Véanse, por ejemplo, A. Valero de Bernabé [ed.], España Cinematográfica, pp. 679-681, y Anuario Cinematográfico Hispanoamericano (Madrid, Sindicato Nacional del Espectáculo, 1950), p. 525.
Según el censo de 1950, la población total era de 1.010.117 habitantes de hecho, de los cuales 777.234 vivían en el campo y 232.883 en las ciudades; véase Tomás García Figueras y Rafael de Roda Jiménez, Economía social de Marruecos, vol. III, p. 228.
Santiago Pozo, La industria del cine en España. Legislación y aspectos económicos (1896-1970) (Barcelona, Publicacions i Editions de la Universitat de Barcelona, 1984), p. 109, ofrece las siguientes cifras para las salas de exhibición permanentes: 3.624 en 1948; 4.187 en 1952.
Diario de África, 1 de enero de 1948, p. 2.
Véanse Víctor Vernier, La singulière zone de Tanger (Casablanca, Editions Eurafricaines, 1955), pp. 129-130; Dominique Pons, Les riches heures de Tanger (París, Editions de la Table Ronde, 1990), p. 99; Iain Finlayson, Tangier: City of the Dream (Londres, Harper-Collins Publishers, 1992), p. 352; y la evocación de su infancia en Tánger por el cineasta marroquí Moumen Smihi en Daniel Rondeau, Tanger (París, Editions Quai Voltaire, 1987), pp. 54-55.
Un tanto sorprendentemente el semanario Aquí Marruecos comenzó a publicar en enero de 1955 una sección fija titulada «Pantalla árabe», que consistía básicamente en las semblanzas biográficas de conocidos actores y actrices egipcios: en mi opinión, ello no refleja tanto una genuina inquietud cultural o cinematográfica como la voluntad de reforzar una cierta identidad árabe en un momento en que las autoridades españolas se entregaban gustosamente a espolear los intereses nacionalistas en la zona francesa (razón por la cual en la primavera de ese mismo año dos números de Aquí Marruecos serían prohibidos en Tánger a instancias del cónsul francés). Curiosamente el examen de la prensa local en lengua árabe no parece revelar una orientación muy diversa a la de la prensa española y así Al-Anwar, semanario artístico publicado en Tetuán, presta también cumplida atención a los grandes estrenos norteamericanos e incluso a las películas de Jorge Negrete: véase Al-Anwar, año III, n.º 9 (diciembre de 1949), pp. 16-17, con una foto de Jalisco canta en Sevilla (Fernando de Fuentes, 1948) en sus páginas centrales.
Véanse a este respecto Victoria De Grazia, «Mass Culture and Sovereignty: The American Challenge to European Cinemas, 1920-1960» (Journal of Modern History, vol. 61, n.º 1 [1989], pp. 53-87); David W. Ellwood y Gian Piero Brunetta [eds.], Hollywood in Europa. Industria, politica, pubblico nel cinema 1945-1969 (Florencia, La Casa Usher, 1991); y el clásico Thomas H. Guback, The International Film Industry (1969; trad. cast. La industria internacional del cine, Madrid, Editorial Fundamentos, 1980).
Véase Victoria De Grazia, «Mass Culture and Sovereignty: The American Challenge to European Cinemas, 1920-1960», pp. 81-83. Sobre el papel del cine en la campaña electoral italiana de 1948 puede asimismo consultarse Stephen Gundle, «Il PCI e la campagna contro Hollywood (1948-1958)» (en David W. Ellwood y Gian Piero Brunetta [eds.], Hollywood in Europa, pp. 113-132). La contribución de Paul Swann a este mismo volumen aporta, por lo demás, una interesante perspectiva a la cuestión del uso propagandístico del cine por parte del gobierno norteamericano: «A decir verdad, parece como si la situación fuera más bien la opuesta: era la industria cinematográfica la que se beneficiaba del apoyo del gobierno de los Estados Unidos e incluso de la opinión, muy extendida en los países de ultramar, de que toda iniciativa de Hollywood contaba con la aprobación del gobierno» («Il "Piccolo Dipartimento di Stato": Hollywood e il Dipartimento di Stato nell'Europa del dopoguerra», p. 55).
Thomas H. Guback, La industria internacional del cine, p. 65.
Véase, por ejemplo, Román Gubern, La censura: función política y ordenamiento jurídico bajo el franquismo (1936-1975) (Barcelona, Ediciones Península, 1981), pp. 75-76.