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El sistema de sucesión, introducido por Vladimiro el Grande,
subdividía el imperio ruso en muchísimos principados, apenas
dependientes del gran príncipe de Kiev, y en guerra unos con otros.
Sviatopolk II intentó remediar el mal, mediante un congreso periódico,
donde se ventilaban los negocios comunes; pero hasta la religión estaba al
arbitrio de los grandes príncipes, que elegían o deponían a su antojo a los
metropolitanos. |
1093 |
1131 |
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La división impidió que la Rusia pudiese resistir a los Mogoles; y Batú,
que había acampado en las inmediaciones del Volga, derrotó al gran
príncipe Jaroslaf II, cerca de Moscú (360), destruyó a Kiev e invadió la
Siberia. Solo la Rusia Roja (Galitzia y Lodomiria) conservó su gobierno
propio bajo el mando de Daniel Romanowitz. Alejandro, príncipe de
Novogorod, vencedor de los Teutónicos y de los Suecos, fue nombrado
por Batú gran príncipe de Wladimiria, y a su muerte fue proclamado
santo. Había obtenido de Batú el arrendamiento general de las
contribuciones, en cuyo oficio sus sucesores adquirieron habilidad para los
negocios públicos, conservando la amistad con la Horda de Oro, a la cual
tenían que entregar personalmente el tributo de pieles, dinero y rebaños,
con ceremonias humillantes. Alejandro II intentó sacudir el yugo mogol, y
en castigo, el título de príncipe fue transferido a Iván Danielowitz, que
preparó con más calma la independencia, fortificó y enriqueció a Moscú, y
la eligió por su capital. |
1236 |
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1263 |
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1237 |
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Aprovechándose de las discordias suscitadas entre los hijos de Usbeck,
kan de Capchak, empleó Iván el dinero ruso contra los Mogoles, para
prevalecer sobre sus rivales, lo que consiguió uniéndose con muchos
Boyardos. Sus sucesores pudieron asumir el título de grandes príncipes de
todas las Rusias, y establecer la sucesión hereditaria, trasmitiéndose de
este modo el pensamiento de la nacionalidad, y rodeándose de los
Boyardos del país. Entre tanto los kanes del Capchak se debilitaban; y
cuando Mamai-kan entró en Rusia para someterla nuevamente al yugo, fue
derrotado por Demetrio Donski. El general Gengiskánida Toktamisco
intimó a los príncipes rusos que fueron a rendirle homenaje, y al oír su
negativa, invadió el país y destrozó a Moscú. Tuvo que alejarse en seguida
para oponerse a Tamerlán, y Demetrio se ocupó en restaurar la patria, y
construyó el Kremlin. Cuando Tamerlán hubo deshecho a los Mogoles, la
Rusia pudo emanciparse. Iván III derrotó y dio muerte a Ahcmet (361), último
kan del Capchak, y fue el verdadero fundador de la monarquía rusa,
nacional y despótica. |
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1380 |
1481 |
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La nueva literatura europea empieza en Italia con los nombres de
Dante, Petrarca y Boccaccio. Hacía dos siglos que no se oían en italiano
más que pobres cantos de amor y de devoción, cuando Dante Alighieri,
de Florencia, se valió de aquella armoniosa lengua para describir su viaje
a través de los tres reinos póstumos, narrando los castigos, las
aspiraciones, las glorias reservadas a los hombres después de la tumba, y
exponiendo toda la ciencia de su tiempo, la religión, la política,
zahiriendo sin piedad los errores y las faltas de sus contemporáneos. |
Dante |
1265 |
1321 |
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Petrarca |
Francisco Petrarca, de Arezzo, era instruidísimo y escribió en latín, en
prosa y en verso; pero adquirió su mayor gloria con los sonetos y cantos
dedicados a Laura, en los cuales dulcificó y embelleció la lengua, tanto
que han trascurrido cinco siglos sin que su estilo envejeciera. Cantó,
además, sobre religión y política, censurando a los papas que residían en
Aviñón y a los príncipes que favorecían a los extranjeros. |
1304-74 |
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Boccaccio |
No pocos poetas siguieron de lejos a estos dos genios. Tardose algo en
escribir en prosa, porque era usual y patria la lengua latina en Italia; sin
embargo, algunos se habían servido ya del italiano, principalmente en
crónicas, historietas, vidas de santos, y novelitas, con palabras puras y
estilo sencillo y natural. |
1313-75 |
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Añadir al idioma el arte que le faltaba; dar fuerza, variedad, amplitud
al período; emplear el recurso de los incidentes, de las trasposiciones, de
las suspensiones; todo esto fue obra de Juan Boccaccio, de Certaldo, que
introdujo en el Decamerón diez personas para contar novelas. Tuvo como
principal elemento la riquísima lengua del país, pero usó un estilo a la
latina, en extremo artificioso, que echó a perder a sus imitadores; y desde
entonces los autores italianos se dividieron en dos clases muy distintas;
en una figuran los sencillos, que escriben como hablan las personas
educadas, con prosa lógica y clara, con familiaridad franca y digna, y con
noble expresión; en la otra figuran los artificiosos, que buscan las frases
menos comunes, lo intrincado de los giros, las trasposiciones, el estilo
culto y alambicado, y la magnificencia. Peor que todo esto hizo
Boccaccio, dando el ejemplo de las novelas obscenas y del egoísmo,
cediendo al cual se recreaban en el campo los vividores, mientras la peste
hacía estragos en Florencia. Además de las Cien novelas antiguas,
anteriores a Boccaccio, se tienen novelas y poesías de Franco Sacchetti, y
cuentos de Juan Florentino. Más alabanzas merece Ángel Pandolfini, que
escribió sobre el Gobierno de la familia. |
Franceses |
Aunque los reyes favorecían las escuelas, ningún nombre ilustra la
literatura francesa, en la época en que se refinaba la lengua. Dio pruebas
de buen gusto Carlos de Orleans (1391-1465) en sus poesías
melancólicas, como en las festivas Francisco Villon. La literatura
provenzal había muerto. |
Españoles |
La primera prosa literaria castellana es la del Conde Lucanor, de Juan
Manuel. El Amadís de Gaula, de Vasco Lobeira, fue muy leído e imitado.
Enrique, marqués de Villena, introdujo una academia al estilo de la de
Tolosa. El marqués de Santillana compuso poesías y el Centiloquio. Juan
de Mena, inspirándose en el Dante, escribió el Laberinto, cuadro
alegórico de la vida humana. La Celestina fue el primer drama. Mejor
éxito alcanzaron los españoles en las poesías sencillas, letrillas,
cantarcillos y romances; el castellano prevaleció al fin sobre el lemosín y
el provenzal. |
Alemanes |
La poesía alemana estuvo en manos de los maestros cantores
(Meistersinger). El pueblo tenía canciones adecuadas a todos los
sentimientos y ocasiones. Los poemas del Renardo (el zorro) y de la
Barca de los locos satirizaron su tiempo entre alegorías y fantásticas
ficciones |
Suizos |
La Suiza tuvo literatura propia para heroísmo de su liberalización, las
luchas religiosas, las bellezas de los montes, el espíritu de libertad.
Veitweber de Friburgo, Juan Tauler de Estrasburgo (362), Hugo de
Trimberg, se distinguieron por su naturalidad y delicadeza. |
Ingleses |
En otra parte hablamos de las literaturas rusa, húngara y escandinava.
En Inglaterra Godofredo de Chaucer (1328-1400) perfeccionó el
anglo-sajón con el anglo-normando, e introdujo en el lenguaje muchas
palabras francesas; imitó a los novelistas italianos, como él fue imitado
por Juan Gower en los Cuentos de Canterbury (363). Juan Mandeville
(1300-72) describió su propio viaje a Oriente. La lengua se formó y fijó
desde que Enrique VII estableció una corte regular y una clase media. En
Escocia se refinaban las baladas populares, y aún hoy subsiste un cuento
de bodas campestres de Jacobo I Estuardo.
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Perjudicó a la originalidad de la nueva literatura la veneración en que
se tenía a los clásicos, si bien ayudaba a dar elegancia a las formas. El
griego se había alterado en el país mismo de su cuna; y cuando lo
invadieron los Turcos, invadió la Italia una turba de eruditos, entre los
cuales figuraron Leoncio Pilato, Teodoro Gaza, Jorge de Trebisonda,
Demetrio Calcondilla, Juan Argiropulo, Juan Lascari y Bessaron. La
mayor parte de ellos eran pedantes, que poseían y comentaban a los
grandes autores, y los explicaban sin que supieran hacer nada nuevo ni
original. Pero excitaban el amor a la erudición, y los italianos se
ocuparon en rebuscar libros, en parte olvidados en las librerías de los
conventos, y en copiarlos, corregirlos y señalar los trozos más notables.
A esto se dedicaron Petrarca, Filelfo, Poggio Bracciolini, Lorenzo Valla,
Poliziano, Jovián Pontano, etc., etc. Estos inclinaron el estudio a repudiar
el latín eclesiástico, que se había introducido en la Edad Media, y a
restaurar el ciceroniano, haciendo gramáticas y diccionarios, y
discutiendo entre sí sobre lo genuino de las palabras y la pureza de las
frases. Mucho se les honraba, y les era confiada la educación de los
futuros príncipes; pero por amor a lo clásico, con frecuencia caían, no
sólo en frases, sino que también en sentimientos paganos, hasta el punto
de desaprobar el estudio de los libros sagrados y de los Santos Padres, a
causa de su defectuoso estilo. Los príncipes rivalizaban en proteger y
honrar a estos literatos, tomándolos por secretarios o por embajadores;
las Universidades les alentaban con honorarios; el pueblo mismo se
apasionaba por sus litigios, aun cuando nada entendía; la muchedumbre
acudía a sus lecturas; en muchas ciudades se instituían cátedras ex
profeso, pero los papas eran quienes les proporcionaban mas honra y
provecho. |
Griegos |
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Eruditos |
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Y esto no sucedía únicamente en Italia. En Alemania, Gerardo Groote
fundó una Orden dedicada especialmente a las ciencias y a la enseñanza,
con el nombre de Buenos Hermanos o de la Vida Común. Algunos
pasaban a Italia a perfeccionarse en el griego y en el latín; revisaban los
clásicos que se imprimían, y sobresalió entre ellos Tomás de Kempis
(1380-1471), reputado autor del libro más leído después del Evangelio, la
Imitación de Cristo. En Francia, la Sorbona tenía fama por la política
más que por los estudios clásicos y eran muy pocos los libros de esta
clase que había en la famosa biblioteca del Louvre. Elio Antonio de
Lebrija, al volver de Bolonia a Andalucía su patria, publicó algunos
libros para facilitar los estudios clásicos, mientras que florecían en
Hungría, merced a Matías Corvino; aunque con dificultad penetraron
también en Oxford. |
1376 |
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Crítica |
Entonces se comenzó a aplicar la crítica, no sólo a los textos, sino que
también a los documentos, a los monumentos, a las medallas,
fundamentos de la historia; se coleccionaron inscripciones; se hicieron
disertaciones sobre los magistrados, sobre los ritos y sobre otras
particularidades antiguas. Annio de Viterbo(1432-1502) publicó 17 libros
de Antiquitatum variarum, trozos de antiguos autores, que él decía haber
descubierto, y que luego fueron reconocidos como falsos; pero mientras
tanto contaminaron todas las historias de entonces con fabulosos
orígenes. |
Historia |
Los acontecimientos que marcaban la vida de los países, excitaron a
escribir crónicas, de que no careció ninguna población de Italia. Florencia
tiene las mejores, debidas a Ricordano Malaspina, a Dino Compagni; a
Juan, Felipe y Mateo Villani; a Marchione de Coppo Stefani. El paduano
Albertino Mirsato narró en latín la Historia Augusta de Enrique VII;
Marin Sanuto escribió Secreta fidelium crucis; Eneas Silvio Piccolomini
expuso los acontecimientos contemporáneos y la historia de Austria;
Leonardo Bruno dejó la historia del concilio de Basilea. |
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Estas eran ya verdaderas historias, como lo eran también las
florentinas de Juan Cavalcanti, de Poggio, de Bartolomé della Scala (364) y
de Poliziano. Andrés Dandalo escribió la de Venecia, y fue imitado por
otros; Pedro Pablo Vergerio fue el cronista de Carrara; Panormita y
Pandolfo Collenuccio escribieron la de Nápoles; y la de Milán se debe a
Decembrio, Simonetta, Tristán Calco, Jorge Merula y Bernardino Corio.
Antonio Bonfini de Arcoli es la primera fuente de la historia húngara,
como lo es de la polaca Esperiente. |
|
Entre los franceses, después de Joinville y Villehardouin (cap. 153)
figura Juan Froissart (1327-1440); escaso de crítica, de política y de
moral, solo se propuso describir y deleitar. Otro tanto hicieron Oliveiro
de la Marche y otros autores de memorias. Obra histórica fue también la
que con el título de Cambios de fortuna escribió Cristina de Pizzano, de
Bolonia. A todos sobrepujó Felipe de Commynes (365) (1443-1509), que
narró las empresas de Carlos el Temerario, Luis XI y Carlos VIII, con
mucha perspicacia y sin escrúpulos sobre la lealtad. |
|
La crónica de Pedro López de Ayala atestigua los progresos de la
lengua y de la inteligencia en España; este autor insigne había estudiado
el arte en Tito Livio y los asuntos en la patria. |
|
La teología continuaba siendo la ruina [sic] de las ciencias; pero nadie
se elevó a la altura de San Buenaventura y Santo Tomás. En las
cuestiones agitadas en los concilios de Constanza, Basilea y Florencia,
aparecieron grandes teólogos, entre ellos Eneas Silvio Piccolomini (Pío
II) y Gerson, canciller de la Universidad de París (1363-1429). |
|
Los filósofos combatían aún bajo la bandera de Aristóteles o de
Platón, del silogismo o de la inspiración. Los Griegos prófugos
restauraron el culto de Platón, cuyas obras fueron traducidas por Marsilio
Ficino; y se fundó en Florencia una escuela neo-platónica, la cual se
contaminaba a veces con el misticismo y con la cábala. Famosos fueron
entonces Pletón Gemistio (366), Teodoro Gaza, Jorge Genadio, el cardenal
Bessarion. Juan Pico della Mirandola (367) (1463-94), de estupenda
erudición, aplicó aquellas doctrinas a explicar el Testamento. El cardenal
Nicolás de Cusa (1401-64), alemán, combatió la escolástica. |
|
Las matemáticas eran cultivadas al servicio de la magia y del
comercio. El genovés Andalón del Nero, corrigió las antiguas cartas
geográficas, sobre las cuales los Venecianos señalaban los grados. Jorge
de Peurbach es considerado como el restaurador de las matemáticas en
Alemania (1423-61), y tuvo por discípulo a Juan Miller de Köningsberg
-Regiomontano (1436-76)-, que resolvió los principales problemas de la
trigonometría lineal y esférica, hizo una tabla de senos y de tangentes, y
fue el primero que compuso un almanaque con la posición y los
accidentes de los astros. El primer tratado de álgebra que se dio a la
prensa fue el de Pacioli de Borgo. |
|
La astronomía iba mezclada con la astrología; sin embargo, enseñaron
el verdadero sistema del universo Domingo María de Novara y el
cardenal de Cusa. |
|
La astrología perjudicaba también a la medicina, buscando remedios
en las estrellas y en las propiedades ocultas de los cuerpos,. Eran Árabes
y Hebreos los médicos de más reputación. La cirugía era abandonada a
los bárbaros ignorantes; pero Venecia dispuso que cada año (1308) se
disecasen algunos cadáveres, y disecó muchos el profesor Mondini de
Bolonia (1315), quien escribió una obra que sirvió de texto en las
escuelas. Desde entonces se repitieron las autopsias, mientras que en
Francia y España se consideraba inhumano hacerlas. Tardó bastante la
medicina en apoyarse en la observación y en la química. Entre tanto,
además de la peste negra, aparecieron la tarántula, el sudor inglés, la plica
polonesa y la sífilis. |
|
Los legistas son acusados de emplear vana erudición y bárbaro estilo.
El mejor canonista fue Juan de Andrés, de Bolonia y Andrés de Isernia
fue llamado el evangelista del derecho feudal. |
|
Así como las letras volvían a los clásicos, las bellas artes abandonaron
el gótico para reunir los órdenes griegos y romanos. Sobresalió Felipe
Brunelleschi (368), florentino (1377-1444) que cerró la bóveda de santa
María del Fiore, dejada abierta por Arnolfo; cosa que nadie se había
atrevido a emprender; construyó la abadía de Fiesole, el palacio Pitti,
mientras que Michelozzo fabricaba, el palacio Ricardi. León Bautista
Alberti (1490) restauró hasta la teoría con su libro De re ædificatoria, el
primero que se escribió después de Vitrubio. Filarete, Bramante Lazari,
Benito y Julián Majano, Simón Pollajuolo, llamado la Crónica, dejaron
obras insignes, principalmente en Toscana y en Roma. También Nápoles
poseía bellos edificios de Masuccio y de Pedro de Martín. Venecia
fabricaba con más originalidad. Las antiguas fortalezas empezaban a ser
inútiles contra las armas nuevas; se sintió, pues, la necesidad de
reconstruirlas con terraplenes más anchos, tores más distantes y más
macizas y fosos más profundos. |
|
Muchos arquitectos brillaban también en las demás artes. Andrés
Orcagna, que hizo la galería de los Lanzi en Florencia, era pintor,
escultor y platero. Los comerciantes florentinos hicieron adornar a Or de
San Miguel con una magnificencia superior a la de los palacios reales.
Hicieron buenas estatuas Nicolás de Arezzo, Nicolás y Andrés de Pisa,
Agustín y Agnolo de Siena, Juan Balducci. Éstos en Toscana. En Venecia
Jacobo y Pedro Pablo de las Mesegne, Felipe Calendario, Alejandro
Leopardi, Antonio Rizzo, Pedro Martín Lombardo, Scarpagnino dejaron
obras menos acabadas, pero más francas. Otro Masuccio, Andrés
Ciccone, Silla y el milanés Giannotto, Aniello Fiore, Bambocci, hicieron
altares y monumentos en Nápoles. En Lombardía dejaron obras
esculturales Fusina, Solaro, Busti, Juan Jacobo della Porta (369), Marcos
Agrato, los Rodari, más vigorosos en la ornamentación que en la figura. |
|
Los Florentinos determinaron hacer la puerta del bautisterio,
compañera de la que construyó Andrés de Pisa; presentáronse al concurso
los mejores artistas y triunfó Lorenzo Ghiberti. Donatelli trató de marcar
la anatomía, y su Gattamelata, de Padua, es la primera estatua ecuestre de
los modernos. Andrés Verrocchio introdujo el sistema de modelar sobre
el natural. Minos de Fiesole se acercó a la verdad. Surgieron muchos
artistas, cuyos monumentos más auténticos son los mausoleos. |
|
La pintura tomó gran vuelo después de Giotto, que también fue
arquitecto (campanario de Florencia). Giottino, Tadeo Gaddi y Simón
Memmi dulcificaron los contornos, ampliaron las composiciones y
tuvieron una escuela feliz. Benozzo Gozoli, fray Filippo Lippi, Cosme
Roselli y Lucas Signorelli secundaron el lujo de entonces con estupendas
pinturas. La miniatura daba admirables resultados en los misales y libros
de coro, merced al talento de artistas italianos y flamencos, en quienes la
imitación es tan escasa como viva la inspiración religiosa. En ellos se fijó
el beato Angélico de Fiesole (1445). Al estudio de lo verdadero se
aplicaron Pablo Ucello, Masolino, Masaccio. Ghirlandajo dio fondo a la
perspectiva. Luego Diego Juan de Brujas introdujo la pintura al óleo,
perfeccionada después por Antonello de Mesina. |
|
Formábanse otras escuelas en Lombardía, generalmente sobre asuntos
sagrados; en Nápoles, en la Romania, donde Gentile de Fabriano
continuó las tradiciones devotas, y fue el que dio impulso a la escuela
veneciana; en Venecia, donde brillaron Jacobo, Juan y Gentile Bellini. El
paduano Squarcione hizo adelantar la perspectiva y la expresión.
Mantegna (1517) abrió una escuela en Mantua. |
|
En Alemania, la pintura fue introducida por los misioneros, que a la
palabra unían las imágenes religiosas; los conventos y abadías encierran
antiguas pinturas. Se esculpió en madera, y en las composiciones gustaba
lo místico y lo alegórico. Alberto Durero (1461-1528), y Holbein
(1495-1554) llegaron a la cúspide del arte y de la gloria. |
|
En Francia el arte no prosperó hasta que Francisco I hubo llamado a
Italianos. En España dominaba el estilo morisco, hasta en las catedrales
que se fabricaban a medida que el país era reconquistado. Pero la
arquitectura, que había sido la reina de la Edad Media, perdió la
supremacía desde que los sentimientos pudieron expresarse por medio de
la pintura y de la imprenta. |
|
Este libro está especialmente dedicado a los viajes, es decir a la
extensión de la humanidad en espacio, como la hemos seguido en su
extensión en el terreno de la moral, de los conocimientos y de la libertad. |
|
Las necesidades lanzaron a la especie humana desde el suelo natal a
remotos países; pero se ignora quién fue el primero que domó el caballo,
el asno, el camello, quién los unció a los carros, quién se abandonó por la
vez primera a las olas del mar en una frágil nave, y concibió el uso de los
remos y las velas. ¡Cuánto tiempo, cuántos estudios, experimentos y
errores debieron de necesitarse para que el hombre, desde un tronco
ahuecado por el fuego, que sería su primera embarcación, llegase a saber
derribar los bosques cuidados con tal objeto y construir verdaderas naves,
aptas para cruzar los mares, a despecho de las tormentas y de los vientos
contrarios! Los pueblos semíticos, hebreos, árabes, fenicios, fueron los
primeros que se dedicaron al comercio. Sus caravanas atravesaban las
vastas llanuras del Asia y las tostadas arenas del África. Tiro y Sidón
sacaban de los bosques del Líbano los troncos para construir naves con
que trasladarse de Ofir a Tarterio (370), en el Atlántico, y fundaron colonias
hasta en España y en Irlanda. |
|
La India fue el principal objeto del comercio marítimo y terrestre, por
ser el país de donde procedían los objetos preciosos, los tintes, el marfil,
las especias, que los indígenas aportaban a la confluencia de los ríos y
junto a los santuarios. Hasta por curiosidad se emprendieron algunos
viajes y Necao, rey de Egipto, después de haber puesto en comunicación
el Nilo con el golfo Arábigo, envió desde allí naves fenicias, que dando
la vuelta al África, volvieron por el estrecho gaditano. El Hércules
fenicio personifica a las numerosas colonias establecidas en las costas del
Mediterráneo y del Atlántico. Son concepciones poéticas, que poco
enseñan, los viajes de Ulises, que en un día llega a los confines del
Océano, y los de los Argonautas, que en un día también dan la vuelta a
Europa, llevando a remolque las naves a lo largo de las costas. A los
héroes de Homero les parece portentosa la travesía desde el África a la
Sicilia, cuando ya los Fenicios desafiaban el Océano. Heródoto viajó
bastante, e investigó y refirió muchas cosas, aun sin entenderlas; la
escasez de libros le dejó en la ignorancia de gran número de cosas, y
hasta de los descubrimientos de los Cartagineses. Los Griegos debieron
el conocimiento de éstos a Escílax de Caria (371), que citó por la primera vez
a Roma y Marsella. De ésta última ciudad salió Piteas, que navegó antes
de la época de Alejandro por las costas de la España y la Galia hasta la
Bretaña, y desde allí al Báltico. Los viajes de Ctesias y de Jenofonte
dieron a conocer la India y la Persia, pero más todavía los de Alejandro
Magno, que llevaba consigo un verdadero estado mayor de geógrafos y
naturalistas. Bajo sus sucesores, muchos exploraron y describieron
nuevos países; pero como estaban engreídos de su propia civilización,
despreciaban los países que visitaban, y sus incompletas descripciones se
resentían de ese menosprecio. |
|
La conquista de los Romanos derrocando las antiguas repúblicas
marítimas, impidió hacer ulteriores tentativas. Mas así como las victorias
de Alejandro revelaron la existencia del Oriente, las de Mitridates dieron
a conocer el Norte de Europa, y las de Roma el Occidente. En realidad,
los conocimientos científicos habían adelantado poco hasta entonces, y
Estrabón no supo mucho más de lo que se sabía 1100 años antes. Discute
si la Italia es un triángulo o un cuadrado, y cree que el mar Caspio
comunica con el Océano Septentrional. No tenía noticia de lo que los
viajeros habían referido de la Arabia y del centro del África. Pomponio
Mela, Dionisio, Plinio son compiladores; pero en tiempo de Plinio se
descubrió la regularidad de los vientos que soplan periódicamente en los
mares situados entre el África y la India, la mitad del año del Sudoeste, y
la otra mitad del Sudeste; este descubrimiento dio nueva vida al comercio
de la India. Nadie fundaba la geografía en las matemáticas; pero
Tolomeo, un siglo después de Cristo, sirviéndose de las obras recogidas
en la biblioteca de Alejandría, aplicó las medidas de longitud y latitud,
dio un catálogo de los lugares con su respectiva posición; mas como
toma por base las medidas itinerarias de los mercaderes y de los
navegantes, se equivoca con frecuencia. |
|
En la antigüedad, cada uno colocaba a su país en el centro de la tierra.
Alrededor de este centro se hallaban distribuidos los pueblos civilizados,
y a lo lejos los extranjero, o bárbaros, designados por monstruos, osos o
monos, gigantes o pigmeos. La escasez de libros hacía que se ignorase lo
que ya se había hecho a escrito; suplíalos la imaginación. Y esta creaba
una Atlántida, o Gran Tierra, o Continente Croniano, que se suponía
haber existido más allá de las Columnas de Hércules, asilo de delicias,
que se había sumergido en el mar. Redonda o cuadrada, la tierra se
suponía dividida en cinco zonas, dos heladas, a los extremos, dos
templadas, y una tórrida en el centro. Se suponían habitables las dos
templadas, sin que se pudiese pasar de una a otra (Sueño de Escipión). |
Edad Media |
Los primeros misioneros cristianos llegaron a remotísimas comarcas,
mas fue para el bien de las almas y no para el de la ciencia. Otro tanto
hicieron los Mahometanos, algunos de los cuales fueron expedidos por
los califas a visitar colonias musulmanas, hasta Samarcanda y China; y
los hubo que, poco después del año mil, pasaron el estrecho y
encontraron islas que llamaron Azores por las muchas aves de esta
especie que allí había. |
Edrisi |
Los califas hicieron medir y delinear sus posesiones. Poseemos
muchos viajes de musulmanes, entre los cuales sobresale Edrisi (372), que
por encargo de Roger de Sicilia escribió las Peregrinaciones de un
curioso que va a explorar las maravillas del mundo, en cuya obra explica
las indicaciones de un globo de ochocientos marcos de plata que aquel
rey había mandado construir. Ibn Batuta (373), de Tánger, hacia el año 1300,
se puso en camino con el objeto de conocer hasta qué punto se había
extendido el islamismo. Benjamín de Tudela, hebreo, viajó por la
Palestina, la India, la Etiopía y el Egipto, buscando los progresos de la
religión mosaica. |
Escandinavos |
Los Escandinavos, adiestrados en las correrías por mares
tempestuosos, descubrieron las Hébridas, la Islandia, desde la cual se
adelantaron hacia un país que llamaron Groenlandia, y de allí al Vinland,
que parece debía estar situado en Terranova; lo que supone que llegaron
al continente americano. |
982 |
1380 |
|
|
Nicolás y Antonio Zeno, venecianos, visitaron y delinearon aquellas
tierras, y colocaron a más de mil millas al Oeste de Frisland, y al Sur de
Groenlandia, dos costas llamadas Estotiland y Droceo, que
corresponderían a Terranova, Nueva Escocia y Nueva Inglaterra; y
designaron un pueblo culto, que debía ser Méjico o la Florida. En esto se
fundan los eruditos daneses para pretender que a ellos se debe el
descubrimiento de América. |
|
Entre los viajeros europeos, el más ilustre es el veneciano Marco Polo
(cap. 148), que en la China y el Japón estuvo en la Corte de los Mogoles. |
Mapas |
Los primeros mapas se atribuyen a Anaximandro, discípulo de
Tales (374). Eratóstenes aplico a los mismos la graduación gnómica, pero
con la proyección plana, a cuyo método sustituyó Hiparco el de los
meridianos convergentes. Es probable que las cartas que acompañan al
texto de Tolomeo hayan sido variadas a medida que se adquirían nuevos
conocimientos. El único monumento que nos han dejado los Romanos, es
la tabla de Peutinger, diseño muy grosero, sin proporciones, de veintidós
pies de largo y uno de ancho, que solo podía servir como carta itineraria
(cap. 78). En las bibliotecas se hallan mapas de la Edad Media, que se
iban perfeccionando paulatinamente; es notable el planisferio de fray
Mauro en el palacio ducal de Venecia, donde se encuentran marcados
hasta los países conocidos por los Árabes; el África termina en punta, y
se duda si está indicada la posibilidad de darle la vuelta, que tanto trabajo
costó y que se había olvidado. |
|
A esta empresa se lanzaron los Portugueses, y el príncipe Enrique
estableció en Sagres, en los Algarbes, una escuela de náutica, donde se
hicieron mapas mejores. |
|
El aliciente principal para los viajes era el comercio, y ya dimos una
idea de las caravanas y de las colonias. En la época de su grandeza, Roma
fue el mercado principal del mundo; después lo fue Constantinopla,
magníficamente situada. Uno de los géneros más importantes era la seda,
que se traía de la China; queriendo los Persas ejercer el monopolio de
este género, no permitían que fueran otros a buscarlo; de este modo
permanecieron los Griegos tributarios de los Persas en el comercio de
seda, hasta que, en tiempo de Justiniano, algunos misioneros trajeron
semilla del gusano que la cría y se plantaron moreras en Europa. |
|
La primera irrupción de los Musulmanes destruyó el comercio con los
Persas, con la India y con la China; pero lo continuaron ellos mismos
después. Basora arrebató sus ventajas a Alejandría; sus monedas, que se
hallan en Rusia, en la Bukaria, en la Noruega, atestiguan sus frecuentes
relaciones con estos países. También iban los Árabes a la China, por el
Kabul (375) y el Tíbet. Los Bizantinos, excluidos de los puertos árabes, iban
a la India, haciendo un largo trayecto y remontándose hasta Kiev en
Rusia. |
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La Europa se hallaba demasiado agitada por los invasores para poder
atender al comercio en grande escala; por esto mismo lo favoreció
Carlomagno. Las cruzadas, además de hacer considerar a Europa como
una sola nación, abrieron nuevos caminos y facilitaron establecimientos
comerciales, que proporcionaron riquezas sobre todo a las repúblicas
italianas. Los Genoveses y Venecianos marcharon al frente de los demás
países, abrieron el Egipto, llegaron a la China, mientras que del Norte
traían maderas, cáñamo, pez, cera y tuvieron grandes establecimientos en
Alejandría de Egipto, donde los Mamelucos les favorecían merced a los
derechos que cobraban de los negociantes. |
|
La conquista de Constantinopla pobló con colonias europeas el litoral
de Levante, pero los reinos que allí fundaron los latinos fueron de muy
corta duración. Sin embargo, los príncipes musulmanes, en vez de arrojar
de allí a los Europeos, comprendieron cuán útil era favorecerlos. Muchas
ciudades del Mediodía de Italia, además de Nápoles, Trani y Gaeta,
comerciaban con el África y con los puertos del Mar Negro. |
|
En Francia el comercio no se avivó hasta que Luis IX adquirió el
puerto de Aguasmuertas. En España, los Árabes introdujeron sus
costumbres mercantiles, el cultivo del azúcar, del algodón, del azafrán, y
las preparaciones del papel, del cordobán y del alumbre. Los Berberiscos
llevaban a las costas septentrionales del África los productos de la
Nigricia. |
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Alimentaban el comercio las especias y demás productos de la India,
mayormente la pimienta, tan común entonces como ahora el azúcar, la
goma, el alcanfor, la sandáraca y las maderas tintóreas. Creció el
consumo de la seda, con la cual rivalizaban las pieles. Cada feudatario
fabricaba sus armas, pero las de mayor reputación eran las de Milán y de
Damasco. Los barrios de Brescia y del Friul dieron nueva exportación a
los Venecianos. Del Norte venían los pescados salados, sobre todo que
Guillermo Beukelzoon hubo inventado el sistema de salar los arenques. |
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Hasta el siglo XIII no se formaron compañías comerciales en
Inglaterra para traficar con Flandes, que adquirió singular vida por el
comercio y la fabricación de los tejidos, con lanas que compraba a los
Ingleses. El Parlamento de Oxford prohibió luego el exportarlas; y
Eduardo III, sacando partido de las discordias de los Flamencos,
prometioles entre otras cosas, buena vaca y buen carnero para que fuesen
a ejercer su industria en Inglaterra, como efectivamente hicieron. No
tardaron los mercaderes en adquirir la importancia que antes se daba
únicamente a los propietarios, a los legistas y a los guerreros. Pronto los
Ingleses tuvieron bancos en el Báltico y en las costas prusianas y danesas,
y la navegación por las costas enseñó a desafiar los peligros del Océano. |
Obstáculos |
El comercio halló un grave obstáculo en la piratería, que para los
antiguos no era más deshonrosa que hoy la conquista, y la vemos,
ejercida por los héroes de Homero. En la Edad Media se constituyeron
ciudades para ejercerla. Los Anseáticos trataron al principio de destruirla,
con no dar cuartel a los buques corsarios, y prohibir la compra de sus
presas. |
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Otro obstáculo era la prohibición del Papa impidiendo comerciar con
los infieles. Según el derecho de represalias, el que había recibido una
injuria, podía indemnizarse con los bienes y personas de los
conciudadanos del ofensor. En virtud del albinage, los bienes de un
extranjero pertenecían al señor en cuyas tierras muriese; y en virtud del
derecho de naufragio, todo buque que naufragaba en las costas era presa
del primer ocupante. |
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No había correos que permitiesen mantener correspondencia seguida;
se escribía poco; no se usaba apenas la comisión, sitio que el mismo
fabricante iba a vender o cambiar sus productos. |
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La Iglesia prohibió despojar a los náufragos; poco a poco se
introdujeron costumbres más humanas, a medida, que aumentaba el
comercio y se estipulaban tratados. |
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Hablamos ya del florecimiento de las ciudades italianas (cap. 147). La
industria se organizó en asociaciones jerárquicas, dentro de las cuales
quedaban colectivamente emancipadas las personas, cuya igualdad civil y
política no estaba generalmente reconocida, y fuera de las cuales no se
podían ejercer las artes y oficios. Los síndicos, los consejos, los
prohombres, las cámaras de disciplina contribuían a la educación
popular, al estímulo del trabajo y a la desaparición de los fraudes.
Establecidos los reyes, quisieron éstos aprovecharse de la ganancia de los
súbditos laboriosos, exigiendo tributos, gabelas y tasas. |
El dinero |
El comercio daba importancia al dinero en efectivo. El cuño y título
de la moneda variaban hasta el infinito, de modo que se estipulaba la
verificación de los pagos en moneda de tal o cual país determinado. Hubo
después cambiantes lombardos, sieneses y florentinos, que recibían
cantidades en depósito, y las iban entregando a medida que llegaban
órdenes del depositante. De esto se pasó al uso de las letras de cambio. |
|
Fundáronse también bancos de depósito o de crédito, como los de
Venecia y de Génova, que empleaban los capitales impuestos e
instituciones útiles, en empresas y hasta en conquistas. |
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Gran preponderancia adquirían los Judíos, los cuales, no pudiendo
comprar tierras, empleaban sus capitales en el tráfico, mayormente en
préstamos, en cuyo negocio les imitaron los Lombardos. Eran crecidos
los intereses, sobre todo donde estaba prohibida la usura, pues los
prestamistas se hacían pagar el peligro que corrían. |
|
Los Frescobaldi, los Bardi, los Peruzzi, los Capponi, los Acciajuoli,
los Corsini y los Ammanati de Florencia eran en el siglo XIV los
banqueros más célebres de Inglaterra y de los Países Bajos. |
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Los seguros marítimos, al principio de uso poco habitual, se hicieron
obligatorios poco después del año mil. |
Derecho marítimo |
Las ligas marítimas más antiguas eran las de Rodas, adoptadas por los
antiguos. Un catalán o un italiano recogió en el siglo XII las costumbres
de los puertos del Mediterráneo, según las cuales, los cónsules de los
diferentes países juzgaban en las cuestiones marítimas. A ejemplo de
estos usos, se recogieron también los del Océano bajo el título de
Juzgado de Olerón. Las Ordenanzas de Wisby estaban en vigor en el
Norte. De estas leyes de diferente origen surgió un cuerpo de derecho
marítimo, que después fue común a toda Europa. |
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En 1403 Venecia estableció el primer lazareto, donde habían de hacer
cuarentena los buques procedentes de países infestados. |
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Toda persona culta debe conocer con más detalles que no caben en un
compendio las razones que movieron a Colón y la constancia con que
efectuó su empresa, cuya originalidad no consiste en el buscar tierras
nuevas, sino en el aventurarse más adentro en el Océano, para llegar a la
India siguiendo un rumbo opuesto al de costumbre. Habiendo estudiado
los libros peculiares, y consultado matemáticos y pilotos, se persuadió de
que la tierra era esférica y de que no debía distar más de 4000 millas de
Lisboa la provincia del Catai descrita por Marco Polo. Allí podría
convertir a la religión de Cristo millares de hombres, y adquirir riquezas
tanto para invertirlas en sufragio de las almas del purgatorio, como para
reconquistar la Tierra Santa. Después de haber sufrido las penalidades y
los desdenes que el mundo guarda siempre para los genios, Colón zarpó
de Palos con tres naves, y ancló en San Salvador, una de las islas
Lucayas, de donde trajo a España algunos salvajes y riquezas. En seguida
fue encumbrado hasta las nubes; diéronle grandes promesas y auxilios
para continuar la empresa; alentados con ellas, millares de aventureros
acudieron a la India (tal creían que era el nuevo continente), pero de
pronto estallaron desórdenes, se indisciplinaron los advenedizos; la
avidez de oro hizo cometer crueldades contra los indígenas; se
desencadenó la envidia contra Colón, que a lo último fue encadenado y
devuelto así a España, donde los Reyes Católicos, que le habían
prodigado promesas impróvidamente, se las negaron con deslealtad, y él
murió de abatimiento, sin saber que había descubierto un nuevo mundo al
que otro iba a dar nombre. |
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1492 |
1506 |
|
Los Portugueses, que habían tratado de impedir la empresa de Colón,
procuraron oscurecer su descubrimiento. Pretendían que España, al
ocupar el nuevo territorio, violaba los derechos que les había concedido
Martín V sobre aquellas tierras; pues, según el derecho de entonces,
tocaban al Papa las islas y las regiones nuevas. Alejandro VI marcó sobre
el mapamundi una línea del Polo Ártico al Antártico, a 100 leguas de
distancia de las Azores; y cedió a Portugal el país anterior, y a la España
el posterior a la línea divisoria. |
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Extendiéronse los descubrimientos y las conquistas; Alonso de Ojeda
costeó desde Venezuela hasta el cabo de la Vela; Pedro Alonso Niño
llegó hasta la Colombia; Vicente Pinzón tocó en el Brasil y vio el río de
las Amazonas. Francia e Inglaterra, envueltas en guerras intestinas, no
participaron de aquellas primeras glorias; pero apenas se vio tranquilo, el
inglés Enrique, VII mandó al veneciano Cabot, que reconoció a
Terranova y desembarcó en el Labrador y en la bahía de Hudson,
buscando el camino de las Indias por la parte del Noroeste. El portugués
Álvarez de Cabral ocupó el Brasil; Sebastián Cabot penetró en el
inmenso Río de la Plata y descubrió el Paraguay; Lucas Vázquez de
Ayllón (376) fundó una colonia entre las dos Carolinas, a ochocientas leguas
del punto donde por primera vez desembarcó Colón. |
1499 |
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1526 |
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Entre tanto, otros habían encontrado ya el mar Pacífico; Ponce de
León descubrió la Florida; Álvarez de Pineda reconoció el golfo de
Méjico, y Juan de Grijalva la Nueva España. Vasco Núñez de Balboa
fundó la primera colonia española del continente en Santa María de
Darién, y de la cumbre de la cordillera vio el inmenso Océano (golfo de
Panamá), que después se llamó el Pacífico, y entró vestido y armado en
el mar, tomando posesión en nombre de España. Ignorábase aún si entre
el mar del Sur y el Atlántico había un pasaje que permitiese dar la vuelta
al mundo. Quiso verlo Fernando Magallanes, que al servicio de Carlos V
penetró, por el estrecho que conserva su nombre, en aquel mar que había
saludado Balboa; y si bien fue muerto él en defensa de un rey aliado, su
nave volvió a España por el lado opuesto, habiendo dado la vuelta al
mundo en tres años y catorce días. Los relatos de tan maravillosos
acontecimientos eran recogidos de boca de los navegantes por doctos
italianos, que los divulgaban, ya para satisfacer la curiosidad, ya por
espíritu de erudición cosmográfica, con harto pocas de aquellas
particularidades características, que aún hacen inestimable lo poco que de
ellas recogió después Juan Bautista Ramusio. Américo Vespucio, primer
piloto de España, no hizo notables descubrimientos, pero en cartas
dirigidas a Lorenzo de Médicis, describió sus viajes, y los nuevos países
empezaron por esto a llamarse tierra de América. Más tarde se hicieron
historias de viajes, descripciones y toda clase de estudios. Los estadistas
indagaban las nuevas producciones; los filósofos investigaban la
naturaleza de aquellas razas diferentes, la civilización, la educación, la
procedencia de aquellos pueblos, que no todos merecían el calificativo de
bárbaros. La literatura tenía un nuevo campo abierto con la descripción
de aquellos inusitados climas, de aquellas aventuras maravillosas y de
aquellas poéticas costumbres. |
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1520 |
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Contábanse maravillas del país que Grijalva había descubierto (cap.
186), y el gobernador de Cuba confió la empresa de irlo a ocupar a
Hernán Cortés, el cual con diez naves, la mayor parte descubiertas, 600 o
700 hombres, 18 caballos, 13 mosquetes, y 14 cañones de poquísimo
calibre, se dirigió a conquistar un imperio mayor que el de Alejandro. El
ancho valle, al rededor de los dos lagos de Tezcuco (378) y de Chalco,
llamado Anahuac (país entre los mares), elevado 2200 metros sobre el
mar, es centro del imperio de Méjico, que se extendía entre el mar
Pacífico y el Atlántico, desde el 14º al 21º de latitud Norte. Era
antiquísima su civilización, puesto que el año 544 de Cristo entraron en
el país los Toltecas, y encontraron un pueblo culto con artes e
instituciones buenas; sabían fundir los metales, calcular el tiempo, erigir
templos y pirámides. Hacia el año 1170 llegaron a este país los
Chichimecas (379), gente más tosca, que vivía en cavernas, se mantenía de la
caza, estaba dividida en nobles y plebeyos, gobernada por un rey, y
rendía culto al sol. A estos siguieron otras siete tribus atraídas por la
belleza del país, y más civilizadas; los Tlascaltecas y los Acolúos,
mezclándose con los matrimonios, adquirieron cierta superioridad,
fundaron diversas dinastías, y sometieron a los demás pueblos para
establecerse en el Anahuac, en donde fundaron hermosas ciudades. La
nación de los Aztecas apareció en 1244, y fabricó en medio del lago la
ciudad de Méjico (Tenochtitlán); adoraban a Huitzilopochtli (380), al cual
ofrecían víctimas humanas; tuvieron reyes que sojuzgaron a los países
vecinos, hasta Moctezuma (381) que ocupaba el trono cuando llegaron los
Españoles. |
|
Los Mejicanos no carecían de ninguna de las artes útiles y poseían
muchas de las bellas; fabricaban magníficamente; elaboraban el oro;
escribían con jeroglíficos; usaban granos de cacao en vez de dinero;
divertíanse en teatros. En las escuelas, se enseñaba a los muchachos el
arte de labrar la tierra y la madera, y ganarse la vida con ello. FI gobierno
era feudal; los conquistadores, que gozaban de todos los derechos,
dominaban a los vencidos, que carecían de todos. El imperio se componía
de los tres Estados de Méjico (382), Tezecco (383) y Tacuba (384), cada uno con su
rey y nobleza propia, pero confederados los tres bajo la supremacía del
emperador; muchos príncipes poseían dominios inamovibles. Atendíase
mucho al cuidado de las armas. Las tierras estaban divididas entre la
corona, los nobles, los comunes y los templos. |
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La religión era austera e intervenía en todos los actos de la vida. Mas
como fue destruida completamente, no es mucho lo que con certeza
conocemos de su esencia. Reconocíanse, al parecer, dos principios, el del
bien (Teol) y el del mal (Tlecatecolotol). Huitzilopochtli, personificación
del sol, dictó su propio culto y daba oráculos. Los templos (teocalli) eran
elegantes y estaban servidos por numerosos sacerdotes, por varias
órdenes monásticas y por una especie de vestales. Eran comunes los
sacrificios humanos en un pueblo tan afable, y hacíase mercado o comida
de los cadáveres de las víctimas. Los calendarios eran más perfectos que
el romano, y de singular semejanza con el japonés; conocían la causa de
los eclipses y la revolución anual de la tierra; entendían la geometría y la
topografía; y recuerdan los usos de Egipto las pirámides escalonadas, las
momias encerradas en cajas pintadas, el uso de la pintura jeroglífica. La
arquitectura abundaba en columnas, pilastras, cornisas, mascarones; y
encontráronse luego ruinas de ciudades, ya olvidadas en tiempo de la
conquista. |
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Asombráronse los Mejicanos de ver desembarcar en su costa a
aquellos Europeos, y los caballos, y las armaduras, y los fusiles les
hicieron creer que venían del cielo. Moctezuma reinaba entonces sobre
treinta poderosos caciques, de un mar al otro; había sojuzgado todas las
provincias, a fin de que no faltasen víctimas a los dioses. Cortés fundó a
Villarrica de Veracruz, estableció un consejo soberano en nombre del rey
de España, quemó las naves para quitar a los suyos la esperanza de
volverse, y habiéndose aliado con algunos caciques, se dirigió contra la
capital. Trató de granjearse las simpatías de los indígenas por medio de la
dulzura, pero además de las iniquidades de los suyos, él mismo empezó a
derribar los ídolos, y por consiguiente acabó por mostrarse intolerante y
cruel. |
1520 |
Descorazonado Moctezuma, solo supo acudir a las asechanzas; pero
también en estas era inferior a los Españoles, que quedaron atónitos al
ver a Méjico, en medio del ancho lago, con bosquecillos y jardines,
70000 casas, tiendas, canales navegables, 50000 góndolas, e
indescriptibles riquezas en el magnífico palacio real. Cortés osó prender a
Moctezuma; lo encadenó y obligó a reconocerse vasallo de Carlos V,
haciéndole ofrecer un presente de 600000 marcos de oro puro, además de
muchas alhajas. No se le pudo reducir a mudar de religión, pero se
suspendieron los sacrificios humanos. Exigía Cortés más oro;
subleváronse los grandes contra tantos ultrajes, y Moctezuma murió de
pesar. Habiendo perdido tan preciosa prenda, los Españoles se vieron
obligados a retirarse. Matemozin, sucesor de Moctezuma (385), les venció
varias veces, haciendo numerosas víctimas. Por último quedó la victoria
por Cortés, el cual se apoderó de las ciudades, de los tesoros y del rey. |
1533 |
No era ya una colonia, sino un gran imperio conquistado. No tardaron
en acudir aventureros, hasta el número de 200000. Cortés les dio leyes,
fabricó la nueva capital sobre las ruinas de la antigua, enterrando los
canales; florecieron allí las artes y la cultura europeas; los vencidos
tuvieron que servir, pero no fueron destruidos, y hasta nuestros días han
vivido descendientes de Moctezuma. Entre los vencedores se
desarrollaron todos los vicios de la fortuna y del poder. |
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Cortés presentose triunfante en Toledo; pero Carlos V destinó otro
virrey a Méjico. Entonces Cortés se puso al frente de nuevas
exploraciones en la California, país desgraciadísimo, pero rico en oro, y
de allí pasó a la Nueva Galicia y a las islas del Pacífico; mas también esta
vez fue víctima de la acostumbrada ingratitud, y aquel gran conquistador
murió oscuro en Sevilla, a la edad de sesenta y dos años. |
1547 |
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La conquista de Méjico reanimó el espíritu aventurero. Balboa,
después de atravesar el istmo de Darién (cap. 185), tuvo noticia de que
había un gran pueblo hacia el Mediodía, muy rico en metales. Era el
Perú. Pedrarias Dávila llego a ser virrey y asesinó a Balboa; pero en vez
de los tesoros imaginados solo halló disgustos; casi todos sus aventureros
murieron, y los restantes amenazaban a los caciques, hasta que la
empresa de sujetar al país fue asumida por Francisco Pizarro, hombre
rudo y valiente, que se había acostumbrado a la fiereza en las guerras de
Italia. Habiéndose procurado una nave en Panamá, se adelantó hacia el
Perú, y encontró en todas partes apariencias de industria, de trato, cultos
los hombres y los campos, y una ciudad toda oro y plata. Acudieron
nuevos aventureros y Pizarro se dirigió a Cuzco, capital de aquel país,
llena de bellísimos edificios y estatuas. Aún hoy causan admiración los
restos de caminos, canales y diques de aquella época. La fama atribuía
aquellas construcciones a una gente de barba y vestidos diferentes de los
modernos, simbolizados en Manco-Capac; procedentes del Septentrión
hacia el año 1100, habían enseñado el culto del sol, la agricultura, el
gobierno, y fundada la dinastía de los Incas. Estos reinaban como
soberanos absolutos con regular administración, e imponiendo una
obediencia casi monástica a la muchedumbre, dividida en Castas de
oficios, sin propiedad particular. Sacrificaban al sol conejos, frutos y
harina, y las 1500 vírgenes a él consagradas, no podían ser vistas más que
por el emperador. |
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1527 |
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El rey Atahualpa acogió con toda clase de atenciones al aventurero, el
cual destruyó toda resistencia y le hizo prisionero, cogiendo un botín que
superaba las exageraciones de la mayor codicia; y sin perder un solo
hombre degolló a 4000. Atahualpa prometió, en cambio de la libertad,
llenar de oro la habitación en que se encontraban, hasta la altura a que se
pudiese llegar con la mano (386). Entonces principiaron los indígenas a
llevar oro, y ya tenían reunidos 75 millones, cuando los conquistadores
no supieron contenerse más, y arrojándose sobre ellos se lo repartieron.
Muchos regresaron con su botín a Europa, donde desde aquel momento
principió a encarecerse todo. |
1532 |
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Mas no por esto se puso en libertad a Atahualpa, quien, después de un
ridículo proceso, fue ahorcado. El oro justificaba a Pizarro, que había
conseguido apoderarse de Cuzco, donde encontró inmensos tesoros.
Manco Capac se hizo vasallo de España para ser elegido emperador, e
insinuó a los súbditos la obediencia; sin embargo, los aventureros
continuaron saqueando. Pizarro y Almagro se hicieron mutua guerra a
causa de los territorios a cada uno señalados. Almagro murió en el
patíbulo. Manco Capac se retiró a los Andes, y con él terminó el imperio
de los Incas. Pizarro, maldecido de amigos y enemigos, fue degollado.
Todas las pasiones se desencadenaron en aquel país ya tan infortunado.
En vano Carlos V trató de realzarlo uniéndolo a la corona; aquella
inmensa población quedó reducida a 3 millones, con la necesidad de
negros para el cultivo. No alcanzaron a remediar el mal la instrucción
introducida, ni la Universidad fundada en Lima en 1545. |
1536 |
1531 |
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En un tercio de siglo, los aventureros se habían esparcido por todo el
nuevo continente, sin piedad para con una raza que consideraban inferior
y un país del cual solo pensaban sacar súbitas riquezas. Mientras unos
explotaban los países conocidos, otros se arrojaban a descubrimientos y
conquistas. |
|
Los Españoles y Portugueses no habían podido ponerse de acuerdo
acerca de la posesión de las islas Molucas.
Don Pedro Mendoza de Castilla obtuvo el título de gobernador de los
países comprendidos entre el río de la Plata hasta el estrecho de
Magallanes, sin conocer lo que se le señalaba; en la embocadura del
inmenso río fundó a Buenos Aires; se descubrieron sus grandes
confluentes, el Uruguay, El Paraguay y el río Salado; fundaron la
Asunción, y en todas las colonias allí establecidas, hubo las
acostumbradas opresiones, guerras y odios recíprocos. Los cantones que
se habían sometido pacíficamente se constituían en municipios, bajo el
mando de un español. |
1535 |
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Juan de Ayala se dirigió en busca del paso entre el Atlántico y el Mar
de las Indias, penetró hasta las fuentes del Paraguay, y llegó a establecer
comunicaciones entre el Perú y el gobierno de la Plata. |
|
Según las noticias de los Indios había en el interior un país riquísimo,
todo oro (El Dorado). Gonzalo Pizarro, con trescientos cincuenta
Españoles y cuatro mil Indios, se dirigió a explorar aquel país, realizando
una expedición tan memorable por sus descubrimientos como por sus
aventuras. Pero El Dorado fue siempre el sueño de los aventureros, sin
que ninguno lo encontrara, como tampoco el canal entre los dos océanos.
Se exploró el río de las Amazonas, que atraviesa casi todo el continente
meridional. |
|
En Chile, lengua de tierra entre el gran Océano y la cordillera de los
Andes, estaba sujeto a los Incas, los cuales ordenaron a los habitantes que
se sometieran a los Españoles. Allí fueron edificados Santiago y otras
siete ciudades que fundó Valdivia. Pero los indígenas se sublevaron
varias veces, y se tuvo que introducir una administración separada de la
del Perú. |
1541 |
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Fundáronse otros establecimientos en la Tierra-Firme (Colombia), y
Venezuela fue vendida a la casa de Welser de Augsburgo. Gonzalo
Jiménez, en busca siempre de El Dorado, llegó a Bogotá, donde fue
recibido con grandes fiestas; allí encontró una corte regular, una
civilización tradicional, y magníficos edificios; pero lo misioneros no
podían salvar a los indígenas de la fiereza y la codicia de los
conquistadores. Habiendo dado muerte a los gobernantes, los Españoles
fundaron el reino de Nueva Granada, cuya capital fue Santa Fe. |
|
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1537 |
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España poseía entonces en el Mediterráneo la Sicilia y las Baleares; en
África Ceuta, Orán, Mazalquivir, Melilla y el Peñón de Vélez; en el
Atlántico las Canarias; en Asia las Filipinas; en América las islas
primitivas, La Española, Cuba, Puerto Rico, de los Caribes, la Trinidad,
Santa Margarita, La Roca, Orchila, Blancas y algunas de las Lucayas; al
Mediodía el Perú, Chile, la Tierra-Firme, el Paraguay y el Tucumán; al
Norte el antiguo y nuevo Méjico, la California y la Florida. En nada
aumentaron la prosperidad de España aquellos riquísimos países, porque
cayeron en manos de quienes eran inexpertos en el arte de gobernar y
desconocían la ciencia económica. Las maravillas de la conquista se
debían a la actividad particular; el gobierno no aspiró a establecer el
comercio con los indígenas, sino que quiso poseer el suelo, para extraer
el oro que contenía, y considerarlo como perteneciente, no al Estado, sino
a la corona. Los reyes no conocieron nunca, o no quisieron emplear los
medios de hacerlo prosperar. El sistema colonial lo encaminaba todo a
enriquecer la metrópoli. La gente misma que en España había dado
pruebas de tanta laboriosidad en la agricultura, no se aplicó, en el nuevo
continente, más que a procurarse oro. Los países se consideraban como
conquistas, que el rey concedía a quien mejor las pagaba,
distribuyéndolas, con la carga de censos, entre los conquistadores, que
redujeron a estado normal la servidumbre de los indígenas. |
|
Carlos V aumentó los impuestos de los Indios y de los propietarios
con la alcabala, tasa del cinco por ciento sobre toda venta al por mayor, y
que después fue aumentada hasta el catorce. Los tributos fueron en
aumento. Estaba prohibido plantar vides y olivos, en las colonias, y se
tenía que comprar el aceite y el vino en la madre patria. Estaba también
prohibido todo tráfico hasta de colonia a colonia, debiendo ir todo de
España y venir a España. Era, pues, un delito capital el comerciar con los
extranjeros. Estaba determinado el número de buques que debían salir de
los puertos, de qué puntos, y por dónde debían ir. De este modo afluía el
oro a España; pero esta se figuró poder con eso comprar cuanto le hacía
falta, y dejó morir la agricultura y la industria; de modo que el oro que
recibía, pasaba a Italia, a Inglaterra, a Holanda, a los países que a costa de
España se enriquecían, merced a sus florecientes manufacturas. |
|
Los nuevos Estados americanos no estaban en relaciones mutuas. Los
viveres ejercían su despotismo en un país que no conocían ni apreciaban.
Todos dependían del Consejo de Indias, qua era el principal de la
monarquía. |
|
España no exterminó a los indígenas, los cuales, una vez bautizados,
adquirían los mismos derechos que los conquistadores. Era permitida la
mezcla de razas por medio del matrimonio. Las leyes estaban llenas de
palabras humanas. Había Blancos naturales de Europa; Criollos nacidos
de europeos en América; Mestizos, hijos de blancos y Americanos;
Mulatos, hijos de blancos y negros; Zambos, hijos de negros e Indios; los
Indios, o sea la raza indígena de color bronceado; y los Negros de raza
africana. Pero el Chapetón, Español puro, despreció siempre a los
criollos, y todas las clases se odiaron mutuamente. |
|
La mita (387) era un servicio corporal, que debían prestar todos desde
diez y ocho a cincuenta años, mayormente para la extracción de
minerales. Por el repartimiento estaban obligados los gobernantes a
suministrar a los Indios los objetos de primera necesidad, disposición
muy oportuna al principio, pero que degeneró en torpe especulación,
obligando a los Indios a comprar de los peores vestidos, mulas enfermas,
granos deteriorados, todo a crecidos precios, como si fuera de superior
calidad. |
|
Concíbese fácilmente que se acelerase la ruina de las colonias y de la
metrópoli. Más tarde el mal se reparó algún tanto con los privilegios,
pero el remedio no podía llegar más que con la libertad. |