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11

Borges incorporó este ensayo a Discusión, en ediciones posteriores a la primera, que es de 1932. Fue publicado en Sur, 232 (enero-febrero, 1955). Proviene de una conferencia, probablemente de principios de los años cuarenta, porque dice: «hará un año escribí una historia que se llama “La muerte y la brújula”... ».

 

12

Véase Danubio Torres Fierro, Memoria plural, Buenos Aires, Sudamericana, 1986, pp. 38-41. También Napoleón Murat, «Entretiens avec J.L.B.», L'Herne (París) (1964), 371-387.

 

13

Véase R. Christ, «Entrevista a J. L. B.», citada por E. Rodríguez Monegal, op. cit.

 

14

Véanse los testimonios de Borges y de Bioy citados por Emir Rodríguez Monegal en Borges, una biografía literaria, México, FCE, 1987, pp. 217, 264-65, 327-334.

 

15

Jorge Luis Borges, Obras completas en colaboración, reza la portadilla de Emecé. Los colaboradores van apareciendo por orden alfabético, por lo cual Bioy ocupa el primer lugar. Justicia alfabética.

 

16

La relación sinuosa de Borges con Güiraldes y con Don Segundo Sombra puede seguirse en varios textos, desde los ensayos de El tamaño de mi esperanza hasta el poema «Ricardo Güiraldes», pasando por «El escritor argentino y la tradición». Don Segundo Sombra prodiga los signos de la vida gaucha en un relato trabajado con procedimientos simbolistas y modernistas. Esta solución para escribir la literatura argentina fue comentada por Borges en varios ensayos. En Seis problemas... recibe la implacable descalificación que he señalado; más adelante, en un pasaje que participa de la hipérbole y del disparate, se refuerza la refutación: « ...premedita una severa gauchización de las Soledades de Góngora, a las que dotará de bebederos y de jagüeles, de cojinillos y de nutrias».

 

17

Umberto Eco señala otra inversión vinculada con esta inversión: «En lugar de la solución (desde fuera) de un delito cometido en una cámara cerrada, aquí tenemos la solución, desde una cámara cerrada, de una serie de delitos cometidos desde el exterior». Véase «La abducción de Uqbar», en De los espejos y otros ensayos, Buenos Aires, Lumen, 1988.

 

18

Véase mi artículo «Sur en la década del treinta: una revista política», Punto de Vista, IX, 28 (noviembre, 1986).

 

19

El excelente y exhaustivo análisis de estos textos que realizó Andrés Avellaneda en El habla de la ideología (Buenos Aires, Sudamericana, 1983) me exime de abundar en este aspecto. Mi lectura difiere de la suya en cuanto a la emergencia y al alcance de lo que se debe leer como sátira política en ellos; a su vez, él difiere de McAdam «El espejo y la mentira, dos cuentos de Borges y Bioy Casares», Revista Iberoamericana, 75 [1971]). Parece que cada vez vemos lo político emergiendo más temprano en estos textos, y abarcando zonas cada vez más amplias. De paso, me gustaría sugerir que la «marchita» a la que se alude en Un modelo para la muerte quizá no sea, como cree Avellaneda, una referencia anacrónica a la marcha peronista, sino a otra, anterior, que glorificaba el golpe militar del 43. En un pasaje decía: «Cuatro de junio/olímpico episodio de la historia». Algunos memoriosos la recuerdan.

 

20

Fue publicado en Marcha (Uruguay), en 1955, y luego en Nuevos cuentos de Bustos Domecq, 1977.