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Geistreich.

 

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Las tres primeras facultades deben, en definitiva, su unión a la cuarta. Hume en su historia da a entender que los ingleses, aunque ellos no ceden en nada en sus obras a ningún otro pueblo del mundo relativamente a las tres primeras facultades, consideradas separadamente, son inferiores a sus vecinos, los franceses, por aquella que une todas las demás.

 

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El lector no debe tomar este bosquejo de una división de las bellas artes, por una teoría. Esto no es más que uno de estos numerosos ensayos que es permitido y conveniente intentar.

 

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Bauwerk.

 

75

Bilwerk.

 

76

Parece extraño mirar el arte de la jardinería como un especie de pintura, aunque dé a sus formas un exhibición corporal; pero como se han sacado de la naturaleza (por ejemplo: los árboles, los arbustos, el césped y las flores que se han sacado cuando menos primitivamente, de los bosques y los campos), y que por consiguiente, no es un arte como el de la plástica, y no se halla menos subordinado en su composición a un concepto del objeto y a un fin determinado (como la escultura), sino que no tiene otro objeto que el libre juego de la imaginación en la intuición, se concierta así con la pintura que no tiene tema determinado, acercando el aire, la tierra y el agua, exponiéndolos al sol y la sombra. En general el lector no debe mirar esto como un trabajo definitivo, sino como un ensayo por el cual intenta referir las bellas artes a un principio que sea el de la expresión de las ideas estéticas (por analogía con la palabra).

 

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Beyreifliche.

 

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En el texto hay: und nicht blosse Wohlredenheit Elcquenz und styl.

 

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Debo confesar que un bello poema me ha proporcionado siempre un puro contento, mientras que la lectura de los mejores discursos de un orador del pueblo romano o del Parlamento, o del púlpito, me ha parecido siempre mezclada de un sentimiento desagradable o de vituperio por la superchería de un arte que en las cosas importantes busca el atraer a los hombres como máquinas sobre una opinión, a la cual una tranquila reflexión quitaría todo su peso. El arte de bien decir o la elocuencia (la retórica), pertenece a las bellas artes: mas el arte de la oratoria (ars oratoria), en tanto que arte de encaminar la debilidad humana a sus propios fines (ya se les suponga o ya sean en realidad tan buenos como se quiera), no merece ninguna estima. También este arte no se elevó a más alto grado en Atenas o en Roma que en un tiempo en que el Estado marchaba a su perdición, y en que el verdadero patriotismo se había extinguido. El que junta a una vista clara de las cosas una gran riqueza o una gran pureza del lenguaje, y que con una imaginación fecunda y feliz en la exhibición de sus ideas, interesa al corazón en el verdadero bien, aquel es el vir bonus dicendi peritus, el orador sin arte, más lleno de autoridad, tal como reclama Cicerón, aunque no haya permanecido siempre fiel a este ideal.

 

80

Rosenkranz ha suprimido este pasaje, y la nota que le acompaña, sin duda, porque los ha encontrado algo pueriles. Además, se sabe que el autor de la Crítica del Juicio no tenía más que un mediano gusto para la música. Sobre esta materia se hallarán amenos detalles en una encantadora biografía de los últimos años de la vida de Kant, por M. Cousin (V. Fragmentos literarios). -J. B.