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  • Volume XVIII, Number 2, Fall 1998
      • Inés Azar
        En este trabajo cuestiono el binarismo con el que solemos oponer, como incompatibles, la «poesía» del proyecto quijotesco y la «prosa» del mundo. El laborioso proceso de creación del nombre Rocinante constituye la formulación más temprana y explícita de la práctica poética de Don Quijote. Esa práctica revela una suerte de chapucería mágica en la que la construcción caballeresca no excluye la prosa de lo real sino que, al contrario, la incorpora como su punto de partida y su materia prima. La empresa quijotesca consiste precisamente en la tarea de trocar todo lo que ya está dado en el mundo en algo hecho, construido. Para Don Quijote, cada cosa, cada persona que encuentra en el camino es una aventura «congelada», en espera de que él llegue, la deshiele, y la eche a andar. Vista de este modo, la empresa de Don Quijote resulta extrañamente idéntica al proyecto novelístico de Cervantes, que descubre en cada objeto imaginable un tesoro de posibilidades narrativas. Don Quijote es, convencionalmente, la gran figura de la disyunción entre realidad e imaginación. Pero aquí propongo que lo veamos como la figura dinámica, performativa, de la relación —más fluida e incierta que nuestras acostumbradas dicotomías— entre lo imaginado y lo real.
      • Yvonne Jehenson
        Se ha dicho que El Curioso Impertinente de Cervantes constituye la única historia monóglota del Quijote, una que se enfoca en las consecuencias nefastas que acompañan al adulterio. El presente ensayo pone en duda tal aserto, arguyendo que la descodificación de cualquier texto es siempre problemática, que depende de la concepción de la realidad que prevalece en determinado momento. Así, ni el autor y su texto, ni los diferentes lectores del supuesto texto, pueden aislarse de las estructuras institucionalizadas de las cuales provienen. Mi enfoque traslada la lectura de El Curioso Impertinente a la recepción del lector y al proceso de producción textual.
      • Charles D. Presberg
        A la luz de teorías sociales tanto antiguas como contemporáneas -la Ética Nicómaco de Aristóteles, la llamada «teoría del intercambio» (« exchange theory ») que proviene de la sociología norteamericana, y la «economía general» que examina el «ateo religioso» Georges Bataille en su Parte Maldita- el presente estudio indaga sobre el «sistema de intercambio» (Sieber) que estructura la acción social en La gitanilla. Tras una breve introducción teórica, el análisis se concentra en Preciosa como agente de cambio ético y estético, capaz de elevar los actos sociales basados en «la utilidad» y «el placer» a su propia poética narrativa y social, que radica en el principio de la amistad caritativa y la entrega mutua, semejante a lo que Bataille llama «dépense», o el desperdicio. El resultado es una ganancia máxima en los ámbitos personales y colectivos del poder y el deseo. Se concluye que, a través de Preciosa, protagonista emblemática y única a la vez, el cuento representa su propio acto poético y la poesía en general como una valiosa transacción comunitaria, efectuada en moneda verbal, que pertenece a la economía artística del ocio. Dicha economía funciona como mediadora entre lo que Cervantes identifica en su Prólogo como la economía utilitaria del «negocio» y la economía divina de «los templos».
      • Elias L. Rivers
        Los consejos paternos que don Quijote ofrece a su escudero en los capítulos 42 y 43 de la Segunda Parte de su historia tienen hondas raíces en una tradición que remonta a Isócrates y Catón, y que recibe famosas reformulaciones renacentistas en autores como Castiglione, Shakespeare, y Lucas Gracián Dantisco, cuyo Galateo español conocería Cervantes. Basada en una tradición monológica, dominada por la voz paterna, la versión cervantina se distingue de ésta sin embargo por el papel activo que concede al «hijo» Sancho Panza, cuyos contraconsejos, en la forma de refranes, pesan tanto como los de su «padre» y amo. La inédita carta e «instrucción» que dirige el Conde-Duque de Olivares a su futuro yerno en 1624 atestigua tanto la actualidad del texto de Cervantes como su potencialidad irónica.
      • Harry Sieber
        Con el reinado de Felipe III y la transformación de la austera corte del Rey «Prudente» en una sociedad cortesana, caracterizada por nuevas estructuras de poder y por nuevas formas de influencia, se observa una correspondiente y dramática redefinición del mecenazgo literario. En un período de muy pocos años, una tierra «tan seca que no hay hoja ni fruta en los árboles», como dijera Alonso de Barros, se vio convertida en «una primavera de abundancia» por «la fuente de... magnificencias» del Rey y de su favorito, el Duque de Lerma, que sirviera de «canal» para repartir los frutos del favor real. Algunos, como Lope de Vega y Luis Vélez de Guevara, supieron aprovecharse de la protección de nobles bien colocados en la corte. El hecho de que Cervantes no consiguiera disfrutar de los beneficios y favores de un poderoso mecenas puede ser la causa, o incluso el efecto, de su visible ambivalencia hacia el mecenazgo.
      • Mary Malcolm Gaylord
        El episodio conocido como el Retablo de Maese Pedro (Don Quijote II, 26) ha sido objeto de atención crítica en virtud de sus rasgos metaliterarios y metateatrales. Se ha señalado también la manera en que Cervantes pone en boca de los múltiples narradores de esta secuencia técnicas y fórmulas retóricas características de la narración histórica, con el doble propósito de burlarse de ficciones mal hechas y de acentuar la extraordinaria ficcionalidad de su propio relato. Este estudio echa una nueva mirada sobre la dimensión cuasi-histórica del Retablo, descubriendo en su fábula caballeresca, en su atención al quehacer historiográfico, y en su rica y sugerente contextualización dentro de la Segunda Parte del Quijote, pretextos para pensar en una semi-oculta relación cervantina con la historiografía seria de su tiempo.