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ArribaActo III

 

La misina decoración del acto segundo.

 

Escena I

 

DOÑA ELVIRA y DON PEDRO.

 
DON PEDRO
    ¿Yo, Elvira, quedarme aquí?
No, imposible; iré con vos.
DOÑA ELVIRA
¿Y eso podemos los dos?
DON PEDRO
¿Conque al cabo huís de mí?
Nada os importa mi amor, 5
ó al Rey teméis, según veo.
DOÑA ELVIRA
Y ¿qué hacer cuando el deseo
es contrario del honor?
De ese amor no hago querella,
que sin vos no sé vivir; 10
mas ¿cómo podéis seguir
sin disfama á tina doncella?
No soy vuestra esposa yo,
y va mi padre conmigo...
por galán ó por amigo, 15
¿creéis que os consienta? No.
Igual ha de ser la ley
de mi honor para los dos,
y nunca ha de huir con vos
quien huyendo va del Rey. 20
DON PEDRO
Bien, Elvira; ya os comprendo,
que con el Rey compararme
es con decoro anunciarme
que vais de don Pedro huyendo.
Y si es así, hablad, Elvira, 25
decídmelo de una vez,
que hiere más mi altivez
que un desaire, una mentira.
DOÑA ELVIRA
Demente estáis, y os perdono
vuestro insulto.
DON PEDRO
¿Lo es quizás?
30
DOÑA ELVIRA
¿No os dijo que tengo en más
vuestro cariño que un trono?
Mas ya oísteis que tachó
mi conducta de liviana,
y fuera mengua mañana 35
que lo acreditara yo.
DON PEDRO
¿Y porque él no crea tal,
yo sin vos me quedaré?
Nunca, Elvira; os seguiré,
que la ley es desigual. 40
Él dudó de vuestra fama,
robaros quiso el honor,
y tratáis con más rigor
que al que os ofende, al que os ama.
Si no me quiere admitir 45
vuestro padre como amigo,
como importuno testigo
doquiera os he de seguir.
Y nada por vos me abate;
iré como vuestro esclavo, 50
y si á vuestro padre al cabo
lo ofendo así, que me mate.
DOÑA ELVIRA
Don Pedro, ¿estáis delirando?
¿Qué desafueros son éstos?
Para tan torpes denuestos 55
¿os he dado causa? ¿Cuándo?
¿No os amé como á mi vida?
¿No os dije que al exponerla,
de perderos ó perderla
la daba por bien perdida? 60
Mi padre, ¿en qué os injurió?
Del Rey temiendo el ultraje,
prepara esta noche el viaje;
¿puedo impedírselo yo?
¿Contra el Rey ha de ponerse? 65
A quien tan de alto pelea,
no es ceder acción tan fea,
que el huir es defenderse.
Si vuestra suerte importuna
de por medio se metió, 70
no tengo la culpa yo,
sino la mala fortuna.
DON PEDRO
Pues bien: de hinojos, tenaz
por esposa os pediré.
DOÑA ELVIRA
Y os lo negarán.
DON PEDRO
¿Por qué?
75
DOÑA ELVIRA
La conversación mudad.
DON PEDRO
¿Escucharla no queréis?
DOÑA ELVIRA
Dejadla, yo os lo aconsejo.
DON PEDRO
Pues que os ofende, la dejo;
mas la razón me diréis. 80
Dadme al fin un desengaño;
¿no me amáis ya? Hablad, Elvira.
Sois mujer... Si al aire gira
la veleta, ¡no es extraño!
Pero ¡lloráis, vive Dios! 85
De misterios concluid,
y quién estorba decid
la ventura de los dos.
DOÑA ELVIRA
No lo preguntéis, don Pedro,
¡que habrá de pesaros mucho! 90
DON PEDRO
No temáis, sereno escucho;
de mi suerte no me arredro:
decidlo.
DOÑA ELVIRA
Fuera un baldón.
DON PEDRO
Acabad.
DOÑA ELVIRA
Vais á ofenderos.
DON PEDRO
¡Pronto!
DOÑA ELVIRA

 (Con dignidad, pero sin altanería.) 

Elvira de Cisneros
95
me llamo.
DON PEDRO
Tenéis razón.
Por mucho amaros quizás,
que os llamabais olvidé
Cisneros y Santa-Fe,
y yo don Pedro no más. 100
¡Tenéis razón! ¿Cómo osara
alzarse hasta vos, señora,
un vagabundo que ignora
el padre que le engendrara?
Nacida en hidalga cuna, 105
¿cómo pudierais tomar
marido que os ha de dar
amor en vez de fortuna?
¡Oh, no faltaría alguno
de vuestra raza altanera, 110
que os casabais os dijera
con el hijo de ninguno!
¡Por Dios, que tenéis razón!
¡Qué importa al tomar marido,
si os le dan con apellido, 115
que os le den sin corazón!
DOÑA ELVIRA
Y ¿pensáis que yo le tome?
¿Pensasteis que hablé por mí?
No; vuestro amor está aquí,
y las entrañas me come. 120
¿Me juzgáis tan altanera
que os negara mi pasión
por un inútil blasón
que le dan hoy á cualquiera?
Mal lo entendisteis, ¡por Dios! 125
Si corre ya el mundo así,
¿por qué me culpáis á mí?
¿Podéis remediarlo vos?
DON PEDRO
Perdón, señora, perdón;
lo que os he dicho no sé, 130
pero es muy amargo, á fe,
que tengáis tanta razón.
Perdonad; tanto tiempo ha
que no pienso en otra cosa,
que una idea tan odiosa 135
no cabe en mi mente ya.
Cuando de Flandes volví

 (Con ternura.) 

mal curado de mi herida,
sólo por vos esta vida
en conservar consentí. 140
Cuando acudir á mi Dios
los médicos me mandaban,
mis potencias se elevaban
no á los cielos, sino á vos.
Al porvenir me decían 145
mirase, y en aquel punto
á vuestro bello trasunto
mis sentidos atendían.
Si clavados en el cielo
mis ojos, por un instante 150
se inundaba mi semblante
de esperanza y de consuelo,
no era que blanca visión
en su azul me sonreía,
erais vos, que yo os veía, 155
señora, en mi corazón.
¿Os acordáis?
DOÑA ELVIRA
¡Sí me acuerdo!...
Fuera olvidarlo morir;
mas pienso en el porvenir,
y en su inmensidad me pierdo. 160
Con tan hermosas visiones
doré mi vida, y en tanto
que fué para vos mi llanto,
para vos mis oraciones.
Mi vida ofrecía á Dios 165
en inspiración cristiana,
mas nunca llegó profana
hasta los cielos, por vos;
que hasta el cariño filial
con el vuestro dividía, 170
pues de otro modo creía
que era emplearle muy mal.
Mas ¿quién creyera que ese hombre
que nos debía salvar,
nos viniera á condenar 175
ante la ley de su nombre?
DON PEDRO
Tenéis razón, ¡vive Dios!
Mas pues no soy criminal,
yo solo en su tribunal
responderé por los dos. 180
DOÑA ELVIRA
¿Qué estáis diciendo?
DON PEDRO
Hombre soy
sin derecho y sin fortuna;
puede que el Rey tenga alguna,
y á que me la preste voy.
DOÑA ELVIRA
¿Eso pensáis?
DON PEDRO
Eso pienso.
185
DOÑA ELVIRA
¡Por Dios, don Pedro!...
DON PEDRO
Quitad.
DOÑA ELVIRA
Si es que me amáis...
DON PEDRO
Sí, en verdad,
con amor insano, inmenso.
No sé ya sin él vivir;
mi alma el vuestro necesita, 190
por eso á quien me le quita
se le he pensado pedir.
DOÑA ELVIRA
Vais á perderos; la ley,
por quien la hace ha de fallar.
DON PEDRO
Pues para reñir y amar 195
soy tan hombre como el Rey.
Á su alcázar llegaré.
 

(El MARQUÉS asoma á escuchar.)

 
DOÑA ELVIRA
Y subir no os dejarán.
DON PEDRO
Haré frente.
DOÑA ELVIRA
Y os la harán.
DON PEDRO
¿Á mí?
DOÑA ELVIRA
Á vos.
DON PEDRO
Le esperaré,
200
y una vez ha de salir,
y sea de día ó de noche,
salga á pie, á caballo, en coche,
¡voto á Dios que me ha de oir!
DOÑA ELVIRA
Os apartarán.
DON PEDRO
¿Por qué?
205
DOÑA ELVIRA
Porque al Rey cedáis el paso.
DON PEDRO
¡Dios de Dios! En ese caso,
como vil le mataré.


Escena II

 

El MARQUÉS sale de repente, dirigiéndose á DON PEDRO. Éste contesta como hombre resuelto á no ceder un punto de su opinión.

 
MARQUÉS
    ¡Regicida!
DON PEDRO
Bien está:
mi único bien es Elvira; 210
quien contra mi bien conspira,
vasallo ó Rey, morirá.
MARQUÉS
¡Qué estás diciendo, insensato!
El labio insolente cierra;
quien al Rey osa en la tierra, 215
hace á Dios un desacato;
y ni es noble ni español
quien la vida le consiente.
DON PEDRO

 (Con ira.) 

Ved que habláis...
MARQUÉS

 (Interrumpiéndole.) 

Con un demente
que escupe sin juicio al sol. 220
Don Pedro, si á tal ultraje
fuereis capaz de atreveros,
mientras viva Juan Cisneros
hallaréis quien os atajo.
Tal vez me tiembla la mano 225
para defender mi honor,
mas darála harto vigor
el honor del Soberano.
Lo dije: si os atrevéis
crimen tamaño á intentar, 230
por aquí habéis de pasar
primero que al Rey lleguéis.
DON PEDRO
Mi espada no tiene punta
contra vuestro corazón,
mas guardad vuestra opinión 235
cuando nadie os la pregunta.
Y permitidine advertir
que no sé con qué derecho
tutor mío os habéis hecho
y me osáis reconvenir. 240
MARQUÉS
Derecho tengo.
DON PEDRO
No le hallo.
MARQUÉS
¿No halláis derecho en la ley
que defender á su rey
manda á todo buen vasallo?
DON PEDRO
¿Cómo, si sois tan leal, 245
el Rey os llamó traidor?
MARQUÉS
A informarse el Rey mejor,
no me lo llamara tal.
DON PEDRO
¡Mas callasteis!
MARQUÉS
Es quien es,
y era fuerza consentillo. 250
DON PEDRO
Os acordáis del castillo,
y al león besáis los pies.
MARQUÉS
Bien, don Pedro; en conclusión,
al Rey os mando olvidar;
ved que os lo puedo mandar 255
con razón y sin razón.
DON PEDRO
Ya os toleré demasiado,
que tengo sangre española;
con una condición sola
me daré por obligado. 260
MARQUÉS
Decid.
DON PEDRO
Amo á vuestra hija,
y pues hay quien la deshonra,
que fíe en alguien su honra
y entro el Rey y yo que elija.
MARQUÉS
¡Tanta osadía me extraña! 265
¿Entre él y vos escoger?
¿Desde cuándo queréis ser
igual con el Rey de España?
DON PEDRO
Como ladrón de su honor,
de noche el Rey ha venido; 270
y más vale un mal marido
que el mejor galanteador.
MARQUÉS
Don Pedro, mientras yo viva,
del Rey no ha de ser la dama;
mas ya que su honra y su fama 275
en la de su esposo estriba,
aconséjoos que miréis,
pues la pretendéis tan vano,
al ofrecerla la mano
el nombre que la ofrecéis. 280
DON PEDRO
¿Me insultáis?
MARQUÉS
Una verdad
no es un insulto, ¡por Dios!
DON PEDRO
Y ¿quién sois, que tanto vos
jugáis con mi vanidad?
Cuando á la corte al venir 285
aquí mi pie dirigieron,
sin duda que bien supieron
á quién ibais á admitir.
Si eso fué por amistad,
mi nombre no es un borrón; 290
y si fué por compasión,
nada os debo en realidad.
Si soy noble ó soy villano
no lo sé; mas, caballero,
tanto acosáis al cordero, 295
que os ha de morder la mano.
Yo no me igualo á mi Rey;
mas Dios al crear los hombres
no hizo distinción de nombres
en la igualdad de su ley. 300
MARQUÉS
Pues entendedlo mejor:
si el Rey tan tirano fuera
que á sus pueblos se atreviera
en conciencia y en honor;
si para su osada huella 305
en el rincón mas obscuro
no hubiera un honor seguro
en casada ni en doncella;
si por odio á sus vasallos
tanto en ellos se ensañase, 310
que á su coche les atase
á la par con sus caballos,
pudieran, sí, todos ellos
toda su sangre agotar...,
y vos no podéis tocar 315
al menor de sus cabellos.
DON PEDRO
Luego ¿vos sabéis quién soy?
Decídmelo, pues, al punto.
MARQUÉS
No.
DON PEDRO

 (Conteniéndose.) 

De modo os lo pregunto,
que pruebas de humilde os doy. 320
MARQUÉS
Don Pedro, no os lo diré.
DON PEDRO
Mirad que si así el camino
me cerráis de mi destino,
cuando pueda tentaré.
MARQUÉS
Todos los podéis tentar. 325
DON PEDRO
Pues adiós.
MARQUÉS
Quedad aquí.
DON PEDRO
¿Es mandar?
MARQUÉS
Lo mando, sí.
DON PEDRO
Y ¿quién sois para mandar?
MARQUÉS
Escúchame, pues lo quieres,
y después de mis razones 330
desprecia mis opiniones,
insensato, si pudieres.
¿Unas cartas no recibes
en que consejos te dan?
DON PEDRO
Sí.
MARQUÉS
Y con ellos, di, ¿no van
335
los dineros con que vives?
DON PEDRO
Sí.
MARQUÉS
Y en ocasión alguna,
¿oro ó carta te faltó?
DON PEDRO
Nunca.
MARQUÉS
Y á quien tal te dió,
¿pesarále tu fortuna? 340
DON PEDRO
No, ¡por Dios!
MARQUÉS
¿Tendrá derecho
á exigir, por la existencia
que te aguarda, tu obediencia?
DON PEDRO
Y ¿quién por mí tanto ha hecho?
¿Quién de mí tanto curó? 345
MARQUÉS
¿Merece respeto?
DON PEDRO
Sí;
mas ¿Quién es? ¿Dónde está?
MARQUÉS
Aquí.
Don Pedro, ese hombre soy yo.
DON PEDRO
¡Vos...! Quién soy decidme pues.
MARQUÉS
¡Imposible!
DON PEDRO
Pues mirad
350
que secreto por mitad
callado, secreto es.
MARQUÉS
¡Imposible!


Escena III

 

Dichos. INÉS, que entra apresurada. El MARQUÉS la dice con aspereza:

 
MARQUÉS
¿Qué queréis?
INÉS
Señor, un hombre embozado
esta carta me ha entregado. 355

 (Dale la carta.) 

MARQUÉS
¿Para mí?
INÉS
Vos lo veréis.
MARQUÉS

 (Mirando el sobre.) 

 (Aparte.) 

(Á Doña Elvira Cisneros...)

 (La abre.) 

El sello y firma Real...

 (Lee, y dice volviendo á doblar la carta:) 

¡Que un hombre tan principal
cometa estos desafueros! 360
DOÑA ELVIRA
¿Qué dice aquese papel,
que os ha faltado el color?
Decid lo que trae, señor.
MARQUÉS
La muerte viene con él.
DON PEDRO

 (Con inteligencia.) 

¿Dice el Rey?...
MARQUÉS

 (Con sequedad.) 

Que volverá.
365
DON PEDRO
¿Esta noche?
MARQUÉS
Sí por cierto.
DON PEDRO
Antes que entre será muerto.
MARQUÉS
No, ¡por Dios!
DON PEDRO
¡Cómo!
MARQUÉS

 (Con brío.) 

Entrará.
DON PEDRO
¿Entrará?
MARQUÉS
Sí; ¿por qué no?
¿No es el Rey?
DON PEDRO

 (Con aire sombrío, saludando y volviendo la espalda.) 

El cielo os guarde.
370
MARQUÉS
¿Dónde...?
DON PEDRO
Lo sabréis más tarde.
MARQUÉS
Tened, que os lo mando yo.
 

(El MARQUÉS va á detenerle. DON PEDRO se adelanta á la puerta.)

 
DON PEDRO
Haceos, buen viejo, atrás:
¿qué tengo que agradeceros?
Vos sois don Juan de Cisneros, 375
y yo don Pedro no más.

 (Vase, y cierra.) 

DOÑA ELVIRA

 (Aparte.) 

(¡Dadle prudencia, Señor!)
INÉS
Ved que va desesperado.
MARQUÉS
Dejadle; va enamorado,
y harále volver su amor. 380
Vos, dueña, despejad.


Escena IV

 

El MARQUÉS y DOÑA ELVIRA.

 
MARQUÉS
Y tú, hija mía,
á salir de esta casa te apercibe;
yo lidiaré con mi desdicha impía.
DOÑA ELVIRA
Padre, jamás.
MARQUÉS
Mi bendición recibe:
si oyes que presa de fatal fortuna 385
por ti perdí la vida...
DOÑA ELVIRA
Padre mío.
vos me arrullasteis en hidalga cuna,
no temo el porvenir, le desafío.
Si al Rey le pesa que el perdón astuta
yo le arrancara, y por vengarse infame 390
me iguala con la torpe prostituta,
que llame sus verdugos, que los llame.
Por vos expuse mi virtud al vicio,
por vos tal vez me llamarán liviana;
iré, padre, con vos al sacrificio, 395
y por entrambos doblarán mañana.
Abrid, señor, las puertas y balcones,
á afrontar su insolencia basto sola;
que manche no temáis vuestros blasones;
hija vuestra nací, nací española. 400
MARQUÉS
Sí, ¡vive Dios! nacistes hija mía,
bien lo muestran tu intento y tus palabras;
pero joven aun, tu fantasía
mengua el peligro, y tu peligro labras.
¡Ah! Tú eres una mísera ovejuela 405
sin más armas que intentos inocentes:
¿qué ha de valerte tu infantil cautela
contra el león que trae garras y dientes?
DOÑA ELVIRA
Pues huyamos los dos.
MARQUÉS
Es imposible.
Tigre sin presa, cuanto ve devora. 410
Se creyera el audaz irresistible...,
¡oh! y contará con lengua mofadora
que en sus lazos caistes, que una noche,
ciega de amor te recibió en sus brazos,
que el suyo ansiando, te prestó su coche, 415
donde tu limpio honor llevó en pedazos,
que eres suya, y le aguardas amorosa
en escondida quinta... ¡No, hija mía!
Que encuentre presa, y que su sed impía
sacie si quiere en sangre generosa. 420
DOÑA ELVIRA
Pues bien, padre, los dos nos quedaremos;
duda no ha de dejar mi torpe fuga,
porque el cendal en que el honor tenemos
no admite mancha, ni vapor, ni arruga.
MARQUÉS
A entrambos alcanzará su venganza. 425
DOÑA ELVIRA
Entonces, padre, en tan extrema hora
matadme, sí, y acabe su esperanza,
que sangre que liberta no desdora.
MARQUÉS
¡Tú, hija, morir! ¡Oh, no; partamos!
DOÑA ELVIRA
Al punto.
MARQUÉS
Sí, dispón nuestra partida.
430
DOÑA ELVIRA
Pronto, padre, estará.
MARQUÉS
Ve que arriesgamos
en cada instante nuestra pobre vida.


Escena V

 

El MARQUÉS.

 
MARQUÉS
    Sí, partiremos en la noche obscura,
y escondiendo al huir nuestras facciones,
iremos como va por la espesura 435
cuadrilla de rebeldes ó ladrones.
Acaso al verse en su ilusión burlado,
empañando la fe de los que huyeron,
«¡Seguidles por doquier, dirá irritado,
que á su patria y su Rey traidores fueron!» 440

 (Pausa.) 

¡Tal mancha sobre mí! ¡Oh! Y los que queden,
oyéndole ignorantes cortesanos
crédito dar á su despecho pueden,
y dirán sin razón: «Fueron villanos.»
No partiremos, ¡vive Dios!... ¡Elvira!... 445

 (Llamando.) 

Tente, viejo infeliz: ¿cómo dejarla
por el necio temor de una mentira
en poder del que así podrá ultrajarla?
¡Oh! Partiremos. ¿Para tanta mengua,
en injusta prisión por tantos años, 450
su honor velando encadenó mi lengua?
¡Me excusara á matarle tantos daños!
¿No pude hacerlo con razón bastante?
¿No le encontré en los brazos de doña Ana?
¿Y no era, á fe, la ofensa del amante 455
igual con la vileza soberana?

 (Reportándose.) 

Miento: ¡jamás! Si en honra había nacido,
necia razón en mis blasones hallo.
Robó mi amor, dejóme envilecido;
mas obré cual debí, que era el vasallo. 460
Partiremos, sí, ¡por Dios!


Escena VI

 

El MARQUÉS é INÉS.

 
INÉS
    ¡Señor! ¡Señor!
MARQUÉS
¿Qué traéis,
que ni hablar, dueña, podéis?
INÉS
Ahí están.
MARQUÉS
¿Quiénes?
INÉS
Los dos.
MARQUÉS
¿Quién son los dos?
INÉS
Por la puerta
465
del jardín entrando están;
ved que son ellos, don Juan.
MARQUÉS
Mas ¿quién son?
INÉS
Estoy muy cierta
que es el Rey.
MARQUÉS
¡El Rey!
INÉS

 (Señalando al balcón.) 

Miradle.
MARQUÉS

 (Azorado.) 

Guardad las puertas, Inés; 470
detenedle.
INÉS
Inútil es,
que entra ya.
MARQUÉS

 (Poniendo mano á la daga, y mirando al cielo.) 

¡Señor, salvadle!
Bien; á Elvira me llamad.
 

(Vase INÉS.)

 
Pronto, dueña. ¡Santo Dios,
libres saldremos los dos, 475
ó muertos, de la ciudad!

 (Con profunda agitación.) 

Mataré al Rey; es su estrella...
No, ¡por Cristo! Noble soy;
matarla prefiero á ella.
Mas ¿cómo, siendo tan bella, 480
tan sin culpa? ¡Loco estoy!
Venceré tal enemigo
muriendo yo seré cruel
tan solamente conmigo.
Más dejándola con él, 485
en mi muerte, qué consigo?
¿A ella?... Nunca, que es mi amor.
¿A él?... No puedo, que es mi rey.
¿A mí?... En peligro mayor
la dejo... ¡Maldita ley 490
del orgullo y del honor!
¿Conque valerme no puedo
contra un hombre que me ultraja?
¿Conque habré de estarme quedo
cual si me infundiera miedo 495
quien mis puertas descerraja?
Mas ¿no viene contra mí?
¿Y no es defenderme ley
de quien va á ofenderme? Sí.
Mas ¿cómo puedo ¡ay de mí! 500
defenderme contra el Rey?
Pasos allá abajo siento;
miraré por el balcón.
Mas... ¡cielos qué pensamiento!
Dios me da en este momento 505
tan osada inspiración.

 (Se sienta en el velador, escribe una carta, la cierra, la pone junto á la lámpara, pone el velador junto al sofá y llama.) 

¡Oh, sí!..., escribo...; bien está:
dejo á la luz el papel...
cerca de ella...; á hablarla irá,
verá el papel, le leerá, 510
y en sí volverá con él.
¡Elvira! ¡Inés!

 (Llamando.) 

INÉS y ELVIRA

 (Saliendo.) 

¿Qué mandáis?
MARQUÉS
Una copa.
INÉS
¿En vos estáis
MARQUÉS

 (Á INÉS, que sale.) 

¡Calle!...

 (Á DOÑA ELVIRA, señalando el sofá.) 

Reclínate aquí,
y haz que duermes.
DOÑA ELVIRA
Mas ¿miráis
515
que á solas...
MARQUÉS
Yo estaré allí.

 (Al interior.) 

 

(La dueña trae las copas: el MARQUÉS las deja sobre el velador, quita la luz de los ojos de DOÑA ELVIRA, que se habrá reclinado en el sofá, mira por el balcón, etcétera, etc., todo con el cuidado más prolijo, como quien pone á riesgo en ello cuanto puede tener de más interés el corazón de un buen padre.)

 

 (Á DOÑA ELVIRA.) 

Por más que intente apurar
no despiertes, ¡por tu vida!
Por el balcón ha de entrar.
Le abro.

 (Abre el balcón, va á salir, y vuelve para decir á DOÑA ELVIRA:) 

Ve que eres perdida
520
si no sabes despertar.


Escena VII

 

DOÑA ELVIRA en el sofá fingiendo profundo y letárgico sueño. El REY entrando por el balcón.

 
REY

 (Hacia fuera.) 

    ¡Alerta estad, don Guillén!
El papel me sorprendió,
mas á mi vez vengo yo
á sorprenderles también. 525

 (Viendo á DOÑA ELVIRA.) 

¡Qué veo! ¿Me engaño?... ¡Oh, no!
Duerme: ¡cuán hermosa está!
 

(Vuelve la luz de modo que le dé en los ojos.)

 
No manchan tintas extrañas
su tez, y el fulgor que da
la luz, prolongando va 530
la sombra de sus pestañas.
¡Nunca vi rostro como él!
Sublime á par que sencillo,
dióle con dócil pincel
sus contornos Rafael 535
y su misterio Murillo.
Al contemplarla tan bella
en su imprudente descuido,
mi audacia en su faz se estrella,
y estoy, ¡vive Dios! corrido 540
al verme delante de ella.
¡Cuál se agita mansamente
con la igual respiración!
¡Qué sueño tan inocente!
El blando compás se siente 545
con que late el corazón.
Á interrumpírsele voy
y á sus pies me arrojaré.

 (Dudando.) 

No, que duerma... Necio estoy.
¿Su fe no ha empeñado hoy? 550
Sí; pues que su amor me dé.

 (Llamándola.) 

¿Elvira? No me responde.
¿Elvira? ¡Sueño tenaz!
¡Si lo fingiera falaz!...
No, que su pecho no esconde 555
tan villana liviandad.
Elvira..., mi bien..., mi dueño...
Calla: qué piense no sé.
Bastara si fuera empeño,
mas en mujer no vi, á fe, 560
jamás tan profundo sueño.
Túrbase más mi deseo
cuanto dudo en su virtud.

 (Ve la carta.) 

Mas ¡cielos! ¿Qué es lo que veo?
Aquí hay una carta, creo 565
puesta de intento á la luz.

 (Mirándola.) 

¿Mi necia ilusión me engaña?
Es el sobre para mí.
Sí claro está: ¡cosa extraña!
Felipe cuarto de España...; 570
entero está el nombre, sí.
Ábrola y leo.

 (Lee.) 

«Señor
morir así fué su estrella;
yo, mirando por mi honor,
matéla tan sólo á ella, 575
que ó vos no tuve valor.
El sueño en que la encontráis,
sueño es de mortal veneno:
vos muerte, señor, la dais;
que despierte no temáis, 580
que no hay ya vida en su seno.»
¡El alma á creer no acierta
tan extrema bizarría!
¡Elvira!... No, no despierta.
¿Conque es verdad que está muerta..., 585
y pensaba que dormía?
¿Conque por mí te mataron,
casta y celestial belleza?
¿Por mí al mundo te robaron?
¿Por mí tu cristal quebraron, 590
vaso de limpia pureza?
Aun que respira parece,
aun tenue calor conserva,
cual seca y estéril crece
en muralla que envejece, 595
recia é inútil la hierba.
 

(Ruido de espadas dentro.)

 
Mas ¡qué rumorl ¡Por quien soy,
que es de acero contra acero!
¿Hay más desventuras hoy?
De mí mismo huyendo voy. 600
 

(Va á salir por el balcón, y al mismo tiempo salta por él DON PEDRO en la escena, diciendo:)

 
DON PEDRO
Buenas noches, caballero.


Escena VIII

 

El REY. DON PEDRO. DOÑA ELVIRA, en el sofá.

 
REY
    ¡Esto más!
DON PEDRO

 (Resuelto.) 

En el jardín
dejo á un hombre...
REY

 (Con asombro.) 

¿Cómo?
DON PEDRO
Muerto;
y estando el balcón abierto,
nos encontramos por fin. 605
DOÑA ELVIRA

 (Aparte.) 

(¡Dios mío!)
DON PEDRO
Cojo la escala,
la doblo, y el balcón cierro.

 (Lo hace.) 

El que salga, hará el entierro
del que muera en esta sala.
REY
Alguno hace falta ya; 610
mirad.

 (Mostrando á DOÑA ELVIRA.) 

DON PEDRO
¿La matasteis vos?
REY
Matóla, ultrajando á Dios...
DON PEDRO
¿Quién?
REY
Su padre.
DON PEDRO
Bien está.
Si ella á su fatal fortuna
dió su vida, ¿qué me importa? 615
La nuestra será bien corta,
que es por demás importuna.
No vine esta noche aquí
menguado á llorar por ella,
que vine porque mi estrella 620
lo quiso esta noche así.
REY

 (Con calma.) 

¿Su vida os importa poco,
y la amabais, según creo?
Mancebo, por lo que veo,
os estáis volviendo loco. 625
DON PEDRO
Loco debiera de estar
según de amarga es mi vida,
mas todo en ella se olvida
si hay injurias que vengar.
Por ese balcón trepé 630
tras de vos, por encontraros.
REY
Y ¿vinisteis...
DON PEDRO
A mataros.
REY
¿La razón?
DON PEDRO
Yo me la sé.
REY

 (Con altivez.) 

Vasallo, ¿á quién la razón
contra su rey no le falta? 635
DON PEDRO
Mentís; no es rey quien asalta
las casas por el balcón.
REY
Y ¿quién pudo haceros juez
en causa tan soberana?
DON PEDRO
Vuestra injuria esta mañana, 640
y esta noche mi altivez.

 (Con brío.) 

Para darme una razón,
corona me habéis pedido;
la vuestra se os ha caído
al subir por el balcón. 645
REY
¡Mirad, mozo, que os perdéís!
DON PEDRO
Iguales estamos ya:
que yo la traiga, eso da
como que vos la dejéis.
REY
Que me conocéis mirad. 650
DON PEDRO
Haré que no os conocí,
que es de noche.
REY
Hay luz aquí.
DON PEDRO
La apagaré, descuidad.

 (La tira una cuchillada y la mata.) 

¡Ea, reñid!
REY
Miradlo, á fe.
DON PEDRO
Lo miro; por los balcones 655
no entran más que los ladrones;
que os tuve por tal diré.
DOÑA ELVIRA

 (Levantándose.) 

No puedo más, ¡ay de mí!
DON PEDRO

 (Al REY.) 

Teneos, ¡viven los cielos!
que han despertado mis celos 660
unos lamentos que oí.
DOÑA ELVIRA
¡Sí, teneos, que es razón!
REY
¿No es esa la voz de Elvira?
DON PEDRO
¿Muerta no sois?
DOÑA ELVIRA
Fué mentira.
REY
¡Tal engaño!
DON PEDRO
¡Tal traición!
665
¿Conque vos, quien erais siendo,
mentís con tal villanía,
que os hace el Rey compañía
y estáis para mí durmiendo?

 (Al REY.) 

Reñid.
REY
Reñid, que ¡por Dios,
670
que sólo cuando venís
está despierta!
DON PEDRO
¡Mentís!
REY
¿Al Rey un mentís?
DON PEDRO
Á vos.
 

(Se buscan en la obscuridad, cruzan las espadas, y DOÑA ELVIRA da con DON PEDRO.)

 
REY
Acercaos.
DON PEDRO
Defendeos.
DOÑA ELVIRA

 (Á DON PEDRO.) 

¿Qué vais á hacer, insensato? 675
DON PEDRO
¡Quitad, señora, ó vos mato...
sin más respetos!


Escena IX

 

Dichos. El MARQUÉS, con una luz.

 
MARQUÉS
¡Teneos!
DON PEDRO

 (Al MARQUÉS.) 

¡Echaos fuera!
REY
¡Apartad!
MARQUÉS

 (Á DON PEDRO.) 

¡Es tu padre!
DON PEDRO
¿Acabas hoy,
suerte cruel?
REY
¡Soñando estoy!
680
¿Qué habéis dicho?
MARQUÉS
La verdad.
DON PEDRO

 (Cayendo de rodillas á los pies del REY.) 

¡Padre!..., perdón si villano
tanto con vos me atreví,
que hervía, señor, en mí
vuestro valor soberano. 685
MARQUÉS

 (Inclinándose con el mayor respeto.) 

Vos me quitasteis mi amor,
y yo con afán prolijo
me he vengado en vuestro hijo
como quien era, señor.
REY

 (Con nobleza.) 

Todos sois nobles aquí: 690
dadme los brazos, don Juan;
vuestras virtudes están
avergonzándome á mí.

 (Á DON PEDRO.) 

Alzaos, Duque de Olmedo.

 (Le echa el Toisón de oro.) 

Llegad: vuestra esposa es ésa; 695
ése es mi hijo, Duquesa,
mirad qué más daros puedo.
En palacio viviréis,
será real vuestro apellido...
MARQUÉS
Señor, que miréis os pido 700
el que ser quien sois tenéis.
Atad al vulgo la lengua;
pues que hijo mío á ser va,
dejadlo estar como está,
que os es pregonarlo mengua. 705

 (Á DON PEDRO.) 

Mi hijo sois; llevad mi nombre,
que no os ha de avergonzar,
pues bien le puede llevar,
incluso el Rey, cualquier hombre.
DON PEDRO
Sí, le admito.
REY
En conclusión,
710
Marqués, la razón es sobra.
MARQUÉS
En palacio, señor, obra
cada cual con su razón.





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