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Babar : revista de literatura infantil y juvenil - Núm. 6, junio 1990

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ArribaAbajoSumario

BABAR nº 6. Revista de Literatura Infantil y Juvenil.

Junio 1990.

Tirada: 500 ejemplares.

EDITA: EL LIBRO CLUB DE ARGANDA: C.P. «Federico García Lorca»

28500 Arganda del Rey, Madrid. Tel: 8711847.

Han colaborado en el presente número: Eva García, Vanessa Gordo, Mónica Puentes, Miguel Ángel Dorado, David Martín, Estrella Escriña, Pablo Cruz, Nuria Fernández, Irene Díaz, Teresa García, José Ángel Esteban y Mariola Rodríguez.



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ArribaAbajoMirjam Pressler

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Mirjam Pressler nace en Darmstadt (R.F.A.) el 18 de junio de 1940. Hija ilegítima crece en casa de padres tutelares. Con el deseo de ser pintora realiza 6 semestres de estudios en la Academia de Bellas Artes de Frankfurt.

Después de trabajar en Israel vuelve a la R.F.A. en 1964 y abre una tienda de «vaqueros» que llevará hasta 1979, año en el que empieza a trabajar de secretaria.

En la actualidad vive en Munich con sus tres hijas.

En 1980 publica su primer libro, Chocolate amargo por el que obtiene el premio Oldenburger Jugendbuchpreis.

Cuenta con otros dos premios: Zürcher Kinderbuchpreis La vache qui lit en 1981 por A trompicones y la Janusz Korczale Medaille en 1984.

Tiene publicados 16 libros en Alemania, algunos de ellos son álbumes de primeras lecturas, otros son cuentos cortos y novelas juveniles.

En España se han publicado seis de sus obras que a continuación os comentamos.

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ArribaAbajoChocolate amargo

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Colección Juvenil nº 111.
Serie ROJA.
Editorial ALFAGUARA.
Madrid 1984.

Chocolate amargo es la historia de una chica llamada Eva que a sus 15 años siente un gran complejo por su gordura, la cual dificulta sus relaciones con los demás. Las penas, Eva las calma con chocolate, que se torna amargo. Tras el encuentro de Eva con un chico y las posteriores relaciones de ambos, el mundo se abrirá a sus pies y aunque las preocupaciones crecen, las cosas irán mucho mejor para Eva, que comienza a tener nuevas sensaciones.

Mirjam Pressler nos presenta una historia muy real en la que se ven claramente las distancias que una persona puede sufrir respecto a los demás por sentirse diferente a ellos, y refleja las distintas relaciones de una muchacha con su entorno.

Eva García



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ArribaAbajoY por fin habló

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Colección Juvenil nº 121.
Editorial ALFAGUARA.
Madrid 1985.

La protagonista de esta triste historia nos va contando todo lo que le ocurre: su relación con su hermana, Moni, que es muy miedosa, la vida con su madre, en el colegio, con sus amigas...

Las dos hermanas son hijas de madre soltera y viven con lo justo, en un pequeño apartamento.

La relación que la protagonista mantiene con su amiga Alex, le ayuda a sentirse mejor. Alex sabe la situación económica de su familia; ambas se contarán sus problemas y se sentirán mejor.

La madre iniciará relaciones con un hombre que les presentará a sus hijas como su futuro marido; a las dos les caerá simpático y la situación mejorará para todos.

Un bello libro que, sin duda, merece la pena leer.

Vanessa Gordo



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ArribaAbajoArañazos en la pintura

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Colección Juvenil nº 206.
Editorial ALFAGUARA.
Madrid 1986.

Herbert es un chico normal. La señora Kronawitter también. Herbert acude con frecuencia a su pastelería, pero ninguno de los dos sabe nada de la vida del otro.

Todo empieza cuando a Herbert le regala su padre una navaja. Esa misma noche, cuando éste va a tirar la basura raya un coche, y la señora Kronawitter, que paseaba a su perro, le ve. Desde ese día las cosas cambian para los dos.

Herbert tendrá la impresión de que alguien le ha visto e irá inseguro y miedoso a todas partes, ya que todo el mundo se ha enterado del hecho, y la policía está buscando al culpable.

Un trágico final cerrará esta dura obra.

Mónica Puentes



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ArribaAbajoGatos de noviembre

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Colección Juvenil nº 295.
Serie ROJA.
Editorial ALFAGUARA.
Madrid 1987.

Ilse es una chica tímida y acomplejada por su entorno, un ambiente duro, brutal, desconcertante, un pequeño pueblo donde la gente tiene que aprender a sobrevivir entre chismes y burlas.

Ella vive con sus hermanos y su madre; su padre se fue a vivir con otra mujer dejando su familia. Ilse y sus hermanos sólo tienen «padre» por Navidades. Todos piensan que no es normal, incluso su abuela, con quien vive su hermana Marga, no le hace mucho caso.

El único amigo de Ilse será un gato recién nacido, «un gato de noviembre» que su madre no quiere. ¿Alguien quiere a Ilse?

Un libro muy duro que te abrirá los ojos a la ternura y te hará sentir comprensión hacia sus personajes.

Miguel Ángel Dorado



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ArribaAbajoA trompicones

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Colección Juvenil nº 335.
Serie ROJA.
Editorial ALFAGUARA.
Madrid 1988.

Thomas se siente acomplejado por la necesidad de usar muletas. Junto a esto se unen problemas familiares: el padre aparece poquísimo en casa, la madre pasa por una crisis nerviosa, su hermano Frieder tiene problemas en la escuela, posiblemente suspenda curso y está completamente atemorizado por los efectos que produzca en casa.

A Thomas se le abren los ojos descubriendo que no sólo él puede sufrir. Verá la situación en la que se encuentra su hermano, pero ya es demasiado tarde.

Echa la culpa de lo sucedido a sus padres, no pudiendo admitir que él la comparte en cierta medida.

Un libro trágico que critica algunos aspectos de la sociedad y profundiza en los sentimientos humanos.

David Martín



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ArribaAbajoKatharina y todo lo demás

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Ilustraciones de Edith Lang.
Colección Juvenil nº 349.
Editorial ALFAGUARA.
Madrid 1989.

La protagonista de este libro es una niña, su madre trabaja en unos grandes almacenes, por ello Katharina come en casa de su abuela y con ella va a visitar a su tío y a Duendemarino que es su perro. El tío, debido a que no puede pagar el alquiler, se busca otra casa. Katharina le ayudará a buscar la casa y esto le servirá para conocer nuevos lugares y personas, como por ejemplo qué es una comuna.

Este libro de Mirjam Pressler es además de un libro para niños, una obra que puede interesar a lectores de diversas edades. Mirjam se introduce dentro de Katharina y nos ofrece un poco de ella misma, con su visión de la infancia y de la sociedad.

Ana Belén Campos





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ArribaAbajoCuentos

Como ya anunciábamos en el número anterior, publicamos ahora los cuentos ganadores de la CATEGORÍA 2 del Concurso que organizó Babar en su tercera aparición.

El primer premio fue para Estrella Escriña con «Otra realidad».

El segundo fue otorgado a «Noches de luna llena» de Miguel Ángel Dorado.

Esperamos que estos dos cuentos inéditos sean de vuestro agrado.

Tenemos intención de organizar próximamente un concurso de poesía. Pensamos que en el siguiente número, que aparecerá a primeros de octubre, podremos ofreceros ya, las bases de dicho concurso.

Como adelanto os diremos que, al igual que éste de cuentos, tendrá dos categorías: una hasta 12 años y otra de 12 a 16.

Animaros e id preparando vuestros poemas. Los premios, como siempre, serán en libros.

La redacción de Babar os anima a colaborar.

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ArribaAbajoOtra realidad

Era una tarde de otoño, a pesar de que no eran más que las seis y media, el sol se ocultaba detrás de las casas pintando el horizonte de naranja.

Apenas pasaban coches y oía sus pisadas con mucha claridad. Iba en dirección a casa. Después de un día de instituto y una clase de baile, tendría que volver a casa a soportar una cena en familia en la que todo serían riñas y malas caras por un solo motivo: su hermano.

No, era demasiado pronto, todavía tardarían varias horas en cenar, mientras podría darse una vuelta.

Cambió de dirección, yendo, esta vez, al centro comercial. Fue directamente a la librería, hacía tiempo que quería comprarse aquel libro de poesía. Le habían hablado muy bien de él y había leído algo en la biblioteca del Instituto. Lo ojeó un poco por encima para asegurarse de que no se equivocaba de libro y lo compró.

Decidió dar un rodeo para regresar a casa, pero aun así sólo consiguió perder media hora. No sabía por qué, pero cuando quería perder tiempo, éste iba siempre en su contra.

Su hermana le abrió la puerta, con su sonrisa maliciosa puesta, sólo tenía siete años y era el orgullo de papá. Él, por el contrario, era el preferido de mamá «su niño dulce», como ella decía.

Mamá salió a saludarle, le preguntó por la clase de baile y papá soltó el mismo rollo de siempre: «ya sabes que no me gusta que el niño dé clases de baile, ¿por qué no puede jugar al fútbol o al baloncesto como los otros chicos?».

Ahora mamá diría: «porque es especial, porque es especial». Pero no esperó a oírlo y se metió en su cuarto.

Su hermano estaba allí, con la misma expresión rígida de siempre y la mirada puesta en el infinito.

Papá y mamá deberían preocuparse más por él en vez de discutir sobre si él daba clases de baile o las dejaba de dar.

Ni siquiera se molestó en saludarle, daba igual, él no le oiría, estaba sumido en una realidad constantemente, pero sus padres no parecían darse cuenta.

En un principio para él su hermano era aquel personaje que le   —12→   contaba historias que le hacían reír. Después al crecer descubrió que no solo se las contaba, sino que además las vivía, entonces habló con sus padres; pero parecieron no darle importancia.

Su hermano sufría alucinaciones y lo pasaba realmente mal, de vez en cuando le contaba alguna y él le seguía la corriente, porque sabía que no podía trasladarle a la realidad, nuestra realidad.

Sumido en estos pensamientos, oyó como su hermano le decía:

-Hoy no fui a clase porque al salir me quitaron la acera.

Eacute;l no pudo evitar su sorpresa y dijo:

-¿Qué?

- Sí, que no estaba allí, salí y no había nada, nada donde pisar, era solo eso, la nada.

Eacute;l intentó serenarse y llevarle la corriente.

-Ya, pero eso será mejor que no se lo cuentes ni a papá ni a mamá. -Dijo él intentando evitar otra gran pelea.

Pero su frase no surtió efecto, se quedó solo en el intento. Mientras cenaban su hermano permaneció rígido, sin comer, con la mirada perdida.

Mamá intentó animarle a comer, pero no lo consiguió. Él le aconsejó que le dejara, que no iba a conseguir que comiera. Entonces papá se enfureció y le preguntó que por qué no comía, y su hermano, como única contestación, repitió la alucinación de aquella mañana, lo que provocó que papá, colérico, desahogara todas sus tensiones de aquella mañana con un discurso hacia él y su hermano.

El día siguiente a pesar de empezar como de costumbre no terminó igual.

Su hermano fue con él a clase, no solía ir casi nunca, no le iban nada aquellos rollos, pero de vez en cuando iba a darse una vuelta.

A pesar de que él llegó a la hora de comer su hermano no estaba allí.

Tardó cuatro horas en sonar el teléfono. Su hermano estaba en el hospital, había tenido un acidente.

Era una tarde de otoño, iban lentamente a través de la autopista. Todos, callados, pensando. Su hermano había hecho lo que quería. Se lo había comentado una vez y él, estúpido, no se había dado cuenta. Pero ya daba igual, porque su hermano, como dijo una vez, había echado a volar hacia su propia realidad.

Estrella Escriña





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ArribaAbajoNoches de luna llena

Amanecía, me levanté tiritando, no encontraba mi manta y la ventana que da al jardín estaba abierta, no tuve que hacer mucho esfuerzo para mirar el despertador y ver que podía aún gozar del placer de mecerme entre las sábanas y la manta, la cual era muy posible que la hubiese cogido Anna pues era ella quien la abrazaba en su cama.

Anna era mi hermana pequeña, yo tenía 10 años cuando ella nació, recuerdo, era muy pequeña. Mis padres la mimaban como si no existiera nadie más, me daba envidia, ahora no, es muy divertida, me gusta ver como duerme, su forma de hablar y su gran imaginación. Recuerdo una vez que papá venía de pesca y Anna corrió hacia él.

-¡Papá, papá! Los peces de hoy se mueven. Anna se arrodilló al pie del cubo.

-Papá, ¿por qué tus peces no se mueven?

-Porque sí.

-Mira, dije yo, es como cuando a tu muñeca Lovis, la que hace de todo, se le acaban las pilas y ya no se mueve.

Anna salió corriendo hacia nuestra habitación y vino muy despacio cargando con todas las pilas que había en su habitación, o al menos con todas las que le fueron posible al llegar al cubo donde papá tenía tres grandes carpas rojas.

-Papá, ¿dónde hay que ponerle las pilas a los peces?

Mi padre se levantó de la banqueta de la cocina algo excitado, yo diría que bastante excitado.

-¡Anna, te he dicho un millón de veces que no me hagas preguntas tontas, y toda la culpa la tienes tú Ramón, por decirle tonterías a tu hermana!

Mi hermana es la única que me hace feliz en esta perra vida, es la única de esta casa que es capaz de hacer cabrear a papá sin llevarse ella toda la bronca.

Yo pienso, que ahora la tienen muy controlada, pero llegará a ser muy lista y no se dejará comer el tarro tan fácilmente como ahora. Yo la intento explicar algunas cosas que ella no entiende, o a veces, le digo que ahora tiene cinco años y que ya lo entenderá cuando sea mayor, no me gusta decirle eso, pero...

Siempre me pasa lo mismo con ella, después de explicarle varias   —15→   veces que las pistolas no disparan sangre, que es exactamente lo que ella cree, sino unos proyectiles de plomo que son disparados por la pólvora, la cual es introducida en un casquillo de bronce, donde encaja la bala, después de explicárselo una y otra vez, cuando papá viene del trabajo, va corriendo hacia él:

-¡Papá!, ¿me has traído la pistola que dispara mucha sangre?

Siempre le pregunta lo mismo desde que vio la película «Dos hombres y un destino», y quedó prendada del «Colt» de Paul Newman.

¡¡¡Riiinnngn!!! ¡¡¡Riiinnngn!!!

¡El despertador! Es la hora, empiezo a vestirme muy despacio, para no despertar todavía a Anna.

La casa está muda, me relaja esta tranquilidad, este silencio.

-Ramón, ¡no encuentro las zapatillas!

Mi hermana ya está despierta, tendré que preparar el desayuno, mientras caliento la leche, me acuerdo que quedaron tostadas de ayer.

Anna acaba de manchar la servilleta con la mantequilla y ya llegamos tarde al «Gustavo Adolfo Bécquer», nuestro, aunque pequeño, acogedor colegio. En él estudiamos desde hace unos tres meses pues el oficio de mi padre requiere desplazarse y ya hemos cambiado varias veces de casa, aunque esta vez es distinto, pues a papá le gusta pescar y aquí hay un río a pocos kilómetros y no creo que quiera otro traslado. Además, a mí, me encanta este colegio, allí fue donde conocí a Gabriela, una chica de mi misma edad aunque bastante más bajita.

Gabriela y yo compartimos los mismos gustos, la lectura, los Beatles, los dos adoramos la luna, hemos pasado horas y horas tumbados boca arriba en las noches de luna llena.

Gabriela es una chica muy divertida, aunque pobre, según dice mi padre.

Mi padre es abogado y el de ella es un viejo barrendero, yo la verdad, no encuentro la diferencia, incluso prefiero el padre de Gabriela, he pasado mejores momentos hablando con su padre que con el mío, aunque con el de ella no tengo el peligro de que me pregunte por mis notas. Gabriel, que así se llama el padre de ella, es capaz de explicarme con sencillez lo que no comprendo o me parece superdifícil, a veces me gustaría tener la misma facilidad de expresión y claridad mental para poder explicarle muchas cosas a mi hermana.

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Hoy ha pasado con rapidez la clase de Historia, y además me ha regañado la profesora por no estar atento en clase.

Por fin a la hora de comer volvemos a casa, Anna me cuenta que había estado pintando una tortuga que tenía dibujada la señorita. Una vez en casa, mamá hace la comida, papá espera mientras repasa sus papelotes y yo cojo el libro de Lope de Vega El caballero de Olmedo.

Anna sigue explicándome lo de la dichosa tortuga.

-Mira Anna, acabo de empezar esta tragicomedia y a mí ya me has explicado lo de tu maravillosa tortuga, díselo a papá, aunque a mí no, a ti seguro que te hace caso.

Anna corrió hacia el despacho de papá.

-¡Ramón, Ramón!

Es mi padre, ¿qué habrá ocurrido?

-¡Ramón, tu hermana ha pintado una odiosa tortuga en la póliza de seguros que tengo que supervisar mañana!, ¡y encima la niña dice que se lo ha dicho Ramón!. Este niño es tonto. ¡No sé a quién habrá salido!

-Mira papá, estoy hasta la gorra de que me chilles...

¡¡¡Plassss!!!

-¡Me has pegado!

-Sí, te he pegado, ¿por qué te asombras?. Vete a tu habitación.

Estando en mi habitación, vino Anna a pedirme perdón por lo que había hecho. Yo le dije que no se preocupara, mientras se me saltaban las lágrimas, al fin y al cabo es una gran chica, con lo pequeña que es.

Esa noche, cogí todas mis cosas, me iba a escapar de casa, Anna dio media vuelta en la cama, yo me sobresalté un poco, pero al final cogí mi bicicleta y salí de casa.

¡Ya soy libre!. Fue lo primero que se me pasó por la cabeza, luego, iré a ver a Gabriela.

Me acerqué a su casa, una pequeña caseta blanca al borde del río Sailón, cerca de la cabaña donde mi padre va todos los sábados a pescar. Después de pedalear varios kilómetros bajo una noche lluviosa, llegué a casa de Gabriela como una sopa, y la desperté.

-¿Qué demonios haces aquí?, dijo Gabriela tras la ventana.

-Me he escapado de casa.

-¿Qué?, yo pensé que no lo decías en serio.

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-Lo he hecho, voy a pasar la noche en la cabaña, ¿vienes?

-Espera un momento. -Gabriela se metió, cerró la ventana y al rato salió por la puerta vestida, con una bolsa y su vieja bicicleta.

Al llegar a la cabaña los dos estábamos helados, y yo decidí ir a por leña para la chimenea. Gabriela vino conmigo al almacén que está al lado del embarcadero, al pisar una de las tablas ella cayó al agua, hacía frío, pero nuestra luna, la luna llena, me dio luz suficiente para poder ayudarla a salir, al entrar a la cabaña encendí la chimenea y preparé unas tazas de café. Gabriela se había puesto un viejo pijama de papá. He de afirmar que estaba increíblemente hermosa, bella, perfecta, con su castaño pelo tapándole los ojos.

Después de contarle lo que había pasado con mi padre, ella me miraba pensativa mientras le daba cortos sorbos al café.

Al rato se oyó el ruido de un coche, era el de papá, venía con el señor Gabriel, Gabriela me miró:

-Se acabó el juego Ramón.

-Sí, un juego, tarde o temprano me cogerían.

-Al fin y al cabo es lo mejor para ti.

-Calla mujer, que hablas como mi padre.

-Al fin y al cabo sabes que tu padre se preocupa por ti.

Ya en casa me acosté pensando en lo que había dicho Gabriela, esa chica casi siempre tiene razón. Serán más o menos las siete y Anna tiene mi manta. Bueno, siempre será mejor que estar muerto ¿no?

Miguel Ángel Dorado







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ArribaAbajoLiteratura Infantil

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La Colección «LOS DUROS DE BARCO DE VAPOR» de la Editorial S.M. aparece con libros Duros en el más amplio sentido de la palabra. Dedicados y pensados para los más duros, los pequeños lectores.

La Colección ha comenzado con cuatro títulos (recientemente han aparecido dos más): Un abrigo crecedero texto e ilustraciones de Margarita Menéndez; Pablito cuenta la poética historia de un niño amante del mar; Asun Balzola, con su personal estilo, cuenta e ilustra este bello libro.

El pirata valiente, divertida aventura que se mueve   —21→   entre la realidad y la fantasía, fruto del trabajo de dos creadores: Gusti y Ricardo Alcántara.

¿A que tú no sabes...? presenta un texto a base de preguntas inverosímiles y difíciles de dar respuesta. El texto es de Pablo Núñez y las divertidas ilustraciones de Moisés Ruano.

Una Colección de reciente aparición, dedicada a los más pequeños, con una presentación muy cuidada y que pensamos que hará las delicias de los aprendices de lectores, por muy duros que sean.

Miguel Ángel Dorado

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ArribaAbajoBabar recomienda


ArribaAbajoLos mercaderes del diablo

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Juan Farias.
Ilustraciones de F. Delicado.
Colección Catamarán nº 19.
Ed. S.M.
Madrid 1989.

Juan Farias, con su acostumbrado estilo duro y lleno de ternura a la vez, nos cuenta la historia de un niño nacido en las chabolas, en un ambiente sórdido, entre borrachos y delincuentes. Tras ser abandonado por su madre en la calle, cae en manos de unos mendigos que deciden vender al pequeño.

La familia que lo compra no parece tan decente como parecía. El niño pasa de mano en mano, nadie es capaz de darle el cariño que necesita.

Una historia real que narra una situación que aún existe en nuestros días: la compraventa de niños, en un mundo de pobreza y miseria junto a otro no menos mísero, el de los ricos.

Eva García



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ArribaAbajoEl monstruo de las fresas

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Ingrid y Dieter Schubert.
Editorial LUMEN.
Barcelona 1989.

Este es el primer álbum para pequeños que Babar recomienda. Publicado por la Editorial Lumen este excelente libro nos cuenta la historia de Cati, una valiente niña a la que se le aparece un monstruo para pedirle ayuda, ya que en el país en el que vive, alguien les roba las fresas a él y sus amigos, que es lo que más les gusta.

El pequeño ladrón se volverá con Cati a su casa.

Un bellísimo libro, con unas preciosísimas ilustraciones a todo color, encuadernado en pastas duras y una cuidada edición, hacen de el un álbum para todas las edades.

Vanessa Gordo





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ArribaAbajoHomenaje a León Felipe

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«Deshaced ese verso.
Quitadle los caireles de la rima,
el metro, la cadencia
y hasta la idea misma.
Aventad las palabras,
y si después queda algo todavía,
eso
será poesía.»

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Agosto 21 de 1964.

«Año de la Economía».

Sr. León Felipe.

México, D. F.

Maestro:

Hace ya varios años, al tomar el poder la Revolución, recibí su último libro, dedicado por usted.

Nunca se lo agradecí, pero siempre lo tuve muy presente. Tal vez le interese saber que uno de los dos o tres libros que tengo en mi cabecera es El ciervo; pocas veces puedo leerlo porque todavía en Cuba dormir, dejar el tiempo sin llenar con algo o descansar, simplemente es un pecado de lesa dirigencia.

El otro día asistí a un acto de gran significación para mí. La sala estaba atestada de obreros entusiastas y había un clima de hombre nuevo en el ambiente. Me afloró una gota del poeta fracasado que llevo dentro y recurrí a usted, para polemizar a la distancia. Es mi homenaje; le ruego que así lo interprete.

Si se siente tentado por el desafío, la invitación vale.

Con sincera admiración y aprecio.

Cmdte. Ernesto Che Guevara



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ArribaAbajoLeón Felipe

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Una hermosa vida,
un triste mundo,
una terrible guerra
delira en sus letras.

Un sueño...  5
Un sueño en blanco y negro.
La realidad...
La realidad gris y rosa.

Momentos de alegría,
momentos de dolor;  10
un corazón y una rosa,
una herida, una muerte.

Dolores de alegría,
cosquillas de temor,
una enorme sonrisa,  15
sonrisa de satisfacción.

El momento de conocer la luz,
un momento de ilusión,
de aplausos, de saludos,
de emoción...  20

Los insultos, las caricias.
¿Qué es esto?
¡Qué contraste!
¿Quién los ha creado?
No sé qué pensar...  25
¿Y tú, León Felipe?

Irene Díaz



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ArribaAbajoRecuerdos


Llegan desde Zamora
voces que nombran recuerdos,
voces de aquella infancia
que tranquila y despreocupada
corría por los montes de la tierra zamorana.  5

Voces que trae el viento,
versos que irradian suspiros,
cantos que alumbran el alma,
gritos que inspiran tristeza
de aquellos días cargados de pena.  10

Y después...
Sólo ante aquella puerta
movido por el silencio,
lleno de tus poemas
que dieron significado a tu vida entera.  15

Y es que la vida termina
como la sílaba de una palabra,
como la palabra de un verso,
como el verso de una estrofa,
como la estrofa de un poema.  20

Pero tu recuerdo, León Felipe
siempre estará con nosotros.

Eva García



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ArribaAbajoEl ardid de la palabra


La gente deambula inquieta
por las calles de la semblanza.
Las mentes roídas tienen,
rota el alma con una lanza.
Es la lanza de la conciencia,  5
es el ratón de la inocencia.
Las gentes corren,
y piensan que no existe mayor gloria
que la gloria vana.
Dicen, para su sosiego:  10
¡Qué ingenuo!
Pretenden ganar el cielo,
glorificar su palabra,
a base de versos estridentes,
desenlazados,
sentimentales.
Ciegos los que no ven  15
un mundo de rosa y agua,
mudos los que no saben
más que decir palabras.

Pablo Cruz

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ArribaAbajoLeón Felipe, ligero...

«Que no hagan callo las cosas ni en el alma ni en cuerpo.
Pasar por todo una vez, una vez sólo y ligero,
ligero, siempre ligero.»


León Felipe                




Ligero,
siempre ligero...
Y sin embargo has dejado tu huella
en mi alma y en mi cuerpo.
Y como en los míos  5
en los de otros tantos
que algún día escucharon el silencio,
y allí han sentido tu voz.

Ligero,
siempre ligero...  10
Pero caminaste por el campo
y allí quedaron tus pasos.
Secaste una lágrima
y allí quedó tu rastro.

Ligero,  15
siempre ligero...
Abriste con tu poesía
una brecha en el sosiego
y quedará abierta por siempre
como un libro de piedra abierto,  20
eterno.

Ligero,
siempre ligero...
Pero rompiste con un poema
el eterno silencio.  25
Dejaste tu huella, poeta,
en al alma y en mi cuerpo.

Ligera,
ligera...
Dejaste en mí tu huella.  30

Nuria Fernández



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ArribaAbajoLeón Felipe, con el viento...


Las sendas del silencio
te aportan siempre melancolía
y un grito con vida.

«Tuya es la voz antigua de la tierra»,
tuyo el camino del rebelde,  5
qué dejaste a cada paso, Felipe,
qué en cada verso, en cada lágrima.

Dejaste plasmado en tu verso
el grito color de sangre derramada,
los ojos que buscan en la noche  10
a lo alto... En lo más alto
la luz que les fue robada,
las ilusiones rotas,
los caminos llenos de fantasmas.

En tu verso dejaste, León Felipe,  15
palabras blancas
llevadas por el viento allí donde:
el fascista es un pobre sin camisa,
los cuentos no ocultan el dolor,
los sueños son la esperanza de un día,  20
el poeta... músico que vuela.

Poeta, te fuiste,
porque el pan y la luz ya no eran tuyos,
porque habías perdido la risa del niño.

León Felipe, con el viento... Te fuiste.  25

Teresa García

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ArribaAbajoPoema para León Felipe

A la memoria de todos aquellos que han tocado,
tocan o tocarán un violín desafinado:

¡JAMÁS SE ESCUCHÓ MÚSICA TAN BELLA!





A lo lejos
como un suspiro glacial,
suena un vetusto violín.

En sueños y delirios,
posadas y caminos,  5
desafinado, suena el violín.

Y su música
cubre noches y estrellas,
canciones y amores,
días de pena...  10
Porque posee
la más profunda visión del Universo.

Viaja el poeta con él,
hacia lugares ignotos,
llenos de poesía.  15
Hacia otros mundos
habitados por violines,
por música desafinada.

¡Jamás se volverá a oír
música tan prodigiosa como ésta,  20
que suavemente entona un bufón:
atravesando suspiros,
alentando emociones,
rompiendo un corazón!

Pero como todo viaje,  25
éste también finaliza
y el poeta para a descansar,
a soñar nuevos poemas,
a soñar,
Soñar.

José Ángel Esteban



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ArribaAbajoPara ese poeta soñador y sin muerte

Todas las siguientes letrillas están dedicadas a ese poeta que hizo que sus poesías estuvieran prohibidas durante la Dictadura.

Sus pensamientos convertidos en poesía.

Para ese poeta que pensaba que «Dormir es crecer... morir es crecer».

Yo te digo: «crece allí donde estés y sé más grande de lo que fuiste y serás aquí».


Esa casa, la que querías,
¡oh! esa casa solariega y blasonada
con todas tus cosas queridas, pero raras.
Esa niña que te dijo: «Tonto»
a la cual tanto querías  5
y toda esa gente de la Alcarria.
Tú, que no temías a la muerte,
a la que siempre nombrabas.
Tú, poeta, ¿qué tenías?
Tu palabra a todos embriaga.  10
Tu sonrisa,
tu triste sonrisa a todos llegaba.
Allí donde estés, tu sonrisa lucirá,
tal como tu poesía, tu sentimiento,
tu expresión,  15
impregnados con tu sello único.
Para ti, por ser natural.
Para ti, por ser poeta.
Para ti, por no pertenecer a ninguna generación.
Para ti, por ser tu.  20
Para ti, por ser León Felipe.

Aunque la muerte te cerró los ojos, sigues vivo en tus poemas y en ellos te sentimos.

Vanessa Gordo



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ArribaA León Felipe


Para que ni el viento,
ni el huracán,
ni la ventisca
hagan de ti un poeta pasado,
porque al poeta, como tal,
nunca se le olvida.


Dicen que le hemos olvidado,
mas yo pienso que son palabras y nada más,
palabras sin significado,
porque tú y yo sabemos
que al poeta no se le olvida.  5
Tus poemas no se van con el viento,
sino que recorren el mundo,
navegando en un barco
de vela,
pero rápido.  10
Nosotros sabemos que tu violín se ha roto.
La música de aquel viejo violín no se escucha
porque está en el lecho del río, apresada,
y no puede expandirse por el aire,
pero te aseguro que pronto,  15
estallará toda ella
y se transformará en fruto de nuestra existencia.
¿Te acuerdas del payaso?
Aquel simpático y gracioso terrícola,
del cual, no sabíamos, si podría dar un salto inmortal.  20
¿Y por qué no?
Nosotros no sabemos si ese payaso iba con los ojos vendados,
o caminaba hacia la nada con dificultad, pero...
Muy hábil y astuto, nos hace reír, sin que podamos ver,
lo que dentro de su corazón hay de verdad.  25

Mariola Rodríguez

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