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ArribaAbajo La enseñanza y la amistad de los maestros

Miguel Ángel Coso Marín


Juan Sanz Ballesteros



Teatro Cervantes (Antiguo Corral
de Comedias de Los Zapateros)
Plaza Cervantes, 15
28801 Alcalá de Henares
rt002q4t@eresmas.net

Conocimos a John Jay Allen en el año 1983. El encuentro entre el profesor norteamericano y los estudiantes españoles se realizó de manera fortuita en Almagro, y en torno a su Corral de Comedias. En aquel entonces contábamos 21 años de edad, poca experiencia y muchas ganas de conquistar el mundo. Porque había algo que ya nos había marcado e insuflado la suficiente energía para hacernos volver locos: el Corral de Comedias de Alcalá de Henares.

Llevábamos dos años dando palos de ciego en torno a este descubrimiento extraordinario que nos ha marcado la vida: dentro de un pequeño cine cerrado de nuestra ciudad habíamos encontrado los restos de lo que parecía un autentico corral de comedias. El encuentro con Jay, además, se había realizado en la ciudad de Almagro y ante su Corral de Comedias. Allí acudíamos cada año para participar de los cursos para jóvenes directores de teatro clásico. El Corral de Almagro era la única imagen de un teatro español del Siglo de Oro que en aquel momento nuestros ojos podían contemplar. Todavía no habíamos encontrado los documentos que probasen si estábamos en la dirección adecuada.

Unos meses más tarde pudimos empezar a trabajar con los manuscritos que probaron la certeza y el año de construcción del corral de Alcalá, 1601. Este hallazgo fue suscitado, en cierto modo, por haber conocido a Jay.

Ya habíamos intentado conseguir pistas entre algunos profesores de la universidad. Todos coincidieron en hablarnos de los hispanistas británicos o norteamericanos, pero para nosotros dichos científicos estaban rodeados de un halo de misterio y lejanía que a dos estudiantes inexpertos nos parecía invencible. Sabíamos que entre éstos se encontraba el gran J. E. Varey, padre de la investigación teatral española, el creador de la Editorial Tamesis. Que también se encontraba en esa lista Jay Allen. En nuestra imaginación estos intelectuales aparecían como los legajos de los archivos:   —21→   severos y acartonados.

Nada más lejos de la realidad. Nunca olvidaremos su encuentro en el Ayuntamiento de Almagro. La emoción casi adolescente de encontrarnos con un sabio desvaneció nuestros temores: Jay vestía tejanos y una camisa de cuadros, de porte delgado, rostro enjuto, barba canosa y unos pequeños ojos vibrantes le aportaban mirada serena, humilde e intelectual, muy transparente.

Inmediatamente nos hicimos amigos. Pasamos aquel día juntos. Comentamos todos los temas, detalles y pormenores de nuestro descubrimiento. Ese día comenzó nuestra amistad y su magisterio. Jay nos puso en contacto con David Castillejo, otro gran amigo eterno. David Castillejo nos facilitó consultar inmediatamente los papeles del Archivo Municipal de Alcalá de Henares. Jay nos puso también en contacto inmediato con el otro maestro y amigo: el desaparecido J. E. Varey.

Han transcurrido veinte años de amistad y colaboración entre nosotros. Hemos aprendido rigor científico, amor al trabajo, al detalle, responsabilidad, perseverancia. Siempre hemos contado con su consejo, con su ayuda. En ocasiones difíciles, donde la política interfiere con el trabajo, hemos contado con su apoyo, con sus consejos, con su intervención personal. Siempre ha representado dentro de la Comisión Internacional del Corral de Comedias uno de los miembros más destacados. Al desaparecer J. E. Varey, Jay ocupa de hecho la responsabilidad moral de dicha Comisión.

Gracias Jay por tu amistad y por tu magisterio.