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Université de Paris-Sorbonne

We deeply regret that in the previous issue the concluding paragraphs of Mauricio Molho's article «Para una lectura psicológica de los cuentecillos de locos del segundo Don Quijote» were inadvertently omitted.

Please add the following paragraphs to your copy of Cervantes XI, 1, p. 98:

De los dos cuentos del Prólogo, el del loco aplastaperros aparece versificado en una Floresta cómica tardía (Floresta cómica o colección de cuentos, fábulas, sentencias y descripciones de graciosos de nuestras comedias. Madrid, 1796) como procedente de una comedia de Francisco de Leiva, que probablemente lo tomaría del mismo Cervantes.

En cuanto al cuento del hinchaperros, parece que no hay rastro de él en ninguna colección coetánea o posterior. Diríase, pues, que el mismo Cervantes ha elaborado para su enemigo íntimo y para él mismo dos cuentecillos de locos hechos a medida.

Si la hipótesis es plausible, tendríamos a Cervantes identificándose con uno de sus locos: un loco alegre y benevolente, que despide al perro con dos palmaditas en la barriga para que se vaya acariciado y contento. De donde se induce que hacer un libro no es sino hinchar un perro, es decir modular de cierta manera y con no poco trabajo, el soplo de la palabra, multiplicando el verbo por mil hasta montar un edificio de aire como el que llena el cerebro de los locos y del que se libran hinchando perros.