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ArribaAbajoPapel político de los moriscos en el nacimiento de la Argelia moderna en tiempos de Carlos V

Míkel de Epalza



Universidad de Alicante


Resumen

Estudio de los principales textos, de origen argelino y del siglo XVI, sobre los moriscos de Argelia, nuevo espacio político que nace en el Magreb central alrededor de Argel en tiempos de Carlos V. La Argelia moderna es fruto de la nueva política magrebí, de los hermanos Barbarroja (1516-1544), y de la expansión del Imperio Turco-Otomano. Esa política islámica corresponde a una evolución española frente a los musulmanes, desde los Reyes Católicos hasta Felipe II y Felipe III.

La acción política de esos inmigrantes se localiza en las colonias moriscas de Cherchel y Presc, donde son mayoría, y en Tlemcén y Argel, donde son minorías cualificadas, próximas al poder político-militar. Se analiza su situación social y los sectores en los que influyen y en qué temas, dentro del nuevo modelo cosmopolita argelino de puertos mediterráneos a cuya formación, en el Mediterráneo árabe-islámico y turco-otomano, contribuyen significativamente. Los cuatro textos fundamentales (Antonio de Sosa, la Biografía de Jairedín, la Geografía de Piri Reis y la Epístola a Solimán I) permiten documentar una evolución en la política de los moriscos, desde su importante apoyo a la fundación de la Argelia otomana de los Barbarroja hasta su relativa marginación social tras la marcha de Jairedín.




Papel político de los moriscos en el nacimiento de la Argelia moderna, en tiempos de Carlos V454

Esta ponencia pretende completar con nuevos documentos y con un nuevo enfoque, político, la ponencia presentada en el Congreso organizado en la Universidad Autónoma

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de Madrid, «Carlos V y la quiebra del humanismo político en Europa» (1529-1558). La ponencia tenía por título «Moriscos contra Carlos V: Argel y el nuevo modelo de inserción de los musulmanes hispanos en el Magreb (1516-1541)».

Aquí se trata de estructurar, basándose en los pocos documentos de la época que nos han llegado, el papel político que tuvieron los musulmanes de origen hispánico (los «andalusíes», mudéjares y moriscos) en la formación del nuevo espacio político magrebí formado por los hermanos Barbarroja, la Argelia como «Estado» dentro del Imperio Turco-Otomano, la Regencia o «Reino de Argel», como le llama hacia 1580 el texto del pseudo-Haedo, Antonio de Sosa455. Diversos mapas permiten visualizar mejor las circunstancias histórico-geográficas de las realidades magrebíes alrededor de las implantaciones andalusíes en el Magreb central456.

En la investigación ya mencionada457 habíamos resumido lo que se sabe de la participación de esos «musulmanes hispánicos» en el nacimiento del nuevo espacio político argelino, en las tres primeras décadas de su formación, con unas informaciones fechables entre 1516 y 1541 y obtenidas de cuatro fuentes de origen argelino bastante directo.

Este período de importantes mutaciones políticas en las sociedades del Magreb central, corresponde también a una política española diferente de la precedente, la de los reinados de Isabel I de Castilla y Fernando II (V) de Aragón, tras la caída de Granada, y diferente también de la posterior, alrededor de la Guerra de las Alpujarras (1568-1571), muy relacionada con Argelia, y tras la gran expulsión final (1609-1614)458. Corresponde, en relación con los «moriscos» o musulmanes hispanos, a la moratoria de cuarenta años que éstos pactaron y pagaron a Carlos V hacia 1526 por mantener sus usos y costumbres, a pesar del bautismo forzoso. Esa situación se modificará, por tanto, hacia 1566 y provocará la rebelión de los moriscos en las Alpujarras, confiados en la ayuda de la ya potente Argelia y del Imperio Turco-Otomano que la gobernaba.

En lo referente a Argelia, los territorios que los Barbarroja van estructurando en el Magreb central se irán fortaleciendo por su política de fomentar la inmigración e integración de los moriscos valencianos, tras la conversión forzosa al cristianismo en 1525-1526

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y la pérdida de su estatuto de mudéjares, con las rebeliones armadas de Benaguacil y, sobre todo, de la Sierra de Espadán459. Aunque se les daba la opción teórica de convertirse o emigrar, esto sólo podían hacerlo en el puerto de La Coruña, atravesando toda la Península, precisamente para evitar que emigrasen a Argelia y fortalecieran así a los musulmanes argelinos, enemigos de la política tradicional de los estados hispánicos de Carlos V contra el Magreb islámico460. También en este tema morisco hay que tener en cuenta, por tanto, unos elementos regionales en la historia de los moriscos valencianos (y aragoneses o tagarenos en general) y en sus relaciones con sus correligionarios musulmanes de allende el mar.

Con este estudio se completa y precisa aquí los estudios precedentes sobre la inserción de los moriscos en el Magreb central, que suelen tratar de una forma bastante global de todo el período del XVI-XVII, cuando se refieren a Argelia, sin precisar la especificidad del período carolino, que documentan esos escasos pero fehacientes textos461.

Tampoco hay que considerar que estos musulmanes son unos «expulsados de España» como los del siglo XVII. Son emigrantes, eso sí, motivados para dejar su país de origen, las sociedades hispánicas. Pero más que su huida de las presiones o persecuciones cristianas cada vez más insoportables, que se acrecentarán en época de Felipe II, hay que ver la ilusión con la que emigran a un nuevo país que se está haciendo, religiosamente islámico -eso sí-, pero también rico en comercio, artesanía y agricultura, y que les llama y facilita su huida de España, bajo los Barbarroja. Esa riqueza es consecuencia de la depredación marítima del corso oficial argelino e islámico, en general y en los puertos magrebíes en particular. En cierta manera, esos musulmanes hispánicos participan de la ilusión migratoria -en este caso, hacia el «Eldorado» islámico del vecino Magreb portuario- que empujaba también a las sociedades hispánicas hacia la depredación de las riquezas de ultramar, en las Indias de América. Como sintetiza muy bien Emilio Sola, refiriéndose a Argel: «La ciudad del siglo XVI, que debió fascinar a los ribereños del Mediterráneo, con su leyenda de crueldad y cautiverio, pero también de posibilidad de ganancias rápidas y de medro económico

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para unas gentes de zonas deprimidas o castigadas [...] que la veían como castellanos y extremeños veían América»462. Es una comparación general que ya hacía Antonio de Sosa, que estuvo en Argel entre 1577 y 1581, aplicándola a los moriscos emigrantes:

Desta manera (como sabéis) tienen arruinado y destruido [...] y la costa de toda España, en la cual, particularmente, les va muy bien [a los corsarios argelinos] por causa de los moriscos que habitan en ella, los cuales, siendo más moros que los que viven en esta Barbaría, los recogen, acarician y avisan de todo lo que quieren y desean saber. Desta manera, a veinte días, treinta, o poco más, se salen de sus casas vacíos, pobres y hambrientos, vuelven hartos, ricos y abundantes, y sus bajeles cargados todos y metidos en el hondo de riquezas, gozando en una hora y sin trabajo de todo lo que el codicioso indiano y perulero desentierra de las entrañas de la tierra y de las minas de oro y plata con tan grande ansia y cuidado, y de lo que el avaro mercader, con tan manifiestos peligros de vida, fue tantas mil leguas buscar en las Indias y otras partes de Poniente y Levante [...]. A la cual [Argel] llaman los turcos (y con razón) sus Indias y Perú. [...] en casa de mi patrón [trataban unos turcos] venidos de Constantinopla [...] hablando con unos renegados y otros leventes [«levantinos»] de la galeota de mi patrón, y afirmaban que allá por toda Turquía, Romanía, Anatolia y Suria, hablan todos de Argel, como nosotros acá de las Indias de Castilla y Portugal463.



Bunes y Sola han descrito también, en acertados trazos, ese mundo nuevo de la Argelia que nacía, bajo el impulso de los Barbarroja y en el marco político del Imperio Turco-Otomano:

Un territorio casi autónomo que crea sus propias formas de comportamiento y de conducta, fiel demostración de una sociedad nueva y abierta. Un mundo dispar y variado formado de renegados, turcos, magrebíes, cautivos y andalusíes. Una sociedad nueva, sin unas normas demasiado rígidas y estrictas, que se desarrolla a la sombra del corso, la piratería institucionalizada, en medio de un mundo que está luchando por el control del Mediterráneo, la hegemonía en la Europa cristiana, la expansión y consolidación del dominio otomano en los Balcanes y Centroeuropa y, en el caso concreto peninsular, dirimiendo la permanencia de una minoría islámica en sus fronteras464.



Hay que tener en cuenta también que a principios del siglo XVI se producen, tanto en el Magreb como en la Península Ibérica, una reorganización de los espacios políticos y el surgimiento de nuevos estados unificados y centralizados, con una

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transcendencia histórica en el Mediterráneo equivalente a la reorganización y el nacimiento de la España unificada, también hasta nuestros días, fenómeno político emergente en tiempo de Carlos V. Sigue vigente, creo yo, lo que se puede decir del papel español en el nacimiento del estado tunecino moderno y que vale también para Argelia:

La España del siglo XVI jugó en Túnez -como también en Argelia- un papel de catalizador de la sociedad magrebí, para que se estructurara a la defensiva -con el auxilio otomano, cada vez más fuerte-, como potencia autónoma y autosuficiente. El nacionalismo tunecino, con sus evidentes componentes panarabistas y panislamistas, y estructuras de vecindad magrebí y mediterráneas, tiene en el siglo XVI y en la intervención española un antecedente fundacional465.



Se estudiaba, pues, en aquella ponencia esa crisis o mutación de la inserción de los musulmanes hispánicos en las nuevas sociedades magrebíes especialmente a través de una relectura de los acontecimientos políticos en ambas orillas del Mediterráneo y, sobre todo, en una relectura de cuatro textos fundamentales de origen magrebí, del siglo XVI:

1.º Antonio de Sosa y su Topografía e Historia General de Argel, o pseudo-Haedo, que vivió en Argelia entre 1577 y 1581, en tiempos de Felipe II466. Aunque es de los años ochenta, dos décadas después de la muerte de Carlos V, se basa muchas veces en testimonios contemporáneos al Emperador467. Algunos de sus juicios están influenciados inconscientemente por situaciones ulteriores a los hechos, especialmente por la Guerra de las Alpujarras y las migraciones que provocó hacia Argelia, pero su conocimiento de los hechos y entendimiento de las situaciones son notables. La ingente obra que Diego de Haedo publica en 1612, atribuyéndola a su tío y homónimo cuando es de Antonio de Sosa, compañero de Miguel de Cervantes en el cautiverio de Argel, entre 1577 y 1581, proporciona muchos datos sobre los moriscos de la zona central de Argelia: de

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Argel, de Cherchel a unos 100 kilómetros al oeste de Argel y de Presc a unos 130, en la costa mediterránea468.

2.º Biografía de Barbarroja469. Es, en realidad, un texto contemporáneo del período 1516-1541, dictado en gran parte por el propio Jairedín Barbarroja (m. 1544), justificando su política. Es un documento de primera mano, aunque también influenciado por traductores, de época posterior.

3.º Mapa y descripción geográfica de Piri Reis, contemporáneo de la instalación en las costas magrebíes de los tres hermanos Barbarroja (en La Goleta, de Túnez, y Jerba/Gelves, en 1504; en Jijel/Gigel o Giger, en 1512; en Al-Djazaïr/Argel, a partir de 1516). Los textos y mapas atribuidos a este almirante turco se escribieron entre 1520 y 1525. Piri Reis ya había visitado las costas del Magreb central y oriental con su tío el gran almirante otomano Kemal Reis (muerto en 1511). El texto puede haber tenido eventuales mutaciones posteriores, pero es muy importante para fechar las instalaciones de los andalusíes en las costas argelinas470. Menciona también algunas de las ocupaciones y destrucciones de los españoles, en el primer cuarto del siglo XVI: Mazalquivir, Orán, Argel, Bejaïa (Bujía), etc.

4.º Documento Temimi 1541, del archivo de Topcapi de Estambul, absolutamente contemporáneo de los acontecimientos, pero mediatizado por la hipótesis del editor moderno, que cree que es de moriscos granadinos, cuando creo haber podido probar que es de moriscos emigrados a Argel. El análisis de este último texto constituye el núcleo fundamental de aquella ponencia, buscando su coherencia con los demás datos históricos conocidos y los demás textos contemporáneos471.




Textos sobre la localización de los andalusíes

Cuatro son los centros urbanos principales con importantes colonias de población andalusí en el territorio que formará el estado argelino moderno, la Argelia entre Marruecos

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y Tunicia que conocemos actualmente: Argel, Cherchel (Sargel) y Presc (Biscari), en la costa central, y la antigua capital del reino medieval de Tlemcén (Tremecén), al interior de la zona occidental, a la altura del conjunto portuario de Orán y Mazalquivir, ocupado por España durante todo este período472.

Los cuatro textos mencionados no hacen referencia a la importante colonia de andalusíes de Tlemcén, salvo el documento «Temimi 1541», que cita las poblaciones de inmigrantes de Tlemcén, Cherchel y Presc.

Los andalusíes de Tlemcén y su región eran a principios del XVI mayoritariamente de origen medieval y corresponden, pues, al género tradicional de inmigraciones entre los reinos árabes postalmohades de Granada y del Mágreb (siglos XIII-XV). No corresponden a la inmigración de andalusíes hispanizados a la Argelia que nace a principios del siglo XVI, aunque la ciudad se integre finalmente (1555) a la Argelia otomana fundada por los Barbarroja, con su población de origen andalusí. Tampoco participará directamente en la sociedad portuaria y corsaria que es la base fundamental del nuevo espacio político argelino. Por tanto, el estudio del papel político y de la evolución de la sociedad andalusí de Tlemcén exige otras fuentes y otra metodología. No se va a tocar ese tema en la presente ponencia. Como tampoco la eventual presencia de andalusíes en otras zonas portuarias argelinas, como Tenes (Túnez), Bejdia (Bujía), Jijel (Gigel, Giger), Collo (El Colo) y Annaba (Bona), en la zona oriental de Argelia que dependiera del reino hafsí de Túnez473.

A continuación se exponen los textos en los que se documenta la presencia de andalusíes en lo que será la capital Argel y en esos dos puertos en la zona central de la costa de Argelia. Adelantamos ya una conclusión: el poco peso geográfico y numérico de esos musulmanes de origen hispánico. Hay que tener en cuenta este dato demográfico de base para tratar de comprender el alcance de su efectivo peso político en la naciente sociedad argelina de época otomana. El peso demográfico y, por tanto, político de los andalusíes en Argel, centro social de la nueva Argelia, aumentará a lo largo del siglo XVI, como aparece en los escritos de Antonio de Sosa (en Argel, entre 1577 y 1581) y ha sido bien estudiado por Emilio Sola474. Cierta política matrimonial de los andalusíes con los gobernantes turcos también favorecería esa influencia social475.

El establecimiento de «colonias» o grupos importantes de andalusíes en los puertos costeros de Cherchel y Presc ya está documentado en los años veinte del siglo XVI

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por el geógrafo otomano Piri Reis. Menciona las poblaciones andalusíes relativamente vecinas de «Birchik476» y de «Cherchell»477, separados por 20 millas, entre los puertos mucho más importantes de Tenes (a unas sesenta millas al oeste de Birchik) y Argel (a unas sesenta millas al este de Cherchel)478.

«Birchik» es muy probablemente el «Persek» o «Persik» [«Presk», según un autor turco] no identificado en la epístola de los andalusíes de Argel a Solimán I, de 1541479, y que aparece seguramente en su forma hispanizada «Biscari» a finales del siglo XVI, en Antonio de Sosa o pseudo-Haedo480. Presc/Bresk/Biscari y Cherchel/Sargel aparecen juntas y en la misma región, en esos textos del siglo XVI481. La presencia y la

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actividad naval en Cherchel de los andalusíes está documentada a lo largo de todo el siglo XVI482. Como aparece también un proyecto de rebelión de los cautivos cristianos de las obras de ampliación del puerto de Cherchel, que eran unos setecientos, contra el gobierno musulmán de Barbarroja, en 1531483.

Cherchel proviene, histórica y etimológicamente, de la antigua capital de la Mauritania Caesariensis romana, heredera del reino de Numidia, que ocupaba el actual Magreb central árabe, entre África Minor (la Ifriqiya de los árabes) al este y Mauritania Tingitana (de Tánger) al oeste. Es el espacio político que los árabes medievales no lograron cristalizar en un estado unificado, entre Túnez y Tremcén, y que Barbarroja y los turcos de Argelia sí. Los andalusíes pudieron soñar en una capitalidad de Cherchel para ese Magreb central, pero este hipotético sueño fue realizado por Argel, por ser mejor puerto y por estar rodeada de una llanura amplia, con mejores vías de comunicación terrestres, en el Magreb central.

Más aún, Antonio de Sosa (el pseudo-Haedo) indica la importancia política y estratégica de Cherchel en el nacimiento del espacio político de la nueva Argelia que surgirá con los hermanos Barbarroja después de 1516, como se ve en dos textos de finales del siglo.

Por la costa de Berbería, hacia Poniente veinte leguas de Argel, está un lugar que se dice Sargel que, en otro tiempo, fue ciudad muy principal. Y estando los años atrás despoblado casi del todo, los moriscos que de Granada, Valencia y Aragón se han pasado a Berbería -viendo la comodidad del lugar y la fertilidad y hermosura de sus campos- la han poblado de manera que habrá en ella como mil casas de ellos y más484.

Este lugar [Cherchel], aun antes que Aruch Barbarroja, el mayor, se hiciese señor de Argel, le dio obediencia -como en otra parte escribimos largamente- y la misma dio

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después al segundo Barbarroja Jeredín, que sucedió al hermano. Y muchas veces que el Jeredín volvía de su corso y de robar, o partía para ello, hacía lo que hoy hacen todos aquellos corsarios que van en corso para España y sus islas -y a Poniente-, que allí iba espalmar y, a la vuelta, allí hacía escala. Porque, demás de la fertilidad de la tierra, tiene la ciudad comodidad razonable de puerto, aunque no tan grande ni tan abrigado485. Esta tierra y lugar tan acomodado deseó mucho el dicho Jeredín Barbarroja ennoblecer más y ensanchar aquel puerto, haciendo un muelle en que todas sus galeotas y bajeles de otros estuviesen seguros486.


La importancia estratégica de Cherchel se debía sobre todo a su situación, en el camino de Argel para las expediciones corsarias hacia las Baleares y hacia las costas españolas.

[...] a todos estos navíos antes que parten los espalman y enseban con muy grande diligencia y curiosidad. Antes que de Berbaría atraviesan a tierra de cristianos y a sus islas, los vuelven otra vez a espalmar. Los que van en corso a Mallorca, Menorca, España y todo Poniente, van a espalmar a Sargel, veinte leguas de Argel para Poniente; y los que van a Levante, [...]487.



También era el camino más usual para la huida de los prisioneros cristianos de Argelia488 o de los moriscos de España hacia Argelia. Era también camino de naves espías que preparaban los ataques a Argel y un punto de aviso para los argelinos de que se acercaban enemigos cristianos, como en el caso de la flota de Andrea Doria, según la Biografía de Jairedín.

Hayradín Bey edificó [había edificado] el castillo de Xirxel, el cual tenía poblado de moros andaluces; de la cual gente a su tiempo se dirá particularmente.

[Andrea Doria, desde Mallorca, envía naves comerciales a espiar sobre las intenciones de Jairedín.]

La fragata llegó a Buhur, que es entre Argel y el castillo de Xirxel. Y hallando allí una barca de pescadores moros andaluces, la tomaron con la gente y se volvieron a Andrea Doria. Y preguntados dijeron lo que entendían de Barbarroja [...].

Andrea Doria, con este aviso, se partió luego por ver de tomar los bajeles que llevaban el biscocho a Argel, mientras allí se estaba deteniendo Barbarroja. Y si no pudiere, pasaría a tomar y saquear los arrabales de Xirxel porque no saliese en vano lo que había dicho al Emperador. Y así [...] caminó y, en amaneciendo, llegó sobre Xirxel.



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Los moros -viendo los cristianos- con la artillería del castillo no les dejaron llegar a tiro de cañón, habiendo recogido dentro a todas sus mujeres, hijos y hacienda.

[Finalmente les obligan a reembarcar, tomando 646 prisioneros cristianos.]

Los moros de Xirxel tenían entendido de los turcos [habían sido informados] que Hayradín Bey había de venir allí y, por esto, pensaron que era él cuando allí llegó Andrea Doria; que si supieran la verdad no le hubieran dejado echar la gente en tierra, que aquella era la cueva del león.

Andrea Doria, con estas nuevas, se levantó [levó anclas] y fue de allí a donde había estado. En el punto que la armada de los cristianos llegó sobre Xirxel, los moros lo avisaron a Hayradín Bey con un correo. [...Éste] se partió para Xirxel [...] dio fondo, y mandó traer delante los cristianos que habían cautivado de las galeras. Y los sanos echó al remo. Y dio orden que curasen a los heridos y los guardasen en Xirxel [...y prosiguió su expedición contra Génova]489.



Puede verse también este frecuentado itinerario en los textos de hechos algo posteriores al período de Carlos V, pero que son testimonios de una situación geopolítica constante de los andalusíes y su puerto de Cherchel en la nueva Argelia antiespañola.

En el año siguiente 1568, siendo rey el mismo Mahamet Bajá, salió al principio del mes de agosto de aquel año una fragata de Sargel, lugar que está a la marina de aquella costa hacia Poniente, distante de Argel como sesenta millas. Y caminando hacia España a robar, cautivaron los moros que en ella iban -que eran casi todos huidos de España, de los cuales es aquel pueblo de Sargel todo poblado- en la playa de Almería [...]. Y como ellos ya tenían antes cautivados por aquella costa otros cristianos en buen número, parecioles que esta presa bastaba y dieron vuelta con ella para Berbería; do, a poco más de dos días llegados, tomaron puerto en el mismo lugar de Sargel490.



Pero el lugar del puerto de Cherchel no sólo era importante para los argelinos estratégicamente. También lo era por la cercanía del mar de unas importantes montañas frondosas, de las que podía extraerse con facilidad madera para los navíos del corso, importante actividad económica y política de Argel. Los hermanos Barbarroja se habían trasladado desde los puertos de Jerba (Gelves) o La Goleta, dependientes de Túnez, donde estaban instalados desde 1504, a la zona de Bejaia (Bujía) y Jijel (Giger), en 1512, precisamente por la carencia de madera fácilmente disponible en la región tunecina, según Antonio de Sosa: «porque los Gelves no producen árboles de que se puedan hacer navíos, sino son palmas y olivos»491. En los bosques de Cherchel y Presc la encontraban abundantemente, en un territorio con mayoría de andalusíes aliados,

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que tenían capacidad y voluntad de hacer trabajar a sus esclavos cristianos, con cierto rencor morisco por el exilio al que se habían visto impelidos a consecuencia de las vejaciones en España: «Allí hallará un gran número de cautivos que a fuerza de sus hombros y brazos descargan mucha y gruesa madera o tablazón que con sus manos fueron a cortar a las montañas de Sargel [Cherchel] o de Gegari [Jijel]. Allí hallará otro número de serradores que la sierran sin reposar de mañana hasta la noche [...]»492. Y sigue la retahíla de oficios militares y marineros que los argelinos de Cherchel hacían hacer a los cristianos esclavos, para transformar la madera en barcos. Hay que añadir a esa «materia prima» maderera, muchas veces mencionada, que Cherchel estaba más cerca de Argel que Jijel. Esta última región, además, podía verse amenazada por los españoles de Bujía y por los belicosos cabileños montañeses, peleados entre sí, de los soberanos locales de los Al-Abbás (Labés) y de Kuku (Cuco), mientras que Cherchel, controlada por la mayoría andalusí, fue siempre aliada de los Barbarroja.


Marco cronológico de la intervención de los moriscos en la creación del espacio argelino

Brevemente puede presentarse el siguiente esquema cronológico de los pocos hechos documentados sobre los asentamientos e intervenciones políticas de musulmanes hispanos en la costa del Magreb central, en la primera mitad del siglo XVI.

-Antes de 1502: probable presencia de andalusíes, especialmente procedentes de Granada, en la costa del Magreb central (Tlemcén, Orán, Tenes, Presc, Cherchel, Argel, Bujía...).

-1510: ocupación del Peñón de Argel y de Bejala (Bujía) por Pedro Navarro (o de Volterra),

-1512: instalación de Aruch (Oruch) Barbarroja y sus hermanos en los alrededores de Bujía, ocupada por Castilla, especialmente en Jijel (Gigel o Giger).

-1515: los andalusíes instalados en Presc y Cherchel, amenazados por los españoles, piden auxilio a los hermanos Barbarroja.

-1516: las autoridades de Argel, donde hay probablemente inmigrantes hispánicos, instalan a los hermanos Barbarroja en Argel, para que les defiendan de los españoles del Peñón, con sus corsarios y otros aliados, como los cabileños de las montañas de Jijel y los andalusíes de Cherchel y Presc.

-1518: intervención de los hermanos Barbarroja, con tropas de musulmanes hispánicos, en las vías hacia el oeste (Miliana, Medea, Tenes...) y hacia el reino de Tlemcén (Tremecén), aliado forzoso con los españoles de Orán contra los Barbarroja de Argel (mueren Aruch e Ishaq Barbarroja).



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-1519: acuerdo de Jairedín (Jedir) Barbarroja con el sultán de Estambul, entregándole la suprema autoridad de los territorios que va controlando en lo que será Argelia.

-1520: los argelinos en desacuerdo con Jairedín, porque quiere traer musulmanes hispánicos de las costas levantinas y andaluzas. Jairedín se retira a Jigel y se afianza en el interior y al este de Argel.

-1522-1526: conversiones forzosas de moriscos valencianos, en la guerra de las Germanías, generalizadas por imposición pactada de Carlos V (moratoria de cuarenta años para abandonar costumbres propias: lengua, vestidos, fiestas y otros cultemas identitarios).

Conversiones forzosas de mudéjares de la Corona de Aragón, con emigraciones de moriscos a Argelia, apoyados por Jairedín.

-1527: Barbarroja se apodera de La Goleta y Túnez.

-1529: intervención de Carlos V contra Barbarroja en Túnez Barbarroja expulsa a los españoles del Peñón de Argel. Expedición de Barbarroja para traer moriscos valencianos493.

-1537: nuevo jalifa Hasan Agá, delegado del beylerbey lejano Jairedín, nombrado Qaptán Pachá o jefe supremo de la flota otomana.

-1541: expedición de Carlos V contra Argel y carta a Solimán I de los granadinos de Argel.

Un importante texto se refiere a la forma de proceder de Aruch Barbarroja para instalarse en Argel, con el apoyo de turcos, de cabileños de Jijel y también de los andalusíes de Cherchel. Una embajada del gobernante árabe del puerto de Argel Salim Ben-al-Tumi, pedía a los hermanos Barbarroja, instalados en Jijel, que vinieran con sus tropas a ayudarles en Argel para defender a los argelinos de los españoles instalados en el Peñón de Argel, delante de la ciudad. La respuesta del hermano mayor Aruch, que no sólo quería ayudar a Argel, sino apoderarse de la ciudad y hacerla capital de sus estados, es significativa, con la perspectiva histórica que ya tenía Antonio de Sosa cuando lo expone: antes tiene que controlar Cherchel y lograr el apoyo de los andalusíes494.

[...] despidió los embaxadores [de Argel] con muy largos ofrecimientos y prometiendo que luego [sin esperar más] él iría con sus turcos y con la más gente que pudiese a servir aquella ciudad y a su Xeque. Y como lo dixo, ansi al punto lo hizo, porque tuvo esta particular virtud este hombre, entre otras que nacían de su gran ánimo, ser prontísimo y diligentísimo en executar todas las cosas [...] les dixo que le convenía en todo caso ir primero a Sargel, un lugar [entonces de hasta quinientos vecinos] puesto a la ribera de la mar, más adelante de Argel, para Poniente veinte leguas; prometiendo volver muy en

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breve y hacer lo que tanto deseaba él y mucho más que no ellos. Y la causa desta su ida era que al tiempo que Barbarroja se hizo con tanta facilidad señor de Gigel y sus montañas, un corsario de nación turco [Car Asán, obstaculizando la política expansiva que llevaban los Barbarroja desde Jijel y Argel...] se había pasado a este lugar de Sargel. Do como fuese bien recibido de los vecinos y habitadores dél (los cuales eran todos, como son hoy día moriscos huidos de Granada, Valencia y Aragón, y también se daban mucho al corso con fragatas y bergantines, como ahora también hacen; y siendo pláticos y nacidos en España, hacían grandísimos robos y daños en toda su costa y marina), luego de común voluntad fue el Car Asán aceptado por capitán de todos los que eran corsarios en aquel pueblo, y hecho también gobernador y señor de aquella tierra [...].

Y como también el lugar tuviese un puerto, que con poca industria y trabajo se podía hacer capaz y muy seguro, y la tierra fuese de todo bastimento muy abundante y en sus montañas hubiese (como hoy día hay) gran abundancia de árboles para poder hacer baxeles, y, finalmente, de allí a Mallorca, Menorca e Ibiza y toda España la travesía sea muy breve y poco más de veinte horas, esperaba que sus sucesos no serían menos dichosos, tanto en tierra como en la mar [...].

[Barbarroja fue, pues, a Cherchel y eliminó a Car Asán.]

Tan ambiciosamente abraçaba él con su codicia todo el dominio de aquellas tierras y provincias. Y como le pareció que lo de Argel ahí se estaba para todo tiempo que quisiese, resolvióse en que convenía tomar de súpito al Car Asán y echarle de allí [de Cherchel] antes que echase más raíces. Y con esa intención caminó luego para Sargel a gran priesa y sin reposar una hora, y de la misma manera a sus galeotas [que ya estaban en Argel] que le siguiesen por la mar.

Llegado que fue a Sargel, dado caso que bien pudiera entrar luego en la tierra sin resistencia, porque ni ella tenía murallas (como tampoco hoy día las tiene), no había persona que se le pusiese delante, todavía mostró que no venía para hacer mal, mas para solamente concluir a las buenas este negocio como suelen los amigos [...].

Pero el Barbarroja usó una bárbara crueldad, y fue que, sin más dilación, mandó luego allí, en su presencia, cortar la cabeza al Car Asán, y le tomó la galeota y esclavos que tenía y cuanto se halló en su posada. Y recogiendo a su bandera los turcos que allí halló, hízose jurar por Rey y señor de todos los vecinos de aquel pueblo.

Hecho esto, y dexando Barbarroja allí hasta cien turcos, como en guarnición, dio sin más detenerse la vuelta para Argel. Do siendo llegado fue de todos recibido con gran contento, no sabiendo qué fuego metían todos en su casa, y particularmente el Xeque o Príncipe Selim Eutemi [Salim At-Tumi], que tenía el dominio de la ciudad495.



Jairedín mismo cuenta en su Biografía496, en primera persona aunque capitaneara la acción su hermano mayor, este episodio tan importante en el proceso de la formación

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de la Argelia moderna, con alguna imprecisión cronológica. El ya anciano Capitán Pachá de armada otomana, en Estambul, justifica la eliminación de Car Asán en el hecho de que Cherchel ya se había entregado antes a su gobierno y que él había construido una torre fortificada en la ciudad, como señal de su dominio, arrebatado por Kara-Hasán («el negro Hasán»), que se ofrecía a entregarlo a los cristianos, suprema traición, según la versión de los hechos presentada en la biografía o autobiografía de Jairedín.

Y al de la cara negra, llamado Carahasán, que en la batalla estuvo con los moros de Ebnilcasi497; que [...] se huyó a Xirxel, que es un castillo que Hayradín Bey había labrado. El cual -llegando al castillo- escribió a los cristianos que se lo entregaría y le tuviesen por amigo.

Los de Argel -entendiendo esto- lo escribieron a Hayradín Bey: «que viniese presto, que Carahasán quería entrar [entregar o hacer entrar] en el castillo de Xirxel a los cristianos».

Hayradín Bey, recibida la carta [...], se partió para Xirxel. Y al pasar por Argel toda la gente con grande alegría le salieron a recibir, dando gracias a Dios por ello. Hayradín Bey -dejando en Argel todo lo que traía-, con la prisa que pudo en un día y noche pasó a Xirxel.

El traidor de Carahasán con 15 hombres se subió a una torre muy áspera que está dentro del castillo. Y toda la demás gente con sus banderas se vinieron a Hayradín Bey a besarle las manos y pedirle perdón. Hayradín Bey los perdonó. Y -entendiendo de ellos cómo Carahasán con 15 hombres se había metido en aquella torre- luego, con toda la gente fue allá. Y aunque Carahasán le pidió perdón, no se le concedió; antes, entrando en la torre, le mataron a él y a los demás. Todos los de fuera vinieron a su obediencia y a pedirle perdón. Él se lo concedió y estuvo allí 3 días ordenando lo que era necesario para el gobierno, quietud y paz de aquellas tierras.

Dejándolos contentos, se fue a Argel.



Los dos relatos, el español y el turco, muestran dos aspectos, el desfavorable y el favorable, de esta importante acción política de Jairedín Barbarroja, por la que incorporaba definitivamente ese pequeño enclave estratégico de los inmigrantes andalusíes a su proyecto político de una nueva Argelia cosmopolita. Salim At-Tumi (o Ibn At-Tumi), el señor de Argel que había llamado a los hermanos corsarios, fue igualmente eliminado por Aruch Barbarroja, que se apoderó así del poder en Argel e inició su expansión hacia la gran ciudad y capital occidental del territorio argelino, Tlemcén, partiendo de Argel y de los otros dos puertos que controlaba, Jijel al este y Cherchel al oeste -Bejaía (Bujía) seguía ocupada por los españoles.



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Este texto es muy importante, para comprender cómo los hermanos Barbarroja, señores del mar, instalados en Jijel, en la costa este de Argel, ocupan primero Cherchel, en la costa oeste, antes de asentar su poder en Argel, frente al Peñón de Argel ocupado por los españoles, destituyendo también con ayuda de los andalusíes de Cherchel el poder local de Salim At-Tumi. Era una alianza entre «extranjeros» venidos del mar, frente al poder local proveniente de las llanuras interiores.

Otro texto casi contemporáneo de los hechos, indicaría cómo el conflicto entre Jaíredín y las autoridades tradicionales de Argel, en la década de los veinte, por la integración de nuevos moriscos a la ciudad y la «importación» de nuevos inmigrantes de España fue -con otras tensiones- un elemento muy decisivo para justificar el que Jairedín volviera a Argel, expulsara a los españoles del fuerte del Peñón y gobernara ya directamente la ciudad.

Los capitanes de los bajeles que fueron a Argel a dejar allí los moriscos andaluces -como está dicho-, como eran principales, visto que no se había hecho caso de ellos ni permitidolos desembarcar, ni darles provisión ni refresco, con el grande enojo que de ello estaban, pesándoles mucho, decían entre sí que:

-Aquella tierra es buena; y sería mejor que la tomasen y la habitasen ellos, que no aquellos moros, tan mala gente.

Y así fueron a decirlo a Hayradín Bey. [...]498.



Por eso Jairedín, instalado el centro de su gobierno directamente en Argel y apenas había expulsado a los españoles del Peñón de Argel, organiza la gran expedición para traer moriscos valencianos, según el Documento Temimi 1541 y otras fuentes499. Les integra en su ejército, como cuentan ciertos testimonios casi contemporáneos, en boca de los genoveses que se habían salvado de la toma del Peñón, en 1529.

Y llegaron allí en sazón que el Emperador de España estaba en aquella ciudad [Génova]. Y llevados delante de él, contaron particularmente el suceso y pérdida del castillo y de las 9 naves que habían llegado a socorrerle después de perdido; y cómo de la madera de ellas hacían galeras; y de la gente, armas, artillería y municiones, las armaban. Y a los moros andaluces, sus vasallos, ponían en ellas por soldados y de los dineros que allí habían tomado les pagaban su sueldo500.



Éstos son episodios documentados, un eslabón más de la política de los dos primeros «soberanos» otomanos de Argelia, los hermanos Aruch y Jairedín Barbarroja, de apoyarse en esa minoría de andalusíes hispanos y de apoyarles, en Argelia.





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Implantación limitada de los andalusíes, pero cerca del centro del poder argelino

Si la implantación geográfica de los musulmanes hispanos era muy limitada en el naciente estado de Argelia (mayoría sólo en las poblaciones costeras de Cherchel y Presc; minoría antigua en la excéntrica y medieval Tlemcén; minoría creciente en Argel capital), su importancia relativa en el nuevo estado argelino otomano se deberá a otros factores. Es esencialmente su cercanía social al nuevo poder central del país, en Argel. Esta cercanía se potencia por el modelo de sociedad plural que liderará la reducida clase política de los turcos orientales, aglutinando una sociedad social y étnicamente diversificada, pluricultural, con gran porvenir en el mundo magrebí asimilador de inmigrantes en el siglo XVI-XVII.

En el texto siguiente, Sosa describe a fines del siglo las clases sociales de Argel y las especificidades principales de los «moros» (árabe-musulmanes) andalusíes en la sociedad argelina, ya desde el nacimiento de la ciudad moderna. En el capítulo «De los habitadores y vecinos de Argel», menciona las tres categorías mayores de «moros, turcos y judíos», sin contar los extranjeros «cristianos, ...captivos... y mercaderes». Entre los primeros, hay moros «de cuatro maneras: ...Baldis, ...Cabayles, ...Alarbes, [y andalusíes]», de los que se habla en este texto501.

La cuarta manera de moros son los que de los reinos de Granada, Aragón, Valencia y Cataluña se pasaron a aquellas partes y de continuo se pasan con sus hijos y mujeres por la vía de Marsella y de otros lugares de Francia, do se embarcan a placer, a los cuales llevan los franceses de muy buena gana en sus bajeles.

Todos estos se dividen, pues, entre sí en dos castas o maneras, en diferentes partes, porque unos se llaman Modéjares, y éstos son solamente los de Granada y Andalucía; otros Tagarinos, en los cuales se comprehenden los de Aragón, Valencia y Cataluña.

Son todos estos blancos y bien proporcionados como aquellos que nacieron en España y proceden de allá.

Ejercitan éstos muchos y diversos oficios, porque todos saben alguna arte: Unos hacen arcabuces, otros pólvora, otros salitre.

Otros son herreros, otros carpinteros, otros albañiles, otros sastres y otros zapateros, otros olleros, y de otros semejantes oficios y artes.

Y muchos crían seda.

Y otros tienen boticas en que venden toda suerte de mercería.

Y todos en general son los mayores y más crueles enemigos que los cristianos en Berbería tenemos, porque nunca jamás se hartan o se les quita la hambre grande y sed que tienen entrañable de la sangre cristiana.



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Visten todos éstos al modo y manera que comúnmente visten los turcos, de que adelante hablaremos.

Habrá de todos éstos en Argel unas 1.000 casas502.



Habría que añadir a este cuadro de la población urbana dos clases de actividades fuera de la ciudad, que se mencionan en otros textos de Sosa; los marinos de los barcos y los agricultores de los alrededores de las ciudades503. Además de los corsarios o «soldados del mar» está documentada por Sosa el cuerpo de ejército de andalusíes que acompañó a los Barbarroja ya en su primera expedición (1517-1518) contra Tenes (Tenez), Tremcén (Tremecén) y Wahrán (Orán), en toda la zona occidental de lo que sería la Argelia otomana504.

«con no más que hasta mil turcos escopeteros y quinientos moriscos andaluces de Granada, Aragón, Valencia, que de toda Barbaría se iba cada día recogiendo a vivir en la ciudad de Argel, por hallarse bien con los turcos, de los cuales recibían paga de soldados para la guerra, los cuales moriscos están también todos arcabuceros» [pagándoles y enriqueciéndoles con el botín de guerra505. Allí se le juntaron más soldados] «se halló con más de mil y quinientos moros a caballo, sin los turcos y moriscos que de Argel antes sacara, de los cuales ni aun sesenta había perdido506».



Finalmente, en esa expedición perdió la vida el primer soberano Barbarroja, Aruch u Oruç, en una acción en la que los andalusíes no parece tuvieron un papel muy glorioso507.

Según este esquema, los andalusíes -cuyo origen, aspecto físico, vestimenta y número de hogares se señalan- están especializados en artesanía militar (arcabuces, pólvora, salitre, que hay que relacionar con la guerra terrestre y marítima, como los carpinteros) y artesanía civil (carpintería, albañilería, sastrería, zapatería, ollería y «otros semejantes oficios y artes», incluida la seda y otras mercerías, con sus boticas).

Como se ve, su peso social en la ciudad se sitúa entre la clase alta cosmopolita de los gobernantes militares y capitanes corsarios, todos ellos comerciantes de productos importantes (naves, presas, esclavos, importaciones y exportaciones), y los magrebíes de

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origen urbano («baldis»), montañés («cabailis») y seminómadas o semisedentarios de las llanuras («alarbes»), la mayoría de todos ellos recién integrados también en la sociedad cosmopolita de Argel y más centrados en productos agrícola-ganaderos no muy elaborados y en servicios, militares y civiles.

Muy acertadamente señala Antonio de Sosa, en este párrafo fundamental, los orígenes del peso político de los andalusíes. Podemos expresar de otra manera los puntos principales recogidos en su texto y los ampliaremos en los apartados siguientes.

1.º Empieza explicando su origen extranjero, provenientes de los principales reinos mediterráneos peninsulares de Carlos V y transitando por el otro reino más poderoso del Mediterráneo cristiano, Francia. Es una descripción aparentemente neutra, sin juzgar el hecho. El punto de vista de esos emigrantes, el de Jairedín Barbarroja y el de las autoridades de Argelia está mejor expresado al principio del texto en que Jairedín justifica su política, también en su apoyo a los moriscos.

El Andalucía es provincia buena y fértil, y que los moros antiguos habían ganado a los cristianos y la tenían muy poblada. Muchos años después la conquistaron y cobraron los cristianos; y derribando las mezquitas, de ellas hicieron sus iglesias, habiendo degollado la mayor parte de los moros. Y los que quedaron hicieron cuevas, donde las noches hacen la sala [oración ritual islámica] y enseñan a sus hijos el Alcorán. Y los días, de miedo, los envían a las iglesias para saber el Evangelio; y a las hijas toman los cristianos, porque no se casen y porque allí se pierda su generación y la ley de Mahoma. Al que hallan hacer la sala o leer el Alcorán, o ayunar y hacer otras cosas de la ley de moros, lo queman luego. A los cuales, ningún Padechá [autoridad superior turca] les ha ayudado ni le ha parecido librarlos de los grandes trabajos en que están.

El Alcorán -y declaración y glosa de él- está en la lengua de los más de ellos en aquella tierra. Y de allí son [lista de seis teólogos musulmanes de Al-Ándalus] y los demás doctores -que son en gran número-, que ruegan a Dios que los saque [a los moriscos] de aquel trabajo y dar libertad a muchos de ellos y llevarlos a tierra de moros508.



Esta situación justifica la actuación de los hermanos Barbarroja, ya en su primera expedición contra España, en fecha no expresada en la biografía de Jairedín, pero todavía del período tunecino, cuando estaban en La Goleta y empezaban a atacar Bejaïa (Bujía) (hacia 1512-1514). Las páginas que siguen al texto siguiente, en las que se relatan las peripecias de una incursión en tierras cristianas, muestran la aplicación práctica de esa postura político-religiosa argelina contra los territorios y los súbditos de Carlos V.

De allí se partieron para las partes del Andalucía [...]. Por aquellas partes anduvieron tres meses. En los cuales tomaron algunos navíos pequeños y -saltando en tierra- hicieron muchos daños...509





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En este tiempo los bajeles de Hayradín Bey andaban por las partes de España. [...] Y en llegando, tomaron unas naves y -en ellas- hombres principales de la tierra. Y algunos lugares que quemaron y derribaron casas, y hicieron muchos daños a los cristianos en sus costas. En este viaje estuvieron dos meses. Y -al fin de ellos- cargaron los bajeles de moriscos del Andalucía [de Al-Ándalus] y se vinieron a una isla que llaman Coinlija [probablemente, Illa dels Conills o Conejera, junto a la isla de Cabrera, al sur de Mallorca], donde descansaron aquella noche, y con la presa se volvieron a Argel510.



2.º Antonio de Sosa explica a continuación en su texto las especificidades físicas de los andalusíes con respecto a los magrebíes, ya que ellos son más semejantes a los demás argelinos de adopción de origen europeo y hasta turco. Además de su diferencia física, participan del nuevo poder precisamente por ser extranjeros y minoritarios, auxiliares desde el primer momento de los hermanos Barbarroja, especialmente de Aruch, que los incorpora a su operación de conquista del poder en Argel (1516), y de Jairedín, que mantiene un pulso con los habitantes de la ciudad para traer más moriscos, cosa que obtiene finalmente en 1529, cuando vuelve al poder en Argel, expulsa a los españoles del Peñón y organiza la expedición para transportar moriscos de España, primera acción marítima que emprende el recién reentronizado soberano de Argel.

3.º Forman, por su actividad artesanal (también por su actividad militar, terrestre y marítima, y por su actividad agrícola, de agricultura intensiva) una «clase media» absolutamente necesaria al poder otomano para equiparar la nueva sociedad urbana argelina a las demás sociedades portuarias mediterráneas. Pero la creación en Argel de esa «pequeña burguesía» se hizo muy rápidamente, con esos y otros inmigrantes foráneos a los que se añadieron inmigrantes internos, del interior de Argelia. Fue un fenómeno social que había durado siglos en otros puertos mediterráneos, europeos y orientales, y hasta en las mismas ciudades portuarias magrebíes mediterráneas medievales de Orán, Bujía, Túnez y Trípoli, antes de las ocupaciones españolas del siglo XVI. En Argelia ese elemento social se realizó y expandió en pocas décadas, gracias a la estructura cosmopolita del poder y a la integración de los artesanos de origen hispánico, entre otros.

4.º Su cercanía del poder, en los puertos de Argelia cuya actividad principal era el corso, se debe evidentemente a sus servicios marítimos (principalmente en la fabricación de armas de fuego, en Argel, y en la construcción y el calafateo de los barcos, en Cherchel, como se ha visto). Antonio de Sosa advierte la participación de los andalusíes en armar fregatas, hacia el año 1580, pero seguramente también en tiempos del Emperador. Es una asociación pluriétnica en barcos medianos, como se ve en el texto siguiente511.



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Otros corsarios hay de fragatas, que son bergantines, de ocho hasta trece bancos, y ordinariamente se hacen estos bajeles en Sargel, que está, como dijimos, veinte leguas, que son sesenta millas de Argel para Poniente, adonde hay muy gran copia de madera para hacerlos.

Los maestros dellos son todos moriscos de Granada, Valencia y Aragón, de los cuales está todo aquel lugar lleno y poblado. Éstos son (por la mayor parte) los arraeces [«capitanes»], porque como son todos nacidos en España, son muy pláticos en sus puertos, marinas y costas.

También hay muchos turcos y renegados que son arraeces destas fragatas, porque tanto que un levente [«levantino, de Oriente Medio»] y hombre de mar se halla con 150 y con 200 escudos, a la hora se juntan con otros, y todos a común espensa hacen un bergantín y le arman de todo lo necesario, y con él van por todas las partes haciendo grandísimos daños, y particularmente los moriscos de Sargel, como son tan pláticos en la costa de España, y en ella tienen todos parientes, hermanos y amigos.

Llegados que son en alguna parte, entierran el bergantín con todo el pararejo debajo la arena, en una fosa y hoyo grande; y entrando en la tierra en hábito cristianesco, y hablando muy bien español, y siendo muy bien recogidos en lugares de otros moriscos, atajan fácilmente los caminos, principalmente de noche. Y maniatando todos los cristianos que topan, los traen a la marina y desenterrando el bergantín, se vuelven con ellos, muy a placer, a sus casas.

Tienen también otra cosa: que como estos bajeles son pequeños, fácilmente se esconden en alguna cala o punta do no son vistos, y engañando desta manera las guardias que están en las torres de las marinas, salen en mitad del día a los caminos en hábito de cristianos, y roban, y toman de continuo mucha gente. Y por esta causa estos bajeles sin duda son los que más daño hacen en la cristiandad, porque navegan de continuo todo el verano y invierno sin cesar ni reposar.

Y como todos los robos que con ellos hacen son tan grandes, fácilmente suben los arraeces dellos a ser en poco tiempo arraeces de galeotas, y así, ordinariamente, de aquí comienzan y tienen todos su principio.

Los que bogan en estos bajeles son, ordinariamente, renegados, o turcos, o moros, los cuales todos van a la parte así en el gasto como en la ganancia que se hace. Y todos llevan sus armas, arcabuces o buenos arcos o flechas con que pelean, tanto que dejan de las manos los remos.

También suelen alquilar algunos bagarinos, que son los moros que dijemos que vivían de bogar en los bajeles de buenas boyas.

El número destos bergantines o fragatas no es cierto. Ordinariamente, entre los que se hacen en Argel, y en Sargel habrá como veinte o veinticinco.

Los usos y costumbres destos corsarios son los mismos que de los otros de las galeotas.



5.º La cifra de «mil casas» de andalusíes en Argel, más otras mil en Cherchel (había aumentado a finales del siglo XVI, desde el tiempo de Carlos V, en que eran 500, como

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se ha visto), nos indica una proporción urbana importante, que aunque sea de época posterior en cifras absolutas, es una indicación relativa seguramente muy significativa, frente a las «12.200 casas grandes y pequeñas» que afirma Antonio de Sosa que tenía el recinto de Argel, por la misma época512.

6.º Sobre costumbres específicamente hispánicas de los andalusíes inmigrantes y sus descendientes, Antonio de Sosa, que es el escritor que más detalles da acerca de los comportamientos de los argelinos, no señala prácticamente nada que no sea común a muchos otros habitantes de Argel de otro origen. Sólo advierte un detalle, femenino, que es específico de algunas españolas, sean musulmanas o cristianas.

Pocas son [las mujeres de Argel] que saben labrar de seda, si no es alguna renegada o morisca de España, que en su tierra lo deprendió, y las hijas que de éstas nacen, a quien sus madres se lo han enseñado. Con todo, no dexa de haber algunas públicas maestras de moras; pero es muy poco [...]513.



También advierte, despectivamente, qué pocos sabios hay:

[...] maestros y marabutos. Ninguno dellos hay que sepa lógica, ni filosofía, metaphísica, geometría, astrología o alguna arte literal, ni en Barbaría toda, ni en toda Turquía, Asia, Arabia y Persia (do florece su dominio y se observa la ley de Mahoma) se halla al presente escuela en que alguna de tantas sciencias se profese y enseñe. Y para curar una llaga y hacer una sangría no hallarán en todo Argel un turco o moro que lo sepa hacer; todos los cirujanos son cristianos; uno solo hay, renegado ginovés, que le llaman Xaban, y un morisco de Valencia, ignorantísimos514.



7.º Visten como los turcos, como lo explicará también el texto de la biografía de Jairedín, ya citada.

Los bajeles -que nombraban de Barbarroja- [atacaban las costas de España y] eran los más de aquellos mismos moros andaluces que se habían pasado a la Morería. Y, vestidos como turcos, peleaban por amor de Dios. Los cristianos -como los veían así vestidos- les tenían miedo pensando que fuesen turcos, siendo ellos moros andaluces. Esto causó Hayradín Bey por hacerles traer los vestidos y tahura de turcos515.



8.º Política anticristiana y antiespañola, mucho más acentuada a medida que recrudecen las persecuciones de los moriscos, especialmente de los huidos de España

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que regresan a sus tierras de origen y allí caen en manos de los tribunales españoles, como se puede ver en los relatos de 1576 y 1577, posteriores a la muerte de Carlos V (1558) y al final de la moratoria de cuarenta años de 1526 (1566), y, sobre todo, posteriores a la guerra de las Alpujarras (1568-1571). Este episodio posterior, atestiguado por Antonio de Sosa hacia 1580, contrastaría con la situación, no tan tensa, del período anterior, de Carlos V; el cambio del reinado de Carlos V al de Felipe II queda reflejado con alguna imprecisión o anacronismos en el texto turco, traducido al castellano, de la biografía o casi autobiografía de Jairedín516. Consolidadas entonces las fuerzas sociales en la capital y su regencia, se da un fuerte pulso político en este tema entre los andalusíes y los capitanes del corso, que ganan los primeros ante el soberano.

Todo el relato «El almeriense Juan de Molina y la represión de los moriscos granadinos»517 es muy revelador de algunos de los aspectos de la vida de los moriscos en esas ciudades costeras argelinas de Argel, Cherchel y Presc:

- cómo interrogan en el puerto a los que vienen cautivos:

Y como es costumbre que, tanto que los bajeles que vienen de corso hacen en alguna parte escala, luego corre la gente de la tierra -unos a vender refresco y otros a comprar ropa, y otros, curiosos, a mirar las cosas y cautivos que consigo traen-, acudieron entonces a la fragata algunos de aquellos moriscos que allí vivían [...].



- sus relaciones con España: cómo se interesan por la suerte de sus parientes moriscos que se han quedado o que han sido capturados por los españoles.

- su deseo de venganza por un pariente ajusticiado en Granada: quieren y obtienen del rey de Argelia que se ajusticie al recién cautivado cristiano Juan de Molina, que les había informado de la suerte del pariente y que había intervenido en su captura en Almería.

- la solidaridad entre andalusíes de las diversas poblaciones argelinas:

[...] dos de aquellos moros se partieran por tierra para el mismo Argel; do, llegados, comunicaron su dañada intención con otros tales como ellos -moros huidos de España, de que en Argel hay gran número- los cuales -siendo como son mortales enemigos de los cristianos, y mucho más de los de España- aprobaron su intención en gran manera y se ofrecieron favorecerlos y ayudarlos en todo.



- cómo reúnen dinero para comprar al cautivo Juan de Molina:

[...] se llevaron luego al cristiano consigo y le encerraron en casa de uno de los tagarinos sus amigos [...]. Hecho esto, juntáronse otro día hasta diez o doce tagarinos de los

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más principales y, con los dos moros de Sargel, se fueron a ver al rey que -como dijimos- era Mahamet Bajá [contándole los padecimientos de los moriscos en España y consiguiendo finalmente la condena a la hoguera de ese cristiano].


Un relato semejante, un poco posterior (1576), también explica la forma de insertarse unos moriscos valencianos en Cherchel y en la actividad corsaria de Argelia518. Nos limitaremos a reproducir las principales frases que reflejan esa faceta de la acción política de los moriscos argelinos.

Sargel, un lugar de razonable puerto -que está para Poniente distante de Argel sesenta millas-, que será de hasta mil casas y todas de moriscos que de Granada, Aragón y Valencia han huido y pasado a Berbería para vivir en la ley de Mahoma libres, a su placer.

Entre estos moriscos habitaba uno llamado Cajetta519, que de Oliva -lugar en el reino de Valencia- se había huido [...].

Al tiempo que este moro se vino del reino de Valencia huido a Berbería, vino con él otro su hermano mayor, el cual se llamaba Alicax, y ambos trajeron sus hijos y mujeres y algunos parientes.

Después que ya estaban de asiento en aquel lugar de Sargel, como el Alicax, hermano mayor, era hombre animoso y muy plático en la mar -y, particularmente, en la costa del reino de Valencia en que naciera y se criara, haciendo muchos años el oficio de pescador-, armó en compañía de otros moros de Sargel -y también pláticos en España y que de allá habían huido- un bergantín de doce bancos.

Con el cual robaba por toda aquella costa muy gran número de cristianos que vendía en Argel, y también traía otros muchos de los moriscas de aquel reino, pasándolos a Berbería. Con el próspero suceso de estas cosas andaba el Alicax tan ufano que, para mostrar a todos cuánto era venturoso, pintaba todo de verde [color islámico] su bergantín y le traía con muchas banderas y gallardetes, que era cosa de ver520.



Alicax es apresado. Su hermano Cajetta hace gestiones para rescatarlo, comprando a un importante eclesiástico cautivo en Argel, para intercambiarlo. En vano.

Hasta que -pasados en estos trabajos ocho meses- en el mes de abril siguiente de 1577, el moro Cajetta, su cuñada y sobrinos supieron por nueva cierta que dieron algunos moros que de Valencia huyeron -como hacen cada día- que el Alicax, después de estar preso en el Santo Oficio algún tiempo, al último fuera condenado por

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sus grandes culpas y delitos, por haber estado pertinaz en todas las audiencias que le dieron, sin jamás reconocer sus culpas, antes, muy obstinadamente, diciendo que era moro y que moro quería morir, y, finalmente, que relajado a la justicia seglar, fuera, en principio de noviembre del año de 1576, públicamente quemado en la ciudad de Valencia.

No se puede declarar el dolor, llanto y pesar que esta nueva causó en aquellos moros, y la rabia y furia con que al momento se embravecieron [...]521.



Entonces, Cajetta y la familia de su hermano, así como muchos andalusíes de Cherchel y de Argel, quieren hacer escarmiento, quemando públicamente en Argel al eclesiástico que habían comprado.

Y hubo algunos, y no pocos, que dijeron que no convenía quemasen vivo a un solo cristiano, más que en un caso como éste -que era servicio de Dios poner freno y miedo a los inquisidores de España para que no maltratasen a los moriscos que a Berbería se fuesen y volviesen al servicio y ley de Mahoma- importaría, y aun era necesario quemar dos o tres, o más, y aun cuantos pudiesen de los más principales cristianos que hallasen; y que si fuesen sacerdotes -a los cuales llaman ellos papaces- sería tan mejor y más agradables a Dios522.



Los moriscos hacen una campaña tal para obtener el mayor apoyo a su proyecto, alborotando toda la ciudad, que ni la mediación ante el soberano del jefe de la misión española para redimir cautivos, entonces en Argel, ni la intervención de un importante capitán corsario pudieron evitar que el eclesiástico fuera quemado públicamente.

Estos relatos confirman el análisis de Emilio Sola sobre la importancia de la evolución de la política antimorisca en España para comprender algunas evoluciones correspondientes en la sociedad argelina523.




Logros y sueños fallidos de los andalusíes en Argelia, expresados en 1541

En las páginas anteriores se han presentado, situado y estudiado, con un intento de coherencia, los principales textos del siglo XVI sobre la situación de los emigrantes musulmanes hispánicos en la nueva Argelia de Barbarroja, en época de Carlos V.

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Para completar esa visión, conviene tener en cuenta, también, el que llamamos «Documento Temimi 1541», la carta enviada por un grupo de esos emigrantes al sultán de Estambul. Muestra al mismo tiempo la situación de los andalusíes en la sociedad argelina en el momento de la expedición fallida de Carlos V contra Argel (1541) y su nostalgia de la situación que habían tenido al principio del gobierno argelino de los Barbarroja y la que habían pensado obtener en el estado que éstos estaban fundando en el Magreb central524.

Tus servidores, los pobres y miserables, con todos los que se encuentran apartados por la fuerza y exiliados de la península de Al-Ándalus, donde su número global es de 364.000 -de los que cincuenta [mil] están asentados firmemente en Granada y los demás en otros lugares [de Al-Andalus]-, y todo el pueblo de los musulmanes elevan sus penas, no dejan de lamentar sus desgracias y siguen firmes suplicando humildemente auxilio para vencer con la ayuda de nuestro señor el Sultán, al que Dios ayude perpetuamente con gloria y victoria.



Este párrafo, que sigue a los saludos iniciales, se refiere a dos situaciones diferentes: la inicial de los exiliados en Al-Ándalus (España) y la actual de los que acaban de sufrir el ataque de Carlos V un mes antes del envío de esta epístola, y que temen que ese ataque se repita. Aprovechan la ocasión para pedir la vuelta de Jairedín Barbarroja, soberano o beylerbey de Argelia, que lleva años ausente del país (desde 1534) por su cargo de almirante jefe de toda la armada turca del Imperio Otomano o Capitán Pachá, en Estambul. Sobre ese reciente peligro hablarán todas las demás fuentes fundamentales de la época, como el español Antonio de Sosa y especialmente la turca biografía coetánea de Jairedín Barbarroja525. Éste será también el hecho álgido de la historia de la creación del espacio político argelino, según el relato del enfrentamiento argelino-español, tal y como lo presenta el historiador argelino moderno Al-Madanî526. Entre esos dos tiempos, el del exilio y el del peligro de 1541, está el período «dorado» del gobierno de Jairedín, que los moriscos de Argelia recordarán en su carta. Dejarán así percibir cuál había sido su esperanza política y cómo deseaban que se realizase, unas décadas después de la creación de la Argelia otomana.

Efectivamente, después de los lamentos, tanto de su situación en España como con el reciente ataque de Carlos V viene el recuerdo de los méritos de Barbarroja y, finalmente, la petición de que vuelva Jairedín. La primera fase del recuerdo de Barbarroja muestra el interés que había tenido por los moriscos.



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Pero se encontraba cerca de nosotros el noble ministro, el gran combatiente en la guerra santa, Jairedín, «Lo mejor de la Religión», «Victoria de la Religión», «Espada de Dios contra los infieles»527. Conoció nuestros avatares y los terribles peligros en los que estábamos, cuando estaba en Argel.



Sigue el documento relatando la actividad política de Jairedín en Argelia, en la organización de la futura Regencia y en ayuda de los prisioneros musulmanes, entre ellos los andalusíes, aunque no sean mencionados expresamente:

La población musulmana se encontró así aunada para obedecer y amar a nuestro señor [el sultán de Estambul], en todas las circunstancias. Quedaron organizadas la justicia, la aplicación de la ley divina y la seguridad, en la capital de toda la provincia y en todas sus poblaciones. Le pedimos ayuda y nos la prestó. Por él quedaron libres muchas musulmanes que estaban prisioneros en manos de los infieles rebeldes a la Ley de Dios. Les transportó a territorios del islam, bajo la protección y la obediencia de nuestro señor el Sultán [de Estambul], especialmente para poblar la ciudad de Birshik [Presc], de Cherchel y de los alrededores de Tlemcén.



Estas tres poblaciones forman, como se ha visto en Antonio de Sosa, tres de los cuatro asentamientos andalusíes más importantes del espacio político argelino. La capital Argel no figura expresamente en este texto, por razones que sólo pueden ser hipotéticas, por ahora. La carta al Sultán manifiesta claramente la integración de los andalusíes en una sociedad portuaria cosmopolita, compuesta por diversos grupos de inmigrantes, que tenían las mismas motivaciones de añorar a Jairedín. Cualquiera de esos grupos y todos a una («así aunada para obedecer y amar a nuestro señor [el sultán de Estambul], en todas las circunstancias», como reza el texto) podían haber hecho suya esta misiva y su reclamación de la vuelta de Jairedín, el fundador y promotor del esplendor de la ciudad, amenazada por Carlos V y los españoles.

Los párrafos siguientes se refieren ya directamente a los ataques españoles contra Argel y especialmente al desarrollo y fracaso de la expedición de Carlos V de 1541. Pero se inician con una mención de la situación de persecución por parte de Carlos V que -ésa sí- parece referirse exclusivamente a los moriscos. Ahora bien, esa situación se sitúa en un pasado de los emigrantes en general, antes de su llegada a Argel, y no se refiere a una situación padecida por los musulmanes moriscos de España, en 1541. Hay que volver a recordar que los moriscos españoles están aún bajo la moratoria de cuarenta años concedida por Carlos V hacia 1526, mediante pagos, a los «cristianos nuevos de

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moros» para que se fueran formando en el cristianismo y no fueran molestados por la Inquisición, a no ser que hubieran huido de España hacia el mundo islámico y, por tanto, renegado del cristianismo, y que hubiesen sido capturados luego por los cristianos y sido por ello acusados ante el Santo Oficio528. O por algún otro delito, no específicamente religioso. No puede hablarse, por tanto, de persecución sangrienta generalizada en España, pero sí, en cambio, de ataques bélicos de los españoles en Argel.

Cuando el maldito infiel se enteró de todo esto, no pudo impedirlo ni con una política de castigos, de desprecios o de quemar con diversas clases de fuegos529. Supo así que habíamos elegido el padecer desgracias en nuestros bienes y en nuestros cuerpos, ya que habíamos puesto nuestra religión por encima de todas las demás religiones.

Cuando el infiel quedó bien convencido de nuestras convicciones más profundas y se dio cuenta de que no había ninguna esperanza de que nuestros corazones cambiaran de actitud, tuvo miedo de nuestra íntima unión, de cómo estábamos asociados con una sola voz, de cómo habíamos dejado nuestros bienes y nuestras tierras, de nuestro éxodo y de nuestra huida a los países del islam para salvar nuestra fe y nuestra religión. Quedó estupefacto y sin saber qué hacer. Reunió a su alrededor a sus consejeros, para deliberar y para conjeturar sobre el futuro. Deliberaron y prepararon trampas, inútilmente, porque las trampas recaen siempre sobre los que las hacen, en detrimento de ellos mismos.

Entonces se pusieron de acuerdo, en su política agresiva y sus proyectos de ofender nuestra religión, en atacar a Argel, para que no quede en todas las tierras del Magreb quien pueda ayudar al pueblo musulmán para que sea vencedor.

Pero Dios les castigó, como había castigado a la Gente del Elefante530. Hizo que se perdieran en su propia trampa. Envió contra ellos un viento violento y un oleaje devastador. Les lanzó contra la costa, donde murieron o fueron hechos prisioneros. Pocos se salvaron del naufragio.



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Ahora se les ha acrecentado la cólera contra la gente del islam. Buscan la mediación divina del clero y los ídolos531. Nosotros nos dirigimos a Dios por medio del señor de todos los seres creados [Mahoma, Muhámmad] cuando se dirige a la Causa de toda existencia [Dios], del que tiene magestad y nobleza. Ellos se lanzaron contra Argel y Dios -¡ensalzado sea!- les aniquiló. Él ayudó a vencer a su religión y dio su ayuda al vencedor.



Finalmente, después de ese largo proemio o recuerdo histórico, la carta termina con una petición, que es -a nuestro juicio- la parte más importante y reveladora del texto, la que sitúa lo esencial de la información del documento: su origen argelino.

¡Oh señor nuestro, sultán de ambos mares y de ambos continentes! ¡Dios os haga vencedor! ¡Socorro! ¡Ayuda! ¡Salvada Argel!

Es para los musulmanes la muralla que les defiende. Es para los infieles y tiranos castigo y opresión. Ella tiene la marca de vuestro nobilísimo nombre.

Está bajo la protección de vuestra suprema dignidad.



Siguen a estas frases de elogio de Argel y del Sultán otomano, en prosa rimada árabe, el elogio de la acción del héroe añorado, cuya política describen -traducido con expresión moderna- como «el creador de una sociedad cosmopolita auténticamente musulmana e integrada en el Imperio Turco-Otomano del califa-sultán de Estambul»:

Gracias a ella [a Argel] los corazones quebrantados se han hecho fuertes; por ella unos súbditos de orígenes diversos se han convertido en una sociedad estructurada y cordialmente unida, en una pieza bordada de gran esplendor, del combatiente en el camino de Dios, gracias a vuestro servidor el supremo ministro Jairedín.

Él obedece perfectamente las órdenes de nuestro señor [el Sultán], con la corona de la fuerza del universo entero y de la religión verdadera.

Él ha resucitado este país y ha reunido sus territorios y sus habitantes, ha aterrorizado los corazones de los infieles y ha combatido lo que son mansiones de rechazo de la ley divina y de su transgresión continua.

Él ha hecho que brillara resplandeciente el orden social del sultanato otomano y las leyes de nuestro señor [el sultán de Estambul] -a quien Dios ayude con la victoria-, de forma que con ello se adornaran todos sus hogares y todas sus tierras.

Deseamos, pues, vehementemente y pedimos a nuestro señor [el sultán de Estambul], a quien Dios ayude con la victoria, que según su buen parecer le envíe [a Jairedín] a este país para que así gobierne en él en nombre de nuestro señor, virtuosamente. Esto sería el colmo de los beneficios que podría hacer para el conjunto del pueblo del islam y para desgracia y sufrimiento del partido de Satanás.





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La misiva termina con lo que parece evidentemente fundamental para los que la envían: la petición insistente de que vuelva a Argel su beylerbey o gobernador Jairedín Barbarroja, como solución a los peligros y males de la ciudad y de su territorio:

La comunidad de los dichos musulmanes está enteramente de acuerdo en elevar a nuestro señor el Sultán -sultán supremo del islam, caracterizado siempre por su poder y rodeado de esplendor y de victorias- nuestra queja y petición insisten te para que generosamente nos envíe a Argel como pachá [delegado del Sultán] al esforzado combatiente Jairedín. Él será para este país fuente de prosperidad y de fuerza victoriosa, y para los politeístas [trinitarios cristianos] causa de temor y de perdición.



Como colofón, se pone un breve saludo final («La paz perfecta y la bondad de Dios estén sobre ese noble y elevado rango [que ostentáis]») y la fechación de la carta («A fecha de principios del mes de shabán, uno de los meses del año 948», que corresponde al período comprendido entre el 19 y el 29 de noviembre de 1541).

Bajo esta epístola, de estilo florido pero de clara finalidad política, los andalusíes de Argel muestran su añoranza del gobierno de Jairedín Barbarroja, después del terrible peligro que para todo el país había representado el ataque fallido de Carlos V. Esa añoranza tan evidente indica que algo había cambiado en los proyectos de los andalusíes de Argelia después de la partida hacia Estambul de Jairedín. Ese elemento era probablemente el afianzamiento de la supremacía de los turcos y de los capitanes corsarios en la cúpula del poder político del país, reduciendo el papel de los andalusíes a un papel secundario en esa sociedad, cuando su contribución a la subida al poder supremo del país de los Barbarroja les había permitido soñar en compartir ese poder.

A lo ya dicho anteriormente se puede añadir un texto posterior, de Antonio de Sosa, que refleja la importancia que habían tenido los andalusíes en la conquista del poder en todo el territorio argelino, a pesar del poco peso numérico de la población andalusí en el nuevo espacio político argelino.

En la primera expedición desde Argel para conquistar el oeste de lo que sería Argelia (Tenez, Mostagán, Tremecén, Orán...), en 1517-1518, dos tercio del ejército de Aruch Barbarroja eran «turcos» y un tercio «moriscos españoles», que acompañaban al ya soberano de Jijel, Argel y Tlemcén con entusiasmo532, bien pagados y ricos por las conquistas. Es normal que, un cuarto de siglo después de la llegada de Aruch y sus hermanos a Argel y después de que también Jairedín Barbarroja luchara por atraer moriscos de España para afianzar su poder, en la capital, en todo el territorio argelino y, sobre todo, en las infraestructuras materiales del corso y de la vida urbana, esos andalusíes añoraran sus sueños de poder político. Esa añoranza queda también reflejada, sesenta años después de la fundación de la Argelia otomana de los Barbarroja, en el texto de Antonio de Sosa, cuando hace el epitafio de Aruch, que murió en esa expedición:



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Desta manera, en este lugar y con tal muerte acabó la vida el primer Barbarroja y sus grandes pensamientos, que fue el primero que trajo los turcos a Barbaría y les enseñó a gustar y a codiciar las riquezas de Poniente, y que con increíble astucia y ánimo, sin duda muy valeroso, dio principio al gran poder que hoy en día ellos tienen en Argel y Berbería533.






Conclusión

En 1541, los andalusíes habían aumentado algo su pequeño peso demográfico en el nuevo espacio político argelino, al amparo de los Barbarroja, en sus colonias de Cherchel y Presc, donde eran mayoría, y en la capital Argel y en la antigua y excéntrica capital medieval de Tlemcén, donde eran minoría. Pero no habían logrado participar del poder político supremo en Argel, monopolizado por las milicias turcas y los capitanes del corso. Se tuvieron que contentar con una acción auxiliar y técnica en las estructuras navales del corso y en la actividad urbana y cosmopolita de la sociedad argelina. Prepararon así las sociedades magrebíes para la integración de las grandes oleadas de inmigrantes moriscos posteriores, desde la Guerra de las Alpujarras (1568-1571) hasta la general Expulsión de los Moriscos (1509-1514).

Mapa poblaciones Península Ibérica-África



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Mapa poblaciones Península Ibérica-África y las distancias entre ellas





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