Porque los cómics de calidad, salvo algunas

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excepciones, hoy aparecen mayoritariamente en formato de álbum, muchas veces con una distribución muy restringida. Claro que algo parecido pasa con el cine, donde son contados los films que realmente valen la pena (y que no son los que, en muchos casos, ocupan las grandes salas).

¿Qué autores o títulos de cómics destacarías, de aquellos dirigidos a niños y adolescentes?

Creo que, en formato álbum, hay hoy una serie de títulos que, sin estar dirigidos específicamente a un lector joven, serían una lectura fascinante para cualquier adolescente. Podría hacerte una lista muy amplia, pero te citaré algunos de los que me parecen imprescindibles: los albums fruto de la colaboración entre Enki Bilal y Pierre Christin (La ciudad que nunca existió, Las falanges del orden negro, El navío de piedra...), una buena parte de la obra de Miguelanxo Prado (Fragmentos de la enciclopedia délfica, Stratos, Quotidiania delirante...), esa maravilla que es Mauss, de Art Spiegelman, La balada del mar Salado y los otros álbums de Hugo Pratt protagonizados por Corto Maltese, etc. Y sin olvidarnos ni de los clásicos (Príncipe Valiente, Spirit, Tintín...) ni de algunas magníficas series de comic-books, como Watchmen.

En tu bibliografía se pueden ver libros para niños y para jóvenes, de humor y misterio. ¿Te encuentras igual de cómodo en todos estos géneros y temas?

La verdad es que los libros que he escrito han ido naciendo en función de lo que me apetecía escribir en aquel momento. Es cierto que hay mucha variedad temática y formal, quizá porque no me gusta nada repetirme o encasillarme. Tratando de contestar a la pregunta, creo que me resulta más

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fácil escribir para un lector juvenil, y quizá sea con las historias de misterio con las que más he disfrutado.

De todos modos, mi preocupación mayor es escribir teniendo siempre presentes las palabras de Joles Sennell, cuando dice que «literatura infantil es aquella que también pueden leer los niños». Quiero que un lector joven se interese por mis libros, pero me parece importantísimo que también le gusten a cualquier persona adulta que se acerque a ellos.

Como co-director de la colección Merlín, de Ediciones Xerais, tienes otra experiencia y punto de vista acerca de la literatura infantil y juvenil. ¿Qué hay de los enfrentamientos o encontronazos que a veces se dan entre escritores y editores a causa de la «censura» de lo políticamente correcto, por citar un ejemplo?

No estoy seguro de si los enfrentamientos vienen de la obsesión por lo políticamente correcto o por la supeditación a ese nuevo ídolo que es el mercado, al cual nos quieren hacer creer que nos debemos adaptar.

En Galicia, y hablando sólo de mi experiencia, la verdad es que los que dirigimos Merlín siempre hemos seleccionado los textos que nos parecían mejores. Y nos hemos encontrado con la sorpresa de que, a veces, algunos libros que se podrían calificar como duros o difíciles han tenido luego una muy buena acogida.

Mi opinión sobre este tema, con toda claridad, es que se debe potenciar la literatura que huya de los estereotipos y de las rutinas. Los libros que me interesan son aquellos que, aunque sean para los más pequeños, los puedo leer sin tener que olvidarme de que soy un adulto.

Pablo Cruz





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Entrevista a Raquel Sperber




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Raquel Sperber es una autora de origen español, pero residente en Israel y convertida al judaísmo. En esta su primera novela juvenil, aunque a ella no le gusta considerarla como tal, narra la vida en el ghetto de Varsovia durante la Segunda Guerra Mundial. Sperber se doctoró en Ciencias Políticas aquí, en España, aunque trabaja desde hace quince años en la Universidad Hebrea de Jerusalem.

¿Cómo tiene Lóguez conocimiento de la novela?

Yo escribí este libro para mí misma, no pensé en publicarlo. Cuando además creo que no era un tema muy interesante, que ya estaba tratado y muy bien tratado por gente que lo vivió personalmente... Luego vi que la gente reaccionaba bien, y pensé en publicarlo, pero una publicación casi hecha por mí. La editorial

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Riopiedra, en Barcelona, se dedica a temas judíos y tenía un catálogo con cosas de otras editoriales, de tema judío, y le pregunté si ellos estarían dispuestos a meterlo en catálogo si lo hiciera yo, así al estilo artesanal, y me dijeron que ya no se ocupaban de eso, pero me dieron la dirección de Lóguez, y me dijeron que estaban interesados en temas judíos, y entonces les envié el currículum y me contestaron que sí les interesaba publicarlo.

¿Tú vives en Israel?

Sí.

¿En qué ciudad?

En Jerusalem.

Pero tú eres española de nacimiento...

Sí.

Tu marcha a Israel obedece a un traslado familiar, a una decisión personal...

No, a una elección personal. Yo me convertí al judaísmo hace veinte años, entonces, como judía quería vivir en Israel, pensé que tenía más sentido, y me era más fácil.

¿Cuál es tu trayectoria profesional antes de desembocar en la literatura?

Trabajo en la Universidad Hebrea, en Jerusalem, en un Instituto que se llama Hispania-Judaica, especializado en la historia de los judíos en España y de los conversos después, incluida la inquisición. Yo preparo libros para la edición. Tenemos una serie, hacemos simposios, conferencias, todo lo que conlleva una actividad académica.



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Comentabas antes el nacimiento del libro más que como una propuesta como una necesidad. ¿Esto se ha agotado en el libro o tienes intención de volver a este mismo tema? ¿Tienes algo más que contar en otro libro?

No, mi relación con la literatura es muy larga, porque empecé a escribir la versión numero 1000 de la Bella Durmiente a los siete años. Yo siempre he escrito. Pero este libro en concreto lo escribí por una necesidad personal. Yo voy a seguir escribiendo, pero no sé si sobre el mismo tema, porque es muy duro para mí, y para cualquiera, y realmente no lo pasé bien haciendo el libro.

No lo pasé muy bien en el sentido de que no me divertí en ese momento.

Cuando dices que escribes por una necesidad personal se supone, debería ser así, que cuando un creador aborda o se plantea la creación de una obra, ese planteamiento parte de una necesidad personal, pero a veces termina en sí misma, o escribe algo para sí mismo. Cuando tú abordas ese libro, ¿tienes presente esta actitud o tienes presente que eso se va a convertir en un objeto que van a poder disfrutar o al que van a acceder otras personas?

Este libro, entre todos los que yo he escrito, es un poco especial. Yo lo escribí porque tenía necesidad de escribirlo. Llevaba muchos años no pudiendo afrontar el tema del holocausto en absoluto. Yo no he visto películas sobre el holocausto, ni he leído libros sobre el holocausto, y sigo sin poderlo hacer. Para el libro, por supuesto, me documenté, y me fui a ver documentales, lo que pasa es que no es un tema que yo elija, me resultaba muy difícil. Y llegó el momento en que no solamente me di cuenta de que lo podía afrontar, sino que necesité sacarlo de alguna manera. Eso es este libro.

Yo no pensé en publicarlo, pero no siempre escribo así. En el fondo uno siempre escribe así, siempre tiene en la cabeza a un posible lector, aunque sea

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un amigo. Lo que uno siempre tiene en la cabeza es que lo va a editar y lo va a intentar vender, tengo siempre en la cabeza que alguien lo va a leer.

Podías haber escrito otro tipo de libro, porque en tu bibliografía podemos ver obras acerca de la historia del judaísmo, ensayos... ¿Por qué un libro en principio para jóvenes?

Bueno, yo no escribí este libro para jóvenes. No me senté, y pensé: voy a escribir este libro para jóvenes. Lóguez es una editorial juvenil, pero ellos me lo editaron, y yo lo edité allí, pero yo no pensé en escribir un libro para jóvenes, pensé en escribir sobre ese tema y que trataba de eso porque era una idea que yo tenía hace muchos años, y en ese momento ya me decidí a escribirla. Yo creo que el hecho de que Lóguez lo editara se debe en parte a que los protagonistas son una pareja joven, pero creo que tiene también cosas que un joven puede que no entienda -aunque también es cierto que infravaloramos a los jóvenes, me parece que entienden mejor de lo que nosotros creemos.

¿El libro cuenta la historia de tus abuelos?

Yo di tan por hecho que no era la historia de mis abuelos, que pensé que nadie se le podía ocurrir que fuera la historia de mis abuelos, y por eso les dije a Lóguez que no empezara el libro inmediatamente, que separaran las frases del principio, lo que es real y lo que no, de modo que cuando empieza realmente la novela estuviera ya la segunda dedicatoria, que realmente ya pertenece a la ficción.

¿Qué parte hay entonces de biografía y de ficción?

Es todo ficción. Me documenté bastante, y hay cosas que sí tomé de fotos, o de cosas que se escribían en la época, pero no ficción sobre el holocausto, sino

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gente que lo vivió, y sobre todo que lo escribió cuando aún estaba en el ghetto, no como si lo vieran cincuenta o sesenta años después, y eso sí, espero que lo que refleja el libro sea la realidad el gueto, de los personajes. La persona que lo escribe ya es un personaje de ficción.

Tuve muy en cuenta que ella sabe que sus dos fuentes de información eran, para Blime, una vecina que era muy amiga de ella, de la misma edad, y que por lo tanto puede ver cierto tipo de cosas que no vería un adulto, y para él más bien alguien que está fuera del gueto, y que por tanto la mayoría de lo que le pasa a él tiene que ver con su trabajo, o cosas que él podría haber contado a esa gente. No tanto sus sentimientos o su evolución.

Por parte de Blime, tiene mucha desconfianza hacia Bella. No le cuenta muchas cosas, lo que es importante para ella no se lo cuenta. La persona que está escribiendo muchos años después está escribiendo sobre algo que no conoce bien, a la que la otra no ha contado más que pocas cosas. Y por parte de Hersh peor, porque su verdadero amigo muere, o sea que es un testimonio de alguien que oyó al amigo hablar.

¿Cómo construiste los personajes?

Creo que como una buena parte de los escritores, uno siempre está recreando su propia biografía a pesar de todo. Salieron así. Hay mucho de autobiografía escondido en la novela, como creo que en toda novela.

¿Estás planteándote algún libro más?

Estoy planteándome un libro que me parece impublicable, así que a lo mejor se publica, porque los que yo pienso publicables no se publican.

Pero no te reconoces como una escritora de libros infantiles y juveniles.

En absoluto. Creo que no me lo planteo.



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¿Tienes contacto con el mundo de la literatura juvenil en Israel?

La verdad es que no, me muevo en un ambiente diferente, y no estoy muy al tanto, y con España me pasa lo mismo. He visto algunos títulos, pero nada más.

¿Conoces otros títulos sobre el mismo tema en la misma colección?

Hay un libro impresionante de Milan Magore sobre las secuelas del holocausto. La verdad es que sobre el holocausto yo he leído muy poco, porque es un tema que me supera. Me he documentado, pero eso es todo.

¿Has tenido, o vas a tener en este viaje algún encuentro con maestros?

Tuve un encuentro con jóvenes que habían leído el libro, y me hicieron preguntas muy interesantes, y en unos días tengo un encuentro con unos profesores.

¿Qué tal la experiencia con los lectores jóvenes?

Muy bien, yo siempre engancho bastante bien con los adolescentes, porque me gustan, y ellos lo notan. Se interesan mucho por las cosas.

Teresa García Adame / Pablo Cruz





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Libros




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La danza de los lobos y otros relatos de los indios Kwuakiutl


Edward S. Curtis

José J. De Olañeta Editor, 1999

Ha de referirse en primer lugar, y en descargo del editor, que el libro de Edward S. Curtis no se presenta como un libro de lectura recomendada para el público juvenil. De hecho, el volumen, encuadrado dentro de una colección dedicada a los cuentos, mitos y leyendas de los indios norteamericanos, tiene más que ver con un documento etnográfico que con un verdadero libro de cuentos. El dossier fotográfico de casi setenta páginas que lo acompaña da fe de ello. No obstante, el trasfondo del libro, posee un poder educativo reseñable.

Contiene el libro diversas historias ancestrales de los pobladores de la costa norte del Pacífico. Son historias dotadas de una sugerente poesía que acerca

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la palabra a la naturaleza. Hoy, que el movimiento ecologista está asentado en el status quo institucional gracias a su discurso tecnológico, es decir, gracias a la defensa pragmática de la naturaleza, porque la necesitamos, porque el mundo no puede ser sin ella, etc...., no está de más acercarnos a la concepción del mundo de unos hombres que, sin haber pasado por la ilustración paternalista de los medios de comunicación de masas, no saben diferenciarse del entorno que les rodea. Historias en las que la mayoría de los casos los hombres devienen naturaleza y viceversa, sin antropomorfismos producidos por encantamiento, el hombre que deviene cabra o lobo o pájaro no sólo adquiere la forma sino la esencia del animal. Ubicados entre el bosque y el mar, los cuentos dan idea de un entorno no disgregado, de un mundo circundante que es hábitat en el sentido más propio de la palabra.

No obstante, no sólo en lo que concierne a la parte naturalista es interesante el libro. En efecto, hoy que nuestra sociedad pretende inculcar valores de solidaridad y apertura hacia otros modos de vida, no está de más que los adolescentes se aproximen a culturas no occidentalizadas. El libro de E. S. Curtis admite un acercamiento perplejo y en ocasiones violento a otros modelos de convivencia que, a lo menos, generan controversia.

Por lo tanto, y a pesar de la aridez que en ocasiones inunda el libro debido a su carácter testimonial, dos son al menos los ejes por los que una lectura del libro puede ser recomendada: la presentación de una relación no tecnificada con la naturaleza y la presencia abrumadora de una diferencia cultural irreductible.

Del mismo tema y en la misma editorial, dirigidos explícitamente a adolescentes, sería recomendable la lectura de Leyendas de los indios de Canadá, El explorador indio y Vida entre los indios.





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Sueño y verdad de América


Ciro Alegría

Espasa Calpe, 2000

Si resulta grato poder afirmar que el conjunto de historias que forman Sueño y verdad de América no fueron escritas para componer un libro, más grato aún resulta poder anunciar que no fueron escritas para niños.

Esto, que para la pedagogía más al uso puede resultar desolador por la fragmentariedad y la ausencia de fines educativos, es, en verdad, una virtud y una enseñanza. Una virtud por cuanto que el libro no adolece de moralidad casuística, una enseñanza por cuanto que la prosa no se subordina a fines aleccionadores, ni morales ni lingüísticos.

De esta manera nos encontramos ante un libro cuyo lenguaje contiene una riqueza exuberante y cuyas historias se aproximan más a la literatura de aventuras de un Stevenson que a la prosa aleccionadora de muchos autores actuales.

Comprendidas entre el descubrimiento de América por el grupo de desarrapados que capitaneaba Cristóbal Colón y la construcción del ferrocarril más alto del mundo bajo la dirección del norteamericano Henry Meiggs, el conjunto de historias abarcan desde las sucesivas exploraciones y conquistas hasta las posteriores rebeliones contra el poder opresor en el área latinoamericana subtropical, a saber, Colombia, Cuba, Brasil y sobre todo Perú.



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Son historias bien narradas, próximas al realismo mágico que explicitara Miguel Ángel Asturias en Leyendas de Guatemala, aunque sin el barroquismo de aquél y sin la carga antropológica que lastraba la narratividad de la obra parisina del premio Nobel. Ciro Alegría prefiere centrarse en los detalles maravillosos del proceso de inculturación recíproca entre nativos y conquistadores, transitando desde los hechos mágicos a los hechos políticos. Este tránsito es el que permite hacerse una idea cabal de qué fuera América antes de la invasión mundial de la homogeneidad, un lugar rebosante de tradiciones, pero también de hombres tenaces y testarudos que, más próximos a la idea de dignidad humana que a la idea de nación lucharon por la libertad de sus vecinos, de su pueblo, de los hombres.

En un mundo literario ganado por la erudición y las novelas totales, Ciro Alegría dedicó, cuando hacerlo era más una tara que un mérito, algunas de sus obras al público juvenil, de entre ellas cabe destacar Sacha, publicada por Alfaguara y que puede constituir una lectura complementaria a Sueño y verdad de América.




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Raíz de amor


Selección de Ana Pelegrín

Alfaguara, 1999

Ana Pelegrín nos presenta en esta antología una recopilación de poemas de amor de autores hispanohablantes, contemporáneos la mayoría de ellos, aunque también aparecen algunos de los poemas de amor más clásicos de nuestra literatura.

La selección se agrupa en cinco categorías, dependiendo del tema escogido o del momento

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amoroso que se pretende ilustrar. Así, tenemos los poemas de enamorados, o del primer amor, los poemas del desengaño amoroso, sonetos clásicos junto a otros modernos, poemas que hablan de la infancia y otros más inclasificables que hablan del amor desde puntos de vista más originales e inusuales.

La selección, en ciertos apartados excesivamente subjetiva y traída por los pelos, da como resultado un mosaico de estilos muy diverso, desde el clásico soneto lleno de imágenes y giros a la poesía más directa y llena de neologismos o frases más prosaicas. Uno de los ejemplos está tomado de Jairo Aníbal Niño: «Cómo no me vas a querer / si acabo de ganar / -por amplio margen- / la Vuelta a Colombia en bicicleta / y el Tour de Francia».

En esta línea de poesía directa pero menos prosaica, encontramos también a Benedetti (tan sólo se ha incluido un poema de él en toda la selección) con un precioso poema de desamor llamado «Corazón Coraza»: «tengo que amarte amor / tengo que amarte / aunque esta herida duela como dos / aunque te busque y no te encuentre / y aunque / la noche pase y yo te tenga / y no».

Y también tenemos un poema del lúcido, pese a sus cosas, Leopoldo María Panero, «Peter Punk»: «Peter Punk es el amor y Campanilla su princesa / en el cielo están buscando el secreto de la nada / todos los niños extraviados». Entre los clásicos figuran algunos romances, poemas de Quevedo, Góngora y un magnífico soneto de Garcilaso, «Escrito está en mi alma»: «Cuanto tengo confieso yo deberos; / por vos nací, por vos tengo la vida, / por vos he de morir y por vos muero».

Figuran también de manera destacada los exponentes de la generación del 27: Lorca, Gerardo Diego, Alberti, Pedro Salinas...

En conjunto es una selección muy agradable de leer, y asimismo muy heterogénea, aunque se echa de menos, por citar alguno, a Ángel González (citado, por cierto, en la bibliografía), y se observa una excesiva presencia de

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ciertos poetas, y en cambio una escasa presencia de otros, quizá más grandes que aquéllos, como Benedetti o Cernuda.




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Algo pasa en la librería


Peter Härtling

Alfaguara, 1999.

Peter Härtling, un escritor que no necesita presentaciones, aborda en este libro el polémico tema de los abusos a menores, partiendo de una historia bastante cotidiana (cosa que da que pensar). Jette, una niña de once años, que vive con su madre desde que ésta se divorciara de su padre, entra un día a hacer un encargo a la librería del señor Topf. Lo que en principio iba a ser un «hola» y «adiós» da pie a que la pequeña se empiece a sentir atraída hacia las historias que los libreros, dos ancianos ratones de biblioteca, le cuentan. Sus visitas comienzan a ser cada vez más habituales, y en algunas de ellas, el señor Topf y su ayudante, el señor Pleschke, en los que aflora de repente una vis cómica, representan para ella escenas de algunos libros famosos, o inventan diálogos absurdos y divertidos con el fin de agradar a la pequeña Jette.

Sin embargo, pronto empiezan a circular rumores por el vecindario, y todo ello acerca de algo más que una relación de amistad entre la niña y los libreros. Incluso la madre de Jette le prohíbe acercarse por la tienda, ante la sorpresa, primero, y luego triste comprensión de los ancianos, que parecen resignados a seguir pasando las tardes en la soledad de su tan cotidiana compañía.

A pesar de tratar tan directamente un tema de tanta actualidad y con unos matices tan escabrosos, el libro no pierde categoría literaria ni su interés se ve

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supeditado al mensaje, bastante sensato. No sólo es una llamada de atención sobre una sociedad cada vez más enervada y suspicaz, sino una defensa de la pasión por la lectura y el amor a los libros.




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Trampa para dos y otros relatos


6º certamen del Premio Los Nuevos de Alfaguara

Alfaguara, 1999

El presente libro recoge a los ganadores de la sexta edición del premio «Los nuevos de Alfaguara», convocado en 1998, todos ellos autores de entre 13 y 18 años. Son nueve relatos escritos por adolescentes (es evidente cuando uno los lee), y salvo alguna excepción, son de una temática parecida.

Cada cuento viene precedido de una biografía (qué sacar de donde no hay apenas) del autor, generalmente hecha por él mismo, y que parece un concurso de originalidad: unos la cuentan de un modo gracioso, otros con una pose humilde, otros en tercera persona, los hay que «novelan» su pasado...

Uno de los relatos, «Cuando la rosa está marchita», de Laia Esteve (19 años) es especialmente curioso, tanto por la ausencia de pretensiones como por la fluidez de la narración, la historia de dos enamorados, que en su afán por demostrarse sus sentimientos acaban destrozando todo lo que pudiera haber entre ellos.

Otro de los relatos, «La Dama Roja», de David Lorenzo (18 años) resulta también interesante. En él, las fichas de un tablero de ajedrez se convierten en protagonistas de una batalla, y algunas no entienden el sentido de su

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lucha. Simpatía hacia el enemigo, espías, desertores en potencia... Un cuento sencillo, pero muy bien planteado.

Entre el resto de los relatos, algunos mejores que otros, constantes referencias a grupos de música, en ocasiones sin venir a cuento, frases demasiado coloquiales, o al revés, demasiado artificiales. En definitiva, autores que empiezan, y que algún día podrán pulir su estilo. Unos apuntan más que otros, y curiosamente, son los menos pretenciosos los de más calidad, los más sinceros y auténticos. El tiempo y el trabajo que ponga cada uno dirá quién es de verdad escritor, y quién una joven promesa.




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Hoyos


Louis Sachar

SM, 2000

En este interesante libro, galardonado con el National Book Award, Stanley Yelnats, un joven «palíndromo» de doce años, que parece predestinado a repetir los errores de sus antepasados, es condenado por robar unas zapatillas deportivas, y debe elegir entre cumplir su condena en la cárcel o en el campamento Green Lake. Tras decantarse por esto último, descubre que el campamento no era tal y como lo esperaba. Allí, unos guardianes siniestros y esquivos se ocupan de que los chicos pasen todo el día cavando hoyos en el desierto, que por supuesto carece de lago alguno, pero donde sí abundan lagartos amarillos venenosos que se sienten atraídos por la humedad de los agujeros que cavan día a día los «campistas». La filosofía del campamento es clara: si haces que un mal



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chico cave un hoyo durante todo el día bajo el sol del desierto, le convertirás en un buen chaval.

Stanley ha de aprender a convivir con un grupo de chicos de su edad, pero que por su carácter podrían hacerse pasar por veteranos convictos, y gracias a su tesón consigue hacerse un hueco entre ellos e incluso encontrar algún amigo, el mismo que más tarde le ayudará en su intento de escapar de aquella prisión sin rejas con el propósito de demostrar su inocencia.

Una novela de terror, aventuras y amistad, excepcional en todos sus aspectos, que ha tenido un tremendo éxito en Estados Unidos, tanto por parte de la crítica como de los lectores. Louis Sachar, autor de otros libros que aún no están traducidos en nuestro país demuestra su sentido del humor, su habilidad narrativa, y ciertas influencias de los maestros del género. Se nota especialmente la influencia de Stephen King, todo un artista a la hora de crear ambientes terroríficos con elementos cotidianos y sin recurrir (aunque en ocasiones sí lo haga) a seres sobrenaturales o fenómenos fantásticos. Esperamos que pronto el resto de los libros de Sachar lleguen a nuestras librerías, aunque la crítica afirma que no llegan a la altura de éste.




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La incógnita del volcán


José María Latorre

Col. Periscopio

Edebé, Barcelona 2000.

Finalista del Premio Edebé de Literatura Juvenil.

José María Latorre, coordinador de la revista Dirigido por..., y autor y especialista en cine, consiguió con esta novela quedar finalista del octavo premio que convoca la editorial Edebé, conseguido por Milio Rodríguez Cueto con su novela Mimí al volante.



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Es un libro de aventuras al más puro estilo victoriano, narrado en primera persona y con personajes londinenses (tipo Challenger, por mencionar alguno). Los protagonistas, un grupo de científicos interesados en encontrar una misteriosa planta, muy común entre los indígenas, que puede resultar la cura definitiva para el cáncer. Para poner un poco de salsa al asunto, no falta quien pretende aprovechar el viaje para esquilmar los tesoros de los pobladores de la selva. Una historia de buenos y malos en ocasiones un tanto maniquea.

Un homenaje, tanto estilístico como de contenido, a la novela clásica de aventuras de Conan Doyle, Verne o Salgari, con una prosa cuidada y poco obvia. Quizás unas formas un tanto trasnochadas, pero rellenas de un contenido bastante actual, aunque al fin y al cabo se pueda observar una excesiva abundancia de clichés literarios y sociales.




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Óscar y el león de Correos


Vicente Muñoz Puelles

Ilustraciones de Noemí Villamuza

Anaya, 1999.

Premio Nacional de Literatura 1999.

Espléndido libro de este escritor valenciano, que ya cuenta con varias obras, dirigidas no obstante en su mayoría al público adulto. Óscar y el león de Correos no es, sin embargo, su primer libro para niños. Anteriormente ha publicado Los sueños de Axel, El tigre de Tasmania, La isla de las sombras perdidas o La constellació del Drac.



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Para él, dedicarse a este género es un ejercicio que practica cada cuatro o cinco años para liberarse de la tensión que le provoca la literatura «para adultos». Merecido Premio Nacional en una obra perfecta en todos los sentidos: por la historia y el protagonista, y por las ilustraciones de Noemí, a la que con toda seguridad veremos ilustrar muchos más libros (de hecho, ya preparan otro juntos).

Óscar y el león de Correos es un libro de recuerdos y sobre la infancia. Sobre la condición del niño, y sus sentimientos, y la distancia aparente que le separa de los adultos, y que luego queda solapada por los recuerdos y la añoranza. La historia está basada en las propias vivencias del autor, que nació en una calle a espaldas de la oficina central de Correos de Valencia, donde aún se pueden encontrar dos buzones en forma de león que aterrorizaban al autor en su infancia, al igual que muchos animales del paisaje urbano, que provocaban en él un miedo idéntico al que siente Óscar cuando ha de echar las cartas a un buzón igual al que veía Vicente Muñoz con sus ojos de niño. Óscar, finalmente, descubre que hubo alguien más al que se le ocurrió echarle caramelos al león para apaciguar su hambre. Y es que los viejos carteros han visto muchas cosas a lo largo de su vida...




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Mimí al volante


Milio Rodríguez Cueto

Edebé, 2000.

Ganador del Premio Edebé de Literatura Juvenil

Milio Rodríguez Cueto consiguió el 8º Premio de Literatura Juvenil convocado por Edebé, y dotado con cuatro millones de pesetas, con esta

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novela crítica y a la vez esperpéntica hacia los medios de comunicación, en especial hacia la televisión, y su filosofía de triunfar a costa de cualquier cosa. Mimí, la hija de la famosa Rosana Triviño, observa consternada como su madre la deja en el coche mientras va a hacer un recado y los curiosos y la televisión acuden en masa para sacarle todo lo que puedan, sin pararse a pensar en lo que ello perjudique a la niña. El caso va creciendo de interés y se convierte en un fenómeno televisivo.

Con un estilo y temática similar al del mítico Sopaboba, de Fernando Alonso, (aunque -y sin intención de desmerecer- sin llegar a la altura de éste) Milio consigue atrapar al lector por la cercanía del tema que aborda y por un estilo narrativo cotidiano y ágil.




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Antología de los mejores relatos fantásticos de habla hispana


Selección de Joan Estruch i Tobella

Alfaguara, 1999

De nuevo Alfaguara nos trae una antología de relatos agrupados por género. Después de Los mejores relatos de terror, Los mejores relatos de ciencia ficción y otros libros bastante interesantes, este nuevo volumen, que tiene la particularidad de contar sólo (ni más ni menos) con autores hispanos nos acerca a un género no demasiado representado por los autores que firman los relatos aquí recogidos.



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Con un peculiar estilo que sobrevuela todas las narraciones, encontramos historias de terror, mitologías centroamericanas, homenajes a Lovecraft y, no podía faltar, hasta realismo mágico de la mano de García Márquez.

Uno de los relatos más conocidos de este volumen es sin duda «Continuidad de los parques», de Cortázar, un texto de apenas tres páginas en el que se nos presenta a un personaje que acabará siendo protagonista del libro que está leyendo.

Cristina Fernández Cubas está representada en esta antología con «El ángulo del horror», un relato sobrenatural acerca del otro lado de la realidad, un lado siniestro y viscoso que todos preferiríamos no descubrir.

Javier Marías, por su parte, demuestra que es un verdadero anglófilo con «No más amores», un tradicional cuento de fantasmas que llegan a hacerse necesarios y cotidianos, y Carlos Fuentes nos lleva hasta las raíces de su tierra mexicana de la mano de un ídolo monstruoso que esclaviza a su dueño en «Chac Mool».

Se recogen también relatos de Ana María Matute, Juan José Millas, José María Merino, Juan Benet y el siempre deseado Juan Rulfo.

En definitiva, una buena oportunidad de descubrir «el otro lado» de una serie de autores que han sido reconocidos por sus obras realistas o, como mínimo, alejadas de esa fascinación por lo sobrenatural que inunda las páginas del libro.





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Lóguez: Colección «Preguntas al Amor»




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Lóguez nos presenta en esta colección de tres libros un guía práctica de sexualidad para niños y adolescentes, dividida en tres franjas de edad: de 5 a 8, de 8 a 11 y de 11 a 14 años. Los tres volúmenes están realizados por Virginie Dumont y Serge Montagnat, y se publicaron hace ya tres años en Francia, de la mano de Nathan, donde gozan de gran prestigio. Virginie Dumont, psicóloga infantil, tiene editados otros libros que, en forma de novela, describen los problemas típicos de la infancia y del crecimiento, como la inseguridad, los cambios físicos, la relación con el mundo de los adultos... En España, Lumen ha editado Príncipes destronados (1998). Serge Montagnat, por su parte, es profesor de biología y también se dedica a la divulgación científica.



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Los libros cuentan con dibujos (excepto el último, que además incluye fotografías) que aclaran muchas de las cosas explicadas en el texto. Cada volumen está estructurado en forma de dobles páginas temáticas, en las cuales aparecen varias preguntas, supuestamente hechas por jóvenes, y las respuestas que dan los autores.

El primero de los volúmenes, dedicado a los más pequeños, aborda esa edad en la que el niño empieza a dejar de pertenecer exclusivamente al ámbito familiar para orientarse hacia los amigos, la convivencia, las primeras inclinaciones al otro sexo... lo que los psicólogos llaman el periodo de latencia. El libro se centra fundamentalmente en la explicación de la concepción, el embarazo y el crecimiento del niño, y también remarca las diferencias entre el amor y el cuerpo de los niños y el de los adultos. Aborda también problemas que a esa edad se pueden presentar al niño como el hecho de que sus padres estén separados, o que no estén casados, todo ello desde un punto de vista neutral, abierto, sin tomar por normal o correcto un determinado modo de convivencia familiar.

El segundo de los libros, dedicado a chicos de entre 8 y 11 años, aborda muchos de los temas tratados en el anterior libro, pero en mayor profundidad. Así, todo el proceso de la reproducción humana, desde que los adultos deciden tener un hijo hasta que el niño nace, son explicados de forma esquemática pero completa. Se tratan temas relacionados con la genética, como el sexo del niño o la diferencia entre los distintos tipos de gemelos... También es una buena ocasión para comentar todas las historias que les

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cuentan a los niños para explicarles el nacimiento y la concepción del bebé: que si la cigüeña los trae de París, que si los niños nacen de coles, el significado del color azul y rosa para distinguir ambos sexos...

También se habla de enfermedades de transmisión sexual, en este caso solamente del SIDA.

En esta edad, en la que los niños empiezan a entrar en la pubertad, se tratan también aspectos muy importantes para ellos, como los cambios físicos que se experimentan, o la aparición de determinados sentimientos amorosos.

El tercer volumen trata de orientar a los adolescentes en la etapa más conflictiva, en la que tienen un pie en la infancia y otro en la juventud. Son temas y problemas, además, que muchos no se atreven a plantear en el ámbito familiar, y que en muchas ocasiones quedan desatendidos. Los cambios físicos, y la explicación de ciertos procesos que se aceleran en esta edad son los temas principales de este volumen, además de tratar más directamente las relaciones sexuales, los métodos anticonceptivos, las enfermedades de transmisión sexual, la primera experiencia sexual...

Los tres libros, por separado, constituyen un buen complemento a lo que tendría que ser una educación sexual adecuada en la familia y la escuela, y por tanto no pueden constituir por sí solos una guía de orientación, a pesar de ser completos y muy explicativos.







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Serres: Arte




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La editorial Serres destaca dentro del panorama de edición de álbumes infantiles por su dedicación al mundo del arte. Libros documentales y de ficción que intentan motivar la curiosidad y los sentimientos del niño, acercándole la obra de los más importantes pintores, escultores y arquitectos de la historia de la humanidad.

La producción editorial de Serres que cae bajo este campo se puede dividir en dos grandes grupos: por un lado, la colección «Los Maestros del Arte», álbumes documentales de gran formato, con un acabado preciosista y muy buena documentación. Ya pasan de la decena los títulos publicados, entre los que cabría destacar algunos de ellos.

Tomando una forma bastante parecida a la de un manual de arte, Historia de la Arquitectura, por ejemplo, constituye un completo bosquejo de lo que ha

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sido la evolución de este arte desde los primeros espacios prehistóricos a la complejidad y tecnología de los arquitectos contemporáneos. Cuenta con numerosos gráficos de apoyo, que acercan al lector los edificios más importantes de la civilización a través de todas las épocas y hasta la actualidad, pronosticando también lo que será la orientación de la arquitectura en el futuro. En esta misma línea encontramos también Historia de la escultura desde la antigüedad hasta hoy, La Europa del Renacimiento o Los impresionistas.

El resto de la colección está dedicada a artistas que de un modo u otro han destacado dentro de una o varias artes. Miguel Ángel, Picasso, Van Gogh, Goya, Chagall, Rembrandt... Estos títulos siguen una línea diferente, presentando al artista a través de sus obras, desde un punto de vista cronológico. Las páginas, ricas en detalles, cuentan con anotaciones, pequeños cuadros aclarativos, curiosidades y buenas reproducciones de los cuadros o esculturas.

El otro gran grupo de publicaciones dedicadas al arte es la de los álbumes de ficción. En varios formatos y tamaños, encontramos álbumes dedicados a los más importantes artistas: Monet, Picasso, Degas, Van Gogh... Los álbumes, aunque narren una ficción, o dramaticen un suceso real, no pierden de vista en ningún momento las referencias documentales a las obras o la vida del artista. Así, algunos de los autores optan por incluir reproducciones de las obras en el libro, mientras que otros adaptan esas obras a su conveniencia para ajustarse a la historia. La mayoría de ellos incluyen un apéndice

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informativo en el que encontramos datos del artista, cronología, obras más importantes...

Algunos de los autores de estos libros gozan de gran popularidad en sus respectivos países, como Laurence Anholt, o James Mayhew. Este último ha creado una serie a partir del personaje de Carlota (Katie), dedicada exclusivamente al arte (Carlota y los impresionistas, Carlota y la Mona Lisa...). A continuación comentamos los álbumes que nos han parecido más interesantes.

El primero de ellos, Vincent con amor, está dedicado, como adivinarán todos al ver la portada, a Van Gogh, transformado aquí en un oso cuyo destino es el de dedicarse a la pintura, que se pasa el día admirando los paisajes de tulipanes, puestas de sol y girasoles. Un día, decide irse a Francia, a Arles, donde encontrará una agradable habitación en que vivir y buenos amigos que acabarán siendo algunos protagonistas de sus cuadros. A través de esta historia Brenda V. Northeast homenajea a Van Gogh a través de muchos de sus cuadros, repasando, aunque sea someramente, lo que fue su vida. El oso Vincent, color girasol, aparece en medio de todos los óleos, como formando parte de lo que un día fueron los lugares que Van Gogh visitó, vivió y pintó. Lo podemos ver tumbado al pie de un montón de heno, saludando a los agricultores, durmiendo en su habitación o admirando un jarrón con girasoles. Respetando totalmente el estilo inconfundible del genio holandés, Brenda ha conseguido un bonito homenaje, que no es obstáculo, sin embargo, para que las ilustraciones



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vengan firmadas como «Vincent Bear © BVN». Hay que estar en todo.

Otro de los títulos es Picasso y Sylvette, de Laurence Anholt, prolífico ilustrador y escritor norteamericano, que recrea en este álbum lo que fue el encuentro de Picasso con una bella joven que alumbró un buen número de obras, cuyo nombre era Sylvette. El pintor queda prendado de ella en cuanto la ve tomando el sol con unos amigos. Le pide que pose para él, y consigue sacar de ella formas extrañas, pero hermosas, figuras poligonales, pero que transmiten mucho. Pues, como el mismo Picasso le enseña a su bella modelo, el arte es una forma de manifestar las emociones y los sentimientos. Cuando uno está triste, pinta un cuadro triste. Cuando no, consigue una obra alegre.

En el libro, que cuenta con un surtido bastante amplio de reproducciones de la obra de Picasso, se intenta transmitir básicamente una idea: la de que el buen artista se pinta a sí mismo en la obra, aunque aparentemente intente representar un jarrón, un paisaje o un rostro bonito. El arte es, al fin y al cabo, una llave.

Degas y la pequeña bailarina, también de Laurence Anholt, narra un hecho real: la relación entre Degas y una bailarina que posó



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para él, y que luego se convertiría en su estatua más famosa. Anholt consigue transmitir toda la personalidad del controvertido pintor, mediante el rechazo, primero, por su mal carácter, y provocando más tarde la compasión al descubrir detrás de esa cara malhumorada a un pintor desgraciado, abandonado y enfermo que está perdiendo la vista.

Yo en el Metropolitan Museum es un curioso álbum sin palabras, ideado por Jacqueline Preiss Weitzman e ilustrado por su hermana Robin, en el que una niña visita, acompañada de su abuela (vaya, esto ya es conocido) el Museo Metropolitano de Nueva York. El libro va mostrándonos, no sólo a través de las distintas salas, sino intercalando escenas de la vida cotidiana neoyorkina, una serie de obras de todas las épocas y estilos de una forma bastante entretenida. Un álbum lleno de detalles, que admite muchas «lecturas». Una historia simple, aunque bien contada, guiños en las ilustraciones, llenas de personajes y escenas variopintas, una narración visual al estilo del cómic... No se aburrirán.





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Álbumes




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Julia tiene una estrella


Eduard José

Ilustraciones de Noemí Villamuza

La Galera, 2000

Eduard José, conocido fundamentalmente como autor de novelas policiacas juveniles, y adaptador de cuentos clásicos de Perrault o los hermanos Grimm, fue galardonado con el premio Compte Kurt para cuentos infantiles en lengua catalana por este libro. Dos meses más tarde, vio la luz en la Galera.

A través de sus páginas presenciamos un acontecimiento que cambiará la vida de Julia para siempre, sin que ella se dé cuenta. Eduard nos habla de la muerte y cómo los niños la viven cuando los adultos se lo cuentan. Julia, al fin y al cabo, sólo es una niña de cinco años, pero cuando cumpla seis se dará cuenta de que no sólo tiene una estrella, sino de que le falta algo muy importante.



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Las ilustraciones, que más que acompañar, añaden una buena dosis de complicidad al texto, no decepcionan. Noemí, como ya hiciera en Óscar y el león de Correos, da vida a un personaje a través de su rostro y sus gestos. Las imágenes, como ya hizo en su anterior libro, no nos dejan ver más que a los personajes en un primer plano. Parece que huye de los decorados, que nos pueden distraer de lo realmente importante, y lo que domina a la perfección. Aunque, cuando se pone, logra escenas verdaderamente maravillosas.

Un libro emotivo, fascinante y muy duro. No es un libro para alegrarse el día, pero después de leerlo uno siente algo, que es mucho más de lo que puede decirse de otros títulos.




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La Sirenita


Adaptación de Oriol Izquierdo

Ilustraciones de Max

La Galera, 1999

En su colección Popular, la Galera recupera cuentos clásicos infantiles y los adapta e ilustra para conseguir un acabado perfecto, especialmente en algunos de sus títulos. La Sirenita es uno de ellos, principalmente por las ilustraciones de Max, que una vez más demuestra que el cómic no está alejado de los álbumes infantiles. En esta misma colección ha ilustrado otros cuentos, como El león y el ratón, La liebre y la tortuga, El lobo, el cerdito, el pato y la oca, El patito feo, o Chiquitina. Curiosamente, en esta ocasión deja de dar vida a animales para dedicarse a las sirenas.



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Con su maestría habitual, consigue dar vida a un cuento que otros han tratado de manera cursi o descuidada. Tanto en las ilustraciones más minimalistas como en las recargadas, los rostros, las líneas limpias y los colores pastel dejan un buen sabor de boca en el lector.

Por lo demás, la historia de amor entre la sirena y el náufrago está bien contada, aunque en ocasiones el esfuerzo por resumir haga precipitarse un poco la historia. En cualquier caso, la única objeción posible a un libro así la encontramos en una cuestión de estilo, ideada seguramente por la editorial, que es la de sustituir los clásicos guiones que marcan el diálogo por pequeños iconos que representan a los personajes. En su afán por ser originales han introducido una pequeña mancha en una colección que, al fin y al cabo, se lo puede permitir.




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La leyenda de Guillermo Tell


Adaptación de M. Àngels Gardella

Ilustraciones de Arnal Ballester

La Galera, 2000

Sobre una antigua leyenda suiza nos llega esta adaptación que recoge el lado más social y reivindicativo de la figura de Guillermo Tell. El texto consigue transmitir la lucha y el sufrimiento de los habitantes de los Alpes que se hallaban sometidos bajo el tirano Gessler, un déspota caprichoso y despiadado que se dedicaba a destrozar la vida de cuantos se cruzaban en su camino. Sin embargo, un día es Guillermo Tell el que se cruza ante Gessler, y de ese encuentro nació la leyenda: el hijo del arquero, la manzana sobre su



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cabeza, y la venganza de todo un pueblo que celebra con hogueras su liberación.

Arnal Ballester ilustra con acierto este relato, con su peculiar estilo (un poco a lo OPS, especialmente esas llamaradas que salen de las casas) que combina perfectamente con el tono y la ambientación del libro. En ocasiones nos parece estar ante una de esas miniaturas medievales multicolores llenas de detalles, sangre y monstruos bíblicos.




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Los Reyes Magos de Oriente


Adaptación de Xavier Carrasco

Ilustraciones de Pep Montserrat

La Galera, 1999

Esta vez la adaptación es de un relato bíblico conocido por todos: el nacimiento de Jesús y la adoración de los Reyes Magos, que desde ese día deciden llevar regalos una vez al año a todo el mundo. La versión de Xavier Carrasco cuenta con un par de páginas aleccionadoras a modo de epílogo, en las que podemos leer una serie de trucos y consejos para esa fecha señalada en la que nos despertamos rodeados de regalos. Escribir la carta y echarla al buzón, dejar un cubo de agua para el camello, los zapatos limpios y ordenados, algunas vituallas para los reyes (no podía faltar el vino dulce, con el que sin duda se hará más llevadero su trabajo), y otras instrucciones que casi nunca seguimos. Las ilustraciones no consiguen transmitir gran cosa. De trazo estilizado y muy texturadas, se quedan en meros dibujos. Las caras carecen de expresión alguna y los paisajes no están lo suficientemente aprovechados.





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¿Qué te gusta hacer?



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¿Cómo estás?


Claudia Bielinsky

La Galera, 2000

Bielinsky, ilustradora de origen argentino, vivió la mayor parte de su vida en París, donde trabajó en periódicos y en editoriales. La mayoría de sus obras están publicadas en francés, por la casa Casterman, pero la Galera ha recuperado dos de sus libros, que tienen como protagonista a Uki, un simpático perro moteado, entrañable y juguetón, mediante el que se intenta transmitir al lector valores como la amistad, los deseos, la identidad... No obstante, si nos olvidamos de la carga «transversal» del texto, podemos disfrutar de unas ilustraciones graciosas, un poco naif, aunque, todo hay que decirlo; exploten en exceso el fenómeno «perrito mono».

El primero de los libros, ¿Qué te gusta hacer?, habla en general de la necesidad de autonomía y crecimiento personal, resaltando a la vez el status social de las personas (en este caso de los perros) y su inevitable, a la par que satisfactoria, relación con los otros.

El segundo título, ¿Cómo estás?, sigue la misma estructura que el anterior, pero esta vez contraponiendo un sentimiento de malestar a uno de placer. «Estoy... / Así está mejor» es todo el texto que encontraremos en el libro. Sentimientos en los que el lector se encontrará representado y en muchas



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ocasiones se reconocerá de un modo divertido.




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Epaminondas


Adaptación de M. Eulàlia Valeri

Ilustraciones de Sesé

La Galera, 1999

Maria Eulàlia Valeri, que tiene otros muchos títulos como adaptadora en esta colección, como la mayoría de los ilustrados por Max (citados más arriba) y en alguna otra, como la colección El Caracol, nos trae en esta ocasión una leyenda de los negros americanos titulada «Epaminondas», la historia de un niño que de lúcido tan sólo tenía el nombre, pues su madre, por el gusto de dejarle algo a su hijo, que no fuera pobreza y ratas, quiso que al menos tuviera un nombre importante. Con una estructura repetitiva, muy propia de los cuentos populares, vemos cómo el niño, aunque sigue al pie de la letra lo que su madre le indica, no da una. Una desgracia más para su madre, sin duda, aunque al menos le quedará el consuelo de que su hijo al menos tiene un nombre.

Unas ilustraciones suaves y evocadoras, obra del pintor castellonense Sesé, que no dudan en reflejar lo que se adivina tras el texto: la diferente vida que llevaba el blanco y el negro en el sur estadounidense: la casita de Epaminondas frente a la mansión de los blancos, el niño que va descalzo, al igual que toda su familia... Está bien que por una vez se adapten cuentos tradicionales que no sean de Perrault o Andersen.





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Un viejo lobo de mar


Rosa Serrano

Ilustraciones de Paco Giménez

La Galera, 2000

Otra historia de sirenas la que nos propone Rosa Serrano, pero esta vez alejada del cuento tradicional, y en una colección bien distinta. Una historia llena de melancolía y con un final bastante ambiguo en el que un niño observa, muerto de curiosidad, a un viejo marino de su pueblo, que acompaña siempre a una bella joven en silla de ruedas. Nadie en el pueblo sabe nada del misterioso personaje, pero Luis y su abuela desvelan juntos el misterio que rodea a la bella joven.

Paco Giménez, destacado miembro de la Asociación de Ilustradores de Valencia, y que ha colaborado junto con sus compañeros en la elaboración de un libro que recoge los carteles de las más importantes películas españolas vistas a través de la particular mirada de los magníficos dibujantes que participan en el libro, ilustra a la perfección este relato triste y emotivo con unos trazos a vuelapluma, esquemáticos pero muy significativos, estilizando las figuras y combinando la geometría con gran talento. Escenas sobrias, expresionistas, y combinaciones de colores apagados que sin embargo dan mucha vida al relato, ya de por sí bueno. Además, la Galera ha editado en rústica esta colección, lo cual será un alivio para esos padres que ponen el grito en el cielo cuando van a las librerías y ven el precio de los libros ilustrados infantiles.







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Ediciones Media Vaca




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Vicente Ferrer es el editor y responsable de que estos títulos copen las mesas de las librerías. Una colección de seis libros (por ahora) con una edición muy cuidada y un precio no demasiado popular, que vio la luz entre diciembre del 98 y noviembre del 99, y a la que pronto se añadirán cuatro títulos más.

Con una estética a lo años 30, que recuerda esos libros ilustrados que leían nuestros abuelos, a cuatro tintas, de trazos bastos y pocos colores, los seis volúmenes están dirigidos a un público de lo más diverso. El propio editor, y Atxaga, uno de los autores de la serie, defienden la idea de que los libros no han de ser ni infantiles ni de adultos, sino que han de ser, ante todo, leídos. Da igual quién o cuándo, la cuestión es que un texto admita varias lecturas, y sobreviva al tiempo al igual que lo hacen los clásicos. Y es que esta editorial parte con una intención bien clara: permanecer por muchos años en nuestras

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estanterías, y ser releída y admirada una y otra vez. Hemos de reconocer que en nuestra opinión lo conseguirán.

El primero de los títulos es No tinc paraules, libro que como el propio nombre indica, carece de texto. Arnal Ballester, ilustrador catalán con un buen número de obras a sus espaldas, nos sumerge en un universo de formas, personajes grotescos y escenas circenses llenas de detalles, guiños y un tanto hipnóticas. A pesar de carecer de una historia explícita, Arnal no se rinde a las normas, y evita un modo de narración visual que haga al lector pasar rápidamente las páginas por averiguar lo que se esconde detrás. Al contrario, las ilustraciones nos detienen, nos hacen perdernos en una maraña de líneas y movimientos, nos obligan a verlas una y otra vez hasta que las aprendemos de memoria. Con todo su silencio, es un libro que dice muchas cosas.

Narices, buhitos, volcanes fue el siguiente libro de la colección. Es una selección de poemas elaborada por Herrín Hidalgo e ilustrados de manera muy personal por Carlos Ortín. El repertorio va desde Quevedo a Manolito el Pollero, pasando por Gloria Fuertes, Joan Brossa, Edward Lear, Rafael

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Alberti, Ángel González... Poemas que en principio no tienen nada que ver unos con otros, pero a los que Ortín dota de una continuidad, por otro lado nada homogénea. La versatilidad de este ilustrador valenciano es asombrosa. Desde un dibujo de siluetas totalmente sobrio a viñetas de trazo sucio y feístas llenas de sombras, líneas y detalles. No sólo hay un cambio de técnica, ni mucho menos. El cambio notable es el de estilo. También las formas, la estructura del dibujo: en una página encontramos un juego de la oca y en la siguiente una fachada con versos en las paredes.

Un libro para perderse y masticar durante horas, lleno de buenos poemas, chistes ingeniosos y que además, por si fuera poco, recibió en 1999 el premio que otorga el Ministerio de Cultura a las Mejores Ilustraciones de Libros Infantiles y Juveniles. Toda una joya.

Vicente Ferrer ha rescatado también la obra más popular de Jules Renard, escritor francés nacido a mediados del siglo pasado, Pelo de Zanahoria, una historia sobre la miseria, la ignorancia y la lucha por sobrevivir en un ambiente hostil y despectivo. Basado en los propios recuerdos de infancia del autor, el libro, de unas doscientas páginas, cuenta con ilustraciones de

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Gabriela Rubio, ganadora del Lazarillo de Ilustración en el 93 por el libro Bzzz... Los dibujos de Gabriela son una radiografía de los gestos, una impresión en dos colores de lo que el texto da a entender. Aunque lo limitado de la gama -ocre y negro- cansa bastante, la pericia con el trazo hace que éstas sigan siendo interesantes.

En definitiva, un testimonio de superación frente a un ambiente hostil con mucho que leer, y que mereció el segundo premio otorgado a esta colección, el del Primer Premio al Libro Mejor Editado, en la categoría de Libros Infantiles y Juveniles, que otorgó el Ministerio de Cultura en 1999.

Con Alfabeto sobre la literatura infantil Atxaga vuelve a demostrar que sabe lo que se hace. Un texto fluido, cautivador y lleno de ideas, compuesto en forma de río, pues al fin y al cabo, el alfabeto, como el propio autor dice, no es más que un río que nace en la A y muere en la Z.

El autor va desarrollando, letra por letra, algunos nombres o conceptos que le parecen especialmente revelantes en su alfabeto sobre literatura infantil. Alicia, Ende, Jaimito, Zazie, Bagdag... son algunos de los términos mediante los que Atxaga va encadenando sus propias opiniones (no en vano, el texto es originariamente una conferencia que Atxaga dio a un grupo de maestros)



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sobre la literatura mal llamada infantil. En el prólogo hace una declaración de intenciones al respecto en la que nos previene de aquellos que hacen literatura para niños, distinguiéndoles de los adultos, y que resulta bastante convincente. No obstante, la prosa de Atxaga tiene esa capacidad de seducción que nos atrapa y nos va llevando de un lado a otro sin que nos demos apenas cuenta de todo el camino que hemos recorrido. Entre fragmentos de libros míticos, como Las Mil y una Noches, el Pinocho de Collodi, la Alicia de Carroll, vamos siguiendo los argumentos del autor, hasta llegar a la desembocadura que pone fin a un apasionante discurso.

Alejandra Hidalgo, diseñadora gráfica de la colección, recrea con sus dibujos de trazo grueso y colores planos algunas de las letras de este peculiar alfabeto.

El penúltimo título, 100 Greguerías ilustradas está reservado a Ramón y a sus famosas «metáforas+humorismo». Del texto, evidentemente, no podemos sino alabar o criticar la selección (seamos indulgentes, pues sacar 100 de unas 10.000 no es tarea fácil), ya que todas y cada una de las greguerías están llenas de clarividencia y percepción. El encargado de ello es Herrín Hidalgo, el mismo que escogió los poemas para Narices, buhitos, volcanes.



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El venezolano César Fernández Arias, al que muchos reconocerán como ilustrador de El País de las Tentaciones, ha intentado representar, en muchas ocasiones con gran acierto, las ideas que Gómez de la Serna «ordeñó» de cada pelo de su cabeza. Con gruesos trazos y estética «cómic» ha creado viñetas surrealistas que sin embargo se acoplan literalmente al texto. Sin demasiada complejidad en la elaboración, sí tienen el mérito de estar al quite de las palabras de Ramón, y en algunas ocasiones de superarle en maestría. En otras, en cambio, se limita a imitar el texto sin aportar nada. En cualquier caso, es un trabajo agradecido, y un honor para él. El resultado es el adecuado.

Llegamos al último título, Aroma de galletas, obra del manchego Antonio Fernández Molina, con ilustraciones de Isol. Los textos, pequeños poemas y cuentos breves de tan sólo unas líneas, están sacados de obras anteriores del artista, como Sonetos crudos o Platos de amargo alpiste. Es esta la primera incursión de Antonio Fernández en la literatura infantil, y de hecho el libro es apto para cualquier lector. Ha escrito libros de ensayo, poemas, es traductor y pintor... Así, con esta mezcla, los textos son sorprendentes, desconcertantes, algunos llenos de humor y otros más siniestros, y los dibujos



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de Isol oscuros, enormes, de vacas paseando o de búfalos relinchando.

Pero ahí no queda la cosa. Pronto verán la luz cuatro títulos más que se antojan iguales o mejores que los ya publicados. Entre ellos, destacamos uno de Miguel Calatayud, titulado El Mundo al Revés, y que promete ser una verdadera obra de arte, y otro de Ana María Matute ilustrado por Javier Olivares, excepcional dibujante dedicado principalmente al cómic pero que ya cuenta en su bibliografía con algunos cuentos para niños, como El Arca de Noemí (Anaya). Además de estos dos, un libro de Elisée Reclus titulado El Arroyo con dibujos de Eloar Guazzelli y una selección (sí, de Herrín Hidalgo) de cuentos de Grimm ilustrados por Oliveiro Dumas.

Esperamos impacientes. Mientras tanto, no dejaremos de leer una y otra vez los títulos que tenemos entre las manos.





 




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