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31

Concepción Gimeno de Flaquer, El problema feminista, p. 10.

 

32

Concepción Gimeno de Flaquer, «A los impugnadores de la mujer», capítulo I de La mujer española, pp. 33-45.

 

33

Concepción Gimeno de Flaquer, «La mujer estudiosa», en El Álbum Ibero Americano, n.º 7, 22 de agosto de 1892, pp. 77-80.

 

34

Ibidem, pp. 89-92.

 

35

Concepción Gimeno de Flaquer, «No hay sexo débil», en El Álbum Ibero Americano, n«1, 7 de enero de 1893, p. 3.

 

36

Concepción Gimeno de Flaquer, «No hay sexo débil (conclusión)», en El Álbum Ibero Americano, n.º 2, 14 de enero de 1893, pp. 17-20.

 

37

Según decía en La mujer de su casa. E. Rubiños, Madrid, 1883: «¿Y en qué consistirá que se instruye a los jóvenes para que sean abogados, médicos, arquitectos, y no para que sean buenos padres?»; «Ahora, hace poco, un grupo no muy numeroso, pero muy escogido, hace una revolución en el mundo intelectual, proponiéndose al instruir a los niños y a los jóvenes, educarlos al mismo tiempo, y prepararlos, ante todo, para que sean personas primero, y después ingenieros o naturalistas. Pues esto que se inicia en la educación de los hombres hay que hacerlo con la de las mujeres, procurando que cultiven sus más elevadas facultades, que purifiquen sus sentimientos, que enfrenten en lo que puedan tener de desordenados sus instintos, que fortifiquen y ennoblezcan su carácter, y entonces, cuando sean personas más perfectas, serán mejores madres, por que la perfección de la madre, como la del padre, no puede consistir en la aplicación parcial de ciertos elementos humanos, si no en la total de cuanto constituye la mujer y el hombre, como ser inteligente y afectivo». O en el Congreso Pedagógico Hispano-Portugués de 1892: «Es un error grave, y de los más perjudiciales, inculcar a la mujer que su misión única es la de esposa y madre; equivale a decirle que por sí no puede ser nada y aniquilar su yo moral e intelectual»; «Lo primero que necesita la mujer, es afirmar su personalidad, independientemente de su estado, y persuadirse de que, soltera, casada o viuda, tiene deberes que cumplir, derechos que reclamar, dignidad que no depende de nadie, un trabajo que realizar e idea de que es una cosa seria, grave, la vida, y que si la toma como juego, ella será indefectiblemente juguete», publicado en «La educación de la mujer», Boletín de la Institución Libre de Enseñanza, n.º 377, 31 de octubre de 1892, pp. 305-312.

 

38

Concepción Gimeno de Flaquer, «El alma de la humanidad», en El Álbum Ibero Americano, n.º 24, 30 de diciembre de 1892, pp. 285-286. Véase también Concepción Gimeno de Flaquer, «Esposa y madre», en El Álbum Ibero Americano, n.º 21, 7 de diciembre de 1892, pp. 247-248. La idea está planteada en C. Gimeno de Flaquer, La mujer española, y sigue insistiendo sobre la misma en Concepción Gimeno de Flaquer, «Acción social de la madre», en El Álbum Ibero Americano, n.º 4, 30 de enero de 1909, pp. 38-39.

 

39

M. C. Simón Palmer, Escritoras españolas del siglo XIX, p. 364.

 

40

Recensión de Viriato Díaz y Pérez, «Madres de hombres célebres», en El Álbum Ibero Americano, n.º 40, 30 de octubre de 1895, p. 476.