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Volumen 8 - carta nº 534

De JUAN VALERA
A   MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO

Bruselas, 6 octubre 1887

Mi querido amigo Menéndez: Muy ocupado debe Vd. de andar - y supongo que ya en Madrid-, cuando hace un mes o más que no me escribe . Yo me consuelo de esta carencia de cartas suyas leyendo y releyendo el eruditísimo, divertidísimo y simpático libro de La Ciencia Española, con cuyo contenido casi estoy en todo de acuerdo; y cuando algo me parece exageración, la disculpo, y aun la aplaudo, porque el ardor de la polémica requiere tales extremos y aun convida y excita a ellos.

Mi salud está más quebrantada cada día, y mi humor es más melancólico, de suerte que nada hago de re literaria tiempo ha. Mucho envidio, con envidia dulce, que da más placer que pena, y es la única envidia que conozco, la actividad extraordinaria de Vd.

Pronto iré por ahí, y el ejemplo de Vd., visto más de cerca, acaso me sirva de estímulo.

Los escritos de Laverde, que incluye usted en su tomo I de La Ciencia Española, me han hecho recordar al pobre Laverde con amistosísimas saudades. ¿Dónde está Laverde ahora de Catedrático? ¿En Lugo, o en Santiago? Dígamelo Vd., pues quiero escribirle.

A pesar de mi esterilidad y de mi desidia, tengo escritos dos muy extensos artículos sobre el libro de Oliveira Martins Historia de la civilización ibérica, pero la Revista de España se halla tan intercadente y tan tronada, que ya no se contenta con no pagar, sino que no publica siquiera. Los artículos, pues, pierden frescura y oportunidad, pues todo lo que se escribe se refiere, por permanente que sea el asunto, a un momento histórico dado, como dicen ahora. Mis artículos saldrán fiambres, si salen, y si no, me los pierden. La detención me quita, además, la gana de continuarlos.

Cada día siento más la conveniencia, ya que no la necesidad, de que Vd., los Pidales y otros pocos que elegiríamos, formemos una especie de sobrepartido, en el cual, por excepción, me admitiesen Vdes., a pesar de mis puntas y collar de racionalista, a mi modo, esto es, con dejos místicos, archi-españoles y, en ocasiones, algo parecido a lo que tildan ahí de neocatolicismo. En fin, yo no puedo ser de otra manera que como soy; pero, así como soy, cada día me son más simpáticos los oscurantistas que los liberales ilustrados.

Nosotros, pues, debiéramos publicar juntos una Revista, no incolora y sin miras determinadas ni tendencias fijas, como la de España, sino con un espíritu y una propensión bien terminantes .

La ciencia española y todo lo español castizo tengo yo la vanidad de creer que con nuestra Revista ganarían.

Aquí tenemos ahora el Emperador del Brasil, a quien iré hoy a visitar.

Supongo que el Congreso literario estará ahí muy concurrido y lucido.

Escríbame Vd. y cuénteme algo, aunque sea a escape, como yo le escribo hoy.

Adiós, y créame Vd. su afmo. y buen amigo de siempre

Juan Valera

 

Valera-Menéndez Pelayo, p. 405-406.