Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
Anterior Indice Siguiente



  —465→  

ArribaAbajoV. Monumentos epigráficos de las Islas Baleares

Emilio Hübner


Aunque el fruto de una nueva visita á las hermosas islas Baleares, hecha por el que suscribe en el mes de Agosto de 1886, no ha sido muy grande, sin embargo merece una sucinta relación, tanto más cuanto que ni en la Península ni en el extranjero se aprecia ó se conoce bastante el vivo interés con el cual algunos de los isleños inteligentes cultivan la arqueología patria. La grande y espléndida obra del Serenísimo Archiduque Don Luís Salvador de Austria y Toscana, escrita en alemán, da una descripción circunstanciada de las antigüedades Baleáricas, y sobre todo de los Talayots. Pero á los siete volúmenes grandes, con sus numerosas cromolitografías y grabados en madera, ya publicados en Leipsig desde el año 1869 hasta 1884, en folio, falta aún el último, que ha de tratar de Menorca. Se nos ha dicho, y lo he oído con gusto, que se prepara una versión castellana de toda la obra, cuya redacción está confiada á la conocida experiencia del Sr. D. Francisco Manuel Bretón de los Herreros, ilustre Director del Instituto Balear. Sobre los Talayots, monumentos curiosísimos de la población anteromana de las islas, después de los Apuntes arqueológicos del benemérito anticuario barcelonés D. Francisco Martorell y Peña, anotados por el Sr. D. Salvador Sampere y Miquel y publicados en Barcelona en 1879, nadie, que yo sepa, ha escrito detenidamente. Con el progreso agrícola del país, ó marcha invasora del laboreo de los campos, van desapareciendo cada año algunos de estos monumentos; y por esta razón siquiera, cuando no por su propio mérito, convendría perpetuar su memoria en planos y diseños arquitectónicos y en vistas fotográficas. Reservando para otra ocasión más oportuna el publicar lo que creo haber observado sobre el destino, construcción y variedad de estos edificios sui generis, me limito á discurrir sobre los monumentos de la época romana, acerca de los cuales, después de los trabajos concienzudos y utilísimos de los   —466→   hermanos D. Juan y D. Antonio Ramis, no se han hecho nuevas investigaciones de alguna consecuencia.

Principiando con la isla Mayor, observo que en su capital de Palma no se han encontrado, con excepción de dos lápidas sepulcrales de poca importancia, nuevos monumentos epigráficos que puedan aumentar considerablemente la colección de ellas propuesta en el Corpus. Sin embargo, el hecho solo de que se hayan encontrado dos inscripciones en lo interior de la población moderna es importante. En efecto, «en un punto exterior al recinto del muro de palacio y junto á la puerta de entrada del castillo, que mira á la calle del Mirador,» como lo testifica el mejor conocedor de la antigua ciudad de Palma, el insigne arquitecto señor D. Pedro de Alcántara Peña, parecieron dos epígrafes sepulcrales del siglo II, en pequeñas losas de mármol, que se conservan en el Museo establecido hace algunos años, con un celo digno de loa, por la Sociedad Arqueológica Luliana, en el edificio del Instituto Balear, en donde los he copiado. Su texto, conforme al publicado por el Sr. Peña en el periódico histórico-arqueológico de la misma Sociedad, el Boletín, año III, 1887, pág. 62, es este:

imagen



En el nombre de Caecilia suena el del patrono y conquistador de las islas, Metelo Baleárico. Dejo sin suplir el cognomen Ci...ia,   —467→   porque puede haber sido peregrino, lo mismo que el de Saraucio. En el mismo Boletín el Sr. Peña ha expuesto con documentos y observaciones evidentes, cómo de un núcleo estrecho y muy antiguo, más ó menos oblongo en su forma, y agrupándose cerca del castillo como parte más elevada, ha crecido la población moderna. De modo que ya con alguna certidumbre se puede decir que Metelo Baleárico fundó la población romana en el mismo sitio de la moderna, dándole por nombre uno alusivo á la palma de la victoria sobre las islas, á la cual debió su cognomen triumphale de Baleárico.

Es este un nuevo dato y muy expresivo. No faltan, por cierto, algunos testimonios de la vida romana, barros y vasijas, objetos de bronce y marfil, que se dicen encontrados dentro del recinto de Palma; pero la ubicación de hallazgos de esta clase no suele ser muy segura. Restos de habitaciones y sepulcros de la época romana no escasean en los alrededores y amena campiña de la capital; pero ni estos ni aquellos datos son suficientes para la solución de la cuestión topográfica. El único monumento epigráfico de la misma procedencia, conocido hasta hace poco, era la inscripción de un pontifex, existente en Porto Pí, junto á Palma (C. I. L. II n. 3669), en casa de un naviero. No es probable que haya venido aquí como zahorra de afuera, toda vez que el individuo nombrado en él es de la tribu de las Baleares, la Velina. Estaría, por ventura, en un sepulcreto ú osario de familia, extramuros de la población de Palma, y por eso no sirve tampoco á fijar su sitio.

Otro monumento epigráfico, que es un fragmento con solos los nombres de César Augusto, quizá nunca terminado, existía antes en el zaguán de una casa próxima al templo de San Nicolás, y después pareció en un predio fuera de la población de Palma, «en el Son Putxet en la Veleta.» Así lo refiere el Sr. B. Ferrá en el ya citado Boletín de la Sociedad Arqueológica Luliana, vol. I, 1885, n. 7, pág. 6. Es una pieza de mármol blanco, de 90 cm. de altura, de 69 de anchura y de 33 de espesor, y no contiene más que las letras

imagen



  —468→  

No lo ví; pero parece probable la opinión del Sr. Ferrá que ya en la época romana el pedestal, no terminado, se varió para convertirlo en pila. Prueba á lo menos que no faltaron en Mallorca, aunque perecieron con excepción de algunos pocos restos del arte, escultórico, monumentos también de esta época; en la cual, como sabemos de los testimonios de los historiadores romanos, las islas solían servir como localidad de destierro á no pocos próceres á personas de alto linaje. No está averiguado, según las noticias de su paradero, si el fragmento pertenecía á una estatua ó busto del Emperador puesta en la población misma, ó en una de las casas de campo en sus alrededores.

No se han descubierto, hasta hoy, allí otros monumentos epigráficos que con más ó menos probabilidad se puedan referir á la ciudad de Palma. Pero en las inscripciones de Tarragona encontramos á dos hijos de Palma que, después de haber obtenido como la ley lo prescribía, todos los cargos municipales de su país, fueron flamines de la provincia en la capital (C. I. L. II, n. 4197 y 4205). Otros dos individuos, pertenecientes á la tribu de las islas, la Velina, de los cuales el uno, recibido en el Senado de Tarragona, fué allí duunivir y edil, con toda probabilidad se pueden considerar también como naturales de Palma (C. I. L. II, n. 4343 y 4262).

Los 23 epígrafes sepulcrales, todos pertenecientes á la última época de la república romana ó á la de Augusto, é interesantes por los nombres peregrinos de muchos de los individuos á quienes se refieren, por sus fórmulas arcáicas y por el símbolo de la llave que algunos de ellos tienen esculpido, provienen de los alrededores de Santañy, población de la parte meridional de la isla, y bastante remota de Palma. Creo que hayan de atribuirse al municipio Guiuntano, que fué uno de los de la isla Mayor, conocidos por la inscripción Tarraconense de uno de los flámines de la provincia, que se dice Balearicus Palmensis et Guiuntanus. (C. I. L. II, n. 4218). El nombre de Guius ó Guium, de quien se formó el adjetivo Guimitanus, parece idéntico con el que en los manuscritos de Plinio, en su Historia natural (II, § 77) se dice Ciuium, y que generalmente se lee Cinium. Los anticuarios locales, como Antonio Furió, creyeron que este supuesto Cinium de Plinio correspondía al pueblo moderno de Sineu. Pero este pueblo   —469→   con su castillo parece de origen árabe; y las tres inscripciones que el solo Furió pone en Sineu ó cerca de esta villa no sirven; la una (que trae el nombre de Sin...) es falsa indudablemente; las otras dos, como no encontradas en la misma Sineu, sino en predios vecinos, nada prueban ó no son de consecuencia para la cuestión topográfica. Inscripciones sepulcrales sencillas se encuentran en cada región cultivada y habitada por los romanos; en Inca y en Manacór, las dos poblaciones más importantes en lo interior de la isla, las hubo (C. I. L. II, n. 3701 y 3702); no es, pues, extraño que no falten tampoco cerca de Sineu. No sabemos si uno ú otro de estos monumentos haya de atribuirse tal vez á otro municipio de la isla, que Plinio cita bajo el nombre de Tuci (Hist. nat., III, 77), y cuyo sitio tampoco se ha averiguado hasta hoy. Las piedras de Santany conservan su importancia como testimonios de población antigua distinta, que con mucha probabilidad identificamos con el municipio, Guiuntano. Esperamos que monumentos de tanta importancia, que existen en poder de los herederos del Sr. Bover, no tardarán en formar parte de uno de los museos de Palma, ó sea del de la Sociedad Arqueológica Luliana, ó bien del otro que la Comisión de monumentos se propuso plantear en el antiguo y hermosísimo edificio de la Lonja. La epigrafía mallorquina exige ya un establecimiento central en el cual puedan reunirse los restos de la época romana, ciertamente aún existentes en varias partes, ó que puedan salir á luz en adelante.

En la parte opuesta de la isla, que mira al NE. y á la isla Menor, existían otras dos poblaciones antiguas. La una era Bocchori, una de las antiguas colonias fenicias cuya independencia los romanos respetaron concediéndola un foedus. En efecto, Plinio la registra entre las civitates foederatae (Hist. nat., III, § 76), y su colocación se demuestra con el nombre, aún sobreviviente, de el predat de Boguér. Allí existen, en la llanura y en la ribera boreal de la bahía de Alcudia, los restos de Bocchori, como lo ha expuesto claramente el insigne académico, á cuyas investigaciones épocas muy diversas de la historia patria deben importantes esclarecimientos456. El decreto del año 6 de nuestra era (C. I. L. II,   —470→   n. 3695), con el cual el Senado y el pueblo de los Bocchoritanos cooptaron al senador romano Marco Atilio Verno, personaje no conocido por otros testimonios, pero cuya familia parece haber tenido bienes considerables en España, existe todavía en Palma en poder de D. Miguel Sureda y Verí. Otros monumentos epigráficos de Bocchori no han parecido.

Cerca de Bocchori fundó Metelo Baleárico otra población destinada, quizá como Palma, á asegurar la dominación romana sobre indígenas y fenicios, y la nombró, recordando á su homónima en Italia, «la fuerte», Pollentia. Su sitio viene marcado aproximadamente por la actual Pollenza, en donde existen los restos de un teatro y de un acueducto romano. El teatro ha sido descrito por el benemérito anticuario barcelonés D. Francis Martorell y Peña457. No pocas inscripciones, conservadas solo porque sirvieron para la construcción de edificios, iglesias y murallas en Alcudia, testifican que Pollentia era población no destituída de importancia (C. I. L. II, n. 3696 hasta 3700); dos de ellas existen ahora en Palma en poder de D. Enrique de España; otras dos además, las tienen en sus casas D. Felipe Jacinto de Anguera y D. Mariano Calvis en Alcudia; una fué trasladada á Mahón (núm. 3699). Pero ninguna de ellas, á pesar de que evidentemente pertenecen á Pollentia, lleva en sí el nombre de la población antigua. En casa de D. Enrique de España, que es la que fué de D. Antonio Serra y Ferragut, vi el fragmento exiguo de un pedestal de mármol, destinado, como parece, á soportar el busto de uno de los emperadores del siglo II ó III, Marco Aurelio tal vez, ó sea Cómodo, ó Severo, con esta inscripción en caracteres pequeños (de altura de 2 cm.), pero claros:

imagen



  —471→  

Los títulos de los emperadores se prestan á suplementos ciertos; el último renglón indica claramente el nombre de la res publica Pollentina. De modo que ya tenemos un testimonio epigráfico de certeza indubitable acerca de esta población romana.

Pasando á Menorca, conserva su capital Mahón una especie de colección epigráfica en el pedestal de una estatua de San Sebastián en las Casas consistoriales. Están empotradas en este pedestal seis inscripciones (C. I. L. II, n. 3708-3712, 3714) y un fragmento; y faltando en Mahón un museo, así al menos se han conservado. Pero están gastadísimas y en lugar nada cómodo para observarlas, como ya decía el insigne Villanueva.

No faltan en Mahón aficionados inteligentes que se dedican á coleccionar y conservar antigüedades. La importante colección de los hermanos Ramis todavía existe en poder de un pariente suyo, D. Francisco Andreu. El Sr. D. José Oliver, aparte de su galería de pinturas, conserva algunos objetos de la época romana recogidos en varias localidades de Andalucía. El P. F. Cardona ha reunido una colección de objetos de historia natural que tiene fama aún en el extranjero. Pero el anticuario actual de Menorca, sucesor de los Ramis, es el Sr. D. Juan Pons y Soler. A él exclusivamente debemos la indicación de los nuevos monumentos epigráficos de Mahón y de sus alrededores, que vamos á publicar. El uno es por desgracia solo un fragmento, de pedestal de mármol, alto 42 cm., ancho 36, inscrito por ambas faces; se encontró en el año 1868 en la plaza del convento que fué del Carmen. Las letras del anverso son grandes (de altura de 1 dm.) y hermosas, y parecen del siglo I. Propongo algunos suplementos, arbitrarios sí, pero que darán una idea del carácter del epígrafe:

imagen



El tercer renglón no se presta á suplementos; pero parece muy probable que el individuo á quien se puso este monumento era un alto funcionario de la ciudad de Mago. El reverso contenía el elogio de sus méritos, escrito en dos columnas:

  —472→  

imagen



No se puede restituir tampoco el texto íntegro de este documento interesante; pero claro se ve que el individuo honrado con este monumento había prestado servicios importantes á su país, restaurando las puertas y contribuyendo á la construcción de varios edificios públicos, las carnicerías con sus pórticos, el teatro y otros.

En las inmediaciones de la villa de Alayór, y á 1 km. de ella, se encontró un cipo de piedra calcárea del país, alto 1,71 m., ancho 66 cm. y grueso 32. Lo tiene el Sr. Pons en su casa de campo; sus letras grandes (alto 15 mm.) y buenas. Dice así:

imagen

Imp(erator) Caes(ar) / Nerva Tr / aianus / [A]ug(ustus) Ger(manicus) fecit-



Pertenece á los cinco primeros años de Trajano (98 hasta 103 de nuestra era), porque falta aún el nombre de Dácico. No se puede fijar con certeza á qué clase de obra pública se refiere el monumento; pero con toda probabilidad era una vía ó camino entre las dos poblaciones principales de la isla, Mago y Jamo, ó sean Mahón y Ciudadela, que los habitantes debían al cuidado del emperador458.

  —473→  

En Ciudadela misma no han parecido nuevas inscripciones, fuera de las dos únicas allí encontradas (C. I. L. II, n. 3716 y 3717). Una de ellas es la dedicación de un miles; circunstancia memorable, que indica haber existido en esta ciudadela de la isla una guarnición.

Existen además en cierto punto de la isla, distante de las dos poblaciones romanas, varias inscripciones, esculpidas en la roca viva, que dan á conocer un culto local interesante. Las copió en su tiempo el Sr. D. Juan Ramis con mucho esmero, como hemos podido averiguar; sin embargo, importaba verificar los textos en los originales. Una expedición al punto de su paradero, que es la pequeña bahía en la costa occidental de la isla, algunas horas de Mahón, llamada de Calas Covas, emprendida en amistosa compañía de dos aficionados, el Sr. D. Teodoro de Ugarte, capitán del parque de Artillería, y el Sr. D. Teodoro Ládico, hijo, no tuvo suceso feliz; porque á pesar de las indicaciones exactas de Ramis, no nos fué posible dar con los epígrafes. Pero poco después de mi partida, una nueva expedición del Sr. Ugarte me ha procurado calcos de las inscripciones, que han contribuído eficazmente á corregir y aumentar los textos de Ramis, repetidos en el Corpus (n. 3718-3727). Todavía falta mucho para que sean completos ó inteligibles. Las repito aquí con la intención de estimular á los anticuarios y aficionados á cotejarlos otra vez con los originales, para que al fin se puedan establecer sus textos correctos.

1. Al pie de la cueva llamada la Sala, en tiempo de Ramis la «dels Jurats,» exteriormente, sobre la misma vereda á la derecha del barranco, á medio metro del suelo; letras altas 6 cm., muy gastadas y confusas. No publicada por Ramis.

imagen



  —474→  

2. En la cueva llamada la Iglesia; letras altas de 3,4 cm. (Corpus, n. 3718.)

imagen



Los cónsules son los del año 150 de nuestra era; pero por desgracia los renglones importantes del final del texto, que ciertamente contienen la indicación del culto particular de esta localidad, hasta ahora se substraen porfiadamente á una restitución probable.

3. En la misma cueva; letras altas de 2 1/2 cm. (Corpus, número 3720.)

imagen



Ni los nombres de los cónsules, quizá sufectos, se pueden restituir.

4. En la misma cueva; letras altas de 3 1/2 cm. (Corpus, número 3722.)

imagen



  —475→  

5. En la misma cueva; letras altas de 4 cm. (Corpus, n. 3721.)

imagen



6. En la misma cueva; letras altas de 3 1/2 cm. (Corpus, número 3723.)

imagen



7. En la misma cueva; letras altas de 3 1/2 cm. (Corpus, número 3719.)

imagen



8. En la misma cueva; letras altas de 3 1/2 cm. (Corpus, número 3724.)

imagen



9. En la misma cueva; letras altas de 3 1/2 cm. (Ramis no la vió.)

imagen



  —476→  

Claro es que estas nueve inscripciones se refieren á ciertos días del año, en los cuales un culto particular allí se celebró. Por la fecha que una de ellas lleva y la semejanza del carácter paleográfico de las otras se pueden atribuir todas al siglo II. Es muy fácil que una atenta observación de las cuevas nos dé algunos epígrafes más de la misma clase.

En Ibiza no existen más que las tres estatuas romanas con sus pedestales é inscripciones, ya conocidas hace unos treinta ó cuarenta años (C. I. L. II, n. 3659, 3661, 3662). Otra (n. 3663) existe en Perpiñán de Francia. Las demás, conservadas por los antiguos colectores (n. 3660, 3664-3668), perecieron; tres más, no publicadas en el Corpus, las trae solo el códice Filonardiano, ya de la biblioteca Real de Berlín, que es un ejemplar de una antigua colección epigráfica, compilada á fines del siglo XV ó á principios del XVI. Son sepulcrales y nada importante enseñan. Las repito aquí como las copia el viajero italiano, sin corregir los textos, para que el arqueólogo á quien cupiere la suerte de visitar á Ibiza vea si existen todavía.

In insula Euicae in orto Demia de Castillia (sic).

imagen

Ibidem.

imagen

Ibidem, in orto Antonii Raimundi.

imagen



En el último texto habrá de leerse BENEMERIT.

No faltaban, pues, restos de la vida romana en Ebusus, una de las más antiguas posesiones cartaginesas en estas regiones, cuyas   —477→   monedas parecen haber circulado en ambas islas Baleares, según observa, no sin justa razón, el docto numismático D. Álvaro Campaner.

Sabemos que el celo ardiente y nobilísimo de los que miran por las antigüedades patrias, ya nuevamente despertado y más y más vivo en las islas Baleares, no dejará perecer los monumentos que aún existen; y de su talento, bien probado, esperamos que ulteriores indagaciones conduzcan á nuevos descubrimientos.

Berlín, 16 de Noviembre de 1888.

EMILIO HÜBNER.



Anterior Indice Siguiente