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ArribaAbajoCentenario del nacimiento de Leonidas de Vedia


ArribaAbajo Leonidas de Vedia2

Ofelia Kovacci


Me complazco en abrir la sesión N.º 1133.ª de carácter público, dedicada a conmemorar el centenario de don Leonidas de Vedia, destacado hombre de letras, docente y periodista, nacido en Concepción del Uruguay (Entre Ríos) el 27 de junio de 1901.

Don Leonidas de Vedia fue académico de número de esta Casa, por elección del 23 de abril de 1959, para ocupar el sillón Fray Mamerto Esquiú, vacante por el fallecimiento de Monseñor Gustavo J. Franceschi. Fue una sesión ciertamente memorable, ya que también fueron incorporadas a la Academia otras personalidades, de la talla de Atilio Dell'Oro Maini, Alfonso de Laferrére, Jorge Max Rohde, Francisco Romero y Ángel J. Battistessa, como académicos de número, y la ilustre filóloga argentina María Rosa Lida de Malkiel como correspondiente en los Estados Unidos de Norteamérica.

Al año siguiente don Leonidas de Vedia formó parte de la Mesa Directiva de la Academia, designado para el cargo de Secretario general durante 1960, por encontrarse con licencia el titular, don Luis Alfonso. Reelegido Alfonso en 1961, y pasado este período, Vedia fue elegido Secretario el 28 de diciembre de 1964, cargo que ejerció hasta el fin del mandato, el 2 de mayo de 1968. Y en esta fecha, por la votación reglamentaria, resultó elegido Presidente de la Corporación. Ocupó la Presidencia a lo largo de dos períodos consecutivos, ya que fue reelegido el 13 de mayo de 1971 hasta el 15 de mayo de 1974. A pocos días de dejar el cargo, el personal de la Academia Argentina de   —246→   Letras le rindió un homenaje de simpatía y reconocimiento por su larga actuación en la Academia. Al ofrecer la demostración, el académico don Carlos Alberto Ronchi March, entonces Director del Departamento de Investigaciones Filológicas, señaló «su prudencia, su tolerancia, su infinita modestia, su gran humanidad»; y destacó su ecuanimidad: «es usted -dijo- noble no por su apellido -a pesar de tener el suyo tan antiguo arraigo en nuestro pasado-, sino por su grandeza de alma. Es usted siempre el mismo para todos los que actúan en la Academia, sin distinción de jerarquías, edades o conocimientos».

Don Leonidas de Vedia falleció en 3 de noviembre de 1975. Refiriéndose al nombre de la personalidad hoy recordada nombre que evoca al héroe de las Termópilas-, don Ángel Battistessa nos aclara: «... don Leónidas de Vedia, o Leonidas, como él prefería nombrarse. La suya era una atenuación prosódica que por sí sola anticipaba un signo de su modestia, al pasar del énfasis del esdrújulo etimológico, épicamente cargado de resonancias helénicas, a la local simplicidad de la acentuación llana» (BAAL XI, 1975, p. 307).

Hombre de múltiples preocupaciones intelectuales y actividades conexas, se inició en la docencia en el colegio que dirigía su padre, don Enrique de Vedia, en Concepción del Uruguay. Más tarde, desde 1923 y durante 30 años, dictó clases de literatura española y francesa, castellano, historia y dibujo en los Colegios Nacionales Manuel Belgrano, Juan M. de Pueyrredón y Julio A. Roca, y en la Escuela Normal de Profesores «Mariano Acosta» de Buenos Aires.

Simultáneamente, tuvo una larga y destacada trayectoria de periodista, profesión que ejerció en el diario La Razón, y en La Nación desde 1923. En este diario fue cronista de guerra en el conflicto entre Paraguay y Bolivia en 1933, en 1938 actuó como corresponsal en la Conferencia Panamericana de Lima, y en 1961 se hizo cargo del Suplemento Literario, orientándolo por varios años con amplio y equilibrado criterio.

Ciertamente, lo que lo vincula más estrechamente con esta Academia es su faceta de hombre de letras, estudioso de la literatura, en particular la francesa de la época simbolista, y la literatura argentina. Dedicado especialmente a la crítica, el ensayo y la traducción, publicó numerosos trabajos; mencionaré, sin agotarlos, solamente sus libros.   —247→   Entre los aparecidos previamente a su incorporación a esta Casa: Lecturas, que contiene críticas y ensayos (1941), Mitre ciudadano, edición de la Institución Mitre (1944), Estudios franceses (1947), la traducción y el prólogo de Gaspar de la Noche de Aloysius Bertrand (1958); y siendo ya miembro de la Corporación, La poesía del Simbolismo (1961); edición y prólogo de La cautiva y El matadero de Esteban Echeverría (1962); Enrique Banchs, una antología con un estudio suyo, de Ediciones Culturales Argentinas (1964); introducción y notas de De los campos porteños. Cuentos de Benito Lynch, y el estudio Baudelaire, publicado por la Academia en el volumen XV de la Serie de Estudios Académicos (1972).

Parte de su actuación en nuestra Casa está documentada en el Boletín de la Academia. Recibido en solemne sesión pública por don José León Pagano el 29 de abril de 1960, Vedia pronunció su discurso de incorporación centrado en la figura del patrono de su sillón, Fray Mamerto Esquiú (BAAL XXV, 1960, pp. 147-162). En otras ocasiones se refirió a La cautiva (1965), a El monumento a Darío en el centenario del poeta nicaragüense (1967), a La Prensa y La Nación, en el homenaje a estos dos diarios centenarios argentinos (1969), a Paul Valéry (1971), entre otras comunicaciones. Pronunció los discursos de bienvenida en la recepción formal de los académicos Fermín Estrella Gutiérrez (1962), Pedro Miguel Obligado (1964), Manuel Mujica Lainez (1965), Ángel J. Battistessa (1966).

Dictó también innumerables conferencias de temas muy diversos en prestigiosas instituciones culturales de Buenos Aires, sin omitir, claro está, sus obras o autores predilectos franceses y argentinos.

En otro orden de actividades, poniendo de manifiesto su vocación de servicio cívico e institucional, actuó como funcionario público en el cargo de Director General de Cultura de la Provincia de Buenos Aires entre 1955 y 1957, y en el de Secretario de Cultura de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires en 1957 y 1958, y como Presidente de la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos, nombrado por seis años en 1965. En el ámbito institucional fue Presidente del Círculo de la Prensa entre 1947 y 1949; Presidente del Instituto Argentino-Peruano de Cultura (1950-1952), miembro del Instituto Nacional Sanmartiniano, miembro fundador   —248→   y Vicepresidente, elegido en 1961, del Instituto Argentino de Cultura Helénica; fundador y Presidente de la Academia Rubén Darío (rama argentina de la Academia Internacional Rubén Darío), Vicepresidente de la Sociedad Argentina de Escritores.

Por su incansable actividad recibió importantes distinciones: fue miembro correspondiente de la Academia Nacional de Letras del Uruguay, donde disertó acerca de los poetas y escritores de ese país, y de la significación cultural de esa Casa; la República de Nicaragua le otorgó la Orden de Rubén Darío; mereció el Premio Nacional de Literatura de la Comisión Nacional de Cultura por su libro Estudios franceses, publicado en 1947.

En esta apretada síntesis solo hemos querido recordar algunas muestras tangibles de las labores de don Leonidas de Vedia, las que, como él dijo de la existencia misma de las Academias, «sostienen la vida de los motivos que animan con jerarquía superior los días y las épocas de las sociedades».