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Acto cuarto

 
 
Salón regio. Puerta en el foro. Otra de la cámara del Emperador. Mesa con recado de escribir. Sillón.
 
 
Escena I
 
BLOMBERG. QUIJADA.
       
D. LUIS QUIJADA               ¡Cómo! ¿Sois vos? Aun viéndolo lo dudo.
¿Así del César los decretos burla
con ciega obstinación vuestra osadía?
BLOMBERG Antes que prosigáis, una pregunta:
¿tenéis hijos?
D. LUIS QUIJADA                         Ninguno por desdicha. 5
BLOMBERG No puede entonces encontrar excusa
a vuestros ojos la conducta mía;
pero el César es padre por ventura
y él me comprenderá: vos imposible;
no alcanza quien no es padre tanta angustia. 10
D. LUIS QUIJADA Blomberg, lo que yo alcanzo fácilmente
es, que del César la clemencia es mucha:
mas se puede acabar, que el hombre, a veces,
hasta del Cielo la clemencia apura.
Cumplir vuestro destino; la Alemania 15
para siempre dejar conviene en suma.
BLOMBERG ¡Abandonar la patria... y para siempre!
¿Qué suerte he de temer aquí más cruda?
D. LUIS QUIJADA Una muerte afrentosa.
BLOMBERG                                      No lo ignoro.
D. LUIS QUIJADA Si para mí las canas os escudan; 20
sí, a mi deber faltando, a que os entregue
al tribunal, mi pecho se rehúsa:
los sabéis: para vos en Ratisbona
no hay seguro lugar ni hora ninguna.
BLOMBERG Mi destino fatal, mi suerte horrible 25
los veo tal cual son: no se me ocultan:
sobre estas canas míseras contemplo
la sangrienta cuchilla ya desnuda;
y la infamia, Quijada, también miro,
con negra mano señalar mi tumba. 30
D. LUIS QUIJADA Pues bien, anciano, ¿aquí que te detiene?
BLOMBERG Un lazo aquí mi corazón anuda;
un lazo indestructible: yo soy padre.
D. LUIS QUIJADA Lo sé, Blomberg; tu hija está segura.
BLOMBERG No: me es testigo el Cielo que no quise 35
al César, buen Quijada, hacer injuria.
Mas quiero verle, suplicarle quiere
que devuelva mi hija a mi ternura.
A los remotos climas donde parto,
yo sé que ella seguirme no rehúsa: 40
si la tengo conmigo, los vaivenes
podré olvidar de mi fatal fortuna;
y tranquilo esperar que de mis días
el plazo, breve ya, sus horas cumpla.
D. LUIS QUIJADA Si ver al César conseguís, aun dudo 45
que alcancéis esa gracia.
BLOMBERG                                          ¿Y qué, no es justa?
D. LUIS QUIJADA No sé, Blomberg; ni presagiar conviene
lo que tal vez el mismo César duda.
Resuelto estáis a verle: aquí esperadle,
la inmunidad del sitio os asegura; 50
él solo es dueño aquí de vuestra vida.
Si en mí en dejaros esperar hay culpa,
no quiero examinar: duéleme el veros:
más que mi riesgo puede vuestra angustia.
BLOMBERG ¡Cuánta bondad!
D. LUIS QUIJADA                              Soy noble y castellano. 55
El herético error que se os imputa
detesto; y con mi lanza y con mi espada
perseguiré a los vuestros en la lucha:
mas no de un infelice a mí me cumple
aumentar implacable la amargura. 60
BLOMBERG Todos a un Dios servimos, al ungido...
D. LUIS QUIJADA ¡Hijo de Belial! ¿Por qué pronuncias
un nombre que blasfemas? Basta, basta:
teme que el celo por la fe que injurias,
haciendo que me olvide de tus canas 65
me haga acordar tan solo de tus culpas.
 
 
Escena II
 
DICHOS y un PORTERO del palacio con un pliego.
 
PORTERO Señor de Villagarcía,
este pliego trajo un posta. (Dándoselo.)
D. LUIS QUIJADA (Mirando el sobre.)
Al César va dirigido.
(Al PORTERO.)
Está bien.
PORTERO                   Dice que importa 70
la brevedad.
D. LUIS QUIJADA                        Bueno está.
 
 
Escena III
 
DICHOS, menos el PORTERO.
 
D. LUIS QUIJADA Su majestad sabrá ahora,
Blomberg, que aquí le esperáis;
y por si el verle se os logra,
quiero daros un consejo 75
que no esté quizá de sobra.
Es el César muy cristiano,
poned freno en vuestra boca:
olvidad que sois hereje
siquiera por una hora; 80
y andad con él muy humilde,
que es como Dios, que se goza
en perdonar al que ruega;
y al soberbio le abandona.
 
(Se dirige a la cámara del emperador: éste sale de ella.)
 
 
Escena IV
 
El EMPERADOR. BLOMBERG. QUIJADA.
 
EMPERADOR D. CARLOS V (A QUIJADA.)
Tanto tardáis en venir 85
que es fuerza que os busque yo.
D. LUIS QUIJADA (Saludando.)
Este pliego que llegó. (Dáselo.)
(Aparte.)
Yo no sé como decir...
EMPERADOR D. CARLOS V (Sin abrir el pliego.)
¿Con quién estabais hablando?
D. LUIS QUIJADA Este anciano me rogaba... 90
EMPERADOR D. CARLOS V (Reparando el BLOMBERG.)
¿Él era quien os hablaba?
Lo dudo y lo estoy mirando.
BLOMBERG (Arrodillándose.)
Vuestra majestad perdone,
señor, a mi loco arrojo.
EMPERADOR D. CARLOS V (Volviéndole la espalda.)
Bien poco teméis mi enojo: 95
pues temblad que me abandone...
BLOMBERG ¡Ah!, no señor, no haréis tal,
que aunque no en lo poderoso,
tampoco en lo generoso
reconocéis vos igual. 100
Os vengo a buscar a vos,
aunque sé que os ofendí,
confiado vengo, sí,
como pudiera ante Dios.
EMPERADOR D. CARLOS V Dios es justo.
BLOMBERG                          Y es clemente. 105
EMPERADOR D. CARLOS V ¿En fin, aquí qué buscáis?
BLOMBERG Os suplico que me oigáis
un instante solamente.
EMPERADOR D. CARLOS V ¿Y qué podréis vos decirme
que a disculparos alcance, 110
de venir a todo trance
tan osado a perseguirme?
Pretendéis, Blomberg, que os crea:
imploráis mi compasión:
¡y en prueba de sumisión 115
os venís donde yo os vea!
¿Olvidáis que desterrado
os mandé salir de aquí?
¡Así me pagáis, así,
el haberos perdonado! 120
BLOMBERG Dueño, señor, de mi suerte
os hizo el Cielo en verdad:
escuchadme por piedad,
y después dadme la muerte.
EMPERADOR D. CARLOS V (Sentándose.)
Y bien decid: pero breve, 125
y hablad por la vez postrera.
BLOMBERG ¡Ah! Que la tumba siquiera
ese consuelo me lleve.
EMPERADOR D. CARLOS V Decid, pues, que ya os escucho.
BLOMBERG (Señalando a QUIJADA.)
A vos, señor, solamente... 130
EMPERADOR D. CARLOS V (A QUIJADA.)
Dejadnos.
(A BLOMBERG.)
                     Di brevemente.
(A QUIJADA.)
No os tardéis, Quijada, mucho.
 
 
Escena V
 
El EMPERADOR. BLOMBERG.
 
BLOMBERG (Breve pausa. Haciendo un esfuerzo.)
No hay para el noble, señor,
honrado, bueno, y leal,
una herida más fatal 135
que la que toca al honor:
lo confieso con dolor,
pero sin honra me veo:
de recobrarla el deseo
aquí me mueve a venir; 140
si no la alcanzo, morir
a vuestras plantas preveo.
Soy noble, bien lo sabéis:
soldado fui cuando mozo,
bajo el casco nació el bozo 145
donde aquestas canas veis,
no creo lo que creéis;
si es un error mi creencia,
engañome la conciencia:
por ella proscrito estoy, 150
y fuera cenizas hoy,
a no ser vuestra clemencia.
A la voluntad de Dios
resignado me someto;
y si mi honor os prometo 155
no oyerais mis quejas vos.
 
(El EMPERADOR hace un gesto de impaciencia.)
 
Voy a acabar: a los dos
la brevedad nos conviene;
y más, señor, al que tiene
que tocar su propia herida, 160
al que de vos muerte o vida
a recibir se previene.
Mujer tuve, honrada y bella,
el señor se la llevó;
y una hija me dejó 165
nacida en menguada estrella.
EMPERADOR D. CARLOS V No tienes que hablarme de ella
que la conozco muy bien.
BLOMBERG Dejela honrada también,
cuando el destino enemigo 170
a partirme...
EMPERADOR D. CARLOS V                       Basta, digo:
la lengua osada detén.
BLOMBERG Imponiéndome silencio,
confirmáis mi desventura;
todavía os reverencio. 175
A no tocar me sentencio
lo que vos queréis callar,
vuestro agravio a perdonar...
EMPERADOR D. CARLOS V ¿Perdón a mí!
BLOMBERG                        Sí señor;
porque hay un Dios vengador 180
a quien cuenta habéis de dar;
y estas canas a sus ojos
valen por vuestra corona;
y la espada que os abona
no os libra de sus enojos. 185
Estos caducos despojos
librad del pesado yugo,
entregadlos al verdugo...
EMPERADOR D. CARLOS V Vos acabar pretendéis
con la paciencia que veis 190
que al Cielo darme le plugo.
Concluyamos de una vez:
¿qué solicitas, anciano?
Depón el lenguaje vano:
olvida ya tu altivez. 195
Si luchas, no es tuyo el prez;
podrás alcanzar rogando:
de seguir amenazando,
tal vez mi saña despierte,
y me acuerde que soy fuerte 200
y que me están provocando.
BLOMBERG Un padre os pide su hija.
EMPERADOR D. CARLOS V Marcha a cumplir tu destierro:
obedecer, o un encierro.
BLOMBERG ¿Dejaisme, señor, que elija? 205
EMPERADOR D. CARLOS V (Aparte conmovido.)
¡Que así su dolor me aflija!
BLOMBERG Haced de mí vuestro gusto:
dándome muerte sois justo,
y desterrándome así,
conserváis un hombre en mí 210
que os ha de acusar de injusto.
Mas no, no seréis tan duro:
no así a un padre afligiréis,
que también hijos tenéis,
y los amáis, es seguro. 215
Devolvédmela: yo os juro
que, olvidando lo pasado,
no seréis de nadie amado,
como de mí, gran señor.
EMPERADOR D. CARLOS V (Enternecido.)
Moderad ese dolor 220
que me tiene traspasado.
A serme, Blomberg, posible
no os marcharais descontento;
pero, decíroslo siento,
daros gusto es imposible. 225
BLOMBERG Palabra, señor, terrible.
EMPERADOR D. CARLOS V Pero cierta, pobre anciano.
Creedlo: no está en mi mano
volveros esa mujer.
BLOMBERG ¡No alcanza vuestro poder 230
y sois dueño y soberano...!
EMPERADOR D. CARLOS V Vos, Blomberg, sois protestante:
por dicha, Bárbara, no:
para no dárosla yo,
aquesta es razón bastante. 235
 
(BLOMBERG va a hablar, el EMPERADOR se lo impide.)
 
Oídme aún, un instante
que la ermita no olvidé
y he de premiaros, a fe,
lo que en aquella ocasión
hicisteis, que en conclusión, 240
muy grande servicio fue.
Bárbara está en un convento
de todo insulto al abrigo:
a Dios pongo por testigo
que yo sacarla no intento. 245
Sé que os han dicho, y lo siento...
más vale no repetirlo.
A nadie habéis de decirlo,
vuestra hija está inocente;
tal vez podréis brevemente 250
de su misma boca oírlo.
 
(Vase el EMPERADOR a su cámara. BLOMBERG abismado en sus pensamientos.)
 
 
Escena VI
 
BLOMBERG. Después QUIJADA.
 
BLOMBERG ¿Qué extraño misterio encierra
cuanto acaba de decirme?
¿Si los celos de Roberto
(¡infeliz!, en hierros gime), 255
le engañaron?... Si tal vez...
¿Mis conjeturas qué sirven?
Mi hija, pues que de verla
la esperanza me permiten,
puede sola de este arcano 260
el misterio descubrirme.
(Sale.)
D. LUIS QUIJADA ¿Y bien? ¿Hablasteis al César?
¿Su majestad qué decide?
BLOMBERG Aquí esperar me mandó
lo que resolver se digne. 265
D. LUIS QUIJADA Muy pocas veces es vano
con el César ruego humilde:
esperad con confianza,
que si enojado es terrible
es blando como la cera 270
al llanto del infelice.
Algunas veces de más
y desengaños recibe:
mas los olvida muy presto
y su exceso no corrige. 275
BLOMBERG No es esta la vez primera
que a mí su bondad insigne
en la tormenta que corro
de amparo y puerto me sirve;
y ya que de otra manera 280
pagarla no me es posible,
mi gratitud, os lo juro,
durará mientras respire.
D. LUIS QUIJADA Así cumple el hombre honrado
que beneficios recibe. 285
BLOMBERG Vos al César buscaréis,
será bien que me retire.
D. LUIS QUIJADA Mirad que solo en palacio
seguro un proscrito vive.
BLOMBERG No temáis, señor Quijada, 290
que el proscrito se deslice.
D. LUIS QUIJADA No os ofendáis: en pro vuestra
mi consejo se repite.
BLOMBERG Os digo que lo agradezco;
y no hay miedo que lo olvide. 295
 
 
Escena VII
 
D. LUIS QUIJADA Orgullosa es esta gente
que al falso Lutero sirve:
al yugo de mala gana
el erguido cuello rinde.
El César con su clemencia 300
los alienta y los engríe:
si hiciera lo que en España,
anduvieran más humildes;
a fe, que del tribunal
del santo oficio no ríen. 305
 
 
Escena VIII
 
El EMPERADOR con un pliego abierto en la mano. QUIJADA.
 
EMPERADOR D. CARLOS V Haced que el mejor caballo
de los míos os ensillen;
y partid a rienda suelta
al monasterio en que viven
Blanca y Bárbara. ¿Entendéis? 310
Cercana una choza humilde
hallaréis de unos pastores:
les daréis dos mil florines;
y recogeréis un niño
que es fuerza que se bautice 315
con secreto.
D. LUIS QUIJADA                      ¿Y con cual nombre?
EMPERADOR D. CARLOS V El de Juan. Cuenta que os dije
que ha de ser con gran secreto.
D. LUIS QUIJADA ¿Y queréis que se apellide...?
EMPERADOR D. CARLOS V Podéis ponerle...Quijada: 320
que aunque es apellido insigne,
tal vez un día le trueque
por otro que más estime.
D. LUIS QUIJADA ¿Y dónde mandáis, señor,
que a su alteza se retire? 325
EMPERADOR D. CARLOS V (Sonriéndose.)
Los Quijadas, aunque nobles,
no sé si alteza reciben. (QUIJADA saluda.)
Ese niño en un lugar
por cuenta vuestra se críe:
más tarde yo dispondré. 330
Partid ya.
D. LUIS QUIJADA                   ¿Don Juan dijisteis;
y por apellido el mío?
EMPERADOR D. CARLOS V Así es.
D. LUIS QUIJADA (Arrodíllase.)
                Pues permitidme
que fiel os bese los pies
quien tanta merced recibe. 335
EMPERADOR D. CARLOS V (Levantándole con cariño.)
¿A quién, sino a vos, queréis
que mi tesoro confíe?
D. LUIS QUIJADA Mientras viviere Quijada,
él será quien le vigile.
EMPERADOR D. CARLOS V Andad: no perdáis el tiempo, 340
que aún no es cristiano.
D. LUIS QUIJADA                                        Ya os sirve
mi obediencia.
EMPERADOR D. CARLOS V                           A Dios, Quijada;
el Cielo propicio os guíe.
 

(El EMPERADOR se sienta. BÁRBARA aparece en la puerta al salir QUIJADA. Éste asombrado. Ella confusa.)

 
D. LUIS QUIJADA ¡Qué es lo que miran mis ojos!
Me parece un imposible. (Vase.) 345
 
 
Escena IX
 
El EMPERADOR. BÁRBARA con manto.
 
BÁRBARA BLOMBERG (Aparte.)
Ya estoy en su presencia: lo anhelaba;
y tiemblo ahora provocar su enojo.
 
(Va a ponerse de rodillas ante el EMPERADOR.)
 
Señor: a vuestras plantas...
EMPERADOR D. CARLOS V (Sorprendido y con disgusto.)
                                             ¡Es posible!
¿Pues vos en Ratisbona, a qué...
BÁRBARA BLOMBERG                                                       Conozco...
EMPERADOR D. CARLOS V Mi sobrada indulgencia; y yo os prometo, 350
de hoy más, poner a mis bondades coto.
¡Venís sin duda con perjurio infame,
en un instante de arrebato loco
a destruir a Blanca; y mi secreto
a revelar y mi flaqueza a todos! 355
Os engañáis, señora: duro freno
sabré poner al temerario arrojo.
Aún os queda un instante: aprovechadlo:
volved al monasterio presto, o voto...
BÁRBARA BLOMBERG ¡Ah, no juréis, señor, sin escucharme! 360
Un sólo instante de piedad imploro...
EMPERADOR D. CARLOS V ¿Piedad podéis pedir? ¿Por quien, señora?
Si es vuestro padre: bien, yo le perdono;
pero marchad y presto: sin que os vean;
que si os llegan a ver ya no respondo 365
de mi propio furor. Ya os habrán visto
tal vez cien cortesanos.
BÁRBARA BLOMBERG                                         Uno sólo.
EMPERADOR D. CARLOS V ¿Y dónde?
BÁRBARA BLOMBERG                     Aquí.
EMPERADOR D. CARLOS V                                ¿Quién era?
BÁRBARA BLOMBERG                                                      Fue Quijada.
EMPERADOR D. CARLOS V ¡Ah! Quien se fía en la mujer es loco.
BÁRBARA BLOMBERG No lo creáis, señor: vuestro secreto 370
guardado está del pecho en lo más hondo.
A nadie, a nadie reveló mi labio
lo que juré callar: fiel a mi voto
ni al amante, señor, ni al padre anciano
otra disculpa he dado que mi lloro. 375
EMPERADOR D. CARLOS V ¿Y qué importó callar si se publica
mi secreto con veros?
BÁRBARA BLOMBERG                                      Yo os respondo
que nadie más me vio...
EMPERADOR D. CARLOS V                                         Si os escuchara
probarais que son ciegos aquí todos.
Marchad, torno a decir, al monasterio: 380
no más os vuelva a ver ante mis ojos.
BÁRBARA BLOMBERG Pluguiera a Dios que nunca me mirasen
en momento fatal a mi reposo.
EMPERADOR D. CARLOS V ¿Os olvidáis, señora...?
BÁRBARA BLOMBERG                                        No me olvido
que hablando estoy con quien ocupa un trono: 385
¿mas qué puede temer de vuestra saña
quien de sus males ha llegado al colmo?
Objeto soy del odio de mi padre,
y de su ilustre sangre soy desdoro:
un amante tenía, le adoraba... 390
Y le perdí también. ¿Qué miro en torno?
Orfandad y vergüenza en lo presente:
en lo futuro... un nombre ignominioso.
EMPERADOR D. CARLOS V (Reprimiéndose.)
Pésame del dolor en que os contemplo;
y en gracia del la cólera os perdono. 395
Mas ya, Bárbara, es tarde: a vuestros males
remedio en lo posible no conozco.
Perdón a vuestro padre he concedido;
cuanto alcance el poder y compre el oro
eso por vos haré; mas idos presto. 400
BÁRBARA BLOMBERG Sin una gracia no.
EMPERADOR D. CARLOS V                               Pedidla pronto.
Perder a Blanca sin provecho alguno
fruto amargo será de vuestro arrojo.
BÁRBARA BLOMBERG Tuve un amante yo...
EMPERADOR D. CARLOS V                                     Me lo habéis dicho.
BÁRBARA BLOMBERG Valiente, fiel, constante, generoso: 405
yo era, señor, el alma de su vida;
nadie jamás amó como nosotros.
EMPERADOR D. CARLOS V ¿Qué tenéis que pedirme? Si vinieran...
BÁRBARA BLOMBERG Los altos juicios de aquel Dios que adoro
quisieron, que cegando el desdichado 410
cediese de Lutero al torpe dolo;
y mi padre también. Desde aquel día
el llanto no se aparta de mis ojos.
EMPERADOR D. CARLOS V ¡También hereje! ¿Y vos...?
BÁRBARA BLOMBERG                                                ¡Yo!, nunca, nunca;
que Dios me ha protegido en mi abandono. 415
EMPERADOR D. CARLOS V Pero en fin, esa gracia. Brevemente.
BÁRBARA BLOMBERG ¿Aún no me comprendéis? Ciego, celoso
de vos mi amante, no en su furia insana
el claro brillo respetó del trono;
y osó atentar... inútil es que acabe: 420
sabéis quien es mi amante y no le nombro.
EMPERADOR D. CARLOS V ¡Roberto! ¿Ese bandido a quien dos veces
debió mi saña convertir en polvo?
BÁRBARA BLOMBERG Sí señor; y su gracia...
EMPERADOR D. CARLOS V                                        Al que combate
mi poder como bueno, le perdono; 425
mas no al malvado que a mi vida atenta
con oculto puñal con torpe modo.
Olvidar a ese mísero os conviene:
no fuera un asesino, honrado esposo.
BÁRBARA BLOMBERG Soy católica yo: no puede serlo. 430
Mas perdonad, señor...
EMPERADOR D. CARLOS V                                       Nunca a ese monstruo.
BÁRBARA BLOMBERG ¡Morir en un suplicio!... Perdonadle:
viva, y que vaya a climas tan remotos
que no podáis temer...
EMPERADOR D. CARLOS V                                        ¿Qué estáis diciendo?
Apenas sé si temo al Dios que adoro. 435
Él me perdone: que no sé que digo.
Su vida piden la justicia, el trono:
un tribunal le juzga.
BÁRBARA BLOMBERG                                  Y le condena.
EMPERADOR D. CARLOS V Dios al juzgarle mírele piadoso.
BÁRBARA BLOMBERG No olvidaréis que soy una infelice, 440
que por vos ha perdido hasta el decoro;
que puedo hablar y callo; que inocente
sufro la pena que debieran otros.
Que a mi padre tal vez debéis la vida...
EMPERADOR D. CARLOS V Mil veces ya me lo dijisteis todo. 445
BÁRBARA BLOMBERG Y otras mil lo diré. Y el sin ventura
a quien airado apellidasteis monstruo,
por mí su crimen cometió, creyendo
que fui perjura a mis primeros votos.
Vos al abismo le lleváis... ¿qué digo? 450
Yo no os quiero injuriar. Sed generoso.
Por el tierno querer de vuestra madre...
(Arrodillándose.)
Mirad, a vuestras plantas ya me postro:
así del tierno infante que os dio el Cielo...
EMPERADOR D. CARLOS V (Levantándola.)
Callad, señora.
BÁRBARA BLOMBERG                           Por su vida imploro 455
una vida también, ¡por vuestro hijo!
EMPERADOR D. CARLOS V Callad.
BÁRBARA BLOMBERG               ¿La concedéis?
EMPERADOR D. CARLOS V                                         Sí, le perdono:
que por la vida del diera la mía.
Mas escuchad la condición que pongo:
 
(Breve pausa. Después resuelto.)
 
Entrad en esa cámara, señora, 460
en breve os buscaré, sabreislo todo.
 
(BÁRBARA entra en la cámara del Emperador. Éste cierra y se dirige a la puerta del foro.)
 
 
Escena X
 
El EMPERADOR. Un PORTERO que no habla.
 
EMPERADOR D. CARLOS V ¡Ola! Pronto acudid.
(Sale el PORTERO.)
                                     Venga ese anciano
que esperándome está: téngase pronto
el cabo de mi guarda con su gente
a recibir mis órdenes. Vos solo 465
vendréis a recibirlas, si llamare:
y nadie más. Que me entendéis supongo.
Marchad.
 
(Vase el PORTERO, el EMPERADOR se sienta y escribe.)
 
                 ¡Por vida suya quién se niega!
Conceder lo que pide es ya forzoso.
 
(El EMPERADOR acaba de escribir y cierra el pliego.)
 
 
Escena XI
 
El EMPERADOR. BLOMBERG. El PORTERO.
 
EMPERADOR D. CARLOS V (Dándole el pliego al PORTERO.)
Este dad al de mi guarda; 470
y cuenta con lo que os dije.
 
(Vase al PORTERO.)
 
(A BLOMBERG.)
¿Hora, Blomberg, qué os aflige?
¿Es mi promesa que tarda?
Sabed que nunca faltó
lo que una vez prometí. 475
BLOMBERG De que no suceda así
ningún temor me asaltó.
EMPERADOR D. CARLOS V Pláceme tal confianza,
que he de pagar con usura.
BLOMBERG Daréis fin a mi amargura. 480
EMPERADOR D. CARLOS V Voy a cumplir tu esperanza.
Soldado, si no me engaño,
dijiste que cuando mozo...
BLOMBERG En recordarlo me gozo.
EMPERADOR D. CARLOS V Entonces no temo daño. 485
 
(Saca la espada con su vaina del cinturón y presenta el puño a BLOMBERG.)
 
Jura en la cruz de esta espada...
 
(Retira la espada y la deja sobre la mesa.)
 
(Aparte.)
La cruz a un hereje es vano:
con que la toque su mano
la tengo por profanada.
(A BLOMBERG.)
Tu palabra has de empeñarme 490
a fe de noble y guerrero,
como honrado y caballero
de mi secreto guardarme.
BLOMBERG (Con la mano sobre el corazón.)
Como bueno lo prometo.
EMPERADOR D. CARLOS V (Alargando su mano.)
La mano.
BLOMBERG                 Tomad, señor. 495
EMPERADOR D. CARLOS V Depositaré en tu honor
la guarda de mi secreto.
(Suéltale la mano.)
Está Bárbara inocente:
culpada se confesó;
el porqué me lo sé yo, 500
ella y otra solamente.
Alta virtud la dirige:
esto baste revelar.
Lo que yo debo callar
fácilmente se colige. 505
BLOMBERG Bien haya quien así labra
de los suyos la ventura.
Mas ¿qué prueba de que es pura?
EMPERADOR D. CARLOS V Una y sobra: mi palabra.
BLOMBERG Y yo me doy por contento 510
aunque es, señor, cosa extraña.
EMPERADOR D. CARLOS V Veré si te desengaña
aquesta prueba entre ciento,
 
(Dándole el pliego que conserva abierto en la mano.)
 
que pues de mí te has fiado
no he de quedarme yo atrás. 515
BLOMBERG (A un lado, mirando al pliego.)
No lo creyera jamás
a no verlo aquí estampado;
pues es su letra: no hay duda
es de Blanca este papel.
(Leyendo.)
«Tenéis un hijo.» (Representa.)
                             ¡La infiel! 520
¡Y con Bárbara se escuda!
(Leyendo.)
«Tenéis un hijo, señor:
nunca ha de ver a su madre:
recordad que sois su padre;
y que me cuesta el honor.» 525
(Representa.)
Sin firma... mas de su mano
escrito está: no hay dudar...
 
(Devolviendo el pliego al EMPERADOR y besándole la mano.)
 
Gran señor...
EMPERADOR D. CARLOS V                         ¿Sabrás callar?
BLOMBERG Lo prometo.
EMPERADOR D. CARLOS V                        Espera, anciano.
 
(El EMPERADOR va a su cámara y saca a BÁRBARA de la mano.)
 
 
Escena XII
 
El EMPERADOR. BÁRBARA. BLOMBERG.
 
BÁRBARA BLOMBERG ¡Padre mío! ¡Qué ventura! 530
BLOMBERG (Abrazándola.)
¡Hija del alma! ¡Hija mía!
EMPERADOR D. CARLOS V (Aparte.)
Ya sus penas olvidaron.
BLOMBERG Al autor de nuestra dicha,
ven, le daremos las gracias.
(BÁRBARA quiere arrodillarse.)
EMPERADOR D. CARLOS V (Impidiéndoselo.)
Aún mis promesas cumplidas 535
no están, señora: más tarde...
BÁRBARA BLOMBERG (Insistiendo.)
¡Ah, señor!
EMPERADOR D. CARLOS V                     Ya estáis prolija.
 
(Rumor de pasos.)
 
(Aparte.)
Ya están aquí: no descanso
si este asunto no termina.
 
 
Escena XIII
 
El EMPERADOR. BÁRBARA. BLOMBERG. ROBERTO. (El último sin armas, pálido, y pudiendo apenas sostenerse, conducido por la guardia que se retira a una seña del EMPERADOR.)
 
ROBERTO (Viendo a los tres separa la vista, y para sostenerse se apoya en el respaldo del sillón del emperador.)
¡Prostitución infame! ¡Incomprensible! 540
BLOMBERG ¡Él aquí, justo Dios!
BÁRBARA BLOMBERG                                     ¡Cómo! ¡Roberto!
EMPERADOR D. CARLOS V ¿Sois vos, el campeón del regicidio?
¿Aquel que abriga el colosal intento
de trastornar con su pujante brazo
en solo un punto religión e imperio? 545
¿Sois vos? ¿Tan abatido? ¿Tan sin lengua?
¡Vive Dios que lo miro y no lo creo!
ROBERTO ¿Piensas tener la víctima segura...!
De otra manera lo ha ordenado el Cielo.
BÁRBARA BLOMBERG (Intentando tomarle la mano que él retira.)
Te engañas: tu perdón me ha concedido. 550
ROBERTO (Sin mirarla.)
Yo su perdón no he menester, ni quiero.
BLOMBERG (Al EMPERADOR.)
No le escuchéis, señor, en su extravío.
EMPERADOR D. CARLOS V Ya le conozco bien y le desprecio.
A perdonarle no por él me allano;
sino por vuestra hija.
ROBERTO (A BLOMBERG.)
                                     ¿A tal extravío 555
llega, Blomberg tu infamia que eso escuchas?
BÁRBARA BLOMBERG (A ROBERTO.)
Ten de mí compasión: guarda silencio.
EMPERADOR D. CARLOS V (A BÁRBARA.)
Dejadle hablar que me hallará impasible.
(A ROBERTO.)
Escúchame: de Bárbara a los ruegos
concedí tu perdón. Morir debías 560
hoy a la vista aquí de todo un pueblo:
tu cabeza, del cuerpo separada,
sirviera, acaso, a algunos de escarmiento.
Pero quiero que vivas: ya estás libre;
y aquí puedes vivir, no te destierro, 565
que el que ha osado atentar contra mi vida
no ha de pensar, por Cristo, que le temo.
ROBERTO (Desfallecido y con amargura.)
¡Ya no soy yo temible?
EMPERADOR D. CARLOS V                                        Como nunca
lo has sido para mí: tenlo por cierto.
Mas he de hacer: y no por ti: por ella, 570
que debo a su virtud un alto premio;
que es decirte que es Bárbara inocente,
y cuando yo lo digo, sobra, creo.
 

(ROBERTO, moribundo, se arroja en el sillón del emperador. BÁRBARA y BLOMBERG se le acercan. El EMPERADOR lo contempla con lástima.)

 
¡Ah! Si fuera verdad... fatal destino!
 
BÁRBARA BLOMBERG ¡Sí; que es verdad te juro, mi Roberto! 575
BLOMBERG (A ROBERTO.)
Yo lo juro también; y soy su padre.
ROBERTO Callad, callad, ¡se da mayor tormento!
EMPERADOR D. CARLOS V (Conmovido y con dignidad.)
También lo juro yo. Propios y extraños
saben que más que rey, soy caballero.
ROBERTO (Conmovido.)
Y yo también, que al cabo me has vencido 580
en nobleza y valor: te lo confieso;
y tengo a esta infeliz por inocente,
aunque el cómo en verdad no lo comprendo;
pero nací a penar, ¡tarde se ha roto
de mi funesta ceguedad el velo! 585
BÁRBARA BLOMBERG ¡Ah, nunca es tarde, nunca!
ROBERTO                                               ¿Me perdonas?
¡Eso puede endulzar estos momentos
de mi horrible agonía!
                                     ¿Qué me dices?
ROBERTO (Con desesperación.)
Corre en mis venas matador veneno.
BÁRBARA BLOMBERG ¡Piedad de mí!
BLOMBERG                          ¡Qué horror!
EMPERADOR D. CARLOS V                                                ¡Un suicidio! 590
ROBERTO Pendiente la cuchilla sobre el cuello
quise evitar el golpe...
EMPERADOR D. CARLOS V                                      A Dios implora:
tiembla el castigo que te espera eterno.
ROBERTO Dame tu mano, Emperador. Venciste.
 
(El EMPERADOR se la da, él la estrecha.)
 
Siento morir, porque pagar no puedo 595
tu generoso proceder conmigo.
Adiós, Bárbara, adiós: ruégale al Cielo
que perdone mi crimen. Y tú, anciano,
tu bendición me da. ¡Gran Dios! ¡Fallezco!
 
(ROBERTO expira. Cuadro.)
 
EMPERADOR D. CARLOS V ¿Sin tu auxilio, Señor, qué son del hombre 600
el valor y el saber? Son humo y viento.
 
FIN

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