Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.


ArribaAbajoCanto II

Las Justas




De un Aristarco adusto oigo el regaño:
«Poner en verso estúpidas consejas
que deleitaban a la plebe antaño,
pero que hasta los niños y las viejas  860
desprecian hoy, es un capricho extraño;
tenemos delicadas las orejas.
Desatinos narrar de tanto bulto
a nuestra sabia edad es un insulto.
   ¿Qué es ver una princesa en medio el prado  865
con un laurel por colgadura y techo,
la orilla de un arroyo por estrado,
y por dama de honor a par del lecho
un feo gigantón desaforado?
¿Qué es ver un caballero que a despecho  870
del sentido común y de Cervantes
despacha a dos por tres cuatro gigantes?».
   ¿Y por eso no más pasar la esponja
pretende usted a lo que llevo escrito?
Digo que son escrúpulos de monja.  875
—282→
Lo que viene detrás es lo bonito;
lo de hasta aquí no vale una toronja.
Si usted depone un rato ese erudito
fastidio, y va adelante con el cuento,
cosas verá que le han de dar contento.  880
   Verá usted jayanazos de una talla,
que con ellos Golías fue un pigmeo;
tierras visitará, que no las halla,
aunque se despestañe, en Ptolomeo;
verá esfinges y grifos, de que calla  885
el systema naturae de Linneo;
encantados jardines a docenas;
maravillas, en fin, a manos llenas.
   «Quodcumque ostendis mihi sic...». ¿Y acaso
exijo yo, molondro, que lo creas?  890
Mentir es privilegio del Parnaso,
y si lo desconoces, no me leas,
ni al Arïosto, ni a Miltón, ni al Tasso,
ni al gran cantor de Aquiles, ni al de Eneas;
estudia expositores del derecho,  895
o toma tu compás; y buen provecho.
   Y si te place por veraz la historia,
—283→
sepas que cuelli-erguida y cari-seria,
como la ves, su parla es ilusoria,
y las mentiras por verdades feria.  900
Y es lo peor, que siempre da la gloria
al poder, siempre al flaco la miseria,
más que de pueblos, de tiranos aya;
al menos mi mentir es de otra laya.
   De Ferraguto y del fingido Uberto  905
volvamos, si os parece, a la batalla.
Son en lo fuerte iguales y en lo experto;
igual en ambos el furor estalla;
y si de pie a cabeza está cubierto
el Argalía de encantada malla,  910
tiene encantado el moro todo el bulto,
salvo un pequeño lunarcillo oculto.
   El que cruzarse dos exhalaciones
viese, bañando el aire en luz bermeja,
o embestirse dos líbicos leones  915
con sacudir horrendo de guedeja,
pudiera acaso de los dos barones
el crudo choque imaginar. Semeja,
de los aceros al brillante lampo
y raudo silbo, estremecerse el campo.  920
   Su espada el Argalí derecha y alta
levanta, y luego atrás la echó ligero,
hasta que ya a la punta poco falta
para frisar con el arzón trasero;
y en los estribos afirmado, asalta  925
al moro, y un fendiente tan certero
le asienta en la mollera desarmada,
que creyó la contienda terminada.
—284→
   Pero como no ya cabeza rota,
antes tan al contrario le sucede  930
que no se ve de sangre ni una gota,
dos pasos admirado retrocede.
Ferragú dolorido se alborota,
y dando fuerza al brazo cuanta puede,
«Veamos, dice, si la lid concluyo,  935
y si este acero corta más que el tuyo».
   Y con un altibajo fulminante
que hallara entrada en un peñasco alpino,
la cabeza y el yelmo relumbrante
se figuró tajar como un pepino;  940
mas en un yelmo da, que no es bastante
ni a rasguñarlo el filo damasquino.
A su vez Ferraguto se retira;
el asombro hace treguas a la ira.
   Suspensa queda la cruel porfía  945
un rato breve en pausa silenciosa,
cual un instante en borrascoso día
el viento calla en la floresta hojosa.
El primero que habló fue el Argalía:
«Quiero, señor, que sepas una cosa:  950
con este arnés de hadadas piezas hecho
tu espada ni otra alguna es de provecho.
   «Desiste, pues, de un insensato duelo
que ha de traerte al fin mengua y bochorno».
Responde el moro: «Así me salve el cielo,  955
como este escudo y malla y cuanto en torno
a mi persona ves, llevarlo suelo,
más que para defensa, por adorno;
ir armado o desnudo no me importa,
porque en mi piel ningún acero corta.  960
—285→
   «Dame, pues, tu amistad, y hágala firme
el parentesco; que delirio extraño
fuera con desventaja resistirme
tanta, y con tan forzosa afrenta y daño.
Yo de aquí sin la dama no he de irme,  965
si bien supiera estar lidiando un año.
Si por esposa me la das, contigo
a estrecha unión y eterna paz me obligo».
   «Para que yo su mano te ofreciera,
(dice Argalía) tu valor te abona;  970
pero su gusto es condición primera;
y darte posesión de su persona
sin consultarla, hacer la cuenta fuera,
como dice el refrán, sin la patrona.
Veamos si te admite por su dueño;  975
si no te admite, seguirá el empeño».
   Habiendo el moro en ello consentido,
va el otro a consultarla, como es justo.
Fue un hombre Ferragú descomedido,
y de un mirar desapacible, adusto;  980
bronco en el habla, inculto en el vestido,
y que en lavarse hallaba poco gusto;
toda la cara de vedijas llena,
el pelo grifo y la color morena.
   Ella, que un novio quiere blanco y rubio,  985
responde que el galán no le acomoda.
Derramando de lágrimas diluvio,
«No me hablen, dice, en semejante boda.
Aunque arda como el Etna o el Vesubio,
—286→
y aunque en dote me dé la España toda,  990
antes que suya quiero verme muerta,
o por el mundo andar de puerta en puerta.
   «Torna, pues, caro hermano, por tu vida;
renueva con el moro la pelea;
y mientras de tu anillo socorrida  995
me pongo en salvo yo, sin que él me vea,
tú en hallando ocasión vuelve la brida,
déjale en la estacada, y espolea.
De las Ardeñas tomaré el sendero,
do juntarme otra vez contigo espero».  1000
   Renuevan los barones la quimera,
después que el uno al otro ha referido
no haber forma ni modo de que quiera
la niña recibirle por marido.
—287→
Ferraguto se obstina, mate o muera,  1005
en que sin ella no ha de haber partido;
y ella sin más ni más tomó el portante
dejando en la estacada al pobre amante.
   Búscala con los ojos el pagano,
que siente en verla alivio a la fatiga;  1010
y como a todos lados mira en vano,
no sabe lo que piense o lo que diga.
En esto el otro aguija a Rabicano,
que no hay hombre ni diablo que le siga;
y sin decir adiós, hasta la vuelta,  1015
por el bosque se va a carrera suelta.
   Quieto se estuvo el moro en confïanza
de que volviese luego el Argalía.
Perdiendo finalmente la esperanza,
de corazón a entrambos maldecía:  1020
«Nada te librará de mi venganza,
dice, tu necia hermana ha de ser mía
a tu pesar, siquiera la más honda
sima de los infiernos os esconda».
   Impaciente, iracundo, enfurecido,  1025
hinca las dos espuelas, y ligero
parte en pos del cobarde, mal nacido,
(que tal le juzga) indigno caballero,
—288→
y de la que a su amor ha respondido
con desdén tan esquivo y altanero.  1030
Recorre el campo, en las cabañas entra,
anda de bosque en bosque, a nadie encuentra.
   Astolfo, en tanto, que la lid miraba,
al ver que uno en pos de otro a gran carrera
se alejaba del campo, y que no estaba  1035
tampoco allí la hermosa carcelera,
a la fortuna muchas gracias daba
de hallarse libre cuando no lo espera.
Plazo no quiere dar a su ventura;
vístese a toda prisa la armadura.  1040
   Quebrárase la lanza al paladino
en el pasado encuentro, y arrimada
mira por dicha suya a un verde pino
la del fingido Uberto, la encantada,
la invencible, cubierta de oro fino,  1045
y de bellas labores entallada;
tómala sin saber lo que encubría,
pensando a su señor volverla un día.
   Mientras lleno de júbilo espolea,
cual cautivo a la luz restitüido,  1050
quiere la suerte que a Reinaldos vea,
y a relatarle va lo sucedido.
—289→
Reinaldos, que del mismo pie cojea
que Orlando y Ferraguto, ha decidido
ir de los fugitivos en alcance;  1055
quiere, hasta verle el fin, jugar el lance.
   Tanto el amor le trae al retortero,
que sin tornar palabra al del Leopardo
vuelve la brida, el estrellado acero
hincando en los ijares a Bayardo.  1060
Parte cual rayo el animal ligero,
y óyese motejar de flojo y tardo.
De los gustos del amo poco sabe,
y de las penas gran porción le cabe.
   Llega en tanto a París el rozagante  1065
duque, y aún no ha desabrochado el peto,
cuando en su estancia entró el señor de Anglante,
pidiendo nuevas del amado objeto:
«¿Dónde queda ese moro petulante?
¿Dónde el de Montalbán?» pregunta inquieto.  1070
Donosamente Astolfo desembucha;
—290→
impaciente, anhelante, Orlando escucha.
   Y al entender que es ida la doncella,
y que el hermano huyendo se retira,
y Ferragú y Reinaldos van tras ella,  1075
al duque con torcidos ojos mira.
Reniega de sí mismo y de su estrella;
abatido después gime, suspira;
repélase las barbas, rompe en llanto.
¡Que en alma tal, amor pudiese tanto!  1080
   En la cama arrojándose, decía:
«¡Tiránica pasión, que a nada cede,
y se ahonda en el alma cada día,
y no hay solaz, no hay gusto que no acede!
¿Qué disputado prez, qué nombradía,  1085
qué aplauso humano contentarme puede?
Lides, ¡adiós! ¡adiós, mi noble espada!
La existencia de Orlando es acabada.
—291→
   «¡Oh, si diese a mis ansias refrigerio
mi adorada beldad! ¡si coronara  1090
mi amorosa pasión! por el imperio
de la tierra mi dicha no trocara.
Pero si para eterno vituperio
del nombre mío, está mi prenda cara
—292→
destinada a otro dueño, ¡inicua Suerte!  1095
nada te pido ya, sino la muerte.
   «¿Qué puedo hacer? El corazón desmaya,
desigual a tan bárbaro suplicio;
entre tinieblas vivo, en que no raya
de una esperanza el más remoto indicio.  1100
Y para que tormentos nuevos haya,
y en mis desvelos dé al través el juicio,
osa el de Montalbano y osa el Moro
(¡maldición!) disputarme mi tesoro.
   «Tras ella van, como en el bosque umbrío  1105
da caza el tigre a pávida corcilla;
y mientras el amado dueño mío
corre peligro tanto, ¡yo (¡mancilla
eterna a mi valor!) sin albedrío,
sin alma, con la mano en la mejilla,  1110
como flaca mujer me quejo al cielo,
y busco en necias lágrimas consuelo!
—293→
   «Si morir desamado es a la postre
la recompensa que a mis penas cabe,
¿por qué dejar que así este afán me postre  1115
y que mi fama en ignominia acabe?
Salga yo, y por mi dama el mundo arrostre,
que más dulce en la lid la muerte sabe,
y un piadoso mirar de mi señora
felicísima hará mi última hora».  1120
   Así diciendo de la cama salta,
que no hay en ella alivio a su congoja;
tropa de pensamientos mil le asalta;
ora esto, ora aquello se le antoja;
como el enfermo a quien el sueño falta,  1125
no puede sosegar, todo le enoja.
Mas llegada que fue la sombra oscura,
viste escondidamente la armadura.
   Rojo sacó el pavés, desnudo y liso;
mudó yelmo, cimera, armas y traje;  1130
y encabalgando a Brillador, no quiso
escudero llevar, doncel ni paje.
—294→
Deja a París; dejara el paraíso
por el horror de un páramo salvaje;
y se encamina entre dudosas señas,  1135
tras la beldad que adora, a las Ardeñas.
   Tres caballeros van a la ventura:
el conde Orlando, senador romano,
Ferraguto, el de torva catadura,
y el ínclito barón de Montalbano,  1140
Y en tanto Carlomagno, que apresura
las anunciadas justas, llama a Gano,
a Salomón, Ricarte, Naimo el viejo,
y a todos los demás de su consejo.
   Manda que armado a espada y lanza venga  1145
el caballero que justar quisiere,
y mientras en la silla se sostenga,
a todos los demás bizarro espere;
y que una bella rosa en premio obtenga
el que de nadie derribado fuere;  1150
una rosa de perlas, en memoria
de la feliz, pacífica victoria.
—295→
   Todos este decreto confirmaron,
como a la antigua usanza conveniente,
y por toda París lo promulgaron  1155
cuarenta reyes de armas a la gente.
Caballos y lorigas se aprestaron,
blasones y divisas juntamente;
y Serpentino, el español guerrero,
nombrado fue mantenedor primero.  1160
   Jamás sacó la Aurora igual tesoro
de alegre luz al mundo alborozado,
Carlos entró, con imperial decoro,
en la festiva plaza, desarmado,
sobre un caballo que era una ascua de oro,  1165
en la derecha el cetro, espada al lado,
escoltándole en vez de alabarderos
condes, barones y altos caballeros.
   He aquí que Serpentín sale a la arena
en ricas galas y en arnés lumbroso;  1170
un melado corcel rige y sofrena,
que en los traseros pies se alza brioso;
los hierros tasca, que de espumas llena,
y cual si le viniese estrecho el coso
y a su pesar sufriese freno y cincha,  1175
vuélvese inquieto y las narices hincha.
—296→
   Y bien le semejaba en el denuedo
el caballero que sobre él venía,
que en altivo ademán y rostro acedo
parece que a la tierra desafía.  1180
Señálale la gente con el dedo
su destreza alabando y gallardía,
y de una en otra boca se derrama
de su linaje y su valor la fama.
   Luciente en el escudo reverbera  1185
estrella de oro en campo azul celeste,
conforme en los colores la cimera,
como la recamada sobreveste,
Y porque hablar de todas largo fuera,
no hay pieza que gran suma no le cueste;  1190
ricas piedras llevaba a centenares
en las orlas, hebillas y alamares.
   Luego que el coso paseado tiene,
calando la visera hace que rompa
la esperada señal el aire, y suene  1195
marcial clarín y retadora trompa.
Gran multitud de justadores viene
con larga comitiva y rica pompa
de jóvenes donceles y de pajes;
bate el viento una selva de plumajes.  1200
Sale al campo Angelino de Burdeos
trayendo, en indio fondo, blanca luna;
gran maestro de justas y torneos,
que añadir quiere a cien victorias una;
diviértese en hacer caracoleos,  1205
como quien cierto está de su fortuna,
—297→
y muestra luego a Serpentín la frente;
embisten ambos denodadamente.
   Y do el escudo al yelmo está vecino
le dio el cristiano al moro en la cabeza.  1210
Doblóse tanto cuanto Serpentino,
pero con nuevo aliento se endereza;
el otro al suelo por las ancas vino,
y fue rodando no pequeña pieza;
y viva el moro y Serpentino viva,  1215
en alta se oye aclamación festiva.
   ¡Oh cómo Balugante se abandona
al gozo, oyendo el popular saludo
a su hijo amado! Con real corona
llegó un anciano, a escaques el escudo;  1220
Salomón era, el rey de la bretona
gente, y un bayo monta cernejudo.
Serpentino acomete como un rayo,
y van por tierra Salomón y el bayo.
   Ricarte luego, haciéndose adelante,  1225
magnífico señor de Normandía,
que lleva, en fondo argén, león rampante,
y cabalga una hermosa yegua pía,
al hijo arremetió de Balugante,
y en el pavés de arábiga ataujía  1230
tal bote recibió, que en raudo vuelo
baja, las plantas levantando al cielo.
—298→
Echa Astolfo a su lanza entonces mano
(digo, a la que tomó de junto al pino),
trayendo en escarlata el anglicano  1235
leopardo de oro; mas, ¡duro destino!,
hubo de tropezar el buen roano,
y no pudo evitar el paladino
venir a tierra, con tan mal suceso
que al diestro pie se le disloca un hueso.  1240
   Sintieron mucho todos este acaso,
y Serpentino más, según sospecho,
que con fatiga y con peligro escaso
el derribarle daba ya por hecho.
A mal agüero tuvo Astolfo el caso,  1245
y llevar se hace, renqueando, al lecho,
do el hueso le ajustó con mano lista
y con potente ensalmo un algebrista.
   Urgel Danés en tanto la visera
para medirse con el moro cala,  1250
llevando su famosa empresa, que era
en campo gules argentada escala;
un basilisco de oro en la cimera
por ojos de diamantes fuego exhala.
El lomo oprime de un frisón que al Elba  1255
afeitó el prado y sacudió la selva.
   De las trompetas al sonoro canto
enristran uno y otro los lanzones;
temblar la tierra pareció de espanto
al recio choque de los dos barones;  1260
pero a su bote Urgel dio empuje tanto,
—299→
que Serpentino, alzando los talones,
precipitado por las ancas baja,
y el yelmo de oro entre la arena encaja.
   Así quedaba Urgel del campo dueño;  1265
mas Balugante de furor se enciende,
y su propio peligro en el empeño
de dar venganza al hijo desatiende;
viene a la liza con airado ceño,
y por la grupa a su pesar desciende;  1270
tras el cual Isolero entra en el coso,
de Ferraguto hermano valeroso.
   Llevaba en el pavés dorada barca
que en verdes aguas los costados moja;
disparando el bridón, el fuste abarca,  1275
e impetüoso contra Urgel se arroja;
mas el bravo señor de Dinamarca
a Isoler de la silla desaloja,
que de la noble lanza al golpe esquivo
sin sentido cayó y apenas vivo.  1280
   Gualter de Mauleón de roja escama
mostraba en campo de oro una serpiente;
y luego que también tuvo por cama
la tierra, «¿Lidiaremos locamente
los de una misma ley?», Urgel exclama:  1285
«Moros, ¿dó estáis, que no os hacéis al frente?
Con vosotros habérmelas espero,
no con ningún cristiano caballero».
—300→
   El valiente Espinela de Almería,
que una palma llevaba por emblema,  1290
con este mote en español es mía,
oyendo a Urgel de cólera se quema,
y corre a castigar su altanería;
pero el bravo Danés con mucha flema
la furia de Espinel sosiega y calma,  1295
a despecho del mote y de la palma.
   Entonces Matalista, gran sujeto,
hermano de la hermosa Flordespina,
vengar pretende el temerario reto,
y al Danés, lanza en ristre, se encamina,  1300
diciendo en baja voz a Mahometo
que, si no es un embuste su doctrina,
lo muestre allí, y a sostenerle salga;
pero no hay Mahometo que le valga.
   Ni con más dicha el cordobés Garfaño  1305
justó; llevaba en negro blanca torre,
—301→
y cabalgaba un pisador castaño,
que ya sin dueño por el campo corre,
Grandonio llega, feo bulto, extraño;
ahora, Urgel, si el cielo no te acorre,  1310
en gran peligro estás, que el mundo entero
animal no crió más bravo y fiero.
   Sobre un negro pavés lleva el gigante
esculpido un Mahoma horrendo de oro;
monta un frisón que es casi un elefante  1315
y escarba el suelo y muge como un toro.
Múdase, en verle, a todos el semblante;
todo cristiano teme y todo moro;
el conde Gano entre las filas pasa
diciendo que está malo y se va a casa.  1320
   Lo mismo hizo Macario de Lausana,
Falcón y Pinabelo y otros ciento;
el de Altarripa dijo: Hasta mañana;
a unos ofende el sol, a otros el viento;
sólo de aquella pérfida y villana  1325
casta quedó Grifón; ora de intento,
ora de empacho; o desacuerdo sea,
o que escurrirse a los demás no vea.
—302→
   Corriendo en tanto el gigantón disforme
todo el recinto por do pasa atruena,  1330
como un torrente que el invierno forme,
y ya ni tajamar ni dique enfrena;
el gran caballo bajo el peso enorme
se hunde y casi se atasca entre la arena;
quebranta en su carrera los peñascos,  1335
y hace temblar la tierra con los cascos.
   Con el Danés cerró el jayán crüel,
y en el escudo le metió el lanzón;
menudas piezas la hace, y de tropel
a tierra van caballo y campeón.  1340
Acorre el duque Naimo al pobre Urgel,
que apenas puede articular razón;
quedó de la caída asaz maltrecho,
y en todo un mes no estuvo de provecho.
   Cual corre ufano el toro por la plaza  1345
después que al lidiador de más denuedo
herido deja, y nadie le embaraza,
y a todos tiene en talanquera el miedo,
tal el gigante bufa y amenaza.
Sale (y fuera mejor estarse quedo)  1350
Turpín el arzobispo, y viene abajo
como un despatarrado renacuajo.
—303→
   Sale Grifón, el magancés villano,
y avínole en el polvo hundir la cresta.
«¡Flor de la cristiandad!, dice el pagano  1355
con mucha sorna, ¿qué cachaza es ésta?
¿Quién se presenta ahora? Muy temprano,
a lo que veo, os enfadó la fiesta».
Embiste Guido el borgoñón, que trae
en verde un ave fénix de oro, y cae.  1360
   Y no más venturoso es Angilero,
que lleva en gules tres palomas blancas;
Avino, Abolio, Otón y Bellenguero
se apea uno tras otro por las ancas;
Beltrán, que estatua pareció de acero,  1365
abierto cae de brazos y de zancas;
y Geraldo, aunque gordo, al suelo vino
haciendo con los pies un remolino.
   Sobre un tostado palafrén volvía
Astolfo, y, aunque sano de la tumba,  1370
sin armas, no creyendo que este día
mostrarse en ellas otra vez le incumba,
del cortesano y del galante hacía,
con ciertas damas que le daban zumba;
—304→
cuando Grandonio de un terrible bote  1375
descabalgaba al asturiano Argote.
   Hizo volar de Hugón yelmo y peluca;
que fue cosa de risa y de deporte,
Al viejo Naimo por un tris desnuca;
moteja a Carlomagno y a la corte.  1380
Y Carlos, como nadie le retruca,
no sabe de qué modo se reporte,
y ya apenas su cólera disfraza;
cuando llega Oliveros a la plaza.
   Parece que más claro luce el día,  1385
y que la cristiandad su rostro enhiesta.
Rico de galas el marqués venía,
con yelmo de oro y blanca sobrevesta,
Salúdanle las gentes a porfía,
y quién al uno y quién al otro apuesta.  1390
Suena la trompa, y blandeando avanza
el gigante soez su gruesa lanza.
—305→
   Al duro choque van de tal manera
que no hay lengua mortal que lo relate;
cada cual premedita y delibera  1395
o matar al contrario o que él le mate.
Helos ya en la mitad de la carrera;
toda voz calla, y todo pecho late.
Empínase Oliveros cuanto alcanza,
y al monstruo en el escudo hunde la lanza.  1400
   De siete gruesas planchas fue el escudo;
pasólas la lanzada todas siete,
y rota la coraza en el nervudo
pecho del enemigo el hierro mete.
Pero Grandonio en la cabeza un crudo  1405
golpe le da; quebrántale el almete,
y descabalga al campeón de Francia,
haciéndole rodar a gran distancia.
   A la vista del yelmo hecho pedazos
pensaron todos que le hubiese muerto;  1410
Carlos corrió, y al desatar los lazos
de la armadura hallóle casi yerto.
Sacaron al marqués del sitio en brazos,
y una semana fue el sanarle incierto,
sintiendo Carlos mucho el accidente,  1415
que a Oliveros amaba tiernamente.
   ¡Válame Dios, y lo que echó, de fieros,
de pullas el jayán y de bravatas!
«¿No queda ya, decía, otro Oliveros
que quiera por el suelo andar a gatas?  1420
—306→
¡Oh danzarines, más que caballeros!
Venid por glorias, que os las doy baratas.
¡Oh valiente, oh sin par Tabla Redonda,
cuando no hay nadie aquí que le responda!».
   Bufando de vergüenza Carlomano,  1425
«¿Somos o no franceses?, vocifera,
¿ha de llevarse el prez este pagano,
y entre mis Pares hay quien lo tolera?
¿Qué es de ese perillán de Montalbano?
—307→
¿Ese babieca de Roldán qué espera?  1430
¿Se premiará con menos que un dogal
plantarme de este modo, a tiempo tal?
   «Presto verán si soy un rey de palo,
y si mi autoridad echo en olvido».
Tanto se prolongaba el intervalo,  1435
que Astolfo se creyó comprometido:
«Probemos de Grandonio el varapalo,
y sea lo que Dios fuere servido»,
entre sí dice; y como el caso apura,
vístese incontinenti la armadura.  1440
   Aunque con pocas esperanzas iba
de salir muy airoso de este lance,
propio creyó de su lealtad nativa
servir a su señor a todo trance.
Está el concurso en grande expectativa;  1445
y al ver de Astolfo el no esperado avance,
con solapada risa en más de un corro
se oye decir: «¡Pardiez! ¡Bravo socorro!».
   El noble duque en ademán sumiso
ante el mohíno emperador se agacha:  1450
«Dame, le dice, de justar permiso;
—308→
quiero el honor francés dejar sin tacha».
Carlos, que en vano disuadirle quiso,
«Ve, dice, ¡por amor de Dios, despacha!».
Y añade a media voz mirando en torno:  1455
«No nos faltaba más que este bochorno».
   Reconocido a tan benigna audiencia
corre Astolfo al jayán, y le reprocha
su avilantez y bárbara insolencia,
y con punzantes dichos le agarrocha.  1460
Pero ya es tiempo, si otorgáis licencia,
de dar nuevos colores a la brocha;
cobre alientos la exhausta fantasía,
para reanimar la historia mía.

  —309→     -[281]-  

857-864.



Oigo la voz de un Aristarco huraño:
«Poner en verso estúpidas consejas,
que si agradasen a la plebe antaño,
hasta los mismos niños y las viejas

V    desprecian hoy, es un capricho extraño:
Tenemos delicadas las orejas.
Desatinos contar de tanto bulto
a nuestra sabia edad es un insulto.

v



despreciar hoy, es un antojo extraño

876:



Lo que voy a contar es lo bonito
Lo que viene adelante es lo bonito

  -[282]-  

881:



Verá usted gigantazos de una talla,

887:



castillos encantados a docena

889-897:



«Quodcumque ostendis mihi sic...?». ¿Y acaso
pretendo yo que nadie me lo crea?
Mentir es privilegio del Parnaso
y el que lo desconozca, no me lea
ni a Homero, Milton, Ariosto, Tasso,
al gran cantor de Dido, al de Medea,
estudie expositores del derecho,
o tome su compás y buen provecho.
Y si imagina que es veraz la historia,



«Quodcumque ostendis mihi sic...?». ¿Y acaso
he pretendido yo que me lo creas?
Mentir es privilegio del Parnaso
y si lo desconoces no lo leas

V    ni a Milton, Dante, el Ariosto, el Tasso,
al gran cantor de Aquiles, o al de Eneas!
estudie expositores del derecho
o tome su compás y buen provecho.
Y si imagina que es veraz la historia,

ii



se te pide, molondro, que lo creas?


se te exige, molondro, que lo creas?

897:



Y si imagina que es veraz la historia

  -[283]-  

903:



y hace de la justicia escarnio y valla.

906:



cúmplenos referir la gran batalla
cúmplenos ya decir la gran batalla

910-912:



el Argalía de hechizada malla,
hadado tiene el moro todo el bulto
salvo un pequeño lunarcillo oculto.

C:



tuvo encantado el moro todo el bulto
salvo un pequeño lunarcillo oculto.

924:



para tocar en el arzón trasero;

  -[284]-  

938:



que entrada hallara en un peñasco alpino

946:



por breve rato en pausa silenciosa

951-952 B y C:



todo este arnés por tal encanto es hecho
que con él no hay espada de provecho

955-964:



Responde el moro: «Así me valga el cielo
como esta malla y todo cuanto en torno
a mi persona ves, llevarlo suelo,
no por seguridad, mas por adorno,
-[285]-

V    El hierro sobre mí no puede nada;
porque toda la piel la tengo hadada.
Así que, si imaginas resistirme,
te aguarda un vergonzoso desengaño.
Dame, pues, tu amistad y hágala firme
el parentesco, sin afrenta o daño.

X Yo de aquí sin la dama no he de irme,
si bien supiera estar lidiando un año.
Dámela por las buenas, y me obligo
a estrecha unión y eterna paz contigo».

vii-viii



Sea tu hermana mi esposa y yo contigo
a estrecha unión y eterna paz me obligo».

967 C:



Dámela por esposa y yo contigo

985 C:



Ella, que a todo trance quiere un rubio

  -[286]-  

990 B y C:



y aunque me tragia en dote a España toda

993-1000:



Así, te ruego, hermano, por tu vida
que nuevamente tornes al combate,
mientras yo de tu anillo socorrida
huya y de sus miradas me recate.
La grupa luego con veloz corrida
vuélvela cuando menos él se cate.
Aguardarte mudando de destino
en la selva de Ardeñas determino.



«Torna, pues, caro hermano, por tu vida;
y empieza nuevamente la pelea,
mientras de tu anillo socorrida
logro escaparme yo sin que me vea.
La grupa luego con veloz corrida
vuélvela de improviso y espolea.
De las Ardeñas tomaré el sendero,
do juntarme otra vez contigo espero».

C:



«Vuelve, pues, caro hermano, por tu vida;
y empeña nuevamente la pelea
mientras que de tu anillo socorrida
logro escaparme yo sin que me vea,

V la grupa luego con veloz corrida
vuélvela de improvisa y espolea.
De las Ardeñas tomaré el sendero
do juntarme otra vez contigo espero».

v



y en hallando ocasión vuelve la brida,

1001-1008:



Tornan los dos barones al combate,
después que el uno al otro ha referido
-[287]-
que la dama no quiere se le trate
de jamás aceptarle por marido.

V Ferragú se aferra, muera o mate,
en que sin ella no ha de haber partido.
Y ella en tanto se quita de delante
y deja en la estacada al pobre amante.

i-iv



Tornan los dos a la mortal quimera,
después que el uno al otro ha referido
-[287]-
no ser posible que aceptarle quiera
la joven damisela por marido.


no ser posible que la dama quiera,
por amante aceptarle por marido.

Los versos vii y viii aparecen también en C.

1016:



por el campo se va a carrera suelta.

1022:



dice: «Tu necia hermana será mía

1025-1040:



Impaciente, iracundo, enfurecido,
hincó las dos espuelas al trotero,
y tras aquel cobarde, malnacido
(que tal le juzga) indigno caballero
-[288]-

V y la que a su pasión ha respondido
con tan terco desdén, parte ligero.
Recorre el campo, en las cabañas entra,
anda de monte en monte, a nadie encuentra.
En tanto el duque Astolfo que miraba

X    embobado, a orillas de la fuente,
los golpes que sin fruto descargaba
el uno sobre el otro combatiente,
a su propicia estrella gracias daba
de verse libre inesperadamente.

XV Temiendo se le escape su ventura
vístese a toda prisa la armadura.

xvi



vístese incontinenti la armadura.

1033-1034 C:



Astolfo, en tanto, que a la mira estaba
al ver que uno en pos de otro en gran carrera

1036 B y C



tampoco allí su hermosa carcelera,

1043:



viendo por dicha suya a un verde pino

1046:



y de hermosas labores entallada;

1050-1052:



cual preso a libertad restitüido,
ordena el diablo que a Reinaldos vea
y a referirle va lo sucedido

  -[289]-  

1054-1056:



que Orlando y Ferraguto, cree venido,
siendo en la lista el campeón tercero,
a justar, con el joven extranjero.



a justar con el joven por la dama
bella, que tanto noble pecho inflama.



que Ferraguto, al duelo preferido
corre veloz, y a conquistar la dama
bella que tanto noble pecho inflama
corre, do el codiciado prez te llama
que a tanto ilustre caballero inflama.

1055 B y C:



ganar la bella presa a todo trance

1057:



Tanto el amor le tira al retortero

1059 B y C:



tras ella corre, el estrellado acero

1060:



hincando en los ijares a Bayardo
clavando en los ijares a Bayardo

1065-1066:



Llega a París, altivo, rozagante,
Astolfo, y aún no ha desabrochado el peto,

  -[290]-  

1072-1080:



impaciente, anhelante, el conde escucha.
Y al oír cómo es ida la doncella,
y huyendo el enlutado se retira,
y Ferragú y Reinaldo andan tras ella,
al duque inglés con torvos ojos mira.
Enfermo va a la cama; por la bella
causa de su dolor gime, suspira;
y entregado a su triste pensamiento,
vergonzosas querellas manda al viento.



Y al entender que es ida la doncella
y el del León huyendo se retira
y Ferragú y Reinaldos andan tras ella
al duque con torcidos ojos mira.
Reniega de sí mismo y de su estrella;
y abatido después gime, suspira
mesándose las barbas, rompe en llanto
¡En tal alma, amor, pudiese tanto!

C:



¿Cómo en tal alma, amor, pudiste tanto?

1081-1088:



«Fiero mal», exclamó, «dolencia impía
que poco a poco la razón estraga,
y que es mayor la pena cada día,
y cada día ahonda más la llaga!

V Aborrezco la luz: ¿qué nombradía,
qué aplauso puede haber que dulce la haga,
cuando otro ansiado bien el pecho inflama?
¡Adiós las lides! Acabó mi fama.

i



«¡Ciego delirio!» el mísero decía


«¡Ciego delirio!» El infeliz decía

vii-viii



si en el supremo bien que estoy ansiando?
¡Adiós las lides! Ya no existe Orlando.

  -[291]-  

1089-1096:



«¡Oh, si mi dueño amado de la pena
que por ello padezco se apiadara!
Qué apacible la vida, qué serena
el imperio del mundo despreciara.

V Pero si la beldad que adoro, ajena
ordenase los cielos que mirara

iv



el imperio del mundo es polvo y nada



«¡Oh, si mi caro bien de tanta pena
al fin se condoliese! ¡qué dorada,
qué apacible la vida, qué serena!
El imperio mayor tuviera en nada.

Va Pero si es orden superior que muera
olvidando, y nació mi prenda amada
para otro dueño; maldecida Suerte,
¿Qué me reservas ya? Venga la muerte.

ia-va



«¡Oh, si se condoliera del...


«¡Oh, si de mi caro bien se condoliera


mi adorada beldad!...


la que causa mi penar...


aquella por quien peno...


qué hermosa y clara! ¡qué dorada...
la existencia a mis ojos! Polvo fuera


el imperio del mundo fuera nada


pero si el cielo decretó...





«¡Oh, si de mi penar se condoliera
la que causa mi pena! ¡Qué dorada
la existencia a mis ojos! Polvo fuera
el imperio del mundo, fuera nada

Vb Pero si galardón ninguno espera
este amor; si nació mi prenda amada
para otro dueño, maldecida Suerte
¿Qué me reservas ya? Venga la muerte.

ib-viiib



«Oh, si mi caro bien se condoliera


«Oh, si diese a esta llama un refrigerio

«¡Oh, si diese a este ardor un refrigerio
mi adorada beldad! ¡si coronara
mi amoroso penar! Por el imperio
del mundo tanta felicidad yo no trocara
del mundo mi ventura no trocara
pero si es menester que ausente muera
-[292]-


pero si he de feriar en cautiverio
eterno, y ha de ser mi prenda cara
de ajeno dueño, maldecida Suerte.


eterno, y ha de gozar mi prenda cara
ajeno dueño, maldecida Suerte,


destinado a otro dueño ¡Impía Suerte!
Nada quiero de ti, sino la muerte.

1097-1104:



«¿Qué puedo hacer? El corazón desmaya,
y a ver no alcanzo un fin a este suplicio.
Entre tinieblas vivo, en que no raya
de una esperanza el más remoto indicio;

V y para que con más violencia vaya,
en mis dolores al través el juicio,
Reinaldos, Ferraguto, osan conmigo
enamorados competir... ¿qué digo?...

viii



por la que adoro competir... ¿qué digo?...

1104:



(¡maldición!) disputarme el bien que adoro.

1105-1112:



«Dándole caza van por el opaco
bosque, y si alguno de los dos la pilla
(conozco bien su natural bellaco),
¡pobre de mi inocente corderilla!

V Y en tanto yo, desalentado y flaco,
me estoy aquí, la mano en la mejilla,
y como una mujer me quejo al cielo,
buscando en torpes lágrimas consuelo!

i-ii



Tras ella van por este monte opaco
y si cualquiera de los dos la pilla,


y si llegan acaso a descubrilla,

  -[293]-  

1113-1117:



Si en floja inercia es fuerza que a la postre
sucumba mi razón a mal tan grave,
Si morir despreciado es a la postre
la recompensa que a mis ansias cabe,
¿dejaré que el dolor así me postre
y que mi fama en vituperio acabe?

1120:



feliz hará tal vez mi última hora».
tal vez feliz hará mi última hora».

1122-1136:



que no halla en ella alivio a su congoja.
Rojo lleva el escudo el caballero:
la acuartelada empresa no ha sacado.
Deja a París; dejara al mundo entero
por ir en busca de su dueño amado.
Ni paje le acompaña, ni escudero,
que no quiere de nadie ser notado;
y a los montes dirigirse de Ardeñas,
cruzando montes, valles, prados, breñas.



Rojo lleva el escudo el caballero;
su acuartelada empresa no ha tomado.
Deja a París; dejara el mundo entero
por ir en busca de su dueño amado.
A Brillador cabalga; ni escudero,
ni doncel le acompaña, ni criado.
Cruzando montes, valles, prados, breñas
endereza su rumbo a las Ardeñas.

  -[294]-  

Rojo sacó el pavés, desnudo, liso;
muda de morrión, armas y traje.
La espalda oprime a Brillador; ni quiso
escudero llevar, doncel ni paje.

VDeja a París, dejara el paraíso
siguiendo en pos de amor, fugaz celaje
que endereza su rumbo a las Ardeñas.
Páramos cruza, riscos, valles, breñas.

vi



por ir de amor tras un fugaz celaje


por ir en pos de aquel fugaz celaje



viii
y salvar le hace riscos, valles, breñas.

1140:



y el ínclito señor de Montalbano.

1143:



Salomón, Oliveros, Naimo el viejo

1145-1146:



El caballero que justar quisiere,
manda que solo y a caballo salga

1147:



y mientras fuerte y diestro se sostenga

1151:



bella rosa de perlas, en memoria

  -[295]-  

1153-1154:



Todos este mandato confirmaron
Todos estos discursos confirmaron
como de un alto príncipe y prudente
como de un sabio príncipe y prudente

1158:



y galas y caballos juntamente;
y escudos y divisas juntamente;

1160:



se presentó mantenedor primero

1169:



El moro Serpentín sale a la arena

1172:



que alzándose en los pies salta brïoso,
que en los pies levantándose brïoso,

1174-1176:



y como si le fuese estrecho el coso,
vuélvese inquieto, las narices hincha,
y ardiendo en noble espíritu relincha

  -[296]-  

1183:



y de uno en otro labio se derrama

1190-1191:



no hay pieza que un sentido no le cueste:
piedras de gran valor lleva a millares.

1193-1194:



Luego que el circo paseado tiene,
cálase la visera y manda rompa

1202-1203:



trayendo en campo argén, dorada luna;
trayendo en indio campo, blanca luna;
gran maestro de lides y torneos

1206:



como el que cierto está de su fortuna,

  -[297]-  

1210 B y C:



hirió el cristiano al moro en la cabeza.

1213-1214:



el otro, vacilante, pierde el tino
y va rodando no pequeña pieza,

1217-1224:



¡Oh, cómo al gozo el padre se abandona
viendo que el bello joven tanto pudo!
Mas uno llega con real corona
sobre el morrión y a escaques el escudo.

V Es el rey Salomón de la bretona
gente, y un bayo oprime cernejudo.
Serpentín arremete como un rayo
y van por tierra Salomón y el bayo.

v-vi



Salomón fue que manda a la bret[ona]
gente, y cabalga un bayo cernejudo

1226-1227:



(poderoso señor de Normandía,
que lleva en campo gules león rampante,

1230-1231:



y en el vistoso peto de ataujía
golpe le dio tal, que en raudo vuelo

  -[298]-  

1233:



Echa a su lanza Astolfo entonces mano

1235:



y saca en escarlata el anglicano

1238-1239:



y a tierra fue con su señor...
y con el noble duque a tierra vino,
y con él su señor a tierra vino,
teniendo en el caer tan mal suceso

1241:



Mucho sintieron todos este acaso

1247-1249:



donde le ensalma con experta mano
el dislocado hueso un cirujano.
Urgel Danés, en este, la visera

1260-1261:



al recio encuentro de los dos barones;
pero a su golpe Urgel dio empuje tanto,

  -[299]-  

1263:



baja precipitado por la grupa

1269:



entra en la liza con airado ceño,

1274-1276:



que en verdes ondas los costados moja;
revuelve el trotador, la lanza abarca
revuelve el trotador, el asta abarca,
y denodado sobre Urgel se arroja

1282 B y C:



sacaba en campo de oro una serpiente;

1286:



«Sarracenos, ¿dó estáis? Salid al frente.
«Sarracenos, ¿dó estáis? Haceos al frente.

  -[300]-  

1289-1296:



Espinel, campeón de paganía,
que una palma gentil de verde esmalte
con este lema en el pavés traía:
ninguno habrá que sobre mí se exalte,

V oyendo cómo Urgel lo desafía
no quiere que a su ley su brazo falte.
Airado embiste; y el Danés lo calma,
a despecho del lema y de la palma.

i-ii



Espinel, de Altamonte que le oía
no quiere que a su ley su brazo falte

1297-1298:



Matalista, fortísimo sujeto,
hermano de la bella Flordespina,

1300-1301:



y lanza en ristre contra Urgel camina
rogando en baja voz a Mahometo,
Dícele en baja voz a Mahometo,

1303:



lo muestre allí, y a defenderle salga;

1305-1306:



Monta un castaño pisador rijoso
que lleva por emblema...
que lleva por enseña blanca torre
trayendo por enseña blanca torre
Tefugino, llevando blanca torre
por enseña; no anduvo...
Y no fue Tefugino más dichoso

  -[301]-  

1307-1312:



sobre un castaño pisador rijoso,
que ya su dueño por el campo corre.
Grandonio en este punto llega al coso...
Ahora, Urgel, si Dios no te socorre,
en grato peligro estás, que el mundo entero
no ha visto hombre más grande y más fiero.
hombre no vio más grande ni más fiero

1315-1316:



va en un caballo que es un elefante
y monta un bruto que es un elefante
parece su corcel un elefante
y escarba el suelo y muge como un toro

1319:



el conde Gano por las filas pasa

1322:



Falcón y Pinabel y más de ciento;

1324:



a cuál ofende el sol, a cuál el viento;

1326:



rasa quedó Grifón; ora de intento

  -[302]-  

1330 C:



todo el terreno por do pasa atruena

1332:



a quien mi margen ya, ni dique enfrena

1337-1338:



Cerró el Danés con el jayán crüel,
que en el escudo le metió el lanzón;

1342:



que apenas sabe articular razón

1349:



altivo el moro bufa y amenaza

1351-1352:



Turpín el arzobispo, y bocabajo
despatarrado cae, cual renacuajo.
despatarrado fue, cual renacuajo.
El obispo Turpín (estarse quieto
fuera mejor) le embiste y bocabajo

  -[303]-  

1354:



y en el polvo también hundió la cresta.
y asimismo en el polvo hundió la cresta.

1357:



¿Nadie conmigo justa? Muy temprano,

B y C:



¿Nadie justa conmigo? Muy temprano

1360:



en negro un ave fénix de oro, y cae.

1362:



que lleva en rojo tres palomas blancas:

1365:



Beltrán, que un bulto pareció de acero,

1369-1370:



Sobre un nevado palafrén volvía
Sobre un melado palafrén volvía
sano ya el duque Astolfo de la tumba

  -[304]-  

1373:



y del galán y el cortejante hacía
del cortejante y del galán hacía

1375-1378:



Cuando Grandonio con tremendo bote
hiere y derriba al asturiano Argote.
Trabuca a Ricardeto, a Hugón trabuca
y a varios otros de gallardo porte;

C:



y a varios otros de bizarro porte

1383-1384:



y por más que sus ímpetus contiene
revienta ya... Mas Oliveros llega

C:



apenas ya sus ímpetus contiene;
mas Oliveros a la plaza viene.

1385 B y C:



Parece que más claro brilla el día

1387:



Lleno de galas el marqués salía

1391-1392 B y C:



Suena la trompa y blandeando viene
Grandonio el mástil que por lanza tiene.

C:



Suena la trompa, y blandeando avanza
Grandonio un grueso tronco en vez de lanza

  -[305]-  

1395:



pues cada cual propone y delibera

1400:



y al monstruo en el escudo hundió la lanza.
y al monstruo en el pavés clavó la lanza

C:



y al monstruo en el pavés hunde la lanza

1408:



haciéndole caer a gran distancia.

1410:



creyeron todos que le hubiese muerto;

1420:



que tenga inclinación de andar a gatas
que tenga inclinación de andar a gatas

  -[306]-  

1425-1432:



Oyendo estos baldones Carlomano,
muérese de vergüenza y de dolor.
«¿Dónde anda, dice, aquel bribón de Gano?
«¿Adónde es ido Orlando el Senador?

V ¿Qué es del otro poltrón de Montalbano?
¿Paréceles a ustedes que es favor
que se pague con menos que un dogal
plantarme de este modo, a tiempo tal?

i-v



Oyendo estos baldones Carlomano
bramaba de vergüenza y de dolor.
«¿Dónde está, dice, aquel bribón de Gano?
¿Dónde mi buen sobrino el senador?


¿Mi dichoso sobrino el senador
dó es ido? ¿Dónde está el...


¿Qué es del barón de Montalbano?

¿A dónde es ido ese bribón de Gano?
¿A dónde mi sobrino el senador?

¿A dónde el gran poltrón de Montalbano?

B y C:



Oyendo estos baldones Carlomano
vuelve la vista inquieto a la barrera:
«¿Llevará el prez, decía, este villano,
y entre mis Pares hay quien lo tolera?
¿Qué se ha hecho el barón de Montalbano?
¿Y mi sobrino don Roldán qué espera?
¿Se pagará con menos de un dogal
plantarme de este modo, a tiempo tal?



Muérese de vergüenza Carlomano,
y [dice] echando el ojo a la barrera:
«¿Qué es de ese perillán de Montalbano?



Bufaba de vergüenza Carlomano,
y prorrumpiendo habló de esta manera;
«¿Ha de llevarse el prez este villano,



Bufaba de vergüenza Carlomano,
y colérico habló de esta manera:
Bufaba de vergüenza Carlomano,
«¿No hay ya Francia en el mundo?, vocifera

  -[307]-  

1430 C:



¿Y ese babieca de Roldán qué espera?

1433-1440:



«Si alguno vuelve y no le empalo
empalado sea yo y de aves comido»
el duque Astolfo dice: «Esto va malo.
¿Qué aguardo más? ¿Por qué el arnés no pido?
Probemos de Grandonio el varapalo
y sea lo que Dios fuere servido
¿Qué puede sucederme? ¿que me mate?»,
diciendo así, se armó para el combate.
Pide, y se viste luego la armadura.
vístese a toda prisa la armadura.

1434 C:



que su propio decoro echa en olvido

1441-1442:



Bien que con pocas esperanzas iba
de salir muy airoso de aquel lance?

1444-1445 B y C:



servir a su señor en cuanto alcance.
Estaba el pueblo en grande expectativa;

1448-1456:



Se oyó decir: «¡Pardiez! ¡Bravo socorro!
Haciendo una elegante cortesía
ante el mohíno emperador se agacha
«Quiero, le dice, en honra nuestra y mía
-[308]-

V   verme con el gigante facha a facha».
Carlos, de mal humor, le respondía:
«Ve, Astolfo: ¡por amor de Dios, despacha!».
Y añade, vuelto a los que están en torno:
«No nos faltaba más que este bochorno».

v



«Quiero tu regio honor dejar sin tacha


«quiero por mí tu regio honor sin tacha


«Por mí dejar tu regio honor sin tacha

B y C:



El duque Astolfo en ademán sumiso
ante el airado emperador se agacha:
«Dame, le dice, tu real permiso;
y quede, en cuanto a mí, tu honor sin tacha».
Carlos, (pues concederlo cree preciso)
Carlos, (pues concederlo era preciso)
Carlos, que casi disuadirle quiso

1457-1464:



Con esta benignísima licencia
se va a Grandonio el duque, y le reprocha
su tosca avilantez y su insolencia,
y con punzantes dichos le agarrocha.

V Pero me va faltando la paciencia,
y es fuerza que la justa quede mocha.
Si el fin de la sabrosa historia mía
os place oír, mañana es otro día.

vii-viii C:



Y de reanimar la fantasía
para mejor seguir la historia mía


Atentemos la exhausta fantasía,

B:



para seguir mejor la historia mía.