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Correcciones al texto de un epígrafe métrico cluniense (CIL II suppl. 6.338 n = CE 238)

Sebastián Mariner Bigorra





Las importantes campañas de excavaciones actualmente en curso en la antigua Clunia han puesto a mi disposición, generosamente comunicados por el director de las mismas, doctor P. de Palol, toda suerte de datos numéricos y gráficos con respecto a la mencionada inscripción, harto tiempo esperados1, junto con una lectura segura de todos los elementos del epígrafe hoy subsistentes.

Son éstos en mayor número todavía que los observados por el primer erudito que publicó la lápida, don Rodrigo Amador de los Ríos2, pues los bordes laterales y el corte central que la divide en dos han sido convenientemente limpiados en la actual campaña de excavación. He aquí su noticia:

«Hübner publica de Clunia abundante colección epigráfica, desde el número 2.772 al 2.813; pero entre las coleccionadas por el docto epigrafista de Berlín no figuran de las inscripciones copiadas por nosotros, sino la siguiente, aunque en disposición no conforme con la lápida original, la cual se halla al lado izquierdo exterior del cementerio, diciendo:

Caracteres latinos

En el mismo costado izquierdo:

Caracteres latinos

Caracteres latinos

En el costado de la derecha figuran estos hexámetros no completos de un epígrafe notable:

Caracteres latinos

En el mismo muro del cementerio se distingue el siguiente fragmento...», etcétera.



La lectura de Amador de los Ríos pasó, sin más variación sustancial que VT en lugar de NT en el v. 1, al suplemento del CIL II con el número que figura en el título del presente trabajo. Mas la noticia sí fue, al parecer, sustancialmente alterada, por una equivocación fácil: lo que en la nota del historiador español es «en el costado de la derecha» (a saber, del cementerio, como antes había escrito «al lado izquierdo exterior del cementerio» y «en el mismo costado izquierdo»3) se convierte, en la redacción de Hübner, en un «in latere» puesto a continuación del epitafio de Primitivo, lo que lleva a suponer que se trataba, para él, de un epígrafe métrico existente en la misma pieza lapidaria que el prosaico (cf. el hecho de asignar a ambos una sola letra en la numeración: 6.338 n). Mas, lo pensara así Hübner o no, quien no cabe dudar de que se lo figuró en tal disposición es Bücheler, al ubicar el carmen «in latere cippi sic inscripti: d. M. i(inferis?) Primitius Sem. Paternae...», etc.

De aquí la idea, patente en el CIL y en los CE, de que PATERNA en el v. 3 del carmen designe a la dueña de Primitivo, o, de todas formas, sea un nombre propio: «memoria Horatiana [a saber, del ép. 2, v. 3: paterna rura bubus exercet suis] in v. 3 videtur casui tribuenda esse», anota Hübner; para Bücheler había todavía más: puesto a desconfiar de una copia que ofrecía incongruencias tales como la L antes de FEROCES y NT al lado de un GRATVS, llegaba a dudar de que fuese buena la lectura BV después de PATERNA RVRA, por creerla influida por la reminiscencia horaciana indicada: «nescio an fallente Horati memoria»; y, después de haberla admitido en la restitución que de este «carmen male descriptum» proporcionó a Hübner para el CIL, la modificaba en su texto de los CE, que, con otras muchas correcciones a Amador de los Ríos, aparece así entre los carmina escritos en septenarios trocaicos4:


S[iue] apr[os] feroces fudi, ut gratus uenanti s[eni,
seu] ceruos fugaces cep[i, ut er]am [d]elicio domus.
m[ihi] Paterna rura lu[strans] instaurauit me[moriam
quae] mihi post honore[s redd]a[t] continens ueri fide[m.



Ahora bien, el doctor Palol me observa que, aparte de tratarse de piezas diferentes, como ya consta en la nota de Amador de los Ríos, la lápida de Primitivo (lám. I, 1) es de ejecución mucho más tosca y probablemente de época bastante posterior, a juzgar por su letra. En principio, pues, nada obliga a establecer relación alguna entre dicho texto y el del epígrafe métrico.

De éste da el doctor Palol la siguiente lectura, correcta (cf. lám. I, 2; las letras fragmentadas, pero seguras, se dan aquí sin distinción; subpunteadas, las dudosas)5:

S APROSFEROCESFVDI ATGRATVSVENANTILOC
CERVOSFVGACESCEP AMELICIODOMVS
M PATERNARVRABV INSTAVRABITMEMOR
M MIIIIPOSTIIONORE MCONTINENSVERIFIDE
R · I

v. 1 (cf. lám. II, 1). La I de FVDI pudo ser también una E -otras posibilidades gráficas (L, F) no se justificarían-.

v. 2. La P de CEP pudo ser la R leída por Amador de los Ríos; pero no se piense que él pudiera verificar su lectura en condiciones mejores, pues es precisamente ahora cuando el corte se ha limpiado de un relleno de material usado para pegar ambas partes de la inscripción. La distancia que media entre la S final y la V precedente, algo chocante a primera vista, puede explicarse con probabilidad por una intención del tracista de compensar el mucho espacio que le quedaba al final de este verso en comparación con el margen que dejaban los demás. De todas formas, la inexistencia de separación de palabras en el epígrafe aconseja admitir que esta separación de la S no tiene mayor significación, y despreciar la sospecha que podría asomar de que el desconchado que aparece en el borde del mismo verso (cf. lám. II, 3), de forma semicircular, hubiese correspondido a alguna letra (C u O).

Caracteres latinos

Figura 1.

v. 3. Después de BV, un trazo vertical con muchísimas posibilidades (12) en el alfabeto latino, pero ninguna de ellas la S de BVSTVM, primer suplemento de Bücheler. Al final, después de la O, un trazo vertical con restos de continuación en su parte superior derecha, lo que -unido a las ventajas que reúne el contexto- abona la lectura arriba propuesta, MEMOR.

v. 4. La E del final, prácticamente segura por el sentido.

r. 5. Si lo que parece trazo inferior derecho de la R pudiese no haber sido sino un desconchado del mármol -de hecho, su trazado parece menos profundo y regular que el del resto de la letra y el de la I- una interpretación P(oni) l(ussit) sería viable. Con ello y con la suposición de que se tratara del final de la parte dedicatoria de la inscripción, añadida aparte y al margen del cuerpo de la misma, concordarían los detalles de disminución del tamaño de las letras, el empleo de abreviaturas y la interpunción6.

En efecto, como puede comprobarse en las láminas, ésta no existe en absoluto en los cuatro renglones largos del epígrafe: todos los puntos señalados por Amador de los Ríos (que no alcanzó a ver estas dos pequeñas letras) carecen, pues, de valor epigráfico, y deben interpretarse como meros signos de la división de palabras llevada a cabo por él7.

Por otra parte, y previa una nueva revisión de uisu de la pieza, el doctor Palol me corrobora, al menos como verosímil, la sospecha que le había yo comunicado a la vista de una primera fotografía de la misma, de que las letras ilegibles o gastadas supuestas a poco del comienzo de cada renglón por Amador de los Ríos, recogidas en el CIL y suplidas por Bücheler según ha podido antes leerse, no sean sino un par de estrías verticales de separación, interrumpida la de la izquierda en el renglón 3 para dar cabida al último trazo de la M precedente (cf. lám. II, 2). La separación podría corresponder: a) a dos partes de la inscripción, tal vez prosaica y onomástica la primera, métrica la segunda; b) a dos series de versos que debieran leerse una después de otra; c) a versos escritos de dos en dos; d) a miembros de unos mismos versos. Sea lo que haya sido, creo oportuno aducir en favor de mi opinión que la separación, aparte del papel que en ella puedan representar las estrías, viene también señalada -dada la inexistencia de espacio entre palabras en el texto a la derecha de aquéllas, a que ya he aludido-, por los que anteceden a APROS, CERVOS, PATERNA y MIHI en los respectivos renglones, siendo especialmente significativos los que preceden a estos dos últimos vocablos, comenzados sangrando con respecto a las estrías, al darse precisamente el caso de que lleguen a tocar a éstas las letras últimas de las palabras anteriores a las mismas.

Ahora bien, en cualquiera de las suposiciones anteriormente formuladas, y dentro de los esquemas usuales en metros trocaicos (esto es, tanto si después de la separación comienzan versos como si miembros de verso), un inicio como paterna sería inadmisible tanto en métrica cuantitativa como en la acentuativa. Inadmisibles, igualmente, feroces, fugaces, honore después de versos o miembros encabezados respectivamente por los pies apros, ceruos, mihi post. Todo lleva a pensar, pues, que nos hallamos ante versos yámbicos.

Hasta aquí creo haber pisado terreno firme: las correcciones de Palol a la lectura de Amador de los Ríos se imponen; la separación señalada por las estrías y el interespaciado es verosímil; la imposibilidad de un ritmo trocaico -y, a renglón seguido, de los suplementos (por lo demás, de extensión bastante desigual para un espacio tan parecido en cada renglón8) propuestos por Bücheler- se desprende como consecuencia lógica de la existencia de esta separación. A partir de aquí, en cambio, mis suposiciones se mueven únicamente en el terreno de lo conjetural.

Pues, al tratar de suplir de acuerdo con un esquema yámbico aceptable las partes perdidas, todos los versos menos el primero son reducibles a senarios (el verso de este ritmo más frecuente en la poesía epigráfica), en tanto que éste, y a antes de completar su vocablo truncado al final, rebasa el número de moras del senario; con mayor razón por la restitución loc[us, que parece obvia. Habría que admitir, pues, en el primer verso un pie sobrante con respecto a los otros tres. Por otro lado, la continuidad de sentido entre los versos así conservados no resulta ni clara, ni con mucho; lo que abre siempre la puerta a la sospecha de que o falten bastantes más letras que las que supondría un mero desgaste por corte en la parte central de la piedra, o que se trate sólo de una mitad de un texto que tendría otra perdida antes de la estría.

Es, pues, sólo a título de hipótesis que, para el caso de que realmente el texto poético fuera sólo el conservado casi por entero en la parte hoy subsistente del epígrafe; de que la porción de éste perdida en el corte y al final sea exigua -de la central daría la medida el trozo mutilado de la M del último verso, donde se leería HONOREM9- y de que el primer verso fuese hipermétrico, me decido a sugerir la siguiente restitución (los acentos señalan la vocal del tiempo fuerte de cada pie):


Aprós feróces fúdi -at grátus uénantí loc[ús-;
ceruós fugáces cép[er]am é lició. Domús
patérna rúra búr[i] instáurabít memór,
mihi póst honórem cóntinéns uerí fidé10.



Si se exceptúa la irregularidad indicada del primer verso, hipermétrico, el conjunto sería cuantitativamente correcto; incluso se nota una acusada tendencia a acercarse lo más posible al trímetro: es puro el segundo pie en todos los versos; el cuarto, en los vv. 2 y 4. La preferencia del senario de época imperial (p. ej., de Pedro) por el espondeo en el quinto pie se observa aquí en todos los versos menos en el 2; pero aun en éste dicho pie no deja de ser uno condensado (un anapesto). La cesura pentemímera es general.

Lápida

Lápida

Dentro, pues, del acervo epigráfico hispánico, la presente inscripción entroncaría, por su metro y estilo, con la votiva de Flavo Magilón, de Arellano (Navarra)11, si bien no revela la intensa inclinación de ésta a la coincidencia de tiempos fuertes y acentos (aquí sólo en nueve casos de entre los 25 posibles); pero sobre todo con la ritmada en senarios de entre las de contenido también venatorio dedicadas a Diana por el jefe de la Legión séptima gémina en León (CIL II 2660 = CE 1526), tan próximas, pues, en el espacio, lo que hace suponer que la región era especialmente adecuada para la caza mayor, y precisamente de las dos especies aquí mencionadas, a juzgar por las repetidas menciones que de ellas hace el indicado donante, Tulio Máximo, en los versos con que acompañó sus ofrendas.

Fechados éstos por Hübner a comienzos del siglo II (aeui Traiani), todas las características gráficas y los detalles métricos observados en el presente epígrafe sugieren la posibilidad de que haya sido grabado en el mismo siglo, por lo menos, que las dedicatorias de León.





 
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