Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.

Volumen 18 - carta nº 903

De MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO
A   MIGUEL COSTA Y LLOBERA

Santander, 4 agosto 1906

Mi querido amigo: Con el placer que me causan siempre las producciones de Vd. he saboreado el precioso tomito Horacianes, donde Vd. tan benévolamente ha consignado mi nombre, asociándome a sus bellos trabajos de restauración clásica.

Creo como Vd. que la forma horaciana se presta a una adaptación nada violenta, y sí muy gentil y poética, en las tres lenguas romances de nuestra Península, y que podemos lograr de ella iguales ventajas para nuestra lírica que los italianos han logrado para la suya, si con esmero y amor la trabajamos, perfeccionando los tipos ya conocidos (sáficos, adónicos, estrofas de Francisco de la Torre, asclepiadeos), e introduciendo nuevas imitaciones como Vd. lo ha hecho con el dímetro y trímetro yámbico y con la estrofa alcaica, de la cual recuerdo que hizo algún ensayo en castellano el P. Victorino Giner, escolapio de Valencia. Precisamente las odas que más perfectas me parecen en el tomo de Vd. son las tres compuestas en esta combinación estrófica.

Pero de poco servirían las innovaciones métricas por mucha soltura técnica que manifiesten, si a la agilidad y maestría de ejecución no acompañase un contenido esencialmente poético, una onda de afectos cordiales y de grandes ideas, que aquí como siempre corre por los versos de Vd. dignos de contarse entre los mejores que hoy se escriben en España. El casto y reposado sentimiento de la belleza antigua, la diáfana visión de la naturaleza, la noble y altiva dignidad del pensamiento dan suma distinción y sabor exquisito a estas poesías verdaderamente clásicas en fondo y forma.

Saluda a Vd. muy cariñosamente su siempre amigo

M. Menéndez y Pelayo

 

Tomada de: Costa y Llobera - Menéndez Pelayo, p. 76-77.

J. SUAN ALABERN: Menéndez Pelayo y Mallorca, Palma, 1956, p. 9-10 (fragmento).