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41

Luis sufre mayor desmembramiento por la naturaleza de lo que come: «aunque con dulce, bebió con tan buen talante de la bota, que le dejó más fuera de sentido que la música» (113). Aquí, estar fuera de sentido forma parte de la desarticulación del manejo correcto del cuerpo. Podríamos decir que, a nivel material, la casa se destruye por medio de objetos como las herramientas y la llave. Los cuerpos, por otro lado, sufren cambios gracias a la música, lo que se ingiere, y el ungüento para dormir a Carrizales. En cuanto a la práctica textual (la escritura), la transmigración de los sentidos por medio de la alegoría es el elemento principal en la representación de esta destrucción. (N. del A.)

 

42

James Fernández habla incluso de canibalismo en el momento en que las mujeres, al ver a Loaysa, «poetically and collectively dissect him and cook him up» (974). (N. del A.)

 

43

Sin embargo, no podemos olvidar que la descripción que hace Bachelard de la casa responde a un período histórico muy alejado de la época en que escribió Cervantes. El crítico francés nos habla de un espacio caracterizado por una individualidad que no existía en los Siglos de Oro. Quizás lo que nos demuestre la lectura de Bachelard es, precisamente, la ilustración inequívoca de la incapacidad y el fracaso del espacio individualista en el texto de Cervantes, cuya función protectora del ser no puede ser articulada. (N. del A.)

 

44

Estoy totalmente de acuerdo con la observación que hace Percas de Ponseti al corregir a gran parte de los críticos que interpretan este hecho como silver [p. 86] «juego» (144). Ciertamente no es lo mismo jugar que hacer muñecas. El producto de la construcción de una muñeca es la obvia alusión a la creación de ese objeto (el hijo/a) que nunca llega. De todas maneras, aquí la mención de las muñecas se refiere a esa práctica cultural de ir preparando, con el juego, a la mujer en su rol de madre y en su entrada a la sexualidad. (N. del A.)

 

45

El narrador nos dice: «[Carrizales] tomara la venganza que aquella grande maldad requería», y luego llama a la venganza una «determinación honrosa y necesaria» (ambas citas en 130). Para El Saffar, la falta de una resolución violenta y previsible expande y sobrepasa al estereotipo del esposo celoso (48). (N. del A.)

 

46

A. Weber es, hasta donde tengo entendido, la única que menciona la melancolía como componente de la personalidad de Felipo, pero lo hace muy de pasada, en la última nota de su artículo (nota 23, pág. 50). (N. del A.)

 

47

Sobre la relación entre la cólera y la melancolía, llamada «cólera adusta», véase Soufas (19-20). Cervantes, aunque se vale de la teoría de los humores para construir a su personaje, no permite que estos códigos de la personalidad dominen por completo su creación, logrando sobrepasar el modelo puramente médico. Carrizales no está totalmente dominado por la cólera a raíz del impacto tan violento de lo que ve. El autor privilegia el lado melancólico ya que intensifica el carácter «trágico» del final del personaje. (N. del A.)

 

48

Kristeva define esta dificultad que el sujeto confronta con el lenguaje como una «loss of meaning: if I am no longer capable of translating or metaphorizing, I become silent and die» (42). En el caso de Barthes, la frase la utiliza para describir la tautología que caracteriza al fenómeno de la fascinación, o la impotencia del lenguaje al hablar de aquello que adoramos (20-21). La utilizo aquí con un sentido distinto: es la unión de la fatiga corporal del sujeto melancólico con el freno en el lenguaje y la voz (su incapacidad para generar discurso). (N. del A.)

 

49

Para el celoso «the faulty interpretation of sensory evidence is the central issue», fallo interpretativo que proviene de su intelecto hiperactivo que «disrupts the balanced functioning of [the mental] faculties» (Soufas 90). Kristeva (6-7) también describe la relación estrecha que existe entre el pensamiento filosófico y la melancolía. (N. del A.)

 

50

Para mí, la prehistoria es esa zona del personaje que nunca hace acto de presencia excepto a través de un residuo proveniente de un pasado escondido. Contrario a El Saffar y, luego, a Molho, no creo que la verdadera prehistoria se halle en las acciones de Carrizales antes de casarse con Leonora, sino que es una condición preexistente que tiene un origen desconocido pero cuyo empuje se manifiesta en los acontecimientos iniciales de la novela y en las maneras en que el texto organiza una topografía dominada por un residuo psicológico. (N. del A.)