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En la sesión del 9 de Marzo último se leyó por el Secretario de esta Academia una comunicación de los albaceas testamentarios del difunto general Excmo. Sr. Marqués de San Román, acompañando copia legalmente autorizada de la notabilísima cláusula que se halla en la memoria adicional al testamento otorgado por dicho Señor primer Marqués de San Román, fallecido en Madrid el día 14 de Diciembre de 1887; cláusula en la cual instituye por heredera de su biblioteca y colección de autógrafos á esta Real Academia.

Dice así:

«Dejo por heredera de mi Biblioteca á la Real Academia de la Historia, entendiéndose por tal Biblioteca cuantos libros y papeles existen en mi casa, registrados y sin registrar. Esta Biblioteca, cuyo cuidado, llaves y catálogos están á cargo de mi Secretario particular el Teniente D. Benigno Vázquez y Frutos, será entregada por él mismo á mis albaceas, y por todos juntos á la Academia de la Historia. Están comprendidos en la Biblioteca los manuscritos y legajos de papeles, con excepción de los que sean trabajos míos personales y de mis hermanos, ó de interés de familia de cualquier género. Entre mis libros raros, puede figurar en cabeza el que se titula Ptolomeus Claudius Alexandrinus Philosophus, Cosmographia 1478 folio, láminas grabadas en cobre, y en la primera hoja en blanco, escrito y firmado de la mano de Cristóbal Colón, el versículo de los Salmos de David, que dice: Mirabiles elationes maris, mirabilis in altis Dominus. Esta joya bibliográfica, lo es, no solo por   —276→   la edición, sino por haber pertenecido al grande Almirante. Ruego á la Academia de la Historia mande encerrar el libro en una caja bien fuerte con tapa de cristal, de modo que abierta se vea el autógrafo, y con la condición de que en la caja ha de constar que fuí yo quien hizo la donación. Exijo estas condiciones para que sea imitado mi ejemplo. Hay, y llamo sobre esto la atención, en la primera hoja del volumen, una carta del célebre descubridor moderno Nordenskiöld conmemorando su visita á mi casa para ver el libro. Dejo asimismo á la Real Academia de la Historia mi colección de Autógrafos que no forman parte de la Biblioteca, y que existen en diferentes cajas numeradas al tenor de sus catálogos. Esta colección será entregada igualmente por D. Benígno Vázquez y mis albaceas á la Real Academia de la Historia en la misma forma y de la propia manera, con iguales requisitos é instrucciones que la Biblioteca. Un solo autógrafo exceptúo de este legado, el cual autógrafo no está por lo tanto comprendido en la herencia de la Academia de la Historia. Es éste la carta original de Miguel de Cervantes Saavedra, única que hoy existe, documento que quiero se entregue á la Real Academia de la Lengua, ó sea la Española, con la condición de ponerlo en un cuadro colgado al aire, con cristales por ambos lados, de modo que todos la puedan ver y conmoverse con su lectura; haciendo también constar en el marco, que fué donación mía, y sin salir jamás del local de la Academia. Tanto la Biblioteca como la colección de autógrafos se han de entregar con los estantes, utensilios, mesa de libros y cajas de toda especie que la pertenezcan; y deseo que la Real Academia de la Historia dedique á la guarda y conservación de todo mi legado el local ó locales que sean necesarios, aparte de todo otro destino y poniendo encima de la puerta una inscripción que diga: Biblioteca y manuscritos legados por el Ecmo. Señor Teniente General Marqués de San Román, en su testamento, á esta Real Academia de la Historia; sin que pueda ser removido de su estancia libro ni papel alguno para otro sitio, ni ser sacados fuera del establecimiento, ni aun como prestados á los Señores Académicos; pero será pública y general la consulta dentro del recinto donde todos los libros y documentos se conserven. Como entre los manuscritos   —277→   de mi Biblioteca se hallará una laboriosa y rica bibliografía de Africa, que me regaló en vida su autor el ilustrado Teniente General Don Crispin Ximénez de Sandoval, ruego á la Real Academia de la Historia haga cuanto esté á sus alcances para que el Gobierno la publique, haciendo con ello un gran servicio á la Nación por la utilidad que atesora. Dejo igualmente á la Academia de la Historia la Real Cédula de mi título de Marqués de San Román, firmada de puño y letra del malogrado Rey Don Alfonso XII. Este documento, que quiero figure á la cabeza de mi legado á dicha Real Academia de la Historia para que lo conserve como una obra de arte con el mismo cuidado y estimación que la Biblioteca y los autógrafos, es de vitela, en hojas todas primorosamente pintadas, y está encuadernado formando libro, con sus tapas de hierro repujadas y nielado de oro, hechas en Toledo por Avecilla; el objeto está encerrado en una caja de cuero de Rusia corinto trabajado por Sheffer.»



Hasta aquí la copia de la cláusula. La testamentaria, en el oficio con que la transcribe á la Real Academia de la Historia, agrega las siguientes noticias acerca de tan precioso é importante legado:

«La Biblioteca se compone de más de 8.000 volúmenes, en su mayor parte obras raras, de gran valor bibliográfico, coleccionadas con inteligencia y reunidas á fuerza de tiempo y perseverancia por el testador. Hay libros de todos los ramos del saber humano, pero en lo que más sobresale es en la parte militar».

«La colección de autógrafos, compuesta de cuatrocientos próximamente, antiguos y modernos, se divide en documentos Reales y documentos particulares, curiosísimos, conservados en cajas hechas al efecto. Es notable entre todos, como documento importante, el Memorial sin fecha dirigido por Cristóbal Colón á los Reyes Católicos, de las cosas que eran menester para ser bastecidas las Indias, por ser uno de los pocos autógrafos conocidos que existen de tan insigne personaje histórico; debiendo llamar la atención que desde la línea «Ansi mesmo es menester una persona.....» hasta la conclusión, es autógrafo del Almirante».

«La Real Cédula del Título de Marqués de San Román, encerrada   —278→   en precioso estuche, es digna por todos conceptos de conservación».

«..... en el avalúo de los bienes relictos se ha señalado á la Biblioteca y sus estantes un valor de 50.000 pesetas».



El referido oficio dirigido al actual Presidente (así dice) de la Real Academia de la Historia, lleva la fecha de 3 de Marzo de 1888, y va suscrita por los Sres. D. Francisco Silvela, D. Alfredo Weil y D. Manuel F. Ibarra.

Terminada la lectura de la notable cláusula testamentaría, el Excmo. Sr. Director de la Academia, D. Antonio Cánovas del Castillo, tomó la palabra, é interpretando dignamente los sentimientos de la Corporación, con elocuentes y sentidas frases hizo resaltar las grandes ventajas que para los estudios históricos habrá de producir el importante donativo ya por lo que en sí vale, ya por el gran ejemplo, desgraciadamente raro en España, que ofrece, de patriotismo por amor á la ciencia. Y como la Academia, deseará hacer pública demostración de su profundo agradecimiento, no solo propuso, y así se acordó, consignar este rasgo de ilustrado desprendimiento en el Boletín de la Academia, sino además que en la primera sesión solemne que para conmemorar su fundación se celebrase, se dedicara especial parte de ella á honrar la memoria de tan insigne bienhechor.

La Academia, aceptando en todas sus partes los términos del legado, acordó también que la biblioteca del difunto general se colocase reunida con su misma artística estantería, en uno ó más salones del edificio que posee la Academia, escribiéndose encima de la puerta de entrada Biblioteca y manuscritos legados por el Excmo. Señor Teniente general Marqués de San Román en su testamento á esta Real Academia de la Historia, en el año de 1887, y que en el interior, y en preferente lugar, se colocase su retrato, que ya está pintando con tal propósito uno de nuestros principales artistas.

Conocida es, aunque no tanto como debiera, la historia militar, política y literaria del Excmo. Sr. D. Eduardo Fernández de San Román, Marqués de este apellido: sus hechos de armas y sus   —279→   servicios como militar presentes se hallan en la memoria, así de los que sirvieron á sus órdenes como de sus compañeros; y su amor á las ciencias, principalmente las que se relacionan con el arte de la guerra y las históricas, fué durante su vida tan notorio, que su estudio era citado como uno de los lugares donde se daba más digno culto á las letras en esta corte, concurriendo á él asiduamente muchas de nuestras primeras notabilidades literarias.

El testamento del ilustre finado ha sido el digno complemento de tan interesante vida; pues no solo ha hecho el legado de su biblioteca á la Academia de la Historia, sino que ha querido patrocinar, aun después de muerto, con una modestia y generosidad digna de su espíritu superior, la publicación de obras importantes. Con tal objeto ha dejado la suma de 25.000 pesetas para la impresión de la obra magistral del capitán general Marqués de la Mina, sobre las guerras de Cerdeña, Sicilia y Lombardía, en la primera mitad del siglo pasado, inédita, á pesar de su extraordinario mérito y del informe dado por esta Academia en Diciembre de 1882, que vió la luz pública en su Boletín. Ahora, merced á tan generoso donativo y á la colaboración de D. Antonio Cánovas del Castillo, encargado al efecto por el ilustre testador, conocerá el mundo un libro sin el cual no habría que esperar historia de sucesos tan transcendentales que mereciese entera fe, ni noticia exacta del eximio general, político profundo y concienzudo escritor, que tanto influyó en ellos con sus talentos y su espada.

Pero no es solo este el rasgo de protección que la literatura patria ha merecido al general San Román; pues, entre otros diversos que su testamento descubre, se halla el de un cuantioso donativo á un ilustrado oficial de nuestro ejército falto de medios para dar á la prensa brillante producción histórica sobre alguno de los más célebres capitanes españoles del siglo XVI.

Para todos, menos para sí, se ha mostrado el general espléndido, dejando sin imprimir el segundo tomo de la historia militar que con el título de Guerra civil de 1833 á 1840 en Aragón y Valencia comenzó á publicar en 1884, y no legando nada para que se conozca por entero una obra que tanto contribuiría á su   —280→   gloria de soldado y de escritor castizo y elegante. De esperar es que no quede en olvido trabajo tan importante, que probará una vez más la ilustración de su autor unida á un rasgo tan delicado de modestia, propio del hombre sabio. La patria de Ercilla, de Garcilaso de la Vega y de mil otros héroes que, como Jaime el Conquistador y Alfonso el Sabio, supieron enlazar con los laureles de la victoria el esplendor de las letras y la nobleza del estilo, unirá de hoy más á su imperecedero recuerdo el del varón ilustre á quien dedica la Academia este homenaje público de sentido reconocimiento.

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D. José Pella y Forgas, correspondiente de la Academia en Barcelona, ha publicado en esta ciudad el tomo VII de su Historia del Ampurdán, que llega hasta el fin del reinado de D. Juan II de Aragón y ha sido enviado por el autor en donativo para nuestra Biblioteca, como lo han sido, tan pronto como salieron á luz, los volúmenes precedentes.

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Se ha recibido el fascículo V de los Estudios histórico-arqueológicos sobre Iluro, antigua ciudad de la España Tarraconense, región Layetana, precedido de un plano topográfico de Mataró en 1888. Discurre (páginas 321-400) desde el fin de la época romana hasta principios del siglo XII, no sin reproducir la interesante escritura de San Olaguer, arzobispo de Tarragona, fechada en 21 de Octubre de 1128, que hizo pública nuestro Boletín291 con el objeto de esclarecer la geografía y la historia de la propiedad agrícola, fundamento de la riqueza industrial y marítima de aquella región deliciosa. Incluye muchos datos de recóndita erudición sobre el priorato benedictino de San Pedro de Clará, cerca de Órrius, distante una legua de Mataró, que sin razón se ha supuesto haber pertenecido á la Orden de los Templarios. Tres láminas del fascículo representan los detalles más salientes de la   —281→   iglesia de Clará, hoy convertida en establo. La iglesia existía en 1098, según se infiere de un apunte que el Sr. Pellicer ha tomado del Speculum Curiae ecclesiasticae, y de la inscripción que ha descubierto, grabada con caracteres arcáicos en piedra cuadrangular, donde suena el nombre del arquitecto Bayón, desconocido hasta el presente en los fastos de las Bellas Artes de Cataluña:

† BAIO QVI ISTO DO
MO ADIFICABIT



Si esta lápida se exhibiese en facsímile, ó fotograbado, prestaría no corto servicio á la Historia.

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El literato italiano Signor Gaudencio Claretta ha publicado un cuadernito de pocas páginas titulado Notizzie aneddotiche sul matrimonio de la regina di Spagna Luisa Maria Gabriella di Savoia é sulla principessa Orsini. El académico de número D. Vicente Barrantes hizo sobre este trabajo las observaciones siguientes:

«Desde 1858 en que el literato francés M. Amedée Combes publicó su Biografía de la Princesa Orsini, en España llamada príncesa de los Ursinos (se firmaba de los Orsinos), son muchas las publicaciones dedicadas al mismo personaje y asunto. A ellas deben agregarse las que trazan la vida de la princesa ilustre consorte de Felipe V de Borbón, María Luisa Gabriela de Saboya, justamente encomiada por el P. Flórez en sus Reinas Católicas. La Condesa della Roca había recogido y publicado cartas familiares inéditas de aquella reina y de su hermana María Adelaida, duquesa de Borgoña, dirigidas á la madre de ambas, aunque de corto interés histórico.

El diplomático italiano conde Sclopis publicó en Turín en 1866 sus Estudios históricos sobre María Luisa Gabriela de Saboya, en los que recogió cuanto habían escrito el marqués de San Felipe, el P. Nicolás Belando y Flórez, añadiendo no pocos datos y documentos inéditos de los archivos de Turín, y formando con estos elementos una obra interesante.

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Lo es también para aquel objeto la del eminente historiador Domenico Carutti, Vida de Víctor Amadeo II de Saboya, padre, como es sabido, de aquellas dos princesas.

Por último, las Lettres inédites de la princesse des Ursins, publicadas en 1859 en París por M. Geoffroy en un volumen en 4.º, completan la lista de las principales obras extranjeras relativas al período, verdaderamente crítico por muchos conceptos, de la guerra de sucesión y advenimiento al trono de España de la dinastía borbónica; período que reclama atención muy preferente de nuestros historiadores, y en que ya tiene empeñada su pluma alguno de los modernos tan conocido y estimado como D. Joaquín Maldonado y Macanaz.

Entre nosotros, hasta ahora, se han ocupado en diversos escritos, no coleccionados todavía, de María Luisa Gabriela y Doña María Ana de la Trémouille, que así se llamaba la princesa, los Sres. D. Antonio Benavides, el citado Maldonado Macanaz y Don Antonio Rodríguez Villa.

Actualmente, según fidedignas noticias, el señor duque de Trémouille, jefe de aquella ilustre casa, y uno de los colaboradores de la Revue d'histoire diplomatique, trabaja ó tiene terminada una Vida de la Princesa Orsini, para la cual ha sacado noticias y documentos de nuestros archivos, á más de los que existen en el de su familia.

La breve monografía del Signor Gaudencio Claretta, de que antes hemos hablado, no ofrece sino muy breve interés, y ese episódico. Se refiere á los preparativos hechos por la Princesa ya nombrada Camarera mayor de la nueva Reina, para su venida á España, y á las dificultades que encuentra para verificarlo con su pequeño séquito de italianos. No era natural, en efecto, que cuando estaba acordado que María Luisa despidiese su servidumbre piamontesa al llegar á nuestra frontera, su Camarera mayor trajese gran comitiva propia. Pero es lo cierto que Doña Mariana de la Trémouille tuvo aquí, más adelante, su pequeña corte de franceses é italianos, figurando entre los primeros el caballero D'Aubigny, su secretario y M. Des Pennes; y entre los segundos, sus sobrinos, el conde de Chalais y el caballero Lanti.

Vese también en la monografía del Sr. Claretta que la Princesa   —283→   no era rica en bienes de fortuna al venir á España, y que no lo fué tampoco al salir de ella. Como María Luisa Gabriela, ejerció su indudable influencia en nuestros asuntos políticos en un período de angustia y de terrible crisis, y mostró tanto amor á las personas de sus reyes como verdadero desinterés. Muerta en 1714 aquella gran Reina, su Camarera mayor se dejó dominar por la ambición, no por la codicia; y sus pretensiones al tratamiento de Alteza y á un principado independiente en los Países Bajos, estorbando y aplazando nuestro tratado de paz con Holanda, la enajenaron las simpatías de la corte de Versalles y acaso las del mismo Felipe V, y privándola de todo apoyo en ambos países, fueron la causa principal de su ruidosa caída.»



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Ha regalado á nuestra Biblioteca M. Ulysse Robert, correspondiente extranjero en Saint-Mandé (Seine), tres preciosas obras de que es autor.

1. Catalogue des manuscrits, relatifs à la Franche-Comté, qui sont conservés dans les bibliothèques publiques de Paris. Paris, 1878.

2. Inventaire sommaire des manuscrits des bibliothèques de France dont les catalogues n'ont pas été imprimés. Tres fascículos. Paris, 1879-1882.

3. Recueil des lois, décrets, ordonnances, arrêtés, circulaires, etc., concernant les bibliothèques publiques, communales, universitaires, scolaires et populaires. Publié sous les auspices du Ministre de l'Instruction publique. Paris, 1883.

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Con fecha del 1.º de Marzo último ha comunicado D. Antonio Ruíz, vecino de Castellón de la Plana, á la Academia, interesantes noticias acerca del miliario romano, registrado por Hübner292   —284→   bajo el número 4.949, y descubierto y descrito por D. Agustín de Sales en egregia Monografía293.

La columna está sin pedestal y tirada ó inclinada sobre el ángulo del Sur, de la cerca de la ermita de San Vicente, que dista de la entrada de la villa de Borriol próximamente un kilómetro. Como está lindando con la carretera de Zaragoza, ha sido derribada alguna vez por los carros, y es probable su destrucción.

La piedra es rodeno rojo, y mide sobre un metro de alto por 40 centímetros de diámetro.

Su forma es cilíndrica, pero no perfecta, y con desconchados en la inscripción.

En la misma cerca de la ermita y lado izquierdo de la puerta de entrada hay otra piedra miliaria con parte de pedestal, cuya forma cilíndrica en su parte superior está cortada por dos de sus caras, en donde hay vestigios de letras. Al extremo del muro de la cerca parece haber otra, por ser de la misma arenisca (rodeno) é igual forma. A distancia de unos 4 metros hay el paso de un antiguo camino que sigue á Castellón por detrás del santuario.

I M P . CAES . g . mESIO
Q . TRAIANO . DECIO
INVICTO . PIO . FELICI . AVG
DACICO . MAXIMO . PONTIFIC
MAXIMO . TRIBVNICIAE
POTESTATIS . II . COS
II . P . P . PROCOS . ET . Q . HERENNIO
ETRVSCIO . MESIO . NOBILIS
CAES . VIA . AVG



En el primer renglón, la primera letra de MESIO conserva el último trazo perpendicular.

La copia que ha transmitido el Sr. Ruíz, omite el número de las millas (CXIX según el Sr. Sales). Al Sr. Ruíz y á su digno   —285→   cooperador D. Manuel Miquel é Irízar, capitán del cuerpo de Ingenieros, ha significado la Academia con expresiones de gratitud el deseo de que lleven á cabo tan noble empresa, salvando del exterminio el sobredicho miliario, fechado en el año 250, y perfeccionando su estudio acerca de los otros dos, que convendría sacar á luz y asegurar habilitándolos para el progreso científico.

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Ha ofrecido á la Academia su Correspondiente en Viena de Austria, D. Rodolfo Beer, un mapamundi iluminado y sacado por el distinguido individuo del Cuerpo facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Anticuarios, D. Marcelino Gutiérrez del Castro, del códice apocalíptico de San Beato de Liébana, que se conserva actualmente en la biblioteca provincial de Valladolid y fué trazado en el año 970. Los códices de la obra de San Beato esparcidos en diferentes bibliotecas de Europa, encierran este mapamundi, que representa la suma de los conocimientos geográficos, universales, poseidos en el Norte de España, hace once siglos, cuando vivía San Beato, y la literatura cristiana del Occidente, comenzaba á reponerse de los quebrantos que le infirió la barbarie mahometana.

El estudio de estos manuscritos, que en sus variados dibujos y profusión de láminas polícromas atestiguan el culto rendido al Arte por los diferentes Estados cristianos de nuestra Península durante la Edad de hierro, ha dado lugar á diferentes monografías parciales, que es de esperar abrirán camino á una general, que las condense, rectifique y perfeccione.

Sobre la que publicó M. D'Avezac294 ha pasado al Sr. Fita295 D. Manuel Rico y Sinobas una observación digna de aprecio.

«No es cierto que perteneciese á la biblioteca de Altamira el ejemplar de San Beato de Liébana, que motivó la docta Monografía de M. D'Avezac. De aquella biblioteca procedieron algunos libros de Ornitología mejicana, que adquirió el comisionado francés;   —286→   pero el ejemplar de San Beato lo habían traido tres meses antes tres corredores del Rastro de esta corte, habiéndose hecho con él en una aldea, próxima á Santo Domingo de Silos en tierra de Burgos.

Tuve en mi casa el referido ejemplar en la misma mañana y hora de su llegada á Madrid. Contenía una nota manuscrita, de letra moderna, que decía que del mismo ejemplar se mandó copiar en el monasterio de Santo Domingo de Silos un traslado para la librería del Rey en Madrid. El año, si mal no recuerdo, fué el de 1737. La equivocación de M. D'Avezac dimanó de haber llegado á París este ejemplar juntamente con dichos libros de Ornitología, y de habérsele atribuído la procedencia, que estos tenían y que dejo indicada, de la biblioteca de Altamira.»



Hasta aquí el Sr. Rico y Sinobas.

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El día 14 de Octubre falleció en Berlín el joven doctor Pablo Ewald, correspondiente de la Academia, de cuyas obras históricas no una sola vez se ha hecho eco nuestro Boletín296. Su muerte, que lamenta toda la sabia Europa, ha dejado un gran vacío difícil de llenar en la república de las letras, y particularmente en los altos estudios sobre la historia universal de la Iglesia.

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Ha publicado el Dr. Loewenfeld el último fascículo de la segunda edición de Jaffé, Regesta Romanorum Pontificum, que llega hasta el año 1198, último del pontificado de Celestino III, y menciona varias bulas que, por medio de nuestro Boletín, han logrado salir á luz. También acaba de publicarse la excelente Memoria titulada, «Noticias bibliográficas y catálogo de los códices de la Santa Iglesia Catedral de León, por Rodolfo Beer, correspondiente de la Real Academia de la Historia, y J. Eloy Díaz Jiménez, Director del Instituto de León.»