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51

Op. cit., pp. 169-194.

 

52

Op. cit., vol. V, p. 137, nota 18.

 

53

Eduardo Gómez Baquero, El renacimiento de la novela española en el siglo XIX, Madrid, Mundo Latino, 1924, p. 39.

 

54

En su estudio del género en relación con la novela realista Sebold afirma sobre el referido libro de Montesinos que «pese a la reunión de datos útiles y fascinantes, la falta de método y claridad impide la iluminación de la cuestión anunciada en su libro (...) Pero lo más grave para la evaluación del arte de Mesonero en sí, lo mismo que de su contribución a géneros posteriores, es la presencia a lo largo de las páginas de Montesinos de cierta tesis secundaria sobreentendida: los costumbristas, más bien que cultivadores de un género propio, fueron novelistas fracasados -parece Montesinos decirnos una y otra vez entre líneas-; y por lo tanto no los pudieron tomar demasiado en serio grandes novelistas como Galdós y Pereda», art. cit., p. 362.

El propio Sebold emite una interrogante referida a la relación entre el cuadro y obra dramática, preguntándose lo siguiente: «¿Por qué no concluir al mismo tiempo que los cuadros de Mesonero son fracasos en cuanto obras dramáticas? En el fondo no sería más inexacto, porque El Curioso Parlante no ha pretendido cultivar ninguno de esos dos géneros, sino que sólo ha querido valerse de ciertas técnicas pertenecientes a ellos, en lo posible, en beneficio de otro género tercero; cosa que logró hacer admirablemente», ibid., p. 364. Teoría que suscribimos por completo y que sitúa en su justa medida no sólo la intención y valor de la obra costumbrista de Mesonero, sino también la relación existente entre el costumbrismo y la novela realista.

 

55

Tras un amplio cotejo de textos del propio Mesonero, Romero Tobar señala al respecto que «la nueva forma literaria, compartiendo con los dos géneros señalados el presupuesto estético de la imitación, se destaca de ellos a causa del vehículo material en el que se manifiesta -las publicaciones periódicas- y por las limitaciones de concentración y brevedad impuestas a estas publicaciones», art. cit., p. 251.

 

56

Vid. a este respecto E. Rubio Cremades, «Galdós y las colecciones costumbristas del siglo XIX», art. cit., pp. 230-257 y los trabajos citados de Russell P. Sebold, L. Romero Tobar y M.ª del Pilar Palomo, autora consciente de que el carácter antinovelesco propiciado por Montesinos «es absolutamente revisable», art. cit., p. 230.

 

57

Desde un punto de vista teórico sobre la novela existen inteligentes apreciaciones de los escritores costumbristas, como en el caso de Mesonero, autor que en sus artículos sobre la novela se adelanta en treinta años al concepto galdosiano de la sociedad presente como materia novelable. Vid., por ejemplo, sus artículos publicados en el Semanario Pintoresco Español, I, 1839, pp. 253-255 y 1840, pp. 261-263.

 

58

José M.ª de Pereda, Tipos y Paisajes. Segunda serie de Escenas Montañesas, Prólogo, Madrid, Imprenta de T. Fortanet, 1871.

 

59

B. Pérez Galdós, Los Apostólicos, Obras Completas, Madrid, Aguilar, 1970, II, p. 197.

 

60

Cfr. Eulogio Varela y Hervías, Cartas de Pérez Galdós a Mesonero Romanos, Madrid, Ayuntamiento de Madrid, 1943 y Soledad Ortega, Cartas a Galdós, Madrid, Revista de Occidente, 1964.

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