| Y preludio la fiesta sin quererlo | | |
| o queriéndolo de una forma ambigua, | | |
| y son mis dedos los que reconstruyen | | |
| las figuras y el hilo fino lo sostengo | | |
| girando y no girando, a fuego lento. | | |
| El Oso de Jack London gesticula | | |
| pesadamente por los hoscos cuartos, | | |
| yo sé que avanza, Dios, balanceándose | | |
| y enhebrando un lenguaje que conozco, | | |
| y Betty Boo replica que no viene, | | |
| que Popeye le dijo cochinadas | | |
| mientras lavaba las estanterías, | | |
| que es tardísimo luego desplazarse, | | |
| que en otra fecha será, Dios lo quiera, | | |
| y no pretendo detener el juego, | | |
| todavía es temprano y nadie sabe | | |
| lo que puede ocurrir, lo que se muestra, | | |
| pues en la sombra asoma sus dos manos | | |
| Don Quijote. Lo atisbo, en larga marcha | | |
| combatiendo espejismos los molinos | | |
| que gigantes no eran, pesadillas | | |
| tal vez, exhalaciones, disparates, | | |
| y así, después, lo veo sollozando, | | |
| diciéndome algún texto que he olvidado; | | |
| y Betty Boo por arte de la magia | | |
| era yo, y Merlín tras el escenario | | |
| se convierte en un cisne perseguido | | |
| por el boscaje de asfódelos negros, | | |
| «ven hacia acá, muchacha», sofocado | | |
| le digo y ante mí cae un manto deslumbrante, | | |
| y es la mujer desnuda, impenetrable | | |
| en su mudez y en su sonrisa lúdica, | | |
| que me arrastra a sus viajes exaltados, | | |
| a reconocerla por el delirio | | |
| de la imaginación. Oh, ven, ven, Hermes, | | |
| no me dejes aquí, el impenitente, | | |
| extraviado el portón. | | |