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Cançión de la segunda orden de la terçera gerarchía

98     «¡O primero y postrimero
Redemptor y Criador,
Dios y ombre verdadero,
tú morirás en madero
porque biva el pecador!
    Tú serás cruçificado,
pero después que murieres,
el limbo será robado
con los que Tú redimieres,
mas es de fuerça primero
que tú, forçado de amor,
Dios y ombre verdadero,
seas muerto en el madero
porque biva el pecador.»

99     Los novenos más perfectos
y de más alta ralea,
seraphines muy discretos
que los divinos secretos
juegan siempre de bolea,
con honesto continente,
acabado el canto todo,
cantaron muy dulçemente
este romançe seguiente
en un muy suabe modo:


Romançe que cantó la novena orden, que son los seraphines

100     Gozo muestren en la tierra
y en el limbo alegría;
fiestas hagan en el çielo
por el parto de María,
no halle lugar tristeza
en tan plazentero día,
pues que oy de una donzella
el Hijo de Dios nasçía
humillado en carne humana,
para que por esta vía
se repare en nuestras sillas
lo que en ellas fallescía.
¡O alta fuerça de amor!
Pues que tu dulce porfía
no sólo le hizo ombre
mas a la muerte le enbía,
digamos al sacro niño
con suave melodía:


Deshecha del romançe

101     Eres niño y as amor;
¿qué farás quando mayor?
    Pues que en tu natividad
te quema la caridad,
en tu varonil edad,
¿quién sufrirá su calor?
    Eres niño y as amor;
¿qué farás quando mayor?
    Será tan bivo su fuego
que con inportuno ruego
por salvar el mundo çiego
te dará mortal dolor.
    Eres niño y as amor;
¿qué farás quando mayor?
    Arderá tanto tu gana,
que por la natura humana
querrás pagar su mançana
con muerte de malhechor.
    Eres niño y as amor;
¿qué farás quando mayor?
    ¡O amor digno de espanto!
Pues que en éste niño sancto
has de pregonarte tanto,
cantemos a su loor:
    Eres niño y as amor;
¿qué farás quando mayor?


Torna a la istoria

102     Acabadas las canciones
y ya çesados los cantos,
hizieron dos proçesiones
las çelestiales legiones
de aquellos ángeles sanctos,
y después de despedidos
de la madre y del infante
con alegres alaridos,
súpito fueron sobidos
al çielo más elegante.

103     Quedaron acá en el suelo,
en la casa pobrezilla,
aquella reina del çielo,
aquella nuestro consuelo,
virgen madre sin manzilla,
y tanbién su desposado,
con el niño divinal,
en aquel portal honrado
que fuera mejor llamado
paraíso eternal.

104     Pasavan tan pobremente
y con tan estrecha mengua,
que de piedad la gente
les diera de buenamente
quánto pidiera su lengua,
mas el pobre, verdadero
Redemptor, Adam segundo,
menospreçiaba el dinero
por mostrarnos el sendero
del menospreçio del mundo.

105     Pues la su cama quál era
en sólo dezirlo peno:
una dura pesebrera,
vigones por cabeçera
y por colchones el heno,
do estava con tal afán
nuestro sacro sancto niño,
que sin dubda dél podrán
dezir bien aquel refrán:
«como galgo en el escriño».


Reprehende las ponpas y regalos de los grandes con la pobredad y pena del Señor

106     ¡Ay de vos, enperadores!
¡Ay de vos, reys poderosos!
¡Ay de vos, grandes señores,
que con agenos sudores
traés estados ponposos!
¡O grandes, quán de llorar
es a vos lo del pesebre!
¡O pobreza singular!
¿Quién te puede contemplar
que su sobervia no quiebre?

107     ¡O locos desvariados,
si pensáis, por ventura,
que de ser muy delicados
que viváis tan regalados
os demanda la natura!
¡O cegado entendimiento,
llégate al pesebre y vey
en su tierno nasçimiento
quán poco regalamiento
ha de menester el rey!

108     ¡O niño rezién nasçido
de dos reales linajes!
¡Quán regalo conosçido
son al cuerpo enduresçido
nuestros delicados trajes
quando tus miembros sagrados
con tan poco se conportan!:
¡o grandes, quán condenados
son en esto los brocados
que los vuestros sastres cortan!


Descúlpase del aver nombrado en el primero trasunto

109     Algunos grandes avía
en este paso nombrados,
a quien yo reprehendía
la sobrada demasía
de sus sonados estados,
y la conçiençia me afruenta,
que paresçe infamaçión:
pues por tenella contenta
yo los rayo desta cuenta
y les demando perdón.


Prosigue las reprehensiones

110     Mas hablando en general,
de todos los grandes guay,
pues todos andan con mal
y de temor humanal
quien reprehenda no ay.
¡O brocados mal gastados
en las faldas de las dueñas,
quando los descomulgados
van al infierno dañados
por unas deudas pequeñas!

111     Trahen truhanes vestidos
de brocados y de seda;
llámanlos locos perdidos,
mas quien les dá sus vestidos
por çierto más loco queda,
y muchos sanctos romeros
porque no dizen donaires
con pobreza de dineros
andan desnudos en cueros,
por los campos, a los aires.

112     En galas y en conbidar
que se gasten diez mil cuentos;
pues al tiempo del justar,
vía sastres a cortar
y rastren los paramentos,
y las doblas a montones
que bailen por los tableros,
mas las sanctas religiones
que pasen tres mil passiones
a falta de limosneros.


Exclamaçión contra la destroidora costumbre de nuestros grandes

113     ¡O dolor digno de lloro,
que las entrañas lastimas!
¡O tan perdido tesoro!
¡Colorar las vigas d'oro,
de seda vestir las rimas,
y los pobres lazerados
mostrar las carnes al çielo,
andar los desventurados
hanbrientos, envergonçados,
teniendo por cama el suelo!


Exclamación a la paçiencia de Nuestro Señor

114     ¡O Señor, di quál bondad
detiene la tu justiçia!
¡O Señor, quál piedad
enfrena la crueldad
que meresçe tal maliçia!
Mas mucho temo, Señor,
o me engaña el pensamiento,
que les dexas por peor
el su ponposo dulçor
como el del rico avariento.

115     Aunque paresca en aquesto
del propósito apartarme
del sacro niño propuesto,
que en el pesebre fue puesto
a temblar por calentarme,
pero pues su pobredad
agora me da ocasión,
quiero dezir la verdad
por peligro y çeguedad
de aquellos que grandes son.


Pone las peligrosas ocasiones de las grandezas

116     Si nunca falta en la tienda
de qualquier estado grande
luxuria para que ençienda,
codiçia para que prenda,
sobervia para que mande,
con estas tales vezinas
de las grandezas ponposas,
¡o letor!, tú te adevinas
que tras las ricas cortinas
moran sierpes peligrosas.


Pone exemplo de la luxuria

117     El dulçor y abastança
de la cama y paladar
engendró la malandança
por do vino la vengança
do se llama el Muerto Mar;
ser tan grande Salomón,
dio lugar a sus passiones,
por do su gran discreçión
la quemó fornicaçión
hasta tornarla carbones.


Prueva lo de la codiçia por razón

118     Es la codiçia yo creo
en los baxos la más poca,
porque refuerça el deseo
como las fuerças Anteo
cada vez que en tierra toca,
y por esta falsa maña
el tragar de la moneda
a quien della más apaña
le pone más brava saña
para robar lo que queda.


Exemplo de la sobervia

119     Hizo ser la dignidad
muy soberbio a Theodosio;
quánta fue la crueldad
que le dio la potestad,
preguntaldo a San Ambrosio,
porque su poder mandar
con desvocado alvedrío
le hizo, sin delibrar,
siete mil ombres matar
por un solo desvarío.

120     Y por estas ocasiones,
tan prestas para caer,
¡o poderosos varones!,
más vale no tener dones,
más vale grande no ser,
más vale poco tener,
pues que quando el alma bote
es muy çierto que ha de ser
qual el preçio del comer
tal la paga del escote.


Concluye con la istoria

121     Por aquesto el Redemptor
la carrera de salud
en portal de labrador,
de bestias, que es lo peor,
començó en su juventud,
en lo qual, mira qué hablo,
nos mostro doctrina tal
que para huir del diablo
es más seguro el establo
que no la casa real.


Comiença la revelaçión del ángel a los pastores

122     Pasemos de los señores,
quel ángel dellos pasado
es ya ido a los pastores,
pobrezillos pecadores,
a do están con su ganado;
andemos, aína, andemos,
con congoxoso deseo,
porque a tal hora lleguemos
que todos juntos cantemos
Gloria in exçelsis Deo.

123     Corramos por ver siquiera
aquella gente aldeana
cómo se turba y altera
en ver de nueva manera
en el aire forma humana,
diziendo con gran temor
el uno al otro temblando:
«Cata, cata, Juan Pastor,
y juro a mí, pecador,
un ombre viene bolando.»


Responde el otro pastor

124     «Sí, para San Julián,
ya llega somo la peña;
purr'acá el çurrón del pan;
acogerm'e a San Millán,
que se me eriza la greña
y mi muça colorada,
para que si a mí se llega,
porque no me haga nada
le haga la revellada
a huer de la palaçiega.»


Respondió el otro pastor

125     «Yo lo veo, prometo a mí,
de que puedo aquellotrar
que del día en que nasçí
yo nunca tal cosa ví,
nin pastor deste lugar;
dacá yérguete, Minguillo,
enantes que él nos vea,
y nuestro poco a poquillo
por tras este colladillo
vamos dillo al aldea.»


Habla el otro pastor

126     «A la he, bien lo querría,
mas estoy tan pavorido
que mudar no me podría,
según es la medrosía
que en el cuerpo me ha metido,
y tanbién si mientras vamos
bolando desaparesçe,
cata, Juan, dirán que entramos
o que borrachos estamos
o quel seso nos fallesçe.»


Replícale el otro

127     «Tú eres hi de Pascual,
el del huerte coraçón;
torna, torna en tí, zagal,
sé que no nos hará mal
tan adonado garçón;
pónteme aquí a la pareja
y venga lo que viniere,
que la mi perra bermeja
le sobará la pelleja
a quien algo nos quisiere.

128     Y si de aquí nos mudamos
a dezillo a la villa,
por mucho que nos corramos
como crees, Domingo Ramos,
buela como aguililla;
mas paresçe mejor es
convidallo a un presado
y sabremos bien quién es,
porque quiçá después
espantarnos ha el ganado.»


Respondió el otro pastor

129     «¡O, pésete mal grado!
Calla, calla, Juan Pastor,
que si es algún pecado
que viene así asombrado
a meternos en pavor...
Mas ponte la tu çamarra,
la que tienes de holgar,
y tienpla bien tu guitarra,
y yo con una piçarra
començemos de bailar.

130     Y saquemos el cucharal
y tanbién mi caramillo,
y llamemos a Pasqual,
porque nunca vio atal,
y a su hermano Minguillo;
mas juro a mí, pecador,
que me tiene aquellotrado,
que ni sé si es encantador
o si ombre malhechor,
que todo estó espantado.»


Responde el otro

131     «Aturemos, jura Diego,
pues que te estoy en gasajo,
y si nos habla bien luego
harás presto del huego
para guisalle un tasajo,
que no puedo ismaginar,
hablando, Mingo, de veras,
que ombre sepa bolar
si no es Juan Escolar,
que sabe d'encantaderas.

132     Minguillo, si as mirado,
iñoras su vestuario;
verás quán pinto y parado
al que se viste el untado
para entrar al sanctuario;
jura hago que ismagino,
aunque nesçio rabadán,
que éste a Zacharías vino
en el ofiçio divino
a dezille lo de Juan.»


Torna a la historia y pone la revelaçión del ángel

133     Mientras están altercando
con su rudez inocente,
llega el ángel relumbrando
y coménçoles cantando
a dezir muy dulçemente:
«¡O pobrezillos pastores,
todo el mundo alegre sea,
quel Señor de los señores
por salvar los pecadores
es nasçido en vuestra aldea!

134     Es ya vuestra humanidad
por éste Hijo de Dios
libre de captividad,
es fuera la enimistad
dentre nosotros y vos,
y vuestra muerte primera
con su muerte será muerta,
y luego que aqueste muera
sabé quel çielo os espera
a todos a puerta abierta.

135     No curéis de titubar;
yo os daré çierta señal:
id a do suelen atar
los que vienen a conprar
sus bestias en el portal,
do sin más pontifical,
¡o varones sin engaños!,
veréis en carne mortal
la persona divinal
enpañada en pobres paños.»

136     El ángel questo dezía,
angelical muchedumbre
se llegó a su conpañía,
que cantavan a porfía
con çelestial dulçedumbre
las eternas maravillas
de la bondad soberana,
el reparo de sus sillas,
el lavar de las manzillas
de toda la carne humana.

137     Y después que así cantaron
muy gran gloria al Dios eterno
y la paz nos predicaron,
subieron por do baxaron
al su reino sempiterno;
quedaron con sus ganados
los pastores de consuno
medio muertos, espantados,
mas después en si tornados
començó a dezir el uno:


Torna a hablar Juan Pastor

138     «Minguillo, dacá levanta
no me muestres más enpacho,
que según éste nos canta
alguna cosa muy sancta
deve ser éste mochacho,
y veremos a María,
que, jura hago a mi vida,
ahún quiça'l preguntaría
en que manera podía
estar virgen y parida.»


Responde Mingo

139     «Para San Hedro, te digo
que puedes asmar de tanto
que si no fueses mi amigo
allá no huese contigo
según que tengo el espanto,
que oy a pocas estava
de caer muerto en el suelo
quando el ombre que bolava
oiste cómo cantava
quera Dios éste moçuelo.

140     Mas no quiero estorçejar
de lo que tú, Juan, as gana,
pues que tú fuiste a bailar
quando te lo fui a rogar
para las bodas de Juana;
mas lleva tú el caramiello,
los albogues y el rabé,
con que hagas al chequiello
un huerte son agudiello,
que quiçá yo bailaré.

141     Pues luego de mañanilla
tomemos nuestro endeliño
y lleva tú en la çestilla
puesta alguna mantequilla
para la madre del niño,
y si están aí garçones,
como es día de domingo,
harás tú, Juan, de los sones,
que sabes de saltejones,
y verás quál anda Mingo.

142     Por ende, dacá vayamos,
quede a Perico el ganado,
mas cata si allá llegamos
que entremos juntos entramos,
que estoy muy amedrentado,
que según el embaraço,
medrosía y pavor
que con aquel su collaço
que vimos, todo me enbaço
de ir delante el Señor.

143     Llamemos a Pascualejo,
el hi de Juan de Trascalle,
para que mire sobejo
aquel claror tan bermejo
que relumbra todo el valle;
¡quán claro que está el otero!
Te juro a San Pelayo
para ser cabo el enero
nunca ví tal relumbrero
ni aunque fuese por el mayo.

144     Garçones de branca bría
trobejan con un moçuelo;
cata, cata, qué alegría,
jura mí que juraría
que son ángeles del çielo;
lieva, lieva, revellado,
que yo te juro a San Hedro
de te apostar el cayado,
si quiero correr priado,
de llegar antes de Pedro.

145     ¡O bien de mí, qué doncella
que canta cabo el chequito!
¡Mira qué boz delgadiella!
¡Mal año para Juaniella,
aunque cante boz en grito!
¡O hi de Dios, qué gasajo
abrás, Mingo, si la escuchas,
ni aun comer migas con ajo,
ni borregos en tasajo,
ni sopar huerte las puchas!

146     ¿No sientes huerte plazer
en oir aquél cantar?
¡O, cuerpo de su poder,
no me puedo contener
que no lo vaya a mirar!
Mira quanto gran luziello
en Belém el aldiuela;
llama, llama a Turibiello,
tañerá su caramiello
y tú la tu cherumbela.

147     Yo tañeré mi arrabé
que tengo en la mi hatera,
el que viste que labré
después que me desposé,
andando en el enzinera;
quanto yo todo m'acuetro
con su cantiga perheta,
ca tú, Mingo Galleta,
repica la çapateta
a huer de marras apuetro.»


Habla el auctor

148     Ençendidos y animados
con sus matiegas razones,
dexaron desamparados
sus hatos y sus ganados
los pastoriles varones,
y llegados al lugar
con deseoso talante,
meresçieron de hallar,
de mirar y de adorar
nuestro divinal infante.

149     Tornados ya de groseros
de conosçer tan sabido,
quieren ser los primeros
christianos y pregoneros
del gran misterio ascondido;
todos tres encontinente
después del niño adorado
comiençan públicamente
a descubrir a la gente
el secreto revelado.


Cuenta el un pastor todo lo que avía visto

150     El uno dixo en consejo:
«¡O, si vieras, hi de Mingo,
nieto de Pascual el Viejo,
en un pobre portalejo
lo que oímos el domingo;
con los cantares que oí
tan huerte me aquellotrava
que, juro al poder de mí,
del gasajo que sentí
el ojo me reilava.

151     Ví salir por el collado
claridad relampaguera,
aunque estava ençamarrado
dormiendo con mi ganado
en esta verde pradera;
los zagales con la dueña
cantavan tan huertemente
que derramé so la peña
el leche de mi terreña
por mijor parallo miente.

152     Y más te digo de veras,
que aun antes rodeando
las ovejas parideras,
de somo las conejeras
ví los ángeles cantando;
yo te juro y te rejuro
que un niño relumbrava,
quel rebollar de trasmuro
y el cotarro más escuro
huerte lo iñorava.

153     El tempero ventiscava
de cabo del regañón;
el çierço, asmo que elava;
el gallego lloviznava
por todo mi çamarrón,
mas viendo cantar de vero
con la gaita los garçones.
desnuyé la piel de cuero
por correr asmo ligero
a notar las sus canciones.

154     Vílos claros como el rayo,
y al muedo de sus cantares,
¡a la he!, dexé el mi sayo
y bailé sin capisayo
por somo los escobares,
y tome tanta alegría
con su linda cantadera,
que a sobejo paresçía
que panar se derretía
por la mi gorgomillera.

155     Aún tengo en la mi mamoria
sus cantos, asmo que creo
unos gritavan vitoria,
los otros cantavan groria,
otros indaçielçis Deo,
otros Dios es pietatis,
otros et in tierra paz
homanibus vanitatis,
otros buena voluntatis,
otros abondo que más.»


Muestra el actor por qué razón ha puesto estas pastoriles razones provocantes a riso

156     Porque no pueden estar
en un rigor toda vía
los arcos para tirar,
suélenlos desenpulgar
alguna pieça del día;
pues razón fue declarar
estas chufas de pastores
para poder recrear,
despertar y renovar
la gana de los letores.

157     Por ende, ningún liviano
no lo juzgue a liviandad,
pues nuestro linaje humano
tiene tan flaca la mano
después de su enfermedad
que si la nuestra derecha
non consuela la esquierda,
es por fuerça que quien flecha
nuestra natura contrecha
le quiebre el braço o la cuerda.


Oración en fin de la natividad en nonbre de la dicha señora doña Juana de Cartagena

158     Con la alta señoría
del sancto niño nasçido,
¡o gloriosa María!,
por el gozo deste día
con reverencia te pido
que me hagas tal servienta
del sacro hijo admirable
que en la ora de la afruenta
yo, pecadora, le sienta
piadoso y favorable.


Comienza la istoria de la circuncisión del Señor

159     Aunque en estilo grosero
contado cómo nasçiste,
contemos, Sancto Cordero,
aquel martirio primero
que en tu niña hedad sufriste
cuando con tu gran dolor,
pasados los días ocho,
por nuestra culpa, Señor,
del pedaço engendrador
cortaron el esgamocho.

160     Porque de tu humildad
nos quedase claro modo,
que no por necessidad,
pues tu sacra humanidad
estava linpia del todo,
ni por la madre bendicta,
de la carne enfeçionada
agena, librada, quita,
por la tu gracia infinita
que la tovo preservada.


Dexa de hablar de la concepción por no hazer cosquillas a ninguno

161     Sobre esta preservación
por excelentes doctores
ay muy gran disputación
entre nuestra religión
contra los predicadores;
mas pues todos nos fundamos
en la cathólica intención,
por amor que no riñamos
es bien que sobreseamos
las pruevas desta questión.


Toca una razón de la concepción de Nuestra Señora en general

162     Mas mi pobre parescer,
salva su mejor sentencia,
es que la sacra muger
de quien avia de nascer
la divinal excelencia,
no sólo la concepción
sin pecado original,
mas es suya de razón
la más alta perfeción
después de la divinal.


Torna a la istoria de la circuncisión

163     Para su tiempo y sazón
olvidada esta disputa,
veamos en conclusión
la sacra circuncisión
por qué causa se secuta
y cómo quando el cuchillo
rompe la carne divina
el niño llora en sufrillo,
el viejo tiembla en oíllo,
la virgen madre se fina.

164     Quando la muger paría
en aquel tiempo pasado,
al primer octavo día
qualquier varón que nasçía
le hazían circuncidado
por divinal mandamiento
hecho a sólo el judaísmo,
el qual circuncidamiento
entonces por sacramento
les valía del baptismo.


Pone la causa principal porque mandó Dios a los judíos circuncidarse

165     La causa deste mandar
en esta razón la fundo:
que fue querer señalar,
apartar, santificar,
éste pueblo en todo el mundo,
porque entre toda naçión
singularmente se nombre
la su alta perfeçión,
pues de su generaçión
se esperava el Dios y ombre.


Pone la segunda causa y la razón de ella

166     Allende de ser señal
por la cabsa ya nombrada,
fue medecina del mal
de la culpa original
desdel comienço heredada,
y por çierto así conviene
porque justa cura aya,
que por el miembro que viene
quanto mal ombre sostiene
por aquel mesmo se vaya.

167     Otras mil ordenaciones
acordó Dios de les dar
por quitar las ocasiones
con tales ocupaciones
del su presto idolatrar,
que sin deverlas ser dadas
por figuras del Mexías,
eran gentes mal domadas,
que en no estando exerçitadas
buscavan mil gullurías.


Pone que las muchas cerimonias de los judíos, dexado de ser figuras, las pedía su rexosa condiçión. Comparación

168     La bestia desenfrenada
que non tiene boca buena,
ha, para ser sujuzgada,
de menester la barvada
de eslavones de cadena,
mas la bestia que se umilla
a lo que su dueño manda,
abasta para regilla
una pequeña lesnilla,
pues tiene la boca blanda.


Aplica

169     Así este pueblo crudo,
judaico, de mala boca,
que fue siempre cabeçudo
y en son del más sesudo
muchas vegadas más loco,
si se hallava holgado
se tornava tan ufano
que para ser enfrenado
era menester forçado
de traer sobervia mano.

170     Antes si Dios los tratara
con la mano blanda sola,
en tanto los estragara
que después tanto montara
el freno como la cola,
mas según la cerviz dura
destas gentes porfiosas,
dávales siempre en figura
en la su Ley de Escriptura
cerimonias trabajosas.


Torna a la istoria

171     Dexemos ya de hablar
de su pasada miseria
porque podamos tornar
a proseguir y contar
nuestra prinçipal materia
para ver por quál razón
tú fueste çircunçidado,
o por quál obligaçión
sufriste la puniçión
siendo libre del pecado.


Pone dos razones por que la ley del çircunçidar no obligava a Ihesuchristo

172     Que Tú, Señor, obligado
no eras a esta ley
por no ser enfeçionado
en el tiempo que engendrado,
y por ser divinal rey,
que por razón natural,
saliendo de linpia madre,
es tu materia humanal
sin la culpa paternal,
pues no tovo ombre padre.


Pone la primera razón de la çircunçisión del Señor

173     Pero Tú, que desçendiste
a ser luz de perfeçión,
aunque no lo mereçiste,
entre los otros quesiste
sofrir la çircunçisión
para que puedan mejor,
¡o sacro niño divino!,
conoscer en tu dolor
su descomulgado error
Manicheo y Valentino.


Añade otras tres razones

174     E fue tanbién por demostrar
a la Ley la obediençia,
fue tanbién por aprovar
el legal çircunçidar
con tu pena y tu presençia,
fue tanbién porque querías
demostrarles claramente
que de aquéllos desçendías
a los quales fue el Mexías
prometido de su gente.


Pone otra razón

175     Fue tanbién porque tomando
sobre tí tal pena amarga
tú, la carga conportando,
nos fueses ya descargando
la pesada legal carga,
porque en tu mayor tormento
se confirme y se concluya
lo del Viejo Testamento,
do tomara nasçimiento
el dulçor de la Ley tuya.


Prosigue la istoria

176     Por aquesto en conclusión
¡o infante divinal!,
un venerable varón,
según la constituçión
de aquel consejo eternal,
tomo su cultro en la mano
para te çircunçidar;
¡o Redemptor soberano!
¿Quál fue coraçón humano
que tal pudo comportar?


Exclamaçión a la çircunçisión del Señor

177     ¡O mano sin conpassión,
un solo poco te ten,
ca no consiente razón
pasar sin exclamaçión
un tan esmerado bien!
¡O preçioso Redemptor!
¡O deidad encarnada!
¿Qué diré yo, pecador,
de tan áspero dolor
en carne tan delicada?

178     Mejor será que no fable
y llore amargosamente,
pues mi culpa abominable
te çircunçida inculpable
y te tormenta inoçente;
¡o loable curador!
¡O nuevo modo de cura,
que traspase el Criador
sobre sí todo el dolor
por sanar la criatura!

179     ¡O soberana bondad!
¡O nuestro mayor abrigo!
¡O divina caridad!
Sufre ya la crueldad
que tienes junta contigo,
que la culpa cometida
de nuestro padre primero
no puede ser remetida
sin ser tu carne ferida,
¡o nuestro sancto cordero!


Concluye la çircunçisión

180     Con un tan triste dolor
qual su gran lloro demuestra,
el viejo, con gran temor
te çircunçidó, Señor,
por la sola culpa nuestra,
y la tu madre sagrada
con la sangre que corría,
ençendida y ensañada,
la color toda mudada,
con gran angustia dezía:


Exclamaçión llorosa de Nuestra Señora

181     «¡O dolor muy razonable!
¡O razón muy dolorosa!
¡O hijo tan venerable,
no siento cómo te hable
mi passión muy ansiosa!
¡O tormento apassionado!
¡O pena tan desmedida,
quel dolor desordenado
del hijo çircunçidado
el alma me çircunçida!»


Exclamaçión para començar a hablar de la çircunçisión christiana

182     Contenplad, desconosçidos,
en este lindo dechado,
¡o ombres mal gradesçidos,
borrachos enbeveçidos
en el dulçor del pecado!
Contenplad la reverençia
que a su mesma Ley Dios muestra,
contenplad la obediençia
de tan sangrienta sentençia,
contenplad la poca vuestra.


Otra exclamaçión

183     ¡O castellana naçión,
çentro de avominaciones!
¡O christiana religión,
ya de casa de oración
hecha cueva de ladrones!
¡O mundo todo estragado!
¡O gentes enduresçidas!
¡O templo menospreçiado!
¡O paraíso olvidado!
¡O religiones perdidas!

184     Venid y çircunçidad
no la carne, que es vedado,
mas las obras de maldad,
la perversa voluntad,
el tienpo non bien gastado;
los clérigos, las simonías,
el robar los caballeros,
los frailes, ipocresías,
las henbras, hechizerías,
y los ricos sus dineros.

185     Çircunçiden los logreros
sus usuras vergonçosas,
y los fructos los dezmeros;
çircunçiden los plateros
sus alquimias engañosas;
los questores, lo que piden
do justa razón non sienten;
los traperos çircunçiden
no las varas con que miden,
mas las lenguas con que mienten.

186     Çircunçiden los salvajes
el su maldito deporte;
los galanes y los pajes
no çircunçiden los trajes,
pues tan cortos son en corte
quanto yo, si se rompiesen
las calças que andan de fuera,
no siento que se cubriesen
si como Adán no pusiesen
las dos fojas de la higuera.

187     Çircunçiden las mugeres
aquella llama ençendida,
aquellos locos tañeres,
aquellos breves plazeres
que a vezes cuestan la vida;
çircunçiden las orejas
las donzellas por tal arte
que no oyan las consejas
de las alquiladas viejas
que vienen de mala parte.

188     Çircunçiden nuestras damas
el anchor de sus faldillas;
çircunçiden de sus camas,
de sus carnes, de sus famas,
las vergonçosas manzillas;
los cortesanos, sus rallos,
juramentos y promesas
deven de circunçidallos
quando están muy hechos gallos
delante las portuguesas.

189     ¡O monjas! Vuestras merçedes
deven de çircunçidar
aquel parlar a las redes,
el escalar de paredes,
el continuo cartear,
aquellos çumos y azeites
que fazen el cuero tierno,
aquellas mudas y afeites,
aquellos torpes deleites
cuyo fin es el infierno.

190     Çircunçiden las justiçias
su garçisobaco fino;
los letrados, las maliçias,
y los viejos las codiçias,
pues están ya de camino;
çircunçiden los señores
el tornarse mercaderes,
que no son de unos colores
virtudes, graçias, honores,
y los flamencos aferes.

191     Y los viçios de sus greys
çircunçiden los perlados,
y çircunçiden los reys
el quebrantar de las leys
por amor de sus privados,
y el privado verdadero
çircunçide este resabio:
que no sea más lisonjero
con su rey que fue con Nero
el de Córdova el gran sabio.


Que se çircunçide la mala guarda de la Justiçia

192     Y çircunçide Castilla
el atreverse del vulgo
contra la perra Justilla
que vistes en la traílla
del pastor Mingo Revulgo,
si no, pues han barruntado
que no está la perra suelta,
vos veréis como priado
nunca medrará el ganado,
y el pastor con ello a buelta.


Que çircunçide el dormir de la Temprança

193     Justilla no sale afuera,
¡ay que guay de nuestro hato!,
porque mala muerte muera
duerme la otra Tempera,
perra de Gil Arribato;
¡o nigligente pastor,
vé, çircunçídale el sueño,
que en el día del dolor
hasta el cordero menor
te hará pagar su dueño!


Y la ceguedad de la prudencia

194     Pues la prudente ventora,
¡ay de la nuestra manada!,
ciega está la pecadora,
enloquecida a desora,
que ya no rastrea nada;
¡o cuitado rabadán!,
entraste en mala semana,
que todas las comerán
quantas reses aquí están
si esta perra no sana.


Y los cohechos de la Fortaleza

195     Azerilla desmayó;
ya, pastor, otra no queda,
y dicen que adolesçió
porque del agua bevió
en Burgos de la Moneda,
ca es un agua que empacha
a cualquiera que la cata;
tiene otra peor tacha:
que como vino emborracha
y jamás la sed amata.

196     Ovejas, gran miedo he
que vendrá presto la saña
do no valdrá dezir me
ni a los pastores sin fe
asconderse en la cabaña;
pues es la causa delito,
¡o ovejas castellanas!,
al remedio vos remito
daquel pastoril escripto
de las coplas aldeanas.


Fin de la çircunçisión

197     Pues todos çircunçidemos
el pecar, pues nos alexa
de la gloria que sabemos
al punto que la alcançemos
ser libres de toda quexa;
porque los glorificados
nunca están sin alegría,
¡o quán bienaventurados
serán los çircunçidados
en el espantoso día!


Oración en fin de la çircunçisión en nombre de la señora doña Juana

198     Redemptor, pues que sufriste
que por mí te atormentasen
en el tiempo que quisiste
por mí, pecadora triste,
que así te çircunçidasen,
por el dolor que a desora
sentiste y sentió contigo
la virgen Nuestra Señora,
suplico yo, pecadora,
que mores siempre comigo.


Comiença la istoria de los tres Reyes Magos

199     Dicho tu primer tormento,
¡o nuestro claro miralle!,
aquel alto adoramiento,
aquel sabio ofresçimiento
no está razón que se calle,
que los tres reys que venieron
de la parte oriental
con la más fe que podieron
te adoraron, te ofresçieron,
como a su rey divinal.


Aplícalo a reprehensión de nuestra poca devoción

200     ¡O quán gran reprehensión
para los tiempos de agora!
¡O quán poca devoción
daquesta nuestra nación
si el Señor no lo mejora!
De tanta tierra paganos
venieron por le adorar,
y los nuestros castellanos
no quieren salir, de ufanos,
desde su casa al altar.

201     Pues a su gran confusión
contemplen los tales fieles
con qué amor de coraçón
de tan estraña región
vinieron los reys infieles
por camino no sabido
sin poner dubda ninguna;
¡o amor tan encendido,
dar tres reinos a olvido
por ver un niño de cuna!


Pone la razón porque llamaron a estos tres Reys Magos

202     Con una sabia prudençia
para conservar sus leys
a los varones de sciencia
se dava la preminencia,
en aquel tiempo, de reys,
y con esta discreçión
se guardavan sin estragos,
ca según dize Platón
bien andante es la región
a do goviernan los magos.

203     Pues estos governadores
de quien habla nuestro metro
por ser grandes sabidores
alcançaron los honores
del ponposo real çetro;
pues si nuestro San Matheo
les da magos sobrenombres,
fue la causa, según creo,
porque magos en caldeo
quiere dezir sabios ombres.


Prosigue la istoria

204     Los altos entendimientos
destos varones reales,
lo más están intentos
en mirar los movimientos
de los cursos çelestiales,
ca según la profecía
de Valán y del estrella,
por çiençia de astrología
entendían saber el día
del parto de la donzella.

205     Contemplando, deseando,
esperando la tal prueva,
estando por ella orando,
un estrella relumbrando
allega con la gran nueva,
y para prueva mayor
de sus hablas y respuestas,
dentro de su resplandor
tray al niño Redemptor
con su dura cruz a cuestas.


Exclamaçión al niño que traía la cruz

206     ¡O paso muy dolorido
mas, por cierto, verdadero!
No sólo rezién nasçido,
mas en siendo conçebido
te dio pena este madero,
que en el vientre do yazías
en la tu divinal luz
manifiestamente veías
el triste fin de tus días
aver de ser en la cruz.


Compara y prosigue

207     Como haze el despertar
desparar las fantasías,
así hizo desterrar
todo el vano idolatrar
destos reys nuestro Mexías
con la luz esclaresçida
que los alumbra y recrea,
con la qual él los combida
que con quexosa partida
vayan a verle a Judea.

208     Ya parten con sus presentes
aquestos grandes señores
a ser entre los vivientes
los tres primeros creyentes
después de nuestros pastores,
trayendo por guiadora
fasta llegar a Belém
aquella estrella que agora
se les esconde a desora
cerca de Hierusalém.


Pone una razón del desaparesçer de la estrella

209     ¡O caridad tan sedienta,
que con tres reys excelentes
no estás harta ni contenta,
mas andas toda hambrienta
por tragar los inocentes!
Escuresçes el estrella
con una hambrienta gana
porque hallados sin ella
ençiendan nueva querella
en la embidia herodiana.


Añade otras dos razones

210     Y porque tus conbidados
¡o sacro niño bendicto!,
fuesen más certificados
escuchando a los letrados
lo que de tí era escripto,
y porque su devoçión,
¡o gran magestad divina!,
fuese muy gran confusión
a la perversa naçión
que te estava tan vezina.


Comparación

211     Quales con el mar airado
se congoxan los pilotos
descubriendo su cuidado
su temor desordenado,
lloros, promesas y votos;
quales andan los guerreros
quando al adalid han muerto
sin tino por los oteros,
estos christianos primeros
tales andavan por cierto.

212     Mas ya negada del çielo
la primera claridad,
seyendo forçado consuelo
de remediarse en el suelo
vánse dentro a la çibdad,
porque en grandes poblaçiones
ay quien sepa los caminos,
ay sabidores varones
que declaren las questiones
de los misterios divinos.


Comparación

213     Estavan los moradores
boca abiertos, alterados,
como están los labradores
quando en cas de los señores
miran los paños brocados;
los menudos se espantavan,
los letrados se corrían,
los señores se ensañavan
quando los reys les contavan
el nuevo rey que tenían.


Comparación

214     Al rey que está poderoso
levantársele rey nuevo
¡quánto le stá doloroso!
¡quánto le stá peligroso!:
con nuestro reino lo pruevo,
que puede ser bien testigo
desta causa de bollicio;
ya miráis en lo que digo,
que diz que es tu enemigo
el ombre de tu oficio.

215     De aqueste miedo se altera
Herodes y se demuda,
y quiere buscar manera
cómo el dicho niño muera;
por quitar sospecha y duda
y pensando de engañar
a los que ivan buscalle,
enbiólos luego a llamar,
so color de se informar
del niño para adoralle.

216     La cabsa de la passión
deste su temor humano
fue covarde suspeçión
de la real susçepçión
de Aristóbolo o Ircano,
temiendo de ser trocado
por legítimo heredero
porque estava en el reinado
más por fuerça que por grado,
en ser varón estrangero.


Comparaçión

217     Como haze la candela
quando alumbra las conpañas,
que con su luz les consuela
sin que de su mal se duela,
pues se quema sus entrañas,
así, lector, si lo veys,
aquestas gentes ebreas
se quemaron en sus leys
dando gran luz a los reys
con su propheta Micheas.


Prosigue la istoria

218     Los quales luego en entrando
todos tres en general,
como discretos, mirando
que deven dexar el mando
al gallo en su muradal,
fincáronse de rodillas;
a las cosas preguntadas
començaron a dezillas
y las nuevas maravillas
que les eran reveladas.

219     El uno dellos dizía
a los hijos de Abraán
según que se contenía
en aquella prophecía
del mal propheta Balaán,
ca según les prophetó,
Jacob antes que finase,
la estrella se les mostró,
aquel hebraico signo
que su pueblo governase.

220     Esta sentencia primera.
el segundo confirmava,
diziendo que cierto era
que una virgen pariera
el niño que se esperava
en el modo que Isaías
mucho antes escriviera
de una virgen Ezechías
que pariría al Mexías,
la virgen quedando entera.

221     El tercero y postrimero
pruévalo con Daniel
ser nasçido el cordero,
el Mexías verdadero,
en el pueblo de Israel,
el qual sobre esta razón
prophetizó Zaquaría
la sacerdotal unçión
quando el más sancto varón
al dicho pueblo vernía.

222     Jacob dixo adelante,
por más quitarnos de dubda,
que nasçiendo aquel infante
no avría verga reinante
en todo el tribu de Juda,
y pues todo enteramente
así se falla complido,
asaz se muestra patente
a qualquier ombre prudente
quel Mexías es venido.


Como se despidieron los Reyes Magos

223     Hecha su proposiçión
con tan fundada eloquençia,
todos tres, en conclusión
le hazen suplicaçión
que les quiera dar liçençia;
él les respondió que vayan,
pero con tal condiçión
que quando adorado le ayan,
ellos de vista le traigan
verdadera informaçión.


Conparaçión de quando tornaron a ver la estrella

224     La madre quel hijo llora
quando le dizen que es muerto,
si lo ve bivo a desora
está gran pedaço de ora
que no cree ser él de çierto,
y después de conosçido,
luego el maternal amor,
el lloro quedado a olvido,
haze el gozo tan cresçido
quanto primero el dolor.

225     Oída la prophecía
de Belén de Efrata,
tomaron los reys su vía
y la su primera guía
se les muestra clara ya,
con cuya çertinidad
de no perder el camino
van con gran seguridad,
seguiendo la claridad
daquel adalid divino.

226     Con ardientes coraçones
llegados do deseavan,
¡o en quán poquitos dones
aquestos sabios varones
grandes cosas señalavan!
Allí tu divinidad
fue temida y adorada,
fue tu real magestad
con tu sancta humanidad
conosçida y confesada.

227     Pues en el pobre portal
de las ricas maravillas,
la donzella virginal
que su hijo divinal
empañava en sus rodillas,
entraron súpitamente
con el su brocado arreo
las premiçias de la gente,
en sus manos gran presente,
en sus almas gran deseo.
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