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ArribaAbajo Diccionario Panhispánico de Dudas

Reunión de la Comisión de Trabajo



ArribaAbajo Palabras del Director de la Real Academia Española86

Víctor García de la Concha


Muchas gracias, señores académicos, por habernos recibido con el afecto ya tradicional de esta Academia. Estamos aquí en una sesión de trabajo del Diccionario Panhispánico de Dudas; yo quisiera informarles muy brevemente de la marcha de esa obra y de algunos otros proyectos que tiene, en estos momentos, la Real Academia Española y dejo para don Humberto López Morales que les explique lo relativo a la nueva edición del diccionario; vamos a aprovechar también esta estancia aquí para mañana, en la sede de la Biblioteca Nacional, presentar el II Congreso Internacional de la Lengua Española, que se celebrará en Valladolid, en el próximo mes de octubre.

Como ustedes saben, el diccionario que llamamos Diccionario Panhispánico de Dudas, aunque está pendiente la fijación definitiva del título, surgió de una convicción, que   —160→   nos vino dada en la sesión de consultas de la Real Academia Española, donde se reciben a diario ciento cincuenta a doscientas consultas; observamos que la mayor parte de dudas provenientes de todos los países hispanohablantes eran, en su gran mayoría, coincidentes y pensamos que lo correcto era elaborar un registro general de esas dudas más frecuentes y consensuar, sobre la base de la experiencia que habíamos tenido con Ortografía, una respuesta unitaria, homogénea, respetadas siempre las diferencias de variantes que existan en cada país, a esas mismas consultas. Bueno, a los Directores les pareció muy bien, trajeron ideas; se celebró una primera reunión de delegados lingüísticos de las Academias en Madrid, donde se perfilaron las líneas maestras de ese diccionario.

Ya eso suponía un cambio fundamental, porque ya no se trataba de una obra que redactara básicamente la Academia Española y que, después, pasara a consulta de las Academias hermanas, sino que se trataba de una obra que, desde su planteamiento básico, era una obra hecha en colaboración absoluta de todas las Academias en pie de igualdad. Luego un equipo de lingüistas comenzó a trabajar, en borrador, lo que fuimos enviando a una comisión interacadémica, que quedó designada con representantes de las distintas áreas lingüísticas de América. Cuando celebramos la primera reunión en Madrid, de la puesta en común de las observaciones formuladas por las distintas Academias a ese borrador primero, observamos de manera muy gratificante que el proyecto no solamente era viable, sino que era más fácil de lo que habíamos pensado y más rápido en su posible realización. Allí mismo dijimos que la nueva reunión tenía que ser -no ya en Madrid- sino en otro país, como para subrayar ese carácter panhispánico; la doctora Kovacci propuso que fuera en Buenos Aires, y aquí estamos.

Aquí hemos venido con los deberes hechos, con una segunda remesa de elementos en la construcción del Diccionario   —161→   Normativo Panhispánico de Dudas, y la verdad es que las dos sesiones de trabajo -ayer y hoy- que han tenido lugar, pues, confirman la misma impresión que teníamos ya, de que todo es más fácil, incluso, más rápido de lo que habíamos pensado.

Bueno, yo quiero trasmitirles a ustedes la certeza absoluta de que la Real Academia Española tiene tan clara esta conciencia de que el español no es un patrimonio que tenga España y comparta con otros, sino que es un patrimonio común, que por tanto es responsabilidad común todo cuanto por el español hagamos, que todo lo que la Academia va a seguir haciendo en esa línea, pues va a tener este mismo planteamiento. En poder de la Academia Argentina de Letras están ya varios capítulos de la gramática, cuyo ponente es Ignacio Bosque; yo creo que se está haciendo un trabajo realmente muy serio, con un gran apoyo de documentación en el gran banco de datos español que, en este momento, ya supera los doscientos setenta millones de registros léxicos, no sólo del español contemporáneo, sino del español diacrónico de comienzos de la documentación escrita del español. Esa gramática está avanzando y, al mismo tiempo, en estos días -de allí que esta visita haya sido un poco comprimida- el trabajo se está concentrando en la terminación de la próxima edición del Diccionario, la vigésima segunda, que nos proponemos presentar en el II Congreso Internacional de la Lengua de Valladolid, el primero se celebró en Zacatecas, y el tercero se celebrará en Buenos Aires; acabamos de estar con el presidente Fernando de la Rúa y nos ha confirmado la asistencia a la inauguración del Congreso de Valladolid, porque él anunció y comprometió a la República Argentina como sede del tercer congreso.

El diccionario que vamos a presentar en Valladolid es un diccionario que cierra una época y abre otra. Cierra la época de la publicación decenal, cada diez años, una nueva   —162→   edición y abre la época en la que el diccionario, al publicarse, va a estar al mismo tiempo situado en Internet; lo que va a posibilitar, en una página especial, que todas las sugerencias, todas las críticas y enmiendas que sean propuestas, van a ir siendo incorporadas a esa página del diccionario. Yo siempre había dicho que nosotros estábamos con las manos atadas: se publicaba una nueva edición del diccionario, llovían las críticas, y nosotros diez años callados; bueno, eso ya no va a ser así porque, en cuanto ahora se produzca una crítica, la examinaremos, la consultaremos, la resolveremos, la situaremos en Internet y, entonces, se dirá que el diccionario establecerá un diálogo vivo con todos los que consultan y manejan el diccionario. A esa edición, llegamos con la conciencia del deber cumplido; ustedes saben que se aprobó una nueva planta, todavía sometida a revisión y a modificación, porque una planta de un diccionario, por definición, es un documento siempre provisional, de orientación; la hemos comenzado a aplicar en forma progresiva, lenta, con una revisión enorme del diccionario. Numerosos campos semánticos están revisados de manera sistemática, es decir, se ha revisado el campo léxico del derecho, el de las ciencias ha tenido una revisión exhaustiva; en el campo de las ciencias sociales, de la religión, de la filosofía, se han producido revisiones sistemáticas muy importantes, que suponen miles de enmiendas que se añaden a esas enmiendas técnicas de aplicación de la nueva planta del diccionario. A pesar de eso, ya sabemos que un diccionario no está nunca hecho, que siempre se está haciendo y que por tanto, cuando aparezca tendrá críticas, nosotros mismos nos daremos cuenta de las deficiencias, de las lagunas, de las incorrecciones, etc.

El diccionario de la Academia, que se va haciendo por acumulación, en un trabajo artesanal, benemeritísimo, de generaciones en generaciones de académicos desde el siglo XVIII, no vamos a remediarlo ni en dos ni en veinte años, pero   —163→   hacia ahí caminamos. Y evidentemente la próxima edición es ya una muestra muy clara de la voluntad de la Academia Española y del conjunto de las Academias en el trabajo del perfeccionamiento del diccionario, porque sin duda alguna, uno de los campos en el que verdaderamente va a quedar la marca de esta vigésima segunda edición del diccionario es en el campo de los hispanoamericanismos, que ahora explicará Humberto López Morales.

Aprovecho para trasmitirles el saludo fraterno de la Real Academia Española, decirles que cuando ustedes van a Madrid, saben que están en su propia casa y que son siempre muy bienvenidos. Muchas gracias, señores académicos.