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11

Nada más inverosímil que la verdad.

 

12

El autor de estas líneas se dará por muy satisfecho de su trabajo, si los aficionados a dar noticias escandalosas, y los incautos que las creen, ensayan este inocente juego, y quedan convencidas del poco crédito que merecen esas historias que corren de lengua en lengua. No hace mucho que, en el salón de cierto ilustre grande de España, sirvió este sencillo estratagema para deshacer una calumnia formidable, imputada a un conocido personaje, digno de todo respeto.

 

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-¡Los idos, idos... Dieguito! -Dicho popular vascongado, que equivale a los muertas no vuelven.

 

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Los autores y obras de que se han tomado los pormenores de esta histórica relación son los siguientes: P. ALCÁZAR, S. J. Crono-Historia de la Compañía de Jesús en la provincia de Toledo. -P. NIEREMBERG, S. J. Vida del P. Juan Fernández. -P. FAMIANO ESTRADA, S. J. De Bello Belgico. -LUIS CABRERA DE CÓRDOBA. Historia de Felipe II. -EL COMENDADOR DE ALANGE, D. Bernardino de Mendoza. Comentarios de las guerras de los Países-Bajos. -EL MARQUÉS DE LA ESPINA, D. Carlos Coloma. Guerras de los Estados-Bajos.

 

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Diminutivo de Sebastiana, popular en Andalucía.

 

16

El rey D. Alonso el Sabio, en recuerdo de la fidelidad que le guardó Sevilla cuando el levantamiento de D. Sancho el Bravo, añadió a las armas de esta insigne ciudad la empresa de una madeja anudada con el lema, NODO, en esta forma: NO & DO. Esto es, no madejado, o sea no me ha dejado.

 

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El autor de esta verídica narración, que se honró con la amistad íntima de esta tan ilustre como piadosa señora, obtuvo la mayor parte de sus pormenores de las mismas personas que intervinieron en este hermoso hecho, logrando también arrancar algunos de ellos a la misma protagonista. Excusado nos parece advertir que el nombre y destino del llamado D. Esteban Rodríguez, son completamente supuestos.

 

18

Este asunto fue el que sirvió al Sr. Pradila para su magnífico y célebre cuadro de Doña Juana la Loca.

 

19

El Sr. D. Modesto Lafuente, en su erudita Historia General de España, es uno de los pocos historiadores modernos que se detienen a referir este caso, si bien yerra, diciendo que la Reina recobró el juicio momentos antes de espirar... «viéndose con maravilla, dice, que momentos antes de espirar recobró su razón tan largos años trastornada, y siendo las últimas palabras que pronunció: Jesucristo crucificado sea conmigo». Esto no es exacto: la reina confesó tranquilamente el Domingo de Ramos y murió el Jueves Santo por la noche, estando, por consiguiente, en su cabal juicio seis días por lo menos, en el trascurso de los cuales se hizo la consulta a Salamanca y llegó fray Domingo de Soto. De la misma carta de San Francisco de Borja que insertamos se desprende que el diez de abril, es decir, la víspera de la muerte de la reina, que acaeció el once, ya había despachado el marqués de Denia un correo al Emperador, en que el mismo Santo le noticiaba la vuelta a la razón de su anciana madre. Esto, sobre aumentar lo maravilloso del caso, impide que se confunda con otros análogos, aunque tampoco comunes, observados en algunos locos, que, momentos antes de espirar recobran la razón, como si Dios quisiese en su misericordia darles este momento, para dolerse de las culpas que no tuvieran lloradas.

 

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Muestra que eres Madre.