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111

«El cuento argentino de este siglo». En Puro cuento. N.º 11. Buenos Aires, julio-agosto 1988, pp. 28-32. (N. del A.)

 

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TENDLER, ELIDA. La configuración..., p. 159. (N. del A.)

 

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Al respecto opina Tendler: «Las descripciones filtradas en el interior de enunciados narrativos, en los que el narrador no se propone desarrollarlas o llevarlas al centro de su discurso, es un rasgo altamente renovador dentro de la narrativa del área cultural andina». La configuración..., p. 163. (N. del A.)

 

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«Recortadas contra el cielo increíble, maravillosamente azul, hacia el noroeste, sobre la llanura parda, aparecen las figuras de una persona cabalgando en una mula y otra a pie [...]. Desde el punto de vista de ellos, el pueblo es un conjunto de manchas blancas donde un hormiguero de gente se mueve sin sentido [...]. La distancia, cada vez menor entre las manchas blancas del pueblo y estos caminantes es interrumpida y cortada a cada rato por los locos remolinos de polvo que de golpe nacen, danzan y mueren». OE. T. I, p. 390. (N. del A.)

 

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STERN, MIRTA. En el prólogo a Sota de bastos, caballo de espadas (Buenos Aires: CEAL, 1981) compara el mundo novelístico creado por Tizón con los de García Márquez o Juan Rulfo: «Sin duda, Casabindo, Ramayoc, o Cochinoca -como todos los pueblos que desfilan por las novelas de Tizón, se asientan en una geografía concreta, que dista mucho de las significaciones míticas que puede conjugar Macondo, y en la que además se refracta cierta metafísica fatalista que hace intervenir en la estructuración del paisaje el autor de Pedro Páramo. No obstante, también dentro de esta topografía novelesca, cada emplazamiento puede constituirse en el escenario de acontecimientos excepcionales, en los que se fusionan la magia, la leyenda y la superstición» p. 4. (N. del A.)

 

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Cf. DOLEZEL, L. Fiction..., p. 278. Acerca de esta característica de la narrativa de Tizón, cf. CASTELLINO, MARTA ELENA. «El tema del mal, la redención y la culpa en El hombre que llegó a un pueblo de Héctor Tizón». En Hispanismo en la Argentina; Los portales del siglo XXI. San Juan: Universidad Nacional de San Juan, 2002, pp. 125-135. (N. del A.)

 

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Cf. La configuración..., p. 163. (N. del A.)

 

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Como se pone de manifiesto, por ejemplo, en el siguiente pasaje: «Huían, ambos, de la presencia del enorme Toro Negro, con mirada de fuego, habitante desconsolado y furioso de las Salinas Grandes». OE. T. I, p. 375. (N. del A.)

 

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«Los que escucharon hablar a los más viejos, dicen que no siempre reinaron la oscuridad y la pobreza, que hubieron aquí grandes señores, hombres sabios que hablaban con elocuencia, mujeres que parían hijos de ánimo esforzado, orfebres de la madera, de la arcilla y de los metales de paz y guerra, músicos, pastores de grandes majadas y sacerdotes que sabían conjurar los excesos divinos, gente que edificaba sus casas con piedras. Pero eso ocurrió en otros tiempos, antes de que el Diablo, al arribo de los invasores, desguarneciera la puna arreando a ese pueblo hacia los valles y llanuras bajas, donde crece el bosque». OE. T. I, p. 335. (N. del A.)

 

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Por ejemplo, los fantasmas, las ánimas: «Los muertos se despiden; a los muertos les agrada dar un último paseo por los senderos conocidos, acariciar sus herramientas y armas antes de dejarlas, echar una mirada a sus gentes. Generalmente no andan de noche, por temor a los perros; vagan de día, confundidos en la luz». OE. T. I, p. 368. (N. del A.)