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21

«En 1620 está mencionado junto con este título el nombre de Cervantes, y menos explícitamente se alude a su autoría en un soneto atribuido a Góngora». («Repaso crítico», pág. 100.) (N. del A.)

 

22

Forcione: Cervantes and the Humanist Vision (Princeton: Princeton University Press, 1982), págs. 193-94, n. 179; Márquez: «Erasmo y Cervantes, una vez más», Cervantes, 4 (1984), 123-37, en la pág. 126. Yo también la apoyo; véase «Repaso crítico», págs. 101-02. Se trata de la Relación de lo sucedido en la Ciudad de Valladolid, desde el punto del felicísimo nacimiento del Príncipe Don Felipe Dominico Víctor nuestro Señor: hasta que se acabaron las demostraciones de alegría que por él se hicieron. La edición más reciente y recomendable es la de Narciso Alonso Cortés en su traducción de la Fastiginia de Tomé Pinheiro da Veiga (Valladolid, 1916); también se halla en el tomo 2 de la edición de Cayetano Rosell de las Obras completas de Cervantes (Madrid, 1863). Hace falta un estudio de la sabiduría del autor de este texto, con el fin o de completar nuestro cuadro de los conocimientos de Cervantes, o de entender por qué su autor no puede ser Cervantes. (N. del A.)

 

23

En segundo lugar, dos textos en el mismo manuscrito de la Biblioteca Capitular y Colombina que contiene «La tía fingida»: la vivísima Relación de la cárcel de Sevilla, y un «Torneo burlesco en San Juan de Alfarache», también descrito como la «Carta a don Diego de Astudillo Carrilla». Véase mi «Repaso crítico», págs. 99-100. Sobre «La tía fingida», véase mi estudio de Las Semanas del jardín, págs. 13, 33 n. 39, 34 n. 42, y 113-14 n. 160.

Hace falta que un cervantista especializado en su teatro reexamine las piezas dramáticas atribuidas. Ha comenzado su estudio Kenji Innamoto en «Melisendra, entremés una vez atribuido a Cervantes», Actas del II Coloquio Internacional de la Asociación de Cervantistas, Alcalá de Henares, 6-9 noviembre 1989 (Barcelona: Anthropos, 1991), págs. 691-94. (N. del A.)

 

24

Antonio Cruz Casado, «Una recuperación: Las semanas del jardín, de Miguel de Cervantes», Anales cervantinos, 30 (1992), 163-73. La misma reseña se publicó antes en Angélica, 2 (1992), 239-48, y en el Boletín de la Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba, 122 (1992), 297-302. La duda que me queda es qué hacer después de llegar a los límites de la filología. (N. del A.)

 

25

Sobre esta obra, véase Mohammed Mounir Salah, El doctor Sosa y la «Topografía e historia general de Argel», tesi doctoral, Universitat Autònoma de Barcelona, 1992; edició microfotogràfica, Bellaterra, Publicaciones de la Universitat Autònoma de Barcelona, 1992. (Le agradezco al autor una copia, y a Adriana Arriagada de Lassel y a Alberto Blecua el ponerme en contacto con él.)

Hay muchas páginas sobre la obra de Haedo en el libro de George Camamis, Estudios sobre el cautiverio en el Siglo de Oro (Madrid: Gredos, 1977). Más recientemente, la estudia Emilio Sola: «Miguel de Cervantes, Antonio de Sosa y África», en Actas del I Encuentro de Historiadores del Valle del Henares (Alcalá de Henares: Institución de Estudios Complutenses -Fundación Marqués de Santillana- Centro de Estudios Saguntinos, 1988), págs. 617-23, y «Antonio de Sosa: un clásico inédito amigo de Cervantes (historia y literatura)», Actas del Primer Coloquio Internacional de la Asociación de Cervantistas, Alcalá de Henares, 29/30 nov. - 1/2 dic. 1988 (Barcelona: Anthropos, 1990), págs. 409-12. También están los estudios publicados en la edición de Emilio Sola y José María Parreño del Diálogo de los mártires de Argel (Madrid: Hiperión, 1990): Parreño, «Experiencia y literatura en la obra de Antonio de Sosa», págs. 7-23, y Sola, «Renacimiento, contrarreforma y problema morisco en la obra de Antonio de Sosa», págs. 25-52). Le agradezco a Sola el enviarme fotocopia de su artículo «El 'compromiso' en la historiografía clásica sobre el Magreb», Revue des langues [Univ. de Orán], 5 (1985), 125-35. No he podido ver la «tesis de Magister» de Nordin Malki, «Historiografía española del siglo XVI sobre historia de Argelia: Mármol, Haedo y Suárez», Univ. de Orán, 1987, citado por Sola, «Miguel de Cervantes, Antonio de Sosa y África», pág. 623, n. 8. Le agradezco a Emilio Sola la lectura del manuscrito de Cervantes y la Berbería. Cervantes, mundo Turco-berberisco y servicios secretos en la época de Felipe II de él y de José F. de la Peña (Madrid: Fondo de Cultura Económica, 1995). (N. del A.)

 

26

De la captivité à Alger par Fray Diego de Haëdo, traduction de Moliner-Violle (Argel: Adolphe Jourdan, 1911), pág. 3. Según el traductor, por su contenido sexual, encontró «muy difícil» el traducir ciertos pasajes. (N. del A.)

 

27

«Morabutos» se deriva de la misma raíz que «almorávides»: los que habitan en monasterios o «rabats». La «m-» es un prefijo de participio. (N. del A.)

 

28

«Dans le traité des Marabouts, l'abbé captif s'entretient avec le fils d'un renégat et il essaie de lui faire comprendre combien sont ridicules les pratiques superstitieuses des marabouts. Il arrive au point où il doit aborder la discussion de la doctrine du Coran; mais, à ce moment délicat, l'auteur raconte la bataille de Simanca, l'intervention de Saint-Jacques de Compostelle de Saint-Millan et clôt son traité!». (Molinier, pág. 3) (N. del A.)

 

29

Véase la introducción de Ignacio Bauer y Landauer, I, xi-xii, y para más detalles, Domingo de la Asunción, Cervantes y la orden trinitaria (Madrid, 1917), págs. 10 y ss. (N. del A.)

 

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«Il flagelle avec indignation les grands de la chrétienté, les nobles, les riches de son pays qui gaspillent en divertissements des sommes considérables qui seraient bien mieux employées au rachat des malheureux captifs. Il compare aussi la légèreté des galiotes algériennes, l'énergie et la vigilance des reïs, à la lourdeur des galères chrétiennes, à la prudence de leurs capitaines qui n'osent affronter la mer orageuse et vont s'abriter dans quelque port où ils passent leur temps à banqueter pendant que, près d'eux, presque sous leurs yeux, des populations entières sont enlevées par les pirates et transportées en Berbérie». (Moliner-Violle, págs. 2-3.)

Que Felipe II podía tomar y retener Argel es la opinión de «Haedo». Pero Carlos V había fracasado en la empresa, hecho que no nos recuerda, y La Goleta se había perdido. Sobre la política nordafricana de los reyes españoles, véase Andrew C. Hess, The Forgotten Frontier. A History of the Sixteenth-Century Ibero-African Frontier (Chicago: University of Chicago Press, 1978). (N. del A.)