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Acto tercero

 
 
El teatro representa una ermita desmantelada, pero no ruinosa. ROBERTO, BLOMBERG y los conjurados con coleto, gabán y botas; el segundo sin armas. El EMPERADOR, QUIJADA y sus caballeros en traje de caza, y además de las armas del tiempo un venablo. Al levantarse el telón los conjurados están en el fondo de la ermita. Empieza a amanecer y va aumentándose la luz hasta que al fin del acto es completamente de día.
 
 
Escena I
 
Los conjurados en el fondo. Entran BLOMBERG y ROBERTO. Éste hace seña y los conjurados se retiran.
       
BLOMBERG ¡Celo imprudente! ¡Arrojo temerario!
¡Ofrenda impía que alzáis al Cielo!
En nombre del Cordero del Calvario,
venganza y ruinas cubren este suelo.
ROBERTO ¡Ruinas!...Sí; de los ídolos de Roma. 5
Venganza, aún no, pero vendrá su día.
Tal vez la aurora de venganza asoma;
tal vez mi ruego a Dios...
BLOMBERG                                           ¡Plegaria impía!
¿Y eres cristiano tú, que así blasfemas?
ROBERTO Blomberg, ¿qué dices?
BLOMBERG                                       La verdad, Roberto. 10
Esa sed de venganza en que te quemas
es de un cristiano indigna.
ROBERTO                                            Bien, por cierto,
de tus heladas canas la influencia
sentir se deja, anciano, en tus palabras.
Mas si templar pretendes mi violencia, 15
el tiempo pierdes, en diamante labras.
BLOMBERG Cuando a Dios place, de la roca dura
brotan las aguas en raudal copioso:
del ancho mar soberbio la bravura
se humilla a su querer; y tú, orgulloso, 20
intentas resistirle.
ROBERTO                               La semilla
intento destruir del paganismo;
del tirano Monarca de Castilla
romper el insufrible despotismo:
del negro tribunal es el apoyo; 25
él no conduce a la fatal hoguera.
¿Sin sangre nuestra corre algún arroyo,
dime, Blomberg, en la Alemania entera?
¿Qué fueran sin su lanza y sin su escudo
para nosotros Roma y sus secuaces? 30
Yo, anciano, cortaré el gordiano nudo
que tú más bien aprietas que deshaces.
BLOMBERG ¿Dónde te arrastra, temerario mozo,
el fuego ardiente de tu loca saña?
¿Intentas, por ventura, sin rebozo, 35
la guerra declarar al Rey de España,
con un puñado, acaso, de valientes
que apenas se declare, al profundo
abismo han de lanzar las fieras gentes
del que es Señor de la mitad del mundo? 40
ROBERTO No; que lidiar con él fuera locura:
mas un zagal con una piedra sola
rompió de Goliat la frente dura:
romper puede un puñal cota española.
BLOMBERG (Con horror.)
¡Un regicidio!
ROBERTO (Con firmeza.)
                          Sí; que es un tirano. 45
BLOMBERG Dios es su juez.
ROBERTO                             Y Dios quien le condena.
BLOMBERG Él le castigue.
ROBERTO                            No; será mi mano
la que al culpable hará sufrir la pena.
BLOMBERG ¿De nuestra Santa Religión naciente,
con ese horrible crimen en la cuna, 50
queréis manchas la inmaculada frente?
Escucha mis razones.
ROBERTO                                     No hay ninguna,
que a vivir bajo el yugo vil me obligue,
errante siempre, sin hogar, sin templo;
razón no encuentro que mi brazo ligue, 55
que esclavo basta en creencias ni contemplo.
Si a tus cansados años de esta obra
grande parece el peso y el trabajo,
retírate, Blomberg: mi mano sobra.
Su vida o mi cabeza sobre un tajo. 60
BLOMBERG ¡Un asesino tú!
ROBERTO                             Soy instrumento
de la ira del Dios de las batallas.
BLOMBERG Tú le debes la vida.
ROBERTO                                 ¡Oh, mi tormento!
BLOMBERG Y se la debo yo... ¿por qué así callas?
ROBERTO No me preguntes.
BLOMBERG                                 Eres un ingrato 65
Él pudo con justicia darte muerte.
ROBERTO Basta: ¿qué quieres?
BLOMBERG                                   Reducirte trato.
ROBERTO En vano es ya: resuelta está mi suerte.
BLOMBERG Un tiempo fue Roberto caballero,
valiente en los combates, generoso 70
y agradecido fue; pretende empero
manchar su fama con delito odioso...
ROBERTO Escúchame, Blomberg: de haberme muerto
por mano del verdugo, perdonara
al tirano tal vez...
BLOMBERG                                 Y bien, Roberto... 75
ROBERTO Escúchame, te digo: no le odiara;
mas tú no sabes, ni decirte quiero,
por cual precio mi sangre ha perdonado,
y la tuya también, el tigre fiero.
No lo quieras saber desventurado. 80
BLOMBERG Sé que en las llamas perecido habría
sin su perdón; si luego me destierra,
lloro, Roberto, la desdicha mía:
mas no le muevo ingrato cruda guerra.
Aquí, contigo a orar con mis hermanos 85
vine al Señor por su afligida esposa;
y no a manchar mis ya caducas manos
en trama contra el César alevosa.
ROBERTO Y bien; te obstinas: el fatal secreto
mis labios van a revelarte, escucha: 90
y al saberlo, Blomberg, yo te prometo
que no serás tan débil en la lucha.
No tacharás mi celo de imprudente;
poca ha de parecerte mi violencia
cuando el baldón señale de tu frente. 95
BLOMBERG ¿Baldón en mí? ¿Roberto, qué dijiste?
Mi helada sangre hierve al escucharlo.
Baldón... ¡ah!, cual palabra proferiste.
ROBERTO Véngate en vez, anciano, de llorarlo.
Tus venerables canas deshonradas 100
por el tirano están.
BLOMBERG                                 ¿Y cómo? ¿Y cuándo?
ROBERTO ¿No te basta saber que están manchadas?
¿No te digo bastante así callando?
BLOMBERG Explícate, Roberto: te lo ruego.
ROBERTO Te lo diré después de la venganza. 105
BLOMBERG Antes lo he de saber.
ROBERTO                                     ¡Empeño ciego!
Ya que el silencio mío nada alcanza,
lo romperé: Blomberg, tú lo has querido.
Tú tienes una hija... yo la amaba...
La perdimos los dos.
BLOMBERG                                     ¿Ha perecido? 110
ROBERTO Pluguiera a Dios que sí.
BLOMBERG                                           Roberto acaba.
ROBERTO ¿No me comprendes? Bárbara no puede
ser mi esposa: la rindió el tirano.
BLOMBERG ¡Ah, no es verdad!
ROBERTO                                 Dudar no me concede
a mí la suerte: no.
BLOMBERG                                Calla inhumano. 115
Tú no eres padre.
ROBERTO                               Pero he sido amante.
Tu hija era mi bien: era mi vida:
el ídolo de un alma delirante;
y me vendió, Blomberg, la fementida.
BLOMBERG Tal vez tus propios celos te engañaron. 120
ROBERTO La he escuchado; la he visto por mis ojos;
y su infamia sus labios confesaron.
Honra y amor de Carlos son despojos.
BLOMBERG Da, Señor, a este anciano resistencia
para el amargo cáliz que le envías: 125
O si hallar gracia puede en tu presencia
corta la trama a sus cansados días.
ROBERTO Modera tu dolor serás vengado.
BLOMBERG ¿Me volverás a Bárbara inocente?
ROBERTO Con sangre tu baldón será borrado. 130
BLOMBERG Tú no comprendes lo que un padre siente.
 
 
Escena II
 
DICHOS y el CONJURADO PRIMERO.
 
CONJURADO (A ROBERTO.)
Ya al Pastor tenéis aquí.
ROBERTO ¿Y nuestros hermanos?
CONJURADO                                           Todos.
ROBERTO ¿Y las guardas?
CONJURADO                             En sus puestos:
el monte cercan en torno. 135
BLOMBERG (Al CONJURADO.)
A nadie han de hacer injuria.
ROBERTO Si no sirviere de estorbo:
mas si algún gentil quisiera
interrumpir nuestros votos;
si al rebaño del Señor 140
acometieran los lobos,
espadas tenéis, amigos,
que más de un peto habrán roto.
BLOMBERG Venga ya el Santo Pastor.
ROBERTO Estad a punto vosotros. 145
 
(Vase el CONJURADO.)
 
 
Escena III
 
ROBERTO. BLOMBERG. El PASTOR.
 
PASTOR Paz y salud, gloria a Dios,
Él sólo lo puede todo.
BLOMBERG Él convierta como puede
nuestras lágrimas en gozos.
ROBERTO El que deshizo las huestes 150
del Faraón con un soplo
tal vez cuando le imploramos
nuestras cadenas ha roto.
PASTOR Romperlas... no es tiempo aún:
no ha vuelto el Señor su rostro 155
a los hijos de Lutero,
aún no los mira piadoso.
ROBERTO ¿Y aquí no estamos, Pastor,
sus servidores?
BLOMBERG                           ¡Cuán pocos!
ROBERTO Pocos sí; pero valientes, 160
para la lid siempre prontos.
PASTOR ¿Qué importa vuestro valor
si lucháis con un coloso
que al sacudir de su brazo
os puede tornar en polvo? 165
Si Dios no, ¿quién en el mundo
ha de ser nuestro socorro?
Nadie: nadie. En tanto mal
llorar podemos tan solo.
ROBERTO Los ancianos, las mujeres 170
os hagan llorando el coro:
yo tengo un brazo, Pastor,
y un aliento generoso.
Huid de aquí: si tembláis,
no he menester de vosotros. 175
BLOMBERG Hierve la sangre en las venas,
Pastor, del altivo mozo;
en su celo se extravía,
le ciega su mismo arrojo.
ROBERTO Si me ciego de valiente 180
os heláis vos de medroso.
BLOMBERG Tú bien conoces, Roberto...
ROBERTO Yo sos diré lo que conozco:
os causa el nombre del César
tanto pavor, tanto asombro, 185
que os dejaréis degollar
por no servirle de enojo.
Yo no sé si a la victoria
o a la muerte tal vez corro:
mas sí que en morir lidiando 190
al menos no me deshonro.
Sé que un baldón en mi pecho
penetra siempre muy hondo,
su peso me es insufrible...
Otros hay, que no los nombro 195
porque me dan compasión,
que lo pueden sufrir todo,
en quien la sangre no habla,
que tal vez deslumbra el trono...
Huyan pues; sino de auxilio 200
que no me sirvan de estorbo.
BLOMBERG ¡Tú también sobre mis canas
arrojas inmundo lodo!
Perdonételo el Señor
como yo te lo perdono. 205
PASTOR (A ROBERTO.)
¡Así a un ministro faltáis,
y a un noble anciano al decoro?
BLOMBERG (Al PASTOR.)
Los lazos de nuestra unión
no por mí se miren rotos.
El pueblo espera: a Jehová 210
elevemos nuestros votos.
Hermanos míos a orar.
(Desde la puerta del foro.)
(A ROBERTO.)
Hora depón los enojos.
 
 
Escena IV
 
DICHOS. PUEBLO y CONJURADOS.
 
El pueblo forma semicírculo. Los conjurados guardan la puerta. El PASTOR y BLOMBERG en el centro. ROBERTO en un extremo. Cuando el PASTOR sacando un libro va a principiar a leer, el CONJURADO PRIMERO, entra y dice algunas palabras al oído a ROBERTO.
 
ROBERTO (Después de oír al CONJURADO.)
(Al PASTOR.)
Suspended por un instante.
(Aparte al CONJURADO.)
A nadie más que a mí solo. 215
(Vase el CONJURADO.)
BLOMBERG No hay ya para la oración
a mi ver ningún estorbo.
ROBERTO Pastor, bien a mi pesar
el impedir me es forzoso
vuestra oración. Retiráos. 220
PASTOR ¿Por qué, Roberto, tan pronto?
ROBERTO Es fuerza: no más tardanza
o perdidos, por Dios, somos.
BLOMBERG ¿Nos han vendido, Roberto?
ROBERTO No lo sé, mas lo supongo. 225
Avísanme que salieron
de noche y con gran rebozo
soldados de Ratisbona,
si contra mí es lo que ignoro.
Si ellos me buscan cordero 230
me pudieran hallar lobo.
(Al PASTOR.)
En nombre del Cielo os ruego
no os detengáis. (Al pueblo.) Y vosotros
idos, amigos, por hoy.
 
(El PASTOR sale. El pueblo le sigue lentamente.)
 
BLOMBERG ¿Esperar quiere tu arrojo? 235
 
(ROBERTO le hace señas de que calle.)
 
¿Contra las huestes del César
lidiar quieres con tan pocos?
ROBERTO Silencio, anciano, silencio:
espera que estemos solos.
BLOMBERG (Aparte.)
¿Qué nuevo misterio encierra 240
su proceder cauteloso?
 
(El pueblo acaba de salir. Los conjurados lo hacen también, pero se quedan a la puerta.)
 
 
Escena V
 
BLOMBERG. ROBERTO.
 
ROBERTO Blomberg, el Cielo en tu mano
pone a Bárbara.
BLOMBERG                             ¡Hija mía!
ROBERTO De la venganza es el día.
BLOMBERG ¿Qué pretendes, inhumano? 245
ROBERTO Tú, Blomberg, noble naciste:
sabrás que hacer te conviene.
BLOMBERG ¿Que estaba aquí no dijiste?
¿Dónde está? ¿Quién la detiene?
ROBERTO Va a llegar: Blanca con ella 250
al vecino monasterio
caminaba con misterio:
que hallaran quiso su estrella
con la gente que aposté;
conociolas un soldado, 255
detúvolas, me ha avisado,
y aquí traerlas mandé.
Vengarme pudiera aquí
de la vil que me ha engañado;
pero al fin no ha deshonrado 260
en resumen más que a ti.
A tu venganza la entrego,
haz de ella lo que quisieres,
que no en sangre de mujeres
se ceba mi furor ciego. (Vase.) 265
 
 
Escena VI
 
BLOMBERG Dios de Abrahán, cuya bondad inmensa
al último reptil del mundo alcanza;
a quien el coro de ángeles inciensa
y entona eterno canto de alabanza;
tú, Señor, de los débiles defensa; 270
tú fuente de consuelo y de esperanza:
misericordia ten de un sin ventura
que te plugo sumir en la amargura.
Padre del unigénito Cordero
que por nosotros descendió a la tierra, 275
sin llamarme ante ti quieres severo,
pronto estoy que la muerte no me aterra:
con fe la vida perdurable espero.
Mas tú ves cuanta angustia aquí se encierra,
o hiere ya, Señor, mi anciana frente, 280
o vuélveme a mi Bárbara inocente.
 
 
Escena VII
 
BLOMBERG. BÁRBARA. BLANCA. FEDERICO. CONJURADOS. Estos conducen al último con las dos damas y se retiran dejándolos en la escena. BÁRBARA al ver a su padre corre a sus brazos y él se los abre como involuntariamente. BLANCA aterrada avanza lentamente. FEDERICO en el fondo.
 
BÁRBARA BLOMBERG ¡Padre mío!
BLOMBERG                      ¡Mi hija!
DUQUESA DOÑA BLANCA                                          ¡Cielos!
 
(BLOMBERG volviendo en sí, separa a BÁRBARA de sus brazos.)
 
BÁRBARA BLOMBERG (Aparte.)
Mi suplicio va a empezar.
DUQUESA DOÑA BLANCA (Aparte.)
Todo lo va a confesar.
BLOMBERG (Con amargura.)
¡Cual fruto de mis desvelos! 285
Alza del suelo los ojos,
contempla a un mísero anciano
que más agobia tu mano
que del tiempo los enojos.
¡Hija en mal hora engendrada! 290
Bien hizo en morir tu madre,
el Cielo libró a tu padre
del fuego en hora menguada.
Ha llovido sobre mí
sus rigores la fortuna; 295
pero deshonras, ninguna:
te las debo sola a ti.
BÁRBARA BLOMBERG ¡Padre mío!
BLOMBERG                      Sella el labio.
DUQUESA DOÑA BLANCA Escuchadla.
BLOMBERG                        Vos, señora,
callar debierais ahora 300
pues no impedisteis mi agravio;
y tú también, Federico,
más amigo que criado,
¡tan mal mi amor has pagado!
FEDERICO ¡Señor!
BLOMBERG               ¡Calla!
FEDERICO                            No replico. 305
BÁRBARA BLOMBERG Padre: por Dios escuchadme.
BLOMBERG No hay por desdicha disculpa
que baste a tan grave culpa.
Dejadme todos, dejadme.
BÁRBARA BLOMBERG ¡Blanca! ¡Blanca!
DUQUESA DOÑA BLANCA                                Por piedad... 310
BÁRBARA BLOMBERG (A BLOMBERG.)
Dejadme al menos que diga...
DUQUESA DOÑA BLANCA (Al mismo.)
Tal vez calmaros consiga.
BLOMBERG Callad, señora, callad.
BÁRBARA BLOMBERG (De rodillas a los pies de su padre.)
Por la memoria, Señor,
de la madre que perdí; 315
recordad que prenda fui
que el Cielo dio a vuestro amor.
Recordad que cuando Dios
tan joven se la llevara
tranquila aquí me dejara 320
porque me guardabais vos.
No así por vana apariencia
me condenéis inclemente:
saben que estoy inocente
los Cielos y mi conciencia. 325
BLOMBERG ¡Inocente! Si así fuera...
BÁRBARA BLOMBERG No lo tenéis que dudar.
DUQUESA DOÑA BLANCA (A BÁRBARA con angustia.)
¿Vasme, Bárbara, a afrentar?
BLOMBERG (Con ansia.)
Habla: tu padre lo espera.
BÁRBARA BLOMBERG (Después de dudar algunos instantes.)
Tened en mí confianza 330
y nada me preguntéis,
que la angustia en que me veis
fácilmente no se alcanza.
DUQUESA DOÑA BLANCA Fiad en ella, señor,
y respetad su secreto: 335
el callarlo, yo os prometo,
que le causa harto dolor.
BLOMBERG Era ilusión del deseo
que un instante me halagó,
el viento se la llevó: 340
deshecha en humo la veo.
BÁRBARA BLOMBERG ¡Ah, no! Culpada no estoy.
BLOMBERG ¿Por qué tardas en probarlo?
BÁRBARA BLOMBERG (A BLANCA con resolución.)
Todo voy a confesarlo.
DUQUESA DOÑA BLANCA (Con angustia a BÁRBARA.)
¡Compasión! (Aparte.) Perdida soy. 345
BÁRBARA BLOMBERG (A BLANCA a media voz, pero con suma energía.)
Por ti he perdido mi amante,
mi opinión, cuanto tenía,
pero a mi padre no vía
con la pena delirante.
Ese anciano, con el ser 350
su nombre puro me ha dado:
hora lo ve deshonrado,
contempla su padecer.
Consulta con tu conciencia.
Pongo en tus manos mi suerte. 355
DUQUESA DOÑA BLANCA ¿Por qué no me da la muerte
de mi dolor la violencia!
BLOMBERG (A BÁRBARA.)
¿Nada tienes que decirme
hora que quiero escucharte?
Si no puedes disculparte 360
¿perdón no puedes pedirme?
BÁRBARA BLOMBERG (A BLOMBERG.)
¡Ah, señor, sólo un momento!
(A BLANCA.)
¿Pronuncias, Blanca, mi fallo?
¿Mujer, he de hablar o callo?
Termina ya mi tormento. 365
DUQUESA DOÑA BLANCA (Indecisa y avergonzada.)
¿Qué quieres que yo te diga?
Tu promesa al César fue:
él es dueño de tu fe;
conmigo nada te liga.
BÁRBARA BLOMBERG (A BLANCA con amargo desprecio.)
No digas más: te comprendo; 370
y me causas... compasión.
BLOMBERG (Con ansiedad.)
Termina mi confusión:
tales misterios no entiendo.
BÁRBARA BLOMBERG Escuchadme, padre mío,
y creed a vuestra hija; 375
que vuestro pecho no aflija
mi aparente descarrío.
No puedo deciros más
lo veda el hado enemigo;
de ello el Cielo me es testigo 380
y algunos otros quizás.
BLOMBERG ¿Y así piensas engañarme?
¿Así ocultar tu delito?
BÁRBARA BLOMBERG Que inocente estoy repito.
BLOMBERG Eso es tu deber probarme. 385
BÁRBARA BLOMBERG He dicho cuanto podía.
BLOMBERG Huye ya de mi presencia.
BÁRBARA BLOMBERG Abóname mi conciencia.
BLOMBERG No más blasfemes, impía.
Corazón empedernido 390
implora, gime, suspira,
teme del Cielo la ira:
confiesa que has delinquido.
BÁRBARA BLOMBERG Dios solo sabe lo cierto.
BLOMBERG Culpable te has confesado. 395
BÁRBARA BLOMBERG ¿Quién, señor, os lo ha afirmado?
BLOMBERG Tu mismo amante: Roberto.
Huye, otra vez te lo digo;
hoye, que nunca te vea,
o esta mano tal vez sea 400
la que ejecute el castigo.
BÁRBARA BLOMBERG Heridme luego, señor:
será más suave venganza
que quitarme la esperanza
de volverme vuestro amor. 405
BLOMBERG Para siempre lo has perdido.
BÁRBARA BLOMBERG Tened compasión de mí.
BLOMBERG ¿No la tengo, infame, di,
cuando no te he maldecido?
 
(BÁRBARA aterrada. BLANCA llena de horror corre a BLOMBERG.)
 
BÁRBARA BLOMBERG ¡Ah!, padre mío.
DUQUESA DOÑA BLANCA (A BLOMBERG.)
                               No más. 410
Abrazadla, está inocente;
hora escuchadme indulgente...
(La vergüenza impide a BLANCA continuar.)
(A BÁRBARA.)
Tú, amiga, se lo dirás.
BÁRBARA BLOMBERG Dios te premie, Blanca mía,
tu noble resolución. 415
DUQUESA DOÑA BLANCA De un padre la maldición,
¿qué pecho no ablandaría?
BÁRBARA BLOMBERG (A BLOMBERG.)
Y puedo justificarme.
BLOMBERG ¿Por qué tardas en hacerlo?
DUQUESA DOÑA BLANCA (A BLOMBERG.)
Sí, todo vais a saberlo: 420
prometedme perdonarme.
 
 
Escena VIII
 
BLOMBERG. BÁRBARA. BLANCA. ROBERTO.
 
Las damas se retiran. ROBERTO entra precipitado y echa una mirada de desprecio a BÁRBARA. BLOMBERG espera con impaciencia a que ROBERTO hable. Breve pausa.
 
ROBERTO Dejar conviene este sitio:
seguidme, Blomberg, al punto.
BLOMBERG Roberto, voy a seguirte:
mas hora...
ROBERTO                     Que es fuerza os juro. 425
(Bajo a BLOMBERG.)
Todo pende de un instante.
BLOMBERG Un momento, sólo uno.
ROBERTO Imposible.
BLOMBERG                      En él se aclara
tal vez misterio profundo
que a entrambos nos interesa. 430
ROBERTO ¿Y he de arriesgar lo seguro
por un sueño o un engaño?
Un tiempo acaso se pudo:
ya es tarde para ilusiones.
Vámonos.
BLOMBERG                           No lo rehúso. 435
(A las damas.)
Seguidnos.
ROBERTO                      ¿Blomberg, que hacéis?
BLOMBERG Que han de seguirnos presumo.
ROBERTO Os engañáis.
BLOMBERG                        ¡Cómo! ¡Solas!
ROBERTO No tengáis temor ninguno,
saben ya vivir ausentes 440
sin que se amarguen sus gustos.
BLOMBERG Yo a mi hija no abandono,
aunque tu cólera escuso.
ROBERTO En vez de llamarla hija,
llamárala yo verdugo. 445
BLOMBERG Es hija aunque esté culpada.
ROBERTO De esa mujer no me curo;
mas el bien de nuestra causa
sacrificarte no es justo.
Conveniente a mis designios 450
que aquí permanezcan juzgo:
de que en breve te las vuelvo
puedes seguirme seguro.
BLOMBERG Yo no alcanzo...
ROBERTO (Impaciente.)
                             Ni yo puedo
contra lo que Dios dispuso, 455
que conforme a tus deseos
detenga el tiempo su curso.
(A las damas.)
Ya me conocéis, señores
y sabréis que no me burlo:
no abandonéis este sitio; 460
no reveléis a ninguno,
a quien visteis, como aquí
os trajeron. Yo os escucho.
Una palabra indiscreta
puede abrir vuestro sepulcro. 465
(A BLOMBERG.)
No me repliquéis: venid;
mi proceder aunque duro
es necesario. (A FEDERICO.) Conmigo.
Silencio encargarte escuso.
 
(Hace salir a BLOMBERG y FEDERICO. Aparte mirando a las damas.)
 
Un instante nada más 470
y los tengo a todos juntos. (Vase.)
 
 
Escena IX
 
BÁRBARA. BLANCA.
 
Durante esta escena se advierte gran movimiento en los conjurados, que cruzan por delante de la puerta; y algunos, aprovechándose de que las damas les vuelven la espalda, se introducen y ocultan en la misma ermita. ROBERTO aparece una o dos veces dando órdenes. Antes de concluirse la escena cesa el movimiento, y hay gran silencio.
 
DUQUESA DOÑA BLANCA ¡Bárbara!
BÁRBARA BLOMBERG                   Blanca, ¿qué quieres?
DUQUESA DOÑA BLANCA Nos dejan aquí a morir:
¡ay desdichadas mujeres!
BÁRBARA BLOMBERG Inútil es el gemir: 475
no amiga, te desesperes.
DUQUESA DOÑA BLANCA En mal hora al monasterio
sin guardas no dirigimos.
¡Oh!, pesia tanto misterio,
por guardarlo nos perdimos. 480
Si él lo supiera el Imperio...
BÁRBARA BLOMBERG Silencio. Ya te dijeron
que escuchándonos estaban.
DUQUESA DOÑA BLANCA ¿Y qué decirnos quisieron
cuando callar nos mandaban 485
las gentes que aquí vinieron?
BÁRBARA BLOMBERG Tal vez pronto se verá;
y yo tiemblo, Blanca...
DUQUESA DOÑA BLANCA                                        ¿Qué?
BÁRBARA BLOMBERG Decírtelo no sabrá
mi lengua: mas tiemblo a fe. 490
DUQUESA DOÑA BLANCA ¿Cuál nuestra suerte será?
BÁRBARA BLOMBERG Blanca, en mi padre confío,
él vela por nuestra vida.
Por más que muestre desvío,
nunca hay hija aborrecida. 495
Si Roberto quiere impío...
DUQUESA DOÑA BLANCA Pensarlo sólo me aterra.
Si la cólera se enciende
del que al mismo César guerra
hacer atrevido emprende: 500
¿quién nos liberta en la tierra?
BÁRBARA BLOMBERG Dios puede más que los hombre.
DUQUESA DOÑA BLANCA ¡Le tengo tan ofendido!
De mi temor no te asombre.
Si esto hubiera presumido 505
mi Carlos...
BÁRBARA BLOMBERG                       ¡Ah!, no le nombres.
Si nos escucha Roberto
y recuerda en él su agravio,
mi Blanca, tenlo por cierto,
antes que cierres el labio 510
tal vez a entrambas ha muerto.
 
(Ruido dentro como de un caballo.)
 
DUQUESA DOÑA BLANCA ¡Qué rumor!
BÁRBARA BLOMBERG                       Calla: escuchemos.
DUQUESA DOÑA BLANCA (Mirando a la puerta.)
Un caballero... ¿no ves?
CONJURADO SEGUNDO (Dentro.)
Dicen que aquí.
EMPERADOR D. CARLOS V (Dentro.)
                               Lo veremos.
BÁRBARA BLOMBERG ¡Esa voz...
DUQUESA DOÑA BLANCA                     La suya es. 515
 
(Se oye echar pie a tierra.)
 
BÁRBARA BLOMBERG Ya el misterio horrible vemos.
 
 
Escena X
 
El EMPERADOR. EL CONJURADO SEGUNDO (De aldeano.) BLANCA. BÁRBARA.
 
EMPERADOR D. CARLOS V (Al CONJURADO en la puerta.)
¿De qué Santo es esta ermita,
podrás decirme, villano?
CONJURADO SEGUNDO Señor, no sé.
EMPERADOR D. CARLOS V                        Mal cristiano.
CONJURADO SEGUNDO No soy de aquí.
EMPERADOR D. CARLOS V (Viendo a las damas.)
                            Quita, quita. 520
¿Pues cómo aquí, mis señoras,
tan sin gente, ni escuderos;
y yo por esos senderos
pierdo en buscaros las horas?
DUQUESA DOÑA BLANCA ¡Ah, señor!
EMPERADOR D. CARLOS V                      Leve es la culpa, 525
aunque estuve inquiero a fe.
(Bajo a BLANCA.)
Mas viéndote, Blanca, sé
que sabrás hallar disculpa.
(Alto.)
Tal vez a hacer oración;
pero a qué santo no entiendo; 530
pues según lo que estoy viendo,
no hay aquí gran devoción.
BÁRBARA BLOMBERG Hemos perdido el camino.
EMPERADOR D. CARLOS V Eso he llegado a pensar;
y viniéndoos a buscar 535
yo propio he perdido el tino.
Deparome la fortuna
ese villano que os vio;
y él aquí me encaminó.
CONJURADO SEGUNDO (Aparte.)
No tiene sospecha alguna. 540
DUQUESA DOÑA BLANCA (Bajo al EMPERADOR.)
¿Y así arriesgáis del imperio
la cabeza, mi señor?
EMPERADOR D. CARLOS V (Lo mismo.)
Deponed todo temor:
hoy gente en el monasterio.
(Alto.)
Segura la tierra está, 545
aunque dicen que hay bandidos.
BÁRBARA BLOMBERG (Misteriosamente.)
Los hay, y muy atrevidos.
EMPERADOR D. CARLOS V La ley los castigará.
DUQUESA DOÑA BLANCA ¡Ah! ¡Vos no los conocéis!
BÁRBARA BLOMBERG (Aparte a BLANCA.)
No olvides en donde estamos, 550
ni que escuchan cuanto hablamos.
EMPERADOR D. CARLOS V ¿Tembláis? ¿Y aquí me tenéis?
DUQUESA DOÑA BLANCA Estáis solo.
EMPERADOR D. CARLOS V                       Con mi espada.
(Bajo a BLANCA.)
Mas ya que esto no es bastante,
ya que el ver aquí a tu amante 555
no te tenga asegurada:
tranquilícete el saber
que, la caza pretextando,
por venirte acompañando
mis gentes hice traer. 560
Yo, perdiéndome de intento,
de todos me he separado,
mas en el monte han quedado
que está vecino al convento.
DUQUESA DOÑA BLANCA Vámonos luego de aquí. 565
Estáis en riesgo evidente.
BÁRBARA BLOMBERG (Aparte a BLANCA.)
¡Ah! ¿Qué dices, imprudente?
EMPERADOR D. CARLOS V Duéleme veros así.
Vamos, pues, en hora buena.
(Al CONJURADO.)
Tú has de servirnos de guía. 570
(A BLANCA.)
Seguidme, señora mía,
de todo temor ajena.
 
(Al salir de la escena el EMPERADOR con las damas de la mano, aparece en la puerta ROBERTO con la espada desnuda, seguido por el resto de los conjurados; y el CONJURADO SEGUNDO arrojando su disfraz saca también su espada. Las damas retroceden aterradas. El EMPERADOR va tranquilamente a colocarse delante de ellas. Las escenas siguientes, hasta el fin de este acto, deben ejecutarse con suma rapidez.)
 
 
Escena XI
 
El EMPERADOR. BÁRBARA. BLANCA. ROBERTO y CONJURADOS.
 
BÁRBARA BLOMBERG ¡Roberto! ¡Cielos!
DUQUESA DOÑA BLANCA                                Nuestra ruina es cierta.
ROBERTO Señor de entrambos mundos, eres mío.
EMPERADOR D. CARLOS V Esclavos: paso libre a vuestro dueño. 575
ROBERTO No hay esclavos aquí.
EMPERADOR D. CARLOS V                                      Paso, bandidos.
ROBERTO El Cielo de tus crímenes cansado
encomienda a mi diestra tu castigo.
EMPERADOR D. CARLOS V (A las damas.)
Vamos de aquí: no más nos detengamos.
ROBERTO Con vida no saldrás: yo te lo fío. 580
 
(Va a acometer al EMPERADOR.)
 
BÁRBARA BLOMBERG (Deteniéndole.)
¿Qué vas a hacer, Roberto?
ROBERTO                                                ¿Qué? Vengarme.
DUQUESA DOÑA BLANCA (Poniéndose delante del EMPERADOR.)
En mí el puñal embotará sus filos.
BLOMBERG (Dentro.)
Matadme o he de entrar, tenedlo cierto.
BÁRBARA BLOMBERG (Aparte.)
Es la voz de mi padre: ya respiro.
(Suena una trompeta de caza.) 585
DUQUESA DOÑA BLANCA (Al EMPERADOR.)
Los de la caza son.
EMPERADOR D. CARLOS V                                  Yo solo basto.
 
 
Escena XII
 
DICHOS. BLOMBERG abriéndose paso por medio de los conjurados, y poniéndose delante del EMPERADOR.
 
BLOMBERG (A ROBERTO.)
Consuma, desdichado, tu delito
si tanta es tu locura: mas primero
de mi cansada vida corta el hilo.
EMPERADOR D. CARLOS V (Separándolo.)
Anciano generoso, basta, basta: 590
en Dios eterno, en mi valor confío.
 
(Vuelve a sonar la trompa más cerca.)
 
ROBERTO (A los CONJURADOS.)
Es el perseguidor de nuestro culto.
CONJURADOS ¡Muera!
BLOMBERG (Conteniéndolos.)
                                Matadme a mí.
CONJURADOS                                                            Muera el impío.
 
(En el momento en que ROBERTO lucha con BLOMBERG, y a la cabeza de los conjurados va a caer sobre el EMPERADOR: QUIJADA seguido por los caballeros se precipita sobre ellos, obligándolos a retroceder llenos de terror. ROBERTO solo permanece imposible.)
 
 
Escena XIII
 
El EMPERADOR. BÁRBARA. BLANCA. ROBERTO. BLOMBERG. QUIJADA. CABALLEROS. CONJURADOS.
 
D. LUIS QUIJADA Le encontramos, caballeros.
Bandidos, rendid las armas. 595
EMPERADOR D. CARLOS V (Envainando.)
Son gentes de estos contornos
que vienen aquí de caza;
sin duda ninguno de ellos
me ha visto nunca la cara.
Tomáronme por bandido, 600
que diz que abunda la casta.
(A los CONJURADOS.)
Idos, amigos, con Dios,
Abridles paso, Quijada.
(A los CONJURADOS.)
Y otra vez tened más cuenta
no os cueste cara la chanza. 605
 
(Los CONJURADOS salen.)
(Señalando a ROBERTO.)
 
A ese sólo desarmadle.
 
(Desarman y prenden a ROBERTO.)
(BÁRBARA va a hablar.)
 
Bárbara; ni una palabra.
 
(Tendiendo la mano a BLOMBERG.)
 
Anciano, somos amigos.
(A las damas.)
Seguid, señoras, mi marcha.
 
(Sale de la escena.)
 
FIN DEL ACTO TERCERO

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