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Volumen 6 - carta nº 277

De JUAN VALERA
A   MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO

Legacion de España en Washington. D. C. 26 febrero 1884

Mi querido Menendez: Con mucho contento he recibido la carta de Vd. del 11 con buenas noticias de su salud. La mía ha sido floreciente desde mi llegada aquí, tanto que me sentía yo como remozado: pero el carro se ha ladeado desde hace poco, y no me siento bien. Con la mala salud ha venido á acometerme la murria, y estoy melancólico y mohino.

Escribiré, no obstante, la carta-prólogo, que, mal o bien, tuerta ó derecha, saldrá de aquí antes del 8 de marzo.

Muchísimas cosas tengo que decir á Vd. en dicha carta-prólogo, y las he de decir aunque peque de larga. Bien puede Catalina darse priesa á imprimir mi tomo de Canciones, romances y poemas.

De otra suerte tendremos que lamentar que le hayan nombrado director de Agricultura. Como el retrato mío, de que Fe tiene plancha, no gustaba á Catalina y quería poner otro en el tomo de versos y para ello me había pedido una buena fotografía, le he enviado una que me han hecho, en los días en que estaba yo mejor de salud y de humor, y que ha salido perfecta y yo muy lisonjeado.

De la vida literaria de aquí, si la hay, sé poco hasta ahora. Supongo que será poco lo que habrá que saber, aprender y decir de esto, sobre todo en proporcion de la grandeza, prosperidad y magnificencia de la tierra y de los 55 ó 56 millones de seres humanos que la habitan.

Hasta ahora, al catálogo de autores americanos, que ya conocía yo y conocíamos todos ahí, á saber Irving, Cooper, Poe, Emerson, Ticknor, Brancroft, Motley, Prescott, Longfellow y C. Bryant, apenas tengo que añadir sino dos ó tres nombres mas. Y del único que he leído algo es de uno llamado Enrique James, crítico y novelista, que me parece, como crítico, que es como le conozco, ameno y juicioso, pero no muy notable por nada.

Aunque haya muchísimo más que yo ignore aun, siempre es lo cierto que en proporcion de la mucha gente y de la aficion á leer, sobre todo en las mujeres, aquí hay poco; por donde tengo el indicio de que nuestros libros se habían de vender aquí, si supiésemos divulgarlos.

Un librero de Washington, llamado Fischer, ha vendido ya algunas obras mías, que yo no sé de dónde ha hecho venir. Yo le he dado las señas de Fé y él ha escrito á Fé pidiéndole todos sus libros de fondo. Espero que Fé se los envíe en seguida.

En Boston, que es el centro literario de aquí, y en Filadelfia, Baltimore, Nueva York y otras ciudades, buscaré y hallaré libreros que vendan nuestros libros. Conque á enviarlos. Si me enviasen algunas estampas de nuestra Calcografía nacional (en comision se entiende) puede que lograse yo ponerlas aquí en moda y hallar para estas un buen mercado.

Debían enviarme los dos medios-puntos de Murillo, el grabado de los borrachos, la Virgen que trae la casulla á San Ildefonso, la caza del avestruz y la pesca del cocodrilo, y otras cosas así, bonitas á primera vista, sin que sea menester ser inteligente en artes para apreciar bien su mérito. Si esto, llamativo, pegaba primero, ya se podría enviar lo demas mas tarde.

Pero volviendo á los libros, que es lo que mas nos importa, para que se vendan aquí de seguro, es menester buenas ediciones y no muy caras. Aquí, en todas partes, hasta en Chicago, se imprime muy bien, y no caro. Todo lo mecánico se hace aquí perfectamente.

Que me envíe Catalina para los libreros sus versos de Vd., el libro de Cánovas y otras cosas así: no las cosas de Ayala, que fuera de España y de los que admiraron sus ojos y sus bigotes, no se pueden aguantar.

Muchas ganas tengo de leer las Poesías de M. Palacio, el discurso del Ateneo de Cánovas, la última novela de Pereda, etc.—Ya me llegarán y las leeré. Adios. Hasta otro día.

Vengan algunos ejemplares de la Historia de las ideas estéticas. No muchos hasta que se vea si se venden.

Creame Vd. su cariñosísimo amigo

J. Valera

 

Valera - Menéndez Pelayo, p. 196-198.