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ArribaAbajoXXXIII. El club de los suicidas

288, SUMERIOS. El sacrificio de animales domésticos en las tumbas de los neolíticos era una práctica común. Ello era posible gracias al pensamiento mágico. No sólo se sacrificaba a un perro para que acompañase a su amo; también se quebraban platos y vasijas, lo que realizaba la muerte simbólica de estos cuerpos inertes. Más precisamente, hace 5.000 años, cuando un jefe Kurgan moría era acompañado por sus sirvientes y sus esposas. Un paso semejante dieron luego los sumerios, hace 4500 años. Al igual que el Hades griego, el más allá de los sumerios era un territorio indeseable; allí, los espíritus estaban condenados a errar en una tierra fría y pantanosa, poblada de espíritus maléficos. Porque nadie alcanzaba la dicha después de la muerte, los antiguos se ocupaban de la vida en Gea. Cuando rendían culto a sus dioses la única esperanza que los movía era el logro de salud y riqueza. En cualquier caso, la traducción religiosa de los pecados morales entre los sumerios consistía en un castigo en el más acá. Como era común entonces, los reyes sumerios eran considerados poco menos que dioses. Por lo tanto, al morir no debían abandonar tan altos rangos. Seguir a los reyes o ser sacrificados a los dioses significaba un privilegio. En las tumbas reales de Ur (de Abargi, Sabud y de la reina Shub-Ad) se encontraron varias decenas de cadáveres sacrificados en forma ritual. La tumba de la reina Shub-Ad contaba con 74 acompañantes. Por lo general, los séquitos estaban compuestos por doncellas, guardias, sirvientes y chóferes con sus animales de tiro. Todos son cortesanos y no esclavos condenados a morir, como se supuso alguna vez. Aparte de estos datos debemos retener otros que no son menos significativos: los privilegiados acompañantes se preparaban para un largo camino hacia un estado superior al común. Para ese viaje fantástico, ordenaban cuidadosamente el lugar y se vestían con lujo y buen gusto. No descuidaban ningún accesorio que les pudiese dificultar el viaje. Cuando todo estaba pronto para la maravillosa experiencia, se envenenaban con opio y hashish. No sólo la droga debía evitarles el dolor de morir sino que, según los estudiosos, la misma posición de los cuerpos indicaba que lo hacían con cierto placer. Rodeados del lujo y la solidaridad, emprendían viaje a los planetas celestiales. Desde entonces, el club de los suicidas felices ha continuado esta tradición, especialmente entre las sectas protestantes de Norteamérica: Jonestown, Guyana, en 1979; Waco, Texas, en 1993; y la secta europea del Templo Solar en varias oportunidades.

289, SECTAS. La secta que mejor reprodujo el arquetipo de los suicidas sumerios hasta ahora fue la Heaven’s Gate, en San Diego, California, en marzo de 1997. En esa oportunidad murieron 39 personas, lideradas por Marshall Applewhite. Como en toda la historia, el poderoso signo desencadenante fue el paso de un cometa, el Hale-Boop (tardará 2400 años en volver a preocupar a las creaturas de Gea, si para entonces no se han suicidado todas). Consideremos estos datos:

  • A1, El escenario fue una lujosa mansión valorada en más de un millón de dólares, en uno de los barrios más ricos de Estados Unidos
  • A2, Sus integrantes eran dueños de una próspera empresa de informática, la Higher Source.
  • A3, El lugar y las pertenencias de cada uno fue cuidadosamente arreglado. Todos tenían en sus bolsillos cinco dólares y unas monedas de cambio, además de pasaporte en regla.
  • A4, Se los conocían por expertos en informática, por su trabajo responsable, intelectuales, inteligentes y amables. Diseñaron la página del Club de Polo de San Diego por diez mil dólares.
  • A5, Los suicidas se envenenaron con vodka.
  • B1, Tom Crow, quien décadas antes había trabajado en música con Applewhite, dijo que «en ocasiones demostró curiosidad por el misticismo oriental».
  • B2, Applewhite había escrito en 1995 que los cuerpos son sólo el envase del alma. El alma puede evolucionar (decía) a un estado superior en el que recibe una nueva forma física para albergarlo. La etapa final es la liberación del ámbito humano
  • B3, Uno de los hombres había sido castrado (en otra parte se menciona dos)
  • B4, Poco antes habían publicado en USA Today: «Los hombres rehúsan evolucionar».
  • B5, Se vuelve a mencionar el cuerpo humano como envase.
  • B6, Todos usaban el pelo muy corto o rapado.
  • B7, Es recurrente la idea de aprendizaje y evolución (Beyond Human).
  • B8, Con el suicidio esperaban trasladarse a un nivel superior. «Simplemente nos quitamos el casco de la realidad virtual -dijo uno de ellos con una poderosa cibermetáfora-; nos quitamos el vehículo que hemos utilizado para esta tarea».
  • B9, El grupo había pensado trasladarse a India o Nepal.
  • C1, El cometa era la señal que esperaban.
  • C2, Desde 1970, Applewhite decía que «para ser salvado de Lucifer, los humanos deben renunciar a los placeres de la tierra».
  • C3, El padre de Applewhite fue ministro de la Iglesia Presbiteriana. También él había estudiado para ser Ministro de la misma iglesia, pero luego se dedicó a la música.
  • C4, Los documentos que el grupo difundió por Internet describieron un mundo interpretado desde los Evangelios. Se afirmaba la idea de que en el mundo predomina el Mal.
  • C5, Applewhite se consideraba un enviado a Gea con una misión bíblica.

Bien, vemos que los datos del grupo A revelan condiciones psicológicas y simbólicas muy similares a la que encontramos entre los suicidas sumerios, 4500 años antes. El grupo B se identifica, inequívocamente, con la tradición hindú y jainista. Y el grupo C se refiere a una visión cristiano-apocalíptica del mundo. Los suicidas de San Diego representan el antiguo drama en un lenguaje contemporáneo. El destino de la creatura, la naturaleza del alma, la justificación de la vida y la muerte dichos en un lenguaje de science fiction. Hombres y ángeles se integran en un ciber-culto, para los cuales la realidad ya no es aparente sino virtual; donde las almas buscan la evolución como antes, pero ahora valiéndose de naves espaciales escondidas detrás de un viejo cometa.

290, DEPARTURE. Antes de emprender el viaje, los suicidas de San Diego grabaron una cinta de vídeo. En diferentes tiempos la cámara va tomando primeros planos de cada uno de ellos. Mientras sonríen y bromean dicen cosas como: «No podemos estar más felices haciendo lo que estamos por hacer. Estoy realmente ansiosa. La incertidumbre nunca fue un problema para nosotros». Una mujer: «Es sencillamente el día más feliz de mi vida». Un hombre: «La gente que piensa que estoy chiflado se equivoca, profundamente». En realidad no; según la ética posmoderna, nadie puede decir que hayan hecho nada malo: «vive y deja morir». Cada uno es feliz a su manera y no se aceptan críticas.

291, CAMBIO. Cambiar de estado es negar el anterior. Ante un suceso doloroso caemos en la inconsciencia, si estamos despiertos; o despertamos, si estamos dormidos.




ArribaAbajoXXXIV. El orgullo posmoderno

292, COMPETITIVIDAD. Después de la caída del muro de Berlín hablar de «lucha de clases» pasó a ser un anacronismo. En su lugar se acomodó la no menos ideológica doctrina de la «libre competencia», que no es otra cosa que la traducción light de la antigua muleta marxista, ya que la famosa Competencia no se plantea simplemente a nivel de individuos sino, sobre todo, de clases sociales.

293, LIBERTAD. Es inútil hablar de la Libertad como si fuese un problema único. Podrá serlo para un caballo; y tal vez lo era para Platón. Pero, para las creaturas que no son sólo carne y hueso ni son sólo Ideas, la Libertad es por lo menos un conjunto diverso de libertades. La libertad política depende del sistema político; la libertad económica depende del poder de cada uno. La libertad de conciencia a veces no depende de nada, paro casi siempre depende de una ideología o de una religión. -Decir que todos somos igualmente libres, gracias a la democracia, y que el éxito de cada individuo depende de su propio talento, no solo es un sueño americano y otra demagogia del gobierno; también es un insulto a las clases sumergidas y un insulto mayor a la inteligencia, que no siempre está en el poder. La «libre-competencia» es una estafa o es una ilusión posmoderna. Cualquiera que haya perdido la inocencia sabe que no existe nada más efectivo e inmediato que el acomodo, político o familiar. Ambos son privilegios sociales, aunque uno sea democrático y el otro postdinástico. Claro que apenas uno se pone un poco crítico con la «realidad», sus defensores incondicionales salen con su famoso argumento: «¿Y cuál es la alternativa?» Pregunta que suele dejar mudo a medio mundo, ya que siempre es más fácil imaginar lo que existe a ser un poco más original; y porque, en ocasiones, la respuesta es demasiado obvia: la alternativa a una democracia corrupta es una democracia no corrupta. Por ejemplo, aquellos que no poseen ningún link en los sectores poderosos de la sociedad sólo deben conformarse con su inteligencia, que de poco le servirá si además tiene la mala suerte de poseer algún principio ético irrenunciable, como el de no escalar pisándole el hombro al compañero de trabajo. Luego, cuando este tipo de creatura alcance la vejez, la pobreza y algún sentimiento de fracaso, en compensación recibirá en la cara, como una palada de tierra, la hermosa frase: «querer es poder», no sin antes o después hacer referencia al caso de un millonario conocido que se hizo de la nada, con los únicos recursos de su trabajo y su honestidad, prueba irrefutable de las virtudes de nuestro sistema igualitario, liberal y mercanteísta. Un caso entre un millón de tontos, está de más decirlo. -Todos celebramos la libertad (ahora sí, en un sentido platónico), pero no nos dejemos engañar por ella. Es decir, no nos dejemos engañar por su apariencia, por esa abstracción optimista que los «exitosos» lanzan a la cara de los desposeídos. Se podría decir que en un sistema totalitario lo más democrático es la censura. Pero los defectos ajenos no deben enorgullecernos; a la inversa, los otros siempre se enorgullecen de nuestras virtudes. Veamos la paja en nuestros propios ojos. ¿Cuándo, en una sociedad liberal, la libertad fue democrática?

294, PRODUCTO. Ahora los medios de comunicación, las universidades, las empresas humanas de cualquier tipo sólo hablan de la calidad y la efectividad. «Exigir un buen producto» es la nueva oración que por todas partes se repite cinco veces al día. Cuando alguien la pronuncia, todas las discusiones en torno a ética y moral cesan por completo; y los fieles se arrodillan hasta tocar el suelo con su frente. El moderno culto al trabajo dejó lugar al culto de la excelencia del producto. Exigir un buen producto (papas, hamburguesas, biblias, calefones) es la obligación ética de cualquier buen ciudadano. Las claves de acceso son: Calidad, Productividad, Incremento Sostenido del Poder Adquisitivo. Cualquier mortal que cuestione estos principios básicos de la ética consumista será condenado por amotinamiento. Porque las bolsas de Tokyo, Hong Kong, Nueva York o Buenos Aires son tan sensibles que ni siquiera toleran que un empresario o burócrata deje deslizar una sola palabra de duda sobre la salud del sistema. Basta con que un ministro deje de elogiar los números aquí o allá para que la Bolsa se deprima y cunda el pánico por todo el mundo. Pánico o histeria que, en tiempos normales, es representada por la comedia estable de los mencionados templos financieros. Por lo tanto, la condena se justifica.

295, XXI. No hace mucho, en la pequeña Suiza, se fusionaron dos bancos: el UBS y el SBS. El nuevo banco es ahora el segundo más grande del mundo, después del Tokio-Mitsubishi, con un activo de 658 mil millones de dólares. Cuando se concretó la fusión se despidieron 7.000 trabajadores, pero éste es solo un detalle. Asociar bancos, empresas y concentrar capitales está en la naturaleza del nuevo mundo, tanto como prescindir de trabajadores humanos. Por lo tanto, no sería absurdo suponer nuevas asociaciones de dinero. Se calcula, por ejemplo, que si se juntaran cuatro o cinco de estas grandes instituciones financieras el total del capital sumaría más de dos mil billones de dólares. La cifra alcanzada significa que podrían comprarse o controlar (es lo mismo) toda la economía de Alemania, casi toda América del Sur o la tercera parte de Estados Unidos. Actualmente la suerte de los países del mundo depende de las decisiones de estos siete monstruos del Apocalipsis. Basta con que lleguen a alguna región del mundo y luego se retiren para descalabrar las economías de los países más fuertes. Y esto es sólo una muestra. Sobre el próximo siglo se terminará de dibujar un terrible triángulo, en cuyos vértices se opondrán la concentración libre del Capital, los desplazados y la Pobreza, y la Democracia, la que será el objetivo y el instrumento de los otros dos vértices que se oponen.

296, PODER. Alguna vez el poder estuvo concentrado en los sacerdotes y en los faraones; luego lo estuvo en los reyes y en los emperadores, como en Siria o como en Roma; alguna vez el poder estuvo en el pueblo, o en una clase del pueblo, como en Grecia, que no era una minoría proletaria sino una minoría aristocrática; luego estuvo en la Iglesia y luego en los Estados. Ahora el poder está en el Dinero y como siempre mal repartido.

297, PILATOS. No deja de ser curioso y sospechoso el hecho de que, en el pasado, la Iglesia y hasta los protestantes hayan considerado, o simplemente enseñado, que el poder de los gobernantes posee un origen divino, cuando los Evangelios insisten precisamente en lo contrario. Sobre todo en el Apocalipsis, el poder significa el Mal, el engaño de la fuerza que gobierna al mundo. Ubicarse a la izquierda del poder es la forma más auténticamente cristiana de relacionarse con él. Sin embargo, esta aparente contradicción es una forma tradicional de coherencia teológica. -En un reciente y extenso libro de veinticuatro páginas, el ex-presidente uruguayo Juan María Bordaberry expuso todo su pensamiento vivo sobre la democracia. Para Bordaberry, este sistema que lo llevó al poder en 1972 es el culpable de todos los vicios inmorales de nuestras sociedades. Por lo pronto, lo único concreto que podemos contar es que el mayor defecto del sistema que este señor critica está en que es capaz de otorgar el poder para su propia destrucción, como ocurrió en 1973. Según este político y extenso pensador, debemos «reconocer la soberanía divina como origen del poder». -Desde los antiguos faraones hasta Juan María Bordaberry, pasando por todos los reyes y déspotas de la historia, las creaturas que ostentaron el poder siempre lo han creído de naturaleza divina. Y por eso, todos los que creemos en el valor democrático del alma individual, debemos mantenernos herejes e irrespetuosos. Y si somos demócratas y prevenidos, cuando logremos llevar a un partido al gobierno, debemos volvernos a la oposición. Porque el poder no es divino sino perverso por vocación y por eso siempre hay que criticarlo.

298, SÍNTOMA. Competir no parece malo. Al menos no se puede afirmar lo contrario. Pero cuando las sociedades se vuelven monotemáticas, cuando el producto material de su trabajo es el mayor objetivo y la base de toda ética, es cuando están manifestando síntomas neuróticos. Seguramente no correrán riesgos inmediatos de desaparecer o de hundirse en el caos, pero están expuestas a un inadvertido proceso de idiotización. -Una mente utilitarista (la onda de la última creatura) podrá ver con entusiasmo esta perspectiva: la educación o el adiestramiento de sus niños con fines económicos. Y por ello la infancia cada vez se acorta más, presionada por las urgencias de un futuro salvaje. Y en parte es comprensible. ¡Cuántas desgracias esperan a aquellos que no sigan a los locos en su locura! Pero, ¿adónde puede llegar la humanidad con bestias de alta competencia? Cada día hay más reclamos de eficiencia y menos de reflexión. Porque la reflexión never pays si no es reflexión de mercado. Está bien, pero imaginemos lo que ocurrirá si le entregamos a los mejores caballos la administración del un hipódromo.

299, DIRECCIONALIDAD. Todos hablan y escriben sobre los muertos del comunismo; y está bien. Pero se echa al olvido los otros millones de seres que mueren en el mundo, no bajo regímenes comunistas sino gozando del libre mercado y de las directivas del Fondo Monetario Internacional. (Al respecto, los remito a los libros de mi amigo, el escritor inglés Joseph Hanlon.) Las crisis económicas y sociales que golpean Latinoamérica, África y Asia no golpean los promedios ministeriales ni a los imperios financieros; golpean, como siempre, directo al estómago y a la cabeza de los pobres demócratas. -Para justificar la ética de la «competencia» se arguye, no sin ternura, que la mayor producción combatirá el hambre en África o en India. (La intención me recuerda, no sé bien por qué, a aquellos que proponían una dictadura del proletariado como paso intermedio hacia la liberación anarquista.) Pero, salvo esporádicos intentos, a estos lugares no han llegado las consecuencias de la sobreproducción. Es más: sabemos que ahora los pobres son más pobres y más numerosos que antes. En 1997, según UNICEF, 1300 millones de personas sobrevivían con menos de un dólar diario, y de ellos 650 millones eran niños. Entre 1988 y 1993, en Latinoamérica, los que vivían bajo el límite de pobreza y bajo la doctrina neoliberal aumentaron un veinte por ciento. También sabemos que cada hora mueren de hambre en el mundo 1500 niños, mientras que cada minuto se gastan casi dos millones de dólares en armamentos militares (pido un minuto de silencio frente a un reloj). Y también sabemos, entre lo poco que podemos saber, que el mayor vendedor de armas del mundo es el país que más preocupación muestra por el desarme mundial. Si ese mismo país, el más contaminante del mundo, se niega a reducir los desperdicios industriales porque afecta su economía, ¿qué debemos pensar acerca de sus intenciones de eliminar los conflictos mundiales? -Mientras tanto, los países ricos viven neurotizados por los famosos movimientos intestinales de la Bolsa. Porque si el Crecimiento anual no supera las Crecientes Expectativas, peor para los hambrientos del mundo que piden limosna y se matan por ella.

300, ECONOMÍA. La idea de Progreso indefinido es del siglo XIX y se apoyaba a la inconsciencia sobre los recursos limitados del planeta. Pero en poco tiempo la explotación de la naturaleza por el mercado y por la industria diezmó y contaminó las selvas, las praderas, los ríos y los cielos de Gea. Una fracción minoritaria de los habitantes del planeta consume la mayoría de sus recursos bajo la miope visión de que consumen lo que producen. Pero recordemos que casi no hay producción sin explotación. Por otro lado, los mayores contaminantes mundiales se niegan a reducir sus desperdicios arguyendo de que ello afectaría su economía. La industria tradicional explota y contamina la biosfera hasta extremos mortales. Y el consumo también. El consumo de bienes y servicios es alentado desesperadamente por los gobiernos como forma de activar las economías subdesarrolladas y como forma de sostener los niveles de vida de los países ricos. A ningún ministro se le ocurriría recomendar austeridad a sus electores, un automóvil por familia en lugar de dos o tres. No, porque eso afectaría la economía y el crecimiento. Pero, ¿de qué crecimiento estamos hablando? En un planeta con recursos limitados, ¿no es un deber ético ahorrar excesos? ¿Por qué es menos rica una familia con un automóvil que otra con dos? ¿Lo es porque el PBI o el ingreso per capita puede disminuir, avergonzándonos ante la comunidad internacional? Si en alguna medida existe una nueva conciencia ecológica, ¿por qué no hay una conciencia de austeridad? Claro que estoy pidiendo mucho en tiempos en que el dinero y la ostentación son los Mandamientos principales de la existencia.

301, SOLZHENITSYN. De regreso del exilio a Rusia, Aleksandr Solzhenitsyn no fue menos complaciente con la nueva realidad. «No -dijo-, toda la esperanza no puede depositarse en la ciencia, en la tecnología, en el crecimiento económico. La victoria de la civilización tecnológica también ha instilado una inseguridad espiritual en nosotros. Su beneficio enriquece, pero nos esclaviza también. Todos son intereses (no debemos descuidar nuestros intereses), todo es una lucha por las cosas materiales; pero una voz interior nos dice que además hemos perdido algo puro, elevado y frágil. Hemos dejado de ver el propósito.»

302, SUBOCUPADOS. En 1998, según informes como el CEPAL, los jóvenes con más años de estudio no logran la misma estabilidad social y laboral que lograban sus padres con menos preparación. En respuesta a esto, los ministros del mundo entero los fustigan por su insuficiente preparación para insertarse en «un mundo cada vez más competitivo». En países como Japón, ser incompetente equivale, por lo menos, a traición a la patria. El resultado es estadístico: los adolescentes que sobreviven lo hacen en un suicidal state (no confundir con «harakiri»); y el país también. En Latinoamérica no llegamos a tanto; incompetencia es sólo alta traición al mercado, y éste mismo es el que se encarga de hacer justicia. -Creo que el mayor problema de los próximos años no será la desocupación, porque los economistas o las agencias publicitarias se están encargando de ello. El mayor problema será la subocupación, porque es el principal recurso para abatir la desocupación. Los full-time serán reducidos a favor de los part-time, para insatisfacción de todos.

303, SOMETIDOS. África y América Latina están tan ocupados con Europa y Estados Unidos que se desconocen entre sí. Estoy harto de escuchar en sus países que los norteamericanos no tienen dos dedos de inteligencia; luego, invariablemente, agregan que nos tienen sometidos y explotados. Bueno, ¿en qué quedamos?

304, ALDEA. Cada vez que los políticos y los acríticos del sistema hablan de comercio y comunicación nos convencen de que estamos en la Aldea Global. Pero cuando se habla de hambre y miseria se nos exige que sepamos distinguir entre el primer mundo y el tercero. «Debemos ir para donde va el mundo», nos advierten los sabios del gobierno, machos refinados en ese arte de la elocuencia que es la política profesional. Entonces «mundo» quiere decir, como siempre, esos territorios mínimos que suman Europa y Estados Unidos. Se supone la existencia de una locomotora anglosajona y una única línea ferroviaria; el resto podemos colgarnos a ella o retroceder. Desviarse, jamás.

305, COMMONWEALTH. Un anglosajón no puede leer más de cien páginas si la escritura no está adaptada en forma de thriller. Así puede ser una investigación científica sobre la Esfinge de Egipto (ver Keeper of Genesis, de Bauval y Hancock) o sobre la ubicación de la tumba de Cristo. Si Copérnico hubiese nacido en algún país anglosajón del siglo XX, hubiese recurrido al misterio para aplazar por 900 páginas de paperbacks la idea de que Gea da vueltas alrededor del Sol. -Una persona que tenga la suerte o la desgracia de nacer en un país anglosajón estará condenada a vivir y pensar dentro de los límites geográficos que le marca su propia lengua. Si es un hombre culto probablemente ignorará todos aquellos pensadores que no se expresaron en su lengua. Si es un turista o un emigrado, irá a alguno de aquellos países que alguna vez fueron el Imperio Británico. Si es editor de enciclopedias y no es el de la Enciclopedia Británica, seguramente no tendrá lugar para nombres y palabras que no tengan una pronunciación arbitraria. -En nuestro tiempo de la informática y las comunicaciones globales, lo único que se ha internacionalizado es la incomprensión. Incomprensión entre pueblos, entre religiones, entre sexos. Infoincomprensión e incomprensionet.

306, CONSERVACIÓN. La vida de una creatura moderna quedaba justificada si era capaz de vivir de tal forma que cada día fuese el resultado de la sumatoria (o productoria) de los días anteriores. Toda la cultura occidental y toda la occidentalizada es la expresión de esa voluntad egipcia: nada se pierde; todo se conserva. Existieron culturas para las cuales olvidar y eliminar un determinado conocimiento era una necesidad. En alguna, como en la japonesa antigua, los templos son destruidos cada veinte años para renovar el espíritu que lo habita. Pero, para la mentalidad moderna, nunca nada fue despreciable. Ni un solo verso escrito en una antigua arcilla sumeria o babilónica. La enciclopedia francesa del siglo XVIII expresó esa misma voluntad sin eufemismos. Todo debía ser la sumatoria de algo anterior, porque ello significaba conocimiento, progreso y acumulación. La creatura moderna sufría de fobia de la pérdida y lo demostraba conservando: objetos muertos o especies de animales vivos (esto último en nombre de la naturaleza, cuando ha sido la misma «naturaleza» la que ha venido extinguiendo millones de especies antes que la creatura la ayudara en esa tarea. Aunque los exterminios naturales nunca fueron tan peligrosos para Gea). También cada objeto humano estaba lleno de memoria: desde un museo hasta un inofensivo transistor, ya que éste cargaba con la memoria de Volta, Edison, y todos los técnicos de la Bell Telephone Company que lo produjeron finalmente. -Tal vez las cosas hayan cambiado un poco, porque ahora la obsesión no es acumular sino consumir. Y en esa actitud también se expresa el abandono del tiempo lineal por su opuesto, el circular. Si es que no hay otras formas de tiempo.

307, SIMPLICIDAD. En 1951, Karl Jaspers escribió: «El alto riesgo y empresa de la propia reflexión, condición de toda veracidad, ha degenerado por el camino de la teoría de las ideologías. [...] Así, el método del conocimiento cada vez más penetrante de la verdad ha acabado en las bajezas del psicoanálisis y del marxismo vulgar». -Veamos, por ejemplo, que el marxismo fue una construcción intelectual tan compleja que para popularizarla se la debió reducir a frases hechas como «la religión es el opio de los pueblos» o «la propiedad es el robo». Como toda reducción, estas máximas nunca resultaron claras sin su correspondiente comentario y a la larga terminaron siendo una caricatura ineficiente. Además nunca resultó muy claro para qué una creatura debía hacer tantas renuncias altruistas si ni siquiera existía un Dios. En cambio, ¿cómo el capitalismo pudo prender tan fácilmente en sociedades tan diferentes? El capitalismo nunca se rompió mucho la cabeza; su mayor fuerza ideológica está basada es su simplicidad. En este sentido es como el Islam; para un musulmán basta con un precepto básico: Alá es Único y su mensajero es Mahoma. Para el capitalismo el precepto básico es: «Time is money» o «El ahorro es la base de la fortuna». Cada día un millón; y cada día vale por la suma de los días anteriores. Todo lo que implica que para ser un marxista era necesario ser un intelectual, un rico sacrificado o, por lo menos, un pobre explotado; mientras que para formar parte del club capitalista basta con ser honesto o dejarse llevar por la avaricia. El capitalismo ha probado ser más efectivo que el socialismo para generar capital. La cuestión persiste en saber si es efectivo para todo el mundo o sólo para los ganadores, porque sabemos que en la carrera del dinero se necesitan más defectos que virtudes.

308, TECNOLOGÍA. En la isla mozambicana de Ibo eran comunes los bailes con tambores. Como en otras partes, los músicos fueron reemplazados por discos y cassettes. Porque pueden sonar bien o no, pero siempre son más baratos. Una noche asistí a un baile en la isla, entre el mar y unos muros de bambúes. Hasta que hubo combustible para el pequeño generador de energía, los jóvenes quimoanes bailaron música de Madonna y otros productos que alguien introdujo desde el otro mundo. ¿Será necesario repetir que la tecnología no está desprovista de ideología? ¿Será necesario advertir, una vez más, sobre el genocidio cultural del capitalismo?

309, MERCADO. El Mercado goza de dos defectos: una es su mano invisible; otra es su nulidad de conciencia. El Mercado no posee conciencia de ningún tipo; ni social, ni ecológica, ni ética ni cultural. El Mercado no distingue una ballena de un incesto, el narcotráfico de la antropofagia cultural. Es más, el delito sería uno de sus estados ideales, ya que el delito, aparte de promotor del progreso económico de muchos países (la «mano invisible» del mercado no sólo fija precios), es la culminación de su liberación irrestricta. Claro que ningún político, o casi ninguno, propondría la liberación absoluta del Mercado; muchos perderían sus puestos en la Administración. Pero todo indica que se lo acepta como un mal necesario del Progreso. No se les puede pedir más; están tan preocupados por responder con elocuencia que ya no escuchan cuestiones. -Bueno, el Mercado no es el Demonio, pero es una bestia. Por ejemplo, si la frivolidad vende más que la cultura, es éticamente justo, según el Mercado, que la frivolidad se imponga. Y de hecho los medios de comunicación viven de esa proporción. La mayor virtud del mercado, eso lo sabemos, es la fuerza. Pero, ¿acaso alguien dormiría tranquilo sabiendo que nos gobierna un ente invisible y tan inconsciente como un rinoceronte? Claro, podríamos decir que peor es la dictadura de una creatura. De acuerdo, pero ¿acaso no es este tipo de omnipresencia mercantil una especie de dictadura? ¿No dicen, hasta los más optimistas, que este Orden impuesto por el Mercado es inevitable? Tanto que hasta los opositores y los gobiernos de «izquierda» se resignan al orden heredado por la fatalidad de los tiempos. Bueno, ¿pero qué hacer entonces? Veamos, si el rinoceronte es tan poderoso e irracional como parece, ¿no habrá que domesticarlo? Es decir, aunque parezca una utopía, deberemos colocarle un yugo para que lo guíe una Conciencia o, por lo menos, que lo controle. Parece obvio que esa «conciencia» tiene forma de Estado. Entiendo que suena a Planificación, pero no nos llevemos por prejuicios. No se trata de enseñarle al Mercado lo que ya sabe hacer muy bien; de lo que se trata es de no permitir que nos diga qué debemos hacer las creaturas metafísicas. Aquellos que asocian la palabra «control» o «intervención» al comunismo y a otras brujas del siglo XX, pueden ir pensando en otra cosa. Porque, señores, la alternativa no es dejar a la bestia suelta adentro del bazar.

310, PROGRESO. El mayor peligro del progreso material es su visibilidad. Y la visibilidad de sus efectos es la consecuencia de todo optimismo. Cualquier espíritu que logre asociarse con él será internacionalmente venerado. No importa lo demoníaco que pueda ser. También los regímenes comunistas tuvieron su momento de gloria cuando sus números cerraban bien y la Unión Soviética era potencia mundial, tanto aquí en la tierra como en el cielo. Cuando los regímenes comunistas cayeron, no cayeron por sus carencias morales; cayeron por sus defectos económicos. Y eso es, precisamente, lo que se les reprocha como principal argumento. ¿No fue la misma historia la del apogeo y caída del nazismo? Al parecer, la justicia sólo llega con el fracaso económico. ¿Qué diremos de este anacrónico fin de siglo cuando fracase? ¿Debemos esperar hasta entonces para decir algo?

311, ÉXITO. En 1967, Sukarno fue depuesto por Suharto y por la crisis económica. El nuevo dictador indonesio mejoró los números y se mantuvo en el poder por treinta años (cifra crítica de los grandes dictadores). Fue necesaria una nueva crisis económica para que el FMI y el pueblo cuestionaran las virtudes éticas de su gobierno y lo obligaran a abandonar el poder en 1998, en medio de una revuelta nacional. Historias parecidas hay desparramadas por el mundo y por la historia, lo que demuestra que no hay nada mejor para abusar del poder y de una prostituta que el éxito económico.

312, FRACASO. El fracaso del Paraíso Socialista en la Tierra no significa que el socialismo no sea posible sino que lo imposible es el Paraíso en la Tierra. Eso queda demostrado con el fracaso del Paraíso Anti-socialista, que no sólo es posible sino que, además, está de moda.

313, ORO. El oro, que en nuestra cultura es el símbolo de lo material y sus implicaciones (avaricia, impureza, ambición), en otro tiempo significó lo puro y lo inmaterial. Eran los tiempos de la más antigua alquimia, de Buda y otros seres ahora irreconocibles o pertenecientes a la literatura fantástica.

314, INESTABILIDAD. El mar, el silencio del atardecer, la llanura, las montañas... La contemplación de la naturaleza atrae siempre a la creatura metafísica porque significa su origen y su contradicción. La realidad de la creatura está siempre, o casi siempre, marcada por los cambios, la incertidumbre del futuro (no hay felicidad que no esté amenazada por el futuro; no sólo Buda debió comprenderlo). La naturaleza, en cambio, siempre ha estado ahí. El crepúsculo, las mismas olas arrastrándose sobre la arena, iguales, desde hace miles, millones de años, representan para el espíritu agitado de la creatura la paz y la eternidad. -Ahora, la mayor diferencia entre el antiguo mundo y el nuevo radica en que éste está más expuesto a las grandes crisis. Porque el mundo que rodea a cada creatura cada vez depende menos de la naturaleza y cada vez más de las otras creaturas y de los sistemas que van dejando aquellas que ya no están en Gea. Incluso la propia naturaleza comienza a depender de ese ser inestable. Lo grave está en que la creatura se equivoca a grandes escalas. Los errores de la naturaleza, en cambio, son casi infinitos pero ocurren a escalas infinitesimales, por lo que luego pasa por infalible; por ejemplo, en forma de esporádicas mutaciones genéticas que luego son corregidas por la muerte. Se podría decir que la naturaleza se perfecciona o se readapta por aproximaciones, mientras que las creaturas lo hacen por crisis y revoluciones.

315, CRÍTICA. La historia ha demostrado que siempre es más sano y efectivo criticar el presente que diseñar el futuro. Advertir un problema no nos obliga a donar la solución; nos obliga a buscarla.




ArribaAbajoXXXV. Civilización, refugio y amenaza

316, LEY. La visión laica y atea que privilegia la acción sobre el pensamiento, la bondad formal sobre el fuero interior, se resume en la fórmula: «piensa y siente como te plazca, pero actúa de acuerdo a las normas». La orden mosaica de no perjudicar al prójimo fue traducida por Cristo en el deber de amarlos indiscriminadamente. Según San Juan 13-34, después de anunciar la traición de Judas, Jesús de Nazareth resumió: «Les doy este nuevo mandamiento: Que se amen los unos a los otros». Este amor democrático tuvo un equivalente moderno en el altruismo socialista. Después, el neoliberalismo salvaje volvió a la raíz mosaica: ya no es necesario que te preocupes por los demás si no les causas daño; ellos tampoco lo harán contigo.

317, SOFISTAS. A las creaturas sólo las puede unir una ética de supervivencia, la cual no basta porque es intrascendente. Un ateo que condene un crimen o el tráfico de drogas tiene una razón moral para hacerlo. Un espíritu religioso tiene dos. Recordemos que la filosofía de sofistas como Protágoras o Cratias comenzó con una postura epistemológica válida, muy semejante a la posmoderna: todas las mitologías son falsas o por lo menos indemostrables. Por lo tanto, las creaturas sólo debían ocuparse de sus propios éxitos y para ello (obviamente) todo era válido. Por dinero, los sofistas enseñaron esta verdad a los más importantes hijos de Grecia, lo que la llevó de la Acrópolis a las llanuras del caos.

318, REFLEXIÓN. Los gobiernos de todo el mundo invierten hasta lo que no tienen en investigación científica y productiva. Eso cuando invierten bien. Es decir que de la producción de cosas se ocupan los profesionales, pero la reflexión ética sobre los resultados siempre se la deja a los aficionados. En Gea, la reflexión ética se la cultiva en los programas deportivos o en apasionados debates electorales.

319, CULTURA. En 1978, el escritor argentino Ernesto Sábato recordaba una frase de Goering: «Cuando oigo la palabra cultura saco el revólver». Bajo este principio del poder involutivo, los nazis quemaron libros y personas, todo como una forma paleolítica de suprimir la cultura en Alemania y de perder el honor, el progreso y la guerra. Algo semejante lograron los ordenadores en el Río de la Plata, unos años después. Otro argentino, el premio Nobel de Biología Cesar Milstein, recordaba en 1994: «Yo me acuerdo muy bien que un ministro del gobierno militar decía que en la Argentina las cosas no se iban a arreglar hasta que no se expulsaran a dos millones de intelectuales». Cuando efectivamente, en la década de los sesenta, se expulsó a Milstein y a todo un grupo de inminentes científicos, la Argentina se encontraba a la par intelectual de Australia y Canadá. Desde que las mentes más lúcidas fueron expulsadas u obligadas a renunciar para que cooperasen con las mejores universidades de Europa, en el Río de la Plata las cosas se han arreglado como querían los que ostentaban el poder pero sufrían de un conocido complejo.

320, INSTRUCCIÓN. La virtud del militar consiste en la disciplina y el cumplimiento de las Ordenes superiores, en la represión de cualquier impulso emotivo que comprometa la victoria. Sería universalmente saludable que en las escuelas militares se enseñara, el primer y último día de clases, que no existe la famosa obediencia debida para violar los Derechos Humanos. Y de paso se debería acabar con esa regla de oro según la cual un genocida como Pinochet o Videla o aquel otro monstruo que decidió la masacre de Viet-Nam, tiene más posibilidades de ser perdonado que un ladrón de gallinas. -Recuerdo que cuando, en Latinoamérica, alguno de estos señores tomaba el poder lo hacía jurando en nombre de Dios, la Patria y la Nación. Luego fueron juzgados y perdonados, o sólo perdonados, en nombre de dios y la patria y la nación. Ahora, si realmente Dios ha decidido indultar a estos pobres pecadores, podremos decir, sin miedo a equivocarnos, que el Infierno no existe. O existe y está aquí en Gea.

321, COMUNICACIÓN. Si en Latinoamérica los gobiernos no contasen con un respaldo tan soberbio como la fuerza militar, seguramente se tomarían la molestia de comunicarse y hacerse entender mejor por su gente. -Está bien, los ejércitos están para proteger a los Estados, y si esos Estados son democráticos su existencia está justificada. Bien, pero en nuestra era Post los Estados democráticos son, cada vez más, una formalidad de los Poderes paralelos y subterráneos; una formalidad de los Imperios financieros, del narcotráfico, del tráfico de armas, de la especulación y de las ilusiones del pueblo.

322, MORAL. Recuerdo que en la secundaria teníamos una materia llamada «Educación Moral y Cívica», cuando nuestro gobierno no era ni cívico ni educado. En esa materia se nos enseñaba sobre las virtudes morales de nuestro ejército mientras en los cuarteles eran violados los Derechos Humanos y los derechos animales. Por razones diferentes, muchos lo sabíamos. Y tal vez por eso mismo muchos estamos curados de «patriotismo»; desconfiamos de los «símbolos patrios» y nos alejamos de todos los sermones que nos explican lo qué son «la moral y las buenas costumbres». Ya no podemos creer en los discursos, en los desfiles, en el honor de las armas, en «mi bandera», en el índice de los caudillos, en la pulcritud de los trajes, en los rostros graves, en la elocuencia de los números, en el realismo de los empresarios, en las brujas del pueblo, en el éxito de las opiniones. Para mentirnos de nuevo primero tendrán que inventar algo ingenioso y original. No les será fácil, porque ahora estamos hechos en la desconfianza.

323, EXPERIENCIA. No se puede culpar a todos los que apoyaron a la dictadura en tiempos de la dictadura; los verdaderos culpables son aquellos que la defienden ahora que ha pasado. Porque no podemos pedirle a alguien suficiente lucidez en medio de los acontecimientos. La precariedad de la conocida frase «yo sé lo que digo porque lo viví» queda demostrada por la sabiduría contradictoria de dos personas que vivieron los mismos hechos.

324, MASSACHUSETTS. El 5 de mayo de 1920 Nicolás Saco y Bartolomeo Vanzetti fueron acusados de un asesinato que no cometieron. Los jueces que los condenaron a la silla eléctrica no quisieron oír a un testigo que dijo a la policía que Sacco y Vanzetti no eran los hombres que él había visto la noche del crimen. Tampoco quisieron considerar que en el mismo momento del crimen Sacco se encontraba en el despacho del cónsul italiano, ni la confesión del verdadero asesino aún antes de la condena. Webster Thayer, presidente del tribunal, no reconoció los motivos xenófobos de la sentencia, pero por lo menos declaró que «Los imputados en el asesinato son culpables de socialismo». Creo que sería exagerado recordar otros ejemplos patrióticos de los años cuarenta o sesenta. Claro que en Estados Unidos también hubo comunistas. Pero desaparecieron todos, porque era un país democrático.

325, PARADOJAS. El que no crea en las paradojas corre el riesgo de caer atrapado en la lógica engañosa de las cosas obvias. Por ejemplo: no hay nada más peligroso que la seguridad. Esta paradoja fue sucesivamente confirmada por la epistemología, por las ideologías políticas y científicas. -Y por los gobiernos militares.

326, ARTIGAS. Cuando Artigas triunfó en la Batalla de Las Piedras en 1811, pronunció una de sus más famosas frases: «Clemencia para los vencidos» -que en su español original debió ser una expresión menos amanerada. Esta frase fue muy repetida en las escuelas de la dictadura, período histórico que se caracterizó por el ejercicio inverso de la orden artiguista. Esto significa una de dos cosas: a) aquellos militares poseían una formación anti-artiguista capaz de borrar la impronta de la infancia escolar; o b) la educación de la infancia escolar no servía para nada.

327, EQUILIBRIO. Alguna vez la raison d’être del ejército fue la del dominio del otro. Luego lo fue para la defensa. Ahora la palabra que los justifica es una síntesis de las pretensiones anteriores: los ejércitos existen para mantener el «equilibrio». En cálculo de estructura se conoce como «equilibrio inestable». Pero, ¿a qué nivel se encuentra ese equilibrio que los lleva cada día a armarse más? Para mantenerlo, los ejércitos reclaman cada día más recursos a sus gobiernos. Y si son malos tiempos porque no aparecen nuevos conflictos se los inventa. Si Chile compra un submarino atómico «porque la Argentina no es confiable», los generales argentinos reclaman a su gobierno empatar el partido. Y si la India, democrática y desnutrida, presume de haber obtenido la bomba atómica, Pakistán realiza sus propios ensayos nucleares hasta obtener y demostrar la misma fuerza destructiva y la misma inteligencia. -Sabemos que las guerras no se ganan suprimiendo las armas del enemigo sino al enemigo mismo con todos los civiles que habitan cerca. Pero, ¿por qué es mejor un equilibrio de países armados a un equilibrio de países desarmados?

328, NATURALEZA. No es por casualidad que la mayoría de los jugadores de basquetbol sean hombres altos, ni que la mayoría de los travestís sean homosexuales. Tampoco es casualidad que la mayor parte de aquellos que ostentan el poder sea gente ambiciosa. Es decir, no es casualidad que el mundo esté gobernado por gente que no debería gobernarlo.

329, AMENAZA. Desde hace doscientos años, donde más se ha lucido la inteligencia de la creatura ha sido en el ejercicio de las ciencias y la tecnología. Con ellas, multiplicó las posibilidades de dos antiguas potencias características de su naturaleza: la destrucción y la conservación. Para la destrucción inventó y organizó imponentes mecanismos de muerte; para la conservación de la vida perfeccionó la medicina y diversos sistemas de salud. Pero, lamentablemente, ésta no es una relación equilibrada en sus posibilidades. Lo que construya la medicina en diez años puede ser borrada con un sólo golpe bélico. Se puede acabar con una peste después de un enorme esfuerzo mundial, pero ningún holocausto puede ser remediado con alguna ciencia o tecnología. Es decir que la inteligencia hace a la creatura cada siglo, cada día, más peligrosa para su propia existencia. Por ello, cada día es más urgente la afirmación de una conciencia ética, y una forma de medirla es a través de la renuncia del individuo o de un grupo en beneficio del resto de la humanidad. -Durante un millón de años las creaturas expresaron su violencia con palos y piedras. No podemos borrar de nuestro ánimo milenios de violencia; pero como nuestra inteligencia es cada vez más poderosa (y eso significa peligro), así nuestra cultura, nuestra historia exterior, debe estar a la misma altura. Sabemos que un dictador o un soldado que maneja un arma de destrucción masiva se asemeja a un dios paleolítico, y que por eso reclamar una mejor conciencia parece del todo utópico. Pero nunca podemos renunciar a un reclamo semejante.

330, PROSELITISMO. El proselitismo es una característica de la mente occidental, y si sus orígenes no están en Cristo por lo menos están en el cristianismo. Sería demasiado obvio anotar que esos orígenes son históricos y religiosos, si tenemos en cuenta el Nuevo Testamento y la relación judeo-romana y romano-cristiana de los primeros siglos. Primero fue la pretensión universal de la Iglesia sobre la verdad y la moral, y después uno de sus productos: el universalismo ético e ideológico de los modernos ateos. Ya Oswald Spengler había observado, hace casi un siglo, que «Todos pronuncian un imperativo -"tú debes"- en la convicción de que algo debe ser cambiado en sentido uniforme» [...] «Sobre este tema Lutero, Nietzsche, los papas y los darwinistas, los socialistas y los jesuitas están de acuerdo» [...] «El que se aparta es un infiel, un enemigo al que se debe combatir». Luego, Spengler recuerda que no siempre fue así: ni en India, ni en China ni en el mundo antiguo; ni Buda ni Epicúreo quisieron cambiar al mundo como Nietzsche. -Tal vez ya no haya proselitismo sexual e ideológico. O lo que se promueve (porque una sociedad viva siempre promueve algo) es lo contrario: «sé diferente». Pero se aprecia la diversidad al mismo tiempo que se la anula. El discurso posmoderno elogia las diferencias sexuales y culturales, pero de hecho no renuncia a la uniformización. El mercado, la tecnología y las leyes atienden a un tipo humano mucho más restringido y uniforme que el antiguo: los códigos visuales, las ideas, los idiomas, la música, la moneda única, la televisión, una oferta infinitamente diversa y un consumo uniforme, el proceso de educación y de salud, los monopolios trasnacionales. Todos los niños deben ir a la escuela, todos deben vacunarse, todos deben aportar a la caja de jubilaciones, todos deben pagar sus impuestos, todos deben registrar sus huellas dactilares, todos deben... Cada vez habrán menos oportunidades de salirse del sistema sin caerse de él, sin convertirse en un homeless o en un leproso. El sistema está pensado para protegernos, de la violencia y de las enfermedades, pero al mismo tiempo abusa nuestro y tiende a destruir esa libertad que pretende potenciar. ¿Será ese el precio necesario que las sociedades deberán pagar en delante? Paradójicamente, la diversidad de nuestro tiempo es tan grande que se identifica con la uniformidad. Porque es una diversidad sólo aparente. -Yo siempre he pensado que, así como los organismos vivos en su proceso de evolución tienden a asociarse en un cuerpo cada vez más complejo (como los originales organismos unicelulares), también las conciencias de Gea tendían a una asociación Global. Cuando leí la teoría de Gaia de James Lovelock entendí que allí estaba la metáfora biológica de esta idea: el planeta (Gea o Gaia) como una unidad viviente. Esto, que en principio significaría paz y seguridad, también asusta. Sobre todo considerando el actual estado de cosas. Aunque un pesimismo semejante bien puede deberse al hecho de que además de creaturas metafísicas somos creaturas desconformes.

331, SILENCIO. Para vivir una temporada en un país del primer mundo no es necesario conocer el idioma. Aunque todavía es necesario hablar algo de inglés, con el tiempo se podrá prescindir de cualquier idioma oral. Eso si las máquinas no son en su mayoría comandadas por la voz. Hoy mismo, una vida de extranjero incluye: un tourist information electrónico en el aeropuerto, para elegir el hotel y el itinerario de los próximos treinta días; un hotel sin recepcionistas, al cual se le accede con una tarjeta de crédito y un código de seis cifras que abren todas las puertas; un hipermercado donde se puede tomar y dejar una cantidad infinita de ofertas y pagarlas con la misma tarjeta de crédito sin necesidad de gastar un merci o un thank you con la cajera; un self-service donde tomar un refresco y poner combustible, previo diálogo con una máquina cobradora; un fast-food donde se elige el menú con un número o una contraseña; una larga lista de tickets que se le extraen a la máquina correspondiente para acceder a cualquier medio de transporte o de diversión; y un largo etcétera de códigos y señales electrónicas. -Cada día es menos necesario hablar y más necesario hablar menos. Yo debo reconocer que, aunque siempre he sido un obsesivo conversador en el extranjero, aún con las dificultades del idioma, siempre me sentí muy cómodo en esta relación impersonal y anónima de las ciudades post. Incluso aquí, en mi país, siempre elijo los centros comerciales donde la relación del cliente con el vendedor es mínima o es anónima. Pero yo no soy buen ejemplo para nadie y desde todo punto de vista mi gusto es legal y sospechoso.

332, CIUDADES. La antigüedad de una cosa se puede medir por la presencia de Carbono-14; cuanto más cantidad de este elemento, más antiguo es el objeto en cuestión. La antigüedad de una determinada etapa de la Era Moderna se puede medir según la cantidad de ciencia y tecnología involucrada en la misma: cuanto más reciente es el año que consideramos, más fuerte es la presencia de la ciencia y la tecnología en la vida de las creaturas. Así también el año de una ciudad se puede deducir según su violencia: cuanto más moderna y evolucionada es una ciudad, más cantidad de violencia sufre. Junto con el decrecimiento del Carbono-14 y el desarrollo de la inteligencia material, ha aumentado la inseguridad de cada creatura. Y si es cierto de que en un pequeño pueblo existe la misma proporción de criminales que en una gran ciudad, también es cierto que los habitantes de un pequeño pueblo no temen por su vida como temían los neanderthales en el paleolítico y como ahora temen, en nuestro mundo civilizado, los evolucionados habitantes de las grandes ciudades, como San Pablo, Johannesburgo o Los Ángeles. -La soledad y el desconocimiento mutuo de las grandes ciudades lleva a la pérdida de la conciencia de grupo. Cualquiera puede ver que la violencia de las ciudades suele estar en directa proporción a su tamaño; pero el miedo y la inseguridad lo están en proporción cuadrática. Es decir, a medida que las creaturas se amontonan se vuelven seres aislados; a medida que aumenta el tamaño de la civilización aumenta el tamaño de la conducta salvaje.

333, MANDAMIENTOS. Todos los pueblos deberían, de vez en cuando, volver a escribir los diez mandamientos. No para sustituir a los Diez de Moisés (porque eso sería imposible además de ridículo), pero sí para observar mejor nuestros cambios. Como nuestro tiempo ya no es el de Moisés, no podemos esperar la dictadura de un nuevo líder. Ahora sólo hay una forma democrática o vulgar: una encuesta colectiva de las opiniones individuales. Vaya entonces de paso mi propia clasificación:

I

  • 1- No matarás, bajo ninguna razón, porque siempre hay una razón para matar.
  • 2- No codiciarás la pareja de tu prójimo. Esa es una buena razón para obviar el primer mandamiento.
  • 3- No dirás falso testimonio contra tu prójimo, porque la justicia es ciega.
  • 4- No robarás. Si lo haces por necesidad, procura no tener necesidades creadas por ti mismo.
  • 5- Ayudarás a tu prójimo a sobrevivir y a cumplir con el resto de los mandamientos.

II

  • 6- Serás tolerante; porque cuando te vuelves imbécil nunca lo sabes.
  • 7- No te creerás dueño de la Verdad. Si la Verdad existiera no tendría un dueño tan pobre.
  • 8- No te considerarás mejor que el resto. Sólo así podrás considerar que no eres de los peores.
  • 9- Buscarás la verdad tanto en la tierra como en el cielo, porque ese es tu destino y tu condena eterna.
  • 10- Buscarás a Dios, porque no hay Mandamiento que valga algo sin Él.

Como ya habíamos visto antes, el orden de las tablas se encuentra, o suele encontrarse, invertido. En el Decálogo bíblico, la primera tabla se refiere a lo metafísico (II), mientras la segunda repite antiguos principios morales (I). Como si fuese una paradoja tipográfica, veamos que la escritura hebrea se desarrollaba de derecha a izquierda, por lo que la piedra de la segunda tabla había sido ubicada al principio de nuestra lectura Occidental, mientras que la primera estaba al final. Es como si Occidente hubiese entendido el orden de escritura hebrea así como los rusos copiaron el alfabeto romano de un papel mojado.




ArribaAbajoXXXVI. El show debe continuar

334, AMÉRICA. Un año antes de su muerte, el divulgador científico Carl Sagan escribió: «En encuestas de la década de los noventa, dos tercios de todos los adultos de Estados Unidos no tenían ni idea qué eran las "autopistas de la información"; el cuarenta y dos por ciento no sabía dónde estaba Japón; y el treinta y ocho por ciento ignoraba el término holocausto. Pero en una proporción del más del noventa por ciento había oído hablar sobre los casos criminales Menéndez, Bobbit y O. J. Simpson; el noventa y nueve por ciento sabía que el cantante Michael Jackson era sospechoso de haber abusado de un niño. Quizá Estados Unidos sea la nación mejor entretenida del planeta, pero el precio que pagamos es muy alto».

335, CORRECCIÓN. Nuestro nivel de vida moderno es superior al antiguo, pero cada día necesitamos más tiempo y más concentración para sobrevivir como tales. A los 25 o 30 años terminamos nuestra educación formal y a los 40 tal vez logremos alguna estabilidad económica y un rol definido en la sociedad. Para entonces sólo habremos aprendido a competir y, probablemente, lo seguiremos haciendo por el resto de nuestras vidas. -Ahora, ¿cómo se suple la carencia de trascendencia de nuestro orden? Para olvidar que todos nuestros esfuerzos terminan finalmente en la nada, y para olvidar la fatiga colectiva que producen dichos esfuerzos, nació el culto al entretenimiento. No hace mucho, un economista o empresario europeo propuso reducir las horas de trabajo. Lo que parecía un esporádico coletazo de humanismo pronto se reveló como un nuevo servicio al sistema. Este economista o empresario argüía que si las creaturas trabajaban demasiado luego no podían divertirse, ergo no podían consumir (restaría por saber adónde meten la plata aquellos que no tienen tiempo para vivir). Y eso es malo, muy malo. Lo que demuestra que el economista o empresario no estaba tan loco como parecía al principio.

336, TELEVISIÓN. El culto al producto exige de un complemento ad hoc que posibilite olvidar la vacuidad del esfuerzo. Pero a su vez el sistema cobra por la diversión. La lista de instituciones pasatistas es amplísima: shoppings centers, espectáculos deportivos o políticos, videos. Y la insustituible televisión. Por alguna razón, este vehículo democrático se ha convertido en el paradigma de la vulgaridad. La mayor parte de la televisión es la representante de una manifestación suicida, es la cultura de la anti-cultura. Porque si el requerimiento básico de cualquier forma de cultura es la memoria, para la televisión lo es el olvido. Una persona puede ver al año cientos de películas y miles de publicitarios; después de sufrir o disfrutar con un thriller clase B, el espectador se dispone a olvidarlo completamente. Por otra parte, cuanto antes lo haga mejor. En estos casos, ¿qué necesidad hay de retener datos o de envenenarse con intrigas de laboratorio? (Todos deben saber que la forma más común de violencia doméstica es la televisión. La televisión light mata más creaturas que Shakespeare pero, a diferencia de este anticuado, no deja nada.) Intrigas que además suelen ser proselitismo geopolítico. Mejor para la salud de los bulímicos espectadores y mejor para los canales que, gracias al olvido sistemático, pueden repetir las mismas películas de «misterio» sin que el desmemoriado espectador recuerde que el asesino era el mayordomo.

337, INTELIGENCIA. La inteligencia no es graciosa, por eso sólo puede hacernos reír cuando se disfraza de idiota; lo que a veces llamamos humor o ironía. El humor necesita de la inteligencia, pero lo cómico está obligado al absurdo o a la tontería. Los cómicos más famosos representan personajes tontos aunque ninguno de ello lo sea, porque se puede fingir la estupidez pero no la inteligencia. Sócrates o Galileo pudieron hacerse pasar por necios, pero ninguno de aquellos necios que los condenaron pudieron hacerse pasar por ellos. Eso en la teoría, porque como decía Demócrates, «el que amonesta a un hombre que se cree inteligente trabaja en vano».

338, INTERNET. Internet es un instrumento superior a la televisión. Es un verdadero canal de comunicación, ya que ha superado la relación flechada emisor-receptor de los inventos anteriores. Con Internet, muchas cosas se han perdido para los dictadores de turno: la censura y la manipulación de la información. Lo que no quiere decir que la creatura metafísica esté libre de otros peligros, como, por ejemplo, el optimismo y la acrítica. No olvidemos que el racismo, el insulto, la vulgaridad, la desinformación y hasta los errores tipográficos son una epidemia en Internet. Cualquiera que se quiera divertir un poco puede sumar errores y virus culturales a la red, de forma anónima o con el nombre del autor, que es casi lo mismo. Por el momento, suponer alguna equivalencia entre Internet y los libros es una muestra de poca inteligencia. La misma cantidad de inteligencia necesaria para suprimir una biblioteca en beneficio de la Super-red.

339, BELLEZA. Casi todas las creaturas en Gea pueden presumir de inteligencia, mientras que nadie, o casi nadie, presume de ser bonito. De ahí que las creaturas siempre estén bien dispuestas a repetir la frase: «lo que importa es la belleza interior». Y no se refieren a la bondad, precisamente. -Porque lo exterior siempre es más evidente, cualquiera puede imaginarse por dentro mejor de lo que se ve por fuera. Por lo tanto, se declara la inteligencia como virtud universal, mientras la belleza física no pasa de la superficie. Sabemos que ambas, belleza e inteligencia, declinan con el tiempo, pero sólo la primera decadencia se nota. La otra se disimula con la experiencia o no se advierte por su propia carencia.

340, IMAGEN. De la publicidad depende el éxito momentáneo (y a veces permanente) de cualquier empresa humana: desodorantes, detergentes, presidentes, hamburguesas, poemas, religiones, biblias y calefones. El éxito o el fracaso de un jabón depende de la fama de la modelo que lo publicite. Todos saben que los elogios de un personaje famoso a un producto no son sinceros y que lo mismo podía haber dicho de la competencia si la competencia le hubiese pagado un poco más. Pero también todos saben que sin esa mentira la marca no se vendería como se vende. Es decir que la gente reconoce fácilmente lo que es verdadero y lo que es publicidad. Pero elige la publicidad. -Claro que no siempre es así; a veces la gente no reconoce fácilmente una cosa de la otra. En 1996 la revista NOTICIAS de Buenos Aires publicó una encuesta encargada a la consultora Germano & Giacobbe. Entre las cinco personas más «confiables» del país estaba el escritor Ernesto Sábato (lo que parece demostrar, una vez más, que los pueblos celebran a los escritores que no los representan. Me refiero a lo insobornable en de Sábato, al «discreto encanto» de Bioy Casares, a la modestia de Borges...) Además, entre esas cinco personas más confiables del país estaba la hermosa modelo Valeria Mazza. Es decir que si bien la belleza se supone un atributo superficial, todo indica que se la valora tanto como se la descalifica. Un año después de la encuesta, la modelo se encontró en Chile con el General Augusto Pinochet. Parece que este señor le obsequió a Valeria uno de sus mejores elogios a la belleza. Cuando se la consultó acerca de este encuentro casual, Valeria expresó que si bien nunca hablaba de política (un error lo tiene cualquiera) le pareció que Augusto era un señor encantador. Supongo que también confiable.

341, FELICIDAD. La felicidad del consumo no sólo es un negocio; también es una ilusión. Dejemos que sea el recurrido argumento de los frívolos. Ellos, nunca sabré por qué, siempre suponen que son más felices que los trágicos griegos. Tal vez porque les produce terror la profundidad. Desde Esquilo, la tragedia ha replanteado las grandes Interrogantes, ha ejercido la voluntad de encarar el Enigma de la existencia. No para resolverlo (porque es irresoluble) sino para admirarlo. Por el contrario, la comedia procuró siempre la descalificación y el olvido. Lo cual también es saludable porque, como la risa, relaja.

342, DISNEYLANDIA. Hay que reconocer que la magia tecnológica es admirable. Los viajes de realidad virtual a mundos fantásticos son un buen ejemplo de cómo las creaturas pueden soñar estando despiertas, todo gracias a su inteligencia. En los estudios Universal de Hollywood, por ejemplo, una creatura puede lograr casi la misma cantidad de emoción que uno de aquellos místicos que pululaban por los cielos de Asia, hace dos mil años. Aquellos budas o cristianos eran tan pobres que no podían depender de un andamiaje millonario para subir al cielo, como las creaturas de hoy. Un buda, un gurú o un chamán sólo dependía de su sabiduría. El caso de los indios americanos es aún peor: experimentaban más fantasmas que en el cine, y ni siquiera lo hacían por sabiduría sino por ignorancia.

343, AUTODESCONFIANZA. Los libros de autoayuda son los amuletos de nuestro tiempo. En ellos descansa toda la superstición de las creaturas temerosas. Sin la ayuda del miedo y la superstición moderna, estos libros no serían best-sellers y mucho menos serían considerados profundos o necesarios. Podemos contar algunas muestras de esta profundidad (selección hecha por el diario El Observador): «Abrace a su mujer cuatro veces por día» (John Gray); «Elógiate tanto como puedas», «La crítica es un acto inútil», «Mírate con frecuencia al espejo y di: te quiero», «Haz lo que te gusta hacer», «Tus pensamientos pueden ayudarte a conseguir el trabajo perfecto» (Louise L. Hay); «Control significa ser el amo de su propio destino», «Todos podemos hacer algo», «Haga reír a otra persona hoy y mañana, todos los días», «Nadie puede engañarle sin su consentimiento», «Recuerde que no puede fracasar en la tarea de ser usted mismo» (Wayne W. Dyer). -La creatura insegura busca en los libros de autoayuda que le digan lo que ya sabe; pero necesita que una autoridad (sacerdotes del éxito solitario) se lo repita, porque ya no se cree a sí misma. No puede creerse a sí misma porque está habituada a creer y aceptar la orden y el consejo de los medios de difusión. Su libertad es virtual o ilusoria, porque para ser libre es necesario, por lo menos, comenzar por creerse a sí mismo.

344, MŪNI. La Paz es un estado de la conciencia y, en nuestro mundo, depende de otra realidad, que es física y nunca del todo gobernable. O depende de su realidad propia, de la conciencia misma. Esto último fue lo que comprendió Buda y olvidamos los otros.

345, RATING. Sófocles y Esquilo compitieron por el aplauso del pueblo griego. Shakespeare escribía para el teatro, no para la eternidad de la letra impresa. A diferencia de los grandes escritores del siglo XX, al inglés lo preocupaba, especialmente, el juicio y la aceptación del público de esa noche. Como cualquier libretista de Hollywood o de televisión. Porque hubo tiempos en que la profundidad y la inteligencia tuvieron rating.

346, OLVIDADOS. De acuerdo, hay tiempos de oro y hay tiempos de caca. También es probable que uno siempre tienda a considerar su propio tiempo como decadente o decepcionante. Y ello tal vez se deba al hecho de que al pasado lo conocemos por sus genios, que son los más recordados por las bibliotecas. No consideramos, entonces, que en tiempos de Newton y de Homero hubo tantos imbéciles como ahora y que casi todos fueron olvidados como un día seremos olvidados nosotros. Al menos que, a diferencia de las bibliotecas, las memorias electrónicas sigan guardando imbéciles en lugar de genios.




ArribaAbajoXXXVII. La historia continuará

347, TRANSFORMACIÓN. Durante casi toda la historia, las creaturas han sido seres conservadores. Si cada tanto se realizaron grandes cambios ello se debió más a la influencia de profetas, pensadores, militares y otros individuos aislados que a la voluntad del propio pueblo. Los pueblos, por lo general, siempre aspiraron a conservar y repetir un orden heredado. La necesidad de transformar el mundo fue una necesidad novedosa de ese breve período histórico de pocos siglos que se llamo Era Moderna, y su evento paradigmático ocurrió en Francia, en 1789. A partir de ahí, las creaturas comenzaron a matarse unas a otras con el mismo objetivo: cambiarlo todo. Si para imponer los Derechos del Hombre se había decapitado a miles de compatriotas, ¿por qué no hacer lo mismo para imponer los Derechos del Proletariado? -Decían los marxistas que si bien los filósofos se habían ocupado de interpretar el mundo, lo que realmente importaba era transformarlo. Esta máxima, no tan revolucionaria como moderna, guió el pensamiento y la acción de revolucionarios y contra-revolucionarios durante todo el siglo XX. Hasta que finalmente lo lograron en Norteamérica. Allí se concretaron casi todas las utopías de la vieja y soñadora Europa: una sociedad de bienestar, laica, conformista, progresista e imperialista. Por ello ya no hay proyectos de grandes cambios y sí un esfuerzo desmesurado por sepultar la historia, junto con todos sus profetas y pensadores. Como en los milenios anteriores, el pueblo ya no quiere saber nada de cambios ni de incómodas especulaciones. Algo se ha perdido finalmente en este proceso: la abominable profundidad. Y el pueblo canta lo que canta Edie Brickell:


Philosophy is a walk on the slippery rocks.
Choke me in the shallow water before I get too deep.
What I am is what I am.
Don’t let me get too deep.



348, FILÓSOFOS. Toda la educación de la última creatura es monotemática: desde la infancia, se la prepara para la competencia. Todo lo que no apunte al éxito económico y a la superación del otro es superfluo. Si alguien se detiene un momento a cuestionar estos artículos constitucionales corre el riesgo de caerse del sistema. En el padre patrio se llaman homeless; en casi todo el mundo, incompetentes. Y claro, ¿qué padre preferiría un hippy reflexivo a un yuppy exitoso? El pensamiento y las obras del espíritu no pagan si no son best-sellers; y best-seller que incluya pensamiento y espíritu no hay; y, si los hay no lo son por eso precisamente. -Nuestro tiempo imagina que la filosofía ya no es necesaria, tal vez porque no es competitiva. Pero ¡cómo se equivocan! ¿No se dan cuenta, acaso, que la filosofía es aún más necesaria en nuestro tiempo que en la antigua Grecia? Porque en la antigua Grecia podía ser un problema simplemente especulativo y en nuestro tiempo es un problema de vida o muerte. -No es extraño que en esta época los filósofos sean tan mal vistos. Ellos representan una especie paleontológica en extinción, herida gravemente por la caída del muro de Berlín o por algún otro acontecimiento simbólico y virtual. Representan el prototipo del homo delirantis, errado y desconectado de la «realidad». Nada de eso es raro, porque nuestro tiempo desprecia el pensamiento y, en nombre de la vida y la diversión, ejerce la vulgaridad. Lo cual tampoco es del todo malo, porque todos sabemos que la verdad es triste y que lo mejor es ser feliz.

349, PUNTUALIDAD. Takeshi Umehara considera que el «posmodernismo» es más natural en Japón que en Occidente, ya que aquí significa una ruptura con la judeo-cristiana concepción del tiempo lineal y progresivo, mientras que en Japón es un retorno al tiempo circular del shinto. Sin embargo, creo que es necesario forzar mucho la visión «naturalteísta» del shintoísmo para hacerla coincidir con la más actual «eficientolatría» japonesa. Por lo cual, habría que pensar que si el posmodernismo es oriental en el cielo, aún sigue siendo occidental aquí en Gea. -Cuando visité Japón me sorprendió la puntualidad milimétrica de los trenes y el contraste de los barrios tradicionales con los modernos. Cuando la puerta del tren coincide con la flecha del andén, basta con mirar el ticket de pasaje para poner en hora el reloj; mientras, en alguna zona antigua de Tokio o de cualquier otra ciudad, un hombre que trabaja el mimbre le enseña el oficio a su hijo y en el umbral de la puerta los ancianos conversan casi en silencio. Lo tradicional es apacible, silencioso, asiático; lo moderno, una caricatura de Occidente, un ejemplo optimista de occidentalización con sus rockeros y sus punks, tan grotescos como inofensivos. -Tiempos más tarde, el 11 de mayo de 1997, como todos los días, abrí El País y leí: «Japón: Ichiro Oshima se tomó sólo medio día de vacaciones en los dieciocho meses previos a su muerte. El publicista de 24 años llegaba siempre puntualmente a su trabajo, a las siete de la mañana y regresaba frecuentemente a la una o dos de la madrugada del día siguiente. Hasta que decidió suicidarse. Su muerte hubiera sido considerada simplemente otro caso de "karoshi" -una palabra japonesa que designa algo así como la "muerte por exceso de trabajo"- si no fuese porque sus padres decidieron demandar a sus patrones y pedir una indemnización [...] Hay quienes en cambio practican "horas extras compasivas", y se quedan hasta altas horas de la noche, pero no a trabajar, sino para dar "apoyo moral" a sus colegas. Es por eso que muchas veces, cuando un trabajador se retira temprano de su puesto de trabajo se despide de sus compañeros diciendo "o saki ni", que significa algo así como "perdón por irme antes que tú"». -Caminado por uno de aquellos templos antiguos de Kyoto, sentí algo que no debía ser novedoso y que se me ocurría como la idea de un lejano oriental: la inteligencia está en las grandes empresas, pero la sabiduría sólo en el silencio de las pequeñas cosas.

350, DOMINIO. En los últimos doscientos años, el poder de la creatura para dominar la naturaleza se ha incrementado de forma geométrica, mientras que su poder de dominar la Verdad, es decir, el poder de dominarse a sí misma prácticamente se ha estancado. Si no ha retrocedido.

351, COMUNICACIÓN. Desde hace millones de años la evolución se plantea como una competencia de individuos al mismo tiempo que una asociación de comunidades. La biosfera toda es el producto de una asociación que ha resultado en una unidad viviente, tal como la ha descrito el británico James Lovelock. Pero también las creaturas metafísicas han recorrido un camino semejante. La moral, o las morales (la conciencia de la especie) ha evolucionado hacia una integración, incluso pasando, en muchos casos, por encima de las famosas diferencias culturales. No podemos decir que exista una ética mundial o que algo semejante esté próximo, pero la tendencia y la necesidad de alcanzarla es más fuerte en nuestro tiempo que en la antigüedad, cuando los pueblos, las culturas y las religiones podían vivir sin convivir, ignorándose completamente unos a otros. Eso ya no es posible; será posible la incomprensión, pero no ya la ignorancia total. El otro existe y lo sabemos. -En nuestra era Post ha surgido un nuevo fenómeno que expresa esa nueva voluntad asociativa de la especie: me refiero a las super-redes de comunicación. Sobre ellas concibo dos imágenes, una entusiasta y otra decepcionada: veo a Gea como un cuerpo (biosfera) y como una mente o espíritu (exosfera); las creaturas serían las neuronas y las redes electrónicas las dentritas. De acuerdo, una geopsicología autista o llena de traumas, taras y complejos. Pero no digamos que nos faltan medios para entendernos.

352, EDADES. Cada creatura repite la historia de la especie. En la infancia todo es permanente, porque cualquier breve momento puede ser casi toda la vida y cualquier futuro una utopía. La madurez, en cambio, advierte que el mundo ya no es inalterable sino frágil y pasajero. Las cosas y las creaturas van pasando y este tránsito, como una gota china, comienza a ser percibido cada vez con mayor sensibilidad. Nuevas familias se forman mientras la primera se aleja o se pierde para siempre. Sobre los treinta años (como a Zaratustra, Buda, Cristo, Agustín, Francisco de Asís, Kierkegaard) la creatura es sacudida por las interrogantes existenciales. La infancia de la especie fue la edad mitológica, la edad sin fechas y sin orden, la edad de las leyendas y los ciclos eternos de la prehistoria. La madurez es aquel momento en que la inconciencia del mito o la eternidad es abolida por las interrogantes: por las religiones y por la filosofía. Es el siglo V a. C. que llamó la atención de Jaspers. -Cada creatura repite la historia de la especie; lo que significa, también, que la interrogación es aún nuestro estado de madurez, y que algún día será adolescencia primero y tierna infancia después. ¿Será el olvido y el nihilismo nuestra próxima madurez?

353, HISTORIA. En 1958 Italo Calvino escribió: «L’epica moderna non conosce più dèi: l’uomo è solo, e ha di fronte la natura e la storia. E se a questo punto viene facile di dire che natura e storia sono gli dèi del mondo moderno, rinnovate incarnazioni delle antiche divinità, possiamo subito ribattere che questa divinizzazione s’incontra più facilmente nelle pagine dei filosofi che in quelle degli scrittori». Ahora podríamos decir que la abolición de la historia se encuentra más fácilmente en las páginas del teórico que en las páginas de los escritores (en las páginas de los diarios todavía no se encuentra). Aparentemente, los posmodernos ya no divinizamos ni la naturaleza ni la historia, ni la razón que venía incluida en ambas. Tampoco a Dios alguno, si atendemos al zeitgeist y no a los individuos. Es cierto que los espacios arquitectónicos y los espacios virtuales acabaron de abolir el tiempo natural, los espacios naturales y los espacios históricos. El locus va dejando paso a lugares sin identidad; se está en cualquier lado y a cualquier hora al mismo tiempo. No hay naturaleza ni hay historia en el sentido antiguo (dos nombres que son metáforas, como la palabra «navegar» en Internet y, tal vez, como todas las palabras que heredamos de nuestros antepasados). Pero hablar de «Fin de la Historia» es como hablar del «Fin de la naturaleza». Ambos son posibles y exagerados. Podemos imaginar el Fin de la historia como el abandono del pasado y del futuro, es decir, podemos verlo en esos espacios virtuales o idénticos (Internet, McDonald’s, etc.). Pero ¿por qué considerar todo eso como un estadio permanente? ¿Por qué pensar que si la historia ha terminado ya no puede continuar? El «Fin de la Historia» ¿no es otro capítulo de la Historia? Lo que ha terminado no es la Historia, como proceso de eventos humanos; lo que terminó fue la costumbre de tomar a la Historia como la depositaria enigmática de todos los destinos posibles y previsibles de la especie humana. En todo caso, lo que terminó fue la aspiración de proyectar el futuro y ahora, agotada o satisfecha, la creatura se deja llevar por ese ente enigmático y todopoderoso llamado El-viento-de-la-historia, sin más resistencia y sin más sueños románticos. -Si la diversidad cultural conduce al escepticismo, la naturaleza errática y contingente de la historia conduce a su negación. La historia ya no es una unidad coherente, lógica y previsible como lo quisieron o concibieron los modernos. Ya no importa el pasado de los profetas ni el futuro de los utópicos. Ahora es el presente el que toma lugar en la preocupación humana. La historia ya no explica el futuro sino el presente, y lo hace con timidez, desde infinitos puntos de vista. Pero haber «desconstruido» el pasado no significa, como se pretende, haber arribado a un presente mitológico. -Podemos vivir algún tiempo en el Fin de la Historia, pero aún no podemos acabar completamente con ella. Por dos razones: es posible que aún quede algo por construir y, sobre todo, es seguro que aún queda mucho por destruir. Y basta con crear o destruir para hacer historia.

354, RESULTADOS. Una curiosa costumbre de las creaturas consiste en juzgar toda la historia por los últimos resultados. Como si el objetivo de todos los tiempos fuese siempre nuestro propio tiempo. De esa forma, habría que suponer que Pericles y Alejandro Magno fracasaron porque hoy, finalmente, Grecia es un país periférico. También habría quedado demostrado el fracaso de los faraones con sus pirámides, la inutilidad de todos los caminos que conducían a Roma o a Santiago de Compostela, la incapacidad de la Iglesia Católica en la Edad Media como organizadora de la sociedad, la inconveniencia de las Leyes de Indias, el fracaso final de la carrera europea por conquistar colonias en África y América, la vanidad de todos los tratados de paz firmados con Alemania antes de 1939 y la ilusión de la derrota nazi en 1945. Así también Marx fue, sucesivamente, un utópico en 1848, un profeta iluminado en 1929, y (última versión) un pésimo economista y peor filósofo en 1989. Hasta he escuchado por ahí que el marxismo ha fracasado. Pero, ¿cómo se puede decir que una idea que estuvo de moda durante cien años fue una idea fracasada? ¿Cuándo vamos a entender que en la historia todo éxito y todo fracaso es siempre relativo y parcial? Si existieran los éxitos absolutos no habría ninguna razón para haber dejado de ser pro-alejandrista.

355, APERTURAS. Si para algo sirve la historia es para recordarnos que hay otras formas de ver el mundo. Y si para algo sirve la cultura es para devolvernos algo de esas otras formas. Hasta la más anacrónica perspectiva de la realidad un día puede resultar tan original y refrescante como para sacarnos de los estrechos límites de nuestro tiempo. Un ejemplo es el pensamiento «posmoderno» de Nietzsche, quien regresó más de dos mil años para adelantarse un siglo a su propio tiempo. Porque cada tiempo está hecho con la herencia y el olvido de un pasado. Y sobre todo con el orgullo de ese olvido.

356, FUTURO. El futuro no existe.

357, AMANECER. En el siglo XVIII Gotthold E. Lessing pensó que suponer a la creatura capaz de alcanzar la verdad absoluta era absurdo, porque significaba la posibilidad (sólo atribuida a Dios) de salirse de la historia. Sin duda, esta observación goza de propiedad recíproca: es decir, pretender un «Fin de la historia», como ahora, es una pretensión absurda, porque ello significaría que la última creatura ha alcanzado la verdad absoluta. Al menos que se considere verdad absoluta a... esto. -Por mi parte, creo que la creatura metafísica aún no está preparada para pensar. Y si bien persiste en el intento, ello se debe a que su espíritu es más grande que su inteligencia. Todo conocimiento, incluso el científico, es una muestra de ese «balbuceo preliminar». (The tools we use to understand the world -admitió el físico Duff- may be at fault. Perhaps the existing approaches are too primitive to describe multiple times. Por su parte, James Lovelock admitía que todos sabemos intuitivamente, o creemos saber, lo que es la vida, pero resulta imposible definirla en términos científicos. Y lo mismo podríamos decir de la libertad y sobre el sentido de la existencia. Esto se debe, piensa Lovelock, a que casi todo nuestro tiempo evolutivo lo invertimos en sobrevivir y no en pensar en términos abstractos o científicos.) Toda la cultura que la creatura ha producido en los últimos diez mil años lo demuestra: detrás hay un espíritu poderoso y muy particular, inquieto, productivo e irracional; y una inteligencia más bien confundida. -Lo que hoy llamamos «iluminismo» (Enlightenment, Aufklärung) es un período histórico de Occidente que se llamó a sí mismo «iluminismo». Por lo general todos los períodos históricos se consideran el despertar de algo, el principio o el final. Pero ello se debe siempre más a la ignorancia de las creaturas sobre otros tiempos que a su propia sabiduría o «iluminación». Y cuando digo «ignorancia» no me refiero simplemente al desconocimiento ilustrativo o conceptual: se ignora cuando se deja de sentir algo. En ese sentido podemos decir que ignoramos gran parte de la Edad Media, ignoramos casi todo el ser de la Grecia clásica, ignoramos todo lo que es amor sensual cuando lo hemos estudiado exhaustivamente pero nunca nos hemos enamorado. -¿Por qué llamar «iluminación» a la incredulidad? ¿Por qué la conciencia de la masa se considera en el mediodía de la historia? De igual forma que aquellas creaturas que acuñaron el término Aufklärung, llegarán nuevas generaciones que se sientan por encima nuestro, que se sientan despertar, «iluminados». Y no por que obtengan más de lo mismo (tecnología, nihilismo, intrascendencia); deberá ser todo lo contrario, porque despierta aquel que cambia de dirección. Entonces nos considerarán tanto o más oscuros que nuestra Edad Media. Lo deseable será no sólo que se crean despertar sino que despierten de hecho (aunque esto último ya es más difícil de valorar). Ese «despertar» será, tal vez, el fin del nihilismo del siglo XX, ya advertido por Nietzsche antes de que se propagara por la «masa». -Todavía están por llegar inimaginables generaciones. Mi utopía es un proyecto de creatura capaz de integrar los opuestos fundamentales: el espíritu religioso y el espíritu estético. Un espíritu religioso (trascendental) que no sea renunciante ni temeroso, que posea el impulso desafiante del espíritu estético; que recupere o conserve su afán de conocimiento en el sentido más profundo, recurriendo a la experimentación existencial y no al ascetismo. -Alguien (no recuerdo quién) comparó la era de la industria y la energía atómica con aquella que siguió al descubrimiento del fuego. La comparación es pertinente, desde muchos puntos de vista, aún en la era informática. Lo que de repente nos devuelve alguna esperanza. Porque después de este neo-paleolítico (pensemos) volverá una nueva Era prometeica; como la griega, como la oriental. Una nueva Era prometeica o la destrucción del fuego sin control. Porque ahora aparecen en el horizonte dos alternativas extremas, no una simple continuidad. (En los extremos están los que sólo ven un presente brillante y los que presienten catástrofes. En el medio no están los realistas; en el medio siempre están los verosímiles.) Para lo primero necesitamos Prometeos; para la segundo...






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El mundo gasta 130 veces más en Fuerzas Armadas (780 mil millones de dólares) que en educación (6 mil millones), según el informe de la Organización de Naciones Unidas sobre desarrollo humano.

Por otra parte, el documento determina que el 20 por ciento más rico de toda la población mundial acapara el 86 por ciento del consumo mundial, lo cual indica un recrudecimiento de las diferencias sociales.

El documento concluye que «una grosera desigualdad de oportunidades de consumo ha excluido a más de mil millones de personas que no logran satisfacer sus necesidades básicas».

Estados Unidos es, al mismo tiempo, el país que tiene mayor riqueza material y mayor privación material en términos porcentuales, ya que tiene el mayor ingreso per cápita (por habitante) y el 16,5 por ciento de su población vive en la pobreza. Situaciones similares se dan en Reino Unido e Irlanda.

Por otra parte, el desempleo ha llegado a niveles «sorprendentes». Entre hombres y mujeres jóvenes el desempleo se ubica en el 22 y 32 por ciento respectivamente en Francia, el 30 y 39 por ciento en Italia y el 36 y 49 por ciento en España.

Agrega que «la distribución desigual del ingreso se traduce en exclusión social cuando el sistema de valores de una sociedad asigna importancia exagerada a lo que una persona posee más bien que a lo que una persona es o pueda hacer». A manera de ejemplo acerca de la explosión consumista de fines de siglo, el consumismo mundial de bienes y servicios en 1998 superará los 24 billones de dólares, lo que sextuplica la cantidad gastada en 1975.

«La publicidad puede suministrar información incompleta... y puede ser particularmente engañosa para quienes tienen pocas fuentes alternativas de información, los niños, los que tienen escasa escolaridad y los que leen poco», dice el informe.»

El gasto de publicidad mundial aumentó el 700 por ciento desde 1950 y supera en un tercio el ritmo de crecimiento económico en la actualidad. «Un niño nacido en Nueva York, París o Londres hoy en día consumirá, gastará y contaminará más en una vida que 50 niños de un país en desarrollo, y por una crueldad del destino los que consumen menos deberán cargar con el grueso del daño ambiental, asegura el informe de la ONU

Las enfermedades de tipo respiratorio son moneda corriente en Asia y América Latina. El informe determina que en nuestro continente y el Caribe, unos 15 millones de niños menores de dos años corren un elevado riesgo de daño cerebral como consecuencias de las emisiones de plomo.

El informe cita que «la superficie terrestre de Bangladesh podría reducirse en 17 por ciento por el aumento del nivel de las aguas, aunque este país sólo produce el 0,3 por ciento de las emisiones mundiales de dióxido de carbono».

Diario El País de Montevideo

9 de setiembre de 1998.



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