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ArribaAbajo «Esta empressa», no «está impressa»

Daniel Eisenberg



Florida State University

En el último capítulo de Don Quijote, Cide Hamete recomienda a su pluma que advierta a los historiadores que no le toquen: «Tate tate, follonzicos, de ninguno sea tocada, porque estâ impressa buen Rey, para mi estaua guardada». Schevill y Bonilla, los editores más fidedignos hasta la fecha, cuyo texto merece sobradamente reproducirse y divulgarse, enmiendan el texto a leer «esta empressa». Hace poco, Helena Percas de Ponseti ha defendido la lectura «está impressa»151. A pesar de sus argumentos, creo que la enmienda de Schevill y Bonilla está más que justificada.

Primero, es dudoso que Cervantes regularmente colocara puntos sobre sus íes, permitiendo que se distinguieran de sus es, como mantiene Percas. El estudio de Romera-Navarro de la mano de Cervantes, sobre el cual se basa, está contaminado por una falsificación no identificada entonces, la supuesta carta al cardenal Sandoval y Rojas152. En el fragmento que creo ser de un autógrafo cervantino, y que sería cercano en fecha a la composición de la Segunda Parte de Don Quijote, no hay siempre puntos sobre las íes, ni es siempre fácil distinguirlas de las es. Como   —126→   escribí en mi estudio del fragmento, «se puede entender, si ésta es su letra, cómo un compositor leyó... 'ceremonias' en vez de las 'cirimonias' de Sancho»153.

Segundo, es dudoso que Cervantes hubiera escrito «está impresa». No disponemos de concordancias de sus obras, ni de un texto electrónico, testimonios elocuentes de la pobreza de nuestro campo de trabajo. Pero el Vocabulario de Cervantes de Carlos Fernández Gómez (Madrid: Real Academia Española, 1962) documenta «esta empresa», pero no «estar» combinado con «impreso(a)». Que algo «impreso» sería intocable e incambiable lo contradice las prácticas editoriales del Siglo de Oro. En el reinado de Felipe II, por ejemplo, se publicaron ediciones purificadas de muchos textos, entre ellos Lazarillo de Tormes y la Propaladia. Cervantes lo sabía, pues los libros lo proclamaban en las portadas. El texto de la Primera Parte de su propio Don Quijote estaba impreso, pero cambiaba de una edición a otra.

Tercero, las palabras «esta empresa» se toman de un libro que creo muy probable que Cervantes leyera, y que incluí en mi reconstrucción de su biblioteca154: las Guerras civiles de Granada de Ginés Pérez de Hita. Cervantes también alude a estas líneas en Don Quijote II, 22. Se trata de una cita de un romance, y Cervantes conocía bien los romances. Las aventuras («empresas») guardadas para una determinada persona se documentan en otras partes de sus obras, como la Cueva de Montesinos.

Creo, entonces, que el manuscrito de Cervantes contenía «esta empressa», o acaso «esta empresa» (una cuestión diferente y menos importante). Un cajista, en cambio, sí se enfocaría en lo impreso y (desde su punto de vista) incambiable. El contacto de un cajista con Pérez de Hita o con romances, aunque posible, es mucho menos probable que el contacto de Cervantes. Ignorando que se tratara de una cita, al encontrarla al final de un manuscrito difícil de leer, él sería el creador de «está impresa».