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En 25 de abril del año 387.

 

102

La emperatriz Justina, que era arriana, perseguía a San Ambrosio porque no había querido ceder a los arrianos una iglesia; y estaba tan enconada contra él, que envió a su casa un asesino para que le matase, al cual, yendo a ejecutar el golpe, se le quedó yerto el brazo y sin movimiento alguno.

 

103

Éste fue el origen de la costumbre que siguió la Iglesia de Occidente de cantar himnos y salmos. San Ambrosio entonces compuso muchos himnos, que cantaban los fieles en la iglesia; y al mismo tiempo que servían a Dios de alabanza, a ellos les servían de consuelo en la dura y cruel persecución que padecían.

 

104

Fue este descubrimiento de los cuerpos de San Gervasio y Protasio a 17 de junio del año 386, según Mr. Tillemont, aunque Baronio lo aplica al año siguiente.

 

105

Como este suceso fue un año antes de que recibiese San Agustín el Bautismo, por eso dice que todavía no corría él tras la fragancia y aromas que Dios comunicaba a los fieles.

 

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Con esta frase me parece quiere significar San Agustín la libertad con que ya respiraba su corazón, cuando antes oprimido suspiraba.

 

107

Este Evodio fue después obispo de Uzales, y se hizo muy ilustre por su virtud, por su ciencia y por los muchos y grandes servicios que hizo a la Iglesia. Este mismo es con quien habla San Agustín en el libro De quantitate animae, y en los De libero arbitrio.

 

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En el poco tiempo que se detuvo en Roma, volviendo de Milán para África, escribió un libro De las costumbres de la Iglesia católica, otro De las costumbres de los maniqueos y el ya citado De la cuantidad del alma y los Del libre albedrío; de los cuales el segundo y el tercero dice que los concluyó estando ya en África.

 

109

La muerte de Patricio fue en el año 371, y habiendo quedado sola, tuvo más proporción para no perder de vista a su hijo Agustín y seguirle a Cartago, a Milán, a Casiciaco y a todas partes adonde él iba, hasta morir en Ostia con él a la cabecera.

 

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En estos siervos entiende aquí San Agustín a los que en otras partes llama santos, por estar especialmente consagrados a Dios y dedicados a su culto, como los eclesiásticos, los religiosos, las monjas.