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Cualquiera se hubiera confiado del erudito Méndez Plancarte. Marie Cécile Bénassy-Berling también hace mención del «bárbaro» en su libro sobre Sor Juana en la p. 202: «Un exemple en est ce dialogue entre un "bachiller" pédant et un "bárbaro" beaucoup plus sympathique». Utilizo aquí para Paz la primera edición en español, Barcelona, 1982, que fue la primera que leí y estudié; parte del villancico y la referencia al «bárbaro» se hallan en la p. 419. Posteriormente, cuando fui invitada a ir a México para la «conversación» sobre Sor Juana con Octavio Paz en la serie de «Conversaciones con Octavio Paz» que tuvo lugar en México, D. F., en 1984 (para celebrar los 70 años del poeta y crítico), obtuve una de las ediciones que se publicaron en México en 1983. Son importantes estas ediciones mexicanas porque publican un documento que había descubierto recientemente monseñor Aureliano Tapia Méndez (publicado como Carta de Sor Juana Inés de la Cruz a su confesor. Autodefensa espiritual) en Monterrey y llamado también «Carta de Monterrey». Véase la edición de Antonio Alatorre: «La Carta de Sor Juana al P. Núñez» en Nueva Revista de Filología Hispánica, 1987, tomo XXXV, n.º 2, 592-673; la edición como tal aparece en las pp. 616-626. Aprovecho la oportunidad para agradecerle a Octavio Paz, nuevamente, su invitación en la ocasión señalada.

 

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El artículo de la norteamericana tiene el mismo título que el de Henríquez Ureña. Otras bibliografías de Sor Juana todavía útiles, entre las que se siguen publicando, todas seguramente válidas en algún aspecto, son las que aparecen en el libro de Pfandl (páginas 319-321 y 351-373), en el de Bellini (páginas 64-82) y el libro mismo de Abreu Gómez aunque no siempre sea fidedigno. Para suplementar la bibliografía antigua que doy en Inundación, a la que ya me he referido, véase la que se encuentra en mi trabajo «Sor Juana Inés de la Cruz», Latin American Writers, New York, Charles Scribner's Sons, 1989, volumen I, páginas 102-105. Véanse las obras de los autores que aquí se mencionan, en OBRAS CITADAS.

 

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Juan Camacho y Gayna, entre otros títulos gobernador del Puerto de Santa María, residencia habitual de los marqueses de la Laguna, pertenecería, sin duda, al círculo cercano a la casa de Medinaceli. Sería persona de la confianza de la marquesa; estuvo encargado de las tres primeras ediciones de Sor Juana: Inundación castálida, Madrid, 1689; Poemas, Madrid, 1690, y Poemas, Barcelona, 1691. Estas tres ediciones cimentaron la fama de la poeta en la Península.

 

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Son significativas las palabras siguientes de Juan Navarro Vélez: «En los versos pudiera reparar algún escrupuloso, y juzgarlos menos proporcionado empleo de una pluma religiosa, pero sin razón, porque escribir versos fue galantería de algunas plumas que hoy veneramos canonizadas, y los versos de la madre Juana son tan puros...». No sé si también puede ser significativo el hecho de que se hallen en esta edición dos censuras. Entre las cosas que se le reprocharían a Sor Juana, al ser atacada, estarían esos sonetos burlescos de Inundación, amén de la poesía profana que contiene. La edición de Sevilla, 1692, parece ser, efectivamente, una defensa de la Décima Musa dirigida desde España para ayudarla en la crisis por la que pasaba. Véanse los comentarios de Octavio Paz (México, 1983, 558-561) sobre la dedicatoria de Sor Juana a Orbe y Arbieto y lo significativo de los muchos elogios que se encuentran en los preliminares de la primera edición del tomo II, Sevilla, 1692.

 

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Antonio Alatorre ha comentado que los manuscritos no podrían ocupar dos estantes (y menos dos estanterías); se colocarían, junto con otros volúmenes, en un estante de esa biblioteca. Véase la nota 18 del artículo «Para leer la Fama...» de Alatorre.

 

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En el «Seminario Internacional sobre Literatura Española y Edad de Oro», que se celebró en la Universidad Autónoma de Madrid y en Dartmouth College (Hanover, N. H., EE. UU.), sobre el tema «Edición, transmisión y público en el Siglo de Oro», Manuel Sánchez Mariana (Sesión III), quien fue por muchos años el director de la Sala de Raros de la Biblioteca Nacional de Madrid, leyó una ponencia titulada «La transmisión manuscrita», en la que señaló que, por costumbre, después de terminada una edición del Siglo de Oro, se desechaban los manuscritos que se habían utilizado. Desgraciadamente, la versión escrita de la conferencia de Sánchez Mariana no aparece con las actas de ese simposio (Edad de Oro, Madrid, Ediciones de la Universidad Autónoma de Madrid, 1993, XII). Esta información, más abreviada, la doy también en mi trabajo de las ediciones de Fama, Lisboa y Barcelona, 1701, nota 1. Para la lista completa de las ediciones de Sor Juana, asunto que se menciona a continuación en el texto, véase mi Inundación, pp. 72-75.

 

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Méndez Plancarte en su Sor Juana Inés de la Cruz. Obras completas, t. I, no dedica atención especial a la bibliografía de la poetisa. En la nota 59 a su «Introducción» (p. LXII) se refiere someramente a las ediciones antiguas de los ts. I, II y III que se publicaron, especialmente a aquéllas que aparecieron en vida de la poetisa. En esa cita se refiere, al hablar del t. II, a una sola edición de Barcelona, 1693, sin hacerse eco del descubrimiento de D. Schons. En la edición de Primero sueño de la Facultad de Filosofía y Letras de Buenos Aires, dos de sus principales colaboradores -G. Moldenhauer en su artículo «Observaciones críticas para una edición definitiva del Sueño de Sor Juana Inés de la Cruz», BdFS, 8 (1954-55), 293-296 y J. C. Merlo en su edición Sor Juana Inés de la Cruz, Barcelona, 1968, p. 71-, tienen en cuenta dos ediciones distintas de Barcelona, 1693: las identifican con B y b (o «ediciones 2.ª y 3.ª»), considerando más tardía a la que presenta más errores. Véase la nota 24 para las siglas que se utilizan en esta página.

 

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Mi gratitud al profesor E. M. Wilson por sus valiosas explicaciones y consejos, al señor F. Maldonado por haberme acompañado un día en Madrid (enero de 1972) a la Biblioteca Nacional para examinar los ejemplares de la edición de Barcelona, 1693, y por su ayuda posterior, y por último a mi marido E. L. Rivers, quien fue el que me puso en contacto, por primera vez, con los ejemplares registrados en la Sección Bibliográfica de la Sala de Raros de la misma biblioteca (antes había visto sólo los «raros» catalogados en la Sección General). Agradezco, también, la ayuda y facilidades prestadas por las siguientes personas y entidades: el director de la Biblioteca Capitular y Colombina de Sevilla; sor Asunción del Convento de Santa Paula, en Sevilla; la directora de la Biblioteca de la Universidad de Granada; Biblioteca de la Universidad de Sevilla; Hispanic Society y Public Library of New York. Cualquier deficiencia en la exposición de este trabajo es, desde luego, responsabilidad mía.

 

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En la descripción de los textos, al hablar de los folios el «9» ocupa el lugar de los «calderones».

 

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He preferido, por ese motivo, utilizar xerocopia de uno de los ejemplares que hay en la Biblioteca Capitular y Colombina de Sevilla donde se ve claramente la fecha y demás detalles de la portada. El profesor E. M. Wilson ha tenido la bondad de enviarme la descripción del ejemplar de Barcelona 1693 que posee cotejado con el de ULC (ambos, a).

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