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ArribaAbajo El discurso epistolar en Santa Fe durante el siglo XIX

Nélida E. Donni de Mirande



1. Introducción

1.1. El discurso epistolar tiene características que lo hacen de gran interés en el estudio de la evolución histórica de una lengua en su contexto sociocultural. Es indudable que todo estudio diacrónico debe atender tanto a la evolución de las estructuras de la lengua, como sistemas de signos determinados históricamente, cuanto «a la realización discursiva que se define en contextos sociohistóricos»63. Estos contextos son cambiantes en el transcurso del tiempo, pero conllevan siempre distintos tipos de producciones textuales que se ajustan a las necesidades expresivas de los hablantes de cada época. Y por eso resulta necesario tener en cuenta el contexto definidor del discurso, las estrategias evidenciadas y el comportamiento de los emisores y los receptores de este proceso discursivo.

El conocimiento de la realización de la lengua en su realidad cotidiana y en una etapa determinada de su evolución histórica puede lograrse con el examen detenido de documentos de índole jurídica, administrativa y epistolar, además de otros documentos que respondan a distintos tipos de discursos. En los textos de los siglos XVI al XIX predomina, en general, «la modalidad informativo descriptivo-explicativa»64, pero en los documentos judiciales (declaraciones de testigos y protagonistas de distintos hechos, observaciones de abogados y jueces, etc.) y las cartas, el registro lingüístico informal de la vida cotidiana aparece con claridad.

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El género epistolar se caracteriza, particularmente, por el tratamiento directo del emisor a uno o a varios receptores, aunque el medio sea el texto escrito. Por esta razón, podría decirse que conforma un tipo especial de texto dirigido a una o a más personas, sin posibilidad de respuesta inmediata, no obstante que el emisor tiene conocimiento de la existencia del receptor identificado. Así, «no puede producirse una interacción real porque únicamente interviene un locutor. A menos que éste haga una cita en su carta, donde introduzca el tipo de discurso directo tradicional»65. El tratamiento directo del emisor al receptor, sin más recurso que el encabezamiento por el que el emisor invoca a un interlocutor o destinatario supuesto o implícito, y en ocasiones a más de un receptor, hace que las cartas puedan ser consideradas como la única forma que responde a la denominación de discurso directo. Aunque con rasgos peculiares, ya que como dije, no utiliza como recurso más que el encabezamiento dirigido a un interlocutor supuesto o receptor implícito, sin asumir la estructura propia de un discurso directo corriente, es decir, la conformada por estar «constituido por una "expresión introductora" (EI) que contiene un verbo de "decir" flexionado y una "cita directa" CD), marcada tipográficamente por guiones o comillas, y que es siempre reproducción literal de un enunciado»66, así la cita es un fenómeno discursivo, no oracional. En las cartas, pueden aparecer fragmentos en discurso indirecto, así como en discurso directo, constituido el primero por una expresión introductora con un verbo de comunicación verbal flexionado y una cita indirecta cuya marca es la conjunción que y, en el discurso directo, con una expresión introductora con verbo de decir flexionado y una cita directa sin conjunción. En su totalidad, el contenido textual de las cartas se inscribe, más propiamente, en el mecanismo discursivo que ha sido llamado discurso directo libre o discurso directo sin marco explícito, que reproduce los enunciados de forma literal y que carece de un verbo que introduzca la cita, la que a su vez se presenta sin ninguna marca formal (comillas o guiones). En el marco general   —149→   de discurso directo libre, pueden intercalarse en el texto epistolar, pasajes de discurso referido o de discurso reproducido, el primero describe sólo una acción realizada verbalmente, mientras que el último, directo o indirecto, «reproduce una situación de enunciación (reproduce, por tanto, cuál fue el enunciado original, quiénes fueron el hablante y el destinatario del mensaje, y dónde y cuándo tuvo lugar esa producción original del enunciado). Reproducir es siempre referir, pero no al contrario»67. El discurso reproducido «muestra el mecanismo reconstructivo de la transposición, mecanismo representado en lo que llamamos estilo indirecto (discurso o período)»68.

Desde un punto de vista pragmalingüístico, una carta es un macroacto de habla en el que se emplean diversas estrategias de cortesía no metalingüística «determinada por factores de coherencia y relevancia interaccional»69. Tal macroacto rige microactos de habla (saludos, cumplidos, agradecimientos, aserciones, exhortaciones, etc.), y se integran estos últimos, tanto formal como conceptualmente, en el primero, al igual que la información sociocultural del texto70. La cortesía se da en el discurso epistolar en el turno de un solo hablante (el emisor o enunciatario), desde la perspectiva interaccional, y este emisor trata de reforzar la imagen positiva o negativa del/los destinatarios (cortesía positiva o negativa). Podría entonces afirmarse que los textos epistolares, de naturaleza monológica, son aportaciones monádicas al diálogo, de extensión variable. Esas aportaciones al diálogo consisten en preguntas, pedidos de respuestas y de noticias, etc. El turno siguiente de la interacción, constitutivo del diálogo, es eventual, al ser la respuesta a la carta distante en cuanto al tiempo y al espacio. Un texto epistolar constituye, en realidad, una interacción a distancia y en tiempo diferente, con uno o con varios receptores (destinatarios) que tienen un papel pasivo al momento de la constitución del texto.

Las cartas constituyen un tipo textual de gran interés por la cantidad de información que proporcionan sobre la vida de una comunidad.   —150→   En ellas distintos miembros de la sociedad se dirigen a funcionarios y autoridades, para peticionar favores y gracias, o los integrantes de la comunidad intercambian noticias de diversa índole. En otros casos, se trata de cartas destinadas a familiares y amigos, en las que incide fuertemente el habla coloquial e informal, y aparecen con mayor nitidez las huellas de la oralidad. En el discurso epistolar, cualquiera sea el grado de formalidad de los textos, interviene un solo emisor o enunciatario, autor de la carta, en tanto que el receptor o destinatario puede ser único o plural, según a quien o a quienes vaya dirigido el discurso. El estudio de estos documentos nos permite conocer fórmulas de tratamiento y de saludos que nos resultan hoy extrañas por las circunstancias en que se emplean, así como frases hechas y abundantes giros desusados en la lengua actual. Todo esto contribuye a darnos mejor idea de la compleja estructuración del lenguaje en cada época y a tener un mejor acceso a sus componentes y a sus funciones en el marco de la sociedad. Por lo demás, las estrategias de cortesía, que se manifiestan en diversos aspectos del discurso epistolar, ponen en evidencia en cada época rasgos de la índole de la sociedad en que se insertan, respecto de su constitución y estructura, desde la rígida jerarquización y estratificación reflejadas en el trato social, incluso en el trato familiar o amistoso, hasta las características de solidaridad y cercanía que aparecen en otras etapas más cercanas a la actualidad.

1.2. El siglo XIX brinda un riquísimo material documental para el estudio de la evolución diacrónica del español en Santa Fe, mediante numerosas fuentes epistolares de índole familiar y amistosa, además de otras más formales. Los documentos examinados para elaborar este trabajo, todos inéditos, de archivos y fechados en distintas localidades del territorio de Santa Fe, corresponden a cartas familiares y amistosas, y van desde los comienzos del siglo XIX hasta fines de éste. Pertenecen a diversos archivos o legajos personales y familiares existentes en el Archivo General de la Provincia de Santa Fe (A.G.S.F.) y en el Museo Histórico Provincial de Rosario (M.H.R.), además de lo contenido en ciertos archivos privados (como el de J. Cafferata). La gran cantidad de esas cartas, reunidas en tales colecciones epistolares, proporcionan datos abundantes acerca de la evolución de la lengua en esa época, en su aspecto informal. Y en ellas, no sólo aparecen descripciones y relatos de sucesos cotidianos, sino que también se reproducen   —151→   diálogos del ámbito familiar o amistoso, las más de las veces mediante fragmentos en estilo indirecto. Es de señalar también, que las cartas ofrecen un amplio espectro de variaciones socio y pragmalingüísticas, debidas no sólo a los distintos periodos cronológicos del siglo XIX en que fueron escritas, con sus consiguientes diferencias lingüísticas en el intercambio comunicativo de los miembros de la sociedad, sino también, a las actitudes personales de sus autores y a las relaciones que los unen con el/los receptores del mensaje epistolar. Entre las variaciones más notables, pueden mencionarse las que se evidencian en los saludos de las secuencias de apertura y de cierre del texto; y en las formas de tratamiento, las que responden a la mayor o a la menor cercanía de los textos a los rasgos de la lengua hablada, cotidiana, coloquial, a ciertas características de organización discursiva, así como a la intercalación de discurso directo e indirecto y a las estructuras de los microactos de habla en el discurso. Con la atención puesta en el amplio campo de análisis que admite el discurso epistolar, a continuación trataré de señalar algunas características predominantes, según que el tipo de carta estudiado sea del ámbito familiar o del ámbito de las relaciones sociales amistosas, teniendo en cuenta que estas últimas especialmente, aunque no de manera exclusiva, oscilan entre la cordialidad y el trato deferente, cortés, en el marco de la vigencia de un estilo cortés señalado para la primera mitad del siglo XIX y en siglos anteriores en el español bonaerense71, pero que en Santa Fe se extiende a casi todo lo largo del siglo XIX.




2. El discurso epistolar en Santa Fe

2.1. En las fórmulas utilizadas para comenzar las cartas, en las formas de tratamiento y en los saludos, como ya dije, aparecen en los textos epistolares de Santa Fe durante el siglo XIX, diferencias de importancia según etapas cronológicas de éste y según la índole de los   —152→   textos en lo que se refiere al trato del emisor con su/sus destinatarios.

Trataré a continuación, separadamente, los saludos en las secuencias de apertura del texto (encabezamientos) y en las secuencias de cierre (despedidas), ya que tienen formulaciones en gran parte diferentes. Como caracterización general, habrá que tener en cuenta, en las aperturas y en los cierres de textos epistolares, que el saludo es un acto de habla expresivo, cortés, que no tiene contenido proposicional y que sirve para abrir el canal comunicativo o cerrarlo, y se define por factores como la posición social y el grado de intimidad y afecto.

2.1.1. En las cartas del ámbito familiar, los encabezamientos varían según el grado de formalidad, la distancia o el acercamiento en el trato social y el grado de cortesía que manifiestan como actos de habla expresivos. A todo lo largo del siglo XIX, es posible encontrar cartas en las que a un encabezamiento formal, en el que pueden figurar tratamientos honoríficos y vocativos que expresan asimetría y deferencia (Señor Don, Señor Doctor Don, Señor Doctor, por ejemplo) antepuestos o no, al nombre propio del receptor, aun entre personas de vínculo familiar muy cercano (hermanos, hijo-padre, etc.)72, siguen, después de la consignación de la fecha y como subencabezamientos, expresiones que muestran mayor intimidad y cercanía, sean cuales fueran las formas de tratamiento seleccionadas en el texto. En la mayoría de los casos, sin embargo, y sobre todo desde la segunda década del siglo, sólo aparecen encabezando las cartas las formas más íntimas del trato entre familiares cercanos, conformadas por el elemento nominal que remite a ese vínculo, con posesivos y adjetivos que muestran una relación interaccional más simétrica y definida por la intimidad y el afecto. Del primer tipo, tenemos casos como:

Sor. D. Dn. Vicente Anastasio de Echevarría [...] Hermano y Sor. muy amado mio [carta de Manuel Vidal, Rosario, 2/12/1813, M.H.R., leg. Vicente Echevarría, doc. 81 I]; Sor. Dn. Jose Lino Echevarría [...] Mi querido hermano [...] [carta de Manuel Vidal, Rosario, 5/8/1816, M.H.R., leg. Vicente Echevarría, doc. 82 VII]; Sr. Dn. Manl. Igº. Dies   —153→   de Andino. Mi Sr. Padre [...] [carta de José Pujol, Rosario, 2/4/1821, A.G.S.F., arch. Díez de Andino, leg. 23, doc. 64]; Sor. Dr. Dn. Vicente A. Echeve. [...] Mi amado tío [...] [carta de Pedro Vidal, Rosario, 28/11/1831, M.H.R., leg. Vicente Echevarría, doc. 81 III]; Señora Adela G. de Cafferata. Querida madrina [...] [carta firmada por Lucrecia, Rosario, 28/6/1890, arch. privado J. Cafferata, doc. 28].



Los tipos de encabezamientos más comunes en este ámbito familiar son, no obstante, aquellos ya mencionados, en los que aparecen sólo formas de trato más íntimo y afectuoso que refieren al nombre propio o al vínculo existente entre el autor y el/los destinatarios:

Mi amado hermano [...] [carta de Catalina a Vicente A. de Echevarría, Rosario, 17/1/1811, M.H.R., leg. Vicente Echevarría, doc. 63 I]; Mi Hermano querido [...] [carta de Manuel Vidal, Rosario, 20/2/1819, M.H.R., leg. Vicente Echevarría, doc. 82 II]; Mi muy amado hermano [...] [carta de Manuel Vidal, Rosario, 12/9/1819, M.H.R., leg. Vicente Echevarría, doc. 82 V]; Hija de mi alma [...] [carta de Claudio Díez de Andino, Coronda, 20/3/1841, A.G.S.F., arch. Díez de Andino, leg. 34, doc. 14]; Hermana querida [...] [carta de Claudio Díez de Andino, Coronda, 6/7/1841, A.G.S.F., arch. Díez de Andino, leg. 34, doc. 24]; Hermana y mi hijita querida [...] [carta de Claudio Díez de Andino, San Lorenzo, 29/6/1842, A.G.S.F., arch. Díez de Andino, leg. 34, doc. 44]; Querida Adela [...] [carta de Emilia a su prima Adela de Cafferata, Rosario, 21/9/1890, arch. privado J. Cafferata, doc. 20]; Mi querida vieja [...] [carta de Juan Cafferata a su esposa, Rosario, 23/9/1890, arch. privado J. Cafferata, doc. 19]; Queridos padres [...] [carta de Juan Cafferata, Santa Fe, 6/7/1891, arch. privado J. Cafferata, doc. 52].



Como se ve, las formas de encabezar los textos epistolares oscilan entre un trato deferente y cortés, con fórmulas honoríficas y vocativos constituidos por nombres y apellidos acompañados de Don, Doctor, etc., seguidos de fórmulas de mayor intimidad y afecto, y otras en que aparecen sólo los elementos correspondientes a un trato más íntimo y afectuoso, especialmente desde mediados de siglo en adelante. Los encabezamientos más asimétricos y deferentes, por otra parte, manifiestan la continuidad de las pautas de interacción vigentes hasta el siglo XVIII.

En las cartas entre amigos o conocidos, prevalecen durante el siglo XIX los encabezamientos con tratamientos honoríficos y vocativos que evidencian, semántica y pragmáticamente, un alto grado de cortesía   —154→   y deferencia en consonancia con el uso de usted en el texto. Este pronombre funciona, no sólo como forma de cortesía, desde el punto de vista pragmático, sino también de distanciamiento, como parte de una focalización o estrategia referencial con función honorífica apropiada para acentuar o establecer relaciones sociales jerárquicas, según el punto de vista pragmalingüístico. La focalización honorífica tiene, por lo demás, dos clases de efectos perlocutivos, ya que eleva el nivel social del receptor (destinatario de la carta) y rebaja el del emisor, instalándose entre ellos una notable distancia interpersonal73. En algunos documentos epistolares de este ámbito amistoso, no obstante, también aparecen formas de encabezamiento y vocativos que remiten a una interacción de mayor solidaridad y simetría entre emisor y destinatario, al menos en los subencabezamientos:

Sor. Dn. Man.l Ignacio Díez de Andino. Amantisimo Sor. [...] [carta de Bernardino Sejas, San Lorenzo, 28/8/1806, A.G.S.F., arch. Díez de Andino, leg. 22, doc. XLI]; Sor. Dn. Man.l Ignacio Andino [...] Mi Estimado Sor [...] [carta de Luis Aldao a su amigo, Santa Fe, 12/11/1821, A.G.S.F., arch. Díez de Andino, leg. 23, doc. 7]; Sor. Dr. Dn. Vicente Anastacio de Echeberria [...] Mi Estimado y apreciable Sor. [...] [carta de Saturnino Sosa, Cañada de Gómez, 7/1/1839, M.H.R., leg. Vicente Echevarría, caja 1]; Sr. D. Pablo Vidal [...] Mui Sr. mío y amigo [...] [carta de José Maciel, Santa Fe, 1/6/1847, A.G.S.F., arch. Díez de Andino, leg. 72, doc. 20]; Sr. D. Juan M. Cafferata Querido amigo [...] [carta de J. Cullen, Santa Fe, 21/2/1866, M.H.R., leg. Cafferata-Huebra, doc. 13]; Señor Dr Dn Simón de Iriondo. Muy Señor mío [...] [carta de Patricio Cullen, Santa Fe, 12/9/1868, A.G.S.F., arch. Simón de Iriondo, carpeta 26, doc. 29]; Querido Simón [...] [carta de S. Bayo, Rosario, 26/11/1879, A.G.S.F., arch. Simón de Iriondo, carpeta 20, doc. 23]; Sr. Dr. D. Simón de Iriondo. Señor y amigo mío [...] [carta de Mariano Quiroga, Coronda, 9/4/1882, A.G.S.F., arch. Simón de Iriondo, carpeta 79, doc. 108]; Querido Simón [...] [carta de Cándido Pujato, Santa Fe, 6/10/1883, A.G.S.F., arch. Simón de Iriondo, carpeta 77, doc. 105].



2.1.2. Los saludos de las secuencias de cierre de la interacción verbal indican entre otras cosas, como sucede con los de secuencias de apertura, la distancia social del emisor respecto del o de los destinatarios implícitos. Esta distancia social influye esencialmente en la   —155→   selección de los pronombres de tratamiento que oponen las fórmulas de solidaridad a las de distanciamiento. En el caso de documentos epistolares de Santa Fe que corresponden al siglo XIX, los que pertenecen al ámbito familiar muestran variaciones importantes a lo largo del siglo en lo relativo a los pronombres de tratamiento, que están en consonancia con los usados en el resto del texto, y a las fórmulas de cortesía más o menos estereotipadas en que se insertan. En las cartas fechadas en las dos primeras décadas del siglo, son más frecuentes los saludos de despedida en que aparecen pronombres correspondientes a un trato deferente y cortés. Esto evidencia apego a formas de interacción social asimétricas, de distanciamiento o respeto que remiten a lo usual en siglos anteriores, aun entre familiares vinculados muy estrechamente (hermanos, por ejemplo), y que se corresponden con tratamientos honoríficos como el de vuestra merced, al lado de los que aparece el pronombre de cortesía usted, ambos con 3.ª persona verbal; y se registra en algunos casos, también, el pronombre con 2.ª persona del verbo, tratamiento solidario, cercano y simétrico:

Es quanto tiene que molestar tu atención esta tu afecta. hermana [carta a Vicente Echevarría, Rosario, 17/1/1811, M.H.R., leg. Vicente Echevarría, doc. 63 I]; con todo el afecto. y amor con que és de V. de corazon su herm.º [carta a Vicente Echevarría, Rosario, 2/12/1813, M.H.R., leg. Vicente Echevarría, doc. 81 I]; Expreciones amorosas á todos, y para V. el corazon de su amado hermano Q. B. S. M. [carta a Vicente Echevarría, Rosario, 12/1/1815, M.H.R., leg. Vicente Echevarría, doc. 81 I]; Exprecivos recuerdos á todos, siendo para Vmd. el corazon de su afecto. Herm.º [carta a Vicente Echevarría, Rosario, 9/9/1819, M.H.R., leg. Vicente Echevarría, doc. 82 IV]; Adios mi tio desde aquí le abraza su sobº q. b. s. m. [carta de Pedro Vidal a Vicente Echevarría, Rosario, 12/12/1837, M.H.R., leg. Vicente Echevarría, doc. 81 IV].



En textos correspondientes al epistolario Díez de Andino, ya a mediados del siglo, las fórmulas de saludo entre familiares muestran gran acercamiento social y carga afectiva, con escasos constituyentes estereotipados, aunque en cartas anteriores de este mismo corpus se dan todavía formas más distantes:

Y mande a su Affmo. Hijo q.e verle desea [carta de José Pujol a Manuel I. Díez de Andino, Rosario, 2/4/1821, A.G.S.F., arch. Díez de   —156→   Andino, leg. 23, doc. 64]; Saludos a todas y soy tu Hermano te ama [carta de Claudio Díez de Andino, Coronda, 28/2/1841, A.G.S.F., arch. Díez de Andino, leg. 34, doc. 11]; á Dios Hijas de mi alma soy de todas [carta de Claudio Díez de Andino, Coronda, 20/3/1841, A.G.S.F., arch. Díez de Andino, leg. 34, doc. 14]; Como extraño tu Compaña y cerbisio, de todas amalaya un poquito aDios tuyo [carta de Claudio Díez de Andino a su hermana y su hija Manuela, San Lorenzo, 29/6/1842, A.G.S.F., arch. Díez de Andino, leg. 34, doc. 44].



Hacia fines del siglo, en el epistolario de un archivo privado, las formas de acercamiento afectuoso siguen prevaleciendo, con tuteo entre familiares más cercanos o tratamiento de usted cuando el parentesco es menos cercano:

y para V. un fuerte abrazo de esta su prima que tanto la quiere [carta de Emilia a Adela G. de Cafferata, Rosario, 5/6/1890, arch. privado J. Cafferata, doc. 22]; Sin mas querida madrina reciba cariños de todos los de esta su casa y muchos besos de su ahijada. [carta de Lucrecia a Adela G. de Cafferata, Rosario, 23/6/1890, arch. privado J. Cafferata, doc. 28]; Ya te escribo otras, abrazos a mis hijos tu Juan [carta de Juan Cafferata a su esposa, Santa Fe, 2/7/1890, arch. privado J. Cafferata, doc. 27]; Sin mas reciban un abrazo de su hijo querido que les pide la bendición [carta de Juan Cafferata a sus padres, Santa Fe, 6/7/1891, arch. privado J. Cafferata, doc. 52].



En el ámbito amistoso, los saludos de despedida, sobre todo en la primera mitad del siglo, se ajustan a formas de focalización honorífica que sirven para manifestar cortesía positiva, con el refuerzo de la dignidad del destinatario de la carta. En muchos textos, aparecen fórmulas estereotipadas del tipo que besa su mano, su seguro servidor, etc. En la segunda mitad del siglo, estas fórmulas de índole honorífica y que indican, como dije, cortesía positiva respecto del destinatario, van desapareciendo gradualmente a favor de otras formas que evidencian actitudes de mayor acercamiento social y de intimidad afectiva. Esto refleja cambios en la interacción entre los individuos, no sólo según el grado de amistad entre emisor y destinatario, sino también de acuerdo con transformaciones de la sociedad que evolucionaba histórica y culturalmente por esa época, y pasaba de estar conformada por estructuras aristocráticas y jerárquicas a organizarse según otras más igualitarias y democráticas, en consonancia con cambios ideológicos y culturales:

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pues Ud no ynora que ha sido y es su apacionado su paisano y amigo. Q S M B [carta de Luis Aldao a Manuel I. Andino, Santa Fe, 12/11/1821, A.G.S.F., arch. Díez de Andino, leg. 23, doc. 7]; y V. mande como guste á heste su affmo. serbidor Q. B. S. M. [carta de Saturnino Sosa a Vicente A. de Echevarría, Cañada de Gómez, 7/1/1839, M.H.R., leg. Vicente Echevarría, caja 1]; Sin más por ahora dispensa las faltas de tu amigo y S. S. [carta de P. Cullen a Juan M. Cafferata, Santa Fe, 21/2/1866, M.H.R., leg. Cafferata-Huebra, doc. 13]; Recuérdeme á la familia y á los amigos y ordene á su Afmo. SS. [carta de Leonardo Nicolorich a su amigo Cecilio Echevarría, Rosario, 27/9/1867, M.H.R., leg. Cecilio Echevarría. fol. 47]; Te doi estos datos pa que tu tomes las medidas que creas conbenientes. Tuyo Afmo [carta de S. Bayo a Simón de Iriondo, Rosario, 26 /11/1879, A.G.S.F., arch. Simón de Iriondo, carpeta 20, doc. 23]; Deseo que me ordene en lo que guste y que disponga de S. S. S. [carta de Mariano Quiroga a Simón de Iriondo, Coronda, 28/3/1880, A.G.S.F., arch. Simón de Iriondo, carpeta 78, doc. 107]; Mis cariños á todos y tu y el Clérigo reciban el aprecio de tu amigo [carta de Cándido Pujato a Simón de Iriondo, Santa Fe, 1/9/1889, A.G.S.F., arch. Simón de Iriondo, carpeta 75, doc. 103].



2.1.3. Las formas de tratamiento empleadas en el discurso epistolar de Santa Fe, a lo largo del siglo XIX, manifiestan una importante evolución en la índole de la interacción entre los miembros de la sociedad. Ya expuse lo referente a encabezamientos y saludos de despedida en cartas familiares y amistosas, en las que, como fui señalando, aparecen formas de tratamiento y vocativos de distinta naturaleza según la dimensión temporal y la distancia social, además de su significado léxico. Por esto, ahora me referiré a las formas de tratamiento usadas en las secuencias de contenido de las cartas que constituyen el corpus seleccionado para el presente estudio. La atención se centrará en los usos pronominales, vocativos y referenciales, y en los verbos que los acompañan, aunque señalaré también algunas formas nominales empleadas.

Las formas de tratamiento por su naturaleza fundamentalmente pragmática, social e interaccional, han sido estudiadas desde hace años con diversos enfoques, no sólo por lingüistas, sino también, por antropólogos, sociólogos, psicólogos sociales, etc. En el ámbito de los estudios lingüísticos, se han referido a ellas con especial atención gramáticos, historiadores de la lengua, semantistas, dialectólogos, lexicógrafos, sociolingüistas, estudiosos de la pragmalingüística y de los fenómenos discursivos, y esos análisis en gran parte se complementan   —158→   y confluyen dentro de una perspectiva integradora del tema que contempla, como ha sido señalado, «tanto su complejidad internamente lingüística, como su riqueza pragmática y la estrecha correlación existente en su uso con variables históricas, políticas, sociales, culturales e ideológicas características de la comunidad en que se emplean»74. Lo que enmarca todos estos aspectos es el hecho esencial de que las fórmulas de tratamiento constituyen hechos discursivos de relevancia en la comunicación lingüística al ser marcadores de las relaciones interpersonales entre los interlocutores y tener funcionalidad dentro de la organización y dinámica del discurso.

Desde el punto de vista morfosintáctico, el sistema de formas de tratamiento en español, que coincide en esto con gran número de lenguas, está compuesto por pronombres, verbos y formas nominales. Estas últimas están integradas por numerosos elementos y construcciones capaces de actuar discursivamente como fórmulas de tratamiento. En Santa Fe, como en otras regiones hispánicas, es común encontrar funcionando, como formas de trato nominal, y aparecen ya en cartas del siglo XIX, muchos sustantivos de diferentes tipos (nombres propios, apellidos, hijo/-a, padre, madre, tío, hermano, señor-a, vieja, y otros), acompañados o no, de adjetivos calificativos y construcciones gramaticales (querida hija o hijita, hija de mi alma, querido amigo, mi amigo, etc.). Estas formas nominales se organizan, a su vez, en subcategorías: 1) nombre personal (nombre de pila, sobrenombre, apellido e hipocorísticos) y 2) términos de tratamiento (términos de parentesco, de amistad, ocupacionales, honoríficos, etc.)75.

Los pronombres personales, que son sustantivos, figuran entre los elementos más significativos de la interacción verbal, especialmente los pronombres de segunda persona, empleados como formas de trato social, y que son elementos de los «más reveladores del diálogo en   —159→   Hispanoamérica»76. En el continente, alternan hoy tú, vos y usted, este último como tratamiento más alejado. Este paradigma se fue constituyendo en Santa Fe a lo largo del siglo XIX, con notables variaciones y mezclas de tuteo y voseo pronominal y verbal. Generalmente:

el pronombre personal remite a uno de los participantes en el acto de la comunicación (sea persona o no), presente en el contexto lingüístico o extralingüístico. La primera opción (referirse a los participantes en el acto de comunicación) es propio de los pronombres de primera y segunda persona. Este uso se ha denominado tradicionalmente «deíctico». Es decir, el individuo al que se refieren los pronombres de primera y segunda persona, si bien es variable, tiene un papel constante en la situación comunicativa77.



Desde el punto de vista sociolingüístico, se ha considerado como esencial la distinción entre tratamientos de solidaridad y de alejamiento, los que pueden referirse a relaciones interpersonales solidarias simétrico-recíprocas de confianza (familiaridad y amistad) o simétrico-recíprocas alejadas (formales), y a usos asimétricos de alejamiento, ante la coexistencia de varias formas pronominales para una misma persona gramatical, como en la segunda. En la Argentina a lo largo del siglo XIX, alternaron en la lengua escrita el honorífico vuestra merced con los pronombres tú/vos (familiares) y usted (formal y alejado), en concordancia con formas verbales de segunda persona singular (tienes) o procedente del plural (tenés). Esta alternancia actualmente está reducida a vos/usted, con un marcado retroceso del pronombre usted, aún en el trato entre desconocidos.

En la perspectiva pragmalingüística, y con referencia a la cortesía verbal, a través de la selección de los pronombres de tratamiento, entre otras categorías verbales, se manifiesta la cortesía en el micronivel del acto de habla78. De acuerdo con esto, se distingue entre pronombres de tratamiento de uso familiar y de uso cortés, aunque esta distinción terminológica presenta problemas a la hora del análisis de la   —160→   función de cada forma en el discurso. El uso de , por ejemplo, en el español actual, no siempre indica familiaridad, sino sólo la intención de solidaridad. Y en el caso particular de la Argentina, prácticamente ha desaparecido de la lengua hablada reemplazado por vos, como trato familiar, que se ha extendido al uso entre desconocidos, como señal de actitudes de solidaridad y acercamiento social crecientes. En cuanto a usted, no sólo sirve de pronombre de cortesía, «que es el estatus pragmático que comúnmente se le atribuye, sino también de pronombre de distanciamiento»79. Durante el siglo XIX, en el discurso epistolar de Santa Fe, el tratamiento solidario y familiar fue con formas verbales de 2.ª persona singular, en alternancia con el pronombre usted, que expresaba la cortesía o el distanciamiento interpersonal, en concordancia con verbos en 3.ª persona singular. El tratamiento honorífico vuestra merced, de uso común hasta al siglo XVIII, aparece todavía en las primeras décadas del siglo, aún en cartas entre familiares muy cercanos. Al lado de este sistema de tratamiento, se va constituyendo durante el siglo XIX otro sistema en el que vos, que hasta fines del siglo XVIII tenía valores de respeto y cortesía, y se usaba para expresar relaciones interpersonales asimétricas o simétricas alejadas (formal - formal), asume el sentido de familiaridad, como tratamiento informal de confianza en relaciones simétrico-recíprocas solidarias entre familiares o amigos, acompañado por formas verbales de 2.ª persona singular o provenientes de la 2.ª del plural, con modificaciones morfológicas en ciertas flexiones temporales. A lo largo del siglo XIX, este vos de confianza alterna en el discurso epistolar familiar y amistoso con , con vacilaciones y mezclas en el paradigma pronominal y verbal de tuteo y voseo, en tanto que vuestra (su) merced va desapareciendo paulatinamente. Es claro que, desde el punto de vista histórico y sociocultural, estas modificaciones en el sistema de tratamientos, que se produjeron en distintas etapas, reflejan un cambio en la estructura social y en las relaciones interpersonales. De una sociedad que hasta fines del siglo XVIII era aristocratizante y muy jerarquizada, en la cual se procuraba en todo momento indicar y cuidar el rango de sus miembros, sobre todo en las interacciones comunicativas con miembros de rangos sociales inferiores, se pasa a   —161→   otra organización social más igualitaria, inserta en el movimiento de independencia nacional del siglo XIX con raíces ideológicas democráticas. El cambio se produjo, por lo demás, no sólo en la Argentina, con algunas diferenciaciones cronológicas en sus distintas zonas, sino también, en otras regiones americanas, aunque no de igual manera en todas ellas. Entre nosotros, y los documentos epistolares de Santa Fe lo muestran, debido a los distintos tipos de relaciones y al cambio de realidad discursiva acaecido en la lengua, se mezclan usos asimétricos (familiar - formal), usos recíprocos o solidarios de confianza (familiar - familiar) y usos recíprocos alejados (formal - formal), con compleja alternancia entre y vos. Esta situación se resolvería gradualmente, con el afianzamiento y extensión del tratamiento con vos (voseo), general en la Argentina y presente en otras partes de América, a diferencia de lo ocurrido en España y ciertas regiones americanas donde triunfó el uso de como tratamiento de confianza80.

En Santa Fe, los textos epistolares del ámbito familiar examinados presentan algún primer caso de uso de vos como término de complemento, al principio de la segunda década del siglo XIX en el trato entre hermanos como en: «ahora lo hago para con vos solo por decirte que el dador de esta es D.n Miguel Maitines [...]». [Carta de su hermana Catalina a Vicente Echevarría, Rosario, 17/1/1811, M.H.R., leg. Vicente Echevarría, doc. 63 I]. Sin embargo, en la primera mitad del siglo las cartas presentan formas de tuteo o el uso de usted entre individuos de parentesco muy próximo (hijos-padres, hermanos, sobrinos-tíos, etc.). En algunos casos, y entre los mismos parientes, aparece el honorífico vuestra merced:

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te suplico que tu le alumbres del modo que pueda empeñarse para ver si consigue la libertad de un hijo suyo [...] [carta de Catalina a su hermano Vicente Echevarría, Rosario, 17/1/1811, M.H.R., leg. Vicente Echevarría, doc. 63 I]; Creo que podrá V. mandar las Carretas, que aquí havemos por que regresen bien cargadas [...] [carta de Manuel Vidal a su hermano José L. Echevarría, Rosario, 5/8/1816, M.H.R., leg. Vicente Echevarría, doc. 82 VII]; Diga V. que soy mal comerciante, enhorabuena [...] Bien advierto que esta resolución le ofresca á V. materia para sensurarme, pero no puedo remediarlo [...] [carta de Manuel a su hermano José L. Echevarría, Rosario, 6/8/1816, M.H.R., leg. Vicente Echevarría, doc. 82 VI]; me dixo: Que previniera á Vmd que sus dos ahijados estaban servidos [...] No crea Vmd que me he olvidado de la arenilla [...] [carta de Manuel a su hermano Vicente Echevarría, Rosario, 9/9/1819, M.H.R., leg. Vicente Echevarría, doc. 82 IV]; Hize presente su esquela á Claudio quien esta del mismo parecer de Vm [...] si Dios nos da pas y quietud q.e esta es la q.e deseo como tambien el q.e Vm y Mama Pepa se mantengan sin novedad [...] [carta de José Pujol a su padre Manuel Díez de Andino, Rosario, 2/4/1821, A.G.S.F., arch. Díez de Andino, leg. 23, doc. 64]; á éste Sor. me lé ofresí como V. me havia ordenado [...] [carta de Pedro Vidal a su tío Vicente Echevarría, Rosario, 12/12/1837, M.H.R., leg. Vicente Echevarría, doc. 81 IV].



En la década de 1840, en el epistolario de la familia Díez de Andino, aparecen cartas con la forma vos en concordancia con formas verbales tuteantes y voseantes, aun en un mismo texto. Esto significaría que para esa época el voseo, aunque con vacilaciones y mezclas, estaba muy difundido en el trato cotidiano familiar. Sin duda coexistían por entonces, y la situación se prolongó bastante en el tiempo, varios sistemas resultantes de la mezcla de tuteo y voseo pronominal y verbal: T-T (tú vienes), V-T (vos eres), y V-V (vos sos). Las formas verbales voseantes corresponden al presente de indicativo y al imperativo, y alternan con otras tuteantes, no obstante que por la inseguridad de la acentuación gráfica de la época, sólo pueden distinguirse si llevan acento (andá, vení) o cuando existen variaciones morfofonológicas al ser tónicos o átonos sus temas (puedes-podés o podes, tienes-tenés o tenes, vienes-venís o venis, etc.):

te repito, dile á D.n Pedro Jose Rodriges [...] á este desile me los traiga á Coronda [...] y bos pagale [...] y abisame, la acha te la mando á bos   —163→   y desile á Romualdo [...] dile en mi nombre se esmere y pagale lo que te pida, aseme bos empeño [...] [carta de Claudio Díez de Andino a su hija Manuela, Coronda, 28/2/1841, A.G.S.F., arch. Díez de Andino, leg. 34, doc. 11]; no pierdas ocasión [...] y abisame el resultado [...] si bos en la primera me dises el precio [...] dile á Salomé no me respondió [...] á Rafael dile [...] desile á Salomé [...] [carta de Claudio Díez de Andino a su hija Manuela, Coronda, 20/3/1841, A.G.S.F., arch. Díez de Andino, leg. 34, doc. 14]; sos muy majadera, si para todo debes desirme [...] [carta de Claudio Díez de Andino a su hermana, Coronda, 20/4/1841, A.G.S.F., arch. Díez de Andino, leg. 34, doc. 16]; al amigo Mariano aselo llamar y dile no he bisto á Geronimo [...] Manuela, hay tenes las dos niñas de mis ojos que son mis hijas [...] bos Manuela dale un abraso a mi Clarita [...] [carta de Claudio Díez de Andino a sus hermanas, San Lorenzo, 8/6/1842, A.G.S.F., arch. Díez de Andino, leg. 34, doc. 39]; y tenes q.e pagar lo que el te diga, y si Almada te los lleba, no tienes q.e pagar nada, y dale á Ramona los 2 almudes [...] y lo que sobre y el grande es p.ª bos [...] y desime de D.n Juan [...] [carta de Claudio Díez de Andino a su hermana y a su hija, San Lorenzo, 29/6/1842, A.G.S.F., arch. Díez de Andino, leg. 34, doc. 44].



En la segunda mitad del siglo XIX, siempre en el ámbito familiar, desaparece del tratamiento la forma honorífica vuestra merced y alternan y vos para el trato simétrico de familiaridad, y usted para el trato simétrico alejado. Este último pronombre se emplea casi siempre para el tratamiento asimétrico de hijos a padres y de sobrinos a tíos, entre otros, en tanto que o vos, como formas que indican mayor acercamiento, aparecen entre padres e hijos, entre esposos, hermanos, primos, etc.:

Mama yo recibi la tuya del 21 de abril en la que me preguntas de Carmen [...] [carta de María Echevarría, Rosario, 26/5/1863, M.H.R., leg. Cecilio Echevarría, caja 3, doc. 3]; De San Luis te dirijí mi última [...] y tu manda al hermano que te quiere [...] [carta de Sandalio a Cecilio Echevarría, Rosario, 29/4/1868, M.H.R., leg. Cecilio Echevarría, caja 2, doc. 17]; Está ya resuelto que serás vos el Capitán del Puerto [...] pero eso lo verás tu mejor que nadie [...] [carta de Sandalio a Cecilio Echevarría, fechada en Buenos Aires durante un viaje, 9/10/1868, M.H.R., leg. Cecilio Echevarría, caja 2, doc. 76]; es uno de nuestros mejores amigos y tiene por vos la estimación de un hermano [...] [carta de Sandalio a Cecilio Echevarría, fechada también en Buenos Aires, 14/11/1868, M.H.R., leg. Cecilio Echevarría, caja 2, doc. 87]; Tu cuídate mucho: ya sabes que después de todos los malos ratos   —164→   no tengo mas consuelo que mi vieja [...] [carta de Juan Cafferata a su esposa, Santa Fe, 2/7/1890, arch. privado J. Cafferata, doc. 27]; y V. reciba un fuerte abrazo [...] [carta de Lucrecia a Adela de Cafferata, Rosario, 21/9/1890, arch. privado J. Cafferata, doc. 20]; Estimado padrino [...] como no estaba V. en esa [...] le recuerdo que consiga el pago [...] [carta de fray Julio Pujol a Pablo Riccheri, Rosario, 4/2/1898, M.H.R., leg. Pablo Riccheri, caja 1]; hé recurrido á vos querido primo [...] [carta de Lázaro Riccheri a Pablo Riccheri, Rosario, 12/4/1898, M.H.R., leg. Pablo Riccheri, caja 1].



En la primera mitad del siglo, hay en el ámbito amistoso textos epistolares con tratamientos de usted y vuestra merced, y aparecen a veces, ambas formas en una misma carta:

V. abiseme si ha de benir el bote [...] Vmd. procure responderme breve [...] [carta de Bernardino Sejas a Manuel Díez de Andino, San Lorenzo, 28/8/1806, A.G.S.F., arch. Díez de Andino, leg. 22, doc. XLI]; yo deseare coperar a su restablecim.to pues Ud. no ynora que ha sido [...] [carta de Luis Aldao a Manuel Díez de Andino, Santa Fe, 12/11/1821, A.G.S.F., arch. Díez de Andino, leg. 23, doc. 7]; tomo la pluma en la mano p.a saludar V. [...] en fin, V. puede aser lo que le paresca mas conveniente [...] [carta de Gervasio Medina a Manuela Andino, Carcarañá, 1/2/1845, A.G.S.F., arch. Díez de Andino, leg. 43, doc. 16]; mandó desde el Parana á su hijo á suplicarme que entregase la casa á V. para que V. la alquilase [...] [carta de José Maciel a Pablo Vidal, Santa Fe, 1/6/1847, A.G.S.F., arch. Díez de Andino, leg. 72, doc. 20].



Desde mediados del siglo, las formas de tratamientos que aparecen en cartas entre amigos o conocidos son , mayoritario, o usted, no así el honorífico vuestra merced para entonces en desuso. Las formas verbales que acompañan al trato simétrico recíproco de confianza son tuteantes, pero hay también casos de formas voseantes con , lo que manifiesta la existencia hasta fines del siglo de sistemas de tratamiento vacilantes y mezclados, según señalamos antes. Algo similar se registra con el tratamiento de confianza vos, que puede concordar con formas verbales voseantes o tuteantes:

para satisfaccion de V. y mia, es necesario que V. dé, en debida forma, un poder suficiente á alguna persona de esta [...] [carta de Hermenegildo Zuviría a Claudio Avechuco, Santa Fe, 25/8/1866,   —165→   M.H.R., leg. Cafferata-Huebra, caja 5]; Ya me tiene Ud de regreso de San Luis [...] Si Ud. cree que en esa pieza no estan seguros, procure ponerlos en seguridad [...] [carta de Leonardo Nicolorich a Cecilio Echevarría, Rosario, 27/9/1867, M.H.R., leg. Cecilio Echevarría, caja 1, doc. 47]; No te hé contestado tu última; y hoy lo hago diciéndote que vos eres el primer tomo de la desdicha y yo el segundo [...] pero por manejar con toda limpiesa el asunto te has quedado vos mas limpio y yo con sentimiento [...] [carta de Juan Arango a Cecilio Echevarría, Rosario, 6/10/1869, M.H.R., leg. Cecilio Echevarría, caja 3, doc. 6]; el caballo que me regalo Goyena, y qe tu me dijistes qe lo querias, esta en mi poder [...] Te adjunto una carta que Velasco me la ha traído pª bos [...] [carta de S. Bayo a Simón de Iriondo, Rosario, 17/10/1880, A.G.S.F., arch. Simón de Iriondo, carpeta 23, doc. 26]; de todo esto tu me lo diras [...] [carta de Cándido Pujato a Simón de Iriondo, Santa Fe, 1/9/1889, A.G.S.F., arch. Simón de Iriondo, carpeta 75, doc. 103]; Despues me pedian que les enseñara las cartas [...] las mismas que supongo vos habras tenido que adivinar en vez de leer [...] [carta de Teresa a Pablo Riccheri, Rosario, 5/9/1897, M.H.R., leg. Pablo Riccheri, caja 1].



Lo expuesto muestra, como ya dije, la evolución de las formas pronominales de tratamiento a lo largo del siglo XIX en el discurso epistolar de Santa Fe. Éstas pasan de un trato asimétrico o simétrico alejado con el pronombre de cortesía usted o el honorífico vuestra merced, a formas de mayor familiaridad y cercanía con y vos, a los que acompañan verbos tuteantes o voseantes, con frecuentes mezclas de los sistemas de tuteo y voseo.

En cuanto a formas nominales, en los textos consignados hay formas y construcciones diversas, como los términos de parentesco, solos o con otros elementos, padre, mi señor padre, queridos padres, vieja (esposa), querida vieja, hermano, amado hermano, querido hermano, hermanas queridas, hijita, hijita de mi alma, tío, apreciable tío, padrino, madrina, primo-a, etc., así como los términos referidos a vínculos de amistad amigo, querido amigo, paisano, amigo y paisano, etc.

2.2. Otros aspectos de interés en el discurso epistolar son su organización discursiva según la mayor o menor aproximación a las características de lo oral, así como la intercalación de discurso directo e indirecto en la estructura textual, y ciertas estrategias empleadas en las cartas de acuerdo con los distintos actos de habla, según un enfoque pragmalingüístico.

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2.2.1. Cuando se piensa en la oralidad, nos inclinamos de inmediato a relacionar este concepto con la oposición oralidad/escritura, pero no hay que olvidar que oral y escrito no representan sólo formalizaciones físicas del lenguaje, sino sobre todo, dos niveles de organización sociocognitiva que se refleja en diferentes tipos de discursos. Es necesario huir, entonces, de una falsa interpretación de la oralidad que reduce su especificidad a características externas, como si se tratase de una simple diferencia de canal de transmisión del mensaje, y que no asume que el canal estructura el mensaje. La lengua escrita no es por sí conversación expresada gráficamente, ni la lengua oral es siempre lectura en voz alta. Lo relevante es que tienen distintas funciones, son estrategias diferentes de representar la realidad, estrategias que sirven para avivar el significado potencial de cualquier lengua81.

La lengua escrita, sea literaria o no, es una modelización secundaria sobre la lengua oral y tiene, al igual que la lengua hablada, distintos niveles o modos de uso, ya que atiende a la circunstancia en que se produce el acto comunicativo, a la intencionalidad del emisor de acuerdo con el efecto que quiere lograr sobre el receptor o destinatario, a las estrategias de cortesía empleadas, al contexto histórico y sociocultural, etc. Estos factores determinan distintas características de organización discursiva, o variaciones de ésta, por lo que los diversos tipos de discursos (epistolar, administrativo, jurídico, periodístico y otros) no son estructuralmente homogéneos, sino más bien conjuntos de tipos de discursos, en los que cada tipo puede tener estructuras textuales en parte diferentes. Por otra parte, hay tipos discursivos que se sustentan con mayor amplitud en la oralidad, y uno de los más evidentes entre ellos es el epistolar. En general, las cartas son la fuente más directa para conocer el habla de épocas pasadas y testimonian de modo concreto la expresión lingüística de los autores. Dentro de las distintas modalidades del discurso epistolar, son la correspondencia entre familiares y, en menor medida, la de la amistad de carácter íntimo, las que por las características pragmáticas del tipo de comunicación, con fenómenos compartidos con la lengua hablada, sobre todo en su forma de realización coloquial, ayudan a reconstruir la oralidad en el pasado de la lengua; no obstante el hecho de que se   —167→   deba tener en cuenta que este tipo de discurso tiene normas propias de uso no siempre coincidentes con lo coloquial82. Las cartas de los ámbitos familiar y amistoso, correspondientes a Santa Fe en el siglo XIX, muestran oscilaciones que van desde el reflejo de pocos rasgos de oralidad a la aparición frecuente de éstos en lo fonológico, morfosintáctico, léxico y estructura textual.

En las cartas del ámbito familiar, los rasgos de oralidad aparecen con mayor frecuencia y constituyen una característica fundamental de la organización discursiva, junto con las alternancias entre discurso directo e indirecto y aspectos pragmáticos de la comunicación, como los actos de habla expresados en las secuencias del discurso y las estrategias de cortesía verbal. Respecto de los rasgos de oralidad, hay que recordar que, en el modo de uso coloquial al que remiten especialmente los textos epistolares entre individuos unidos por estrechos vínculos de familia, predomina el reflejo de la afectividad del emisor o enunciatario (expresividad), la tendencia al menor esfuerzo por parte de éste para lograr la comunicación (comodidad), así como su adecuación a contextos comunicativos variables y la contextualización espontánea que incorporan a la expresión circunstancias vividas y compartidas durante la comunicación83.

La afectividad se muestra claramente en la organización subjetiva del mensaje oral cuando, a impulsos del pensamiento y en buena medida al margen de la lógica, el emisor improvisa la estructura de aquél y, sin afectar la comunicabilidad, emplea una «sintaxis suelta» con dislocaciones de los elementos del enunciado para focalizar o poner de relieve los elementos desplazados; condensaciones y síncopas sintáctico-expresivas en enunciados de término único o con muchos   —168→   elementos elípticos; relaciones parceladoras entre las distintas partes del enunciado, lo que se traduce en el predominio de la yuxtaposición y de la coordinación o parataxis sobre la subordinación o hipotaxis y, también, en la aparición de interferencias, cruces, suspensiones discursivas y paréntesis asociativos84. También la afectividad en el coloquio actúa en la modalidad de la frase que puede experimentar una notable ampliación de posibilidades respecto de la lengua estándar formal, del mismo modo que en el realce lingüístico, de acuerdo con lo que interese particularmente al hablante y mediante autorreafirmaciones, intensificaciones, enfatizaciones, etc. Por otra parte, el lenguaje coloquial, como ya dije, se caracteriza por una tendencia al menor esfuerzo en la construcción del mensaje (comodidad), que es simultáneamente, origen y resultado de la eficacia pretendida en el coloquio con el fin de obtener una comunicación fluida y lo más cerca posible de la intención expresada. Todo ello se concreta en procedimientos de organización económica del discurso, como lo son la elipsis, que «supone siempre una cierta inadecuación entre el orden estructural (lógico) y el orden lineal (real) de la cadena hablada»85, y la concordancia improvisada o faltas de concordancia entre dos o más elementos del discurso, sobre todo, en género y número. Para mantener fluidamente abierto el canal comunicativo (actividad fática), aunque dentro de la economía discursiva del coloquio, aparecen expresiones en gran parte convencionales para iniciar la comunicación o para terminarla, expresiones retardatarias (bueno, entonces, vaya, este, etc.), enlaces coloquiales (pero, pues) y nexos temáticos (como te digo, total, y a todo esto y otros). Son frecuentes también en el lenguaje coloquial, por economía, el uso de los clichés, las expresiones estereotipadas, las redundancias semántica (subir arriba, bajar abajo, etc.), interferencias actividad/pasividad, cambios en el empleo de preposiciones, creaciones léxicas espontáneas, etc.

Ahora bien, si se tiene en cuenta que el contexto general del coloquio no es una simple suma lineal, sino el conjunto de todos los posibles contextos explícitos e implícitos que lo integran, lo específico del lenguaje coloquial es la actualización del contexto explícito y la adecuación de los hablantes a su cambiante escenario de comunicación. Así, aparecen en el coloquio recursos lingüísticos que hacen   —169→   posible la expresión y la comprensión de todo lo relevante para los interlocutores en una situación comunicativa, lo que se ha estudiado como deixis, es decir, todos los procedimientos que señalan lingüísticamente a los componentes de la comunicación y al conjunto de relaciones establecidas86. La deixis puede ser situacional y co-situacional. La primera puede referirse a los actores del discurso (pronombres personales, demostrativos neutros, adjetivos posesivos y otros), al espacio (demostrativos, adverbios de lugar) y al tiempo (tiempos verbales, ciertos adverbios y expresiones correlativas). Mediante la deixis co-situacional, el enunciado se presenta ligado por el contexto verbal o extralingüísticamente a la realidad vital que el emisor comparte con el receptor, y se logra esta información compartida a través, por ejemplo, del empleo de vocablos de significado general que sólo en el uso toman un sentido específico, la aparición o no de artículos definidos que identifican objetos de los que se habla, el orden de palabras que prioriza lo de mayor interés o relevancia para el emisor, la inserción de interferencias mediante paréntesis asociativos no ligados gramaticalmente con lo que se viene expresando, etc.

Muchas de las características propias del lenguaje hablado de nivel coloquial que he señalado, aparecen, según ya dije, en las cartas del ámbito familiar y de amistad íntima examinadas en el territorio de Santa Fe, en tanto que en las amistosas más formales son menos frecuentes esos rasgos, pero sí, los del lenguaje oral algo más cuidado. Sin embargo, y en todos los casos, no hay que olvidar que el discurso epistolar tiene sus normas propias de uso (por estar constituido por secuencias de apertura en los saludos de encabezamientos, secuencias de contenido textual y secuencias de cierre o saludos de despedida; por tener receptores implícitos o supuestos, etc.) que, a veces, no coinciden con lo propio del nivel coloquial.

A lo largo del siglo XIX, sobre todo, pero no exclusivamente, desde mediados de éste, hay cartas familiares en las que, dejando ahora de lado los encabezamientos, saludos de despedida y formas de tratamiento ya estudiadas, y atendiendo a las secuencias de contenido textual, es frecuente la expresión de la afectividad con la aparición de formas exclamativas, la segmentación del enunciado con predominio   —170→   de yuxtaposición y coordinación inespecificativa en la que los nexos no conservan su valor propio, los recursos de realce, sean autorreafirmativos del emisor o dirigidos al receptor (preguntas retóricas, expresiones de mandato, expresiones de lo conocido, como ya sabes, ya me entiende y otras), el realce también expresivo de alguna parte del enunciado, sobre todo, en el uso de pronombres personales repetidos y combinados, o con repeticiones de ciertos términos, etc. La economía en el mensaje igualmente está asociada y superpuesta a los rasgos expresivos en la existencia de elipsis, concordancia a veces improvisada o falta de ella, expresiones retardatarias, nexos temáticos, etc., a todo lo que se agrega la adecuación/contextualización a través de procedimientos de deixis situacional y co-situacional a los que ya me referí. Estas características de organización discursiva aparecen en los textos epistolares, aunque no sólo en ellos, y también se manifiestan reflejos de la fonología de la lengua oral en las confusiones de las grafías (seseo, yeísmo, debilitamiento de /-s/, etc.), así como peculiaridades morfológicas y elementos léxicos más propios de lo hablado:

¡Gracias a Dios por que en esa no ha padecido esa mi amada casa, ni tampoco esta! Rodeados a la verdad de zozobras hemos estado. Conflictos solam.te le alimentaban á uno. Ya no vivia, sino con la consideracion de morir, ó ver arruynada mi familia. ¡Que milagro! [...] [carta de Manuel Echevarría a su hermano José L., Rosario, 5/8/1816, M.H.R., leg. Vicente Echevarría, doc. 82 VII]; Parece que nuestros Paysanos lo Santafecinos han caydo á la huella de la razon [...] [carta de Manuel Echevarría a su hermano, Rosario, 12/9/1819, M.H.R., leg. Vicente Echevarría, doc. 82 V]; Antes de ayer recibí contestacion del Sor Dr. Agüero (la que le adjunto á Lorenza). á éste Sor. me le ofrecí como V. me havia ordenado [...] Pepita siembre indispuesta, me parece que Madre postergará el viaje hasta Marzo [...] [carta de Pedro Vidal a su tío Vicente Echevarría, Rosario, 12/12/1837, M.H.R., leg. Vicente Echevarría, doc. 81 IV]; y bos pagale á Pedro, y á Juan Antonio la condusion a Coronda y abisame, la acha te la mando á bos y personal anda bos, y desile á Romualdo el erero [...] [carta de Claudio Díez de Andino a su hija Manuela, Coronda, 28/2/1841, A.G.S.F., arch. Díez de Andino, leg. 34, doc. 11]; he de cumplir mi deseo si Dios me alluda, y sigo bendiendo asienda, el llebartelos, Bentura es muy puntilloso y reberbado, y muy bibo, Juan José no es muy acriaturado, yo te digo solo berdad [...] [carta de Claudio Díez de Andino a su hija, Coronda, 20/3/1841, A.G.S.F., arch. Díez de Andino,   —171→   leg. 34, doc. 14]; el portador, el portador es Geraldo Piedra, mañana boy a entregarle unas reses, y no lo conosco q.e pajaro sera? [...] [carta de Claudio Díez de Andino a su hermana, Coronda, 20/4/1841, A.G.S.F., arch. Díez de Andino, leg. 34, doc. 16]; y dale á Ramona las 2 almudes, y á Salome otras dos, y á Sinforosa otras 2, del saco chico, y lo que sobre y el grande es p.ª bos, [...] y p.r mi palabra las mando (mas bien hubiera mandado el dinero) [...] [carta de Claudio Díez de Andino a su hermana y a su hija, San Lorenzo, 2/6/1842, A.G.S.F., arch. Diez de Andino, leg. 34, doc. 44]; Con Juan estuve hasen dos dias y hablamos mucho á tu respecto; es uno de nuestros mejores amigos y tiene por vos la estimacion de un hermano [...] [carta de Sandalio Echevarría a su hermano Cecilio, en Buenos Aires durante un corto viaje, 14/11/1868, M.H.R., leg. Cecilio Echevarría, caja 2, doc. 87]; Puedes imaginarte como ando y como tengo la cabeza [...] no tengo gusto para nada, mañana pienso ver á Carmen le daré tus encargos [...] [carta de J. Cafferata a su esposa, Santa Fe, 2/7/1890, arch. privado J. Cafferata, doc. 27]; Anoche á muerto mi tía Manuela Benegas y ayer por la mañana murio Rosario la madre del negrito Angel en poder del hijo, sola [...] Muchísimo é sentido la muerte del nene de Felicita como estara?, pero es tan buena y tan virtuosa que se conformará [...] [carta de Emilia a su prima Adela de Cafferata, Rosario, 21/9/1890, arch. privado J. Cafferata, doc. 20].



En las cartas de amistad íntima, sobre todo en la segunda mitad del siglo, se registran también muchos de los rasgos del lenguaje hablado, coloquial, presentes en la correspondencia familiar, pero en las que evidencian una relación amistosa, pero distante, son menos frecuentes; aparecen en cambio, características evidentemente más cercanas a los modos cuidados del uso lingüístico oral de la época. A textos epistolares del primer tipo (amistad íntima) corresponden, entre otros, los siguientes fragmentos:

he recivido la de Ud. fha de hoy y en su contesto devo decirle que me agravia con mandarme prenda ninguna se la debuelbo sin berla y le mando con su criada una onsa de oro [...] [carta de Luis Aldao a su amigo Manuel Andino, Santa Fe, 12/11/1821, A.G.S.F., arch. Díez de Andino, leg. 23, doc. 7]; Es verdad que el afecto que te profesé un día se entivio con el tiempo; pero se entivió para aumentarse y crecer con nueva fuerza [...] al terminar el 66 me cuesta mucho decir que prefería a otro. Casi me obligaban a decirlo; lo decía pero avergonzado de mi mismo proceder [...] [carta de J. Cullen a Juan M. Cafferata, Santa Fe,   —172→   21/12/1866, M.H.R., leg. Cafferata-Huebra; caja 5]; resibi la tuya fha de aller y quedo impuesto de su contenido. Beremos si Casado hase algo en el sentido que tu le indicas. Yo creo como tu que la revolusion se hase en Bs Aires, [...] lo principal que ellos piensan es asesinarme á mi, ya beremos si lo consiguen. Estan yo y mis amigos mui prevenidos [...] [carta de S. Bayo a Simón de Iriondo, Rosario, 26/11/1879, A.G.S.F., arch. Simón de Iriondo, carpeta 20, doc. 23]; poco tengo que decirte. Esto va por Leopoldo que lleva á su Sra. enferma de un ojo Curé perfectamente á Trancito de su pulmonia, á Micaela de sobre parto; pero á esta no puedo [...] [carta de Cándido Pujato a Simón de Iriondo, Santa Fe, 1/9/1889, A.G.S.F., arch. Simón de Iriondo, carpeta 75, doc. 103]; Te agradesco muchisimo. Mi malestar mejorando. Llegaba de Misa cuando me encontre con el cartero en la escalera por cierto fue un alegron para mi [...] Despues me pedian le enseñara las cartas que yo te he escrito, lo que no hice de enseñarles y las quemé al momento, las mismas que supongo vos habras tenido que adivinar en vez de leer [...] [carta de Teresa a Pablo Riccheri, Rosario, 5/9/1897, M.H.R., leg. P. Riccheri, caja 4].



En cartas amistosas de menor intimidad, las características del lenguaje de nivel coloquial oral son menos evidentes y frecuentes, tanto en la organización discursiva cuanto en lo referente a la fonología, morfosintaxis y léxico. Así lo muestran textos como:

Esto mismo hice decir á V. p. medio de D. Marcelino Bayo, á lo q.e V. se escusó dando p.r razon que nada le había prebenido la referida S.ª. Esto mismo me ratificó su hijo de V.; sin embargo lo cual, yo no he querido, ni debo, entrar en combenio alguno con Fernando [...] [carta de José Maciel a Pablo Vidal, Santa Fe, 1/6/1847, A.G.S.F., arch. Díez de Andino, leg. 72, doc. 20]; Puede esto ser verdad, puede no serlo; pero creo prudente que no descuidase el Norte desde el Rey hasta Helvecia ó Santa Rosa [...] V. perdone que le diga el mal y que le indique el medio de evitarlo; porque tengo por norma, poner al lado del enfermo el remedio y consecuente con mi conducta, la observo con todos [...] [carta de Mariano Quiroga a Simón de Iriondo, Coronda, 28/3/1880, A.G.S.F., arch. Simón de Iriondo, carpeta 78, doc. 107].



2.2.2. En el discurso epistolar, aparecen intercalados constantemente, fragmentos en discurso directo y en discurso indirecto, lo que también es frecuente en documentos de otro tipo, como los textos judiciales. Las cartas, cuando son familiares o amistosas, corresponden   —173→   al universo de lo privado, y su expresión en primera persona les otorga una acentuada subjetividad al tender a un receptor implícito o supuesto, en principio lejano, pero que es cercano en el vínculo afectuoso. Por otra parte, los textos epistolares del tipo que estoy examinando relatan, esencialmente, lo sucedido en el tiempo presente de la escritura y parte de la vida individual que transcurre en ese presente, y están destinados sólo al destinatario para el que fueron escritos, razón por la cual quienes se acercan a estos documentos siempre tienen la certeza de que asisten a una relación de intimidad de la que están excluidos. Por consecuencia, hay muchos huecos que llenar en el sentido que solamente puede completar y aclarar, al menos parcialmente, el contexto compartido por el emisor y el receptor implícito. Esta opacidad remite, pues, a una realidad fragmentada en su dimensión significativa. El acto discursivo es iniciado por el enunciador (emisor) que procura establecer un modo de comunicación con quien oficia de enunciatario o destinatario (receptor), el cual actuará o no, en el acto discursivo en un futuro mediato. En estas circunstancias, las marcas del enunciador en el enunciado varían de acuerdo con la situación y su modo de decir. A muchas de estas marcas del enunciador en el enunciado me referí, anteriormente, al hablar de la estructura y las estrategias de cortesía en saludos (encabezamientos y despedidas) y formas de tratamiento, y de los rasgos de oralidad lingüística de la época que aparecen en los textos, como reflejos del modo de decir del enunciador, al lado de convenciones lingüísticas vigentes. Ahora agregaré referencias a los procedimientos de citas que emplea el emisor para expresar, en el transcurso de la narración, lo dicho por otro o por el mismo emisor (discurso reproducido), o describir acciones realizadas (discurso referido), dentro de un texto en discurso directo libre o discurso directo sin marco explícito, como lo son las cartas, que reproducen los enunciados de forma literal, sin intermediarios y sin una expresión introductora que incluya un verbo de decir conjugado. El discurso reproducido es, respecto de lo que vengo diciendo, el más interesante, ya que reproduce una situación de enunciación, en tanto que el discurso referido puede asimilarse, en general, a casos de subordinación con completivas de objeto directo87. Por lo demás, el estudio del discurso   —174→   reproducido «se ha considerado inseparable del de los "pensamientos" reproducidos, los "sentimientos" reproducidos, las "percepciones" reproducidas»88, con verbos como pensar, intuir, escuchar, etc.

Los dos procedimientos de citas más importantes del discurso reproducido son el discurso directo y el discurso indirecto. El primero de ellos está constituido por una expresión introductora que contiene un verbo de decir flexionado y una cita directa marcada por guiones o comillas, y que es la reproducción literal de un enunciado. El discurso indirecto se constituye con una expresión introductora que tiene un verbo de decir flexionado y una cita indirecta, marcada por la conjunción que, la cual subordina la cita indirecta al verbo de la expresión introductora. Si bien el discurso directo se ha considerado fácilmente reconocible en un texto, por sus marcas tipográficas, se discute su definición y el establecimiento de la clase de relación sintáctica entre sus elementos, aunque recientemente se lo ha definido como yuxtaposición de la expresión introductora y de la cita directa89. En este tipo de discurso, además, puede aparecer la expresión introductora delante, en medio o detrás de la cita directa. En la sintaxis del discurso indirecto, la cita indirecta es siempre complemento directo del verbo de decir, aunque no siempre sea una oración, sino sólo fragmentos oracionales incompletos, pero contextualmente adecuados. La conjunción que es distintiva del discurso indirecto y compatible con otros subordinantes (que si, que desde, etc.) a diferencia de un que como señal de subordinación, que no admite otros subordinantes. El que del discurso indirecto puede también faltar en determinados contextos o repetirse. Desde el punto de vista discursivo, el empleo del discurso indirecto refuerza automáticamente los lazos sintácticos entre las oraciones del discurso, y manifiesta una cohesión discursiva más intensa que el discurso directo. Según un enfoque pragmático, podría decirse que el discurso indirecto permite al emisor actuar de modo mucho   —175→   más activo en la comunicación e incluir más fácilmente elementos de su propia subjetividad en la cita, sobre todo, cuando se trata de reproducir pensamientos, sentimientos y percepciones acerca de otro o de sí mismo. En el discurso directo, en cambio, debe ceñirse con fidelidad a los términos de un enunciado determinado.

Lo que dijimos sobre estos procedimientos de cita explica en gran parte el hecho de que en las cartas familiares y amistosas, en general, predomina el uso del discurso indirecto sobre el del discurso directo, ya que el discurso indirecto ofrece mayor amplitud de posibilidades enunciativas y de expresión de la subjetividad del emisor, aunque los dos procedimientos pueden aparecer sucesivamente intercalados en los textos. En el corpus de epistolarios de la provincia de Santa Fe en el siglo XIX, aparecen secuencias muy ilustrativas al respecto en cartas familiares y amistosas, como lo muestran los fragmentos siguientes:

para conseguir Puertas, es necesar.º mandarlas hacer, y para eso no hay tabla en el día en este Pueblo. Yo dixe oi D.n Juan quando pasó á Santafe, que allí podía conseguirlas, y muy pronto [...] [carta de Manuel a su hermano Vicente Echevarría, Rosario, 2/12/1813, M.H.R., leg. Vicente Echevarría, doc. 81 I]; y en contestación le dire, que me costava á ocho p.s: que el costo de su conducion ascendía a 13 p.s ha esto ha de agregar los dros., y todavía en su apreciable q.e recivo en esta noche de 2 del corr.te me dice: «pero me parecía regular me dijere qual era su pñal y costos, que aun ignoro, después de catorce meses que está en mi poder» [...] [carta de Manuel a su hermano, Rosario, 6/8/1816, M.H.R., leg. Vicente Echevarría, doc. 82 VI]; y le escribo y no me responde, ahora yo te digo a bos que puedo desir que me queda lugar p.a todo [...] [carta de Claudio Díez de Andino a su hermana, Coronda, 6/7/1841, A.G.S.F., arch. Díez de Andino, leg. 34, doc. 24]; También me dice que cuanta es la deuda que hay contra la testamentaria [...]. Por un olvido involuntario no le he manifestado en esto pregunta mas que me hace el Señor Seguí en su carta y es: -¿qué cuanto pediria yo p.r la parte que tengo en dicho terreno? Esto le contesto repitiendo lo que he dicho antes, que para todo arreglo, es menester que V. este bien representado en esta Ciudad - [...] [carta de Hermenegildo Zuviría a su amigo y compadre Claudio Avechuco, Santa Fe, 25/8/1866, M.H.R., leg. Cafferata-Huebra, caja 5, doc. 8]; El hijo de Paunero que se encuentra aquí me ha dicho que ha estado en Mendoza hace pocos días con D.n Sandalio y que lo dejó con muy buena salud [...] [carta de Leonardo Nicolorich a su amigo Cecilio   —176→   Echevarría, Rosario, 27/9/1867, M.H.R., leg. Cecilio Echevarría, caja 1, doc. 47]; Lo que hablas del consul de italia se le contestaba por un telegrama inmediatamente y se le decía que el Gno tomaba todas las medidas para castigar y se le daría cuenta de lo obrado [...] [carta de Cándido Pujol a su amigo Simón de Iriondo, Santa Fe, 15/10/1883, A.G.S.F., arch. Simón de Iriondo, carpeta 77, doc. 106]; Dice mamá que no le escriba porque ella también está un poco enferma, que le haga el favor de entregarle á mi tía Matilde ese dinero que le manda con Cafferata, que tiene que darle esa molestia, porque no sabe cuando podría ir papá [...] [carta de Lucrecia a su madrina Adela de Cafferata, Rosario, 28/6/1890, arch. privado J. Cafferata, doc. 28].



2.2.3. También es de interés, en el estudio del discurso epistolar, el examen, desde el punto de vista pragmalingüístico, de los actos de habla y las estrategias de cortesía positiva o negativa empleadas por el emisor o enunciatario en relación con el receptor o destinatario. A este tema dedicaré ahora algunas consideraciones, aunque ya me referí, al analizar cartas del siglo XIX, fechadas en el territorio de Santa Fe, a ciertos actos de habla, como los saludos, y a recursos como la selección de pronombres de tratamiento. Al respecto debe señalarse que la organización textual y sus reglas están determinadas e incluidas en reglas pragmáticas, merced a lo cual puede establecerse la cadena de relaciones que conectan los modos de información dentro de un contexto. En el discurso epistolar familiar o amistoso, uno de los géneros de literatura íntima (como las memorias, los diarios y las autobiografías), dentro del marco del acto de habla global o macroacto en que consiste cada carta, aparecen microactos de habla que se integran formal y conceptualmente en el macroacto, nivel a través del cual se expresa la cortesía lingüística determinada por factores de coherencia y relevancia comunicativa. En el nivel de los microactos de habla, según la índole de sus distintos tipos, la cortesía se manifiesta mediante variados recursos lingüísticos, como la selección de pronombres de tratamiento, de ciertos usos del condicional y el imperfecto de cortesía, etc., y están las estrategias de cortesía destinadas, esencialmente, a proteger la imagen positiva o negativa del enunciatario y también la del agente al cual se destina el mensaje.

Los microactos de habla han sido clasificados en corteses y no corteses. Como se ha señalado:

  —177→  

el rasgo distintivo de estas categorías concierne a los efectos interaccionales que suministra la realización del acto de habla; si ésta no sirve a la finalidad de beneficiar al interlocutor, el acto no es cortés [...]. Si, por el contrario, la realización del acto de habla redunda en beneficio del interlocutor, el acto es cortés90.



Los prototipos de actos no corteses son los actos asertivos y exhortativos, en tanto que los de actos corteses, que tienen cortesía inherente positiva, son los expresivos (saludo, cumplido, agradecimiento, disculpa) y los comisivos (invitación, ofrecimiento, promesa). Por otra parte, los actos no corteses se subdividen en no descorteses, que son neutros respecto de la expresión de la cortesía y cuyos miembros más representativos son la aserción y la exhortación, y descorteses, cuyos representantes más característicos son los que remiten a un estado psicológico negativo del enunciatario respecto del destinatario (insulto, agravio, manifestación de desprecio).

En los textos de la correspondencia familiar y de amistad, que integran el corpus reunido para este estudio, no aparecen en general actos descorteses y sí, en cambio, los corteses y los no descorteses. De estos últimos, los exhortativos tienden a obtener una reacción en el destinatario o receptor del mensaje para que realice la acción expresada en el contenido del enunciado. Algunos actos exhortativos tienen mayor fuerza impositiva que otros, al apuntar el beneficio, en los primeros, hacia el emisor (mandato, pedido, ruego) y en los segundos, a quien recibe la exhortación (consejo, recomendación). Generalmente, estos actos no descorteses presentan, por razones de cortesía, formulaciones especiales encaminadas a disimular el mandato para que no se lo perciba como imposición, y se usa, por ejemplo, el condicional o expresiones, como por favor. En las cartas que evidencian mayor intimidad y/o un vínculo familiar cercano, el mandato, con frecuencia, suele ser expresado directamente y con el uso del imperativo, y también con presente o futuro de indicativo, y evidencian confianza y deferencia en el eje de solidaridad respecto de las relaciones entre emisor y receptor del mensaje, pero el mandato aparece debilitado y atenuado hasta el punto de poder interpretarse como un deseo o un ruego, aunque sea un acto directo. Igualmente, aparecen actos de habla exhortativos indirectos, con indicadores de atenuación   —178→   o de cortesía, como algunos elementos léxicos (hijito-a, m'hijito, interjecciones, etc.), cambios de sentido debidos a la afectividad, valor condicional del enunciado, uso del plural, empleo de formas interrogativas, etc. En los actos de habla asertivos, el emisor tiene la intención de convencer al receptor de que él cree con sinceridad que la proposición expresada corresponde a algo real. No es preciso, como se supone muchas veces, «que el hablante intente convencer al oyente de la verdad de la proposición. Si eso es lo que procura lograr, realiza una determinada clase de acto asertivo, o sea, un acto argumentativo»91. En el discurso, se puede expresar en la aserción cortesía positiva, para no manifestar abiertamente que se opina de modo contrario, y usar estrategias de mitigación de la propia opinión (información concesiva, desfocalización, uso del plural de modestia, etc.) o hacer que la aserción adquiera otra connotación y pueda ser interpretada por el receptor como una advertencia, pedido o mandato.

Entre los actos de habla corteses, los expresivos, uno de cuyos tipos ya estudié en las cartas, al tratar los saludos en encabezamientos y despedidas, se refieren a un estado emocional del emisor causado por un cambio o una respuesta a alguna acción o cualidad, que le atañe a él personalmente (lamentarse, avergonzarse, arrepentirse, por ejemplo) o al destinatario o receptor implícito (agradecer, cumplimentar o felicitar). Todos los actos expresivos son de cortesía positiva, como dije, y destacan la índole afable del intercambio lingüístico, puede decirse algo similar de los actos comisivos. Estos expresan la intención del emisor de realizar la acción enunciada en el contenido proposicional en beneficio del receptor, y son la invitación y la promesa los miembros prototípicos de esta categoría de actos de habla, a los que habría que añadir el ofrecimiento. Actos expresivos y actos comisivos se incluyen en la categoría de actos corteses, según lo señalado anteriormente, y en la correspondencia familiar y amistosa, se registran constantemente, dada la naturaleza afectuosa, amable y cordial de la comunicación, en tanto que las exhortaciones y aserciones casi siempre aparecen atenuadas o mitigadas. El cumplido y la felicitación son actos de cortesía positiva dirigidos al destinatario, y su objeto social fundamental consiste en creer o mantener un ambiente de amabilidad, solidaridad y aprecio del emisor o enunciatario hacia el receptor, así como establecer un contexto interaccional que facilite   —179→   la colaboración entre ellos. El cumplido supone la participación activa del emisor en la situación descrita, mientras que en la felicitación su participación puede ser activa o pasiva. En cuanto al agradecimiento, es un acto expresivo reactivo cuya realización está determinada por un acto previamente efectuado por el receptor, y redunda el efecto de este acto en beneficio del emisor, al mismo tiempo que restablece el costo invertido por el receptor en beneficio de aquel. Otro acto expresivo es la disculpa, frecuente también en el discurso epistolar, que refuerza la imagen positiva del destinatario y amenaza la del autor de la emisión, quien hace presente que él se considera, al menos parcialmente, responsable de haber violado en determinada ocasión cierta norma social.

De los actos comisivos, los prototipos son la promesa y la invitación. La promesa está proyectada hacia el futuro y es de cortesía positiva, pues incluye algo favorable al destinatario, pero para configurarse como tal, debe cumplir ciertas condiciones preparatorias, de sinceridad, de contenido proposicional y esenciales92. La promesa puede aparecer como explícita, con verbos performativos (prometer, asegurar, jurar), o como promesa implícita, en cuyo caso la forma indirecta depende del contexto para ser interpretada como promesa («te doy mi palabra», «tengo la intención de», etc.). Algunas veces la promesa es solicitada por el emisor para que el receptor asuma el compromiso de realizar algo. La invitación es un acto por el cual se trata de inducir a alguien a realizar alguna acción que le resulte agradable o beneficiosa y también, como la promesa, debe ajustarse a ciertas condiciones para constituirse como tal. Maximiza, por otra parte, el beneficio del destinatario y el costo del emisor, al tiempo que valoriza la imagen positiva de este último.

En el discurso epistolar, los microactos de habla predominantes son los actos corteses expresivos, como ya he dicho, así como los comisivos y los no descorteses, especialmente con el empleo de los recursos atenuantes mencionados en las exhortaciones y aserciones. Esto sucede, especialmente, en las cartas familiares y de amistad íntima,   —180→   en que la comunicación expresa por sobre todo el afecto, la afabilidad y la cordialidad. Igual cosa ocurre, aunque en menor medida, en las cartas que manifiestan vínculos amistosos más lejanos. Las cartas son los documentos escritos en que la frecuencia de actos corteses y no descorteses atenuados se ofrecen en su máxima expresión y, por tanto, se constituye como una característica que peculiariza al discurso epistolar y lo diferencia de otros tipos de discursos, aun de literatura íntima. Muestras de algunos de los actos de habla señalados, aparte de los saludos, aparecen en los fragmentos que cito a continuación como ejemplos:

A nombre de algunos vecinos de este Pueblo, entre los quales su hermano, se eleva un reclamo al gov. no de Intendencia, en contestación a un oficio del mismo. Por si pasase á vista de la Junta de Observación, prevengaselo por favor á quien pueda obrar [...] [acto exhortativo atenuado, consistente en un ruego o petición, con «prevengaselo por favor»; carta a Vicente Echevarría de su hermano, Rosario, 12/9/1819, M.H.R., leg. Vicente Echevarría, doc. 82 V]; y me aseguran q.e el Exercito se le va [...] á pasos largos [...] Este V. cierto q.e en cualquier distancia q.e le encuentre á Lopez, le hablaré lo q.e prometi á V.- [...] [actos comisivos consistentes en dos promesas mediante los verbos «aseguran» y «prometi»; carta de Pablo Vidal a Vicente Echevarría, Rosario, 19/4/1829, M.H.R., leg. Vicente Echevarría, doc. 81 II]; p.a q.e si resultase cer de hestos Señores el terreno q.e ocupamos, me aga v. el fabor de berla á D.ª Micaela p.a q.e nos debuelba el dinero [...] [mandato atenuado por elementos del contexto «me aga v. el fabor»; carta de Saturnino Sosa a Vicente Echevarría, Cañada de Gómez, 7/1/1839, M.H.R., leg. Vicente Echevarría, caja 1]; aselo como bos pensas, no me a de faltar Dios p.a cumplir con mis deseos de sostenerlos [...] [acto exhortativo directo de mandato con el imperativo «ase(lo)», atenuado por el tono de afecto y confianza del emisor respecto del destinatario; carta de Claudio Díez de Andino a su hermana, San Lorenzo, 23/6/1842, A.G.S.F., arch. Díez de Andino, leg. 34, doc. 43]; y tenes q.e pagar lo que el te diga, y si Almada te los lleba, no tienes que pagar nada [...] [dos actos exhortativos de mandato, también atenuado por la situación comunicativa, con formas de presente de indicativo, una voseante «tenés» y otra tuteante «tienes»; carta de Claudio Díez de Andino a su hermana y su hija, San Lorenzo, 29/6/1842, A.G.S.F., arch. Díez de Andino, leg. 34, doc. 44]; Acabo de quemar tu carta para que nadie se imponga de su contenido [...] me mandarás tu retrato [...] [acto de mandato con verbo en futuro «mandarás» que está   —181→   atenuado por el contexto íntimo y afectuoso del documento; carta de J. Cullen a su amigo Juan Cafferata, Santa Fe, 21/2/1866, leg. Cafferata-Huebra, doc. 13]; Seria bueno nombrar una comision avualadora p.a avaluar las fincas nuebas. Creo que ya he cumplido yo con lo que te prometí [...] [dos actos asertivos sucesivos atenuados con el uso, en el primer caso, del condicional «seria» que mitiga la fuerza del verbo principal para obtener la aceptación más plena de lo propuesto y la presencia, en el segundo, del verbo «creo» que mitiga el mensaje al manifestar inseguridad respecto de la verdad de lo que se dice, además aparece la expresión de una promesa explícita con la forma «prometí»; carta de S. Bayo a su amigo Simón de Iriondo, Rosario, 13/10/1880, A.G.S.F., arch. Simón de Iriondo, carpeta 22, doc. 26]; Te felicito por el triunfo que han obtenido; pero no se descuiden mucho [...] [acto expresivo directo de felicitación con el verbo «felicito», que refuerza la imagen positiva del destinatario, seguido de una exhortación interpretable como recomendación «pero no se descuiden mucho»; carta de Cándido Pujato a su amigo Simón de Iriondo, Santa Fe, 1/9/1889, A.G.S.F., arch. Simón de Iriondo, carpeta 75, doc. 103]; con el mas vivo afecto de mi corazón envio a V.d esta pequeña carta como muestra de mi más profundo agradecimiento. No puedo menos junto con los de mi casa [...] Le estoy tan agradecido que no se como manifestarle mi gratitud [...] Doy tambien las gracias al S.r Gobernador dignisimo esposo por la parte que le debe haber cabido en hacernos un favor tan señalado [...] [secuencias de actos expresivos explícitos de agradecimiento mediante diversas formas que los hacen más enfáticos, como «mi más profundo agradecimiento», «tan agradecido», «no se como manifestarle mi gratitud», etc.; carta de Francisco Beltramino a Adela de Cafferata, Santa Fe, 6/3/1890, arch. privado J. Cafferata, doc. 24]; Mis moldes de bata creo se me abran quedado pues aquí no los encuentro cuando pueda me los manda [...] [acto asertivo mitigado por el uso del verbo «creo» y un mandato con presente de indicativo, «manda», atenuado por el contexto con la secuencia «cuando pueda» y el tono afectuoso de la totalidad del texto; carta de Emilia a su prima Adela de Cafferata, Rosario, 5/6/1890, arch. privado J. Cafferata, doc. 22].






3. Conclusiones

De acuerdo con todo lo dicho a lo largo de este trabajo, puede afirmarse que el discurso epistolar, que es un conjunto de textos en discurso directo libre o discurso directo sin marco explícito con uno o   —182→   varios receptores supuestos o implícitos, tiene características en las cuales se refleja de modo más intenso el habla de una época determinada, aun dentro del cauce de sus propias reglas textuales. Por otra parte, si bien estos textos son de naturaleza monológica, conllevan aportaciones monádicas al diálogo, de extensión variable, entre los protagonistas de la interacción verbal, de los cuales el receptor o destinatario es implícito y se constituye en ausencia. En las cartas aparecen las huellas del habla de una época determinada en distintos aspectos, como en los saludos de las secuencias de apertura y de cierre de la comunicación, así como en las formas de tratamiento empleadas en cada texto, donde se registran las fórmulas usadas en cada etapa cronológica de la evolución lingüística. En los epistolarios de Santa Fe examinados, correspondientes al siglo XIX, se evidencian los cambios sufridos por la lengua regional en ese siglo, marcado por fundamentales procesos de modernización y estandarización, que llevan a la constitución, por ejemplo, del paradigma del voseo, aunque con notables mezclas y vacilaciones en el uso de las formas pronominales y verbales. La lengua hablada coloquial, por otra parte, en lo que se refiere a su fonología, morfosintaxis, léxico y organización discursiva se refleja, con diferentes grados de fidelidad, en las cartas familiares y amistosas, del mismo modo que la característica intercalación de formas de discurso directo e indirecto. En cuanto a los actos de habla, los que prevalecen son los más adecuados a este tipo de comunicación amable y afectuosa, en el que la colaboración y la solidaridad entre el emisor y su o sus destinatarios en ausencia, llevan a la manifestación de una fundamental cortesía verbal, merced a la frecuencia de actos corteses (expresivos y comisivos), actos de aserciones mitigadas por distintos recursos pragmáticos que dan al discurso de tipo coloquial, propio de los textos epistolares, más posibilidades que la argumentación lógica, y a actos exhortativos directos o indirectos atenuados por el tono cordial de las cartas o por diversos recursos contextuales.